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3 Formas de escapar de la realidad

1. El arte de contar con lo que no se tiene.


Vivimos de ilusiones, en todo momento estamos contando con cosas que no tenemos,
vivimos esperando ese golpe de suerte que nos va a solucionar la vida, la bondad de alguien,
la compresión, el reconocimiento de quienes nos rodean. Nos decimos: “espero ganar la
lotería para solucionar muchos inconvenientes”, “seguramente si esta persona abandona
el puesto yo podría quedar a cargo y así podría solucionar un inconveniente”, “si esta otra
persona me pone cuidado entonces yo podría ser feliz”, “espero que traigan todas las
herramientas para poder empezar a hacer las cosas bien”, etc.
Vivimos basando nuestras acciones en cosas que no tenemos y no sabemos si van a llegar.
Nadie es capaz de controlar lo que pueda suceder en el futuro, ni mucho menos si esta fuera
de su alcance. Las cosas que podrían llegar, las cosas que podrían ser, las cosas ideales para
que todo funcione perfecto, son las bases de nuestras decisiones con mucha más frecuencia
de lo que creemos. Total que a la larga no solemos hacer nada, ya que por lo regular esas
cosas nunca llegan, y lo que debió ser hecho no lo fue.
No podemos esperar a que las cosas mejoren o a que llegue una determinada persona para
ser feliz o hacer las cosas como se deberían. Debemos hacer las cosas lo mejor que se pueda
con las cosas disponibles, debemos tener una actitud feliz ahora y no cuando todo el mundo
se convierte en algo ideal, todo es cuestión de actitud. No lo creemos; pero esta actitud
está detrás de cosas como la soledad, el desempleo, los problemas conyugales, y muchas
cosas en las que no progresamos, debido a que no lo enfrentamos si no que esperamos una
serie de circunstancias ideales.
2. Cuando los demás son la base de nuestras decisiones.
Es impresionante la frecuencia con la que los demás influyen en nuestras decisiones y
actitudes, es quizás esa la razón por la que todos en una cultura nos parecemos tanto, y
también la razón por las que todos esperan a que alguien haga algo y cuando alguien lo
hace, entonces se critica, debido a que uno mismo no se atrevió a hacerlo.
Nuestra mente mantiene más tiempo enfocado en los demás, y en lo que hacen y dejan de
hacer, que lo que mantiene enfocada en los propios asuntos. Es más común que pensemos
que hizo mal el otro, porque lo hizo, y que debería hacer para solucionarlo, que lo que
pasamos pensando acerca de porque hicimos algo y como solucionarlo. Nuestra mente
piensa; “vaya ese sujeto sí que le gusta llamar la atención”, tan hipócrita que es”, “ese sujeto
si es muy tonto, haber renunciado ahora”, “vaya la gente si es irresponsable como dejan
eso ahí”, etc. Esto no tiene nada de malo, siempre un poco de reflexión puede ayudar a
mejorar las cosas; solo que es con tanta frecuencia, y nuestra mente está completamente
ensimismada en los asuntos de los demás, que nos hemos olvidado de nosotros mismos.
Toda nuestra energía de pensamientos que debería ser utilizada en generar ideas fabulosas
para la solución de nuestra vida, se pierde en el pensamiento de lo que los demás deberían
de hacer, y cuanto nos molesta en que alguien sea de cierta forma. Por ejemplo; pensamos
sobre la mala gestión de un gobierno, de cómo el presupuesto del estado debió ser mejor
invertido; curiosamente sabemos cómo una nación debe de invertir el presupuesto; pero
no tenemos ni idea de cómo invertir el nuestro, a veces estamos en situaciones económicas
grabes, y nos atrevemos a pensar en cómo se debería de proceder respecto a la situación
económica de toda una sociedad. Pensamos acerca de todos los defectos que tienen los
demás y de porque no han salido las cosas bien, y no tenemos idea de cuál es la causa de
que nuestras cosas salgan mal.
Si la fuerza de nuestros pensamientos se enfocará más en nosotros, si le diéramos un
objetivo en la solución de nuestra vida, y si no se perdiera inútilmente en los asuntos
inciertos de los demás, entonces de seguro vendrían las ideas que necesitamos.
3. Autoengaños, el decirme mentiras que si me creo.
En esto sí que somos expertos, en engañarnos a nosotros mismos. El autoengaño es
convencernos a nosotros de cosas que no son, en insistir ver las cosas como no sucedieron.
Este sucede porque en nosotros una emoción es tan fuerte, que fuerza a los pensamientos
a que vea las cosas de cierto modo. Si algún nos hizo sentir odio, entonces esa emoción
moldea todos los pensamientos para seguir sintiendo odio. Sabemos que la emoción en más
fuerte que el pensamiento.
Ejemplos hay muchos y muy comunes. Cuando una persona nos ha lastimado, ha herido
nuestro orgullo, se ha burlado de nosotros, ha sido injusto, etc; entonces nos convencemos
a nosotros que esa persona es mala, y todo lo que hace también, si hace una cosa que los
demás le aplauden, entonces decimos que le gusta llamar la atención, si hace lo que otros
le dicen, entonces decimos que tan bobo, y si no lo hace entonces decimos que le gusta
llevar la contraria. Otro ejemplo es cuando no fuimos capaces de hacer algo, o es algo que
supera nuestras fuerzas, entonces nos decimos que eso no valía la pena, que es de mala
calidad, que no sirve, etc. Otro ejemplo es cuando alguien se enamora, o cuando
simplemente por un detalle cualquiera nos cae bien, entonces nos engañamos y
empezamos a ver a la persona fabulosa, más allá de lo que es, pensamos que no es que sea
desorganizado, si no que no le gusta seguir normas, no pensamos que sea agresivo, sino
que es alguien con carácter y personalidad. Otro ejemplo es respecto a nuestra situación,
nos decimos que no es que estemos arruinados, si no que nos gusta vivir de manera
humilde, que sin muchas cosas se es más libre y se vive más bueno. Son tantos los ejemplos
que por eso no nos vamos a detener en el asunto. El autoengaño es tan común y lo
proyectamos a todos los ángulos, que es probable que este sea la causa de muchos de
nuestros bloqueos.

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