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La adolescencia es considerada una etapa que se caracteriza por estar comprendida entre la
pubertad y adultez (Berk, 2004, citado por Padilla & Jiménez, 2014), en la que se presentan una
serie de transformaciones físicas, psicológicas y sociales que dan lugar a nuevas experiencias
emocionales, más intensas y extremas (Gilbert, 2012 citado por Navarro, Vera, Cebolla & Baños,
2018); por lo que, teniendo en cuenta estos cambios se evidencia que es un período en el que se
presentan diversas problemáticas de salud mental (Berk, 2004, citado por Padilla & Jiménez,
2014). A partir de este planteamiento, se han realizado múltiples estudios en el ámbito infanto-
juvenil con fenómenos sociales relacionados a las dificultades en la regulación de las emociones
y el impacto que esta problemática tiene en diversas áreas como social, familiar, y personal; los
estudios se han dirigido hacía el consumo de sustancias (García-Sancho, Salguero & Fernández,
2016), conductas antisociales (Jiménez & López, 2011), conductas de agresividad (Villanueva,
Cruz, Eslava & Valdivia-Salas, 2008), relaciones interpersonales (Cobos, Flujas & Gómez,
2017), suicidio, y trastorno límite de personalidad (Corchero, Balés, Olivia & Puig, 2012),
Haranburu, & Gartzia, 2016), desempeño deportivo (Salazar & Ballesteros, 2015), maltrato
infantil y su repercusión en la adolescencia (Lemos, 2003), entre otros. Teniendo en cuenta las
investigaciones realizadas se puede evidenciar que las mayores dificultades en las cuales los
adolescentes expresan dificultades se tratan de síntomas que reflejan algún tipo de experiencia
Según Hayes et al, (1999) citado por Salazar & Ballesteros (2015) el sufrimiento hace parte
del ser humano y de su experiencia de vida, ya que se relaciona directamente con emociones
adaptativas como miedo o ira. Este sufrimiento se ha enmarcado verbalmente a través de
sufrimiento como una enfermedad, o debilidad, mientras que dicho bienestar es equivalente a
salud mental, o normalidad. Luciano (1999) afirma que este sufrimiento surge de acuerdo con la
forma en que las personas reaccionan ante determinados eventos negativos; para lo cual es
suele incurrir en un alto costo para las personas, con poco beneficio a largo plazo. Como Wilson
& Luciano (2014) mencionan “la evitación del sufrimiento como el único objetivo en la vida es
Este afrontamiento inadecuado del sufrimiento está estrechamente relacionado con las
habilidades de regulación emocional que poseen las personas, en la cual ha habido un cambio en
hace énfasis en el control de la experiencia y expresión emocional, junto con la reducción del
arousal emocional (Marino, Silva, Luna & Mesas, 2014); dando paso luego al abordaje de las
emocional, por lo que no involucra la disminución del afecto negativo (Cole, Michel & Teti,
1994, citado por Gratz & Roemer, 2004). Hasta llegar a el abordaje de estas desde la
(Garner & Spearse, 2000; Zeman & Garber, 1996 citado por Gratz & Roemer, 2004);
caracterizándose porque, aunque se quiera eliminar dicha experiencia el resultado es que por el
contrario se incrementa en mayor medida. Así mismo Hayes, Wilson, Gifford, Follete & Strosahi
(1996) mencionan que dichos esfuerzos por eliminar, y/o evitar los eventos privados no
deseados, es decir aquellos eventos que producen malestar o sufrimiento (recuerdos, sensaciones,
predisposiciones corporales, pensamientos), los cuales tengan función aversiva para la persona,
psicológicos.
Frente a las dificultades de regulación emocional, es relevante mencionar algunos factores que
con una sensibilidad emocional más alta que las demás personas. De igual forma, se encuentra
como otro factor que influye en el desarrollo de las dificultades de regulación emocional un
emocionales, sensaciones físicas y pensamientos, teniendo como expectativa que el niño debe ser
Por último, desde la perspectiva en la cual se abordará la regulación emocional en este ensayo
y en adición a la conceptualización de esta por parte de Hayes, Wilson, Gifford, Follete &
Strosahi (1996), la regulación emocional tiene que ver como lo mencionan Navarro, Vera,
Cebolla & Baños (2018) con “la habilidad para percibir, asimilar, comprender y regular las
emocionales, pueden resultar inefectivos, así como, sentar la base para diversos trastornos
mentales.
Teniendo en cuenta los planteamientos anteriores, y antes de comenzar el abordaje de las
del comportamiento existen dos filosofías importantes, las cuales son, el mecanicismo-
fuerzas preexistentes y reales, e intentan modelar el mundo con teorías científicas que son
evaluadas con base en su capacidad para predecir su correspondencia con el mundo” (Hayes &
Quiñones, 2005, p. 278); dentro de la psicología se pueden identificar en esta filosofía, la teoría
contextualismo funcional “asume un mundo, pero cree que todos los organismos, incluyendo a
los científicos, interactúan directamente en y con éste” (p. 278). Lo cual quiere decir que dicha
percepción del mundo está influida en su mayoría por la relación e interacción que el organismo
tiene con el mundo que lo rodea. Cuando se habla del comportamiento desde una perspectiva
contextualista, se puede decir que se tienen en cuenta aquellas conductas de forma holística, en el
que los diferentes tipos de operantes hacen parte de un contexto histórico, y situacional. En el
organismo interactuando con el mundo; de igual forma, lo que hace definitoria a una operante es
“la demostración exitosa de su operación como una clase de respuesta sensible a las
Por lo que dentro del contextualismo funcional, se encuentran teorías conocidas como el
conductismo radical de Skinner, así como la Teoría de Marcos Relacionales, propuesta por
Steven Hayes, en donde introduce el concepto de marco relacional, el cual está relacionado con
diferentes tipos de aprendizaje relacional (Hayes, Barnes-Holmes & Roche, 2001). Wilson &
Luciano (2014) definen el concepto de marco relacional como “un modo de responder relacional
aplicable arbitrariamente que muestra las cualidades definidas de vínculo mutuo, vínculo
relacional “proviene o se forma a partir de una historia de contingencias dadas a varios ejemplos
que da luz a una operante relacional queda bajo un tipo particular de control contextual” (p.57).
Este concepto sienta la base para una terapia llamada Terapia de Aceptación y Compromiso la
cual se basa en la teoría de marcos relacionales para trabajar un concepto que han incluido en la
misma, llamado evitación experiencial, que está estrechamente relacionado con el concepto de
como, conductas de agresividad, como se puede evidenciar en la investigación de Ruiz & Perete
positivas, a largo plazo y simbólicas por no actuar fusionado con sus experiencias
De igual forma, se ha trabajado las interacciones problemáticas entre padre e hijos con niños
padres, al mismo tiempo en que estos logran contactar con aquello que es más valioso para ellos,
que en determinados casos es el tipo relación que tienen con sus hijos. Lo cual los lleva a tener
un cambio comportamental, ejerciendo impacto positivo en los comportamientos de ansiedad de
los niños (Raftery-Helmer, Moore, Coyne & Reed, 2016). También, se ha trabajado la Terapia de
Aceptación y Compromiso como terapia grupal en adolescentes los cuales habían obtenido
rangos de evitación experiencial y fusión cognitiva a los eventos privados, relacionada como
previamente se mencionó con las dificultades de regulación emocional, medida a través del
Cuestionario de Evitación y Fusión para Jóvenes (AFQ-Y; Avoidance and Fusion Questionnaire
for Youth; de Valdivia-Salas et al., 2016, citado por Cobos, Flujas & Gómez, 2017).
ligado con aquellas dificultades en regular las emociones propias, y en los comportamientos que
se llevan a cabo como control de las mismas, promoviendo la evitación de las mismas, dan como
experiencial el cual se caracteriza por un comportamiento el cual guía a la persona para alterar o
tanto los entiende como barrera para poder llevar a cabo la vida que desea vivir; sin embargo:
cual hará lo que considera correcto de acuerdo con su historia (por ejemplo,
intentar controlar sus eventos privados) (Wilson & Luciano, 2014, p.74).
resultados que deseaba evitar. Por lo que desde la Terapia de Aceptación y Compromiso se
promueve el trabajo con la flexibilidad psicológica; Villanueva, Cruz, Eslava & Valdivia-Salas,
etc.) al tiempo que la persona se deja guiar en sus decisiones y acciones por lo que
direcciones de valor personal sin dejarse arrastrar por sus eventos privado”.
(p.115).
Teniendo en cuenta todo lo anterior, y abordando la importancia del enfoque conductual para
la eficacia en la psicología clínica, Echeburúa & Corral (2001) argumentan que, en los últimos
años se ha considerado relevante realizar un estudio riguroso para evaluar la eficacia de las
carácter tecnológico de las terapias, minimizando el papel de la teoría. Por lo que “la evidencia
basan” (Echeburúa, 1998, citado por Echeburúa & Corral, 2001, p. 184). El trabajo en esta área
evidencia teórica y empírica que sustenta su efectividad. Así mismo, las dificultades de
ensayo, los cuales no sólo tienen un impacto en el área personal e individual del ser humano,
ejemplo: tirar basuras, educación cívica, habilidades de padres y madres) o importancia clínica
(control de la ira, cuidado de los mayores)” (Martín & Pear, 1995, p.8), la adecuada
Referencias
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