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Casi por definición, las actividades del sector informal se relacionan con el cumplimento, o la falta
de cumplimiento, de las normas y regulaciones sobre el uso de la tierra, los contratos laborales, el
control de la contaminación, los impuestos de las empresas, las contribuciones a la seguridad
social y muchos otros aspectos. Puede sostenerse que la extensión del empleo informal es la
consecuencia de la excesiva reglamentación que hace que a los pequeños empresarios les resulte
muy costoso llevar a cabo actividades económicas formales, es decir engorroso tramite
burocrático que sufrimos los peruanos para iniciar legalmente un negocio. También puede decirse
que la falta de medios para hacer cumplir las regulaciones existentes promueve actividades
económicas informales como la venta callejera, la recolección y eliminación de basura y la
construcción de barrios en zonas en las que las regulaciones sobre el uso de la tierra no permiten
tales actividades.
Las barreras de acceso a la legalidad son un fenómeno relevante; pero también son factores
determinantes las características estructurales relacionadas con la disponibilidad de fuerza de
trabajo, la organización de la producción y del trabajo, y la composición de los mercados, aunque e
definitiva atienda a saciarse, además, con un cierto grado de operación al margen de la regulación.
A pesar de las diferentes definiciones, la comunidad académica ha podido identificar cuales son las
causas y consecuencias de las actividades informales. Las normas regulaciones, por una parte y los
resultados macroecómicos, por la otra, ha sido mencionas como las principales causas del tamaño
del sector informal. La falta de protección social y la baja productividad son las consecuencias que
deben enfrentar los trabajadores que se dedican actividades informales.
Las dos causas mencionadas en los párrafos anteriores implican dos principales
informal.
los sistemas de pensiones impiden que los trabajadores informales se jubilen y los obligan
hace que sus actividades sean reducidas y puedan crecer. Estos dos últimos
supervivencia.
Los trabajadores informales pueden acumular poco capital. con lo que se estanca
Perú son:
• Pobreza y desigualdad.
están asociados con ingresos promedio más elevados. También existe una
EL EMPLEO EN EL PERU
Sin lugar a dudas, la principal fuente de ingresos de la gran mayoría de ciudadanos en el Perú
es el empleo. El mercado laboral tiene una demanda de empleo (empresas) y una oferta de
empleo (familias). Las empresas demandan trabajadores que son ofrecidos por las familias. A
riesgo de ser simplificador, los dos problemas más acuciantes de nuestra realidad laboral son
el subempleo y la informalidad, ambos consecuencia de la baja productividad
Para dimensionar la magnitud del problema, veamos algunos números. La base de datos es el
Instituto Nacional de Estadística e informática (INEI).
En primer lugar, la población económicamente activa (PEA) está conformada por un poco
más de 17 millones de personas, cuyas edades fluctúan entre 14 y 65 años. De ellos, 16
millones y medio se encuentran ocupados y 741,000 se encuentran desocupados. Esto
significa que la tasa desempleo asciende a 4.3% a nivel nacional. Son personas, que siendo
parte de la PEA, quieren trabajar pero no encuentran empleo. Es claro que si comparamos esa
tasa con la de la mayoría de países cualquiera se llevaría la impresión que en el Perú no existe
un problema de empleo. Sin embargo, la realidad no es así.
En segundo lugar, del total de ocupados (los que tienen un empleo) sólo el 52.8%, esto es, un
poco más de 9 millones de personas tienen un empleo adecuado, mientras que 7 millones 400
mil personas se encuentran subempleadas. Y aquí está el problema. Si sumamos los
subempleados más los desempleados llegamos a casi 8 millones de ciudadanos de los 17 que
son parte de la PEA.
En tercer lugar, ¿qué es un subempleado? El subempleo invisible se define como aquellas
personas que trabajan menos de 35 horas a la semana y desean trabajar más, pero no
encuentran dónde. El subempleo visible es aquel en el que se trabaja 35 o más horas por
semana, pero los ingresos asociados a esos empleos son menores que un ingreso mínimo
referencial. Como consecuencia, los subempleados trabajan, pero los ingresos que obtienen no
le alcanzan para superar un nivel mínimo para satisfacer son tranquilidad sus necesidades
básicas.
En cuarto lugar, ¿y los informales? A nivel nacional, solo el 33.6% de los empleos en el Perú
urbano son formales, mientras que cerca del 70% (si agregamos los sectores rurales) son
informales, por lo general asociados a bajos ingresos.
el 70% de quienes tienen un empleo (sea adecuado o no) trabaja en empresas con menos de
diez trabajadores, muchas de ellas informales. Esto significa que la mayoría del empleo se
encuentra en empresas pequeñas. En sexto lugar, a mayor nivel de educación alcanzado,
mayor probabilidad de encontrar un empleo, una conclusión que no sorprende a nadie. Entre
aquellos que tienen educación superior, el 60% cuenta con un empleo formal, mientras que en
el caso de aquellos con educación primaria como máximo, el porcentaje sólo asciende a 10%.
La información presentada muestra la realidad del empleo en el Perú. Más que un problema
de tener o no tener empleo, se trata de los bajos ingresos asociados al trabajo que se tiene.
Desde luego que las causas son múltiples y escapan al objetivo de esta entrega, pero queda
claro que la tarea es enorme.
La revolución de la productividad es la única alternativa que tiene el país. Ser más productivo
significa hacer más con lo mismo. Producir más con las mismas cantidades de recursos; y ello
pasa por alinear lo que aprendemos en las universidades con lo que necesita el mercado
laboral.