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Juan Diego Moya Bedoya

Elucidaciones spinozianas acerca del conocimiento,


los afectos y la libertad.
II parte

Resumen: Contribución exegética acerca donec Corpus afficiatur affectu, qui ejusdem
de la teoría spinoziana de los afectos (=ética) corporis existentiam, vel praesentiam seclu-
y la libertad (=eleuteriología), la cual remarca dat (EOGD, ii, xvii).
el carácter constructivo de la ética spinoziana y
algunas dificultades inherentes a la correlativa En esta medida, si el cuerpo humano es
teoría metafísica de la libertad. afectado de una manera que implica la naturaleza
esencial de algún cuerpo extrínseco, la mente
Palabras clave: Naturalismo. Conato. Afec- correspondiente considerará semejante cuerpo
tos. Determinismo. Libertad. como existente actu, como estándole presente a
sí misma. La aprehensión de la presencia es, por
Abstract: This paper concerns Baruj de Spi- consecuencia, una operación imaginativa. Seme-
noza’s theory of affections (=ethics) and liberty. jante aprehensión persistirá, en plena conformi-
The present contribution remarks the construc- dad con una versión ontológica del principio de
tive character of spinozistic ethics and some inercia, enunciado en el corolario de EOGD, ii,
difficulties intrinsic to the dutch philosopher’s Lema iii, en tanto que permanezca en existencia
metaphysical theory of liberty. el afecto corpóreo, es decir, la modificación del
cuerpo. Cuando sobreviene, en cambio, un afecto
Key Words: Naturalism. Conatus. Affec- somático excluyente de la existencia del anterior,
tions. Determinism. Liberty. cesa de acaecer la imaginación del cuerpo exte-
rior (cf. EOGD, ii, Lema iii, Corolario).
La imaginación spinoziana es correlativa de Corolario de la proposición décima séptima
una afección correspondiente, modificación del de la segunda parte es la aseveración de que la
cuerpo humano. El cuerpo humano es una mane- mente puede imaginar cuerpos inexistentes en el
ra de ser propia del existente substancial único.
instante actual, o cuando menos no presentes (a
Esta afección implica las naturalezas del cuerpo
ella), como si existiesen y estuviesen presentes.
afectado y del cuerpo afectante. Puede definirse
Son la propia dinámica de la afección corpórea,
como una función respecto de las complexiones
y la dinámica de su correspondiente expresión
de lo afectado y lo afectante. La imaginación con-
cogitativa, las instancias fundantes de la posibili-
siste en la expresión cogitativa de esa afección:
dad de la imaginación, la cual no supone, de una
Si humanum Corpus affectum est modo, qui manera inmediata, la existencia extracogitativa
naturam Corporis alicujus externi involvit, de denotata. La imaginación solamente implica
Mens humana idem corpus externum, ut actu la existencia de correlativas y concomitantes
existens, vel ut sibi praesens, contemplabitur, afecciones somáticas1.

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Asimismo, el Amstelodamense reiteró, con imaginationis, contempla el psiquismo como hic


fundamento en el corolario de la proposición et nunc presentes. La falsedad de la imaginación
décima tercera de EOGD, ii, que el cuerpo huma- estriba en una consideración exclusivamente
no existe tal y como lo sentimos: parcial del contenido positivo de aquélla. Un
intelecto que pudiese, en toda circunstancia,
Et fieri potest, ut hoc aliis de causis contin- aprehender el referido contenido en relación con
gat; sed mihi hîc sufficit ostendisse unam, su caudal contextual, no podría generar propo-
per quam rem sic possim explicare, ac si siciones falsas.
ipsam per veram causam ostendissem; nec La memoria posee una vinculación intrín-
tamen credo, me à verâ longè aberrare, quan- seca con la imaginación, en el sentido de que
doquidem omnia illa, quae sumpsi, postulata
consiste en una consideración retrospectiva de
vix quicquam continent, quod non constet
la concatenación de las imaginaciones. Si supo-
experientiâ, de quâ nobis non licet dubitare,
postquam ostendimus Corpus humanum,
nemos, en efecto, que el cuerpo humano ha
prout ipsum sentimus, existere (vide Coroll. experimentado el impacto simultáneo de una
post Prop. 13 hujus) (EOGD, ii, xvii, Sch. [p. pluralidad de cuerpos extrínsecos, será entonces
105, líneas 23-30]). posible que, correlativamente, la mente pueda
transitar desde la afirmación intramental de uno
La cenestesia, sentimiento intrínseco de lo hasta la de los restantes (cf. EOGD, ii, xviii).
somático, no implica falsificación alguna en lo El modelo teórico mecánico subyacente bajo la
atañente a la afirmación de un cuerpo inexisten- elucidación spinoziana de la imaginación es el
te. Si, en efecto, el cuerpo existe, es imposible mismo presupuesto por el esclarecimiento etio-
que nos engañemos en relación con lo anterior, lógico de la memoria3 .
y que afirmemos imaginativamente la existen- La memoria consiste, pues, en una concate-
cia de un no ente. Como no hubiese cuerpo, no nación representacional que implica el encade-
habría imaginación (cf. EOGD, v, xxi). La exis- namiento de los entes extracogitativos mismos;
tencia de la imaginación involucra la afirmación concretamente, el de los cuerpos. Ahora bien, la
cogitativa de la existencia de un cuerpo correla- reproducción de lo extracogitativo y extracorpó-
tivo. Semejante imaginación podría no importar reo supone la existencia, en el cuerpo humano,
imago alguna2. de una concatenación de afecciones. Media
La imaginación, considerada bajo la especie ineluctablemente el cuerpo humano, mediación
de su positividad o afirmación intrínsecas, no que no es causal, es decir, propia de una con-
entraña la menor falsedad: dición simultáneamente suficiente y necesaria4,
sino la de una condición meramente necesaria.
[...] Mentis imaginationes in se specta- La mediación es heurística antes que causal.
tas, nihil erroris continere, sive Mentem Causal no podría ser en absoluto, a fuer de noto-
ex eo, quòd imaginatur, non errare; sed rias razones (v. gr., la proposición segunda de
tantùm, quatenus consideratur, carere ideâ, la tercera parte de la Ethica ordine geometrico
quae existentiam illarum rerum, quas sibi demonstrata). Como no se satisfaga el requisi-
praesentes imaginatur, secludat (EOGD, ii, tum de la concomitancia de las concatenaciones
xvii, Sch. [p. 106, líneas 12-15]). de las afecciones, no habrá memoria posible5.
La memoria –tanto como la imaginación-
En conformidad con el texto anterior, capi- solamente supone la existencia intrapsíquica de
tal desde el punto de mira de la tesis epistemo- representaciones correlativas de entes extramen-
lógica de que la falsedad consiste en la mera talmente concatenados, los cuales podrían no
privación de conocimiento, las imaginaciones existir al presente. La memoria, proceso intrín-
mentales son solo cualificables, con fundamen- secamente relacionado con la imaginación, no
to, como falsas, en la medida en que involucran importa el estatuto de la explanatio epistémica-
la privación de una representación excluyente de mente fuerte, demandante en grado superlativo,
la existencia de aquellos objetos que, sub specie scil.: el conocimiento deductivo de una cierta

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esencia condicionada (essentia explananda) a el estoicismo antiguo, es solamente un figmento,


partir de la ideación adecuada de su causa esto es, una representación cimentada sobre la
proxima, como lo establece la caracterización nesciencia acerca de la dinámica eliciente de
del cuarto de los géneros de percepción de la los existentes reales. La representación de la
jerarquía epistemológica expuesta en el Tractatus contingentia, ya sea que se refiera el objeto a
de Intellectus Emendatione [p. 10, líneas 20-21]). lo pretérito, ya sea que se refiera a lo futuro, es
Cuando sobrevienen la anamnesia o la reminis- exclusivamente imaginaria.
cencia, no se conoce lo cognoscendum a partir de
su causa real y adecuada (causa vera) de especie
genética, sino un objeto en particular bajo la 4. Los afectos
especie de su invisceramiento en una retícula de
estados de cosas. Al hacer mención de la ética spinoziana,
Por añadidura, ha de repararse en que el reparamos, ante todo, en una reflexión de carác-
condicionamiento primeramente referido no es ter teórico acerca de las condiciones reales de la
epistémicamente fuerte sino, antes bien, un nexo potenciación del conatus sui conservandi.
asociativo y, por ende, extrínseco, el cual perma- Baruj de Spinoza cimentó su teorización
nece por fuera de la constitución inherente de los ética sobre el concepto del esfuerzo de autocon-
entia realia: servación. La proposición fundacional es, en rela-
ción con la ética, la sexta de la parte tercera de la
Sunt enim reverâ (per Prop. 16 hujus) ideae Ethica ordine geometrico demonstrata:
affectionum Corporis humani, quae tam
hujus, quàm corporum externorum naturam Unaquaeque res, quantum in se est, in suo
involvunt (EOGD, ii, xviii, Sch. [p. 107, esse perseverare conatur.
líneas 7-9]).
La demostración de esta proposición teore-
Sobre la base de la recurrencia de los acaeci- mática se cimienta sobre la proposición trigésima
mientos, forjamos una representación inadecuada cuarta de la primera parte, en conformidad con la
de la necesidad, representación no intelectiva sino cual la divina potencia se identifica plenamente
imaginaria. Cuando, en cambio, sobrevienen las con la divina esencia. Adicionalmente, hemos de
defraudaciones de las expectativas de regularidad precisar que todo existente real, en la medida en
y la imaginación se libra, por consiguiente, a la que no se identifica plenamente con Dios, es una
fluctuatio, eclosiona la representación falsa de la expresión modal de lo Divino, como lo estatuye el
contingencia (cf. EOGD, ii, xliv, Sch.), sedicente corolario de la proposición vigésima quinta de la
modalidad desprovista de fundamentum in re. primera parte de la obra. Así, pues, es imperioso
Aseveramos lo anterior con base en la proposi- que sea el vehículo de una expresión puntual de
ción vigésima novena de la primera parte de la la divina potencia. Es imposible, por lo tanto, que
Ethica ordine geometrico demonstrata: haya disociación, cum fundamento in re, de rea-
lidad y potencia eliciente. De ahí, precisamente,
In rerum naturâ nullum datur contingens, la ineluctabilidad de la proposición según la cual
sed omnia ex necessitate divinae naturae
determinata sunt ad certo modo existendum, Nihil existit, ex cujus naturâ aliquis effectus
& operandum (EOGD, i, xxix)6. non sequatur (EOGD, i, xxxvi).

La contingencia, como se ha precisado en La ética deviene, desde este punto de vista


EOGD, iv, Definición iii, consiste en la represen- realista (cf. EOGD, iii, ix, Sch.), genético (cf.
tación de una res singularis; en la representación EOGD, iii, xi, Sch.; EOGD, iii, xiii, Sch.; etc.) y
de cuya esencia no aprehendemos intelectivamen- dinámico (cf. EOGD, ii, iii, Sch.), la indagación
te afirmación ni negación necesarias de existen- teórica atañente a las condiciones necesarias de
cia. La contingencia, como también lo advirtió la potenciación del esfuerzo de autoconservación.

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Semejante esfuerzo, ha advertido la proposición demostración de la trigésima sexta proposición de


séptima de la parte tercera, se identifica real- De Deo, los afectos consisten en formas de actuar
mente con la esencia del agente. La potenciación e interactuar con el medio circundante. En tanto
es, en esta medida, realmente indiscernible del que el afecto es activo y es, por ende, una acción
medro entitativo del agente; la impotenciación, del cuerpo, éste último robustece su entidad y
realmente indiscernible del desmedro entitativo experimenta un medro entitativo. De cierto, el
del agente. He aquí el enfoque subyacente bajo las robustecimiento es siempre un acrecentamiento
definiciones de los afectos de, respective, laetitia en perfección. En la medida en que el afecto es
y tristitia (cf. Ethica ordine geometrico demons- pasivo y es, por lo tanto, una pasión del cuerpo,
trata, iii, proposición xi, Sch.). éste desmedra ónticamente. Por virtud del nexo
En el marco de esta teoría ética, la cual de isomorfismo psicosomático, estipulado por la
incardínase en el esquema conceptual teomonista séptima proposición de la segunda parte, cabe
del Sefardí, el cual es, ontológicamente conside- colegir idénticas conclusiones en relación con la
rado, realista y monista; y, gnoseológicamente psiquis. La noología, cuyo lenguaje es mentalista
considerado, objetivista y dogmático7, la libertad –sin que por ello consista en una folk psycholo-
adquiere el estatuto de potencia autoconstituyen- gy-, y la ciencia física, cuyo lenguaje es el de la
te y autodeterminante (esto es, autonómica), en mecánica, participan de un nexo de isomorfismo
absoluto el de la indeterminación o, por mejor estructural, versión spinoziana de la ontología
decir, el de un hipónimo del hiperónimo ‘indeter- expresionista, grandemente fortalecida por la
minación’. Cuando debió confutar algunas de las aportación, anterior en dos siglos, de Nicolás de
apreciaciones polémicas de Hugo Boxel, Spinoza Cusa (en por ejemplo De docta Ignorantia [1440],
invocó, en forma adecuada, la convicción eleute- parte i).
riológica de que la libertad se contrapone no a la El afecto es el modo de ser de un cuerpo:
determinación sino, antes bien, a la compulsión,
en la medida en que ésta dice esencial relación Per Affectum intelligo Corporis affectiones,
con la exterioridad. La libertad, en cambio, quibus ipsius Corporis agendi potentia auge-
guarda un vínculo esencial con lo intrínseco, tur, vel minuitur, juvatur, vel coërcetur, &
con la interioridad autopositiva. Habida cuenta simul harum affectionum ideas (EOGD, iii,
de lo anteriormente enunciado, el autor subrayó Df. iii).
la absurdez de que lo necesario y lo libre se con-
ceptúen bajo la especie de la opugnancia o de la El afecto es bifásico, en el sentido de que
antonimia (cf. la epístola lvi, destinada a Hugo consiste tanto en la afección somática como en la
Boxel [Opera, volumen iv, p. 259, líneas 14-18]). mental. Asimismo, el afecto consiste en el tránsi-
La teoría spinoziana de los afectos humanos to de cuerpo y mente hasta perfecciones mayores
es, genéricamente conceptuada, una teoría de las o menores. En la medida en que la onticidad y la
afecciones del cuerpo humano. Todo afecto es, en operatividad del afecto son escibles por conducto
efecto, una afección. En la medida en que el afec- del solo cuerpo y la sola mente, estos son su causa
to es una afección, debe ser cualificado como un adecuada. En tanto C es la causa adecuada de los
ente modal. Su realidad es la realidad propia de afectos A y B, dícese agente; en caso contrario,
lo existente en otro existente, por el cual también paciente (cf. EOGD, iii, Df. iii, Explicación), toda
intelígese (cf. Ethica ordine geometrico demons- vez que, entonces, la intelección de su funciona-
trata, i, Df. v). La afección es un ens ab alio. miento eliciente remite, de manera indefectible, a
Todo afecto humano consiste en una afección lo exterior.
del cuerpo humano, por razón de lo cual es el El cuerpo y la mente son actuantes en tanto
modo de una realidad también modal. Es, en esta que sobreviene, en ellos o fuera de ellos, algún
medida, un modo determinante de otro. Los afec- estado de cosas inteligible por medio de su propia
tos son, en última instancia, maneras de existir complexión. De lo contrario, el estado de cosas
de los cuerpos. Puesto que el existir y el operar es una pasión. En esta medida, cuerpo y mente
se identifican, como lo propone el cuerpo de la padecen (cf. EOGD, iii, Df. ii). Ambos actúan o

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padecen de consuno, i. e., simultáneamente y con minata causa, impossibile est, ut effectus
concomitancia. Lo ontológicamente imposible, sequatur (EOGD, i, Axioma iii).
como atendamos al escolio de EOGD, ii, vii,
es aseverar, con René Descartes, que si un x es El conocimiento del efecto depende de la
actuante desde el punto de mira del cuerpo (y causa, conocimiento involucrado por el del efecto
en tal caso debe declararse que el alma quiere o (cf. EOGD, i, Axioma iv). Si A es una causa y B
ejercita su dimensión volente), es paciente desde un efecto, entonces, como atendamos al cuarto
el punto de mira del alma: axioma de De Deo, habremos de añadir que CB
(=conocimiento de B) –> CA (=conocimiento de
Puis aussi je considere que nous ne remar- A), i. e., que la posesión de conocimiento respecto
quons point qu’il y ait aucun sujet qui agisse de B, el efecto, es condición suficiente de la pose-
plus immediatement contre nostre ame, que sión de conocimiento respecto de A. Que conoz-
le corps auquel elle est jointe; & que par camos adecuadamente el objeto B es condición
consequent nous devons penser que ce qui suficiente de que conozcamos adecuadamente el
est en elle una Passion, est communement en objeto A.
luy une Action: en sorte qu’il n’y a point de Cuando el Sefardí enunció el axioma cuar-
meilleur chemin pour venir à la connoissan- to, no precisó que el conocimiento referido sea
ce de nos Passions, que d’examiner la diffe- adecuado. El estatuto del axioma es genérico. La
rence qui est entre l’ame & le corps, affin de definición primera de la parte tercera confiere, a
connoistre auquel des deux on doit attribuer
la causa, una precisión conceptual no invocada
chacune des fonctions qui sont en nous (Les
en el definiens propio de la definición cuarta de
Passions de l’Ame, Première Partie, ii).
la primera parte8.
Cuando la causa es adecuada, la posesión de
La causa adaequata, como ha sido puntua-
conocimiento respecto de A es no solamente con-
lizado en la definición primera de EOGD, iii, es
dición suficiente de la posesión de conocimiento
el factor que, lambanológicamente considerado, respecto de B, sino también condición necesaria
es condición suficiente de la intelección de una en relación con ésta.
pluralidad de acaecimientos y objetos, en el sen- Puesto que todo cuerpo es un modo de la
tido de que estos últimos pueden explicarse por substancia única, y a fuer de que, aparentemente,
conducto de la complexión del factor efectuante. hemos de reconocer un nexo de transitividad
La causa adecuada es una causa suficiente y según el cual si A es una afección de B y B una
cabal, por cuanto su sola invocación explicativa afección de C, A es, entonces, una afección de C,
es suficiente para rendir cuenta de la existencia ha de derivarse la conclusión por enunciar: todo
y la configuración del acaecimiento y el objeto afecto es una afección de la substancia única,
efectuales (cf. EOGD, iii, Df. i). esto es, la natura naturans. Empero, la existencia
La causa inadecuada es, por su parte, la de semejante vínculo de transitividad dista de
causa parcial, el conocimiento de la cual no ser notoria. El hecho de que este vínculo pueda
es condición suficiente del conocimiento de la afirmarse con verdad dista de ser evidente. Todo
realidad efectual (cf. EOGD, iii, Df. i). La causa lo contrario, a fuer de que parece legítimamente
inadecuada es una causa no cabal e insuficiente. problematizable, en el sentido de que si atri-
La causa adecuada es una condición simul- buimos a nuestro enfado una cierta intensidad,
táneamente suficiente y necesaria para la pro- la cual es una afección que cualifica a nuestro
ducción del efecto. Por ello mismo, es una causa enfado, incurriríamos, sin embargo, en un sin-
determinada, de cuya posición despréndese la del sentido al referir predicativamente la intensidad
efecto; de cuya inexistencia derívase la no exis- a nosotros mismos. Atendamos ejemplificativa-
tencia del efecto: mente a lo anterior: “Apuleyo de Madaura se ha
enfadado intensamente”; por ende, “Apuleyo de
Ex datâ causa determinatâ necesario sequi- Madaura es ejemplificativo de la intensidad”, i.
tur effectus, & contrà, si nulla detur deter- e., “Apuleyo de Madaura es intenso”. No porque

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el enojo del platónico africano sea intenso, él es, El afecto es una realidad compleja, puesto
eo ipso, intenso9. que implica numerosos condicionamientos. Él
Ahora bien, la existencia de un modo cor- solamente cabe en el escenario de una retícula de
póreo es condición necesaria de la del afecto. interacciones interobjetuales. Lo Divino, en cuan-
La intelección de la onticidad del afecto implica, to natura naturans, no es modificable por afecto
necesariamente, la de esta condición necesaria. alguno. Dios, en cuanto tal, no es ejemplificativo
Entender aquello que es el afecto humano entraña de afecto alguno, a fuer de que es un existente
necesariamente el conocimiento de la complexión
rigurosamente inconmutable (cf. EOGD, i, xx,
intrínseca de lo somático humano. El conoci-
Corolario ii).
miento del cuerpo humano exige el de la filo-
El afecto entraña alteridad, en el sentido de
sofía natural, el cual exige, por su parte, el de la
ontología. El conocimiento ontológico del cuerpo que la supone o la demanda. Si existe un afecto,
humano es el de un modo del ente substancial existe en otro. No cabe el afecto existente en sí.
único. La ontología de la modalidad implica la de El afecto se halla signado por el momento de la
lo substancial. Así, pues, la adquisición del cono- alteridad, la cual es doble: la del modo en cuanto
cimiento ontológico acerca de la substancia es modo, cuya definición se enuncia en EOGD, i, Df.
condición necesaria y, por consecuencia, insosla- v, y la de la consecuencia resultante de la interac-
yable del riguroso tratamiento de la ética, scil.: la ción. El afecto quatenus afección solamente cabe
ciencia explicativa de los afectos. En ausencia de en entes que entran en relaciones de integración
conocimiento acerca de las condiciones de elegi- (=compositivas) y de antagonismo (=descompo-
bilidad ontológica de lo substancial; en ausencia sitivas) con existentes genéricamente homólogos.
de conocimiento de que Dios sea una res extensa En la medida en que la relación es compositiva,
(cf. EOGD, ii, ii), es imposible entregarse, con el objeto ejemplifica la razón formal de la pars,
fundamento teórico, a la empresa de intelección a fuer de que aquello que establece, en relación
de los afectos. con otro, un nexo de cohaerentia, entra a formar
El afecto involucra una dimensión psicoso-
parte integrante de un conjunto mayor. En la
mática. Es también una representación, h. e., la
medida en que la relación es de antagonismo, el
concreta expresión cogitativa de un afecto somá-
objeto es instancia ejemplar de la razón formal de
tico. El conocimiento de la onticidad cogitativa
del afecto psíquico implica el de la cogitatio, scil.: totalidad: el totum (cf. Epistolae, xxxii [p. 170/12-
el conocimiento de la ontología de la cogitatio, la 171/8]). Semejante totalidad, huelga precisar, es
cual es un atributo del ente substancial único (cf. meramente respectiva. El todo y la parte, nocio-
EOGD, ii, i). El conocimiento de la ontología de nalmente considerados, son nociones extrínsecas,
la mente es una condición necesaria del adecuado en absoluto explicativas de la complexión real de
conocimiento del afecto. los entes.
Éste último se conoce por mediación de lo En cuanto afección, el afecto importa las
Divino. La intelección de la constitución intrín- expresiones de lo afectante (el agente) y lo afec-
seca del afecto implica la de que el afecto es tado (lo paciente):
siempre una modificación de cierto modo somá-
tico, como ya lo hemos advertido. Ahora bien, Omnes modi, quibus corpus aliquod ab
todo modo somático es una expresión puntual alio afficitur corpore, ex naturâ corporis
de lo Divino, por medio de la cual un atributo affecti, & simul ex naturâ corporis affi-
en particular se expresa a sí mismo (cf. EOGD, cientis sequuntur; ità ut unum, idemque
i, xxv, Corolario). El conocimiento de lo Divino corpus diversimodè moveatur pro diversitate
es, mediatamente considerado, un requisitum del naturae corporum moventium, & contrà ut
conocimiento adecuado del afecto en cuanto tal; diversa corpora ab uno, eodemque corpore
i. e., la consideración ontológica de la constitu- diversimodè moveantur (EOGD, ii, Axioma
ción intrínseca del afecto. i [p. 99/9-14]).

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La naturaleza de la afección y el afecto es, distinto del genérico (de algemeene Voorzienig-
por ende, una función de las naturalezas del agen- heid), consistente en el esfuerzo ubicuo por razón
te y lo paciente. del cual los integrantes modales todos del cos-
El afecto humano es la afección de un cuerpo mos, en cuanto corporativamente considerados,
complejísimo, cada uno de cuyos componentes preservan su entidad (cf. Korte Verhandeling, i,
es también complejo (cf. EOGD, ii, Postulado v).
i). El cuerpo humano participa de una retícula La idea humani corporis, o sea, la mente
de interrelaciones e interacciones configurado- humana, es también complejísima (cf. EOGD, ii,
ras. El cuerpo, genuino microcosmos, acusa la xiii).
reverberación, en él, de cuanto no es él. En la El universo, el cual es una totalidad, no se
naturaleza quatenus cuerpo humano H, reper- rige en función (teleológica) del cuerpo humano.
cute la naturaleza misma en cuanto –H (=no H). Es imposible que, dada la realidad de los entes, el
El invisceramiento del cuerpo humano en una cuerpo y la mente humanos exclusivamente expe-
retícula como lo es la naturaleza naturada (enti- rimenten afectos activos, inteligibles a la sola luz
tativamente condicionada y existente ab alio), de su constitución real e inmanente:
el funcionamiento de la cual se adecua incon-
trovertiblemente a principios nómicos distintos Fieri non potest, ut homo non sit Naturae
de los puntualmente rectores de H, es condición pars, & ut nullas possit pati mutationes,
necesaria de que los afectos corpóreos no sean nisi, quae per solam suam naturam possint
irrestrictamente benevolentes, scil.: instancias de intelligi, quarumque adaequata sit causa
acrecentamiento de la potencia eliciente de H. (EOGD, iv, iv).
Cuantiosos son los afectos perniciosos experi-
mentados por H, los cuales implican desmedro de La potencia, por virtud de la cual presérvan-
su potencia operativa. se cuerpo y mente, es la potentia Dei en cuanto
El cuerpo humano, en la medida en que puede explicarse (=expresarse) por conducto de
participa de un conjunto, categoremáticamente la esencia humana actual (cf. EOGD, iii, vii, y
infinito, de existentes somáticos interactuantes y EOGD, iv, iv, Demostración).
mutuamente condicionantes no puede explicarse
La tercera proposición de De Servitute
por sí mismo. El cuerpo humano es inexorable-
humanâ, seu de Affectuum Viribus, precisa que
mente ejemplificativo del predicado ontológico de
la fuerza humana de autopreservación es ineluc-
abaliedad, y lo es en acuerdo con ambos sentidos
tablemente limitada, por causa de lo cual es
de ésta, scil.: el ontológico y el lambanológico.
superada por infinidad de instancias naturales
Ciertamente, no es una realidad ontológicamente
extrínsecas, y por el conjunto de las causas natu-
autofundada. A semejanza de las mónadas leibni-
zianas, exteriores las unas a las otras (cf. Fernand rales exteriores al cuerpo y a la mente; es decir,
Brunner, 1950: p. 234), los modos spinozianos en los respectos distributivo y conjuntivo. No
son mutuamente extrínsecos y titulares de con- podía esperarse otra cosa de una realidad sola-
tingencia ontológica. Los atributos en los cuales mente modal como la humana (cf. EOGD, ii, x,
inhieren, en cambio, son vehículo de aseidad Corolario).
entitativa y lambanológica. Involucran, por sí, su El afecto es singular, tesis colegible del
propia existencia (cf. Epistolae, x [destinada a S. primer axioma posterior al lema tercero de De
J. de Vries] [p. 46, líneas 6-17]). Naturâ, & Origine Mentis. La ética debe reparar
En conformidad con el lenguaje de la Korte en que los afectos son suficientemente condi-
Verhandeling, puede advertirse que la providen- cionados por las complexiones intrínsecas de lo
cia particular equivale a la universal en cuanto afectante y lo afectado. Mediante una precisión
explícase por el cuerpo humano puntual y con- pletórica de conexión semánticamente nomina-
creto. La providencia particular (de bezondere lista, el Sefardí planteó que el afecto de lascivia
Voorzienigheid) es el impulso autopreservante en del equino es distinto del correspondiente afec-
cuanto a la existencia, impulso sólo modalmente to humano (cf. EOGD, iii, lvii, Sch.), y que la

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medida de semejante distinción es la distancia sensible, reconstruidos (en el primer escolio de


existente entre lo equino y lo humano: EOGD, ii, xl), como la consecuencia, cognosci-
tivamente depauperada, de la confusión de las
Hinc sequitur affectûs animalium, quae imágenes o representaciones sensibles (cf. EOGD,
irrationalia dicuntur (bruta enim sentire ii, xl, Sch. i [p. 121/12-20]).
nequaquam dubitare possumus, postquam A continuación, enumeremos algunos de
Mentis novimus originem) ab affectibus los afectos, los cuales se clasifican en confor-
hominum tantùm differre, quantùm eorum midad con tres hiperónimos, scil.: los afectos de
natura à naturâ humanâ differt. Fertur qui- alegría, los afectos de tristeza y los afectos de
dem equus, & homo Libidine procreandi; at deseo (=desiderativos). Los afectos de alegría y
ille Libidine equinâ, hic autem humanâ. Sic de tristeza son, en última instancia, reductibles
etiam Libidines, & Appetitûs Insectorum, a crementos y a decrementos de la potentia, esto
piscium, & avium alii atque alii esse debent
es, del conatus sui conservandi. La estrategia
(EOGD, iii, lvii, Sch. [p. 187, lineas 6-12]). reductiva del Sefardí fue, en el respecto de la
ética, también monista, a diferencia de la plura-
El cultivo de una pseudociencia ética que lista aproximación de René Descartes al tema.
haga abstracción de semejantes distinciones, y Descartes, en efecto, redujo los afectos a seis
que pretenda remontarse hasta una consideración afectos basamentales e irreductibles; a sendos
universalísima de lo afectivo en sí mismo, condu- átomos emocionales. Enumeraremos algunos de
ce inexorablemente hasta la oquedad epistémica los afectos contemplados por el Sefardí en precisa
y la imposibilidad de progreso cognoscitivo. No correspondencia con la tabula cartesiana de las
vanamente zahirió Spinoza el sedicente senti- pasiones del alma, tal y como se concretó en el
do informativo de los universalia de carácter memorable Les passions de l’âme (1649):

Les passions de l’âme Ethica ordine geometrico demonstrata


(III, Affectuum Definitiones)

Artículo lviii:
Definición de la esperanza y de la desesperación. Parte iii, definiciones xii y xv.
Spes est inconstans Laetitia, orta ex ideâ rei futurae,
vel praeteritae, de cujus evento aliquatenus dubitamus.
//Desperatio est Tristitia, orta ex ideâ rei futurae, vel
praeteritae, de quâ dubitandi causa sublata est.
Art. lxiii:
Definición de la satisfacción y del arrepentimiento. Parte iii, definición xxvii.

Poenitentia est Tristitia,
concomitante idea alicujus facti, quod nos libero Men-
tis decreto fecisse credimus.
Art. lxiv:
Definición del favor y del agradecimiento. Parte iii, definición xxxiv.
Gratia, seu Gratitudo est Cupiditas, seu Amoris
studium, quo ei benefacere conamur, qui in nos pari
amoris affectu beneficium contulit. Vide Prop. 39 cum
Schol. Prop. 41 hujus.
Art. lxv:
Definición de la indignación y de la cólera. Parte iii, definición xx.
Indignatio est Odium erga aliquem, qui alteri malefecit.

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Elucidaciones spinozianas acerca del conocimiento, los afectos y la libertad 27

Art. lxvi:
Definición de la gloria y de la vergüenza. Parte iii, definiciones xxx y xxxi.
Gloria est Laetitia, concomitante ideâ alicujus nostrae
actionis, quàm alios laudare imaginamur.
//Pudor est Tristitia, concomitante ideâ alicujus actio-
nis, quàm alios vituperare imaginamur.
Art. lxx:
Definición de la admiración. Parte iii, definición iv.
Admiratio est rei alicujus imaginatio, in quâ Mens
defixa propterea manet, quia haec singularis imagi-
natio nullam cum reliquis habet connexionem. Vide
Prop. 52 cum ejusd. Schol.
Art. lxxix:
Definición del amor y el odio. Parte iii, definiciones vi y vii.
Amor est Laetitia, concomitante ideâ causae externae.
//Odium est Tristitia, concomitante ideâ causae
externae.
Art. lxxxvi:
Definición del deseo. Parte iii, definición i.
Cupiditas est ipsa hominis essentia, quatenus [expre-
sión con base en la cual se introduce una cláusula
reduplicativa, por conducto de la cual enúnciase un
modo de presentación] ex datâ quâcunque ejus affec-
tione determinata concipitur ad aliquid agendum. [Lo
añadido es nuestro].
Art. xcii:
Definición de la alegría y la tristeza. Parte iii, definiciones ii y iii.
Laetitia est hominis transitio à minori ad majorem
perfectionem.
N. b.: El definiens invoca, incomprensiblemente, el
término ‘homo’, y despoja a ‘laetitia’ del alcance
extensional que en principio le corresponde; y que,
con legitimidad, puede reivindicar para sí.
//Tristitia est hominis transitio à majore ad minorem
perfectionem.

La obra ética spinoziana es el vehículo de el testimonio doxográfico de Diógenes Laercio,


una pretensión explicativa y clasificatoriamente contenido en el séptimo libro de su Vita et Opi-
reductiva de los afectos a afectos primigenios, niones Philosophorum (obra compuesta entre los
modificaciones de los cuales, o denominacio- años 225 y 250 A. D.), sexagésimo artículo, los
nes extrínsecas vinculadas con los cuales hacen componentes temáticos de la filosofía moral son
posible la plurificación de los afectos (o de las
los (a) apetitos, (b) los bienes y los males, (c) las
emociones) quatenus acciones de la mente y
quatenus pasiones. En este concreto respec- pasiones (en general, las emociones), (d) la virtud,
to, detectamos, querámoslo o no, una similitud (e) la finalidad (=télos), (f) las acciones, (g) los
entre los proyectos disciplinares éticos de los deberes y, finalmente, (h) las exhortaciones y las
estoicos de la antigüedad grecolatina, y tanto disuasiones, efectos de la función parenética del
Descartes cuanto Spinoza. En conformidad con lenguaje10.

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28 Juan Diego Moya Bedoya

5. La libertas terminológica, una cosa y una causa libres (cf.


EOGD, i, xvii, Corolario ii), a fuer de que sola-
La realidad y la libertad de un existente se mente la substancia existe en sí y se concibe por sí
manifiestan por conducto de la riqueza de sus (con arreglo a EOGD, i, Definición iii). Empero,
determinaciones, i. e., de la complejidad de su todo x existente en sí y concebible por sí, existe
esencia y sus aptitudes para actuar en innúmeras también por sí (=es un ens a se).
formas simultáneas (cf. M. de Souza Chaui, 1999: Asimismo, a fuer de que Dios (o sea, la natu-
p. 77). Tanto más real y libre es un existente raleza naturante) es la única substancia existente
(y agente), cuanto más vasto y cuantioso es el in rerum natura, solamente Dios es una cosa y
conjunto de sus efectos. Reverbera, en semejante una causa libres (como lo plantea explícitamente
precisión teórica atañente a los modi substan- el segundo corolario de la proposición xvii de
tiae, una verdad ya establecida en relación con la primera parte de la Ethica ordine geometrico
la substancia misma, en la medida en que ésta demonstrata). Este corolario se funda sobre las
última considérase a la luz de sus atributos (cf. proposiciones undécima (proposición modal en
EOGD, i, ix): conformidad con la cual Dios existe necesaria-
mente), décima cuarta (proposición asertiva del
Quò plus realitatis, aut esse unaquaeque monismo supraatributivo de substancia) y décima
res habet, eò plura attributa ipsi competunt séptima (proposición aseverativa de que Dios
(EOGD, ix). actúa por razón, exclusivamente, de las solas leyes
de su naturaleza esencial).
La libertad es, en primerísimo lugar, una El escolio de la proposición décima séptima
determinación formal que atañe a lo existente principia con una admonición pletórica de regus-
substancial en cuanto tal. Su dimensión primera to necesitarista: la libertad de lo Divino no debe
es ontológica, no moral. Como libre cualifícase inteligirse, en absoluto, como si implicase –fal-
aquella cosa que existe por virtud de su sola samente, por cierto- el hecho de que Dios habría
necesidad entitativa, y que determínase exclusiva- podido, como le hubiese apetecido, omitir cuanto
mente por sí misma a actuar (cf. EOGD, i, Df. vii). derívase inexorablemente de su propia naturaleza,
Enantiónimo de ‘cosa libre’ (‘res libera’) es ‘cosa indefectiblemente actuante. Semejante hipótesis
compelida’ (‘res coacta’), toda vez que la cosa es tan descabellada como la de quien supone que
compelida o hecha necesaria es aquélla que es una forma geométrica en particular habría podi-
determinada por otro factor a existir y a actuar en do, sine contradictione in adiecto y por causa de
conformidad con una modalidad (o razón) cierta un divino decreto, no irradiar la totalidad de sus
(=unívoca) y determinada (=precisa): propiedades, las cuales guardan, en relación con
ella, una conexión indubitablemente necesaria:
VII. Ea res libera dicitur, quae ex solâ suae
naturae necessitate existit, & à se solâ ad Alii putant, Deum esse causam liberam,
agendum determinatur: Necessaria autem,
propterea quòd potest, ut putant, efficere, ut
vel potiùs coacta, quae ab alio determinatur
ea, quae ex ejus naturâ sequi diximus, hoc
ad existendum, & operandum certâ, ac deter-
est, quae in ejus potestate sunt, non fiant,
minatâ ratione (EOGD, i, Df. vii). sive ut ab ipso non producantur. Sed hoc
idem est, ac si dicerent, quòd Deus potest
Idénticamente, hemos de advertir que toda efficere, ut ex naturâ trianguli non sequa-
cosa libre es una causa libre. ‘Cosa libre’ y tur, ejus tres angulos aequales esse duobus
‘causa libre’ son, es de presumir, L-equivalentes rectis; sive ut ex datâ causâ non sequitur
(=equivalentes desde un punto de vista lógico; no effectus, quod est absurdum (EOGD, i, xvii,
meramente equipolentes). Scholium [pp. 61/27-62/1]).
Habida cuenta de lo últimamente propuesto,
dedúcese inmediatamente el hecho de que sola- El conjunto de los modos finitos y durade-
mente una substancia es, con entera propiedad ros, el cual es un modo mediato de la substancia

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Elucidaciones spinozianas acerca del conocimiento, los afectos y la libertad 29

única; modo dotado de infinitud y de eternidad Su distinción respecto de la res cogitans es mera-
(en acuerdo con la vigésima segunda proposición mente modal.
de De Deo); modo cualificable, en acuerdo con El intelecto absolutamente infinito no es una
la epístola sexagésima cuarta, como facies totius cosa ni una causa libres, toda vez que no existe
universi, no es cosa libre alguna ni tampoco, por por sí mismo, sino por virtud de lo Divino qua-
ende, una causa libre. Sabemos que las cosas no tenus res cogitans. Mucho menos podría serlo
han podido ser producidas de otra manera, ni han un modo finito y duradero, el cual es una cosa
podido concatenarse alternativamente (cf. EOGD, singular. Stricto sensu, ningún modo puede ser
i, xxxiii). Stricto sensu, no existe otro mundo una cosa ni una causa libres.
genuinamente posible que el real. El conjunto de No obstante, el texto de la Ethica se refiere al
los mundos posibles es unimembre. Atendamos al hombre libre, cuya mención se realiza en, ex. g., el
enunciado de Ethica, i, xxxiii, cuyo compromiso escolio d00.0.0e la proposición sexagésima sexta
necesitarista es notorio y recalcitrante: de la cuarta parte de la Ethica ordine geometrico
demonstrata:
Res nullo alio modo, neque alio ordine à
Deo produci potuerunt, quàm productae sunt Ille enim, velit nolit, ea, quae maximè igno-
(EOGD, i, xxxiii). rat, agit; hic autem nemini, nisi sibi, morem
gerit, & ea tantùm agit, quae in vitâ prima
Con mucho menor razón ha podido, un esse novit, quaeque propterea maximè cupit,
& ideò illum servum, hunc autem liberum
hombre libre, no ostentar semejante estatuto, de
voco, de cujus ingenio, & vivendi ratione
superior fuste entitativo. Sus efectos propios no pauca adhuc notare libet (EOGD, iv, lxvi,
han podido seguirse de una manera y con arreglo Sch. [p. 260/24-29]).
a un orden diversos y alternativos. Los mundos
“más o menos próximos” al nuestro (invocados El hombre libre es aquél que se conduce solâ
por el realismo modal) son meramente fingibles, ratione. Empero, en esta medida no cuenta más
no posibles, habida cuenta de la resemantización que con ideas adecuadas. Libre es aquél que es,
de ‘potestad’ implicada por, ex. g., la proposición en relación con sus efectos noemáticos, una causa
trigésima quinta de la Ethica ordine geometri- adecuada o completa. En la medida en que las
co demonstrata, en acuerdo con la cual cuanto ideas son adecuadas son, desde una perspectiva
radica en la divina potestad (=divina potencia etiológica, efectos propios de una causa ade-
eliciente), indefectiblemente adquiere actualidad: cuada. La adecuación epistémica, la cual es una
modalidad propia de las ideas completas, cuya
Quicquid concipimus in Dei potestate esse, producción es íntegramente inteligible a partir del
id necessariò est (EOGD, i, xxxv). dinamismo cogitativo de la res cogitans, es una
inexorable consecuencia de la adecuación etioló-
Si el atributo no difiere de la substancia gica de una causa de especie noética, esto es, un
sino en conformidad con una distinción de razón agente existente sub cogitationis specie.
raciocinada, lo Divino en cuanto res cogitans La aplicación de semejante epíteto a un ente
ha de ser una cosa y una causa libres. Cuanto lo humano singular supone, claro está, la satisfac-
Divino produce bajo la especie de la cogitatio es ción de un conjunto de requisita. Solamente en
producido, con exclusividad, por razón suficien- la medida en que lo anterior se suponga cabrá
te de la propia dinámica eliciente de la divina efectuar, con legitimidad, la subsunción corres-
cogitatio. pondiente (bajo el concepto de ‘ente libre’).
La res cogitans (=el pensamiento substan- Una de aquellas condiciones necesarias con-
cial) pone, de una manera infinita, eterna e siste en la identidad real existente entre el inte-
inmediata, un modo infinito y eterno. Este modo lecto del homo liber y el intellectus infinitus.
infinito y eterno no es otro que el intelecto abso- Cuando el intelecto humano conoce en forma
lutamente infinito (intellectus absolute infinitus). adecuada, se identifica realmente con el intelecto

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30 Juan Diego Moya Bedoya

infinito, como lo revela el escolio de EOGD, v, tales en punto al comienzo de la existencia de


proposición xl. En dirección de lo mismo orientan un ente en particular, no en cuanto al esse de
el corolario monopsiquista de la segunda parte de este último, scil.: la permanencia entitativa de lo
la obra (corolario de la proposición undécima de existente. He aquí un concepto sugerido por el
EOGD, ii), y el escolio de EOGD, ii, xliii.11 La corolario de la proposición vigésima cuarta de
identificación jamás es plena, por razón de lo la parte primera de la Ethica ordine geometrico
cual es imposible afirmar que, proprio sensu, un demonstrata. Semejante esse no debe ser identi-
ente humano pueda recibir la denominación de ficado con la naturaleza misma de la existencia,
ens liber. la cual no entraña estatuto cuantitativo alguno.
Existe aquí, por consecuencia, un inconve- En conformidad con el escolio de la proposición
niente, en la medida en que semejante consecuen- cuadragésima quinta de la segunda parte de la
cia compele a reconciliarse con la no univocidad Ethica, la susodicha naturaleza equivale al ser
de ‘libre’ en la medida en que el adjetivo aplícase de las cosas singulares en la medida en que éstas
a la res libera y al homo liber. En efecto, no pare- últimas proceden de la aeterna necessitas Dei, de
ce haber un concepto distinto bajo el cual se sub- la cual derívase, onto-lógicamente (=metafísica y
suman, simultáneamente y en un mismo respecto, lambanológicamente), una infinita copia de exis-
la res libera (=causa libera), h. e., la substantia, tentes modales en infinidad de maneras (modos
y el homo liber. de producción puntual).
Conjeturamos, emulando a Duns Escoto, a El hombre libre que hubiese nacido libre
cuyo influjo la metafísica constructiva del Sefardí (prótasis de un condicional contrafactual), no
no fue ajena, que el correspondiente concepto (el tendría conocimiento conceptual del bien y del
de ‘agente libre’) es titular de la propiedad semió- mal (cf. EOGD, iv, lxviii), a fuer de que el cono-
tica de la univocidad; mas no la realidad corre- cimiento conceptual de estos últimos es sola-
lativa, la cual es analógica, toda vez que existen mente posible en un existente que sea, asimismo,
unos analogata primero (primum analogatum) paciente. En efecto, el conocimiento del bien es
y segundo (secundum analogatum). La analogía solamente posible en la mente de quien se repre-
es, pues, de proporción, no de proporcionalidad; senta el mal, en la medida en que bien y mal son
aquélla que los neoescolásticos procedieron a determinaciones conceptuales interpenetrantes
denominar analogía de atribución. La atribución (cf. EOGD, iv, lxviii, Demostración). No obstante,
es intrínseca, no extrínseca. La univocidad del el conocimiento del mal en cuanto tal equivale al
concepto funge cual condición necesaria rela- afecto de tristeza en tanto que el cognoscente es
tivamente a la legitimidad epistémica –o, por consciente de éste último; h. e., es idéntico a la
mejor decir, epistemontológica- de la referencia a tristeza misma en la medida en que ésta última es
la analogía, la cual atañe a la realidad formal (o objeto de conciencia. Empero, quien experimenta
inherente) de los analogados. tristeza experimenta, eo ipso, detrimento entitati-
Proprio sensu, un hombre libre no puede vo (cf. EOGD, iii, xi, Sch. [p. 149/3-4]). Así, pues,
incoar, por sí mismo, concatenaciones causativas, la tristeza no puede no ser un efecto explicable
toda vez que no existe efecto modal, singular y por virtud de la propia dinámica eliciente del
temporal alguno que no sea precedido por otra agente. La tristitia es, insoslayablemente, una
realidad modal, idénticamente singular y tempo- pasión. Por consecuencia, es imperioso que si A
ral. En esta medida, cualquier realidad modal sin- experimenta tristitia (T), i. e., si A se contrista,
gular y temporal, es decir, cualquier cosa singular sea o bien una causa inadecuada, o bien causa
cuenta, a tergo, con una infinidad categoremática ninguna en relación con T.
de causas puntuales. No existe, bajo la especie La libertad del homo liber es, ante todo, una
del eje de las abscisas, una causa prima (como cierta emancipación respecto del imperio de los
se desprende de EOGD, i, xxviii). El eje de las afectos pasionales, la cual jamás puede ser ple-
abscisas es, precisamente, el de las causae fiendi naria; y respecto de las creencias consecuencial-
(cf. EOGD, i, xxiv, Cor.), a saber: las causas gene- mente subyugantes y menoscabantes, acepción
rativas. Las causas generativas son solamente que Stuart Newton Hampshire, certeramente, ha

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Elucidaciones spinozianas acerca del conocimiento, los afectos y la libertad 31

cualificado como ‘sentido epicúreo de libertad’ explicans posibilita una reconstrucción del expli-
(cf. S. N. Hampshire, 1983: p. 56). Este sentido candum, hemos de suponer que contamos con
es condicionado por la realidad causal de la natu- un constructo tan valioso como el genuino factor
raleza. Semejante libertad es una libertad incar- eliciente (causa vera) del fenómeno por explicar.
Mas aquí emerge un problema en absoluto delez-
dinada en las virtualidades elicientes del agente,
nable. Si, efectivamente, un modelo mecánico
las cuales guardan una conexión robusta con el
proporciona la elucidación de una condición
ejercicio de sus competencias cognoscitivas. Lo suficiente respecto de la producción de un cierto
último acaece en la medida en que las susodichas explanando psíquico, como lo es el estado psíqui-
competencias se orientan atentivamente hacia el co de cosas conocido como imaginación, la auto-
dominio de los afectos, y en tanto que los corre- nomía explicativa cabal de los dominios somático
lativos conocimientos se invisceran afectivamen- y cogitativo no es, en absoluto, reverenciada por
te; h. e., devienen afectos vigorosos aptos para el autor. Todo lo contrario, a fuer de que es con-
oponer eficaz resistencia contra los efectos detur- culcada, en el sentido de que la dilucidación expli-
pantes y depauperantes dados, o susceptibles de cativa de cómo opera o podría operar la dinámica
sobrevenir, en las correlativas mentes. de la imaginación –la cual no debe identificarse
con la imagen, la cual sí es un estado corpóreo de
cosas-, implica recurso a un fenómeno mecánico,
a saber: el de la colisión o el impacto de una masa
Notas cuyo estado es el de fluidez, contra una masa
blanda.
1. La demostración del corolario apela a un modelo La precisión atañente a la causa vera puede des-
hiatromecánico que conlleva recurso postulativo prenderse del escolio inmediatamente posterior
a partes blandas del cuerpo humano, susceptibles a la demostración del corolario de la proposición
de la recepción de improntas exteriormente indu- décima séptima.
cidas por un efector, cuyo influjo causativo es Ahora bien, el racionalismo explicativo del Sefar-
fundante de un conatus introrsus. Si los fluidos dí fue atemperado por el mismo autor de la
impactan contra las porciones blandas del cuerpo Ethica, a fuer de que él mismo rememoró que
humano o del cuerpo viviente en general, y sobre los postulados sobre los cuales había procedido a
lo blando hubo, previamente (en un tiempo T0), cimentar sus modelos mecánicos de explanandos
impresión de una impronta o vestigio, entonces como, v. gr., la imaginatio, cuentan con el refren-
ulteriormente (en un tiempo T1), cuando la enti- do de una experiencia metódicamente conducida
dad fluida impacta contra la parte blanda, acaece –no, por supuesto, con el de la experientia vaga,
en la mente, biunívocamente correspondiente del segundo género de percepción en conformidad
cuerpo humano o del cuerpo viviente en general, con la jerarquía epistemológica explicitada en el
la afirmación judicativa de la afección corpórea, y Tractatus de Intellectus Emendatione (cf. EOGD,
la de cuanto sea implicado por semejante afección ii, xvii, Sch.).
somática. 2. Baruj de Spinoza procedió a impugnar, con base
Del solo hecho de que este modelo (=estruc- en su isomorfismo estructural de lo somático y
tura interpretada) mecánico pueda proporcio- lo asomático, la teoría causal de la percepción.
nar razones explicativas suficientes respecto del Si por teoría causal de la percepción, de cierto,
acaecimiento del hecho psíquico explanando, des- inteligimos aquélla que conceptúa el explanando
préndese la consecuencia de que disponemos de ‘percepción’ como efecto de cierto influjo causa-
un adecuado explanante de la imaginación, esto tivo procedente desde fuera (ab extrinseco) de la
es, la aprehensión de lo no presente. En acuerdo cogitatio, la teoría causal de la percepción debe
con la metodología spinoziana, que un modelo estimarse confutada por Spinoza.
teórico proporcione una condición suficiente para 3. Si suponemos que cierta porción blanda del
la intelección del fenómeno explicando (es decir, cuerpo humano ha recibido alguna vez, en T0,
las condiciones suficientes de inteligibilidad del una imprenta debida al impacto exterior de dos o
explicandum), es condición suficiente de que sea más cuerpos idénticamente extrínsecos, impacto
cualificable como modelo explicativamente satis- que implicó la transmisión de un conatus intror-
factorio, h. e., modelo que satisface los requisita sus –por usar del léxico hobbesiano-; y que,
de la racionalidad intersubjetiva. Si el modelo en correspondencia, la mente experimentó una

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imaginación concomitante; si suponemos, asimis- contingenter futurum contemplabitur (EOGD, ii,


mo, que la disposición corpórea fue inducida por xliv, Sch. [p. 126, líneas 11-14]).
el influjo exterior simultáneo de una multitud de 7. Inteligimos, por ‘dogmatismo’, el enantiónimo de
existentes somáticos, entonces el tránsito mné- ‘escepticismo’.
mico (en T1 o en T2 o en T3, …) desde la repre- 8. Los axiomas tercero y cuarto de EOGD, i, enun-
sentación de uno de los cuerpos hasta la de la cian las condiciones solamente bajo las cuales
totalidad de los restantes (cuyo impacto aconteció nuestro conocimiento es verdadero. Ellos afirman
con simultaneidad, es decir, en T0) devendrá, con la causalidad substancial como fundamento. El
plenitud de inteligibilidad, explicable. isomorfismo de los órdenes eidético y real estri-
Como, por simplificar nuestra exposición del ba en la unidad y la identidad del principio de
modelo mecánico, dos cuerpos A y B hubiesen producción de las ideas y de las cosas. Cf. M. de
impactado contra C en T0, en cada oportunidad Souza Chaui, 1999: p. 64.
sucesiva en la cual la porción blanda sobre la 9. En esta medida, han de denunciarse como preci-
cual hubiesen plasmado su impronta, sea objeto pitadas algunas de las críticas esgrimidas contra
del impacto de una porción líquida del cuerpo, la teología racional del Sefardí por Nicolás Male-
sobrevendrá, correlativamente –no por causa de branche; concretamente en sus Entretiens sur la
una ininteligible interacción psicosomática (cf. métaphysique et sur la religion (1688), ix. Lo
EOGD, iii, ii)-, la representación de A y B. En mismo cabe observar en relación con Pierre Bayle
conformidad con Spinoza, el esclarecimiento (cf. el volumen décimo tercero de su Dictionnaire
antecedente suministra un concepto simultánea- historique et critique [1697], entrada “Spinoza”).
mente claro y distinto en relación con el explanan-
Francis Kaplan (cf. F. Kaplan, 1989) denunció
do ‘memoria’.
la inexistencia, en el Corpus spinozanum, de
4. En este concreto respecto nos hacemos eco de la
precisión ontológica en el respecto del abordaje
precisión de Irving M. Copi (en su Introducción
teórico del nexo entre afecciones. No obstante
a la Lógica, capítulo xii [“Las conexiones cau-
sugerimos, en descargo del Amstelodamense, que
sales: los métodos de Mill para la investigación
su adopción del principio expresivo y retórico de
experimental”]) de que, allí donde se efectúan
compacidad, sobre el cual ha escrito certeramente
inferencias desde la causa hasta el efecto y desde
Richard Mason (cf. R. Mason, 1999), compelió a
el efecto hasta la causa, ‘causa’ debe inteligirse
aquél a suponer, en el enunciatario, la posesión de
como una condición simultáneamente suficiente
cuantiosos presupuestos ontológicos.
y necesaria. La causa equivale a la condición
suficiente, la cual se identifica, por su parte, con 10. La concupiscencia, precisó Crisipo de Soles
la conjunción lógica de la totalidad de las condi- (281/278-208/205 a. C.), consiste en una modali-
ciones necesarias del fenómeno explanandum (cf. dad irracional del apetito, la cual plurifícase espe-
I. M. Copi, 1987: p. 419). cificativamente como indigencia, odio, contienda,
5. Lo anterior se explica, harto holgadamente, sobre ira (=apetito concupiscente de que aquél que pare-
la base de la percatación de que mens y corpus ce haber obrado injustamente, sea punido), amor
entrañan un vínculo de isomorfismo estructural: (=apetito de conjugarse con una belleza aparente),
Est enim nihil aliud, quam quaedam concatena- rencor y furencia, o sea, la ira incipiente (cf. Vita
tio idearum, naturam rerum, quae extra Corpus et Opiniones Philosophorum, vii, lxxix).
humanum sunt, involventium, quae in Mente fit Asimismo, movimiento irracional del ánimo es el
secundùm ordinem, & concatenationem affectio- deleite. Este movimiento concierne a aquello que
num Corporis humani. Dico primò contatenatio- parece ser apetecible. Al deleite se contrapone el
nem esse illarum tantùm idearum, quae naturam regocijo; a la concupiscencia, la voluntad. Aque-
rerum, quae extra Corpus humanum sunt, invol- llo que es el regocijo en relación con el deleite
vunt; non autem idearum, quae earundem rerum (=el placer), lo es la voluntad relativamente a la
naturam explicant (EOGD, ii, xviii, Scholium [pp. concupiscencia (analogía de proporcionalidad
106, línea 35-107, línea 7]). propia). El regocijo, la precaución y la voluntad
6. El escolio de EOGD, ii, xliv, precisa por su parte son afecciones buenas del ánimo (cf. Vita et Opi-
lo siguiente: niones Philosophorum, vii, lxxxi). La voluntad
Fluctuabitur itaque ejus imaginatio, & cum futuro es un principio regulativo, al cual se supeditan la
tempore vespertino jam hunc, jam illum imagi- benevolencia, el agrado, el aprecio y la dilección
nabitur, hoc est, neutrum certò, sed utrumque (cf. Vita et Opiniones Philosophorum, vii, lxxxi).

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Elucidaciones spinozianas acerca del conocimiento, los afectos y la libertad 33

El dolor consiste en una contracción irracional Fuentes bibliográficas


del ánimo, y especifícase como misericordia,
envidia, emulación, celos, angustia, turbación,
Ansaldi, Saverio. (2001) Spinoza et le Baroque. Infini,
tristeza, pena y confusión (cf. Vita et Opiniones désir, multitude. París: Éditions Kimé, Collection
Philosophorum, vii, lxxviii). La misericordia, “Philosophie-Épistémologie”.
por ejemplo, consiste en el dolor suscitado por la Arana-Cañedo Argüelles, Juan. (2003) El dios sin ros-
captación del dolor de otro; la envidia, en el dolor tro. Presencia del panteísmo en el pensamiento
generado por la consideración de que otro posee del siglo XX. Madrid: Editorial Biblioteca Nueva.
aquello que también poseemos. El afecto deriva- Barker, Henry. (1938) “Notes on the second Part of
tivo genérase, mediante el definiens, a partir del Spinoza’s Ethics”. En Mind, XLVII (1938), pp.
afecto primigenio. 159-179, y 281-302.
El temor, finalmente, especifícase como miedo, Bennett, Jonathan. (1990) Un comentario de la ética
ignavia, vergüenza, terror, tumulto y agonía, la de Spinoza. Traducción de José Antonio Robles
cual consiste en el temor hacia un mal incierto (cf. García. México, D. F.: Fondo de Cultura Econó-
Vita et Opiniones Philosophorum, vii, lxxix). mica, Sección de Obras de Filosofía.
11. La noética aristotélica había ya sentado el funda- Bréhier, Émile. (1931) “Y a-t-il une philosophie chré-
mento de un congruente monopsiquismo. Émile tienne?” En Revue de Métaphysique et de Morale,
Bréhier, en su célebre monografía “Y a-t-il une xxxviii, 1931, pp. 133-162.
philosophie chrétienne?” (Revue de Métaphy- Brunner, Fernand. (1950) Études sur la signification
historique de la philosophie de Leibniz. París:
sique et de Morale, xxxviii, 1931, pp. 133-162),
Libraire Philosophique Joseph Vrin, Collection
supo precisar inmejorablemente el núcleo con-
“Bibliothèque d’Histoire de la Philosophie”, Paris.
ceptual del monopsiquismo. Los términos son
Brunschvicg, Léon. (1931) “De la vraie et de la fausse
tales que el Sefardí, sin grandes alteraciones,
conversion. II”. En Revue de Métaphysique et de
habría podido hacer suyo semejante apuntamien- Morale, XXXVIII, 1931, pp. 187-235.
to. Desde el punto de vista del monopsiquismo Chaui, Marilena de Souza. (1999) A nervura do real.
peripatético de, ex. g., los averroístas latinos, Imanencia e liberdade em Espinosa. I. Sâo Paulo:
adherentes a la tesis de que ambos intelectos son Companhia das Letras.
únicos, scil.: el agente y el posible, el cognoscen- Copi, Irving. (1987) Introducción a la lógica. Traduc-
te intelectivo identíficase, en la medida en que ción de Néstor Alberto Míguez (Nueva traduc-
actualmente conoce, con la realidad conocida. En ción, corregida y actualizada, de la cuarta edición
el susodicho agente hanse esfuminado toda traza inglesa, 1972), Trigésima edición. Buenos Aires:
y secuela de individualidad: Editorial Universitaria de Buenos Aires, Colec-
[...] à mesure que nous connaissons scientifique- ción “Manuales”.
ment les choses, tout ce qu’il y a d’individuel Copleston, Frederick, S. I. (1985) A History of Philo-
dans notre connaissance s’efface, et à la limite, sophy. Volume II. Augustine to Scotus. First pub-
dans la contemplation scientifique, il n’y a rien lished 1950 by the Newman Press (Westminster,
de plus dans notre esprit que l’objet que nous Maryland). Nueva York, Londres y Toronto: An
connaissons, toute trace d’individualité en a dis- Image Book published by Doubleday.
paru [...]. Mais, si les intelligences sont identiques Damasio, Antonio. (2003) Looking for Spinoza. Joy,
Sorrow, and the Feeling Brain. Uncorrected
entre eux, il suit que toutes les intelligences sont
Proof. Nueva York, San Diego y Londres: Har-
identiques (Bréhier, 1931: p. 148).
court, Inc.
Por añadidura, y en plena conformidad con la
Deleuze, Gilles. (1977) “Le Spinoza de M. Gueroult”.
exégesis de Albert Rivaud, planteemos distinta y
En Revue Philosophique de la France et de
enérgicamente que el infinito intelecto no equi- l’Étranger, Numéro 3, Juillet-septembre 1977.
vale, en absoluto, a una mera suma aritmética (1968) Spinoza et le problème de l’expressión. París:
de intelectos atómicos, toda vez que las mentes Les Éditions de Minuit, Collection “Arguments”.
finitas no difieren de aquél por virtud de deter-
minación numérica alguna. Cf. Albert Rivaud: Descartes, René. (1996) Les Passions de l’Ame. En
“La nature des modes selon Spinoza” (Revue de OEuvres de René Descartes. XI. OEuvres pub-
Métaphysique et de Morale, XL, 1934, pp. 281- liées par Charles Adam et Paul Tannery. París:
308), p. 290. Librairie Philosophique Joseph Vrin, Ouvrage

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34 Juan Diego Moya Bedoya

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