“Todo el conocimiento es preciso aunque no tenga utilidad”, porque no tendría que servir para

algo en función de una especie de resolución de problemas, no como instrumento sino como parte
de una forma de existencia, de irla construyendo a través de cómo cada texto va interpelando lo
que somos y hemos sido, de poder mirar en la literatura, la música y el arte, otras formas de
pensarnos.

Que el director dijera que los estudiantes eran buenos pero necesitaban pulirse, tendría más que
ver con un especie de negación de la primer frase, pues en este caso lo que representaría un
mayor impacto sería aquello que sirve para algo, lo que conlleve a desarrollar una cierta función.
Entendida de esta manera, como teniendo que ajustarse a algo práctico, caería en una especie de
acumulación de datos dejando de lado aquello que posibilitaría otro tipo de reflexiones;
encasillarla a la mención de fechas, nombres y hechos la despojaría de la oportunidad de hacer de
ella, así como de la forma de relacionarse consigo mismo, una permanente interrogación.

Por ello, que Héctor planteara, re-significara y viviera todo lo que podría parecer carente de
utilidad, como una posibilidad de pensar y de pensarse, permitiría una forma de atención volcada
a sí mismo para lograr no el éxito ni la felicidad, sino tener consigo mismo la mejor relación
posible.