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¿Qué probabilidades hay de una tormenta solar

extrema golpee la Tierra?


José Manuel Nieves habla en su última entrega de «Materia
Oscura» sobre el fenómeno proveniente del Sol y del que
sabemos bastante poco.

La noticia de que una tormenta solar inminente llegaría hasta


la Tierra en los próximos días hacía saltar todas las alarmas.
El Sol, a pesar de estar en uno de sus mínimos de actividad, ha
emitido estos días una fulguración cuyas partículas son
capaces de dañar sondas. satélites y comunicaciones a su paso.
Afortunadamente, contamos con un escudo natural que nos
defiende de esta agresión constante: el campo magnético que
rodea la Tierra y que desvía, o convierte en una lluvia
inofensiva, la mayor parte de esas partículas letales. Sin
embargo, en ocasiones, la agresión resulta tan violenta que ni
siquiera el escudo magnético es capaz de contenerla. En esos
momentos, nuestras defensas se ven superadas y las partículas
de alta energía atraviesan la atmósfera como millones de
«balas microscópicas» que impactan sobre la superficie del
planeta y contra todo lo que hay en ella.
En esta nueva entrega del podcast de «Materia Oscura» José
Manuel Nieves explica las probabilidades de que una tormenta
solar extrema llegue hasta nosotros.
¿De dónde salió el oro y el platino del
Sistema Solar?
José Manuel Nieves habla en su última entrega de «Materia Oscura»
uno de los fenómenos más violentos del espacio.

Hay mucha violencia en el Universo. Y la colisión de dos estrellas de


neutrones es, que sepamos, uno de los fenómenos más violentos. Tanto
que consigue sacudir el mismísimo tejido espaciotemporal como si
fuera la piel de un tambor, generando ondas gravitacionales que
recientemente han empezado a ser detectadas por nuestros científicos.
Pero hay mucho más.
Durante la colisión, en efecto, se crean un gran número de elementos
pesados, esos que no pueden nacer directamente en el horno de las
estrellas. Y ahora, Szabolcs Marka, de la Universidad de Columbia,
e Imre Bartos, de la Universidad de Florida, han conseguido localizar
los restos de este implacable choque de dos estrellas de neutrones en
las proximidades del Sistema Solar que, además «regó» nuestro
vecindario cósmico de oro y platino.
José Manuel Nieves comenta en la última entrega del podcast Materia
Oscura las conclusiones a las que ha llegado este estudio, publicado
recientemente en la revista «Nature».

Descubren una criatura marina extinta atrapada


en ámbar de hace 99 millones de años.
Este pariente de los calamares vivió en lo que hoy es Myanmar.

Numerosas criaturas extintas que vivían en los bosques hace millones de


años han sido encontradas atrapadas en ámbar.Insectos, una araña con
cola, lagartos,ranas e incluso un pájaro entero, del que se aprecian desde la
cabeza y las alas hasta las patas. Sin embargo, como es lógico, es mucho más
raro dar con vida marina preservada por la savia que brota de un árbol. Un
equipo internacional ha tenido la suerte de encontrar un ejemplar inédito: se
trata de una amonita, un animal marino pariente de los calamares que vivió
hace 99 millones de años en lo que hoy es el norte de Myanmar.
Según explican los autores en la revista Proceedings of the National Academy
of Sciences (PNAS), esta amonita es la primera atrapada en ámbar jamás
descubierta. La «joya» mide 33 mm de largo, 9,5 mm de ancho, 29 mm de
alto y pesa 6,08 g. También encierra un conjunto diverso de organismos que
hoy viven en tierra o en el mar, incluidos al menos 40 animales individuales.
De la fauna terrestre que se encuentra en el ámbar, los ácaros son los más
abundantes. También están presentes arañas, milpiés, cucarachas,
escarabajos, moscas y avispas, la mayoría de las cuales habrían vivido en el
suelo del bosque. De la marina, además de la propia amonita, están
presentes los caracoles de mar y otros crustáceos isópodos como los que
viven en las orillas en la actualidad.

La NASA confirma que el «mundo» más


lejano explorado es una cápsula del tiempo.
Ultima Thule, un objeto bilobulado de 35 kilómetros de largo, ha
permanecido inalterado y a salvo del calor del Sol durante los
últimos 4.500 millones de años en las afueras del Sistema Solar.
Los datos recogidos por la histórica misión de la NASA New Horizons,
que en 2015 logró sobrevolar Plutón, han permitido a los científicos
publicar los resultados iniciales de su exploración de 2014 MU69 o
Ultima Thule, un objeto situado en las afueras del Sistema Solar, en
una región conocida como cinturón de Kuiper y que nunca había sido
explorada hasta ahora.
En un artículo publicado en Science, los científicos, dirigidos por Alan
Stern, investigador en el Southweast Research Institute, en Texas,
Estados Unidos, han confirmado que Ultima Thule es una reliquia que
ha permanecido inalteradadesde el nacimiento del Sistema Solar, hace
4.500 millones de años. Además, han publicado numerosa información
relacionada con la composición, forma y origen del cuerpo.
«Esta ha sido la primera vez en que la humanidad ha observado un
objeto tan pequeño en este lugar tan distante del Sistema Solar», ha
explicado a ABC Kelsi Singer, investigadora de la misión New
Horizons. «Este objeto es un superviviente de los orígenes del Sistema
Solar, al que no le ha ocurrido mucho desde la formación. Por tanto,
nos da importantes revelaciones sobre cómo se formó el Sistema Solar,
que no podemos obtener de ninguna otra forma».

Demostrado: los nuevos médicos envejecen seis


veces más deprisa durante su primer año de MIR.
Un equipo de investigadores ha descubierto que el estrés prolongado
que sufren los médicos residentes hace que sus telómeros se acorten
más rápido de lo normal.
En apenas un par de semanas, entre el 27 y el 28 de mayo, 8.042
nuevos médicos se incorporarán a sus plazas como internos residentes
(MIR) en numerosos hospitales y clínicas de toda España. Allí, y
durante varios años, trabajarán por primera vez en la especialidad
médica elegida por cada uno de ellos.
Pero lo que probablemente no saben esos más de 8.000 médicos
noveles es que, durante su primer año de prácticas, su ADN envejecerá
seis veces más rápido de lo normal. Y que ese efecto será aún mayor
entre aquellos cuyos programas demanden un mayor número de horas
de esfuerzo y dedicación.
En un estudio recién publicado en la revista Biological Psychiatry y
dirigido por especialistas del Departamento de Siquiatría y Conducta
Humana de la escuela médica Alpert, en la Universidad de Brown, en
Providence, un equipo de investigadores ha centrado su atención en los
efectos que la residencia tiene sobre los telómeros, un tramo de ADN
situado en los extremos de los cromosomas (como el plástico al final
del cordón de un zapato) y que tiene la delicada misión de mantener su
integridad.
Durante toda nuestra vida los telómeros, relacionados por múltiples
investigaciones con el proceso de envejecimiento, se van acortando
cada vez más.
La temperatura de Europa puede caer si
un volcán de Islandia entra en erupción.
La erupción del volcán Laki enfrío el clima de Europa en 3ºC durante el
invierno de 1784. Científicos han concluido que no provocó un calentamiento
del clima aparecido en 1783. Esto es relevante para predecir los efectos de
futuras erupciones.
Los negacionistas del calentamiento global de origen humano suelen
argumentar que el clima cambia de forma natural, lo cual es como negar que
el cáncer mate porque también se muere de viejo. Entre las causas que se
suelen esgrimir, en este caso de forma inconveniente, están las erupciones
volcánicas. Lo cierto es que las mayores tienen la capacidad de inyectar altas
cantidades de cenizas y gases en el aire. Esto aumenta el albedo o índice de
reflectividad de la atmósfera, lo que conlleva que esta refleje una mayor
cantidad de radiación solar hacia el espacio. Por eso, baja la temperatura del
aire, incluso a escala global.
Pero, ¿estamos seguros de que siempre es así? La respuesta no es del todo
clara, en parte porque en el registro existe una erupción volcánica que fue
seguida de una considerable ola de calor en Europa. Se trata de la erupción
del volcán Laki, ocurrida en Islandia entre 1783 y 1784, y que se caracteriza
por haber causado graves alteraciones climáticas y haber matado a casi
10.000 personas. Ahora, un estudio publicado en Journal of Geophysical
Research: Atmospheres, y elaborado por científicos de la Universidad de
Rutgers, Estados Unidos, ha confirmado que dicha ola de calor no fue
consecuencia de la erupción, sino resultado de variaciones intrínsecas del
clima.

¿Y si los extraterrestres se comunican


a través de ondas gravitacionales?
Un nuevo estudio sugiere que una civilización avanzada podría haber
construido un dispositivo capaz de comunicarse a enormes distancias
utilizando ondas de gravedad.
Llevamos décadas buscándolos sin éxito alguno. Los científicos peinan
una y otra vez el cielo con los más potentes telescopios y detectores,
tratando de localizar una señal que revele la presencia de seres
inteligentes más allá de la Tierra. Pero la búsqueda, hasta ahora, ha
sido en vano. Ondas de radio, rayos X, destellos de láser... los
investigadores tratan de analizar todas las posibilidades, todas las
frecuencias, todos los medios posibles con los que una
hipotética civilización alienígena podría estar comunicándose. O algo
que revele el uso de tecnologías extraordinariamente avanzadas y que,
por lo tanto, delatarían su presencia. Pero hasta el momento el
decepcionante resultado ha sido siempre el mismo: nada.
¿Por qué no podemos encontrarlos? Muy pocos dudan, a estas alturas,
de que hay muchas probabilidades de que "ahí fuera" pueda haber
"alguien" con capacidades similares o superiores a las nuestras. Hay
demasiadas estrellas, demasiados planetas en el Universo como para
pensar que el nuestro es el único, entre trillones, en el que la vida se ha
desarrollado.

La Luna tiembla y sigue menguando.


Un estudio con datos de las misiones Apolo y el orbitador LRO sugiere que nuestro satélite
natural aún es tectónicamente activo.
Unas imágenes tomadas por el orbitador LRO (Lunar Orbiter Reconnaissance
Orbiter) revelaron en 2010 que la Luna se había encogido como si fuera una pasa a
medida que su interior se enfriaba: se redujo cien metros en los últimos mil
millones de años. Los instrumentos de la sonda también descubrieron que ese
proceso había dejado sobre la quebradiza superficie de nuestro satélite más de una
docena de escarpes desconocidos hasta entonces que demostraban la existencia
de seísmos lunares. ¿Todavía sucede? ¿Sigue la Luna menguando y sufriendo
terremotos? Un equipo de investigadores dirigidos por la Institución Smithsonian
en Washington cree que sí.
Los astronautas de las misiones Apolo 11, 12, 14, 15 y 16 colocaron cinco
sismómetros en la superficie de la Luna. El del Apolo 11 operó solo durante tres
semanas, pero los cuatro instrumentos restantes registraron 28 terremotos
lunares poco profundos, el tipo producido por fallas tectónicas, desde 1969 hasta
1977. En la Tierra, los temblores habrían tenido una magnitud de
aproximadamente de 2 a 5.
Utilizando un nuevo algoritmo, los investigadores encontraron que los epicentros
de ocho de esos sismos se encontraban dentro de 30 kilómetros alrededor de las
fallas de empuje (donde una sección de la corteza se empuja hacia arriba sobre otra
sección adyacente) visibles en las imágenes del LRO. Los barrancos, de decenas de
metros de alto y unos pocos kilómetros de largo, podían haber sido causados
por una verdadera actividad tectónica y no por impactos de asteroides o ruidos
profundos en el interior de la Luna.

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