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12. LA PSICOLOGÍA JUNGIANA.

LA PSICOLOGÍA ANALÍTICA O PSICOLOGÍA DE LOS COMPLEJOS – BARRANCO RUIZ


Introducción: la ruptura de Jung y Freud
Según Jung, lo que permitió el encuentro con Freud fue su obra La psicología de la demencia precoz (1907), donde
mostró un claro compromiso con las ideas psicoanalíticas, por lo que aquél lo invitó a que acudiese a Viena para
conocerse.
En 1908 se hizo el Primer Congreso Internacional de Psicoanálisis, donde se dio la fundación de una revista que
empezó a publicarse en 1909, dirigida por Bleuler y Freud, siendo Jung el jefe de redacción.
El papel de Jung en el movimiento psicoanalítico fue de rápido ascenso, siendo nombrado presidente de la
Asociación Internacional de Psicoanálisis. Adler no vio con buenos ojos el nombramiento de Jung, lo que provocó por
parte de Freud negociaciones, como el nombrar a Adler presidente de la Asociación Psicoanalítica de Viena.
A mediados de 1912, empiezan los enfrentamientos entre Freud y Jung, como puede deducirse del contenido de la
correspondencia entre ambos, siendo la tensión muy manifiesta.
En la separación de Freud y Jung participaron sin duda enfrentamientos teóricos, pero también ciertos asuntos
personales.
Entre ambos existían evidentes conflictivas neuróticas, no sólo filio-paternales, sino también paterno-filiales
Jung resalta, para justificar su alejamiento de Freud, que éste no supo interpretar determinados sueños suyos,
porque contenían elementos de significado simbólico colectivo, tema en el que estaba interesado y que lo conduciría
años después al concepto de inconsciente colectivo.
La ruptura cuajó aparentemente como consecuencia de las divergencias teóricas, dado que Jung abandonó muy
pronto la concepción de la libido como energía sexual, defendiendo que no era sino la expresión psíquica de la
energía general. En Norteamérica en 1912, evidenció claramente su distanciamiento de la doctrina freudiana. En
1913 en Londres ya habló de psicología analítica en vez de psicoanálisis:
 Rechazó la similitud entre libido y sexualidad, identificando aquella con la energía psíquica sin más.
 Propuso una descripción del desarrollo infantil con una primera etapa, hasta los tres a cinco años de vida, en
la que no habrían indicios de sexualidad.
 Rechazó el complejo de Edipo.
 Admitió la influencia de factores presentes, y no sólo infantiles, en la génesis de las neurosis.
 Planteó una interpretación de los sueños que iba más allá del cumplimiento de deseos prohibidos; podían
implicar una función de anticipación de los hechos y la necesidad de finalizar ciertas tareas inacabadas.
El alejamiento del psicoanálisis freudiano por parte de Jung fue progresivo.
Freud vivió muy negativamente los conflictos con Jung, pues tenía puestas en él grandes ilusiones y esperanzas. No
sólo por los valores intelectuales que le atribuía, sino también por el hecho de que no era judío, ya que Freud no
deseaba que se equiparase el psicoanálisis con lo semita. Jung estaba inserto en el grupo psiquiátrico suizo de
notable influencia europea, lo que podía favorecer la aceptación internacional del psicoanálisis.
Jung siguió siendo presidente de la Asociación Psicoanalítica Internacional y editor de la revista hasta algún tiempo
después de estar muy mal las relaciones con Freud. En 1914 Freud separó tajantemente el psicoanálisis de la
psicología adleriana y de la junguiana. Desde entonces, estas escuelas siguieron sus caminos independientes,
fundando asociaciones y revistas particulares, celebrando sus propios congresos, etc.
Vida y obra de Carl Gustav Jung (1875-1961)
Nació el 26 de julio de 1875 en Kesswil, Suiza, trasladándose su familia, cuando ñel contaba cuatro años de edad, a
Kleinhünigen. Tras una intensa y productiva vida científica y profesional, falleció en Zurich el 6 de junio de 1961 a los
ochenta y cinco años tras una breve enfermedad.
El padre, Johann Paul Achilles era sacerdoete de la Iglesia Reformada de Zwingli. Los padres de Jung no se llevaban
bien: su madre, Emile Preiswerk, era una persona extrovertida y terrena y su padre un introvertido y piadoso
hombre atormentado por dudas religiosas, que se esforzaba por vivir con arreglo a su propia fe. La intención de
mantener la armonía fracasaba continuamente. Carl Gustav se crió como un hijo único, dado que su hermana
Gertrude nació cuando él tenía nueve años. El clima familiar afectó sin duda a Jung, manteniendo después durante
muchos años la opinión de que si los padres arreglaban sus propios problemas, se resolverían automáticamente los
de los niños.
Aunque Jung puntualiza que su vida es la historia de la autorrealización de lo inconsciente, a ello hay que añadir que
su psicología es un intento de conciliar los opuestos, la materia y el espíritu, lo que debió estar influido por los
enfrentamientos que presenció en su infancia por sus progenitores.
Entre los 17 y 18 años descubre a los grandes filósofos, lo que permitió el inicio de la disolución de la niebla de su
mente, comprendiendo que las preguntas que le habían atormentado acerca de la vida, de la naturaleza del mundo y
de Dios, estaban ya planteadas por otros hombres importantes.
Comenzó la carrera de medicina en 1895, en Basilea, formándose en la especialidad de psiquiatría en Zurich. Empezó
como asistente en el Manicomio Cantonal y en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Zurich, ascendiendo a
asistente segundo en 1902, llegando a ser durante cuatro años médico-jefe interino, renunciando en 1909 para
dedicarse a la práctica psicoanalítica privada. En 1913 también dejaría su puesto docente en la universidad.
Se casa el 14 de febrero de 1903 con Emma Ruschenbach, tuvieron cinco hijos. Emma fue una notable mujer, se
consagró a los papeles de madre y esposa, integrándose en un momento dado en la actividad científica, llevando a
cabo su extensa labor de investigación sobre la leyenda del Santo Grial.
El 17 de julio de 1902 Jung se doctora con la tesis titulada Sobre psicología y patología de los llamados fenómenos
ocultos, dirigida por Bleuler, cuyo material surgió del estudio de una joven médium. En la tesis está el germen del
inconsciente colectivo, los arquetipos, la individuación, etc.; todo lo que llegó a constituir la psicología de los
complejos.
Tanto el campo de lo inconsciente como el de los otros saberes extra-académicos interesaron a Jung antes de tomar
contacto con la obra de Freud.
Su interés viró hacia la detección y análisis de los complejos: halló complejos normales, accidentales y permanentes,
así como diferencias entre ciertos complejos masculinos y femeninos, especificidades de los mismos en algunos
trastornos mentales, etc.
En 1906, Jung envió el trabajo Estudios diagnósticos sobre la asociación a Freud, lo que abrió la correspondencia
entre ambos, siendo invitado por éste a visitarlo en Viena, en febrero de 1907, tras la publicación de La psicología de
la demencia precoz.
El interés de Jung por los temas mitológicos y religiosos fue en aumento, al darse cuenta de que en ellos existía un
filón inagotable para entender los elementos más arcaicos de la psique humana, alejándose con ello de la
perspectiva propiamente psicoanalítica. Jung se comprometió en la investigación de la historia de la Humanidad,
conectando los últimos vestigios individuales con los mitos más antiguos y repetidos de las distintas culturas,
afirmando que sin tal historia no habría genuina psicología del inconsciente.
Tras su definitiva ruptura con el psicoanálisis, Jung se dedicó a buscar paralelos entre sus propios sueños, fantasías y
visiones y las prefiguraciones históricas de todo ello. Había notado la frecuencia del motivo sexual en la mitología y
la religión, observando que el tema del incesto jugaba un papel decisivo. Sacó la conclusión de que los deseos
incestuosos del hijo respecto de la madre eran de naturaleza simbólica y general. Esta experiencia con sus sueños,
visiones y fantasías, y la forma de enfrentarse a ello, duró alrededor de cuatro años, forjándose en tal tiempo los
fundamentos de la teoría y práctica de la psicología analítica.
A partir de 1914, el trabajo con su propio inconsciente lo puso ante lo que luego llamaría ánimus, ánima, sí-mismo,
mandala, individuación, etc., todo lo que pudo conceptualizar gracias a sus lecturas de los mitos y las religiones,
captando la comunidad entre sus imágenes oníricas e imaginativas y las del resto de la Humanidad.
Después de 1917 se empeña en ordenar con cierta coherencia sus vivencias y buscar un lenguaje adecuado para
comunicar todo ello la comunidad científica.
Al demostrar loa relación del inconsciente con los mitos, la religión y la alquimia, la teoría jungiana toma su
asentamiento definitivo, alcanzando en todo ello los arquetipos del inconsciente colectivo y el proceso de
individuación los papeles esenciales.
En 1952 plasma una nueva hipótesis de la sincronicidad. El mundo psíquico y el mundo físico no eran dos entidades
contrapuestas e incompatibles, sino dos caras de una misma realidad, en donde ambas tendrían su última y
verdadera esencia.
Jung, con motivo de sus investigaciones, viajó por el mundo entero, contactando con variadas culturas primitivas.
En 1930, le fue conferida la vicepresidencia de la Sociedad Médica General para la Psicoterapia, en la que sustituyó al
presidente entre 1933 y 1934, momento en que su presidencia se hizo efectiva, dimitiendo en 1939.
En 1035 es nombrado profesor titular en la Escuela Superior Técnica Federal de Zurich, donde cesó en 1942. Desde
1935 fue presidente de la Sociedad Suiza de Psicología Aplicada en Zurich. En 1943 aceptó el nombramiento de
profesor ordinario de Psicología médica, pero a causa de un infarto de miocardio hubo de renunciar. Dejó su
actividad clínica, para dedicarse a sus investigaciones.
En abril de 1948 se fundó el instituto C. G. Jung en Zurich.
Jung ha tenido variados e importantes reconocimientos públicos.
Características generales de la psicología analítica o psicología de los complejos
Consideraciones introductorias
Psicología analítica o Psicología de los complejos:
a) Una perspectiva económica que comprende una serie de principios energéticos, que hacen referencia a la
libido (entendida como energía vital y no como energía sexual) y a sus principios rectores;
b) Un punto de vista dinámico-estructural que acoge la descripción de los contenidos y funciones que
componen la psique, tanto en su porción consciente como inconsciente (personal y colectivo);
c) Una perspectiva genética que se ocupa del proceso denominado individuación;
d) Ligado a esto último, unas aportaciones de naturaleza educativa y terapéutica.
Psique: acoge lo consciente y lo inconsciente en cualquiera de sus matices, hablándose de psicoideo cuando se hace
referencia a lo que es prepsíquico, a lo prefigurado, a lo cuasi-anímico, a lo que asienta en la capa más profunda e
inconcreta del inconsciente colectivo y de la realidad psíquica. Lo psíquico es tan real como lo corporal, aun cuando
no sea visible ni tangible: es plena y unívocamente experimentable en su inmediatez, siendo un mundo estructurado
y provisto de medios de expresión particulares, con plena autonomía, gobernado por principios específicos, así como
por determinantes comunes. Realidad física y realidad psíquica son dos aspectos de una misma energía; se atienen a
los principios de conservación, transformación y degradación.
Considera al hombre en su doble cara: la biológico-natural y la cultural-espiritual.
Entre los sistemas consciente e inconsciente tiene lugar una oposición y una interacción dinámica peculiar. Lo
consciente deriva de lo inconsciente, estando en éste asentadas las raíces de todo lo psíquico. La psique consciente y
la psique inconsciente, aunque opuestas, se complementan y conjuntan, creciendo la primera sobre la segunda, que
es más antigua y funciona juntamente con la psique consciente, e incluso a pesar de ella.
La psique es un sistema dinámico que se autorregula y autoperfecciona, con carácter energético-compensatorio.
Principios básicos: principio de la totalidad psíquica y principio de la energética psíquica.
Jung trató de ir más allá que Freud, completando la teoría del Inconsciente, entendiendo que abarca elementos de
toda la historia de la Humanidad y no sólo de la biografía personal.
La psicología analítica se compromete en buscar no sólo en el inconsciente personal, sino especialmente en el
inconsciente colectivo, tratando de dar una nueva expresión a sus contenidos, ayudándose para ello de
conocimientos mitológicos, religiosos y alquímicos, siendo el trabajo con los sueños el vehículo fundamental.
Inconsciente: No asumió ni el determinismo freudiano, ni vio sólo en el inconsciente aspectos negativos: para Jung,
lo inconsciente está capacitado para organizar su propio futuro, siendo raíz y motor de producciones creativas y
positivas de la personalidad.
Jung recomendó un gran compromiso interactivo entre terapeuta y paciente, insistiendo en que aquél debía actuar
como una especie de guía o director espiritual, favoreciendo de esta forma el proceso de individuación, valiéndose
para ello, si era preciso, de sus vivencias y conocimientos culturales y existenciales. En la cura no sólo se debe buscar
que lo consciente consiga dominar lo inconsciente negativo, sino también acceder a las porciones más creativas de la
psique, que subyacen en el inconsciente colectivo, tratando de hacer productivos ciertos contenidos de los
principales arquetipos.
Los principios energéticos rectores de la vida psíquica
El funcionamiento psíquico se ocasiona gracias a la presencia e intervención en el organismo humano de una energía
vital, la libido (una energía psíquica especie de continuidad de la energía física, sólo es determinable por sus efectos
y rendimientos). Jung concibe el sistema psíquico total como algo que se encuentra en permanente movilidad
energética, definiendo como energía psíquica el conjunto de las fuerzas que unen entre sí y hacen existir todas las
formas y actividades psíquicas.
Un elemento central en este enfoque energetista es el principio de los opuestos o de los contrarios: el propio
desarrollo se atiene a una serie de oscilaciones autorreguladoras entre dos polos contrarios, persiguiéndose
finalmente la consecución de un cierto equilibrio dinámico. No hay equilibrio sin oposición.
La energía psíquica puede trasladarse o distribuirse siguiendo los principios:
 De equivalencia o conservación de la energía: la cantidad de libido presente en el sistema psíquico es
constante, siendo sólo variable su distribución, que viene condicionada por el segundo principio. Establece
que para una cantidad dada de energía consumida en producir una determinada condición, una cantidad
igual de energía del mismo tipo o de otro aparecerá en otro lugar.
 De entropía o nivelación de las cargas energéticas: marca la traslación de la energía vital de uno a otro lugar,
en función de los niveles preexistentes. Implica que la transformación de la energía en un sistema cerrado
sólo es posible como resultado de diferencias de intensidad de la energía que existe entre diferentes
elementos del sistema.
Movimiento de la libido:
 Progresión (hacia adelante)  ajuste externo
 Regresión (hacia atrás)  ajuste interno. Puede traer emergencia de patologías.
 Extraversión (hacia afuera)
 Introversión (hacia adentro)
Neurosis: cuando las fuerzas en oposición son adecuadas, la libido puede progresar desde las capas inconscientes de
la psique a las conscientes, experimentándose entonces un estado de placer, bienestar o felicidad. Pero si no se da
tal adecuación entre las fuerzas en juego, la corriente energética se estanca, trayendo consigo una separación de los
opuestos unidos en dicha corriente, conflicto que conduce al displacer y a la aparición de síntomas en la esfera
somática o psíquica, dado que se instaura una regresión patológica, que es parcial en las neurosis y total en las
psicosis.
Los contenidos de la psique consciente e inconsciente
Psique: consta de dos esferas opuestas y complementarias: consciente e inconsciente. Se influyen mutuamente,
liberando de su enfrentamiento una cierta cantidad de energía.

La psique consciente: estructuras, funciones, actitudes, síntomas y expresión de los complejos


Es definida a partir de la actividad de selección que permite tener una serie de contenidos psíquicos en el yo o ego.
Yo o ego: estructura central de lo consciente. Conjunto de representaciones que poseen la máxima continuidad e
identidad respecto a uno mismo. El sujeto de la conciencia, acogiendo todas las actividades consecuentes del
individuo frente al mundo interno y el ambiente externo. Debe diferenciarse de la persona.
Persona: otra estructura psíquica. Su núcleo es el yo o ego. Es un complejo funcional al que se llega por motivos de
adaptación al medio, siendo responsable de las relaciones que el individuo establece con su mundo social: es el
compromiso, o la máscara, entre las exigencias del mundo circundante y la modalidad interna estructural del sujeto,
resultando imprescindible y cómoda para la convivencia. Se manifiesta en sueños, mitos y fantasías. Es la suma total
de las actitudes convencionales que adoptamos para nuestro trabajo, relaciones sociales, etc., imprescindible para la
adaptación.
Cuatro funciones básicas, gracias a las cuales se facilita la adaptación al entorno:
Pensar: sostiene la comprensión y el entendimiento del mundo y la adaptación a él.
Sentir: responsable de la valoración afectiva del mundo. Mediante los conceptos de agradable o desagradable.
Percibir: permite captar las cosas como son, no trabajando con juicios.
Intuir: nos habla de las posibilidades futuras, dándonos información de toda la atmósfera que nos rodea. Una
percepción inconsciente.
En el individuo sano, una de las funciones es siempre la predominante, quedando la complementaria en el
inconsciente, y las dos restantes en parte consciente y en parte inconsciente.
En el neurótico el desarrollo de la función superior puede estar dificultada o una función que disposicionalmente
debiera ocupar el segundo o tercer lugar, por coacción o adiestramiento, ocupar el sitio de la función principal.
Debe incluirse el tipo de actitud prevalente respecto de lo que llega del mundo externo o mundo interno:
Extroversión: relación preponderante con el objeto, con lo externo. El extrovertido piensa, siente y se conduce en
relación con el objeto. Dirige su energía vital hacia afuera.
Introversión: lo subjetivo o lo interno es lo que constituye el punto de partida de su orientación vital. Dirige su
orientación vital hacia dentro.
El tipo de función denota el modo de captación y modelación vivencial, el tipo de actitud apunta a la dirección de la
libido.
Se conducen entre sí compensatoriamente: si lo consciente tiene tendencia a la extroversión, lo inconsciente tendrá
a la introversión. Hacia la segunda mitad de la vida, suele darse un viraje entre las actitudes y funciones, pasan a
predominar las opuestas, creando una crisis evolutiva.
Manifestaciones del inconsciente:
Síntoma: supone un fenómeno de estancamiento del flujo energético, con manifestaciones psíquicas y corporales.
Complejos: pueden ser sanos o morbosos, según la extensión y fuerza que posean y la capacidad del yo para
elaborarlos. Dando la cara a través de sueños, fantasías, visiones, alucinaciones, delirios, escritura automática,
fenómenos espiritistas y parapsicológicos, actos fallidos, etc.

La psique inconsciente: complejos, arquetipos y símbolos


El sostén de la conciencia. No lo describe sólo como inmoral o negativo, sino también como sede de lo más valioso y
fundamento de lo más creativo del hombre.
Inconsciente personal: constituido por sedimentos vivenciales de la biografía personal.
Inconsciente colectivo: constituido por sedimentos vivenciales filogenéticos, productos de la historia ancestral de
toda la Humanidad (tradiciones, convenciones, costumbres, prejuicios, reglas, normas), que toman la forma
simbólica de imágenes míticas cuando acceden a la consciencia en forma de sueños, fantasías o visiones.
Arquetipos: principales contenidos del inconsciente colectivo, acogen lo no adulterado de la naturaleza, más allá de
los juicios establecidos por consciencia, no estando influidos por los mandatos y prohibiciones del medio ambiente.
Este concepto nació por la necesidad de dar explicación y localización psicológica a las analogías entre la estructura
de la psique individual y los mitos y producciones de la cultura ancestral: los arquetipos serían los complejos de la
Humanidad, que se oponen y complementan con los complejos individuales, que tienden a encarnarse en aquellos.
Son una especie de disposiciones heredadas que adquieren significado cuando se consolidan en productos culturales
o psíquicos (sueños, delirios, mitos, religiones), de modo que se nos presentan a través de ellos.
Cuando se expresan, lo hacen en forma de símbolos, a través de imágenes o personificaciones. Pueden aparecer en
lo consciente y en las producciones culturales gracias a la simbolización.
Principales arquetipos:
Sombra: constituido por las tendencias menos aceptadas por el yo, y que el sujeto desea ocultar de sí mismo y a los
demás. Está relacionada con un ignorar algo, y no con mantener algo inconsciente. Es la parte inferior y más débil de
la personalidad. El sector más oscuro de la vida psíquica. Puede irrumpir en la consciencia individual bajo la forma de
impulsos y estados anímicos variados. La sombra se nutre de aspectos del icc. Personal y del icc. Colectivo, por lo que
suele mostrarse en simbolizaciones culturales tales como el demonio, la bruja, etc.
Influencia positiva: forma compensadora de la consciencia.
Cara negativa: penetra en el icc. Personal y en lo consciente, oponiéndose al ego y a la persona, tratando de empujar
hacia la realización de actos prohibidos.
Ánima y Ánimus: función: actuar de puente entre la consciencia individual y el icc. Colectivo. Aspectos positivos y
negativos: entre los primeros, intento de conocer y diferenciar, por parte del ánimus, y de sentir y vivir por parte del
ánima, mientras que ciertas deformaciones impuestas del conocer y determinadas distorsiones afectivas serían
influencias negativas de uno y otro.
Sabio-anciano: de la sabiduría. Tiende a personificarse en forma de mago o brujo, es poseedor de todo el
conocimiento ancestral, por lo que, si se despierta y toma excesivo poder, puede llegar a convencer al sujeto de que
tiene el maná, con el poder mágico y la sabiduría que conlleva, conduciéndolo a la creencia de ser una especie de
profeta, o estar dotado de aptitudes curativas, un superhombre, un dios, etc.
Gran-madre: actúa en la mujer de modo semejante, de forma que cuando una mujer está poseída por este
arquetipo, llega a creerse dotada de una capacidad infinita para amar y comprender, para ayudar y proteger,
tiranizando a los que entran en su círculo de influencia. Simbolizaciones: abuela, virgen, bruja, etc.
Sí-mismo: es el punto central de toda la personalidad, ubicándose entre lo consciente y lo inconsciente, actuando
como una especie de imán que atrae todos los componentes de la psique. Sueños y fantasías: niño. Cultura oriental:
mandala. El encuentro con el sí-mismo es la meta del proceso de individuación.
Complejo: término que hace referencia tanto a los contenidos del icc. Personal como del icc. Colectivo, aunque en
este último es mejor hablar de arquetipo. Ambos conceptos, complejo y arquetipo, están íntimamente ligados al de
símbolo.
El complejo del icc. Personal posee su núcleo en el icc. Colectivo, en un arquetipo, que se transforma en un complejo
morbosamente activo a partir de ciertas vivencias individuales, a veces de carácter traumático, momento en el que
estaremos ante el complejo propiamente dicho. Los complejos tienen sus raíces tanto en la historia de la
Humanidad, como en la biografía personal, naciendo de esta su naturaleza patológica.
Es un producto que deriva del enfrentamiento de las partes conscientes e inconscientes de la psique. Pueden
mostrarse como proyecciones en objetos y personas, pudiendo también darse una mayor o menos identificación del
ego con el complejo, trayendo consigo alteraciones neuróticas e incluso psicosis.
Cara positiva del complejo: no supone solo algo conflictivo, no asimilado y entorpecedor, sino también una nueva
posibilidad de desarrollo, incluso exitosa.
Los complejos pueden romper la unidad psíquica, llegando a alcanzar una autonomía variable, perturbando el
funcionamiento psíquico del sujeto, hasta que su carga energética sea anulada, lo que acontece por medio de la
oportuna elaboración por parte del yo (cognitiva o afectiva), siendo entonces asimilados por la consciencia.
La individuación, clave del desarrollo personal y del proceso terapéutico
Sólo se alcanza la totalidad de la personalidad, la genuina individualidad, cuando han sido bien diferenciados todos
los pares contrarios, cuando lo consciente y lo inconsciente logran entrelazarse entre sí y tienen una viva relación
recíproca.
Individuación: proceso que engendra un individuo psicológico, una unidad aparte, indivisible, un todo. Supone llegar
al desarrollo de nuestra peculiaridad más interna, última e incomparable, llegar a ser uno-mismo
Imagen arquetípica: sí-mismo, donde se integran todos los aspectos de la psique. El individuo puede empezar a vivir
con plena independencia de los condicionamientos ontogenéticos y filogenéticos, integrando y superando sus
conflictos. Autorrealización, mismación: llegar a ser el que realmente eres. Superación de la individualización,
egocentrismo, el encuentro con el mundo y con toda la creatividad de nuestro inconsciente más profundo.
El proceso es espontáneo, cultural y autónomo. En dos estadios:
1) Apertura a la realidad externa, cerrándose con la firme configuración del yo, la diferenciación de la función
rectora, el establecimiento de la actitud dominante y el oportuno desarrollo de la persona, objetivo
principal: adaptación y ordenación del hombre en su mundo. Experimentar la propia sombra.
2) Apertura a la realidad interna, hondo conocimiento de sí-mismo y una reflexión sobre los rasgos del ser que
hasta entonces habían quedado en el plano de lo inconsciente más profundo. Encuentro con el alma (ánima
y ánimus)
Luego contactar con el sabio-anciano y la gran-madre, nuestros principios espirituales y nuestra naturaleza primitiva.
Objetivo final: la parte oculta se ha hecho consciente, lo sexual contrario se ha diferenciado, nuestra relación con lo
más primitivo de nuestra espiritualidad y naturaleza se ha esclarecido. El ego ya no es el centro de la personalidad,
sino que gira en torno al sí-mismo. Se logra la ecuanimidad, la verdadera relación con los otros y la carencia de
temor a la muerte, accediéndose a la genuina sabiduría.
En tal devenir, entre los 32 y 38 años: profundo cambio en la persona.
La psicoterapia junguiana
No es sólo un método curativo, sino un camino de salvación, una vía para formar la personalidad. Su terapia se
ocupar de temas psicológicos y espirituales.
Incluye en su enfoque el presente y el futuro, lo anómalo y lo sano, lo personal y lo colectivo, lo consciente y lo
inconsciente, dándole siempre al sujeto una salida constructiva, gracias a la toma de contacto con la sabiduría
ancestral que posee su inconsciente.
El método es dialéctico, tratando de hallar una síntesis entre todos los opuestos de la psique.
Intenta ayudar al sujeto a construir una síntesis, mirando el pasado, pero especialmente el futuro, con la situación
presente, teniendo como meta el restablecimiento del equilibrio entre los opuestos de la psique.
Para la síntesis entre consciente e inconsciente se sigue cuatro vías:
a) Método de asociaciones, tratando de detectar los más importantes complejos por medio de las asociaciones
verbales;
b) Análisis de los síntomas, haciendo reproducir al sujeto los recuerdos que están en base de sus síntomas;
c) Análisis amnésico, intentando reconstruir históricamente la neurosis; y
d) Análisis de inconsciente, trabajando con sueños, visiones, fantasías, etc., buscando dominar y hacer
creativos los arquetipos del icc. Colectivo.
Forma específica de trabajar con los sueños:
a) Descripción de la situación actual y del estado de la consciencia;
b) Descripción de los acontecimientos precedentes;
c) Recepción del contexto subjetivo;
d) Establecimiento de los paralelos mitológicos en los motivos arcaicos; y
e) Recogida de informaciones objetivas dadas por un tercero en los casos complicados.
Toda interpretación de un sueño sólo es válida cuando es asumida por el sujeto.
Jung ve en el sueño una plurisignificaicón, destacando sus funciones de compensación y anticipación de
acontecimientos. Entiende que la significación de un contenido está conectada no sólo con las condiciones vitales,
sino a la vez por su posición dentro del contexto global del sueño y sus determinantes arquetípicos.
Los sueños se estructuran y organizan partiendo de las siguientes variantes:
a) Lugar, tiempo y personajes;
b) Exposición o exhibición de la temática;
c) Peripecia o acción, que representa la médula del sueño; y
d) Lisis o solución, que es el resultado, la conclusión, la indicación compensadora o anticipadora del sueño.
Método de amplificación: proporcionar un enriquecimiento del contenido onírico con todas las imágenes análogas o
semejantes posibles, participando en tal producción paciente y terapeuta, que puede ir incluyendo componentes
mitológicos, etc.
Dos formas de interpretación:
Subjetiva: se interpretan las imágenes y acontecimientos del sueño simbólicamente, teniendo en cuenta los factores
psíquicos internos y las situaciones del que sueña.
Objetiva: tara de evidenciar concretamente los elementos del sueño.
En el trabajo de interpretativo lo primero es enfrentarse a la sombra y la persona, para que la conciencia las asimile.
Después hay que ocuparse del ánima y del ánimus, luego del sabio-anciano y la gran-madre. El objetivo final es
acceder a una conjunción total en el sí-mismo, lo que es la esencia de la individuación.

La psicología junguiana y la cultura


El campo de la psicología junguiana también acoge temas íntimamente conectados con la cultura de la Humanidad
en muy variadas facetas.
Gnosticismo: Jung interpretó con sus herramientas arquetípicas algunas de tales aportaciones.
Alquimia: vio una secuencia de operaciones simbólicas susceptibles de ser diferenciadas simbólicamente y más
concretamente la expresión del proceso de individuación.
Religiones: mostró ciertas analogías entre muchas de ellas, captando igualmente los intentos de individuación que
suponen prácticas aparentemente muy alejadas entre sí, todas las cuales comparten tal proceso fundamental.
Atribuyó una función natural a la religión, estimando los arquetipos como el origen de las experiencias religiosas de
las que derivan ritos y dogmas. El hombre es religioso por naturaleza.

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