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BREVE ENSAYO DEL DOCUMENTAL TODOS SOMOS MEXICANOS. TRATANDO LA PROBLEMÁTICA DE LA INCLUSIÓN A LA CONCEPCIÓN DE MEXICANIDAD EN LA ÉPOCA POSREVOLUCIONARIA
BREVE ENSAYO DEL DOCUMENTAL TODOS SOMOS MEXICANOS. TRATANDO LA PROBLEMÁTICA DE LA INCLUSIÓN A LA CONCEPCIÓN DE MEXICANIDAD EN LA ÉPOCA POSREVOLUCIONARIA
BREVE ENSAYO DEL DOCUMENTAL TODOS SOMOS MEXICANOS. TRATANDO LA PROBLEMÁTICA DE LA INCLUSIÓN A LA CONCEPCIÓN DE MEXICANIDAD EN LA ÉPOCA POSREVOLUCIONARIA
Documental realizado en los finales de los años 50s, específicamente en 1958. Retrata a un México con grandes necesidades de atención, desarrollo y progreso. Representa los “esfuerzos” que el gobierno federal en conjunto con el Instituto Nacional Indigenista (INI), representan en el trabajo fílmico las actividades que establecen para lograr que las comunidades Mazatecos, Tzeltales y Tzotziles, los cuales son integrados a comunidades territoriales con elementos de desarrollo y progreso que benefician a las comunidades, ignorantes y aisladas hasta el momento que el gobierno los integra a la nación mexicana. Las aportaciones del gobierno para las comunidades, que permiten el desarrollo y progreso, son la inclusión a los programas de educación, salud, trabajo, capacitación y regulación de actividades que permitan el sentimiento de integración e identidad como mexicanos. Para lograr éste acometido, es justificable que se expropien sus tierras y se les haga desplazar a otras tierras que, no tienen identidad con el espacio al cual fueron asignados (debido a el “progreso” que les es permitido compartir a los pueblos sin “cultura” y sin identidad); por lo tanto, es necesario que las comunidades adquieran noción de que dependen del estado para progresar; que dependen de los médicos y los programas sanitarios para poder tener salud; que dependen de la educación para dejar de ser analfabetas e ignorantes; que dependerán de la tecnología para hacer mejor las cosas y más rápido; que deberán abandonar sus lugares de origen para vivir mejor. Deberán de aprender una nueva lengua, una nueva forma de vivir, nuevas necesidades de supervivencia, ubicarse en un nuevo territorio que no deban estar aislados. Dejar de creer en el brujo para sanar, entender que el progreso no está en las condiciones donde se encuentran y deben estar sujetos a los cambios que dictamine el estado; pues es quien tiene el mayor interés en que estén identificados e incluidos en la nación mexicana. Este trabajo mediático que es una muestra de cómo el estado obliga, prácticamente, que se adopten nuevos elementos culturales con el fin de integrarlos a la masa común homogénea llamados mexicanos, permite el análisis comparado con el libro de Benedict Anderson “Comunidades Imaginadas”, en el cual nos refiere el cómo se traza el imaginario de nación, nacionalismo y nacionalidad. Y es, mediante el trazo de un mapa geográfico y la noción de la comunidad de ello, el estar censado y compartir en el censo el mismo término homogéneo (en este caso indígena: mazateco, tzeltal, tzotzil, etc.) y el tener una noción de identidad que formula el ideario imaginario mediante el límite y la soberanía común. Pero para las personas que vean el documental será de un interés inmediato. No podría imaginarse que las comunidades indígenas, alejadas y analfabetas, puedan integrarse a el progreso del cual disfrutan sólo las personas de zonas urbanas. Exotizadas, las diferentes etnias sólo se verán, como parte de una realidad, en los museos; específicamente en el Museo Nacional de Antropología e Historia. Y serán personas de aparador porque existen fijas en los museos y sólo así, podrán visualizarse como indígenas que necesitan del aparato civilizador y desarrollado para que puedan integrarse a la vida productiva y feliz. Es un hecho que al concentrar a las diferentes etnias en zonas controladas y desarrollar censos de control y obligarlos a adaptarse a lugares y actividades que no son suyas, así como de integrarlos a un sistema educativo común en la república mexicana, se pudo concebir una idea de comunidad y de integración que permitiera el control y la identidad de pertenecer a una sociedad homogénea. Pero no es ni fue así con todos los grupos étnicos. El paso por la dominación colonial a una forma de dominación de estado-nación fue el referente que marcó la era de control por medio de la inclusión a programas y “beneficios” sociales y que, sin embargo, no mejoraron la calidad de vida de los nativos; por el contrario, precarizaron sus formas de vida y los modos de producción que, de origen, tenían todas las habilidades para su propio desarrollo del autoconsumo. Fue mediante el despojo y la expropiación de sus bienes como las tierras y sus costumbres la manera que fueron limitados de sus capacidades inherentes que provocaron las limitaciones a las que estarían sujetos por décadas. (y que aún persisten en nuestros días en algunas comunidades). La integración a la nación, a las comunidades indígenas, ha sido articulado por todo un sistema de censos, datos estadísticos, estudios etnográficos, documentos propagandísticos, además de la integración a las políticas nacionales que le ha permitido al estado el control de las comunidades y poder asignarle, tanto su identidad como su territorio, en el intento de poder hacer que las propias comunidades se identifiquen con la nacionalidad mexicana antes que su propia identidad de la cual ha sido arraigada por cientos de años. ESCUELA NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA LICENCIATURA EN ETNOLOGÍA