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SEMINARIO BIBLICO ASAMBLEAS DE DIOS

ADMINISTRACION ECLESIAL
MANUAL DE DIACONADO

NOMBRE:

REBECA SAGÑAY MORA

CURSO:

5TO SABATINO

MAESTRO:

PASTOR WILTER SANTIANA

AÑO:
2019-2020
INTRODUCCION
Como los presbíteros, el diaconado cristiano tenía un precedente en la sinagoga judía,
que usualmente empleaba tres oficiales para el cuidado de los pobres (cf. Lightfoot, Horæ
Hebraicæ y Hechos 6:3). Vitringa y otros lo derivan erróneamente de hazzan (griego,
hypēretēs, Lucas 4:20; Juan 7:32), quien era meramente un ayudante. En lo que respecta a
Hechos 6:1-6, el cargo surgió por una emergencia especial de la congregación de Jerusalén,
a consecuencia de las quejas de los helenistas, o judíos griegos, contra los hebreos, o judíos
palestinos, de que sus viudas eran pasadas por alto en la administración diaria (griego,
diakonia) en la mesa común.

De ahí que los apóstoles, que hasta entonces habían ayudado en este deber, exhortaron
a la congregación para que eligieran de entre ellos a siete hermanos y les ordenaron mediante
la oración y la imposición de manos. Por tanto, el diaconado como el presbiterio-episcopado,
surgió del oficio apostólico, que al principio abarcaba todas las funciones y deberes del
ministerio, el ministerio (diakonia) de mesas y de la palabra (Hechos 6:2,4). Cristo sólo
escogió apóstoles y les dejó que organizaran su tarea bajo la guía de su Espíritu, de acuerdo
a los tiempos y circunstancias, constituyendo oficiales adicionales en la Iglesia según fuera
útil y necesario.

Los "siete" elegidos en esta ocasión no fueron comisionados extraordinarios o


superintendentes, sino diáconos en el sentido primitivo del término; pues, aunque no son
llamados "diáconos" en Hechos (que nunca usa esta palabra), su cargo se describe
expresamente como "ministerio" (diakonia) o "servir a las mesas." La tradición exegética es
casi unánime en favor de esta idea y muchos de los mejores comentaristas la sostienen. En la
antigua Iglesia el número siete era considerado vinculante y en Roma, por ejemplo, ya a
mediados del siglo III hubo sólo siete diáconos, aunque los presbíteros eran cuarenta y seis
(Eusebio, Hist. eccl., vi. 43; Harnack, TU, ii, páginas 92-97).

El número siete fue abandonado en Roma bajo Honorio II [1124-30], siendo


designados 18 diáconos, encomendándose a 12 de ellos el cuidado de los pobres, mientras
que los seis restantes servían como ayudantes papales en el altar. Sixto V en 1586 finalmente
fijó el número de cardenales diáconos en catorce). Hay una diferencia entre los diáconos
apostólicos y los eclesiásticos, que fue reconocida por Crisóstomo, Ecumenio y otros; pero
los segundos fueron universalmente estimados como sucesores legítimos de los primeros, del
mismo modo que los presbíteros fueron los sucesores de los presbíteros-obispos del Nuevo
Testamento, aparte de los cambios en sus deberes y relaciones. Los diáconos en la edad
apostólica estaban estrechamente asociados con los presbíteros-obispos y siempre
subordinados a ellos. Esta estrecha relación de subordinación se mantuvo en la edad post-
apostólica.

DEFINICION DE DIACONO

Diácono en el Nuevo Testamento (griego, diakonos, "siervo, asistente, ministro",


latín, diaconus; también griego diakŏn, latín diacones [plural] en Cipriano y decretos
sinodales) en su sentido genérico se usa para todos los ministros del evangelio como siervos
de Dios o Cristo (1 Tesalonicenses 3:2; 1 Corintios 3:5; 2 Corintios 6:4; 11:23; Colosenses
1:7; 4:7; 1 Timoteo 4:6), también para los magistrados (Romanos 13:4). En un sentido técnico
denota la segunda clase de oficiales de la congregación, siendo la otra la del presbítero-
obispo. Los diáconos aparecen primero en el capítulo 6 de Hechos (bajo el nombre de los
"siete") y después repetidamente (como en Filipenses 1:1; 1 Timoteo 3:2,8,12). La palabra
diakonia, "ministerio", se usó también frecuentemente para los apóstoles (Romanos 11:13) y
otros.

Según otras fuentes, la palabra generalmente traducida como "siervo" es la palabra


griega diakoneo, que significa literalmente "por el polvo." Se refiere a un asistente, un
camarero, o uno que ministra a otro. De esta palabra se deriva la palabra en español diácono.
En el libro de los Hechos vemos utilizada por primera vez la palabra diácono refiriéndose a
los ayudantes en la iglesia. “Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y
dijeron: 'No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas'"
(Hechos 6:2). Los hombres que nutrían a la congregación predicando y enseñando se dieron
cuenta de que no era justo que dejaran esas actividades para servir mesas, así que encontraron
a otros hombres que estaban dispuestos a servir, y los hicieron atender las necesidades físicas
de la iglesia mientras ellos atendían las necesidades espirituales. Fue una mejor utilización
de los recursos y un mejor uso de los dones de todos. También hizo que más personas se
involucraran en servir y ayudarse mutuamente.

En la actualidad, en la iglesia bíblica, estos papeles son esencialmente los mismos.


Los ancianos y los pastores deben "predicar la palabra…redargüir, reprender, y exhortar, con
toda paciencia y doctrina" (2 Timoteo 4:2), y los diáconos deben cuidar de todo lo demás.
Las responsabilidades de un diácono pueden incluir hacerse cargo de tareas administrativas
u organizativas, guiar y acomodar en los asientos, mantener el edificio, u ofrecerse como
tesorero de la iglesia. Depende de las necesidades de la iglesia y los dones de los hombres
disponibles.

REQUISITOS GENERALES

I. El diácono tiene que ser escogido “de entre vosotros” (Hechos 6:3), y ser un miembro
laico de la congregación local por lo menos por un año.
II. El diácono tiene que ser de buena reputación, “de buen testimonio” (Hechos 6:3). La
confianza en él de la congregación y de la comunidad son esenciales.
III. El diácono está en un ministerio espiritual, “lleno del Espíritu Santo” (Hechos 6:3),
según Hechos 2:4, y sigue siendo “lleno” (Efesios 5:18).
IV. El diácono tiene que tomar decisiones sobre asuntos prácticos y temporales y también
apoyar al pastor en asuntos espirituales, así que la dirección sana y el consejo sabio
necesitan “sabiduría” (Hechos 6:3). 2
V. El diácono tiene que estar dispuesto a ocuparse en la obra de Dios en la iglesia; y
debe “servir” (Hechos 6:2).
VI. El diácono tiene que ser “honesto” (1 Timoteo 3:8), v.g., firme y serio.
VII. El diácono no puede hablar con “doblez” (1 Timoteo 3:8), v.g., tiene que cumplir su
palabra, ser confiable.
VIII. El diácono no debe ser “dado a mucho vino” (1 Timoteo 3:8), sino mesurado, sin
depender de los estimulantes físicos.
IX. El diácono no codicia “ganancias deshonestas” (1 Timoteo 3:8), sino que es fiel con
el diezmo, generoso, y no motivado por el dinero.
X. El diácono debe tener una sana doctrina, guardar “el misterio de la fe con limpia
conciencia” (1 Timoteo 3:9), sometiéndose completamente a los principios de la fe
de las Asambleas de Dios.
XI. El diácono es un creyente maduro, “y éstos también sean sometidos a prueba
primero” (1 Timoteo 3:10).
XII. El diácono no ha experimentado la disolución de su matrimonio, sino que tiene un
matrimonio fiel y monógamo (1 Timoteo 3:12).
XIII. El diácono administra su hogar en Cristo, y gobierna “bien sus hijos y sus casas” (1
Timoteo 3:12).
XIV. Los cónyuges de los diáconos (o diaconisas) tienen que ser ejemplos de vida cristiana,
“no calumniadoras, sino sobrias, fieles en todo” (1 Timoteo 3:11).
XV. A juicio de la congregación local, una mujer que llene los requisitos mencionados

REQUISITOS ESPIRITUALES (Hechos 6:1-)

 Lleno del Espíritu Santo.


 Lleno de sabiduría.
 Lleno de fe.

REQUISITOS MORALES (1 de Timoteo 3:8-10 y 12-13)

 Merecedor de respeto
 Sincero.
 No un dado al vino.
 No un codicioso.
 Esposo de una mujer.
 Controla y tiene un hogar saludable.

REQUISITOS PARA LA ESPOSA (1 de Timote 3:11)

 Digna de respeto
 No una chismosa.
 Templada
 Confiable en todo.

REPONSABILIDADES PRÁCTICAS DEL DIACONADO.

 Fiel y leal al pastor y su equipo.


 Fiel y responsable en la asistencia a los cultos de la iglesia.
 Deseoso de participar en las actividades y programas de la iglesia y sus ministerios.
(Escuela Dominical, evangelismo, ministerios asignados, Etc.)
 Consistente en la mayordomía de la vida, así como en las finanzas. Sí, debe ser un
diezmador o mejor todavía más, un dador alegre.
 Evangeliza y da testimonio personal de su fe regularmente.
 Asiste a las reuniones regulares de los diáconos.
 Participa en la asimilación de los nuevos miembros.
 Es activo en las asignaturas semanales del ministerio de diáconos.
 Ayudar al pastor en la visitación de enfermos y necesitados
 Ayudar al pastor en la atención de huérfanos y/o viudas de la iglesia
 Atender las necesidades de los pobres de la comunidad en la que se encuentra la
iglesia
 Orar con el pastor antes de las reuniones y apoyarlo en oración constantemente
 Estar atentos en las nuevas personas que visitan el templo y darles la bienvenida.
 Motivar a los miembros que están desanimados, para que puedan regresar
 Ayudar en la organización y ejecución de campañas o programas de evangelismo de
la iglesia
 Ser ganadores de almas, involucrados en el evangelismo
 Participar en la administración de las ordenanzas: bautismo y cena del Señor
 Participar activamente en las finanzas de la iglesia. Por esta razón, debe ser el primero
en diezmar para que su ejemplo motive a los demás
 Procurar ayudar a la iglesia a comprender mejor las ideas y planes del pastor
 Velar para que se le pague al pastor un sueldo justo y puntual
 Ser puntuales a las reuniones
 Ser de ayuda y estímulo al pastor en momentos de presión
 Estar atentos a los problemas que surjan en la iglesia para tomar iniciativa en el
asunto, discutiéndolo con el pastor y guiando a la iglesia en el procedimiento que
deba tomarse
 16. Ser progresistas en el sentido de favorecer cambios benéficos, siempre y cuando
no esté en juego la pureza del evangelio y vaya en contra de la doctrina.
 17. Cuidar la propiedad de la iglesia en todo el amplio sentido de la palabra.

En conclusión, el diaconado es un don y un ministerio. Sin embargo, Dios provee al


diacono otros dones que pueden ayudar o enriquecer el ministerio que Dios le ha
concedido, por tal motivo, no debemos encasillar ni limitar el desempeño o funciones de
nuestros hermanos

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