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Maristas Bolivia

Manejo del estrés docente Ser Educador – Ser Educadora

Muchas veces nos vemos


enfrentados a diversas situaciones
consideradas estresantes debido a la
naturaleza de nuestra profesión. Ya
sea por problemas con estudiantes,
nuestros colegas, padres y madres
de familia o la cada vez más excesiva
carga de trabajo, los educadores
necesitamos desarrollar técnicas
adecuadas para manejar estos
factores.

¿Qué es el estrés?
El estrés es la respuesta automática y natural de nuestro cuerpo ante las situaciones que nos resultan
amenazadoras o desafiantes. Nuestra vida y nuestro entorno, en constante cambio, nos exigen
continuas adaptaciones; por tanto, cierta cantidad de estrés (activación) es necesaria.
En general, tendemos a creer que el estrés es consecuencia de circunstancias externas a nosotros,
cuando en realidad es un proceso de interacción entre éstas y nuestras respuestas cognitivas,
emocionales y físicas.
Cuando la respuesta de estrés se prolonga o intensifica en el tiempo, nuestra salud, nuestro
desempeño académico e incluso nuestras relaciones personales o de pareja se pueden ver afectadas.
La mejor manera de prevenir y hacer frente al estrés es reconocer cuándo aumentan nuestros niveles
de tensión y ante qué estímulos o situaciones. Cabe destacar que la atención con un especialista debe
estar dentro de nuestras prioridades, si notamos que la situación empeora.

Síntomas de estrés
Emociones: ansiedad, irritabilidad, miedo, fluctuación del ánimo, confusión o turbación.
Pensamientos: excesiva autocrítica, dificultad para concentrarse y tomar decisiones, olvidos,
preocupación por el futuro, pensamientos repetitivos, excesivo temor al fracaso.
Conductas: llanto, reacciones impulsivas, risa nerviosa, trato brusco a los demás, aumento o
disminución del apetito.
Cambios físicos: dolor de cabeza, problemas de espalda o cuello, perturbaciones del sueño, malestar
estomacal, gripes e infecciones repetitivas, fatiga, respiración agitada o palpitaciones.

Acciones de Prevención
1.- Intenta mantener los problemas en perspectiva. Probablemente, esta es la estrategia más eficaz
que podemos poner en práctica los profesores.
2.- Busca el lado cómico de las cosas. El sentido del humor es casi un pre-requisito para el bienestar
de cada profesor. Date tiempo para mirar una comedia: la risa es un remedio extraordinario.
3.- Procura realizar técnicas de relajación después del trabajo. Busca espacios para hacer ejercicios
de meditación. Esto ayudará a mejorar tu atención, potenciará el control sobre los procesos mentales,
aumentará tu capacidad de controlar las emociones y te proveerá de relajación física. Si no sabes
cómo realizar un ejercicio de relajación, puedes buscar en internet videos de técnicas de respiración
que te ayudarán a relajarte.
4.- Realiza actividad física. El ejercicio físico es importante. Una buena alternativa es salir a caminar,
ir al gimnasio, bailar, inscribirte a clases de Zumba, la natación es el mejor ejercicio que puedes hacer.
5.- Aumenta tu autoestima y tu Auto-conocimiento: Reconoce tus logros y tus propias
limitaciones. La personalidad influye en nuestro modo de implicarnos emocionalmente en diversas
situaciones. Conócete a ti mismo. Valórate. Siéntete orgulloso/a de tus logros. Confía en tu
capacidad. Identifica también, los aspectos de tu vida que necesitas mejorar. Elige una cualidad
negativa y trabaja en ella. Sé generoso contigo mismo y perdónate. Aprende a decir NO.
6.- Habla de tus problemas con otras personas, expresa tus sentimientos. El apoyo de tu entorno
es decisivo para reducir el estrés.
Practica la comunicación asertiva, la escucha activa y la empatía, mejora tus relaciones
interpersonales en el trabajo: tal vez hay algún colega con quien necesites hablar para aclarar mal
entendidos.
Date tiempo para reunirte con tus amigos, disfrutar y cuidar la amistad es importante.
7.- Planifica tus clases con tiempo y establece prioridades. El estrés responde muchas veces a una
sobre carga de trabajo.
Establece una buena distribución del tiempo que dispones
para realizar las tareas pendientes, para ello es necesario
establecer prioridades, planificar y tener compromiso de
actuación.
8.- Conocimiento de los comportamientos del
alumnado y de estrategias para mejorarlos. Identifica
los problemas conductuales de los alumnos y cambia tu
forma de trabajar con ellos, a partir de estrategias como:
entrevista, potenciar el clima positivo, establecer normas
claras de conducta, refuerzos positivos, cambios de
actividad, valoración de sus actitudes positivas, trabajo
común con los padres y madres de familia, etc.
9.- Lleva una vida personal equilibrada. Mantén una
dieta sana, evita el café, alcohol y tabaco antes de dormir.
10.- Participa de un Retiro Espiritual. Como docentes maristas, tenemos a nuestra disposición los
retiros sectoriales del Equipo de Espiritualidad y los retiros locales que Pastoral nos ofrece.
Aprovechar estos espacios de poner un alto en nuestra agitada vida, relajarse, encontrarse consigo
mismo y con Dios; es una buena manera de cuidar tu vida espiritual y prevenir estrés.

Para la reflexión
 ¿Cuáles son los factores estresantes que más te afectan?
 ¿De qué manera te estás cuidando para no llegar a sufrir las consecuencias de un estrés que afecte tu salud?
 Comprométete a realizar una acción preventiva, indica la manera concreta en que la desarrollarás.

Oremos juntos
Con anterioridad, el facilitador de este espacio debe buscar una música tranquila. (Recomendamos: Canciones
de Adoración de Taizè). Decorar el ambiente con la cita bíblica de Mateo 11:28 y/o leerla como motivación.
“Vengan a mí, los que están cansados y agobiados, y yo los aliviaré.”
Ponte en una posición cómoda. Cierra los ojos.
Respira, siendo consciente de tu respiración.
Abre tu corazón para el encuentro con el Señor. Invoca al Espíritu Santo.
Elige una frase para repetir mientras escuchas la música. La frase la puedes elegir según tu
necesidad personal, puede ser: “Estoy en tus manos, Señor” o “Señor, quiero ser instrumento
de tu amor” o “Señor, dame fuerzas, hazme sentir tu amor”.
Una vez elegida la frase, repítela y déjate inundar por la presencia del Señor.
Dar un tiempo prudente y terminar, rezando un Padre Nuestro o una oración del libro de oraciones.

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