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Dr.

Rüdiger Dahlke
La Enfermedad
como Lenguaje del Alma
Le agradezco a mi amigo y tutor, Dr Ruediger Dahlke,
su gentileza de permitirnos presentar la siguiente
nota en nuestro sitio. Las mandalas que
acompañan al texto son sacados del libro
"Mandalas del mundo" del mismo autor,
y fueron coloreadas por participantes de un reciente
encuentro espiritual sobre, justamente, mandalas.

n nuestra sociedad no se considera a la enfermedad como un mensaje


o un camino, ni siquiera se le atribuye algún sentido. Mucho menos es reconocida
como algo central a nuestra existencia, sino es mas bien vista
como una aglomeración accidental de retrocesos en nuestra vida.

Debido a eso nos acostumbramos también a referirnos a "enfermedades",


en plural, a pesar que eso en si no hace mucho más sentido que
pensar en "saludes".

Ahora, a diferencia de ello, casi todas las religiones mayores y sus tradiciones
esotéricas, consideran a la enfermedad desde siempre como una parte fundamental
de nuestra existencia.

De acuerdo a las historias de la Creación, el hombre ha sido incompleto desde que


una parte de él fue expulsado del paraíso. Desde ese momento hemos estado
continuamente en la búsqueda de lo que entendemos como nuestra parte faltante.
La religión Cristiana promete que regresaremos a la unidad espiritual y a la
totalidad del paraíso. El Salvador nos enseño el camino de retorno hacia la
unidad/santidad, simbolizada por el Paraíso, el Celestial Reinado de Dios, el cual,
según Cristo, puede ser encontrado en cada uno de nosotros. Totalidad, y como su
resultado, la completa salud, es solamente posible en aquel espacio, quiere decir al
otro lado de nuestro mundo polar de oposiciones.

Sorprendentemente eso corresponde también a


la visión de la World Health Organisation
(WHO), que defina a la salud como una
condición libre de sufrimientos físicos, psíquicos
y sociales. De acuerdo a esa definición podemos
encontrar personas sanas solamente en las
páginas de los libros de anatomía, pero por
cierto no en nuestro mundo cotidiano. Ese
pensamiento, que es la básica visión de la
tradición esotérica, es confirmada -aunque sea
con los dientes apretados- por practicantes,
tanto de la medicina ortodoxa como también
por los simpatizantes de la sanación natural.

Las estadísticas de salud son en realidad más bien estadísticas que enseñan
incidencias de enfermedad, manifestando por ejemplo que en un lapso de 25 años
un ciudadano típico sufrirá 2 situaciones de enfermedad que pueden ser letales, 20
enfermedades serias y otras 200 molestias de salud más bien livianas. Con sus
cada vez más sofisticados métodos de diagnóstico, los practicantes de la medicina
ortodoxa no están hoy en día en condiciones de encontrar a alguien que sea
completamente sano. Si se observan 1000 personas supuestamente saludables,
prácticamente ninguna de ellas estaría en condiciones de manifestar de ser

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totalmente libre de algún problema de salud.

Sanadores naturales, con sus métodos de diagnostico aun más sensitivos, tienen
problemas de encontrar personas con aunque sea solamente el hígado
completamente normal, ni hablar de perfecta salud total. La conclusión es
sorpresivamente obvia y todas las escuelas de pensadores están de acuerdo en
ello: Nuestra humanidad está enferma!

Es indistinto si compartimos o no la esperanza de la medicina, que todas las


enfermedades sean alguna vez aniquiladas; en este momento, la perfecta salud no es
algo de este mundo!

Es posible oponerse a ese hecho en forma más bien agresiva, tal como lo hacen tanto la
medicina ortodoxa, como también la "natural", o sino aceptarlo, como lo enseñan las
tradiciones religiosas y esotéricas. De todas formas, el complejo de la enfermedad
constituye desde siempre una de las grandes tareas de la humanidad.

El acercamiento agresivo del practicante


médico constituye en generar una alianza
con el paciente contra los síntomas, para
tratar de eliminarlas lo más rápidamente
posible. El acercamiento esotérico, el
cual trato de presentar aquí, es justo lo
contrario: el doctor hace alianza con el
síntoma y trata de reconocer que es lo
que le falta al paciente y cual podría ser
la causa de ello. Un sentido es aportado
a los síntomas, en la medida que ellos son
interpretados. Eso, de hecho, no es un
paso inusual y es también cosa común
en nuestra vida diaria.

Estamos acostumbrados a dar sentido a todo y estaríamos fuera de órbita si fallamos en


ello. Asumimos por ejemplo que alguien nos de la siguiente contestación a nuestra
pregunta acerca de la última obra de teatro: "El escenario tenia las medidas de 4 por 6
metros, con una altura de 2 metros; había 8 actores, dos hombres y seis mujeres, sus
trajes estaban confeccionados por "x" metros de seda y por "y" metros de lino, el
escenario estaba iluminado con tantos luz, etc. etc.".

Con esta contestación estaríamos probablemente bastante desconcertados, ya que en


realidad habíamos esperado una interpretación del contenido de la obra y no una
descripción de los detalles formales externos.

Ahora algo que nos es tan obvio con relación al teatro, no nos parece tan así, en cuanto
se refiere a la medicina.

Si un paciente retorna a su medico clínico tres días después de su examen inicial, este le
comunica que sus análisis de sangre y orina obtuvieren tal o cual resultado, que su
presión sanguínea era "x", y su temperatura corporal "y”, que una sombra fue visible en
su radiografía y el Electro-Cardiograma dio el siguiente resultado.

Sorpresivamente el paciente no se indigna con eso, sino acredita al doctor y a sus


métodos científicos todos los respetos, a pesar que también en este caso la preocupación

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es más bien relacionada con la forma y no tanto con el contenido. Solamente en cuanto
el clínico interpreta todos los resultados y pronuncia las palabras las que el paciente
estuvo esperando: "eso indica que Ud. tiene pulmonía", recién entonces allí todo ese
proceso empieza tener algún sentido.

No obstante queda la
pregunta, por qué
deberíamos pararnos en
ese punto, en cuanto en
realidad justamente ahora
el asunto se está
poniendo interesante para

el paciente?

Seria perfectamente posible examinar el significado de inflamación y de pulmón y


en ese sentido sabemos por ejemplo que los pulmones son gobernados por el
principio del contacto y de la comunicación; no por nada son responsables del
intercambio de gases y de nuestro hablar, el que depende principalmente de las
modulaciones de la corriente de aire que exhalamos.
Una inflamación, por el otro lado, es la expresión de un conflicto: organismos
patogénicos luchan contra nuestros anticuerpos y los métodos que usan son
claramente agresivos: ellos atacan, bloquean y matan. También los macrófagos
(traducido literalmente como "grandes devoradores") dan igualmente ningún
cuartel; se tiran estilo kamikaze contra los patogénicos y mueren luego
junto con ellos.

Todo eso indicaría que una pulmonía refleja un conflicto en el área de la


comunicación.

La frecuente incidencia de justamente pulmonía en las


estaciones de terapia intensiva es también prueba de
ello. No podría ser causada principal -y únicamente por
patógenos, ya que en estos lugares suele haber mucho
menor presencia de ellos que en cualquier otro lado.
No obstante, en cuando en esta situación la única
forma de mantener contacto con el mundo, se reduce
solamente a una comunicación vía un par de tubos
plásticos, entonces muchas personas desarrollan un
problema de contacto, el cual, por falta de otras formas
de expresión, puede manifestarse por ejemplo
justamente en forma de pulmonía.

La medicina esotérica asume que todo evento físico es la expresión de una agenda
psicológica escondida. Si tapamos la manifestación física, logramos solamente
refortalecer al problema psicológico. Ignorar un síntoma tiene el sólo efecto de correrlo
hacia un lado, hacia el subconsciente o la "sombra".

Esa forma de desplazamiento del síntoma sería impensable en otras áreas, por ejemplo
dentro de sistemas técnicos. Si se enciende la lámpara de alarma en una máquina, ni
soñando trataríamos solucionar el problema, desenroscándola para que no nos moleste
más. No obstante, en caso de dolor de cabeza o de otros dolores, no nos parece mal

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anular la señal de alerta, tomando por ejemplo remedios analgésicos. Se puede decir sin
equivocarse que, siguiendo este procedimiento de querer meramente eliminar al
síntoma, este es entonces guiado de órgano a órgano y el paciente de especialista a
especialista.

Gracias a la física sabemos ya desde tiempo que nada puede ser creado
por nosotros: Materia y energía pueden ser solamente transformadas
de una forma a la otra, y debido
a eso es obvio que nuestro
acercamiento puede consistir
solamente en desplazar
síntomas, pero nunca
en eliminarlos. Ahora si,
un desplazamiento vertical,
que significa llevarlos desde
el nivel físico hacia el espiritual,
tiene mucho más chances de
lograr la curación que uno meramente restricto al nivel físico.

Síntomas aparecen en cuando una persona afectada se resiste confrontar


conscientemente a un tema: el problema se transmute entonces al nivel del cuerpo
físico y se materializa allí. Si entonces él/ella quiere resolver este asunto, no hace
ningún sentido, querer eliminar meramente sus manifestaciones físicas mediante
productos químicos (por ejemplo cortisonas) o tampoco mediante ejercicios
mentales (como afirmaciones o terapia de conducta). Justo al contrario; es
entonces necesario reconocer el verdadero problema, escondido detrás de los
síntomas físicos. Ahora, una vez que éste haya sido enfocado, existe por lo menos
una chance de resolverlo. Además el cuerpo estaría entonces liberado de su
necesidad de explayar el problema sintomáticamente.

El cuerpo es de hecho meramente un alternativo escenario de nuestra consciente


existencia. Si nos rehusamos permitir que un tema sea presentada en nuestra
conciencia, entonces se materializará en forma física.

De eso surge que la enfermedad es otra forma que nos permite aprender.

Ahora, es considerablemente más elegante y razonable y por cierto, menos desagradable


y mucho menos doloroso, aprender directamente a través de nuestro ser consciente, sin
tener que sufrir primeramente el asunto a nivel físico. De esta manera tenemos la chance
de una genuina forma de prevención.

Hoy en día hablamos, por ejemplo, a menudo de alternativas formas de prevención de


cáncer, a pesar que en realidad nos referimos solamente a su reconocimiento en estado
temprano. Desde ya es mejor ser temprano consciente de un problema, en vez de tarde,
pero eso no tiene absolutamente nada que ver con prevención. Una genuina profilaxis
significa obviar la necesidad de síntomas físicas, mediante una dedicación voluntaria al
tema dentro de un nivel espiritual.

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El que entiende a la enfermedad como
un lenguaje del alma, experimenta en
primer plano en su propio cuerpo, que
forma y contenido
pertenecen siempre juntos, o, como lo
expresó Goethe: "Todo lo que es
pasajero es un símbolo".

La enfermedad es el aspecto formal de


un contenido espiritual, o, en otras
palabras: los síntomas son la
encarnación de temas espirituales.

Las enfermedades son de hecho meramente alternativas formas de un lenguaje corporal


especial; por cierto el más popular medio de comunicación sobre la tierra.

No obstante, a pesar de ser el comunicador más popular, ese hecho es en nuestra cultura
solamente entendido en forma consciente por muy pocas personas.

Pero no sería demasiado difícil, concientizarnos al respecto, ya que no solamente hablan


nuestros cuerpos, sino usamos además continuamente metáforas físicas en nuestro
hablar: si agarramos algo, o si lo entendemos, si algunas cosas nos ponen nervioso o si
otras nos invaden la cabeza, si tomamos algo a pecho o lo sentimos como un golpe, si
temblores nos corren por el cuerpo o si algo nos saca el aliento, el lenguaje es siempre
psicosomático y demuestra una conexión entre alma y cuerpo, la cual nuestra sociedad
redescubre poco a poco.

Adicional a este lenguaje del cuerpo y expresados en


la simple descripción de síntomas, subrayados
mediante expresiones coloquiales, proverbios e
imágenes, están también a nuestra disposición los
hallazgos de la medicina ortodoxa, para ayudarnos a
interpretar nuestros síntomas.

Desde ya, la descripción formal de los procesos patológicos es correcta y de


ninguna manera superflua. No sería posible seguir la trama de una obra de teatro,
si no hubiera un escenario; sin iluminación todo estaría oscuro y sin vestimenta
toda la obra sería mucho menos expresiva - hasta quizás embarazosa.

De la misma forma es esta visión esotérica de ninguna manera dirigida en contra


del establishment médico, sino es más bien pensado de complementarlo.

Debido a eso es innecesario asumir una posición en contra de la medicina ortodoxa,


la que es, por cierto, casi exclusivamente dedicada al cuerpo físico, pero en ello, y
en este nivel, es incomparablemente exitosa, para realizar los "trabajos de
reparación".

Alguien que se molesta por que los practicantes médicos modernos no se


preocupan por la persona en su totalidad, puede compararse con un visitante de
una pileta cubierta en la ciudad, que se queja de falta de visión al mar, aunque que
esa visión nunca le fue prometida, y a pesar de tener el encima toda la libertad de
desplazarse a la costa, en cuando le plazca.

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Cualquier persona que quiere ser curada, debería buscar tratamiento holístico, lo cual no
descarta a la medicina ortodoxa, pero de todas formas va mucho más allá que esta.

Tanto los síntomas como las conclusiones, deben ser considerados de igual importancia,
y el conjunto debe ser armado poco a poco, para formar así un cuadro completo de la
enfermedad, junto con sus causas.

El área o órgano afectado, enseña donde el problema está ubicado; en caso de pulmonía
en el área de contacto y comunicación, y el evento especifico ilustra la forma del
problema, y en caso de pulmonía el problema es: conflicto.

Las siguientes preguntas han demostrado ser de ayuda para hacer un diagnóstico:

¿Por qué me está pasando eso a mí


en este momento?

¿Qué me imposibilita el síntoma de hacer?

¿Qué me fuerza hacer?

¿Qué sentido tiene eso en ese momento


en mi vida?

Cualquier combinación de síntomas es siempre única y puede ser interpretada


correctamente solamente en cuando se toma también en consideración la situación
individual colateral. Eso es especialmente importante en caso de enfermedades con
efecto radical sobre nuestro cuerpo, como por ejemplo SIDA o Cáncer. Un
diagnóstico solamente se hace completo, si las circunstancias personales son
tomadas en cuenta, al par de los organismos afectados.

Traducido por Carlos E. Drescher

Sobre el autor:
Ruediger Dahlke nació en 1951. Estudió medicina en Múnich, Alemania. Se formó como
médico naturista, como Psicoterapeuta y como Homeópata. A partir del 1978 se especializó
en terapia de ayunos y en 1990 pone en marcha, junto su esposa Margit Dahlke, el
internacionalmente renombrado Centro de Curación Johanniskirchen (Alemania). Enfocan allí
principalmente el desarrollo psicosomático de las personas, con especial dedicación a los
aspectos espirituales vinculados.

Temáticas especiales del Centro:


Medicina psicosomática, formación de terapeutas en terapias de respiración, psicoterapia,
ayunos y meditación guiada; seminarios de meditación y de deporte.

Ruediger Dahlke ha escrito, aparte de eso, numerosos libros en su especialidad y es en


Europa considerado hoy en día referente en Medicina Arquetípica. Si quieren profundizar
estos temas, recomendamos la lectura de la exposición Los pilares de la Astrología y sobre
todo, los libros La enfermedad como camino y Vida y Destino humano.

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