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La acción pauliana en el código civil

El código civil del Perú de 1984 señala que se puede pedir la ineficacia de los actos cometidos por el
deudor, por los cuales renuncia a derechos o disminuya su patrimonio conocido y perjudique el cobro del
crédito de sus acreedores.

El artículo 195, en su primer párrafo se refiere a los actos jurídicos a título gratuito; y en la segunda parte,
a los actos jurídicos a título oneroso.

De manera que dicho dispositivo contiene la posibilidad de plantear la acción pauliana en las
circunstancias indicadas, lo que significa la revocatoria de acto fraudulento, con la finalidad que el
patrimonio del deudor, transferido a un tercero, retorne al dominio del transferente deudor para que
responda frente al crédito del acreedor accionante.

Los titulares de la acción pauliana


Los titulares de la acción pauliana son únicamente los acreedores legítimamente constituidos y que, por
ello, tienen un interés directo sobre el patrimonio de su deudor, aun cuando su crédito esté sujeto a
condición o a plazo. Así lo establece el artículo 195: "El acreedor. aunque el crédito esté sujeto a condición
o aplazo, puede pedir que se declaren ineficaces respecto de él.......". La norma fue tomada del Proyecto
de la Comisión Reformadora.1

Asimismo, quedan excluidos aquellos acreedores que gozan de garantías específicas (prendarias o
hipotecarias).

Como puede apreciarse, los acreedores que tengan un crédito no solventado están legitimados para
ejercitar la acción pauliana. Puede tratarse de un acreedor cuyo crédito esté sometido a condición
suspensiva o a condición resolutoria, no sólo porque lo franquea el artículo 195, sino también porque la
acción pauliana puede devenir en uno de los actos conservatorios a que se refiere el artículo 173, aunque,
en tal caso, por la contingencia inherente al crédito subconditionem pueda quedar expuesto a la
obligación de indemnizar daños y perjuicios. El reconocimiento de este derecho al acreedor condicional
no tiene antecedente en el Código Civil de 1936, que nada dijo al respecto. Sin embargo, Olaechea señaló
que el derecho de practicar la acción pauliana correspondía a todos los acreedores, fueran comunes o
privilegiados, inclusive a los acreedores a plazo, mas no a los condicionales. Esta posición también fue
adoptada por León Barandiarán, que calificó de inidóneo el crédito condicional para la promoción de la
acción pauliana.2

La propuesta de otorgarse la acción pauliana a los acreedores condicionales, finalmente plasmada en el


artículo 195, fue explicada por Manuel dela Puente y Susana Zusman en el sentido de que al permitirse el
ejercicio de la acción pauliana al acreedor condicional, se entiende, desde luego, que se está haciendo
referencia a la condición suspensiva, pues en el caso de la condición resolutoria la situación del acreedor
es la misma que la de un acreedor puro y simple ya que el crédito puede ser exigido mientras no se cumpla
esta condición.3

1
Código Civil. Compilación de Delia Revoredo. T.I, pp. 186 y 187.
2
Acto Jurídico, p. 208.
3
Proyectos y Anteproyectos de la Reforma del Código Civil. T.II, p. 111.
Puede tratarse también de un acreedor cuyo crédito esté sometido a un plazo, ya que no sólo lo franquea
el artículo 195, sino porque la acción pauliana es una acción conducente a la cautela de su derecho,
conforme al artículo 178 y sin quedar expuesto a la indemnización de daños y perjuicios porque el plazo
es un hecho de necesaria realización y porque el acreedor puede plantear la caducidad del plazo en los
casos previstos en el artículo 181. La naturaleza del plazo es lo que hace incuestionable el reconocimiento
de este derecho, pues el crédito no está sujeto a ninguna eventualidad, sino tan sólo tiene diferida su
exigibilidad, y por eso su titular puede ejercitar la acción pauliana.

Al franquear el Código Civil, la acción pauliana a los acreedores cuyos créditos están sometidos a condición
o a plazo, ha adoptado el criterio evolucionado de que el crédito no tiene que ser necesariamente exigible.
En la doctrina tradicional para que un acreedor pudiera incoar la acción pauliana su crédito debía ser
exigible, pues como lo explica Josserand, para interponer la acción pauliana era preciso que el
demandante tuviera un crédito líquido y exigible, pues un acreedor a término o condicional no podía ser
admitido a criticar los actos realizados por su deudor, no obstante que, sin duda, los actos conservatorios
le eran permitidos pero sin que el ejercicio de la acción pauliana pudiera ser incluida en esa categoría de
actos. 4

Aun cuando el artículo 195 no lo explicita, pero partiendo del criterio de interpretación según el cual no
se debe distinguir donde la ley no distingue, creemos que los titulares de la acción pueden ser no sólo los
acreedores quirografarios o comunes sino también los privilegiados, cuando la garantía constituida por el
deudor no es suficiente para cubrir el monto del crédito, o, cuando ejecutada la garantía, el resultado de
la ejecución no solventa la totalidad de la deuda.

La acción pauliana, por lo que queda expuesto, pertenece individualmente a cada uno de los acreedores
del fraudator. Como expresa Josserand, la acción ha ido perdiendo el carácter de colectiva que le dió el
Derecho Romano tornándose, en el Derecho Moderno, de carácter individual. 5

En la doctrina italiana contemporánea, que es la inspiradora del artículo 195, la acción pauliana se ha
individualizado aún más. Según advierte Messineo, la acción pauliana es acción individual, que se resuelve
en beneficio solamente del acreedor que insta, no de los otros acreedores ni del deudor. 6De ahí, que el
primer párrafo del artículo 195 - tomado del artículo 2901 del Código Civil Italiano -precise que el acreedor
que promueve la acción es para la ineficacia de los actos fraudatorios "respecto de él", o sea, respecto del
acreedor que promovió la acción. No obstante, nada impide que otros acreedores puedan incoar la acción
y que hasta pueda producirse una acumulación si se dan los requisitos exigidos por el Código Procesal Civil
(artículo 83 y siguientes).

4
Derecho Civil. Tomo II. Vol.1, p. 556.
5
Ibidem, p. 558.
6
Manual de Derecho Civil y Comercial. T.IV, p. 155.
La naturaleza de la acción
En el tratamiento que le dispensa nuestro Código Civil, la acción pauliana es una acción creditoria. Es
también una acción de ineficacia, esto es, para que se declare sin efecto el acto jurídico que el acreedor
que la incoa califica de fraudulento, con un carácter individual.

Los actos jurídicos contra los cuales procede la acción pauliana


Los actos jurídicos, que son tales pues tienen plena validez y surten sus efectos, contra los cuales procede
la acción pauliana están genéricamente considerados por el Código Civil, que se refiere a ellos como actos
de renuncia de derechos, como actos de disposición y como actos constitutivos de garantías, como puede
apreciarse en el artículo 195 para los dos primeros, y en el artículo 196 para el último, aunque en el fondo
todos se resumen en el acto de disposición, pues los abdicativos suponen la disposición de un derecho
expectaticio o adquirido y a los de gravamen se les asimila a los de disposición, pues como considera
Messineo, el concepto de acto de disposición debe entenderse en su mayor amplitud, en el sentido de
sustracción, aun virtual, de elementos al patrimonio del deudor.

A los actos de renuncia de derechos se refiere el artículo 195 que, como ya hemos advertido, fue tomado
del Proyecto de la Comisión Reformadora: "El acreedor, aunque el crédito esté sujeto a condición o a
plazo, puede pedir que se declaren ineficaces respecto de él los actos gratuitos del deudor por los que
renuncie a derechos .......". Estos actos abdicativos, como hemos indicado, están genéricamente
considerados pues quedan comprendidos dentro de ellos diversos actos, tales como los de renuncia a
herencias y legados (artículo 674) y pese a la impugnación que se puede plantear contra tales actos
(artículo 676), los de condonación de una obligación (artículo 1295) y los de renuncia a la prescripción ya
ganada (artículo 1991).

Si bien como hemos indicado el tratamiento legislativo del fraude se inspira en el Código Civil Italiano,
concordante con la doctrina tradicional, el artículo 195 franquea la acción pauliana a todos los actos de
disposición, sean gratuitos u onerosos.

Los actos gratuitos son susceptibles del remedio pauliano porque producen un empobrecimiento, como
es el caso de la donación (artículo 1621), también la condonación de obligaciones y la constitución de
renta vitalicia, entre otros. El artículo 195 se refiere a ellos como los actos gratuitos con los que el deudor
"disminuya su patrimonio y perjudiquen el cobro del crédito", bastándole al acreedor que insta la
demostración de la gratuidad, pues conforme al aforismo romano non debet lucrari ex alieno damno, no
debe lucrarse en daño ajeno, el órgano jurisdiccional tiene que sacrificar el lucro del adquirente para evitar
el daño al acreedor.

Los actos onerosos también pueden dar lugar al ejercicio de la acción pauliana cuando comportan un daño
al acreedor y el adquirente tiene conocimiento de ese daño o adquiere en connivencia con el fraudator
para perjudicar al acreedor. El artículo 195 así lo establece, pero preceptúa además que deben concurrir
los requisitos que precisa en sus incisos 1 y 2, de los que nos ocuparemos más adelante.

Los actos constitutivos de garantías pueden ser también susceptibles del remedio pauliano, como resulta
del artículo 196: "Para los efectos del artículo 195, se considera que las garantías, aun por deudas ajenas,
son actos a título oneroso ..........". La norma fue tomada del Proyecto de la Comisión Reformadora que la
Comisión Revisora convirtió en el artículo 196.
Como puede apreciarse del tenor del artículo 196, se trata de actos de gravamen por obligaciones propias,
cuando se deja a los demás acreedores al descubierto, y por obligaciones ajenas, teniéndose obligaciones
propias y dejándose a los acreedores al descubierto. A estos actos de gravamen el artículo196 los
considera actos a título oneroso para hacerles de aplicación los requisitos precisados en el artículo 195.

Por último, aun cuando su noción no asoma de los arts. 195 y 196, consideramos que el pago, esto es, los
actos de cumplimiento de obligaciones pueden también configurar un fraude o ser calificados de
fraudulentos y promoverse contra ellos una acción pauliana. Así resulta, por interpretación contrariu
sensu, del artículo 198, salvo que el vencimiento de la obligación conste en documento de fecha cierta.
De ahí, entonces, que no todo cumplimiento de obligaciones puede dar lugar a la acción pauliana.

Los actos de cumplimiento de obligaciones vencidas


Los actos de cumplimiento de obligaciones vencidas pueden determinar no sólo la entrega de una suma
de dinero sino también de bienes, como es el caso de una dación en pago (artículo 1265). De ahí, que la
procedencia de la acción pauliana contra los actos de cumplimiento de obligaciones vencidas esté prevista
en el artículo 198, que establece: "No procede la declaración de ineficacia cuando se trata de una deuda
vencida, si ésta consta en documento de fecha cierta". La norma fue tomada del Proyecto de la Comisión
Reformadora, a la que le agregó la Comisión Revisora la referencia a la "fecha cierta", siendo su fuente el
artículo 2901 del Código Civil Italiano, que tampoco tiene la referencia a la "fecha cierta".7

En relación con la norma del Código italiano, Messineo explica que la acción pauliana no procede siempre
que el cumplimiento se lleve a cabo de modo normal, porque se supone que la respectiva obligación ha
sido asumida en tiempo no comprendido en el período de sospecha y, sobre todo, porque el vencimiento
es un hecho en el cual el deudor no pone nada propio para perjudicar a los otros acreedores y porque el
acreedor es pagado suum recepit.8

La "fecha cierta" viene a ser un elemento objetivo que sirve para la prueba de la verdadera data de un
documento. No se trata, claro está, de la fecha puesta por el interesado, sino de una fecha que resulta
establecida por personas ajenas a la relación jurídica que vincula al deudor con el acreedor que pretende
incoar la acción pauliana, como puede ser, ad exemplum, la del protesto notarial. Se trata de un elemento
de certeza en cuanto a la verosimilitud del vencimiento de una obligación en relación con el vencimiento
de otras.

El Código Procesal Civil ha plasmado una noción de "fecha cierta" refiriéndola a los documentos privados,
pues es obvio que los documentos públicos tienen fecha cierta determinada por la intervención del
notario o funcionario público que los otorgan. Precisa su artículo 245: "Un documento privado adquiere
fecha cierta y produce eficacia jurídica como tal en el proceso desde:

1. La muerte del otorgante.


2. La presentación del documento ante funcionario público.
3. La presentación del documento ante notario público, para que certifique la fecha o legalice las
firmas. 4. La difusión a través de un medio público de fecha determinada o determinable

7
Código Civil. Compilación de Delia Revoredo. T.I, pp. 190 y 191.
8
Manual de Derecho Civil y Comercial. T.IV, p. 151.
4. Otros casos análogos. Excepcionalmente, el Juez puede considerar como fecha cierta la que haya
sido determinada por medios técnicos que le produzcan convicción".
Bibliografía
 REVOREDO DE DEBAKEY, Delia (1985). Código civil: Exposición de motivos y comentarios,
Volumen V. Diagramación E I.B.M, Perú.
 BARANDIARÁN, José León (1997). Acto Jurídico. Gaceta jurídica, Lima, Perú.
 Comisión Encargada del Estudio y Revisión del Código Civil (1980). Proyectos y anteproyectos de
la reforma del Código civil. Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, Lima, Perú.
 JOSSERAND, Louis (1950). Derecho Civil Tomo II. Editorial Bosch y Cía. Buenos Aires, Argentina.
 MESSINEO, Francesco (1954). "MANUAL DE DERECHO CIVIL Y COMERCIAL" Tomo V. Ediciones
jurídicas Europa-América. Buenos aires, Argentina.

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