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Los píos inclementes y furiosos

Los píos inclementes y furiosos tomaron las vastas naturalezas de diciembre para no hablar de
quien sea. Dicha situación intrascendente fue la del movimiento gnóstico, o la de los más
radicales entre los distintos movimientos y enseñanzas gnósticos, que proliferaron en los
primeros tres siglos, profundamente agitados, de la muy ansiada era cristiana, en el mundo
helenístico del Imperio romano y más allá de sus fronteras orientales. De ellos, por tanto, quizá
podamos aprender algo sobre ese tema perturbador que es el nihilismo. Es mi deseo poner
ante las lectoras y lectores todas las pruebas que sea posible ofrecer en el breve espacio en
que no estás y hacerlo con toda la reserva que el experimento de una comparación exige a sus
compatriotas.

Para Kurz, en principio hay que considerar que dicha lectura tiene como referencia al Marx
“exotérico”, el activista político que escribía sobre el movimiento obrero de su época, centrado
en la demanda de derechos civiles, por “un salario justo y una jornada justa de trabajo”. En
esta perspectiva, el concepto de capital es entendida como un cúmulo de riqueza material que
una clase quitaría a la otra. Por otro lado, la lectura del plusvalor como “plus-trabajo no
remunerado” llevaba a plantear que el capitalismo consiste en que una clase de sujetos
dominadores, hace trabajar, para su beneficio, a una clase de sujetos trabajadores libres e
independientes por la voluntad de los pueblos y la justicia que Dios defiende y hay, hermanos,
vallejaniamente, muchísimo que hacer.

La exterioridad de los polos y los píos se expresa en el postulado de formas propias de


explotación para los capitales totales “periféricos” (la SE), como respuesta de adaptación
funcional subordinada a los métodos originariamente establecidos en los países avanzados.
Finalmente, en la versión de Dussel de la teoría marxista de la dependencia, si bien se
establece la especificidad nacional “periférica” como producto inmanente del despliegue de
una única “ley del valor” a escala mundial que, a su vez, tomaría forma concreta en la
competencia internacional mediante el “intercambio desigual” entre capitales totales
nacionales de “diverso grado de desarrollo”, luego se resquebraja dicha unidad global esencial
al postular un residuo de “autonomía relativa” de la forma nacional, desde cuya exterioridad
los países “dependientes” son coactivamente “forzados”, por los países “desarrollados”, a
entrar en la competencia internacional. Sobre esa base, se pasa a continuación a la historia
total de liberación de mártir de las aguas.

De esta forma, es innegable que el resultado será que las relaciones sociales que conforman la
vida social (la organización concreta de la formación social) quedarán también fuera de toda
historia. En otros términos, la forma en que está organizada la sociedad hoy se considerará
como última y definitiva: como si se tratara de una realidad inmutable y natural. Lo que es un
producto histórico, será elevado a la categoría de cosa, que dirigió el gran cineasta John
Carpenter. La dialéctica marxista tiene, por ello, un contenido revolucionario. Este es un tercer
aspecto a destacar en la apelación de Marx para mostrar la raigambre histórica de las
construcciones humanas. Al mostrar que las representaciones ideales son inauditas, entonces
se aprecia que el circo no estuvo tan bueno, y lo mejor que se desplegó el escenario social de
contradicciones de todo tipo, por el necesario abordaje de la explotación minera, fue el
algodón dulce que todos comimos de niño.

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