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Helia María Chivatá

Robinson Rojas Gómez

Las ciencias de la educación son un conjunto de disciplinas de carácter científico que se han venido
constituyendo en los últimos años, sin embargo y a pesar de su juventud cada una de ellas ha venido
delimitando y definiendo su propia conceptualización con definiciones propias en algunos casos, y
en su gran mayoría retomando definiciones de otras ciencias sociales que tienen una mayor
tradición teórica y conceptual. En parte uno de los problemas de las ciencias de la educación radica
en que un país como el nuestro se ha venido construyendo más desde lo empírico que desde la
misma reflexión teórica, debido a la misma naturaleza y dinámica del sistema educativo, donde sus
actores no tomaron por tradición académica, la lectura, la investigación y la reflexión, sobre el
quehacer pedagógico. En parte a esto se debe que en el gremio de educadores no se tengan claras
definiciones de conceptos clave, a pesar que se utilizan a diario.

La didáctica entendida como la reflexión de “los procesos de aprendizaje en campos conceptuales


limitados y para permitir una construcción ad hoc de los contenidos” Astolfi (2001, p. 74), surgió
desde mediados del siglo XVII, pero fue solo hasta finales del siglo XX, cuando se comenzó a
pensar la didáctica como una disciplina parte de conjunto mayor llamado ciencias de la educación.
La reflexión entre conocimientos de un área y el proceso práctico de su enseñanza, llevó a la
necesidad de generar la delimitación de la didáctica como disciplina científica, “la teoría necesita
de la práctica porque es en ella donde se revalida, y la práctica de la teoría para ser científica,
tecnológica e incluso artística”. Carr & Kemmis. (1988, p. 20-21).

La didáctica apareció de manera paralela al surgimiento de la escuela moderna, transcurrieron tres


siglos desde cuando Johann Comenio, comenzó en hacer énfasis en el proceso de enseñanza
aprendizaje hasta el intento de delimitar la didáctica como disciplina científica. A finales del siglo
XIX y comienzo del siglo XX, como resultado de la planeación estatal de las prácticas educativas
marca el inicio de un intento por delimitar conceptualmente las ciencias de la educación, a través
del surgimiento de nuevos discursos que examinaron, cuestionaron y transformaron la educación,
la instrucción, el aprendizaje, el saber pedagógico, la pedagogía y la didáctica. Vasco-Uribe,
Vasco-Montoya & Martínez-Boom (2008, p. 5)
En la evolución histórica de la didáctica como arte de enseñar, a la didáctica como disciplina
científica integrada a las ciencias de la educación, se generó una discusión, donde la práctica
pedagógica no puede entenderse solamente en un sentido (proceso de enseñanza), sino que es
necesaria la reflexión sobre los efectos en el aprendiz (proceso de aprendizaje). Cabe resaltar que
parte de la confusión en la compresión de la didáctica, como medio y no como disciplina científica,
surgió a raíz de la influencia de la tradición anglosajona, donde el sentido de la didáctica se define
exclusivamente, como el medio que se utiliza en los procesos de enseñanza. Runge-Peña (2013, p.
216).

La aparición de la didáctica como reflexión del estudio de los problemas resultados de la enseñanza
y la adquisición de los conocimientos en las diferentes áreas escolares, surgió después de 1970, en
el contexto de la tradición intelectual francesa, como oposición a la idea de didáctica expuesta
desde las naciones anglosajonas, que según Runge-Peña (2013) logró permear hasta la tradición
pedagógica alemana, desde donde también se alcanzó a definir la didáctica como una tecnología
de la enseñanza. La incursión de la escuela francesa de la didáctica, generó una delimitación de la
didáctica entre las diferentes áreas del conocimiento, ya no como medio del proceso de enseñanza,
sino como: reflexión “sobre lo que se ha de enseñar” en una estrecha relación entre: los saberes
propios de cada ciencia (contenido), la reflexión sobre su proceso de enseñanza (preguntas) y por
como los aprendices pueden asimilar dichos contenidos (psicología del aprendizaje).

Si queremos llevar la reflexión didáctica a las ciencias sociales y enfocarla en un saber disciplinar,
podemos resaltar que el problema no se reduce, sino que por el contrario se amplía, en la medida
en que epistemológicamente muchas de las ciencias sociales tienen una larga tradición en su
construcción y delimitación como disciplinas científicas, lo que nos llevaría a pensar en la
imposibilidad de plantear una única reflexión didáctica para todas las ciencias sociales, sino mas
bien a generar una didáctica para cada una de ellas, por ejemplo: una didáctica de la historia, de la
geografía de la política, de la economía, etc. A pesar de esta basta amplitud epistemológica de las
ciencias sociales, de Camilloni (1997, p. 38), plantea la necesidad de estructurar una integración
entre los distintos saberes de las ciencias sociales, entendiéndolos como parte de las acciones
humanas, articuladas a un espacio y a un tiempo…

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