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El paisaje es resultado de los procesos que actúan sobre la superficie terrestre hoy
en día, pero también de aquellos que operaron en el pasado y dejaron en él una
huella más o menos duradera. Por ello el paisaje suele presentar rasgos heredados
de periodos en que las condiciones ambientales eran diferentes a las actuales. Se
trata de una entidad en continuo cambio donde los procesos activos (sucesiones
ecológicas, etc.) tienden a crear nuevas formas mediante la transformación de las
heredadas de periodos anteriores (L., 2007), es así como, un ecosistema puede
mantenerse en situación de clímax durante muchísimo tiempo, como los bosques
tropicales, pero es frecuente que aparezcan perturbaciones que alteren esa situación;
destacando el hecho que estas alteraciones pueden ser originadas por la naturaleza o
las actividades del hombre, que modifican las etapas naturales de una sucesión
ecológica, haciendo al ecosistema más inmaduro y con menos biodiversidad, lo que da
inicio a una sucesión secundaria, a esto se llama Regresión Ecológica. Teniendo en
cuenta las alteraciones se pueden producir por:
Para una mayor comprensión de estas alteraciones a los ecosistemas del planeta, que
concluyen en una sucesión ecológica secundaria, se describirán a continuación ciertos
fenómenos naturales como el vulcanismo e inundaciones, así mismo, se detallarán las
alteraciones a la ecología ocasionadas por la actividad del hombre.
Además, se puede decir que, el clima como lo proponen muchos científicos, presenta
un equilibrio natural o balance, y dentro de este equilibrio se incluyen los fenómenos
naturales, aunque cabe resaltar que algunos de estos fenómenos afectan gravemente a
la población humano y otros no originan ningún efecto negativo sobre la humanidad,
como por ejemplo, el huracán Sandy uno de los más mortíferos de la temporada de
2012, en los Estados Unidos, causo daños económicos y humanos muy serios, a
diferencia de ciertos fenómenos que son increíbles, como, las burbujas inflables de
hielo en el lago Abraham en Alberta, los pilares de luz que aparecen por el contacto de
los rayos de la luna o el sol con cristales presentes en la atmosfera; las nubes
estratosféricas polares que se caracterizan por sus sutiles colores pasteles fusionados,
al igual que las auroras boreales, que deben su formación a los protones y electrones
que son guiados por los campos electromagnéticos hasta la atmosfera, sin causar estos
tres últimos fenómenos mencionados, algún tipo de daño en el hombre, son
simplemente maravillas de la naturaleza (Venemia comunicaciones, 2019).
Con la comprensión del concepto de fenómenos naturales se puede establecer que hay
ciertos fenómenos que pueden provocar cambio en los ecosistemas donde se
desarrollen y en la población de seres vivos que hagan parte de este ecosistema, por lo
tanto, se puede considerar que entre los fenómenos naturales que pueden producir
alteraciones en la ecología concluyendo en sucesiones ecológicas, se hallan el
vulcanismo y las inundaciones.
En relación a lo antes mencionado, se puede decir que los movimientos sísmicos están
íntimamente relacionados con la actividad o no de los volcanes, y por tanto, de los
efectos que podría tener la explosión de los volcanes en los ecosistemas que los
rodean. Por tanto, en tiempos históricos infinidad de volcanes han alterado el paisaje o
ecosistemas preexistentes, que se hallan alrededor de ellos, por medio del depositado
de lavas, cenizas y otros materiales, que originan erosión en estos suelos y que
posteriormente han sido colonizados por comunidades biológicas. En muchos de esos
sitios los ecólogos han podido seguir de cerca la secuencia dé cambio de la vegetación
a través del tiempo, en donde se demuestra, la interrupción del clímax biológico de la
flora y fauna pasando a una sucesión ecológica secundaria, en donde florece nueva
vegetación, diferente a la preexiste antes de la erupción de los volcanes. Algunos casos
que destacan por la cantidad de información disponible son el de la isla Surtsey en
Islandia, el de la isla Rakata o Krakatoa en Indonesia, el del Monte Saint Helens en
Estados Unidos, y el del volcán Paricutín en México (Cano Santana, 1996).
Por estas fechas comenzó a notarse una diferenciación florística por tipo de habitat, ya
que entre los 300 y 400 m de altitud predominada el arbusto Cyrtandra sulcata,
mientras que por encima de esta cota abundaban los helechos. En 1921 la distribución
diferencial se hizo más evidente, ya que para ese año se observaron asociaciones de
Neonauclea calycina y sobre todo la presencia de epifitas (musgos, helechos,
hepáticas, líquenes, así como lianas y orquídeas) por encima de los 300 m. Entre 1919
y 1934 la vegetación predominante era un bosque abierto de Casuarina equisetifolia y
otro de Macaranga tanarios - Ficus fulva. En 1983 Whittaker y sus colegas registraron
99 especies de plantas dispersadas por aves o murciélagos, 80 especies por viento, y
60 por mar, lo cual contrasta con 50% de especies dispersadas por mar que se
establecieron en los 25 primeros años de sucesión (Cano Santana, 1996).
También cabe destacar que, la erupción del Paricutín (1943-1952) representa el evento
catastrófico más reciente que ha afectado al medio ambiente de la zona. El cono de
ceniza y escoria de más de 400 m de altura (sobre la superficie original) y los cerca de
700 millones de metros cúbicos de lava que se esparcieron sobre un área de 25 km 2
en torno al volcán, sepultando entre otros al poblado de San Juan Parangaricutiro,
constituyen el impacto más marcado y duradero en el paisaje. Sin embargo, en torno a
esta zona de devastación absoluta también hubo abundantes emisiones de ceniza que
afectaron significativamente varios cientos de kilómetros cuadrados. En un radio de 3
km en torno al cono cayeron entre 2 y 3 m de ceniza, mientras que en un radio de 8 km
cayeron entre 0.25 y 0.5 m de cenizas. Los flujos de lava obstruyeron y desviaron los
arroyos de la zona. Las cenizas fueron fácil presa de la erosión hídrica y fueron
transportadas hasta los sitios donde los arroyos quedaron represados por la lava,
formándose llanos de acumulación que pocos años después comenzaron a ser
cultivados. Las tazas de erosión alcanzaron un máximo (3 a 4 órdenes de magnitud
más altos que lo normal) durante los primeros dos años de la erupción y se redujeron
gradualmente en años subsiguientes, pero hacia 1990 se encontraban todavía
alrededor de 50% por encima de lo normal. Esto significa que a medio siglo después de
concluida la actividad volcánica, aún no se alcanza un equilibrio geomórfico en la zona
afectada (L., 2007).
1.1.2. Inundaciones: Fenómeno natural que se presenta cuando el agua sube mucho
su nivel en los ríos, lagunas, lagos y mar; entonces, cubre o llena zonas de tierra que
normalmente son secas. Este tipo de fenómeno natural ha estado presente a lo largo
de la Historia, principalmente provocado por el desborde de un río a causa de lluvias,
tormentas tropicales, huracanes, y algunas veces por el ser humano, como la
deforestación, la ubicación de las viviendas en zonas bajas y cercanas a los ríos o en
lugares de inundación ya conocidos. En el caso de las inundaciones estas llevan a
regresión ecológica por que por medio de las inundaciones se originan anegamiento por
el agua producen movimientos de tierra y materiales, induce cambios en la composición
del suelo y provocan la desaparición de las especies terrestres, para posteriormente por
medio de una sucesión ecológica se vuelva a dar vida tanto de flora y fauna de los
terrenos anegados.
Por otra parte, las inundaciones son los eventos hidrometeorológicos de mayores
efectos en términos socioeconómicos a escala mundial (onu y wwap 2003; pnud 2004).
Entre 1990 y 2001 ocurrieron 2200 desastres en todo el planeta relacionados con los
recursos hídricos, la mitad de los cuales fueron inundaciones que afectaron a 65% del
total de quienes habitan las áreas dañadas por estos tipos de desastres. Las
inundaciones catastróficas son más frecuentes en Asia (35% del total), seguida por
África (29%), América Latina (20%) y Europa (13%). Cada año, las inundaciones alteran
el bienestar socioeconómico de alrededor de 520 millones de personas, cobrando la
vida de unas 25000 en todo el mundo.
En relación a las inundaciones por crecientes de ríos, se puede decir, Los ríos, con sus
cauces, riberas y sotos, son ecosistemas sujetos tanto a los cambios derivados de su
propia dinámica natural como también, de manera muy importante, a aprovechamientos
por parte del hombre. Son ámbitos de prolongada presencia humana que a lo largo de
milenios han sufrido, de forma directa o indirecta, el impacto de actividades económicas
de distinto tipo que han repercutido en su evolución morfológica e incluso
hidrológica. En lo que concierne a las inundaciones como en el caso de los ríos y sus
crecientes, estos puede originar una regresión ecológica debido a que los ríos, con sus
cauces, riberas y sotos, son ecosistemas sujetos tanto a los cambios derivados de su
propia dinámica natural como también, de manera muy importante, a aprovechamientos
por parte del hombre. Son ámbitos de prolongada presencia humana que a lo largo de
milenios han sufrido, de forma directa o indirecta, el impacto de actividades económicas
de distinto tipo que han repercutido en su evolución morfológica e incluso
hidrológica. Sin embargo, la función primigenia de un río es desaguar el agua que cae
en su cuenca. Como la de un tejado desaguar al que cae sobre la casa a la que
ampara. Así, las redes fluviales son los sistemas de drenaje natural del agua caída en
sus cuencas hidrográficas, a la vez que estas últimas son importantes fábricas naturales
de agua dulce del planeta. Cuando observamos preocupados la crecida de un río que
amenaza con desbordarse, pocas veces hacemos esa reflexión. ¿Cómo, sino es a
través del río y toda su red de regatas y barrancos, desalojamos las lluvias que, por
citar un caso reciente cayeron en el pirineo en Octubre del 2012 y que dejaron
cantidades de 200 a 300 l/m2? Forzosamente por el Ebro en ese momento bajaban
unos 450 m3/s, después de ese episodio de lluvias cuando en días anteriores bajaban
45 m3/s. (Leon).
Los ríos, desde el cuaternario han estado cumpliendo esta misión. Por eso el propio
funcionamiento natural del río tiende a limitar los caudales circulantes sobre el lecho
principal, favoreciendo que parte de la crecida se desborde e inunde, por este orden,
otros cauces, riberas y terrazas, provocando un tipo de inundación que, cuanto más nos
alejamos del eje del río, más se parece a una mera inundación por precipitación. La
crucial salvedad es que, en este caso (si la geomorfología del conjunto se conserva
poco alterada), el volumen que anega, se infiltra y fertiliza la vega es a su vez un
contingente que se resta al balance global del episodio de inundación. De acuerdo con
el Ing. Rafael Oreamuno Vega, director del Centro de Investigación en Desarrollo
Sostenible (Ciedes) de la Universidad de Costa Rica (UCR), los ríos son claves para
desarrollar importantes funciones ecológicas, ambientales, biológicas y
socioeconómicas. Al haber una inundación, esas contribuciones se potencian, pues los
altos niveles de agua movilizan elementos esenciales para el desarrollo vegetal. De
acuerdo con el Ing. Rafael Oreamuno Vega, director del Centro de Investigación en
Desarrollo Sostenible (Ciedes) de la Universidad de Costa Rica (UCR), los ríos son
claves para desarrollar importantes funciones ecológicas, ambientales, biológicas y
socioeconómicas. Al haber una inundación, esas contribuciones se potencian, pues los
altos niveles de agua movilizan elementos esenciales para el desarrollo vegetal. (Leon).
Por lo general, se suele ver las consecuencias negativas que provocan las
inundaciones en el ámbito social y económico. Sin embargo, este fenómeno natural que
a primera entrada podría considerarse perjudicial, permite la renovación natural del
suelo, su fertilización con numerosos nutrientes y nuevas capacidades productivas.
También cabe anotar que después de ocurrida la regresión ecológica ocasionada por la
inundaciones, se desarrolla una sucesión ecológica, en donde, los efectos de las
inundaciones en el entorno, especialmente el vegetal, no son todos negativos. Según
Folch (1993) los cambios en el régimen hídrico dan lugar a ambientes con una elevada
diversidad biológica. En el caso de los bosques de ribera, las crecidas modelan su
estructura. Por un lado, en los ríos con cursos permanentes y más caudalosos dominan
los árboles caducifolios. La mayoría de los árboles y arbustos de estas comunidades
tienen capacidad de rebrotamiento del tronco, como adaptación a la posible destrucción
de las partes aéreas por crecidas violentas. Su poder de regeneración es una
característica de este tipo de vegetación y por ello en muchas ocasiones se ha utilizado
como fuente de madera. Sin embargo, en ambientes más secos las comunidades son
perennifolias, como respuesta adaptativa a la disponibilidad de agua. En el caso de los
cursos intermitentes que suelen estar secos en verano, sus alrededores suelen ser más
áridos y la vegetación de ribera más pobre. En estos ambientes las comunidades que
se desarrollan están dominadas por arbustos perennifolios y de pequeño tamaño. En el
lecho de estos cursos, si además tienen régimen torrencial, crece vegetación
caracterizada por su crecimiento y reproducción rápida, adaptada a que periódicamente
es destruida.
Actividades
Por otra parte, no solo los fenómenos naturales puede conllevar a una regresión
ecológica y sucesión de la naturaleza, sino ciertas actividades humanas como la
deforestación, repoblaciones, contaminaciones y los cultivos, pueden originar esto. A
continuación se detallaran estas actividades.
Además, en las regiones donde los ecosistemas maduros son bosques, los
ecosistemas de pastos representan una etapa de sucesión temprana. Sin embargo, los
pastizales son ecosistemas clímax en las regiones de praderas, donde la precipitación
no es suficiente para sostener un bosque. Los desiertos son ecosistemas clímax donde
no hay la precipitación suficiente ni siquiera para sostener un pastizal. La desertificación
es el cambio de pastizal a desierto en una región donde el clima es adecuado para los
pastizales. Hay suficiente precipitación para pastizales, pero el sobrepastoreo puede
transformarlos en desiertos.
Estos cambios son lentos. Pueden pasar 50 años o más antes de que un pastizal se
convierta en un desierto que produce muy poco alimento para la gente. Todo el
ecosistema cambia. Los arbustos del desierto sustituyen a los pastos, y el resto de la
comunidad biológica cambia porque depende de las plantas. También cambian las
condiciones físicas, con frecuencia de manera irreversible. Debido a que el suelo
degradado no puede retener suficiente agua para sostener el crecimiento de pastos, un
desierto puede no volver a ser un pastizal, aún si se retiran todos los animales que
pacen.
Noventa y tres por ciento de ese proceso ha sido causado por malas técnicas de
manejo, como sobrepastoreo, aprovechamiento forestal sin planeación, uso inadecuado
y excesivo de maquinaria, aplicación de agroquímicos, roturación incorrecta, demasiado
laboreo o mala aplicación del riego, así como urbanización y actividades industriales.
“Se estima que cada año entre 300 mil y 400 mil personas migran de sus terrenos
infértiles”, refirió.
Noventa por ciento del territorio tiene problemas de degradación de tierras; 47, grado
severo y extremo y 65 por ciento son tierras secas. En suma, más de la mitad está
afectado por la desertificación. En el mundo, esta última impacta a tres mil 600 millones
de hectáreas (25 por ciento de la superficie terrestre); en consecuencia, 110 países
están en riesgo. Cada año se pierden 12 millones de hectáreas que podrían producir 20
millones de toneladas de granos y 42 mil millones de dólares en ingresos.
“Si no tomamos medidas, para el 2050 más del 90 por ciento de los suelos del planeta
podrían estar degradados y 1.800 millones de personas vivirán una escasez absoluta
de agua”, advierte la ONU. “Y para el 2045, alrededor de 135 millones de personas
pueden haber sido desplazadas como consecuencia de la desertificación”, continúa
(Periodico El Tiempo, 2019).
Asi mismo, la deforestación es una de las principales causas. Más del 60 por ciento de
las áreas deforestadas entre 1990 y 2010 se encuentran con algún grado de erosión,
equivalentes a 4 millones de hectáreas Y es que en Colombia, el 40 por ciento (que
equivale a más de 45 millones de hectáreas) de la superficie continental e insular del
país presenta algún grado de degradación de suelos por erosión; el 2,9 por ciento es
erosión severa y muy severa. En ese 2,9 por ciento del territorio (3’334.594 hectáreas),
las funciones y los servicios originales de los suelos, como la fertilidad, la regulación y
el almacenamiento de agua y la biodiversidad, están completamente destruidos; su
restauración es muy difícil, muy costosa y requiere de mucho tiempo”, informa el
Instituto Geográfico Agustín Codazzi (Igac) (Periodico El Tiempo, 2019).
Según el Banco Mundial, hay cifras impactantes sobre la evolución y situación actual de
los bosques, estas son algunas de ellas:
Se estima que los bosques cubren un tercio de la superficie terrestre. A comienzos del
siglo pasado las áreas forestales representaban unos 50 millones de kilómetros
cuadrados. Al día de hoy se ha reducido a menos de 40 millones. Solo en los últimos 25
años, se han perdido alrededor de 1,3 millones de kilómetros cuadrados de bosques.
América Latina es la segunda región con mayor superficie de bosques. En 25 años,
América Latina ha perdido alrededor de un 10% de su superficie forestal, lo que
representa unos 970.000 kilómetros cuadrados. Por el contrario, la región de Oriente
Medio y Norte de África, ha ganado aproximadamente un 16% de superficie forestal
(Revista Dinero, 2016)
Estos 10 países tienen dos tercios del total de bosques en el mundo: Rusia, Brasil,
Australia, Canadá, India, Perú, Indonesia, Estados Unidos, el Congo y China. Al 2012,
el 14,3% de la tierra a nivel mundial se encontraba bajo mecanismos de protección
nacional. Este valor de superficies de tierras protegidas en Latinoamérica alcanzó el
21,1%. Según el Banco Mundial, las zonas protegidas, tanto terrestres como marinas,
son fundamentales para la conservación de importantes actividades relacionadas con la
biodiversidad que, de lo contrario, se verían afectadas por las presiones de la demanda
de alimentos, materiales y energía. Aproximadamente el 80% de la deforestación en el
mundo está impulsada por la actividad agrícola (Revista Dinero, 2016).
En otros datos reportados por Yvette Sierra, 2019, en su articulo titulado, Cuatro países
de Latinoamérica en la lista mundial de los más devastados por la deforestación en el
2018, en el cual se reporto que, Los bosques tropicales siguen desapareciendo en todo
el planeta. Un informe mundial publicado por el World Resources Institute (WRI) revela
que durante el 2018 se perdieron 12 millones de hectáreas de esta cobertura forestal a
nivel global y que casi dos millones se perdieron en Latinoamérica (I., 2019). El reporte
señala, además, que en el ranking mundial de los 10 países más afectados por esta
pérdida de bosque figuran cuatro de la región: Brasil, Bolivia, Colombia y Perú. El
primero de ellos encabeza la lista (I., 2019).
Toda esta información ha sido reunida en un mapa interactivo que ofrece al visitante un
panorama crítico de cómo ha avanzado la destrucción de los bosques. Un análisis que
incluye también todos los datos trabajados desde 2001, cuando Global Forest Watch y
la Universidad de Maryland (Estados Unidos) empezaron a monitorear la cobertura
forestal global (I., 2019).
Otra preocupación en Colombia son las áreas naturales protegidas como el Parque
Nacional Natural Tinigua, que ha experimentado una retroceso de aproximadamente 12
000 hectáreas en el 2018, es decir, el 6 % de su área total de bosques (I., 2019).
Ríos indica que los países amazónicos que figuran en este ranking mundial son
justamente los que tienen mayor superficie de selva. “Al estar estos cuatro países
dentro de esta lista mundial se marca una tendencia de lo que puede estar pasando en
la Amazonía”, precisa (I., 2019).
Ríos critica también a los gobiernos y sus políticas que van en contra de la
conservación en los cuatro países de América Latina. En Bolivia se prioriza la
promoción de la actividad agrícola. En Brasil no está en la agenda del nuevo gobierno
promover la conservación. Mientras que en Perú —dice Ríos— existe la intención de
establecer planes y propuestas, pero estos no se transforman en acciones concretas.
“Se proponen políticas para ver como planteamos un modelo, pero no hay nada que
nos lleve a acciones claras para ir contra la deforestación” (I., 2019).
El estado natural de las poblaciones es el equilibrio, esto es, tantos individuos llegan a
reproducirse en una generación como individuos lo hicieron en la generación anterior y
siendo estos los necesarios para el mantenimiento estable de la población. Sin
embargo, el equilibrio se altera por cambios en el medio (por cambios ambientales o por
la desaparición/disminución de individuos de otras especies y la posterior invasión de
sus antiguos nichos ecológicos por otras especies que hasta entonces lo ocupaban),
originando incrementos (o descensos) de los individuos que generan descendencia.
Todo crecimiento cesa necesariamente, llegando a un nuevo estado de equilibrio.
Todas las especies se reproducen mucho más de lo que es necesario para el
mantenimiento de su población, desde peces que ponen millones de huevos hasta el
elefante, que viviendo unos 80 años tiene una media de 6 individuos por pareja
reproductora, sin embargo las enfermedades o los depredadores se encargan de que el
número de individuos reproductores que en ambos casos dejan descendencia es de
aproximadamente dos (cada especie usa una estrategia reproductiva produciendo
muchos descendientes que deja a su suerte o pocos pero empleando su tiempo y
recursos en su cuidado) En la especie humana el crecimiento hacia la superpoblación
se debe a la mejora de las condiciones de vida con una disminución importante de la
mortalidad infantil que ha originado la reproducción de individuos, que bajo otras
condiciones no se habrían dado. En la mayoría de países del mundo, se ha venido
viendo una disminución drástica de la tasa de natalidad tras los años del baby boom o
explosión de natalidad y de la segunda Guerra Mundial; con lo que la natalidad que se
ha nivelado con la mortalidad —lo que se conoce como tasa de reemplazo— para llegar
de nuevo en muchas regiones al equilibrio. Sin embargo, otras regiones,
fundamentalmente del África subsahariana, en las que el descenso de la mortalidad es
reciente, aún están en fase de crecimiento acusado de la población y se espera que
progrese su dinámica poblacional hacia la de otros países más desarrollados con una
natalidad similar a la tasa de reemplazo.
Causas de la sobrepoblación
Causas de la sobrepoblación Hicieron falta cientos de años para alcanzar mil millones
de habitantes; sin embargo, en poco más de dos siglos, esa cifra se septuplicó. ¿Por
qué? Existen una serie de factores que permitieron este espectacular crecimiento de la
población:
Agua dulce inadecuada para beber, así como tratamiento deficiente de aguas
residuales y descarga de efluentes. Algunos países, como Arabia Saudita, usan una
desalinización costosa en energía para resolver el problema de la escasez de agua
Agotamiento de los recursos naturales, especialmente los combustibles fósiles.46
Incremento del consumo de energía mundial y sus predicciones (Hubbert, 1982).
Aumento de los niveles de contaminación del aire, contaminación del agua,
contaminación del suelo y contaminación acústica. Una vez que un país se ha
industrializado y se ha enriquecido, una combinación de regulación gubernamental e
innovación tecnológica hace que la contaminación disminuya sustancialmente, incluso a
medida que la población continúa creciendo.
La deforestación y la pérdida de ecosistemas, que contribuyen valiosamente al
equilibrio global del oxígeno atmosférico y el dióxido de carbono; cerca de ocho
millones de hectáreas de bosque se pierden cada año.
Cambios en la composición atmosférica y el consiguiente calentamiento global.
Pérdida de tierra cultivable y aumento de la desertificación. La deforestación y la
desertificación se pueden revertir adoptando derechos de propiedad, y esta política es
exitosa incluso cuando la población humana continúa creciendo
Cultivo intensivo industrial para apoyar a grandes poblaciones. Da lugar a
amenazas humanas, incluida la evolución y propagación de enfermedades bacterianas
resistentes a los antibióticos, la contaminación excesiva del aire y el agua y nuevos
virus que infectan a los humanos.
Mayor probabilidad de que surjan nuevas epidemias y pandemias. Por muchas
razones ambientales y sociales, que incluyen condiciones de hacinamiento,
malnutrición y atención de salud inadecuada, inaccesible o inexistente, los pobres
tienen más probabilidades de estar expuestos a enfermedades infecciosas.
Inanición, desnutrición o mala alimentación con problemas de salud y deficiencia
de dieta (por ejemplo, raquitismo).
La pobreza junto con la inflación en algunas regiones y un bajo nivel resultante
de formación de capital. La pobreza y la inflación se ven agravadas por el mal gobierno
y las malas políticas económicas.64
Baja esperanza de vida en los países con poblaciones de más rápido
crecimiento.
Condiciones de vida antihigiénicas para muchas personas basadas en el
agotamiento de los recursos hídricos, la descarga de aguas residuales sin procesar y la
eliminación de desechos sólidos. Sin embargo, este problema se puede reducir con la
adopción de alcantarillas. Por ejemplo, después de que Karachi, en Pakistán instaló
alcantarillas, su tasa de mortalidad infantil se redujo sustancialmente.
Elevada tasa de delincuencia debido a los cárteles de la droga y mayor robo por
parte de personas que roban recursos para sobrevivir.
Conflicto sobre recursos escasos y hacinamiento, lo que lleva a niveles de guerra
incrementados.
La sobrepoblación en cifras muestra lo siguiente:
Fuente: populationpyramid.net.
La población mundial superará los 8.500 millones de personas en 2030. El crecimiento
se concentrará en nueve países, muchos de ellos en África. Así, India, Nigeria,
República Democrática de Congo, Pakistán, Tanzania, Estados Unidos, Uganda e
Indonesia registrarán la mitad del crecimiento mundial hasta 2030, según el último
informe anual sobre población mundial de Naciones Unidas. En 2050, siete de los 20
países más poblados del mundo estarán en África. Actualmente los países con una
mayor población son China (1,4 millones de habitantes) e India (1,3 millones de
habitantes). La ONU estima que India superará a China en 2024 (Periodico El Pais,
2019).
Aunque la tasa mundial de crecimiento ha registrado un descenso (de los 5,1 hijos por
cada mujer desde el quinquenio 2000-2005 a 4,7 en el que va de 2010 a 2015) los
expertos de la ONU prevén que la población seguirá creciendo debido al aumento
progresivo de la esperanza de vida. Pero, en los países europeos esto no basta para
lograr el reemplazamiento generacional: aunque el número de hijos por mujer ha
pasado de 1,4 a 1,6 se queda por debajo del 2,1 necesario. Ese reemplazo tampoco se
logra con las llegadas de migrantes en algunos países de ingresos altos, aunque en 47
de ellos tienen una alta tasa de crecimiento (Periodico El Pais, 2019).
Por otra parte, según lo expresado por De León Vergara J, en su artículo titulado “El
planeta está enfermo de sobrepoblación”, este explico que El mundo está cada vez más
poblado. El vertiginoso ritmo de crecimiento de la población mundial representa un
peligro para el desarrollo sostenible del planeta. En los dos últimos siglos, la población
aumentó en un 600%. De 1.000 millones de personas a principios del siglo XVIII, se
pasó a casi 7.400 millones en el 2016 y, si la tendencia sigue igual, para el 2050 se
espera que haya 9.500 millones de personas, según el informe ‘World Population
Prospect’ de la Organización de Naciones Unidas (ONU). Hoy somos 7.533.060.000
personas quienes habitamos el mundo, de las cuales el 50.4% son hombres y el 49.6%
mujeres (De León Vergara, 2017).
En otras de las gráficas estudiadas por tariq khokhar y haruna kashiwase, se observa el
cambio de la población por regiones, en donde África será la región que crecerá más
rápido entre 2015 y 2050 (Haruna, 2015).
BIBLIOGRAFIA
Trabajos citados
Cano Santana, Z. y. (1996). Sucesión primaria en derrames volcánicos: el caso del Xitle. . Ciencias, 58-68.