Vous êtes sur la page 1sur 16

Las Señales de los Tiempos

" " " " " " " <IIII.I1.IM l,...i..|,„.„ , , > ...................I ............I.

El amor al dinero aporta a muchos de los buenos principios morales. Se cometen muchos
atropellos para conseguir riquezas, pero los atropelladores cosecharán tarde o temprano ios
•amargos frutos de su injusto modo de obrar. Para muchos se cumple lo señalado en este
grabado; llega la muerte antes de que hayan podido conseguir el tan deseado tesoro

Precio: 3O céntimos.
de más muertes en este m u n d o abominable que esas
E l amor al dinero pobres mixturas que no te dejan despachar!".
N o pensamos que en sí m i s m o el dinero sea una
cosa mala. Es el amor del dinero que es un venen"
Se puede decir que desde el principio el dinero ha y q u e destruye constantemente numerosas vidas.
sido el dios de gran parte de la H u m a n i d a d . Ya en dinero vende u n o su alma, o sea sus principios i n ° '
el tiempo de los antiguos griegos, Eurípides decía: rales, entrando así en el camino de la perdición-
"El oro ejerce más poder sobre un hombre que diez Cristo d i j o : "¿De qué aprovecha al h o m b r e si grafl'
mil a r g u m e n t o s " . H a sido así en el transcurso de jeare todo el m u n d o y perdiere su a l m a ? " (Mate^
toda la historia de este m u n d o . Siempre ha habido 16:26).
hombres dispuestos a sacrificar t o d o : bienestar, sa- Leemos también en San Lucas 1 2 : 1 5 - 2 1 : *
lud y su misma vida, en busca de dinero, de rique- (Cristo) díjoles: Mirad, y guardaos de toda ava-
zas. Las naciones, como colectividades, obraron de ricia: porque la vida del h o m b r e no consiste en la
igual manera. Las guerras de conquista tuvieron abundancia de los bienes que posee. Y refirióles u^a
muchas veces como fin el obtener oro. E s t o es lo parábola, diciendo: La heredad de u n hombre tíc-O
que enardeció a P i z a r r o y sus compañeros en su había llevado m u c h o ; y él pensaba dentro de sí, di-
conquista del imperio de los incas. P o d r í a n t a m - ciendo: ¿Qué haré, porque n o tengo donde juntaf
bién mencionarse muchos otros ejemplos. mis frutos? Y d i j o : Esto haré: derribaré mis alfO'
Parece que una verdadera locura toma posesión líes y los edificaré mayores y allí j u n t a r é todos
del h o m b r e que cede a este afán de conseguir oro. frutos Y mis bienes. Y diré a mi alma: A l m a , mü'
C u a n d o se descubrió oro en California hace unos chos bienes tienes almacenados para muchos ano^'
ochenta y cinco años era aquella región u n desierto. repósate, come, bebe, huélgate. Y díjole D i o s : N^'
La ciudad de San Francisco no existía, y n i n g ú n cío, esta noche vuelven a pedir tu alma; y lo <i^'
barco se detenía en aquellos parajes. Pero un buen has prevenido, ¿de quién será? Así es el que ha'^
día alguien encontró oro. La noticia se propagó rá- para sí tesoro, y no es rico en D i o s " .
pidamente, y muchos emprendieron en seguida una E n estas palabras se nos dice que es una necedad
carrera loca hacia California. T o d o el m u n d o quería vivir únicamente para adquirir riquezas. El Señ°'
ir allí. Esto fué en 1 8 4 9 , y en aquel año, 2 3 0 bar- llama necio al que así vivió. Reconozcamos, pu^*'
cos fueron a California. E n tres semanas 1 8 . 0 0 0 que "la vida del hombre no consiste en la abundan'
personas cruzaron el río Missouri, en los Estados cía de los bienes que posee". Esto n o nos p r o p ^ f
U n i d o s , de viaje hacia este nuevo El D o r a d o . Se clonará pasaporte para ir al cielo. D i o s mirará ^
pagaba cualquier precio para ir allí, y una vez lle- nuestro valor espiritual y moral y n o a la i m p " ' '
gada, la gente pagaba precios enormes p o r ropa, co- tancia de nuestras posesiones materiales.
mida, habitaciones, etc. U n a increíble codicia ca- El suicidio de millonarios como Kreuger y East'
racterizaba a todos los que iban allí. m a n demuestra que aun en el ambiente materialis'^''
L o m i s m o sucedió al descubrirse las minas de oro de este m u n d o n o hallan los ricos la felicidad
del Canadá, del Sur de África y de Australia. buscan. ¡ C u á n t o menos p o d r í a n estar satisfechos
Pero ¿cuál ha sido siempre la consecuencia moral el ambiente del cielo, desprovisto de t o d o egoísm"'
de este grosero materialismo? E n una palabra, la de todo amor del dinero! N o p o d r í a n respirar
corrupción. Así fué en California. E l desorden, la aquella atmósfera. Serían como peces fuera del agu^'
inmoralidad y el crimen caracterizaron aquellos sucumbirían. Así, el amor del dinero cierra la pue^
años de prosperidad material y dieron a aquella re- ta del cielo.
gión una detestable reputación, que merecía ple- El apóstol San P a b l o dice también sobre est'
namente. Y fueron necesarias medidas de extrema a s u n t o : "Nada hemos t r a í d o a este m u n d o , y. s'''
severidad para impedir u n estado de anarquía y de duda, nada podemos sacar. Así que, teniendo sü¡'
terror. T a l a m o r del dinero conduce a una com- tentó y con qué cubrirnos, seamos contentos <^°^
pleta ruina moral. La codicia es una maldición. esto. P o r q u e los que quieren enriquecerse, caen " 'J
t^entación y lazo, y en muchas codicias locas y d^',
E n el Paraíso perdido M i l t o n declara que el dia-
ñosas, que h u n d e n a los hombres en perdición
blo y sus ángeles hallaron oro en el infierno, y
muerte. P o r q u e el amor del dinero es la raíz de t"'
añade:
dos los males: el cual, codiciando algunos, se desc^^
m i n a r o n de la fe, y fueron traspasados de mucb"'
"Ni es de extrañar se hallase en aquel puesto, dolores" (1 T i m o t e o 6 : 7 - 1 0 ) .
en el infierno, aquel metal funesto. El consejo de San P a b l o a T i m o t e o es: '"Mas t";
¿'Dónde mejor hallarse debería?" ¡oh, h o m b r e de D i o s ! , h u y e de estas cosas, y sig}''
la justicia, la piedad, la fe, la caridad, la pacienc'-''
El apego al vil metal n o deja de ejercer una in- la mansedumbre" (1 T i m o t e o 6 : 1 1 ) .
fluencia infernal, y ¡ay de aquel que vive única- He aquí lo que debe ser la primera cosa en nU'^*
mente para conseguir riquezas! tra vida: "Buscad primeramente el reino de OioS •
R o m e o decía al boticario al pagarle el veneno que su justicia, y todas estas cosas (lo material que
éste le había v e n d i d o : "¡He aquí tu oro, veneno cesitamos) os serán añadidas" (Mateo 6 : 3 3 ) . •
más funesto para el alma de los hombres y causante
R. G-i
PÁGINA DOS
^ 8 ABR. 1933

Redactor: PRECIOS
GERBER

Administración;
LAS S E Ñ A L E N NÚDcro SQBlto .
Ptat.
. 0,30
Covarrubias, 28 Sasciipción anual en
Teléfono 34155 D E íos TIEMPOS España . . 3,50
MADRID REVISTA M E N S U A L En el extranjero . . 4 aro

\ÑC 1933 MADRID NúM 4!

o promesa?
por Marcelo I. Fayard

tinúa^ Pj^ogfesos de la aviación con-


do " \ ú l t i m a m e n t e se h a n realiza-
b a t i ¿ , ° ^ notables. ^vión inglés
Ponp "record" de distancia al t r a n s -
metr vuelo 8 . 5 9 2 k i l ó -
A f r i ^ ^ s d e Escocia hasta el Sur de
siopg rl -"^ ^vión inglés, de d i m e n -
mo ^ ci'minutas, como para el turis-
Ingla't " ^ " ' ^ ^ M o l l i s o n de
días \ ] ^ ^ ^ ^e J a n e i r o en cinco
con f• t r i m o t o r francés, construido
en<:,, "^^^ comerciales, realizó c o m o i . . . , , „
^'^Sayo de servicio aereopOStal el reconocimiento en la cordillera del H i m a l a y a . A s i a .
^ E n í ^ ^ " ^ ^ B u e n o s Aires.
Un. an ^^"cia se están d a n d o los ú l t i m o s toques a t a r o n el "record" de distancia, h i z o el M i n i s t e r i o de
tinad F a r m a n y a o t r o del Sr. Guerchais, des- Aeronáutica de su país las siguientes declaraciones:
ü 800 volar en la estratosfera, a r a z ó n de 7 0 0 "El vuelo h a d e m o s t r a d o t a m b i é n el progreso rea-
rato ilónietros p o r h o r a . E n A l e m a n i a o t r o apa- lizado en la solución de u n p r o b l e m a de i m p o r t a n -
ser m i s m o destino está t a m b i é n a p u n t o de cia: el empleo económico de nuestros limitados re-
espgj^^^^^clo. N o parece haber límites a l o que cabe cursos aéreos. L o s territorios en los cuales las fuer-
^tajo'"^!*^^ la aviación. L a revista científica que nos zas aéreas t e n d r á n o p o r t u n i d a d de o b r a r están dise-
el - " " " ^ detalles respecto de la construcción y m i n a d o s en t a n t a s partes del m u n d o , que es i m p o -
tos f ^^^'^ ele estos aparatos, explica que "los vien- sible establecer guarniciones permanentes en cada
VeIo(-^j°''^hles y la t e n u i d a d del aire hacen posibles lugar, para actuar en las diversas circunstancias que
Ocho u tremendas..., que p o n d r í a n a París a p u e d a n presentarse. L a política del M i n i s t e r i o de
y ñoras de N u e v a Y o r k y h a r í a n posible u n Aeronáutica h a sido, pues, de desarrollar u n sistema
nos d ^ vuelta entre América y E u r o p a en me- p o r el cual las unidades aéreas p u e d a n v o l a r rápida-
Un a ^ Veinticuatro horas. E n la l a t i t u d de París, mente de u n a región a otra, según las necesidades,
dar{j^í°P'^no, y e n d o a 8 0 0 k i l ó m e t r o s p o r hora, hecho solamente posible, en m u c h o s casos, si los
p la vuelta al m u n d o en u n solo d í a " . aviones pueden v o l a r grandes distancias sin hacer
seoy^í"° a medida que los aeroplanos a u m e n t a n su escalas."
Pa'ra ! P°cler y a u t o n o m í a , a u m e n t a su eficacia Y el Popular Science Monthly, h a b l a n d o de los
Chole A r a í z del " r a i d " de G a y f o r d y N i - a p a r a t o s de Francia y A l e m a n i a que se preparan
Weu^ ^s, los aviadores ingleses que fueron de ¿ r a n - para c o n q u i s t a r la estratosfera, dice: " L a s incur-
al Sur de África en u n solo vuelo y conquis- siones aéreas de larga distancia p o r aeroplanos de la

PÁGINA TRES
estratosfera son vislumbradas como una caracteris- Pero p o r m u c h o que aprecien los hombres de ne
^tica de la p r ó x i m a guerra. Las autoridades milita- gocios los servicios del aeroplano, h a y en el m u n
res, como las compañías de transportes aéreos, están
'vigilando m u y de cerca los ensayos que se realizan.
una clase de personas que ve en la aviación u n a prOj
mesa de alcance primordial. Son los heraldos de
De hecho el Ministerio de Aeronáutica de Francia ú l t i m o mensaje de misericordia divina al m u ñ o ^
está cooperando activamente con los talleres F a r m a n Este mensaje, que debe ser d a d o a "toda nación Y
en el perfeccionamiento de su máquina." tribu y lengua y p u e b l o " , fué simbolizado por ^
Estos hechos justifican el pesimismo manifesta- ángel al que el profeta vio "volar p o r en medio
d o por el presidente del Gabinete inglés en un dis- cielo, que tenía el evangelio eterno para predicar
.curso p r o n u n c i a d o el 10 de noviembre del a ñ o pa- a los que moran en la tierra". ("Apocalipsis l'''-
jsado. Refiriéndose a las posibilidades que encierra la Ya ha comenzado a cumplirse esta misión. Lo
'aviación para destruir vidas h u m a n a s dijo: "La misioneros que antes necesitaban perder tres seman •
única defensa consiste en la ofensiva, lo cual signi- de penurias para llegar desde L i m a a las salvaj
fica que habéis de matar más mujeres y niños con tribus escondidas en los bosques del A l t o AmaZf^
m a y o r presteza que el enemigo, si queréis salvaros." ñas, p o r ejemplo, llegan allí en algunas horas, ti
Y añadió esta triste conclusión: " U n o n o puede una de sus estaciones misioneras, h a n despejado ^
menos de reflexionar que durante los... años que la campo de aterrizaje de emergencia, que los p'no^°
h u m a n i d a d ha estado en la tierra, ha sido t a n sólo utilizan cuando las condiciones meteorológicas 1^
en nuestra generación cuando hemos conseguido el aconsejan n o emprender la travesía de centenar ^
d o m i n i o del aire...: pero n o es pensamiento m u y de kilómetros de selva, o cuando una señal conve
grato el c o m p r o b a r que, habiendo obtenido el d o - nida les indica la urgente necesidad de que baje
m i n i o del aire, vamos a manchar la tierra desde el a recoger u n enfermo o u n herido.
aire como hemos manchado el suelo durante casi todo
U n misionero que trabaja en el África dijo, n
el tiempo que la h u m a n i d a d ha estado sobre él."
hace m u c h o : "Si la lenta y azarosa penetración o
N o nos extenderemos en los horrores que en bre- Livingstone en el corazón del África, abrió canina
ves m i n u t o s podría ocasionar una escuadrilla de para las misiones en el África Central, ciertamen^
taeroplanos que dejase caer sobre una populosa capi- este relampagueante cruce del continente p o r las vi
tal su carga de bombas explosivas o difusoras de aéreas tendrá una influencia definida sobre el t^i"^
gases venenosos, cuyo empleo n o se alcanzará ya a fo final del evangelio en África... N o cabe án^
Idesterrar. Porque, como bien dijo el Sr. B a l d w i n , de que los mensajeros de Dios volarán de un la<J
;"si un h o m b r e , viéndose entre la espada y la pared, a otro por el continente africano con la buena nue^
:tiene u n arma de potencia, la empleará cualquiera de que "de tal manera a m ó Dios al m u n d o , que n
que sea, y cualquiera que sea el fin a que la dedicó". dado a su H i j o unigénito, para que t o d o aquel
ÍEstas consideraciones bastan para hacernos ver cuan en él cree, n o se pierda, mas tenga vida e t e r n 3 '
•espantosa amenaza representa la aviación h o y por T a m b i é n proclamará la amonestación: "Apareja
hoy. para venir al encuentro a t u D i o s " , y "tenied
Sin embargo, n o sería necesario que así fuese. La Dios, y dadle h o n r a : porque la hora de su jm^i
aviación podría dedicarse únicamente a fines útiles, es venida".
si la h u m a n i d a d lo quisiera realmente. Y a le debe- "Estas grandes vías aéreas son indudablemen^j
mos muchos servicios, y éstos se irán multiplicando una característica m u y definida del aspecto maten*
a medida que aumente la eficacia de los aparatos. que asume el plan divino para la presta consumaciól^
E n cualquier m o m e n t o en que tenemos que hacer de !a obra evangelizadora, así como los ferrocarr'
una comunicación urgente, nos basta a n o t a r "por les h a n contribuido a su progreso pasado y presenta;
correo aéreo" en el sobre de nuestra carta y añadirle El Señor ha declarado que terminará la obra of,
una modesta sobretasa de franqueo para que llegue evangelio en la tierra y "la abreviará en justicia
a su destino en menos de la mitad del tiempo que re- P o r t a n t o , el aceleramiento de los viajes moderno^'
quiere de ordinario. C o n frecuencia, se ha transfor- no queda sin significado."
m a d o el aeroplano en ambulancia, y ha llevado
A u n q u e n o tenemos datos exactos al respecta'
a u n hospital o sanatorio una persona que debía ser
sabemos que en muchas ocasiones el aeroplano ri,
sometida a una intervención facultativa en cuestión
t r a n s p o r t a d o n o sólo misioneros, sino también
de breves horas, si se le quería salvar la vida.
les y miles de impresos que dan a conocer la ini^'
C u a n d o la situación crítica obligó al Ferrocarril nencia de la segunda venida de Cristo. E n la med''*^
T r a s a n d i n o a suspender sus servicios, el transporte en que sepamos hacerla contribuir a la evangeliza'
de correspondencia y pasajeros entre M e n d o z a y ción del m u n d o , adelantará la aviación el establee''
Santiago fué asegurado p o r la vía aérea; y se dice miento del reino de D i o s en la tierra, porque ' es ^
que h u b o días en que u n m i s m o aeroplano realizó evangelio del reino será predicado en toda la tief'^
cinco viajes entre aquellas dos ciudades. C o n razón, habitada, para testimonio a todas las naciones; ^
todas las capitales europeas están ligadas p o r servi- entonces vendrá el fin." (Mateo 2 4 : 1 4 , V . M . )
cios de transportes aéreos, y las redes de éstos cubren T a l es realmente el objeto al que Dios destina ^
miles y miles de kilómetros en todos los continen- conquista del aire, y cumplirá su promesa, a pes ^
tes. La rapidez de comunicaciones que aseguran es de los esfuerzos que se hagan para que constituí
cada día más valiosa. tan sólo u n a amenaza de destrucción y muerte-

PÁGINA CUATRO
Cristo, el divino Maestro
áando sus sublimes ense-
ñanzas a sus discípulos.

LAS
^lí^NAVENTURANZAS
por l a S r a . E . G . de W h i t e .

La.s
to ii P'^'n^^ras palabras que dirigió Cris-
de '-.-P^^^^o sobre el m o n t e fueron palabras
diJQ ^^.'^^^snturanza. B i e n a v e n t u r a d o s son,
tüal' °^ •'^^'^ reconocen su pobreza espiri-
El e'v^ ^'snten su necesidad de redención,
brej JJSelio ha de ser predicado a los p o -
sos • • "^svelado a los que son orguUo-
ricos ^^"'•^''^™^'^t:e, a los que pretenden ser
^ " ° necesitar nada, s i n o a los h u m i l -
ei _ '^°ntritos. U n a sola fuente ha sido abierta para dadero pesar por el pecado es resultado de la obra
Pecado, Una fuente para los pobres de espíritu, del E s p í r i t u S a n t o . El E s p í r i t u revela la i n g r a t i t u d
ción- corazón lucha para ganar la salva- del corazón que ha despreciado y agraviado al Sal-
nuesí- ^^^'^ t a n t o nuestro derecho al cielo como vador, y nos trae contritos al pie de la cruz. Cada
Cristo^ 'doneidad para él, se h a l l a n en la justicia de pecado vuelve a herir a Jesús; y al mirar a aquel a
homb Señor n o puede hacer nada para sanar al quien h e m o s traspasado, lloramos p o r los pecados
debil'^^' ^^^""^ "í^^- convencido éste de su propia que le p r o d u j e r o n angustia. U n a tristeza tal nos
^eenr ^ despojado de toda suficiencia p r o p i a , inducirá a renunciar al pecado.
el j ^^^^ al d o m i n i o de D i o s . Entonces puede recibir El m u n d a n o puede llamar debilidad a esta tris-
vad^",'^'^'^ D i o s espera concederle. D e n a d a es pri- teza; pero es la fuerza que une al penitente con el
ceso ^ ^ ^ ^ que siente su necesidad. Ella tiene ac- Ser infinito con vínculos que n o pueden q u e b r a n -
HÍt^^'^„E^serva a A q u e l en quien m o r a t o d a la ple- tarse. Demuestra que los ángeles de D i o s están de-
habir °'^'íue así dijo el A l t o y Sublime, el que v o l v i e n d o al alma las gracias que se perdieron p o r la
habit^ eternidad, y cuyo n o m b r e es el S a n t o : Y o dureza de corazón y la transgresión. Las lágrimas
ta^Q ° la altura y la santidad, y c o n el q u e b r a n - del penitente s o n t a n sólo las gotas de lluvia que
ritü / ^^niilde de espíritu, para hacer vivir el espí- preceden al brillo del sol de santidad. Esta tristeza
los „ ^ . humildes y para vivificar el corazón de es precursora de u n g o z o que será u n a fuente de
'..^^ebrantados". aguas vivas en el alma. "Conoce empero t u m a l -
reciij-^^^^^'^^turados '^^^ l l o r a n : p o r q u e ellos dad, p o r q u e contra J e h o v á tu D i o s has prevarica-
no en"^^- '^^nsolación." P o r estas palabras. C r i s t o d o " . " N o haré caer mi ira sobre v o s o t r o s : p o r q u e
Cülp l m " " ^ que el llorar tiene en sí p o d e r de q u i t a r la misericordioso soy yo, dice J e h o v á " . " A los que
Volr, dad del pecado. N o sanciona la h u m i l d a d lloran en S i ó n " , él ha designado darles " h e r m o s u r a
<^onsis ° afectada. E l l l o r o del cual él h a b l a , n o en lugar de ceniza, el aceite de g o z o en vez de la-
^Pesad^ melancolía y l a m e n t o s . M i e n t r a s nos mentos, y el m a n t o de a l a b a n z a en lugar de espíritu
gO(.j- ^ ^ b r a m o s p o r causa del pecado, debemos re- de p e s a d u m b r e " .
Dioj'*'^^°^ en el precioso privilegio de ser hijos de Y h a y consuelo para los que lloran en las p r u e -
bas y tristezas. L a a m a r g u r a del pesar y la h u m i -
tras rn"^'^^'^° a p e n a m o s p o r causa de que nues- llación son mejores que la complacencia del pecado.
agfgjj ? j acciones nos p r o d u c e n consecuencias des- P o r la aflicción. D i o s nos revela los p u n t o s infec-
"íbles. P e r o esto n o es a r r e p e n t i m i e n t o . E l ver- tados de nuestro carácter, para que por su gracia p o -

PÁGINA CINCO
damos vencer nuestros defectos. N o s son revelados cirá ai corazón a tener hambre y sed de justicia, )'
capítulos desconocidos con respecto a nosotros mis- este deseo no quedará frustrado. Los que den lugai"
mos, y nos llega la prueba que nos hará aceptar o a Jesús en sus corazones, llegarán a sentir su ana""-;
rechazar la reprensión y el consejo de Dios. C u a n d o T o d o s los que anhelan poseer la semejanza
somos probados, no debemos agitarnos y quejar- carácter de Dios quedarán satisfechos. El Espíritu
nos. N o debemos rebelarnos ni acongojarnos has- Santo n o deja nunca sin ayuda al alma que mira a
ta escapar de la m a n o de Cristo. Debemos h u m i - Jesús. El toma de las cosas de Cristo y se las revela. S |
llar nuestra alma delante de Dios. Los caminos la mirada se mantiene fija en Cristo, la obra
del Señor son oscuros para aquel que desee ver t o - Espíritu no cesa hasta que el alma queda confC;;
das las cosas en una luz agradable para sí mis- mada a su imagen. El elemento p u r o del amor data
m o . Parecen sombríos y tristes para nuestra natu- • expansión al alma, y capacidad para alcanzar a un
raleza h u m a n a ; pero los caminos de Dios son ca- nivel superior, a u n conocimiento acrecentado de las
m i n o s de misericordia, cuyo fin es la salvación. cosas celestiales, de manera que alcanzará la pleni'
Elias n o sabía lo que estaba haciendo cuando en el tud. "Bienaventurados los que tienen hambre y sed
desierto dijo que estaba h a r t o de la vida, y rogaba de justicia: porque ellos serán h a r t o s " .
que se le dejase morir. El Señor en su misericordia Los misericordiosos hallarán misericordia, y 1°'
n o h i z o caso de sus palabras. A Elias le quedaba limpios de corazón verán a Dios. T o d o pensamie^'
todavía una gran obra que hacer; y cuando su obra to i m p u r o contamina el alma, menoscaba el senti-
fuese hecha, n o había de perecer en el desaliento do moral y tiende a obliterar las impresiones del
y la soledad del desierto. N o le tocaba descender al Espíritu Santo. E m p a ñ a la visión espiritual, de
polvo de la muerte, sino ascender en gloria, con el manera que los hombres n o pueden contemplar a
convoy de carros celestiales, hasta el t r o n o que está Dios. El Señor puede perdonar al pecador arrepen-
en las alturas. tido, y le perdona; pero aunque esté perdonada,-e'
Las palabras que D i o s dirige a los tristes son: alma queda mancillada. T o d a impureza de palabras
"Visto he sus caminos, y le sanaré, y le pastorearé, o de pensamientos debe ser rehuída p o r aquel q'^j
y daréle consolaciones, a él y a sus enlutados." "Su quiera tener u n claro discernimiento de la verdad
lloro tornaré en gozo, y los consolaré, y los alegraré espiritual.
de su d o l o r " . Pero las palabras de Cristo abarcan más que
"Bienaventurados los mansos." Las dificultades evitar la impureza sensual, más que el evitar la con-
que hemos de arrostrar pueden quedar m u y dismi- taminación ceremonial que los judíos rehuían taP
nuidas por aquella mansedumbre que se oculta en rigurosamente. El egoísmo nos impide contempla^
Cristo. Si poseemos la h u m i l d a d de nuestro Maes- a Dios. El espíritu que trata de complacerse a «'
tro, nos elevaremos p o r encima de los desprecios, mismo juzga a Dios como enteramente igual a si-
los rechazos, las molestias a las que estamos diaria- A menos que hayamos renunciado a esto, n o pode'
mente expuestos y estas cosas dejarán de oprimir mos comprender a Aquel que es amor. Únicamente
nuestro á n i m o . La m a y o r evidencia de nobleza que el corazóri abnegado, el espíritu humilde y con-
haya en el cristiano, es el d o m i n i o propio. El que fiado, verá a Dios como "misericordioso y piadoso^
bajo u n ultraje o la crueldad n o conserva u n espíritu tardo para la ira, y grande en benignidad y verdad"'
confiado y sereno, despoja a Dios de su derecho a "Bienaventurados los pacificadores." La paz de
revelar en él su propia perfección de carácter. La h u - Cristo nace de la verdad. Está en armonía con Dio*'
mildad de corazón es la fuerza que da la victoria^ a El m u n d o está en enemistad con la ley de D i o s ; 1"'
los discípulos de C r i s t o ; es la prenda de su relación pecadores están en enemistad con su Hacedor; y <^°'
con los atrios celestiales. m o resultado, están en enemistad unos con otroS'
" P o r q u e el alto J e h o v á atiende al h u m i l d e . " Los Pero el salmista declara: " M u c h a paz tienen I'',?
que revelan el espíritu m a n s o y humilde de Cristo, que aman tu ley; y n o hay para ellos tropiezo-'
son considerados tiernamente p o r Dios. El m u n d o Los hombres n o pueden fabricar la paz. Los planea
puede mirarlos con desprecio, pero son de gran va- h u m a n o s , para la purificación y elevación de
lor ante los ojos de Dios. N o sólo los sabios, los individuos o de la sociedad, no alcanzarán a pr"'
grandes, los benefactores, o b t e n d r á n entrada a las ducir paz, porque n o alcanzan al corazón. El úní'^''
cortes celestiales; n o sólo el activo trabajador, lleno poder que puede crear o perpetuar la verdadera pa^'
de celo y actividad incesante. N o ; el pobre de espí- es la gracia de Cristo. C u a n d o ésta esté implantad^
ritu que anhela la presencia permanente de Cristo, en el corazón, desalojará las malas pasiones
el humilde de corazón, cuya más alta ambición es causan luchas y disensiones. " E n lugar de la zat^^
hacer la v o l u n t a d de Dios, éstos o b t e n d r á n a b u n - crecerá haya, y en lugar de la ortiga crecerá arra-
dante entrada. Se hallarán entre aquellos que ha- y á n " ; y el desierto de la vida "se gozará, y flore'
brán lavado sus ropas y las h a b r á n blanqueado en cera como la rosa".
la sangre del Cordero. " P o r esto están delante del Las multitudes estaban asombradas de estas en'
t r o n o de Dios, y le sirven día y noche en su t e m p l o : señanzas, que eran tan diferentes de los precepto*
y el que está sentado en el t r o n o tenderá su pabe- y ejemplos de los fariseos. El pueblo había llegad"
llón sobre t i l o s " .
a pensar que la felicidad consistía en la posesión
"Bienaventurados los que tienen hambre y sed de las cosas de este m u n d o , y que la fama y 1"^
de justicia." El sentimiento de su indignidad indu- honores de los hombres eran m u y codiciables.

PÁGINA SEIS
^ u y agradable ser l l a m a d o " R a b b í " , y ser alabado
oino sabio y religioso, haciendo ostentación de sus
P A R A SALVAR EL MUNDO
^Wudes delante del público. E s t o era considerado T o d o s reconocen que el m u n d o se encuentra ac-
orno el colmo de la felicidad. Pero en presencia de tualmente en u n a situación m u y crítica. H a y gue-
a vasta m u c h e d u m b r e , Jesús declaró que las ga- rras y amenazas de guerra. Existe u n a h o n d a crisis
ancias y los honores terrenales eran toda la re- económica. Se agrava el paro obrero. ¿ C ó m o puede
haW^v!^^^ qne tales personas recibirían j a m á s . E l resolverse t a n difícil situación?
laba con certidumbre, y u n p o d e r convincente Se h a n propuesto muchas soluciones. Ú l t i m a m e n -
j o m p a n a b a sus palabras. E l p u e b l o callaba, y u n te presentó también el conocido escritor H . G. Wells
^ n t i m i e n t o de temor se apoderaba de él. Se mira- u n proyecto "para salvar al m u n d o " . Piensa que de-
' salv^^°^-^ ¿ Q " i ^ n de entre ellos se be ser u n proyecto socialista, pacifista, exigiendo la
bre?^KA ^""^^ ciertas las enseñanzas de este h o m - paz mundial.
tro chos estaban convencidos de que este maes- El proyecto del Sr. Wells abarca lo siguiente:
y qu ° f i m p u l s a d o p o r el Espíritu de D i o s , L E l reemplazo progresivo de la producción
los sentimientos que expresaba eran divinos, destinada a suplir necesidades particulares por la p r o -
dera^^-^^^ de explicar lo que constituye la verda- ducción para la colectividad, y esto con la ayuda de
ijj^j^,^ 'cidad y de c ó m o puede ser obtenida, Jesús una dirección competente, con el fin de organizar
como° definidamente el deber de sus discípulos, lo antes posible una empresa colectiva.
maestros elegidos p o r D i o s , para conducir a IL El establecimiento de u n sistema m o n e t a -
bía°^ la senda de justicia y vida eterna. E l sa- rio y de u n sistema de crédito m u n d i a l que asegure
alie ^t-^^ sufrirían a m e n u d o desilusiones y des- la estabilidad efectiva del valor práctico del dinero
sería ^ '^^^ e n c o n t r a r í a n oposición decidida, que g a n a d o por el obrero, lo que protegerá la c o m u n i -
sabía'^ .Insultados y su testimonio rechazado. Bien dad del peligro del a u m e n t o y de la permanencia
homK ^1 c u m p l i m i e n t o de su misión, los de deudas.
sus ^1^^ humildes que e s c u c h a b a n ' t a n a t e n t a m e n t e IIL La organización de una p a z m u n d i a l para
ras ''^s, h a b r í a n de s o p o r t a r calumnias, t o r t u - p o n e r fin a la guerra, asegurando la desaparición de
encarcelamiento y muerte, y p r o s i g u i ó : los a r m a m e n t o s , la supresión completa de las fábri-
por ' ^ " a v e n t u r a d o s los que padecen persecución cas privadas de armas y la abrogación progresiva de
los ''^^^^ la justicia: p o r q u e de ellos es el reino de la soberanía nacional en favor de u n control m u n -
ren B i e n a v e n t u r a d o s sois c u a n d o os vitupera- dial. ^
Por °^ persiguieren, y dijeren de vosotros t o d o mal IV. La m o d e r n i z a c i ó n de la educación en el
vue causa, m i n t i e n d o . G ó z a o s y alegraos; p o r q u e m u n d o entero, para que cada ser h u m a n o adquiera
guier"^^ n^erced es grande en los cielos: que así persi- los conocimientos e ideas necesarias, como t a m b i é n
g ° n a los profetas que fueron antes que v o s o t r o s . " la disciplina para cooperar con la conciencia, buena
y - rnundo a m a el pecado y aborrece la justicia, v o l u n t a d y competencia al bien de la c o m u n i d a d
dos f causa de su hostilidad hacia Jesús. T o - humana.
el cr'°^ rechazan su a m o r infinito, h a l l a r á n en V. E l establecimiento y la salvaguardia de la
'^'•'^n|smo u n elemento p e r t u r b a d o r . L a l u z de libertad de palabra, la libertad de la Prensa y el de-
les m° .'^.'P^ l^s tinieblas que cubren sus pecados, y recho de circular libremente en el m u n d o entero.
^"'fiesta la necesidad de reforma. M i e n t r a s los T a l es el proyecto de H . G. Wells. D e poco ser-
eju entregan a la influencia del E s p í r i t u S a n t o virá sin la colaboración de la gente, de las concien-
aferr^^^'^ a hacerse guerra a sí mismos, los que se cias. Y son solo conciencias regeneradas que h a r á n
^entam Pecado c o m b a t e n la verdad y sus repre- su parte en este sentido. P e r o únicamente el evange-
lio de Cristo puede regenerar las conciencias y sal-
Cr/V^ se crea la disensión, y los seguidores de var el m u n d o . E l proyecto de W e l l s ignora este me-
es l a ° acusados de p e r t u r b a r a la gente. P e r o dio esencial y n o prosperará. " N o h a b r á felicidad
rnist i^°rnunión con D i o s lo que les atrae la ene- para los individuos y justicia entre las naciones h a s -
to a ,"^^1 m u n d o . Ellos llevan el o p r o b i o de Cris- ta que los h o m b r e s se reconcilien con D i o s . "
ijQj^j'^cIan p o r la senda en que a n d u v i e r o n los más R. G.
cu(,:-^^ ele la tierra. Deben, pues, arrostrar la perse-
ardie^' " ° con tristeza, sino con regocijo. C a d a
f¡jj . e prueba es u n agente que D i o s usa para re-
de c l°u ^ ^ ^ ^ u n a de ellas los prepara para su obra
gar ° oradores suyos. C a d a conflicto tiene su lu-
aujj.^" la gran batalla p o r la justicia, y cada u n o
esj-Q untará el g o z o de su t r i u n f o final. T e n i e n d o
g , . g ^ n vista, la prueba de su fe y paciencia será ale-
Carlos I I , R e y de R u m a n i a .
.^nte aceptada más bien que temida y evitada, E n aquel país se sufre tanto
do f°^°^ ele c u m p l i r su obligación para con el m u n - del malestar político y eco-
sierv'•l^'^elo ^'^ ^leseo en la aprobación de D i o s , sus n ó m i c o como en cualquier
cuen°^ h a n de c u m p l i r cada deber, sin tener en otro, y le cuesta m u c h o tra-
bajo al rey mantenerse sobre
^ temor o el favor de los h o m b r e s . irono.

PÁGINA SIETE
LA RESTAURACIÓN el desarrollo a las buenas plantas, mientras que e'
haya y el arrayán son de una m a y o r utilidad. La^
DE T O D A S LAS COSAS malezas son empleadas en la Biblia, como u n enj"
blema de .la pecaminosidad, esterilidad y terrible
por José Boix. fin de los impenitentes, y el haya y el arrayán co-
m o emblema de la fertilidad, utilidad y glorioso fin
III Y ÚLTIMO que a los fieles espera. Pero en virtud del sacrificio
de Cristo y de nuestra fe en él, nuestro corazón
Ya hemos considerado que, como resultado de la queda transformado por la gracia de Dios, y las es-
temprana introducción del pecado en nuestro m u n - pinas y cardos de nuestros pecados completamente
do, t a n t o en la tierra como en el campo de los cora- desarraigados, efectuándose en incesante progresión
zones de sus habitantes, hicieron su aparición las
"zarzas y las ortigas", literal y figurativamente
L A R E S T A U R A C I Ó N MORAL D E L HOMBRE
h a b l a n d o . H e m o s visto igualmente que, aunque
"los cielos serán deshechos como h u m o y la tierra se
envejecerá como ropa de vestir, y de la misma ma- Si meditamos seriamente en cuanto a "la anchu-
nera perecerán sus moradores" (los que son "ajenos ra y la longura y la profundidad y la altura" (Efe-
de la vida de Dios, p o r la ignorancia que en ellos sios 3 : 1 8 ) del amor de Dios, estas meditaciones nos
hay, p o r la dureza de su c o r a z ó n " ; Isa. 5 1 : 6 . Efe- inducirán al completo a b a n d o n o de nuestros peca-
sios 4 : 1 8 . ) Sin embargo, gracias al don gratuito dos, porque "cualquiera que tiene esta esperanza
de Dios que "se dio a si mismo por n o s o t r o s " , p o - en él, se purifica, como él también es limpio"'
demos esperar con plena certidumbre de fe, los de- (1 J n . 3 : 3 . ) U n a tal esperanza en "el amor
seados "tiempos de la restauración de todas las co- Cristo, que excede a todo conocimiento", noS
sas que habló Dios por boca de sus santos profe- guiará al arrepentimiento, purificándonos, regene-
tas". r á n d o n o s y transformándonos de "gloria en gloi''"
en la misma semejanza", conforme a la imagen de'
Cristo a m ó de tal manera al h o m b r e caido, y a que nos creó. (2 Cor. 3 : 1 8 . ) Es una restauración
t o d o el género h u m a n o en él representado, que que progresivamente Dios viene efectuando en
"siendo en forma de Dios, n o t u v o por usurpación naturaleza moral y espiritual del hombre, hasts
ser igual a Dios. Sin embargo, se a n o n a d ó a sí mis- que Cristo venga y sea igualmente restaurada sU
mo, t o m a n d o forma de siervo, hecho semejante a naturaleza física. "El cual transformará el cuerpo de
los h o m b r e s ; y hallado en la condición como h o m - nuestra bajeza para ser semejante al cuerpo de sn
bre, se h u m i l l ó a sí mismo, hecho obediente hasta gloria..." (Fil. 3 : 2 1 . ) Entonces
la muerte, y muerte de c r u z " . (Fil. 2 : 6 - 8 . ) P o r el
sacrificio " c o n s u m a d o " sobre la cruz del calvario,
MORAL Y FÍSICAMENTE
el m u n d o entero hubiera podido salvarse; pero los
más, según Cristo, h a n preferido siempre a n d a r por
seremos perfectos, como nuestro "Padre que está en
el camino ancho que "lleva a perdición", para los
los cielos es perfecto". (Mat. 5 : 4 8 . ) P o r tanto-
tales es locura "la palabra de la cruz..." empero para
"aunque este nuestro hombre exterior se va desgas-
"los que se salvan, es a saber, a nosotros—dice San
t a n d o , el interior empero se renueva de día en dio' •
P a b l o — e s potencia de Dios. Potencia de Dios para
(2 Cor. 4 : 1 6 . ) Esta progresiva renovación que e'
salud (salvación) a t o d o aquel que cree". (1 Corin-
Espíritu del Señor lleva a cabo en nuestros cora-
tios 1:18. R o m . 1:16.)
zones de conversos, nos conduce a una progresiva
Los malos nos son presentados en la palabra de semejanza moral al H i j o de Dios, "que nos amó'
Dios, bajo la figura de espinos, zarzas, cardos y y nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre"'
otras malezas semejantes. El profeta Miqueas, al Los tiempos de la restauración moral del hombre-
contemplar la condición moral del m u n d o en estos empezaron inmediatamente después de la entrada
postreros tiempos, vio que, "para completar la mal- del pecado en este m u n d o , y se han proseguido, y ^'^
dad con sus manos, el príncipe demanda, y el juez prosiguen aún, hasta la gloriosa segunda venida de
juzga por recompensa, y el grande habla el a n t o j o Cristo. "Para esto apareció el H i j o de Dios (en sU
de su alma, y lo confirman. El mejor de ellos es primera v e n i d a ) , para deshacer las obras del dia-
como el cambrón: el más recto como zarzal..." b l o " , y restaurar a la H u m a n i d a d al "señorío f'"
(Miq. 7 : 3 , 4.) E n el pasado, cuando el pueblo de mero". (1 J n . 3 : 8 ; Miq. 4 : 8 . ) Cristo vino paf^
Israel se desvió del recto sendero que lleva a la vida, que tengamos vida, y para que la tengamos "f'
le dijo Dios a u n o de sus profetas: " Y tú, hijo del abundancia" : n o vino para perder, ni para destruir-
hombre, n o temas de ellos, ni tengas miedo de sus sino para sanar, perdonar, salvar y restaurar lo per-
palabras, aunque te hallas entre zarzas y espinas, y dido. P o r esto se nos dice que t o d o el que "está e"
tú moras con escorpiones: n o tengas miedo de sus Cristo, nueva criatura es... M u y amados—exclama
palabras, ni temas delante de ellos, porque son casa el a p ó s t o l — , ahora somos hijos de Dios (hijos d^
rebelde. Les hablarás, pues, mis palabras, escuchen Dios por la fe en Cristo Jesús) y aún n o se ha ma'
o dejen de escuchar..." (Ezeq. 2 : 6 , 7.) Los abrojos, nifestado lo que hemos de ser; pero sabemos c¡^^
ortigas, zarzas, etc., literalmente son de m u y poca cuando él apareciere, seremos semejantes a él, por'
utilidad, a menos que n o sea para quemar e impedir que le veremos como él es". (2 Cor. 5 : 1 ^ '

PÁGINA OCHO
"Jn- 3 : 2 . ) Esta expresión: "seremos semejantes "La obra de redención será completa. D o n d e
^ el , entraña la completa restauración de t o d o a b u n d ó el pecado, sobreabunda la gracia de D i o s . La
nuestro ser: "espíritu y alma y cuerpo." (1 T e s a l o - misma tierra, los mismos campos que Satanás re-
nicenses 5 : 2 3 . ) clama como suyos, h a n de ser n o solamente rescata-
C u a n d o "todos lleguemos a la u n i d a d de la fe y dos, sino exaltados. N u e s t r o pequeño m u n d o , bajo
r conocimiento del H i j o de Dios, a u n varón per- la maldición del pecado, la mancha negra de su glo-
to"°m ^^'^^'^^ ele la edad de la plenitud de Cris- riosa creación, será h o n r a d o por sobre todos los
^ (Efe. 4 : 1 3 ) , entonces vendrá el H i j o del h o m - demás m u n d o s del universo de D i o s . Acá, d o n d e el
re sobre las nubes del cielo, con grande poder y H i j o de D i o s se revistió de h u m a n i d a d , donde el
^ Oria . E n t o n c e s "los muertos serán levantados sin Rey de gloria vivió, sufrió y m u r i ó , aqui c u a n d o
^Prrupción, y nosotros (los que vivimos al venir el él haga nuevas todas las cosas, el tabernáculo de
enor) seremos transformados. P o r q u e es menester D i o s estará con los hombres, " m o r a r á con ellos; y
^ue esto corruptible (nuestro cuerpo) sea vestido de ellos serán su pueblo, y el m i s m o Dios será su Dios
t:,r°i"^l^ción, y esto m o r t a l sea vestido de i n m o r - con ellos." Y a través de los siglos sin fin, mientras
talidad". (1 Cor. 1 5 : 5 2 , 5 3 . ) "Entonces—dice u n los redimidos a n d a n a la luz del Señor, lo alabarán
Proíeta de D i o s — l o s ojos de los ciegos serán abier- p o r su dádiva inefable: Emmanuel, "Dios con nos-
^^s, y los oídos de los sordos se abrirán. Entonces otros". (The Desire of Ages, p . 2 6 . )
del°^° ^"'fcrra como u n cieruo, y cantará la lengua A m a d o lector: ahora que estamos viviendo en el
ul Y los redimidos de Jehová volverán, y u m b r a l de la eternidad, de u n m u n d o restaurado a
sob " alegría; y gozo perpetuo será una magnificencia y hermosura que sobrepujará en
re sus cabezas y retendrán el gozo y alegría, y m u c h o a la original, ¿no permitiremos que Cristo
^^"•a /a tristeza y el gemido". (Isa. 3 5 : 5 , 6, 10.) obre en nosotros esta transformación o renova-
tristeza y el gemido que t a n t o a b u n d a n actual- ción m o r a l de t o d o nuestro ser para que experimen-
temos "cual sea la buena v o l u n t a d de Dios, agra-
pgj""^'. desaparecerán completa y definitivamente
dable y perfecta"? El m u n d o actual está en crisis,
ma^/^'j^P^': jamás. "Y limpiará Dios toda lágri-
literal y espiritualmente h a b l a n d o , p r o n t o , m u y
no h h ellos; y la muerte no será más; y p r o n t o , "levantará el Dios del cielo un reino que
las '""^ nunca jamás se corromperá". ( D a n . 2 : 4 4 . ) Y "en
clamor, ni dolor: porque lugar de la zarza crecerá haya, y en lugar de la ortiga
mupt'^""^^"^ cosas (miseria, enfermedad, dolor, crecerá a r r a y á n . . . " El p r i m i t i v o p r o p ó s i t o de D i o s
cese pasadas". A p o c . 2 1 : 4 . ) E n t o n - quedará realizado. Esta tierra, h o y envejecida y
les ''^^f''^ \^ rebelión de los seres inferiores, los cua- llena de pecadores, renovada y purificada p o r el fue-
prin ° . ^"^^n a servir y amar al h o m b r e . C o m o al go del ú l t i m o dia, volverá a ser h a b i t a d a por seres
CQn ' P ' ° ' Morará el lobo con el cordero, y el tigre p u r o s y j u s t o s : "los redimidos de Jehová." Si Cris-
best^ acostará: el becerro y el león y la to, el gran Restaurador, es el objeto supremo de
^orea •'^^^^'^'^ andarán juntos, y un niño los pas- nuestras miradas y pensamientos, de nuestra adora-
rán'^'^'^ ^^^'^ y ^a osa pacerán, sus crías se echa- ción y gratitud, cada día nos haremos más semejan-
p J^'^tas; y el león como el bUey comerá paja... tes a él, "en justicia y en santidad de v e r d a d " . Que
hov-^^ ^'^''''a será llena del conocimiento de Je- así sea, "hasta que sobre nosotros sea derramado es-
Com cubren la mar las aguas". (Isa. 1 1 : 6 - 9 . ) píritu de lo alto, y el desierto (de nuestro c o r a z ó n )
tem'bl acabamos de ver, las fieras dejarán de ser se torne en campo labrado, y el campo labrado sea
de I ^ carnívoras: como fué al principio, antes estimado por bosque". Entonces "habitará el juicio
ij^jj entrada del pecado, volverá a ser en nuestro en el desierto, y en el campo labrado asentará la jus-
come " '•estaurado: "toda hierba verde les será para ticia. Y el efecto de la justicia será paz; y la labor
' y el león como el buey comerá paja." de la justicia, reposo y seguridad para siempre".
.^fctuada la "restauración de todas las cosas", y (Isa. 3 2 : 1 5 - 1 7 . )
peejjCado el universo de Dios de t o d o vestigio de
y s h^' ^'"^^ ^'^'^^ criatura que está en el cielo,
el '^^ tierra, y debajo de la tierra, y que está en
js^j y todas las cosas que en ellos están, diciendo:
la h^^ ^^^.^ sentado sobre el trono, y al Cordero, sea
Par ^'^'^"^'°n, y la honra, y la qloria, y el poder,
•Qhr ^"^'^P''^ jamás". (Apoc. 5 : ' l 3 . ) " M e d i a n t e la
el /.'^'^^ntora de C r i s t o — d i c e la señora W h i t e —
^^gobierno de D i o s queda justificado. El Ser o m n i -
Los d a d o a conocer como el Dios de amor,
desc '^i^.^^os de Satanás son refutados, y su carácter
Sus ^ "-O- N u n c a más p o d r á la rebelión volver a
Ve ' ^"^se. El pecado n o puede e n t r a r más en el u n i -
segy°' ^ través de las edades eternas, todos estarán
los h^u-'°'^^^^ apostasia. P o r un a m o r abnegado,
al p "atantes de la tierra y del cielo están ligados
'--reador con lazos indestructibles.
PÁGINA NUEV.G
H e r m o s o aspecto del eclipse total de s o l observado en l o s E s t a d o s U n i d o s en agosto de 1 9 3 2 . La naluraleza que n o s
rodea da t e s t i m o n i o del poder creador de D i o s , y el descanso del sábado es el gran m o n u m e n t o recordativo de la creación.

^ Q u é d í a de reposo observaremo/, el sábado o el domingo?


El s á b a d o es el gran m o n u m e n t o recordativo del los y de la tierra, y el alcance de su i m p e r i o ; a sa-
Creador. F u é i n s t i t u i d o y d a d o al h o m b r e para re- ber, el universo.
cordarle constantemente la obra gloriosa de D i o s . M a s he aquí que, a pesar de que la Biblia, que eS
J e h o v á m i s m o d i j o : "Señal es para siempre entre realmente la a u t o r i d a d suprema en cuestiones r e h '
m í y los hijos de Israel; p o r q u e en seis días h i z o giosas y la fuente del cristianismo, a b u n d a en reco-
J e h o v á los cielos y la tierra, y en el séptimo cesó, y mendaciones y órdenes de observar el sábado, en-
reposó" ( É x o d o 3 1 : 1 7 ) . Así, que el Señor m i s m o c o n t r a m o s que la m a y o r í a de los que se l l a m a n cris-
declara que el reposo del séptimo día es u n a señal tianos g u a r d a n o t r o día. ¿Por q u é será? ¿Se trata
o m o n u m e n t o recordativo de la creación de los cie- de u n a equivocación? ¿A qué debemos atenernos?
los y la tierra. N o cabe la m e n o r d u d a en c u a n t o a l o que la
Si su eterna potencia y divinidad se echan de ver Biblia quiere decir. Ella ordena la observancia del
en sus obras creadas, c o m o lo enseñan las Escritu- séptimo día de la semana, y cualquier diccionario ^
ras, y si él presenta su potencia creadora y su obra otra obra fidedigna que se refiera a los días de 1*
de la creación c o m o rasgos que le distinguen espe- semana nos dirá que el séptimo día es el sábado-
cialmente de los dioses falsos, ¡cuan necesario había Es cierto que hemos visto u n o que o t r o libro de lec-
de ser que esa obra fuese recordada constantemente t u r a destinado a los niños que llamaba séptimo día
al h o m b r e ! L o s que se o l v i d a n de la creación, se o l - al d o m i n g o , y ello es deplorable, p o r q u e demuestra
vidan del Creador. L a s naciones que n o conocen a en sus autores crasa ignorancia o deliberado p r o p ó '
D i o s h a n p e r d i d o toda noción de la creación. L a sito de engañar las mentes infantiles. P e r o es
institución del sábado fué, pues, dada para proteger hecho que t o d o s los autores fidedignos nos dirán
a la h u m a n i d a d contra la idolatría y el ateísmo, y que el séptimo día es el sábado, y n o s señalarán
su m a n d a m i e n t o recibió, pues, honores especiales para c o m p r o b a r su aserto el que los j u d í o s h a y a n
del o m n i p o t e n t e Legislador, quien lo incorporó en- segaífcí o b s e r v a n d o ese día a través de los siglos Y
tre los preceptos de la ley suprema e h i z o de él c o m o loi^HB o b s e r v a n d o en c u m p l i m i e n t o de u n m a n '
el m i s m o sello de dicha ley, al presentar en él su d a m i ^ t o de J e h o v á , incluido en el Decálogo.
n o m b r e de J e h o v á , su t í t u l o de Creador de los cie- Y con ello llegamos precisamente a la r a z ó n por_

PÁGINA DIEZ
la cual la mayoría n o observa el sábado, sino el acompañó su decreto con una ordenanza relativa a
domingo. Se alega que los primeros cristianos a b a n - la consulta regular de los arúspices".
donaron la observancia del sábado para diferenciar- Esa consulta de los arúspices o augures era u n a
se de los judíos. M a s el a r g u m e n t o tiene poco peso costumbre pagana, que indicaba vulgar supersti-
cuando no está a p o y a d o por n i n g u n a recomenda- ción. Y tal era la ley de C o n s t a n t i n o . C o m o ignora
ción del F u n d a d o r del cristianismo ni p o r el ejem- toda institución cristiana, ya que n o existía enton-
plo de sus apóstoles. Parecería más bien que Jas^ ra ces tal institución del primer día, n o se la puede
zones a u p i r r . ^ . , ! ^
que impulsaron al Creador a dar el sábado a considerar como relacionada en manera alguna con
la bu
numanidad en el principio (nótese que n o lo dio el cambio del día de reposo. Ese cambio se llevó a
^^los judíos, sino a A d á n , el padre de t o d o el gé- efecto más tarde.
l o s ° ™ P a n o ) , b a b r í a n de ser valederas t a n t o para He aquí u n testimonio del siglo XIII acerca de la
^ cristianos como para los judíos hasta el fin del cuestión, el del sabio obispo T o s t a d o , de Avila (Es-
niundo.
p a ñ a ) , quien declaró, h a b l a n d o aparentemente de
q ^ ^ ! í " d i a n d o las Sagradas Escrituras encontramos una controversia relativa a los j u d í o s : " E n cuanto
de-^'d llamó siempre al sábado día suyo, ben- a las razones en que se basaban, establece entre ellas
co'^t- ° ^ "Consagrado a su servicio y su gloria. E n esta diferencia, a saber: que el sábado de los judíos
^^ntraste, encontramos en toda la Biblia pruebas halla su sanción en el m a n d a m i e n t o de Dios, mien-
día^'h-k- '^"^^'^So estaba destinado a ser u n o de los tras que el día del Señor, aunque vino a reempla-
Pos^ °'1^S' y que su observancia como día de re- zarlo, n o se funda más que en la constitución ecle-
? más que u n a o r d e n a n z a h u m a n a ; una siástica".
com ° " ^""^ " ° ordenó ni aceptó jamás El cambio fué, en efecto, verificado p o r la igle-
o sustitución de su institución santa y sagrada, sia. Cuarenta y tres años después de p r o m u l g a d o el
fesi M e l a n c h t o n , en su apología de la con- decreto de C o n s t a n t i n o , el concilio de Laodicea p u -
£ ^ 3 ° ' ! de A u g s b u r g o , aquella famosa protesta con- blicó u n canon así concebido: "Los cristianos n o
homh ^ ,^^remonias eclesiásticas establecidas p o r los debieran j u d a i z a r y descansar el sábado, sino tra-
^ b r e s " , clasifica al d o m i n g o entre estas últimas, bajar en ese día; y prefiriendo, p o r el contrario, el
do °^ l'^^'^oriadores y los teólogos están de acuer- día del Señor, debieran reposar en él como cristia-
igles" '^^^F^'^ ^° m i s m o . El obispo T a y l o r , de la nos. Si, pues, se les hallare j u d a i z a n d o , sean ana-
m[^^^ anglicana, dice lo que sigue acerca del d o - tema".
crisr° primeros siglos de nuestra era: " L o s T a l fué la primera ley eclesiástica en favor de la
e^d'^^ primitivos hacían toda clase de trabajos observancia del d o m i n g o ; se oponía directamente
aun Señor [ d o m i n g o , según su c o n c e p t o ] , al día de reposo de J e h o v á , el Creador de los cielos
obs \ tiempos de persecución, d u r a n t e los que y la tierra. Y n o fué más que el comienzo de u n a
ntand ^ . " de la manera más rigurosa t o d o s los serie de actos eclesiásticos que h a b í a n de cambiar el
de gi,^"^'^"'^°s de Dios, porque sabían que acerca reposo del sábado al d o m i n g o . Es cierto que las igle-
Con ° ^ ° había n i n g u n o , y, p o r t a n t o , cuando sias de Oriente n o se apresuraron t a n t o en i m p o n e r
bai ^^'•'tio p r o m u l g ó u n edicto para p r o h i b i r tra- esa ley como las de Occidente bajo la dirección de
baio'^ !f excepción para todos los tra- R o m a . P o r consiguiente, y para hacer t a n desagra-
J de la agricultura y para los artesanos", dable como fuese posible el sábado, la iglesia de
nque los primeros cristianos concedían, en R o m a ordenó para ese día u n a y u n o riguroso, a la
al d°'' resurrección de Cristo, cierta deferencia vez que hacía del d o m i n g o u n día de regocijo. E s t o
Sol ^ -^^^ r o m a n o s l l a m a b a n dies solis, día. del suscitó una disputa entre R o m a y C o n s t a n t i n o p l a ,
CQ ' tarde l l a m a d o d o m i n g o , n o lo observaban a raíz de la cual u n concilio celebrado en esta ú l t i -
Pal h '^^ reposo, en el verdadero sentido de la m a ciudad ordenó a las iglesias de Occidente dejar
Y a se ha m e n c i o n a d o la primera ley que de a y u n a r en sábado, so pena de censura. Sin em-
Co ^ ° '-^sar de trabajar en ese día. Era el edicto de bargo, R o m a salió con la suya, c o m o debía haceMo
£^g"?^^titino, p r o m u l g a d o el 7 de m a r z o de 3 2 1 . siempre desde entonces.
, se refería a los habitantes de las ciudades y Y la actitud de la iglesia católica acerca de este
]g sin afectar a los del campo. C o m o otras a s u n t o es tan consecuente como categórica. C u a n d o
ésta^ emperadores que sucedieron a C o n s t a n t i n o , ve al d o m i n g o t a n generalmente observado p o r los
He i^^'^^i'-ía. como lo hace observar con justeza que n o reconocen su a u t o r i d a d , tiene m o t i v o s de
5 j / y ^ "a aquellos cuyas ocupaciones son más pe- t r i u n f o y n o deja de decirles que ese día es hechura
día^d ^ contrarias a la verdadera naturaleza del suya, y de sacar como conclusión u n a r g u m e n t o en
de reposo, que siguieran con su trabajo, en vista favor de la validez de la tradición en que se basa,
que es el más necesario para la sociedad", tradición reconocida tácitamente p o r los protestan-
nin ^ "^isma ley de C o n s t a n t i n o n o consideraba de tes que profesan, sin embargo, haberse libertado de
car'^*^"^ manera el d o m i n g o como día que tuviese ella.
sia^p^'^ cristiano o fuese u n a institución de la igle- He aquí, por ejemplo, lo que dice M r . de Segur
to- " sabio doctor Schaff dice acerca de este decre- en sus Causéeles sur le Protestantisme, pág. 207:
O r d e n ó [ C o n s t a n t i n o ] la observancia civil "Es curioso recordar acerca de este a s u n t o que esta
5 , . ° ° m i n g o no como dies domini, sino como dies observancia del d o m i n g o , que constituye el único
's- conforme al culto que él t r i b u t a b a a A p o l o , y culto del p r o t e s t a n t i s m o , n o sólo n o se basa en la

PÁGINA ONCE
Biblia, sino que está en contradicción flagrante con j u n t o . Esto nos lo revela la Biblia y ella sola. Y s'
la letra de la Biblia que prescribe el descanso del sá- ella es la única autoridad en el conjunto de la ma-
bado. Es la iglesia católica la que, por la autoridad teria, ¿no ha de serlo también en cada detalle? ¿No
de. Jesucristo, ha trasladado ese descanso al d o - debemos aceptar de su parte todas las sendas por las
mingo en recuerdo de la resurrección de nuestro Se- que Dios quiere conducir al hombre para elevarlo
ñ o r ; de manera que la observancia del d o m i n g o de espiritualmente y reintegrarlo a su alta posición ori-
parte de los protestantes es un homenaje que tribu- ginal? Esa cuestión del sábado tiene más importan-
tan, a pesar suyo, a la autoridad de la iglesia". cia de la que muchos le atribuyen. El sábado fué
Y un célebre catecismo, el de P . J. J. Scheffer- dado al h o m b r e antes que pecara, y la Biblia nos
macher, se expresa como sigue: dice que se le observará en la tierra hecha nueva, Y
"Pregunta: ¿ C ó m o prueba usted, además, que la en los anales que ella contiene de las actividades de
iglesia tiene derecho a instituir días de fiesta? los hombres durante la peregrinación desde el paraí-
Respuesta: Si n o tuviese ese derecho n o habría so perdido hasta el paraíso restaurado, menciona
ordenado que se observara el d o m i n g o en vez del siempre al sábado como estando en vigor.
sábado."
P o r otra parte, si menciona al d o m i n g o es sola-
P o d r í a m o s multiplicar las declaraciones de la mis-
mente como día de trabajo, y las alusiones que hace
ma índole, pero bastan las citadas para demostrar
a su implantación ulterior como día de reposo hu-
que los católicos reconocen que él sábado tiene en
m a n o se hallan en unas profecías nada favorables a
su favor el m a n d a m i e n t o de Dios y que el d o m i n g o
un poder que había de pensar en cambiar los tiem-
n o tiene otra sanción que la tradición. Sin querer
pos y la ley, perseguir a los que quisieran practicar
entrar en controversia con nadie, nos parece que la
las enseñanzas de la Biblia y trastornar las verda-
lógica debe decidir el asunto. Los mandamientos de
des de ella en engaños h u m a n o s que luego trataría
Dios, los escritos de la Biblia, deben tener más auto-
de imponer por la fuerza pública.
ridad que la tradición. Los primeros fueron real-
mente los originales, legados directamente por los N o es por gusto que recordamos aquí los hechos
profetas y apóstoles portavoces de Dios. La tradi- de una mayoría equivocada en su obediencia a la
ción n o está constituida por otra cosa que oires y tradición. Es con el fin de advertir a los que se sien-
decires transmitidos de viva voz, muchas veces de- tan tentados a tener p o r cosa sin importancia la
formados y exagerados a medida que pasaban de violación de la gran ley de Dios, de la que el maii-
unos intérpretes a otros, entre los cuales imperaban damiento del sábado es como el corazón. La tradi-
diferentes grados de discreción y sabiduría, cuando ción anonada éste y otros mandamientos de Dios,
n o de ignorancia y superstición. Realmente la tra- pero las Escrituras dicen: " T e m e a Dios, y guarda
dición debe rechazarse por faltarle la seguridad de sus m a n d a m i e n t o s ; porque esto es el t o d o del hom-
que da muestra el canon de las Sagradas Escrituras. bre. P o r q u e Dios traerá toda obra a juicio, el cual
Debe rechazarse porque en su conjunto encierra tre- se hará sobre toda cosa oculta, buena o mala" (Ede-
mendas y rotundas contradicciones. U n padre de- siastés 1 2 : 1 3 , 1 4 ) . Y en vista de que seremos juz-
clara lícita una cosa que otro padre declara p r o h i - gados por los m a n d a m i e n t o s de Dios, ¿no nos con-
bida. E s t o quedó m u y bien demostrado en las fa- vendría más andar en ellos ahora en vez de seguir
mosas disputas del siglo X V I , cuando con citas de las tradiciones, que no pueden llevarnos a otra parte
los padres sostenían a m b o s lados doctrinas m u y que a la confusión?
encontradas. E n resumen, podemos leer las Sagradas Escritu-
ras cien veces acerca de este tema, y cada vez nos con-
Si queremos certidumbre, pues, debemos basar-
venceremos más de lo verídicos que son estos asertos:
nos únicamente en la Biblia. Y si sus declaraciones
y órdenes relativas al día de reposo son contrarias a L — E l sábado fué el día de reposo ordenado por
lo que practica la mayoría, antes que desecharlas por Dios al principio, y es el único que las Escrituras
ello, debemos preguntarnos si n o h a n de afectar reconocen.
nuestros intereses eternos. P o r q u e , al fin y al cabo, 2 . — N o hay m a n d a m i e n t o divino alguno que or-
¿cuál es el m o t i v o que nos inspira en cualquier prác- dene la observancia del d o m i n g o ni existe en la Bi-
tica religiosa que adoptemos? P e n s á n d o l o bien, de- blia la menor insinuación de que haya sido insti-
bemos decir que a la base de nuestra religión están t u i d o por Dios como día de reposo.
los siguientes actos morales e intelectuales de nues- 3 . — C r i s t o n o transfirió nunca al d o m i n g o el ca-
tra parte: Reconocemos a nuestro Creador, y nues- rácter sagrado del sábado.
tra relación para con él, a saber: que somos peca- 4 . — E l no observó nunca el d o m i n g o como día
dores y condenados a la muerte. Pero h a b i e n d o él, de reposo, sino el sábado.
en su inmensa misericordia, provisto u n medio de 5 . — T a m p o c o los apóstoles observaron jamás el
restablecernos en la condición de hijos adeptos su- d o m i n g o en lugar del sábado.
yos, nos valemos de su plan de redención y espera- 6 . — N o h u b o profecía divina que indicara que el
m o s que algún día dejaremos de ser mortales en u n d o m i n g o debía reemplazar al sábado como día de
m u n d o de pecado y gozaremos de vida eterna en reposo divino.
u n universo renovado y purificado de toda mancha 7 . — N i Dios, ni Cristo, ni los ángeles, ni los
de mal. hombres inspirados pronunciaron jamás una pala-
T a l es el objeto de la religión cristiana en su con- , bra en favor del d o m i n g o como día santo.

PÁGINA DOCE
E l café y el sistema nervioso Fumar, beber te
y café s o n m u y
por el Dr. J u a n N u s s b a u m . perjudiciales para
la salud.

El uso del café se extiende siempre más en todos


los
^ países del m u n d o . El c o n s u m o exagerado que
^e hace^ de él se explica p o r su gusto agradable, la
^ensación de euforia que produce y, especialmente,
^ escandalosa publicidad que consigue persuadir a
na gran parte del público de que su empleo es in-
^íensivo y hasta favorable a la salud. N o se com-
atira nunca bastante esta leyenda, imaginada y
'^nelida p o r doquiera p o r propagandistas intere-
os, que se preocupan m u c h o más de los dólares
S^e cobran que de la salud del público que enga-
san.
Contrariamente a lo que afirman, el café es n o -
sob° salud, y su peligrosa acción se ejerce
re casi t o d o s los ó r g a n o s del cuerpo h u m a n o .
sistema nervioso, el aparato digestivo, el apara-
la '^'•'^c'ilatorio, los ó r g a n o s genitourinarios y hasta
p o ^ 1 ^luedan afectados más o menos seriamente
j^J el uso regular del café, según las predisposicio- Pero el sistema nervioso tiene m á s importancia
de particulares de cada i n d i v i d u o . Se da el n o m b r e que la piel, y siendo el café u n excitante de primer
cafeísmo al c o n j u n t o de los diversos síntomas orden, dicho sistema sale bastante herido de la lu-
se ^ ^ ^ " c t e r i z a n la intoxicación p o r el café, y que cha en la cual está e m p e ñ a d o con esta tóxica bebi-
sin° ^ " v a n a toda edad y en a m b o s sexos, siendo, da. Manifiesta además su descontento p o r u n a serie
embargo, la m u j e r más susceptible a la acción de s í n t o m a s aparentes, que s o n otras t a n t a s adver-
esta funesta bebida, tencias al imprudente bebedor de café.
cuy '^^^^ emplea especialmente p o r las personas U n o de los primeros s í n t o m a s en el orden de
deb l'/cfesión exige veladas prolongadas, o que aparición es el temblor. Es u n a i m p o r t a n t e señal de
con^ hacer trabajos que reclaman u n a aplicación intoxicación p o r el café, y parece m u c h o al t e m b l o r
^ ^ s ante. L o s estudiantes hacen de él u n consu- alcohólico. Es u n temblor fino, con pequeñas osci-
exa ^^^^^'^''do d u r a n t e las semanas que preceden u n laciones, lo más a m e n u d o en los dedos, pero p r o -
c e r ^ ^ " o u n concurso. L o s oradores que deben h a - duciéndose también al nivel de la lengua, los labios
ima^" esfuerzo grande, y los escritores en busca de y hasta los músculos de la cara. E n la tesis que sos-
rrian "^f^'""' ^^uden al café. Hasta los trabajadores t u v o ante la Facultad de Medicina de L y ó n en
Se m"'' " ° desdeñan su fugaz acción excitante, y 1 9 1 9 , el D r . B o m b y citó el caso de u n a religiosa de
rner jalonan ciertos descargadores y empleados de veintitrés años de edad, que sólo en ocasión de las
en "5ue, para hacer h u i r el sueño, n o vacilan grandes fiestas t o m a b a u n a taza de café después de
noch'"n '^'^'^ l u i n c e tazas de café en u n a sola la comida. P e r o cada vez, y regularmente a las tres
tUmb oralmente, se bebe café p o r sencilla cos- de la tarde, tenía t e m b l o r de las m a n o s y a veces
ejjjj^ de la familia y sin que alguna necesidad lo de t o d o s los miembros, hasta t a l p u n t o q u e tenía
El que dejar t o d o trabajo d u r a n t e u n a hora.
peei-Q "rostro del gran bebedor de café tiene u n as- P e r o se observan a ú n m á s a m e n u d o sobresaltos
s^ . característico. Su o j o es brillante, móvil, y musculares y calambres. L o s estremecimientos o so-
piej 'f^cia viva. L a cara es a m e n u d o pálida, y la bresaltos pueden surgir, al m i s m o t i e m p o , en varias
rase '^^^ color amarillo como de tierra. L o s partes del cuerpo. N o p r o v o c a n n i n g ú n dolor, pero
gas cara son c o m o de cansancio, y las arru- son m u y molestos para el i n t o x i c a d o . L o s calam-
proj^'^°^tindas, siendo u n a señal de la intoxicación bres se producen especialmente de noche e impiden
de v^''^''^^ el café, d a n d o t e m p r a n o u n aspecto el sueño del enfermo. Afectan los m i e m b r o s infe-
jove^'^^^ precoz que hace la desesperación de quien, riores.
n^ien^t ^°clavía, recibe la indeleble marca del decai- O t r o s enfermos tienen h o r m i g u e o , picazón, en-
nigjjj, ° . orgánico. ¡Señoras: si queréis ser eterna- tumecimiento. Gilíes de la T o u r e t t e menciona u n
tra e jóvenes, n o os contentéis con proteger vues- enfermo que tenía constantemente sensaciones de
airg'^l?"^ermis contra el p o l v o y las impurezas del cosquilleo, de r o z a m i e n t o en la nuca, hasta tal p u n -
q^e e las grandes ciudades con cremas y polvos to de que se volvía para ver si alguien le tocaba.
ticul'^° clejan de tener utilidad, sino mirad, en p a r - L o s dolores de cabeza provocados p o r el uso y
nuye''^' hacer uso de u n a bebida que dismi- m a y o r m e n t e abuso de café son a veces de extrema
la L| Vitalidad, la resistencia y, p o r consiguiente, intensidad. H a h a b i d o casos t a n pesados, que el en-
eileza de vuestro cutis! fermo tenía que dejar sus ocupaciones d u r a n t e al-i

PÁaNA TRECE
gún tiempo. H a n p o d i d o observarse también diversas La nefasta influencia del café sobre el sistema
neuralgias y una sensibilidad de la piel m u y au- nervioso es indiscutible. Es verdad que no se mani-
mentada. E n ciertos casos, al contrario, esta sensibi- fiesta siempre de manera tan rápida y tan aparente-
lidad cutánea quedaba m u y disminuida. Además, los accidentes agudos debidos a la absor-
El insomnio es frecuente. Se nota en los bebedo- ción de una fuerte dosis de café son bastante raros-
res de café, cuyo sueño es agitado y acompañado de Los desarreglos debidos al cafeísmo crónico, a la
alucinaciones, sueños y pesadillas. Brillat-Savarin, costumbre de tomar cada día una o dos tazas de
habiendo t o m a d o antes de acostarse algunas tazas café durante años, son mucho más frecuentes. Y Si
de café, he aquí lo que le pasó: "Había pasadp ya el médico pensase en ello más a m e n u d o , si prohi-
dos horas en la cama, y t a n t o más despierto mé ha- biese el uso del café a todos los que van a consul-
llaba; estaba en u n estado de viva agitación men- tarle, podría hacer desaparecer definitivamente en
tal, y mi cerebro parecía ser u n m o l i n o cuyas ruedas u n gran número de enfermos, una m u l t i t u d de sín-
se mueven sin tener nada que moler." Se señalan tomas desagradables, señales de una segura intoxi-
también entre los síntomas nerviosos de la intoxi- cación por el café, perjudicial a la salud de sus
cación por el café, los vértigos, los desarreglos del
equilibrio, los espasmos tetánicos, las convulsiones
y los defectos de la vista.
Las observaciones clínicas son numerosas. E n la
Sernaine Medícale, el D r . Colín publicó una m u y
interesante. Su cliente, en ausencia de su mujer, ha-
bía preparado su café haciéndolo demasiado fuerte.
Había empleado 80 gramos de café tostado para la
preparación de dos tazas. D o s horas después de ha-
berlo bebido, sobrevinieron vértigos, dolores cró-
nicos de la cabeza, y u n temblor primeramente en
los pies y después en todo el cuerpo, temblor m u y
intenso, especialmente en las manos y en las m a n -
díbulas, lo que hacía incomprensible el lenguaje
del enfermo. La cara estaba m u y colorada, y la fren-
te cubierta de sudor. T e n í a , además, angustia, náu-
seas y vómitos. Estos fenómenos desaparecieron des-
pués de algunas horas.
L o s señores Gilíes de la T o u r e t t e y Gasne con-
taron a la Sociedad Médica de los Hospitales el caso
de u n estudiante de Medicina que, queriendo pre-
parar u n concurso, empezó a tomar cada día tres
tazas de café fuerte, que él m i s m o preparaba. P r o n -
t o a u m e n t ó la cantidad a siete tazas por día, y,
después de tres semanas, llegó a beber diariamente
catorce tazas o sea unos 7 0 0 gramos de bebida.
Entonces empezaron a manifestarse los siguientes
s í n t o m a s : la m a ñ a n a , al despertar, tenía una sen-
sación de vacío cerebral con pequeños vértigos, os-
cilación de los objetos que le rodeaban, dolores epi-
gástricos, fatiga y lasitud general. El apetito estaba
notablemente disminuido. A las cuatro de la tarde
tenía sobreexcitación, golpes de calor en la cara,
necesidad tan imperiosa de m o v i m i e n t o que no p o -
día mantenerse sentado m á s de u n cuarto de hora.
D u r a n t e la noche, i n s o m n i o completo; a veces lle-
gaba el sueño a las cuatro de la madrugada. Este
s t e ñ o estaba tan agitado que a veces el joven caía
de la cama. Además, tenía dolores en los miembros
inferiores, especialmente en las masas musculares de
las pantorrillas. Sufría también de dolorosos ca- E l actual emperador de Abisinia. E s un gober-
lambres de pies, y sobre t o d o al nivel del tendón nante con ideas modernas. Favorece los esfuerzos
de Aquiles. Finalmente, tenía escozor m u y desagra- de los misioneros médicos que trabajan allí en pro
dable en todas partes. de la salud física y moral de la gente. La M i s i ó n
de los Adventistas del Séptimo D í a recibió ayuda
E s p a n t a d o dejó de beber café y n o t ó la desapa- del emperador para el establecimiento de H o s p i t a -
les en Abisinia. Estas instituciones hacen una l a -
rición progresiva y bastante rápida de estos s í n t o - bor útilísima en aquel interesante país, contribu-
mas. yendo al bienestar físico y moral de sus habitantes.

PÁGINA CATORCE
critos chinos dicen que h u b o tal día en el reinado
HACIA LA LUZ de su emperador Y e o , contemporáneo de Josué. Ú l -
timamente el almirante Palmer, americano, en u n
viaje que h i z o a Méjico descubrió entre los mejica-
IV
nos u n documento en el que dice que el sol se paró
En Gante un domingo por la tarde u n día entero en el a ñ o que ellos l l a m a n los "Siete
C o n e j o s " , y ese a ñ o corresponde exactamente a
El atraso del sol. aquel durante el cual Josué h i z o la conquista de
gio ^ ° ja Santa Escritura nos habla de u n p r o d i - Palestina.
Usted ° rnayor en la evolución terrestre. Q u i z á Aquiles había escuchado boquiabierto las apa-
del 80^° nunca. N o se trata de u n p a r o sionantes y cientíñcas explicaciones del doctor. Su
naturaleza escéptica n o había p o d i d o aceptar n u n -
caso ' n n retroceso del sol, es decir de u n
ca u n a afirmación p o r la r a z ó n única de serle pre-
Vuelta'^ ejue la tierra se puso repentinamente a dar
sentada o porque sus padres la hubiesen creído. El
rotati ^ ^,'•evés para reasumir luego su m o v i m i e n t o
doctor, p o r lo menos, defendía la religión cristiana
más d ° ^ ' ^ i t u a l . E r a en tiempo del rey Ecequías,
y la a p o y a b a con pruebas. Aquiles empezaba a
había ^ setecientos años después de Josué. Ese rey
comprender que la falta de fe en el Ser supremo y
fervor e iba a morir, pero oró con t a n t o
en la revelación divina proviene, al fin de cuentas,
y q^jg' ^tie u n profeta v i n o a decirle que sanaría
de u n a lastimosa e imperdonable ignorancia. Y a h o -
Veracid^H^''^'^ todavía quince años. P a r a p r o b a r la
ra que las artificiosas preguntas que tenía la cos-
el de las palabras del profeta, se le dijo que
t u m b r e de hacer a los creyentes h a b í a n sido resuel-
nütosj'^^'^'^°"'^ería diez grados (como cuarenta m i -
tas p o r el doctor, j u z g ó m á s p r u d e n t e n o hacer
ese su ^' '^^^C'J de Acaz. Así fué completado, p o r
otras, porque su contricante parecía tener respuesta
al día'^d^°'T tiempo de Ecequías l o que faltaba
para t o d o . A l ver la expresión y la actitud de A q u i -
te P1 dosué. T o d o esto lo prueba detalladamen-
les, el doctor V a n den Berche pareció darse cuenta
5{_Profesor T o t t e n .
de lo que le sucedía, p o r q u e volviéndose hacia él
ses d e ^ °^ ^ esto que los anales de los tres p a í -
le d i j o :
Grecia ^ ?tiales sacamos nuestros datos históricos,
Herod' ^ ^ P ' o y C h i n a , mencionan u n día largo, — U n a cosa debe parecerle clara ahora, Aquiles,
años vivía como cuatrocientos ochenta y es que n o h a y r a z ó n alguna para d u d a r de la exis-
tencia de u n Ser supremo o de la revelación divina.
tes eg' • nuestra era, cuenta que u n o s sacerdo-
L a increciulidad, p o r l o general, proviene de la des-
alusj¿ ^cíos ^e m o s t r a r o n u n a memoria que hacía
confianza y de la impaciencia, y es agravada p o r la
n a u n día particularmente largo, y los es-
ignorancia. Si los h o m b r e s tuviesen m á s deseo de
conocer las Escrituras n o se verían t a n seducidos p o r
las funestas afirmaciones del escepticismo. C u a n d o ,
por el contrario, alguien presta oídos a los r a z o n a -
mientos de la incredulidad, hasta el sentido c o m ú n
parece haberle a b a n d o n a d o . Está navegando en u n a
dirección que lo llevará, necesariamente, al naufra-
gio, a la ruina de su felicidad. Espero, sin e m b a r g o ,
Aquiles, que el caso de usted n o es t a n desesperado
y que mis refutaciones le h a b r á n dado empuje hacia
E l sabio T o m á s una buena dirección.
Huxley.
¿Quiere usted saber de q u é sufre, en realidad, a m i -
go mío? Se lo v o y a decir. L a verdad siempre es clara
•en sí misma. Y u n a conciencia sin prejuicio ni pre-
vención puede comprenderla fácilmente, aceptarla y
encontrar en ella la felicidad. P o r desgracia ha t e n i d o
usted que escuchar forzosamente d u r a n t e los años
de guerra fanfarronerías y dichos presuntuosos, q u e
usted n o podía contradecir. A h o r a es usted c o m o u n
caballo temeroso que, encontrándose en u n c a m i n o

PÁGINA QUINCE
a la luz de la. luna, tiene miedo de la sombra de u n oír hablar de ello, y me dice que esos oscuros ^e^^"^
arbusto y está a p u n t o de caer en un precipicio, o n o pueden hacernos mal alguno siendo que no
que se desboca al ver u n a hoja de periódico movida comprendemos, mientras que todo lo que pueda co ^
por el viento. Quiero decir, pues, que sus facultades prenderse puede hacernos bien. E n prueba
intelectuales h a n de ser dirigidas por otro camino. afirmación, cita a usted como ejemplo. Porque, o' ^
E n vez de buscar objeciones a las verdades, en sí él, usted que conoce tan bien las Escrituras tien
claras como el día, usted debe esforzarse en fami- una fe más clara y segura que nosotros, que nu"'^^
liarizarse con las bases que las sostienen. El resul- las hemos leído. Entonces pensé que quizá
tado de esto será devolver el equilibrio a su espí- usted permiso especial para leer la Biblia, sien
ritu y dar satisfacción a su corazón. Su concepto usted u n hombre instruido.
de h o m b r e s y cosas volverá a ser normal. P o r q u e
El doctor V a n den Berche, sonriente: —^Nao'
mire usted: el incrédulo es en el fondo un ser anor-
me ha dado permiso, ni y o lo he pedido a nadi •
mal. Y si usted sigue como en lo pasado acabará
Y creo tener perfecto derecho a leer las Santas c
por parecer como u n hombre cuya cabeza está tor-
crituras, puesto que Nuestro Señor no solamente
cida sobre sus h o m b r o s , perderá la facultad de ver
permitió, sino que nos insta a hacerlo diciendo-
la verdad. Será usted lo que podría llamarse u n
"Escudriñad las Escrituras." El apóstol Pablo ala'
d a l t o n i a n o intelectual. Y esto me recuerda una con-
ba al joven T i m o t e o porque desde la niñez haD*^
versación de H u x l e y , el campeón del darwinis-
conocido las Sagradas Escrituras, las cuales le_ P "
mo, con u n amigo suyo, cristiano sincero. E n el
dían hacer sabio para salud. E n efecto, las tenía e
curso de un paseo el sabio d i j o :
sus manos cuando no era más que u n niño. Es cier^''
— C u a n d o oigo a personas hablar de la fe cris- que la Escritura contiene muchas cosas que un neo
tiana, considero como cierto que están mentalmente fito n o entiende, pero la lectura de tales textos n"
desarregladas. Sin embargo, considero a usted como presenta peligro alguno. Además, cuanto más la lea^
u n h o m b r e bien equilibrado. ¿ C ó m o es que usted mejor la comprenderá. El peligro está en no cofli
cree en cosas que son para mí inaccesibles? prender lo que es comprensible. Y, déjeme pregun
El amigo le contestó: — ¿ A d m i t e usted que pue- tarle, Aquiles. ¿Cuál es la verdadera causa de la in-
da existir algo así como u n daltonismo intelectual, credulidad que usted ha profesado hasta ahora?
es decir, personas cuyas facultades intelectuales no A q u i l e s . — J u s t a m e n t e lo que le decía. Usted-
puedan distinguir lo que otras ven con toda cla- que ha leído la Biblia, es sabio y firme en la fe- ^
ridad? nosotros, que no la conocemos, caminamos dere^n
H u x l e y se paró y d i j o : — E s posible, sí, es m u y hacia la incredulidad, incapaces de defendernos, eo'
posible. Y añadió con toda la sinceridad de su na- m o Gustavo.
turaleza: Los dos hermanos se sentían como chiquillos an
— ¡ Y si y o estuviese atacado de daltonismo, ni te su antiguo compañero de colegio, que tan bíe"
siquiera sabría que padezco de tal enfermedad! conocía la Escritura, y se despertó en ellos un ar-
Luego reanudó su paseo m u y pensativo. diente deseo de conocerla también.
Cada u n o es responsable del daltonismo físico, {Continuará.)
causado por el tabaco, lo mismo que del daltonis-
m o intelectual. El que rechaza la doctrina cristiana
n o merece excusa. Los que rechazan el conocimien-
to divino n o tardan en ser incapaces de abrazarlo.
Su condición llega a ser incurable.
Verdaderamente asustado por las serias adver-
tencias del doctor, Aquiles n o tenía ya ganas de
exponer sus ideas escépticas. Sin decir nada, decidió
dar vuelta al t i m ó n , y dirigir el barco de sus pen-
samientos en opuesta dirección. Gustavo que, na-
turalmente, apoyó de t o d o corazón cuanto había
oído, t o m ó la p a l a b r a :
— U s t e d h a contestado m u y bien a Aquiles, doc-
tor, y t o d o lo que usted ha dicho es m u y instruc-
t i v o ; pero yo también quisiera hacerle una pregun-
t a : Aquiles y y o , según costumbre, hemos estado
discutiendo al venir; nuestros conceptos nunca es-
t á n de acuerdo, y nos p r e g u n t á b a m o s si acaso tene-
mos el derecho de leer la Santa Escritura, que usted
conoce tan bien, y que usted sin duda ha estudia-
d o m u c h o , sin antes consultar con u n sacerdote.
Usted sabe lo que nos enseña el catecismo: los fie-
les laicos n o tienen el derecho de leerla en su idio-
ma materno, sin autorización, y ello p o r causa de La lectura de buenos libros es p r o -
los oscuros textos que contiene. Aquiles no quiere vechosa, pero el mejor libro de to<
dos es la Biblia. ;

PÁGINA DIECISÉIS
írap. de A . M a r z o . — S a n Hermenegildo, 32.—Madr'^'

Vous aimerez peut-être aussi