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IParte segunda de la doctrina trascendental <A50>[B74]

de los elementos�"'��
LA LÓGICA TRASCENDENTAL

Introducción
Idea de una lógica trascendental

1. De la lógica en general

Nuestro conocimiento surge de dos fuentes fundamentales de la mente, de


las cuales la primera es [la de] recibir las representaciones (la receptivi¬
dad de las impresiones), y ¡a segunda, la facultad de conocer un objeto
mediante esas representaciones (la espontaneidad de los conceptos); por
la primera, un objeto nos es dado; por la segunda, éste es pensado en rela¬
ción con aquella representación ([considerada] como mera determinación
de la mente). Intuición y conceptos constituyen, por tanto, los elementos de
todo nuestro conocimiento; de modo que ni los conceptos, sin una in¬
tuición que de alguna manera les corresponda, ni tampoco la intuición,
sin conceptos, pueden producir un conocimiento. Ambos son, o bien pu¬
ros, o bien empíricos. Empíricos cuando una sensación (que presupone
la presencia efectiva del objeto) está allí contenida; puros, cuando a la
representación no se le mezcla ninguna sensación. Se puede llamar a esta
última la materia del conocimiento sensible. Por eso, la�/intuición pura [B75]

contiene solamente la forma en la cual algo | es intuido, y el concepto <A51>



puro contiene solamente la lorma del pensar un objeto en general. Unica¬
mente las intuiciones puras o los conceptos puros son posibles a priori; los
empíricos, sólo a posteriori.
Si llamamos sensibilidad a la receptividad de nuestra mente para reci¬
bir representaciones en la medida en que de alguna manera es afectada,
entonces, en cambio, la facultad de producir ella misma representaciones,
Lógica trascendental: Introducción

o la eíipontaneidad del conocimiento,�"'�es el enteadimiento. Es propio de


nuestra naturaleza el que la inlaición nunca puede ser sino semible� es
decir, sólo contiene la manera como somos afectados por los objelos. Por
el contrarío, la facullad de pensar el objeto de la intuición sensible es el
entendimiento. Ninguna de estas propiedades ha de preferirse a la otra.
Sin sensibilidad no nos sería dado objeto alguno; y sin entendimiento.
ninguno sería pensado. Pensamientos sin contenido son vacíos, intuicio¬
nes sin conceptos son ciegas. Por eso, es tan necesario hacer sensibles
sus conceptos (es decir, añadirles el objeto en la intuición) como hacer
inteligibles sus intuiciones (es decir, llevarlas bajo conceptos).�'�'� Tam¬
poco pueden estas dos facultades, o capacidades, trocar sus funciones.
El entendimiento no puede intuir nada, y los sentidos no pueden pensar
nada. Sólo de su unión puede surgir el/�conocimiento. Pero no por ello [B7ó]
es lícito mezclar sus contribuciones,��� sino que hay gran motivo | para <A52>

sepai ar cuidadosamente [estas facultades] una de la otra, y para diferen¬


ciarlas. Por eso distinguimos la ciencia de las reglas de la sensibilidad en
general, es decir, la estética, de la ciencia de las reglas del entendimiento
en general, es decir, la lógica.
A su vez, la lógica puede ser emprendida con un doble propósito, ya
como lógica del uso universal del entendimiento, ya como lógica del uso
particular de él. La primera contiene las regias absolutamente necesarias
del pensar, sin las cuales no hay uso alguno del entendimiento, y se dirige,
por tanto, a éste, sin tomar en cuenta la diversidad de los objetos a los cua¬
les él puede estar dirigido. La lógica del uso particular del entendimiento
contiene las reglas para pensar rectamente sobre una cierta especie de
objetos. Aquélla puede denominai-se lógica elemental; ésta, en cambio,
[puede denominarse] el organon de esta o de aquella ciencia. La última
se pone al comienzo, muchas veces, en las escuelas, como propedéutica
de las ciencias, aunque según la marcha de la razón humana es lo más
tardío, a lo cual la razón llega sólo cuando la ciencia ya está acabada

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LóCíCA transcendental: Introducción

desde hace tiempo y sólo necesita el ultimo reloque pai'a su corrección


y perfección. Pues uno debe conocer los objetos ya en mi grado bastante
alio, si//pretende dictar la regla según la cual se puede producir una [B77]
ciencia de ellos,
La lógica general, por su parte�es ya lógica pura, ya lógica aplicada.
En la primera hacemos abstracción | de todas las condiciones empíricas <A53>
bajo las cuales se ejerce nuestro entendimiento; p. ej. [hacemos abstrac¬
ción] del influjo de los sentidos, del juego de la imaginación, de las leyes
de la memoria, del poder del hábito, de la inclinación, etc.; por tanto,
también, de las fuentes de los prejuicios, y en general, de todas las causas
de las cuales pudieran surgir, para nosotros, ciertos conocimientos, o a las
cuales pudieran serles imputados; [hacemos abstracción de ellas] porque
sólo atañen al entendimiento bajo ciertas circunstancias de la aplicación
de él, y para conocerlas a éstas, se necesita experiencia. Por tanto, una
lógica general�pero pura�se ocupa de meros principios a priori, y es un
canon del entendimiento y de la ra�ón, pero solamente en lo que respecta
a lo formal del uso de ellos, sea cual fuere el contenido (empírico o tras¬
cendental). Pero una lógica general se llama aplicada cuando se dirige a
las reglas del uso del entendimiento bajo las condiciones subjetivas empí¬
ricas que la psicología nos enseña. Tiene, por tanto, principios empíricos,
aunque ella es general en la medida en que se refiere al uso del enten¬
dimiento sin distinción de objetos. Por eso, tampoco es ni un canon del
entendimiento en general, ni un organon de// ciencias particulares, sino [B78J
simplemente un catártico del entendimiento común.
Por tanto, en la lógica general la parte que debe constituir una doctrina
pura de la razón se debe separar completamente de aquella [parte] que
constituye la lógica aplicada (aunque | siempre general). Sólo la primera <A54>
es, propiamente, ciencia, aunque breve y árida, y tal como lo exige la ex¬
posición escolástica de una doctrina elemental del entendimiento.En
ésta, los lógicos deben tener a la vista siempre dos reglas,

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Lógica trascendental: Introducción

1) Como lógica general, ella hace abstracción de Lodo contenido del


conocimienLo intelectual, y de la diversidad de sus objetos, y sólo se ocupa
de la mera forma del pensar.
2) Como lógica pura, no tiene principios empíricos, y por tanlo no toma
nada (coma a veces se ha creído) de la psicología, la cual, por tanto, no
tiene influjo alguno sobre el canon del entendimiento. Es una doctrina
demostrada, y todo en ella debe ser cierto enteramente a priori.
Lo que llamo lógica aplicada (contra la signiñcación ordinaria de esta
palabra, según la cual ella ha de contener ciertos ejercicios para los cuales
la lógica pura da la regla) es una representación de] entendimiento y de
las reglas de su uso necesario in concreto� a saber, bajo las condiciones
contingentes del sujetoy/ que pueden impedir o favorecer este uso, las [B79J
cuales todas sólo empíricamente son dadas. Trata de la atención, de lo que
la obstaculiza y de las consecuencias de ella; del origen del error; del es¬
tado de duda, de escrúpulo, de convicción, etc.; y la lógica general y pura
se comporta con respecto a ella como la moral pura | (que contiene sola- <A55>
mente las leyes morales necesarias de una voluntad libre en general)�*��
[se comporta] con respecto a la doctrina de la virtud en sentido propio,
que considera esas leyes bajo los obstáculos de los sentimientos, de las
inclinaciones y pasiones a las que en mayor o menor medida los humanos
están sometidos; la cual nunca puede redundar en una ciencia verdadera
y demostrada, porque ella, tal como aquella lógica aplicada, necesita prin¬
cipios empíricos y psicológicos.

IT, De la lógica trascendental

La lógica general, como lo hemos indicado, hace abstracción de todo con¬


tenido del conocimiento, es decir, de toda referencia de él al objeto, y
considera solamente la forma lógica en la relación de los conocimientos
unos con otros, es decir, la forma del pensar en general. Ahora bien, [así]

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Lógica trascendental: Introducción

como hay tanto intuiciones puras como empíricas (como lo expone la esté¬
tica trascendental), así también podría encontrarse una diferencia entre un
pensar de objetos [que fuese] puro, y un pensar empírico/�de los objetos. [BSO]
En ese caso habría una lógica en la que no se haría abstracción de todo
contenido del conocimiento; pues aquella que contuviese meramente las
reglas del pensar puro de un objeto excluiría todos aquellos conocimientos
cuyo contenido fuera empírico. Se referiría también al origen de nuestros
conocimientos de objetos, | en la medida en que él no pueda ser atribuido <A5ó>

a los objetos; mientras que por el contrario la lógica general no se ocupa


de ese origen del conocimiento, sino que considera a las representaciones
—ya estén en nosotros mismos, a priori�desde el comienzo, o ya sean dadas
empíricamente—sólo según las leyes según las cuales el entendimiento
las emplea las unas en relación con las otras, cuando piensa; y por tanto,
sólo trata de la forma intelectual que se les puede dar a las representacio¬
nes, cualquiera sea el origen de ellas.
Y aquí hago una observación que extiende su influencia sobre todas
las consideraciones que siguen, y que se debe tener bien a la vista, a
saber: que no todo conocimiento a priori se debe llamar trascendental,
sino sólo aquel por el cual conocemos que {y cómo)��� ciertas repre¬
sentaciones (intuiciones o conceptos) sólo se aplican a priori o sólo a
priori son posibles (es decir, la posibilidad del conocimiento o el uso
de él a priori) Por eso, ni el espacio es una representación trascen¬
dental, y/ni tampoco [lo es] ninguna determinación geométrica de él [B81]
a priori, sino que solamente se puede llamar trascendental el cono¬
cimiento de que estas representaciones no son de origen empírico, y
la posibilidad [por la cual se explica] cómo, sin embargo, pueden�*��
referirse a prion a objetos de la experiencia. Asimismo sería también
trascendental el uso del espacio respecto de objetos en general; pero
si está limitado solamente a objetos de los sentidos, se llama [uso] em¬
pírico. La I diferencia de lo trascendental y lo empírico pertenece, por <A57>

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Lógica trascendental: Introducción

consiguiente, sólo a la crítica de los conocimientos, y no concierne a la


relación de ellos con su objeto.
Por consiguiente, en la expectativa de que pueda quizá haber conceptos
que se refieran a priori a objetos, no como intuiciones puras o sensibles,
sino meramente como acciones del pensar puro, que sean, por tanto, con¬
ceptos, pero no de origen empírico ni estético, nos hacemos de antemano
la idea de una ciencia del entendimienEo puro y del conocimiento puro
de la razón,���por el cual pensamos los objetos enteramente a priori. Una
ciencia tal, que determinase el origen, la extensión y la validez objetiva
de tales conocimientos, debería llamarse lógica trascendental, porque se
ocupa meramente en las leyes del entendimiento y de la razón, pero sola¬
mente en la medida en que está referida a priori a objetos,y/ y no, como [B82]

la lógica general, tanto a los conocimientos racionales empíricos, como a


los puros, sin diferencia.

IILDe la división de la lógica general


en analítica y dialéctica

La antigua y famosa pregunta, con la que se pretendía poner en aprietos


a los lógicos y se procuraba llevarlos a un punto en el que o bien tenían
que dejarse sorprender en una miserable diaíexe.���o bien tenían que re¬
conocer su ignorancia, | y por tanto, la vanidad de toda su arte, es ésta: <A58>
¿Qué es la verdad? La definición nominal de la verdad, a saber, que ella
es la concordancia del conocimiento con su objeto, se concede aquí y se
presupone; pero se quiere saber cuál es el criterio universal y seguro de la
verdad de todo conocimiento.
Es ya una grande y necesaria prueba de prudencia o de inteligencia el
saber qué es lo que razonablemente se ha de preguntar. Pues si la pregunta
es, en sí, absurda, y exige respuestas innecesarias, tiene a veces también
la desventaja —además de la vergüenza de quien la plantea—de que

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Lógica trascendental: Introducción

induce a quien descuidadamente la escucha, a dar respuestas absurdas,


y a dar el inisorio espectáculo de que \xr\o// (como decían los antiguos) [B83]
ordeña el chivo, y el otro sostiene debajo un colador.
Si la verdad consiste en la concordancia de un conocimiento con su
objeto, ese objeto debe distinguirse, por ello, de otros; pues un conoci¬
miento es falso cuando no concuerda con el objeto al que se refiere, aun¬
que contenga algo que quizá pudiera valer para otros objetos. Ahora bien,
un criterio universal de verdad sería aquel que fuese válido para todos los
conocimientos, sin distinción de sus objetos. Pero está claro que, puesto
que en tal criterio se hace abstracción de todo contenido del conocimiento
(referencia a su objeto), y | la verdad concierne precisamente a ese con- <A59>
tenido, es enteramente imposible y absurdo preguntar por una señal de
la verdad de ese contenido de los conocimientos, y que por consiguiente
no es posible dar una característica suficiente, y a la vez universal, de la
verdad. Puesto que más arriba al contenido de un conocimiento lo hemos
llamado ya la materia de él, se deberá decir: no se puede pedir ninguna
característica universal de la verdad de un conocimiento, según la mate¬
ria, porque ello es contradictorio en sí mismo.
Pero en lo que concierne al conocimiento según la mera forma (de¬
jando de lado todo contenido) está igualmente claro que una lógica, en
la medida en que expone las reglas universales j// necesarias del enten- [B84]
dimiento, debe presentar en esas mismas reglas criterios de la verdad.
Pues lo que las contradice a éstas es falso, porque el entendimiento se
opone allí a sus reglas universales del pensar, y por tanto, [se opone] a
sí mismo. Pero estos criterios conciernen sólo a la forma de la verdad, es
decir, del pensar en general, y en esa medida son muy acertados, pero no
suficientes. Pues aunque un conocimiento fuera enteramente conforme
a la forma lógica, es decir, no se contradijera a sí mismo, siempre po¬
dría todavía, sin embargo, contradecir ai objeto. Por tanto, el criterio de
verdad meramente lógico, a saber, la concordancia de un conocimiento

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Lógica trascendental: Introducción

con las leyes universales y formales del entendimiento y de la razón, es,


por cierto, la conditio sine qua non, y por tanto, la condición negativa de
toda I verdad; pero la lógica no puede ir más allá; y el error que no atañe <A60>
a la forma, sino al contenido, no puede descubrirlo la lógica con ninguna
piedra de toque.
Ahora bien, la lógica general descompone todo el negocio formal del
entendimiento y de la razón en sus elementos, y los presenta a éstos como
principios de toda evaluación lógica de nuestro conocimiento. Por eso,
esta parte de la lógica puede llamarse analítica, y es, precisamente por
eso, la piedra de toque, al menos, negativa, de la verdad; porque con
respecto a estas reglas se debe examinar y apreciar previamente todo co¬
nocimiento, en lo que respecta a su forma, aun antes de investigarlo en
lo que respecta a su contenido para sabery/si contienen��� verdad posi- [B85]
tiva en lo que se refiere al objeto. Pero como la mera forma del conoci¬
miento, por mucho que concuerde con las leyes lógicas, no es suficiente,
ni con mucho, para establecer por ello la verdad material (objetiva) del
conocimiento,nadie puede aventurarse a juzgar acerca de objetos solo
con la lógica, y a afirmar cualquier cosa, sin haber recabado previamente,
fuera de la lógica, información futidamentada sobre ellos, para sólo des¬
pués intenlar, según leyes lógicas, la utilización y la conexión de ella��"�
en im todo coherente consigo mismo; o mejor aún, para examinarla,���
simplemente, según esas leyes. Sin embargo hay algo tan seductor en la
posesión de esa aparente arle de darles a todos nuestros conocimientos la
forma del entendimiento, aunque uno esté muy vacío y pobre, por lo que
respecta al contenido de ellos, | que aquella lógica general, que es un <A61>
mero canon para la evaluación, ha sido usada como si fuera un organon
para la efectiva producción de afirmaciones objetivas, o al menos para
[producir) la ilusión de afirmaciones objetivas; y por tanto, en verdad, con
eso se ha hecho abuso de ella. Ahora bien, la lógica general, como presun¬
to organon�se llama dialéctica.

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Lógica trascendental: Introducción

Por muy diferente que sea la significación con la cual los antiguos
empleaban esta denominación de una ciencia o arle, se puede comprobar
con seguridad, por el uso efectivo que ellos hacían [de ella],���que ella no
era, entre ellos,// ninguna otra cosa que la lógica de la apariencia ilusoria. [B86j

Un arte sofí¿)tica de darles apariencia de verdad a su ignorancia, y aun a


sus engaños intencionales, imitando el método de la meticulosidad que la
lógica en general prescribe, y empleando la tópica de ella para disimular
toda ficción vacía.���Ahora bien, se puede observar, como una advertencia
segura y útil, que la lógica general, considerada como organon�es siempre
una lógica de la apariencia ilusoria, es decir, es siempre dialéctica. Pues
no nos enseña nada acerca del contenido del conocimiento, sino única¬
mente las condiciones formales de la concordancia con el entendimiento,
las cuales, por lo demás, son enteramente indiferentes en lo que respecta
a los objetos; y por eso el atrevimiento de servirse de ella como de un
instrumento (organon)� para (al menos como pretensión)��® ensanchar y
ampliar uno sus conocimientos, no puede conducir a nada más que a la
charlatanería de afirmar con | alguna apariencia ilusoria —o también, de <A62>

rebatir a capricho—todo lo que uno quiera.


Una enseñanza tal no concuerda, de manera alguna, con la dignidad
de la filosofía. Por eso, al contar entre lo que corresponde a la lógica esta
denominación de dialéctica, se ha preferido [entenderla] como una critica
de la apariencia ilusoria dialéctica'� y como tal quisiéramos nosotros que
se la entienda aquí.

HIV. De la división de la lógica trascendentat���� [B87]


en analítica y dialéctica trascendentales

En una lógica trascendental aislamos el entendimiento (tal como antes,


en la estética trascendental, la sensibilidad) y destacamos, de nuestro co¬
nocimiento, sólo aquella parte del pensar que tiene su origen únicamente

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Lógica trascendental: Introducción

en el entendimiento. El uso de este conocimiento puro, empero, se basa en


esta condición de que nos sean dados objetos en la intuición, a
los cuales aquél pueda ser aplicado,Pues sin intuición todo nuestro
conocimiento carece de objetos, y entonces queda enteramente vacío.
La parte de la lógica trascendental, por tanto, que expone los elemen¬
tos del conocimiento puro del entendimiento,y los principios sin los
cuales no puede, en general, ser pensado objeto alguno, es la analítica
trascendental, y [esj a la vez una lógica de la verdad. Pues ningún co¬
nocimiento puede contradecirla sin perder, a la vez, lodo | contenido, es <A63>

decir, toda referencia a algún objeto, y por tanto, toda verdad. Pero como
es muy atractivo y seductor el servirse de estos conocimientos puros del
entendimiento, y de estos principios puros, [por sí] solos, y aun más allá
de los límites de la experiencia —que es, sin embargo, la única que nos
puede suministrar la materia (objetos)/� a la que pueden ser aplicados [B88]

aquellos conceptos puros del entendimiento—el enlendimiento, por


eso, corre peligro de hacer, mediante sofisterías vacías, un uso material
de los principios meramente formales del entendimento puro, juzgando
indistintamente acerca de objetos que no nos son dados, y que quizá no
puedan sernos dados de ninguna manera. Por consiguiente, puesto que
ella�®�debería ser propiamente sólo un canon para la evaluación del uso
empírico, se hace un uso indebido de ella cuando se la hace valer como el
organon de un uso universal e ilimitado, y con el solo entendimiento puro
se osa juzgar, afirmar y decidir sintéticamenLe acerca de objetos en gene¬
ral. Por tanto, el uso del entendimiento puro sería, en ese caso, dialéctico.
La segunda parte de la lógica trascendental debe, pues, ser una crítica de
esta apariencia ilusoria dialéctica, y se llama dialéctica trascendental, no
[porque se la entienda] como un arte de suscitar dogmáticamente tal apa¬
riencia ilusoria (un arte muy usual, lamentablemente, en muchas presti-
digitaciones metafísicas), sino (porque se la entiende] como una crítica
del entendimiento y de la razón con respecto a su uso hiperfísico, para

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LÓGÍCA TRASCENDENTAL: Introducción

poner al descubierto la falsa apariencia ilusoria de las | presunciones in- <A64>


fundadas de ella,�®�y para rebajar sus pretensiones de deseubrimiento���
y de ensanchamiento (que ella pretende alcanzar mediante meros princi¬
pios trascendentales)�®�a mera evaluación y protección del entendimien¬
to puro frente a los espejismos sofísticos.

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