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Expediente : 23943-2013
Relator : Dra. Rojas Anticona
Cuaderno : Principal
Sumilla : RECURSO DE GRAVIO
CONSTITUCIONAL.

SEÑOR PRESIDENTE DE LA SEGUNDA SALA CIVIL DE LA CORTE


SUPERIOR DE JUSTICIA DE LIMA

CARLOS ALBERTO JUAREZ


AGUINAGA, en el proceso seguido
contra Teleatento del Perú S.A.C.,
sobre Acción de Amparo, a usted digo:

Que en tiempo y forma interpongo Recurso de Agravio Constitucional (en


adelante RAC) contra la Resolución Nº 02, de fecha 14 de mayo del 2015,
de la que se toma conocimiento el 22 de Julio del 2015, en la que se
CONFIRMA la sentencia contenida en la resolución N° 01, de 09 de
octubre del 2013 expedida por el Décimo Juzgado Constitucional, que
declara improcedente la demanda de Amparo, por contener un error de
hecho y derecho, que pasó a exponer:

PRETENSIÓN IMPUGNATORIA.

Solicito a su Despacho, eleve los autos al Tribunal Constitucional, para que


el máximo intérprete de la Constitución, con mejor criterio declare NULO y
SIN EFECTO la Resolución Nº 02, de fecha 14 de mayo del 2015, materia
del RAC; debiendo declarar FUNDADA la demanda de acción de amparo,
por ser conforme a ley.

FUNDAMENTACIÓN DEL RAC.

La Segunda Sala Civil de Lima afirma erradamente en su Cuarto


considerando, lo siguiente:

CUARTO: En ese sentido se advierte que lo que el actor está pretendiendo


es la impugnación del despido por falta grave ( perjuicio Económico para la
empresa) imputado por la demandada, conforme al Certificado de trabajo
de fecha 03 de agosto de 2013 ( fs. 03), por tanto, de acuerdo al
precedente vinculante establecido en la STC N° 0206-2005-PA/TC, se
establece la imprudencia del amparo en aquellos casos en que se trate de
materias previstas como competencias de los juzgados de Trabajo y Salas
Laborales establecidas en la Ley Procesal del Trabajo, cuando existan
hechos controvertidos, que ameritan una estación probatoria,
consecuentemente existiendo en el presente caso , hechos controvertidos
que necesitan de probanza, la demanda de amparo deviene en
improcedente por carecer de etapa probatoria.

Que, el colegiado fundamenta de forma equivocada la Resolución materia del


RAC al decir que se requiere de una etapa probatoria más larga, en la cual se
tomen en cuenta tanto las pruebas. Clara y contundentemente es señalada en
la sentencia recaída en el Expediente N° 0206-2005-PA/TC (caso CESAR
ANTONIO BAYLON FLORES).

6. Consecuentemente, solo en los casos en que tales vías ordinarias no


sean idóneas, satisfactorias o eficaces para la cautela del derecho, o por la
necesidad de protección urgente, o en situaciones especiales que han de
ser analizadas, caso por caso, por los jueces, será posible acudir a la vía
extraordinaria del amparo (…).

7. El Tribunal Constitucional estima que esta nueva situación modifica


sustancialmente su competencia para conocer de controversias derivadas de
materia laboral individual, sean privadas o públicas. Sin embargo, los criterios
jurisprudenciales establecidos en el caso Eusebio Llanos Huasco, Exp. N.º
976-2004-AA/TC, para los casos de despidos incausados (en los cuales no
exista imputación de causa alguna), fraudulentos y nulos, se mantendrán en
esencia. En efecto, si tal como hemos señalado, el contenido del derecho
constitucional a una protección adecuada contra el despido arbitrario supone la
indemnización o la reposición según corresponda, a elección del trabajador,
entonces, en caso de que en la vía judicial ordinaria no sea posible
obtener la reposición o la restitución del derecho vulnerado, el amparo
será la vía idónea para obtener la protección adecuada de los
trabajadores del régimen laboral privado, incluida la reposición cuando el
despido se funde en los supuestos mencionados.

8. Respecto al despido sin imputación de causa, la jurisprudencia es abundante


y debe hacerse remisión a ella para delimitar los supuestos en los que el
amparo se configura como vía idónea para reponer el derecho vulnerado.
En cuanto al despido fraudulento, esto es, cuando se imputa al trabajador
hechos notoriamente inexistentes, falsos o imaginarios, o se le atribuye una
falta no prevista legalmente, sólo será procedente la vía del amparo cuando el
demandante acredite fehaciente e indubitablemente que existió fraude, pues en
caso contrario, es decir, cuando haya controversia o duda sobre los hechos,
corresponderá a la vía ordinaria laboral determinar la veracidad o falsedad de
ellos.

Este es el caso de autos, en el que dada la necesidad ante la vulneración


al derecho al trabajo, es que se opta por la Acción de Amparo para
proteger este derecho; y que debe ser analizado caso por caso. Además
que, existe jurisprudencia abundante que determina como la vía idónea
para reponer el derecho vulnerado a la garantía antes señalada, tal y
como lo señala en el fundamento 8 de la sentencia citada anteriormente.

No vemos la necesidad de establecer mayor actuación probatoria que la


que se puede presentar en la garantía constitucional de Amparo, tal es,
por ejemplo, el contrato que suscribió el demandante. No se está
discutiendo la TITULARIDAD DEL DERECHO, sino la RESTITUCION DEL
DERECHO que venía ejerciendo, ya que la demandante venia laborando
en la empresa y fue despedido incausadamente.
Es decir que, si bien no existe etapa probatoria en los procesos
constitucionales, las partes están en la oportunidad de presentar los
medios de prueba que estimen conveniente a fin de poder generar
convicción en cuanto a acreditar la vulneración del derecho fundamental
invocado. El actor ha presentado los medios de prueba suficientes que
permiten apreciar el abusivo actuar de la empresa, al utilizar indicadores
de evaluación que no guardan ningún sustento técnico. En el caso que el
Colegiado necesitara mayor información de las partes a fin de generar
certeza jurídica respecto a la afectación o no de un derecho fundamental,
podrá solicitarlo (de oficio) sin incurrir en una prohibición o desnaturalizar
el normal desenvolvimiento de un proceso constitucional, más aun que en
el Derecho Procesal Constitucional rige el Principio de Impulso de Oficio1.

El Colegiado señala que la instancia probatoria que tiene la garantía


constitucional del amparo no es la adecuada para la cantidad de pruebas
que se requieren para formar convicción en el Juzgador. Se olvida lo que
el artículo 9º del Código Procesal Constitucional señala:

Artículo 9

En los procesos constitucionales no existe etapa probatoria. Sólo son procedentes


los medios probatorios que no requieren actuación, lo que no impide la
realización de las actuaciones probatorias que el Juez considere
indispensables, sin afectar la duración del proceso. En este último caso no se
requerirá notificación previa.

En esta línea de ideas, el juez constitucional debe preferir, sobre la forma,


resolver la controversia de fondo, restituir la vulneración del derecho
fundamental lesionado. Así lo ha entendido el Colegiado de Lambayeque
en la sentencia recaída en el expediente Nº 1834-2002
LAMBAYEQUE (caso FELIPE ORTIZ ESPINOZA):

§ El impulso de oficio como principio procesal constitucional

1. Los principios procesales constitucionales han sido regulados por el


legislador[1] en el propósito de identificar líneas matrices reguladoras de las
controversias que atañen a derechos fundamentales. Uno de los más
relevantes- el principio procesal del impulso de oficio- estima un hacer
diligente del juzgador a efectos de que la pretensión sea resuelta, sin mediar
inclusive el abandono del proceso, técnica que prevé el artículo 49[2] del
Código Procesal Constitucional respecto al proceso de amparo. El tema central
que este dispositivo nos plantea es: ¿opera el abandono cuando de por medio
existe la exigencia de tutela de derechos fundamentales? y ¿es causal de

1
Artículo III (Código Procesal Constitucional)
Los procesos constitucionales se desarrollan con arreglo a los principios de dirección judicial del proceso,
gratuidad en la actuación del demandante, economía, inmediación y socialización procesales.

El Juez y el Tribunal Constitucional tienen el DEBER DE IMPULSAR DE OFICIO los procesos, salvo en
los casos expresamente señalados en el presente Código (…).
abandono la falta de diligencia del justiciable? El Código plantea una respuesta
negativa al respecto.

§ Análisis del caso concreto

2. A juicio nuestro, el A-quo asume una posición que es plenamente válida en el


ámbito del proceso civil, en la medida que el principio de congruencia procesal
y el principio de legalidad[3] asumen una exigencia de necesaria concordancia
con la norma legal y con el conjunto de normas- regla que conforman el
ordenamiento jurídico.

3. Sin embargo, debe atenderse a la dimensión de juricidad y moralidad de los


derechos fundamentales[4], en cuanto si existe la vulneración a un derecho
fundamental, afectación que por cierto advierta ser grave, ostensible y
manifiesta, entonces se habilita la jurisdicción constitucional, a través de los
principios procesales de elasticidad constitucional[5] e impulso de oficio, para
que se restituya un derecho fundamental vulnerado.

Por lo que, nos reafirmamos en lo dicho: los medios probatorios


presentados bastan para formar convicción en el juez, en caso requiera
alguna información adicional lo puede solicitar en virtud del principio de
impulso de oficio, sin desnaturalizar la esencia de la garantía de amparo.
Más aún, si se ha vulnerado un derecho fundamental: en el presente caso
de autos se vulnera el derecho fundamental del trabajo.

El Tribunal Constitucional ha dicho respecto a este derecho en la


sentencia recaída en el Expediente Nº 1124-2001-AA/TC (caso
SINDICATO UNITARIO DE TRABAJADORES DE TELEFÓNICA DEL PERÚ
S.A. y FETRATEL):

12. El derecho al trabajo está reconocido por el artículo 22º de la


Constitución. Este Tribunal estima que el contenido esencial de este
derecho constitucional implica dos aspectos. El de acceder a un puesto de
trabajo, por una parte y, por otra, el derecho a no ser despedido sino por causa
justa. Aunque no resulta relevante para resolver la causa, cabe precisar que,
en el primer caso, el derecho al trabajo supone la adopción por parte del
Estado de una política orientada a que la población acceda a un puesto de
trabajo; si bien hay que precisar que la satisfacción de este aspecto de este
derecho constitucional implica un desarrollo progresivo y según las
posibilidades del Estado. El segundo aspecto del derecho es el que resulta
relevante para resolver la causa. Se trata del derecho al trabajo entendido
como proscripción de ser despedido salvo por causa justa

Debe considerarse que el artículo 27º de la Constitución contiene un


"mandato al legislador" para establecer protección "frente al despido
arbitrario". Tres aspectos deben resaltarse de esta disposición constitucional:

a. Se trata de un "mandato al legislador"


b. Consagra un principio de reserva de ley en garantía de la regulación de
dicha protección.
c. No determina la forma de protección frente al despido arbitrario, sino que
la remite a la ley.

Sin embargo, cuando se precisa que ese desarrollo debe ser "adecuado", se
está resaltando -aunque innecesariamente- que esto no debe afectar el
contenido esencial del derecho del trabajador. En efecto, todo desarrollo
legislativo de los derechos constitucionales presupone para su validez el que
se respete su contenido esencial, es decir, que no se desnaturalice el derecho
objeto de desarrollo. Por esta razón, no debe considerarse el citado artículo 27º
como la consagración, en virtud de la propia Constitución, de una "facultad de
despido arbitrario" hacia el empleador.

Por este motivo, cuando el artículo 27º de la Constitución establece que la ley
otorgará "adecuada protección frente al despido arbitrario", debe considerarse
que este mandato constitucional al legislador no puede interpretarse en
absoluto como un encargo absolutamente abierto y que habilite al legislador
una regulación legal que llegue al extremo de vaciar de contenido el núcleo
duro del citado derecho constitucional. Si bien es cierto que el legislador tiene
en sus manos la potestad de libre configuración de los mandatos
constitucionales, también lo es que dicha potestad se ejerza respetando el
contenido esencial del derecho constitucional. Una opción interpretativa
diferente sólo conduciría a vaciar de contenido el mencionado derecho
constitucional y, por esa razón, la ley que la acogiera resultaría
constitucionalmente inadmisible.

Para el Tribunal Constitucional no se trata de emplazar el problema desde la


perspectiva de la dualidad conceptual estabilidad absoluta y estabilidad relativa
y, a partir de ello, inferir que al no haber consagrado la Constitución vigente -
como lo hizo su predecesora de 1979- la denominada estabilidad absoluta,
toda protección restitutoria ante un despido arbitrario sería absolutamente
inadmisible. Por el contrario, planteado en términos de derecho constitucional
lo que interesa en el análisis es determinar si el contenido esencial de un
derecho constitucional como el derecho al trabajo es o no respetado en
su correspondiente desarrollo legislativo. Más precisamente, si la fórmula
protectora acogida por el legislador respeta o no el contenido esencial del
derecho al trabajo (...).

Por otro lado, declarar improcedente el presente caso significaría la


vulneración al derecho fundamental de la tutela procesal efectiva y
derecho a la debida motivación. Derechos fundamentales distintos que
han sido definidos y desarrollados por la jurisprudencia del máximo
intérprete de la Constitución, así tenemos:

Sentencia recaída en el Expediente Nº 9727-2005-PHC/TC


(RIDBERTH MARCELINO RAMÍREZ MIRANDA Y OTRO)

7. Así, mientras que la Tutela Judicial Efectiva supone tanto el derecho de


acceso a los órganos de justicia como la eficacia de lo decidido en la
sentencia, es decir, una concepción garantista y tutelar que encierra todo lo
concerniente al derecho de acción frente al poder-deber de la jurisdicción, el
derecho al Debido Proceso, en cambio, significa la observancia de los
derechos fundamentales esenciales del procesado principios y reglas
esenciales exigibles dentro del proceso como instrumento de tutela de los
derechos subjetivos. El debido proceso tiene, a su vez, dos expresiones: una
formal y otra sustantiva; en la de carácter formal, los principios y reglas que lo
integran tienen que ver con las formalidades estatuidas, tales como las que
establecen el juez natural, el procedimiento preestablecido, el derecho de
defensa, la motivación; en su faz sustantiva, se relaciona con los estándares
de justicia como son la razonabilidad y proporcionalidad que toda decisión
judicial debe suponer.

Sentencia recaída en el Expediente Nº 0005-2006-PI/TC (Pleno


Jurisdiccional del TC)

23. El derecho a la Tutela Jurisdiccional Efectiva, reconocido en el artículo


139.3º de la Constitución, implica que cuando una persona pretenda la
defensa de sus derechos o de sus intereses legítimos, ella deba ser atendida
por un órgano jurisdiccional mediante un proceso dotado de un conjunto de
garantías mínimas. Como tal, constituye un derecho, por decirlo de algún
modo, "genérico" que se descompone en un conjunto de derechos
específicos [...], entre otros, el derecho de acceso a la justicia y el debido
proceso, siendo que jurisprudencialmente se han desarrollado en cada caso
particular derechos relacionados en forma directa a estos, como los derechos
al juez natural, la ejecución de las resoluciones judiciales, la independencia
judicial, entre otros.

25. Por su parte, el derecho al debido proceso “está concebido como el


cumplimiento de todas las garantías, requisitos y normas de orden público
que deben observarse en las instancias procesales de todos los
procedimientos, incluidos los administrativos, a fin de que las personas estén
en condiciones de defender adecuadamente sus derechos ante cualquier
actuación del Estado que pueda afectarlos. Vale decir que cualquier
actuación u omisión de los órganos estatales, dentro de un proceso, sea este
administrativo (...) o jurisdiccional, debe respetar el debido proceso legal. [...]”.

Siendo así, que el derecho (complejo, pues está compuesto por otros
derechos) a la Tutela Procesal Efectiva es vulnerado por el Colegiado. Se
vulnera en específico el derecho al acceso a la justicia.

Sentencia recaída en el Expediente Nº 0015-2005-PI/TC (Pleno


Jurisdiccional del TC)

16. El derecho a la tutela jurisdiccional es un atributo subjetivo que comprende


una serie de derechos, entre los que destacan el acceso a la justicia, es
decir, el derecho de cualquier persona de promover la actividad jurisdiccional
del Estado, sin que se le obstruya, impida o disuada irrazonablemente; y el
derecho a la efectividad de las resoluciones judiciales.

A mayor abundamiento, la doctrina el acceso a la justicia como el


derecho de las personas, sin distinción de sexo, raza, edad,
identidad sexual, ideología política o creencias religiosas, a
obtener una respuesta satisfactoria a sus necesidades jurídicas;
comprende no solo el acceso al sistema estatal de justicia, esto es, a la
tutela judicial efectiva que los Estados están en la obligación de otorgar a
sus ciudadanos y ciudadanas sino que va más allá; pues implica - en rigor
- que los jueces prefieran la aplicación del Principio de Continuidad
Procesal, recogido en nuestro ordenamiento jurídico procesal tanto por el
artículo III del Código Procesal Constitucional, así como en el numeral 3º
del artículo 2º del Título Preliminar de la Ley Nº 27584, que obliga que
ante una duda razonable respecto a la procedencia de la demanda, el juez
deberá preferir darle trámite a la misma como sucede por ejemplo en
aquellos casos en los cuales se justifique una pretensión procesal -
alegando vulneración de un derecho fundamental - como consecuencia
jurídica que no está legislada en norma legal ordinaria.

El derecho a la motivación, también ha sido desarrollado por el Tribunal


Constitucional a través de diferentes sentencias.

Sentencia recaída en el Expediente Nº 6712-2005-HC/TC (caso


MAGALY JESÚS MEDINA VELA y NEY GUERRERO ORELLANA)
10. Según el artículo 139°, inciso 5, de la Constitución, toda resolución que emita
una instancia jurisdiccional (mandato que no se restringe a los órganos del
Poder Judicial, sino también a toda entidad que resuelva conflictos, incluido el
Tribunal Constitucional) debe estar debidamente motivada. Ello significa que
debe quedar plenamente establecida a través de sus considerandos, la ratio
decidendi por la que se llega a tal o cual conclusión. Pero una resolución,
como la que se observa en el proceso constitucional que se está resolviendo,
en que no se precisan los hechos, el derecho y la conducta responsable, ni
tampoco se encuentra razón o explicación alguna del por qué se ha resuelto
de tal o cual manera no respeta las garantías de la tutela procesal efectiva. La
debida motivación debe estar presente en toda resolución que se emita en un
proceso. Este derecho implica que cualquier decisión cuente con un
razonamiento que no sea aparente o defectuoso, sino que exponga de
manera clara, lógica y jurídica los fundamentos de hecho y de derecho que la
justifican, de manera tal que los destinatarios, a partir de conocer las razones
por las cuales se decidió en un sentido o en otro, estén en la aptitud de
realizar los actos necesarios para la defensa de su derecho. El derecho a la
motivación es un presupuesto fundamental para el adecuado y constitucional
ejercicio del derecho a la tutela procesal efectiva.

Sentencia recaída en el Expediente Nº 00728-2008-PHC/TC (caso


GIULIANA FLOR DE MARIA LLAMOJA HILARES)

7. El derecho a la debida motivación de las resoluciones judiciales es una


garantía del justiciable frente a la arbitrariedad judicial y garantiza que las
resoluciones no se encuentren justificadas en el mero capricho de los
magistrados, sino en datos objetivos que proporciona el ordenamiento
jurídico o los que se derivan del caso. Sin embargo, no todo ni cualquier error
en el que eventualmente incurra una resolución judicial constituye
automáticamente la violación del contenido constitucionalmente protegido del
derecho a la motivación de las resoluciones judiciales.

Así, en el Exp. N.º 3943-2006-PA/TC y antes en el voto singular de los


magistrados Gonzales Ojeda y Alva Orlandini (Exp. N.º 1744-2005-PA/TC),
este Colegiado Constitucional ha precisado que el contenido
constitucionalmente garantizado de este derecho queda delimitado, entre
otros, en los siguientes supuestos:

a) Inexistencia de motivación o motivación aparente. Está fuera de toda duda


que se viola el derecho a una decisión debidamente motivada cuando la
motivación es inexistente o cuando la misma es solo aparente, en el
sentido de que no da cuenta de las razones mínimas que sustentan la
decisión o de que no responde a las alegaciones de las partes del
proceso, o porque solo intenta dar un cumplimiento formal al mandato,
amparándose en frases sin ningún sustento fáctico o jurídico.
b) Falta de motivación interna del razonamiento. La falta de motivación
interna del razonamiento [defectos internos de la motivación] se presenta
en una doble dimensión; por un lado, cuando existe invalidez de una
inferencia a partir de las premisas que establece previamente el Juez en
su decisión; y, por otro lado, cuando existe incoherencia narrativa, que a la
postre se presenta como un discurso absolutamente confuso incapaz de
transmitir, de modo coherente, las razones en las que se apoya la
decisión. Se trata, en ambos casos, de identificar el ámbito constitucional
de la debida motivación mediante el control de los argumentos utilizados
en la decisión asumida por el Juez o Tribunal; sea desde la perspectiva de
su corrección lógica o desde su coherencia narrativa.
c) Deficiencias en la motivación externa; justificación de las premisas. El
control de la motivación también puede autorizar la actuación del juez
constitucional cuando las premisas de las que parte el Juez no han sido
confrontadas o analizadas respecto de su validez fáctica o jurídica. Esto
ocurre por lo general en los casos difíciles, como los identifica Dworkin, es
decir, en aquellos casos donde suele presentarse problemas de pruebas o
de interpretación de disposiciones normativas. La motivación se presenta
en este caso como una garantía para validar las premisas de las que parte
el Juez o Tribunal en sus decisiones. Si un Juez, al fundamentar su
decisión: 1) ha establecido la existencia de un daño; 2) luego, ha llegado a
la conclusión de que el daño ha sido causado por “X”, pero no ha dado
razones sobre la vinculación del hecho con la participación de “X” en tal
supuesto, entonces estaremos ante una carencia de justificación de la
premisa fáctica y, en consecuencia, la aparente corrección formal del
razonamiento y de la decisión podrán ser enjuiciadas por el juez
[constitucional] por una deficiencia en la justificación externa del
razonamiento del juez.
(….) Si el control de la motivación interna permite identificar la falta de
corrección lógica en la argumentación del juez, el control en la justificación
de las premisas posibilita identificar las razones que sustentan las
premisas en las que ha basado su argumento. El control de la justificación
externa del razonamiento resulta fundamental para apreciar la justicia y
razonabilidad de la decisión judicial en el Estado democrático, porque
obliga al juez a ser exhaustivo en la fundamentación de su decisión y a no
dejarse persuadir por la simple lógica formal.
d) La motivación insuficiente. Se refiere, básicamente, al mínimo de
motivación exigible atendiendo a las razones de hecho o de derecho
indispensables para asumir que la decisión está debidamente motivada. Si
bien, como ha establecido este Tribunal en reiterada jurisprudencia, no se
trata de dar respuestas a cada una de las pretensiones planteadas, la
insuficiencia, vista aquí en términos generales, sólo resultará relevante
desde una perspectiva constitucional si es que la ausencia de argumentos
o la “insuficiencia” de fundamentos resulta manifiesta a la luz de lo que en
sustancia se está decidiendo.
e) La motivación sustancialmente incongruente. El derecho a la debida
motivación de las resoluciones obliga a los órganos judiciales a resolver
las pretensiones de las partes de manera congruente con los términos en
que vengan planteadas, sin cometer, por lo tanto, desviaciones que
supongan modificación o alteración del debate procesal (incongruencia
activa). Desde luego, no cualquier nivel en que se produzca tal
incumplimiento genera de inmediato la posibilidad de su control. El
incumplimiento total de dicha obligación, es decir, el dejar incontestadas
las pretensiones, o el desviar la decisión del marco del debate judicial
generando indefensión, constituye vulneración del derecho a la tutela
judicial y también del derecho a la motivación de la sentencia
(incongruencia omisiva). Y es que, partiendo de una concepción
democratizadora del proceso como la que se expresa en nuestro texto
fundamental (artículo 139º, incisos 3 y 5), resulta un imperativo
constitucional que los justiciables obtengan de los órganos judiciales una
respuesta razonada, motivada y congruente de las pretensiones
efectuadas; pues precisamente el principio de congruencia procesal exige
que el juez, al momento de pronunciarse sobre una causa determinada, no
omita, altere o se exceda en las peticiones ante él formuladas.
f) Motivaciones cualificadas.- Conforme lo ha destacado este Tribunal,
resulta indispensable una especial justificación para el caso de decisiones
de rechazo de la demanda, o cuando, como producto de la decisión
jurisdiccional, se afectan derechos fundamentales como el de la libertad.
En estos casos, la motivación de la sentencia opera como un doble
mandato, referido tanto al propio derecho a la justificación de la decisión
como también al derecho que está siendo objeto de restricción por parte
del Juez o Tribunal.

8. De modo similar, en sentencia anterior, este Tribunal Constitucional


(Exp. N.° 05601-2006-PA/TC. FJ 3) ha tenido la oportunidad de
precisar que “El derecho a la motivación debida constituye una garantía
fundamental en los supuestos en que con la decisión emitida se afecta
de manera negativa la esfera o situación jurídica de las personas. Así,
toda decisión que carezca de una motivación adecuada, suficiente
y congruente, constituirá una decisión arbitraria y, en
consecuencia, será inconstitucional”.

En el caso de autos, de la lectura de la Resolución que rechaza la


demanda, el Colegiado no ha expresados literalmente las razones o
justificación objetiva respecto al mayor abundamiento en la instancia
probatoria. El Colegiado se limitó a señalar que el caso supone de
“hechos controvertidos” que necesitan de probanza.

Se solicita la REPOSICION del demandante a su puesto laboral, por haber


sido despedido arbitrariamente, habiéndose así vulnerado su derecho
constitucional al trabajo, debiendo ser restituido, siendo la vía idónea para
conocer este tipo de procesos el AMPARO, según lo establece el Tribunal
Constitucional en la Sentencia del expediente 206-2005-PA/TC y otros.

Es así que usted limita la cobertura y protección que se le brinda al


derecho fundamental del trabajo, declarando improcedente el presente
caso, dejando en un estado de indefensión al trabajador demandante,
siendo necesaria y urgente la vía constitucional de la Acción de Amparo.

Por lo que la sentencia debe ser declarada nula y reformándola se debe


declara fundada la demanda, por existir pruebas suficientes que acrediten
la pretensión solicitada, los mismos que pueden ser apreciados con una
simple valoración de los documentos.

Y siendo que, en el presente caso no existe controversia compleja, pues


de la simple valoración de los documentos presentados por el accionante y
los que ha de presentar el demandado, se podrá dilucidar si existió o no
un despido arbitrario.

EXPRESO AGRAVIOS.

Que, la resolución materia del RAC, emitida por la Tercera Sala Civil de
Lima, me AGRAVIA debido a que no se está protegiendo mi DERECHO AL
TRABAJO, DERECHO LA TUTELA PROCESAL EFECTIVA, DERECHO AL
ACCESO A LA JUSTICIA, DERECHO A UN VIDA DIGNA Y EL DERECHO AL
BIENESTAR ya que en la resolución de la sala donde confirma la resolución
que declara improcedente la demanda de amparo por despido arbitrario
no toma en consideración estos derechos vulnerados y que de no ser
salvaguardados el daño causado podría resultar en irreparable por las
razones ya señaladas, debiendo por ello, señores del Tribunal
Constitucional, en consideración a los argumentos expuestos y en base a
la finalidad de los procesos constitucionales, ORDENAR SE DEJE DE
VULNERAR ESTOS DERECHOS, y se restituya el derecho restringido.
Asimismo, señores del Tribunal Constitucional, en el presente caso, de
Confirmarse la resolución materia del RAC, se estaría vulnerando el
Artículo III del Título Preliminar del Código Procesal Civil en relación al FÍN
DE UN PROCESO con relación a que: El Juez deberá atender a que la
finalidad concreta del proceso es resolver un conflicto de intereses
que vulnere derechos constitucionales, al derecho a la tutela procesal
efectiva, haciendo efectivos los derechos sustanciales, y que su
FINALIDAD ABSTRACTA es lograr la paz social en justicia.

OTROSI: Señores miembros del Tribunal Constitucional, en caso de que


bajo su criterio se considere que el Amparo no es la vía idónea, solicito se
derive el presente caso al Juez competente.

Por lo expuesto, sírvase proveer conforme a Ley.

Lima, 23 de julio del 2015.

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