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Colonización

antioqueña
Historia de Colombia

Rutas de la colonización antioqueña (siglos


XVIII y XIX).
XVIII y XIX).

La colonización antioqueña fue uno


de los hechos culturales, económicos
y sociales más influyentes en el
desarrollo de la historia colombiana,
en el cual se colonizaron diversos
territorios deshabitados ubicados al
occidente del país, principalmente al
sur de Antioquia, así como en las
áreas geográficas correspondientes a
los actuales Caldas, Risaralda,
Quindío, y parte del Tolima y Valle del
Cauca; es uno de los capítulos
destacados en la historia del país
debido a las profundas
consecuencias sociales y
económicas que se produjeron en
estas regiones. La decadencia de
dicho sector económico generó
desde finales del siglo XVIII hasta
comienzos del siglo XX la
movilización de familias
principalmente provenientes del
departamento de Antioquia hacia
otros territorios nacionales aledaños
a dicho territorio, los cuales se
encontraban en un relativo
aislamiento geográfico que los
mantuvo todo ese tiempo al margen
de la agitada historia de conflictos
políticos y guerras civiles entre la
independencia y el establecimiento de
la era republicana.[1]​
(al igual que
Antioquia).

Entre los aspectos económicos más


importantes de la colonización
antioqueña esta el establecimiento de
latifundios y minifundios.

Historia

El Estado Soberano de Antioquia a mediados


del siglo XIX.

Desde los inicios de la conquista


española de América, Antioquia fue
una región completamente aislada
geográficamente, y este aislamiento
continuó durante el período de la
colonia española y los subsiguientes.

El territorio antioqueño, estaba


poblado en la época precolombina
por pueblos indígenas de las tribus de
los catíos, nutabes, tahamíes y
quimbayas. Las cuatro primeras
tribus, y otras afines de variados
nombres, constituían la gran mayoría
indígena del territorio y pertenecían a
una familia lingüística mayor,
denominada genéricamente por los
antropólogos como caribes. Los
quimbayas constituían una familia
diferente.

El occidente colombiano, y
particularmente Antioquia, durante la
Colonia llamaba la atención por su
aislamiento, atraso y pobreza (hasta
el punto de que los viajeros que la
visitaban la comparaban con las
colonias de África).[2]​

Durante este proceso de colonización


se fundaron casi tantas ciudades
nuevas como se habían fundado en el
primer siglo de conquista y
colonización españolas.[3]​
Se
aportaron a la economía colombiana
miles de hectáreas de tierras nuevas
cultivadas. El café se transformó en
una gran industria de exportación que
brindó una nueva posibilidad de
formación de capitales, los cuales
derivaron luego hacia el comercio y la
industria. En la gran fecundidad del
pueblo antioqueño estas dos
actividades encontraron un amplio
campo vital que permitió a este grupo
pasar de una población de 50.000
habitantes,[2]​
que tenía la provincia de
Antioquia a fines del siglo XVIII, a una
actual de varios millones de
habitantes, con lo cual la proporción
demográfica entre el oriente y
occidente colombiano se invirtió a
favor de este último, y el potencial
humano de una nación despoblada
creció en un siglo más que en toda su
historia anterior.

Estampa antioqueña de la época.


Además, surgió una sociedad más
fluida y democrática formada por
numerosos propietarios rurales,
donde el latifundio (explotación
agraria de grandes dimensiones) era
la excepción, donde las
oportunidades de ascenso fueron
mayores, y donde las distancias y
diferencias sociales fueron menores
que en otras zonas del país.[4]​

Sólo el estudio de las condiciones


económicas, geográficas y sociales
de Antioquia en la Colonia, nos dan la
clave de la migración que tuvo su
apogeo en el siglo XIX. En dicha zona,
y a diferencia de otras regiones, no se
creó una aristocracia parasitaria que
viviera del trabajo aborigen; por no
existir en su suelo grandes
civilizaciones indígenas, y, sobre todo,
porque los que fueron sometidos
fueron asimilados, o bien,
rápidamente sucumbieron ante las
enfermedades traídas por los
españoles, la institución de la
encomienda no se desarrolló y pronto
desapareció, con la consecuencia de
que la agricultura tuvo que ser
trabajada directamente por los
españoles y sus descendientes, pues
los esclavos fueron dedicados
preferentemente a la minería.[3]​

De todas las regiones colombianas,


Antioquia era la más aislada con el
exterior y su comercio de exportación,
con excepción del oro, era
prácticamente nulo, lo cual incidía en
la pobreza casi general. Las tierras
habitadas eran escarpadas y estériles,
y la propiedad estaba concentrada en
las manos de unos pocos, lo cual
daba origen a una contradicción entre
el creciente número de habitantes que
pedían tierras para cultivarlas y
subsistir, y los poseedores de títulos
de propiedad, que preferían
mantenerlas incultas.

Por último, a fines del siglo XVI, hubo


una baja en la extracción de oro, que
era el principal y casi único artículo
producido por los campesinos del
oriente antioqueño. Acosados por el
hambre y la falta de trabajo en la
minería y sin posibilidades de
dedicarse a la agricultura en tierras
tan estériles y concentradas en su
propiedad por unos pocos, no
tuvieron más que emigrar a regiones
más propicias para su subsistencia y
expansión.
Después de la primera fase de la
colonización siguió un proceso
autogenerado, consistente en que la
parcela primeramente desmontada
servía por un tiempo para albergar y
dar empleo a la familia, pero luego, al
crecer ésta, se tornaba insuficiente y
algunos hijos se marchaban cada vez
más hacia el Sur, para volverse a
repetir así el proceso.

La búsqueda de tesoros, y en
especial, de las guacas, fue una causa
de la colonización, pero no la
determinante, como popularmente se
ha creído.
Las primeras poblaciones fundadas
fueron Sonsón (1797), Abejorral
(1808) y Aguadas (1814), bases de la
expansión de la población
colonizadora. A partir de la década de
1870, la colonización se intensificó y
se extendió al actual territorio de los
departamentos de Quindío, norte del
Valle del Cauca y norte del Tolima.
Durante la segunda mitad del siglo
XIX fueron fundadas por los colonos
un gran número de poblaciones.
El café: cultivo elegido por los colonos que les
ha sido beneficioso.

El proceso de colonización integró a


la economía nacional miles de
hectáreas de tierra que, durante
siglos, habían permanecido cubiertas
de bosques, inexplotadas y
parcialmente habitadas por grupos
indígenas emberá. El café fue el
producto preferido por los colonos y
su producción llegó a convertirse, en
las últimas décadas del siglo XIX, en
la base de la economía de Colombia.

La forma como fueron aprovechados


esos territorios no favoreció la
formación de la gran propiedad
territorial. La colonización era llevada
a cabo, primordialmente, por familias
que no tenían la capacidad para pagar
mano de obra, sino que, más bien,
utilizaban la mano de obra familiar
para explotar las tierras colonizadas.
Esto dio origen a un nuevo tipo de
sociedad en el occidente colombiano:
mientras que, en el resto del país, el
latifundio era la forma de propiedad
más importante, en las zonas
colonizadas predominaba la mediana
propiedad campesina y familiar.
De una forma esquemática, puede
determinarse el rumbo y la cronología
de esta expansión en cuatro etapas,
de acuerdo a la región estudiada:

Fases de expansión
poblacional

Juan de Dios Aranzazu, presidente de Colombia


entre 1841-1842 y terrateniente del occidente
colombiano.
Fases de expansión poblacional durante la
colonización antioqueña.

Colonización del sur

A finales del siglo XVIII, un grupo de


aventureros del oriente de Antioquia
inició su migración hacia el Sur, en
tierras concedidas por la Corona
Española a don Felipe de Villegas y
Córdoba, las cuales comprendían el
territorio situado entre el río Aures y la
quebrada de Arma. Primero fue
fundado Sonsón, en 1797; luego
Abejorral, en 1808, y después
Aguadas, en 1814.

Allí los colonizadores tropezaron con


el inconveniente de otra vasta
concesión, la de Aranzazu, que incluía
todas las tierras al oriente del río
Cauca, entre las quebradas de Arma y
Chinchiná. Se entabló una feroz lucha
en la que hubo incendios y asesinatos
entre los emigrantes y la compañía de
González y Salazar, que era la
sucesora de los títulos de Aranzazu.
“Las tierras comprometidas incluían
todo lo perteneciente a los municipios
caldenses de Salamina, Neira,
Aranzazu, Filadelfia y Manizales, con
una zona de topografía
excepcionalmente agreste de,
aproximadamente, 60 km de longitud
por 40 de ancho”.[5]​

En 1825 fue fundada Salamina; en


1843, Neira; en 1844, Santa Rosa de
Cabal, en 1848, Manizales y
finalmente en 1857 Chinchiná dando
por terminada la colonización de esta
zona. Pereira fue fundada en 1863 por
familias vallecaucanas de Cartago,
Valle del Cauca.

Colonización del Quindío

Salento, Quindío.

El prolongado fervor de las gentes


montañeras del Norte, deseosas de
colonizar estas tierras, parece
haberse intensificado aquí por cuatro
atractivos, a saber: caucho, oro, alto
precio del ganado porcino y las
ventajas de la región como refugio
para librarse de las guerras civiles
que azotaban la República.

Filandia fue fundada en 1878, Calarcá


en 1886, Armenia en 1889, Circasia en
1884, Montenegro en 1892, Sevilla en
1903 y La Tebaida y Caicedonia en
1905.

A diferencia de la colonización
anterior, realizada por campesinos
pobres y durante la cual se consolidó
la pequeña propiedad, en la
colonización del Quindío se lucraron,
en la mayoría de los casos, ricos
propietarios, que burlaban, a través de
terceras personas, las leyes sobre el
límite a las adjudicaciones y la
propiedad. Fue en aquella región
donde acaeció la colonización de
superior extensión y mayor
concentración.

Los colonos del Quindío tuvieron que


enfrentarse también con una
compañía terrateniente, la de Burila,
que reivindicaba derechos sobre el
territorio en forma de paralelogramo,
lo que comprendía desde
Bugalagrande en el Valle del Cauca
hasta la cresta de la Cordillera
Central, detrás de Calarcá, y que
incluía todos o parte de los actuales
municipios de Calarcá, Armenia,
Génova, Pijao, y las vallecaucanas de
Sevilla y Caicedonia.

Colonización del suroeste


de Antioquia

Concordia, entre las montañas de la Cordillera


Occidental, fue fundada en 1848.
No sólo campesinos del oriente, sino
familias enteras de Envigado y
Medellín, iniciaron a finales del siglo
XVIII la migración hacia el suroeste de
Antioquia. En 1788 se habían
instalado algunas familias de Amagá
y, con el descubrimiento de las minas
auríferas de Titiribí en 1800, se
consolidó la población del mismo
nombre. En 1829 ya existía Fredonia.

Concordia se fundó en 1848 y sus


pobladores fueron alentados por las
adjudicaciones de tierras hechas con
base en la legislatura de Antioquia en
1834, para promover la colonización.
En 1852 se distribuyeron las tierras
para la población de Andes. Entre
1839 y 1864 fueron fundadas Ciudad
Bolívar, Andes, Jericó, Támesis,
Valparaíso, y Jardín por colonos
venidos de Sonsón, Abejorral, Pácora,
Fredonia y Medellín. Quinchía fue
fundada en 1886 y Mocatán en 1890.
Pueblo Rico lo fue en 1881 y Balboa
en 1907.

Colonización del Tolima

Algunos de los grupos que habían


colonizado la región de Caldas
continuaron, a partir de 1850, su
avance hacia el Oriente, en el
departamento del Tolima. En ese
trayecto fueron fundadas varias
ciudades más, entre ellas Fresno
(1856), Soledad (1860), Santo
Domingo (1866), Líbano (1860),
Murillo (1860) y Manzanares (1860).
En 1866 familias de Sonsón y
Aguadas fundaron Pensilvania. Ya en
el siglo XX, fueron fundadas
Cajamarca, en 1916, y Roncesvalles,
en 1944.

Por último, hay que destacar que


hacia el occidente y el norte de
Antioquia hubo también migración,
pero no de tanta significación como
las relatadas.

Colonización del Valle del


Cauca

En las zonas montañosas del norte y


oriente del departamento del Valle del
Cauca existe una influencia paisa,
producto de la migración de
antioqueños.

En los municipios especialmente


alejados de la vertiente del Río Cauca,
como El Águila, Versalles, Ulloa,
Alcalá, Sevilla y Caicedonia, el acento
predominante es la mezcla de
Vallecaucano y paisa, mientras que,
en los municipios nortevallecaucanos
más próximos al río, su acento es
vallecaucano.

Ya en el sur, centro y occidente del


departamento del Valle del Cauca se
encuentra mayoritariamente mayor
población vallecaucana raizal.

Consecuencias
Para el desarrollo del país las
consecuencias de la colonización
antioqueña fueron trascendentales.
Sintéticamente las podemos
enumerar así:

Creación de la pequeña propiedad


campesina en la etapa de la
colonización. Los colonos, que no
contaban con más brazos de
trabajo que los de su familia, tenían
que adecuar la dimensión del
territorio que pretendían colonizar,
a la limitación que esta
circunstancia les imponía. Si no
había mano de obra asalariada, de
nada valía pretender el dominio
sobre una vasta extensión no
laborable. Además, la legislación
limitaba la cabida de los predios
adjudicables. De este hecho se
derivaron consecuencias
importantes en el orden
económico-social.
No se formaron, en general, grandes
haciendas ni grandes masas de
campesinos asalariados sin tierra
como en otras regiones del país. En
consecuencia la sociedad fue más
igualitaria, lo cual se tradujo en la
actitud liberal y progresista de sus
habitantes.
Se acentuó el núcleo familiar. Esta
circunstancia tuvo por
consecuencia el rígido
patriarcalismo antioqueño. Para
una sociedad en la que la mano de
obra la suministraban los hijos, era
un imperativo la proliferación. De
allí lo numeroso de las familias
antioqueñas. Luego, cuando la
parcela no era suficiente, los hijos
emigraban y se iniciaba
nuevamente el proceso anterior.
Aumentó la capacidad adquisitiva
de la población. En el orden
económico la consecuencia más
importante fue el aumento de la
capacidad adquisitiva. Una
sociedad en la que todos
trabajaban, en la que el beneficio se
distribuía y en la que no se
presentaban las vastas masas de
asalariados con una capacidad
limitada por un salario (que por lo
regular era exiguo), tenía en
conjunto una mayor capacidad de
compra. El café, cultivo elegido por
los colonos, llegó a ampliar aún
más esa capacidad adquisitiva.
Esto ayudó a desarrollar la industria
porque allí había la acumulación
suficiente del capital obtenida a
través del comercio del oro, del
tabaco y del café, y porque allí las
masas tenían más dinero para
comprar sus productos que los
asalariados o semisiervos de las
otras regiones colombianas.
Se unificó geográficamente una
gran parte del occidente
colombiano. No sólo porque se
unieron económicamente las
altiplanicies habitadas desde los
tiempos de la Colonia con las
llanuras cálidas, sino porque a
través de ella Antioquia y la región
del Valle del Cauca quedaron
integradas al descuajarse con
nefastas consecuencias
ambientales la selva que las
separaba y sociales al producir el
desplazamiento de las
comunidades indígenas
principalmente de la etnia emberá,
ante la llegada de los nuevos
colonos.
Se crearon, ampliaron y mejoraron
las vías de comunicación. Ello con
el fin de conectar los nuevos
centros poblados entre sí, y a la
región con el mar y el río
Magdalena, por medio de caminos
y ferrocarriles. El ferrocarril del
Pacífico ,(Valle del Cauca), obra del
pueblo vallecaucano, fue
fundamental para la primigenia
exportación de café, lo cual derivó
en desarrollo de la república y
suroccidente colombiano.
Se generó preponderancia
económica y política del occidente
colombiano. En el Valle del Cauca, a
partir del siglo xx, se generó una
gran industrialización, nacida de los
mismos vallecaucanos, (con
influencia de multinacionales
estadounidenses y europeas), y a
partir de esta época, fueron
hombres del occidente los que
capitalizaron la dirección política de
país, así como en el siglo XIX lo
habían sido los oriundos de
Popayán, Cartagena y Santander.

Véase también
Paisa

Referencias
1. MEDELLÍN BECERRA, Jorge
Alejandro y Diana FAJARDO
RIVERA, en Diccionario de
Colombia, Grupo Editorial Norma,
Bogotá, 2005. Entrada:
"Colonización antioqueña",
página 239.
2. Tirado Mejía, Álvaro.
"Introducción a la Historia
Económica de Colombia", 21ª
edición, El Áncora Editores,
Bogotá, 2000.
3. Parsons, James J. "La
Colonización Antioqueña en el
Occidente Colombiano", 2ª
edición, Bogotá, Archivo de la
Economía Nacional, Banco de la
República, 1961, p. 111 y ss.
4. Nieto Arteta, Luis Eduardo. "El
café en la sociedad colombiana".
Breviarios de Orientación
Colombiana, Bogotá, número 1,
1958.
5. Jaramillo Uribe, Jaime et al..
Historia de Pereira. (Pereira, Club
Rotario, 1963), p. 351.

Bibliografía
Parsons, James J. (1961). La
colonización antioqueña en el occidente
colombiano, 2ª edición, Bogotá, Archivo
de la Economía Nacional, Banco de la
República, p. 111 y ss.
Tirado Mejía, Álvaro (2000). Introducción
a la historia económica de Colombia, 21ª
edición, El Áncora Editores, Bogotá.
Nieto Arteta, Luis Eduardo (1958). El
café en la sociedad colombiana.
Breviarios de Orientación Colombiana,
Bogotá, número I.
Jaramillo Uribe, Jaime et al. (1963).
Historia de Pereira (p. 351). Pereira: Club
Rotario.
Gómez Aristizábal, Horacio. Diccionario
de historia de Colombia.

Enlaces externos
Enlaces externos
Raíces antioqueñas .
Travesías por la historia .
Ponencia para el Simposio de la
Fundación Antioqueña para
Estudios Sociales, de B. Betancur,
1993 .
Libro de James J. Parsons sobre
este tema, listado por el Instituto
Colombiano de Antropología e
Historia.
Imposición de las ideas liberales y
la Constitución de Rionegro .
Colonización de Caldas .
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