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4P-r",i§s
Original: Inglés PGI-91/WS/17
P A R I S , octubre de 1991
preparado por
HELEN FORDE
Forde, Helen
Formación del personal y los usuarios en el manejo adecuado del material de archivo: un
estudio del R A M P con instrucciones / preparado por Helen Forde [para el] Programa General
de Información y el UNISIST - París, U N E S C O , 1991, iv, 33 págs., 30 c m - (PGI-91/WS/17)
I - Título
© - UNESCO, 1991
INDICE
Página
1. INTRODUCCIÓN 1
2. EL CONTEXTO 2
3. EL MATERIAL DE ARCHIVO 4
4. SOLUCIONES 8
5. CAPACITACIÓN 23
7. CONCLUSIONES 32
Pueden dirigirse comentarios y sugerencias acerca del estudio a: División del Programa
General de Información, U N E S C O , 7 , place de Fontenoy, 75700 París, Francia. A la m i s m a
dirección pueden solicitarse otros estudios elaborados en el marco del programa del R A M P .
PGI-91/WS/17
1. INTRODUCCIÓN
1.2 A d e m á s , los materiales con que se crean los archivos son de utilización corriente. El
papel es un producto perecedero, el lápiz se puede borrar con una g o m a , y la tinta de imprenta
o de máquina puede borrarse con líquido de corrección. D e ahí que los periódicos, las
fotografías y el material audiovisual modernos puedan parecer históricamente menos valiosos
que los que han adquirido cierta dignidad gracias a su antigüedad.
1.4 Sin embargo, a causa de la creciente demanda el material de archivo que por muchas
razones se halla ya en peligro en estosfinalesdel siglo X X está por desgracia expuesto a u n
mayor desgaste y a m á s frecuentes desgarramientos. A l m i s m o tiempo el costo de la
conservación tradicional ha aumentado. Ello ha impulsado a centrar la atención en las
técnicas de preservación. Las prácticas de manejo cuidadoso se cuentan entre las m á s
importantes y eficaces.
1.5 Las diferencias del material exigen distintas soluciones para el buen manejo. Los
elementos aparte tienen varios formatos: planos, enrollados, grandes, pequeños,
perfectamente almacenables de forma independiente o entre otros documentos. E n cambio,
los archivadores suelen estar atiborrados y pueden contener material ajeno o accidental
insuficientemente protegido. Los mapas y los planos plantean problemas especiales de manejo
debido a su tamaño, mientras que los libros son a m e n u d o voluminosos, les puede faltar parte
de la encuademación y pueden sufrir daños debido a la presión a que se les somete en las
junturas. Los textiles pueden tener trozos en vías de desintegración pegados en libros de
patrones o en prendas de vestir. Corren peligro especialmente en el manejo las fotografías que
pueden hallarse en álbumes de material malo o que frecuentemente se almacenan sueltas. Los
registros y las grabaciones audiovisuales y de lectura mecánica pueden tener una resistencia
aparente que quizás engaña y tal vez sufren daño con el uso.
información acerca del manejo cuidadoso en forma de instrucciones que deben leerse en el
m o m e n t o de inscribirse, notas en las mesas o volantes explicativos y cintas de vídeo sobre las
precauciones necesarias. E n las instrucciones debería indicarse lo relativo al manejo del
material, a la lectura, al calco y a la copia (según los casos), advirtiendo al usuario del
derecho a negarle el permiso para realizar alguna de esas operaciones. Q u e el personal m i s m o
dé el ejemplo es probablemente la forma más convincente de persuadir al público para que
actúe con cuidado y precaución.
1.7 Naturalmente, habría que formar al nuevo personal en el cuidado del material
archivado. L a formación periódica del personal ya contratado en el manejo del material de
archivo debería ser obligatoria e incluir no sólo al personal que normalmente trabaja llevando
el material o c o m o asistentes de repositorio sino también al personal que trabaja con los
documentos, al de reprografía y a cualquiera que tenga ocasión de manejar el material de
archivo. Esto debe considerarse aplicable a todo el m u n d o . Las costumbres laxas del personal
superior se reflejarán en el personal subalterno, que puede no sentirse especialmente obligado
a tener cuidado. Entre las reglas básicas deberían aplicarse las relativas a la forma de cargar el
material, transportarlo, leerlo, copiarlo, prestarlo y exponerlo.
2. EL CONTEXTO
E n los últimos años del siglo actual se observa una preocupación creciente por la
supervivencia del material de archivos y de bibliotecas. Este material se halla amenazado por
la combinación de los agentes de contaminación atmosférica c o m o el dióxido sulfúrico, de la
mala calidad del papel a base de pulpa de madera y de la mayor utilización del material por
haberse popularizado. C o n la creciente alfabetización ha aumentado la cantidad de material
disponible pero se ha incrementado m u c h o la demanda de servicios de archivo y se han
agravado los problemas de preservación. E n Estados Unidos, donde los efectos acumulados
de la contaminación, del almacenamiento deficiente y de la calefacción central se han
observado antes que en Europa, el "síndrome del libro frágil" puso en guardia a las bibliotecas
en general sobre los enormes problemas que se les presentan. E n numerosos casos las oficinas
de archivos y de registros ya habían tenido que enfrentarse con estos problemas pero no en
tan gran escala. Los conservadores, los reparadores o los técnicos de archivos estaban
acostumbrados a tratar con material frágil y la manera c ó m o lo trataban era cada vez más
profesional. Los talleres de encuademación y las bibüotecas tenían aún mucho que aprender
pero su experiencia sirvió para poner de relieve la enormidad del problema.
L a primera cuestión es la del tamaño mismo del material. Otra es la de los costos de
m a n o de obra. Junto con la creciente importancia de la profesión de conservación se ha
producido un déficit de m a n o de obra y un aumento de los costos de personal. Las
operaciones que eran relativamente esenciales pero ejecutadas por personal no calificado
exigían m u c h o tiempo y en muchos casos su coste resultaba prohibitivo. El optimismo que
siguió a la Segunda Guerra Mundial acerca de las posibilidades de manejar la masa de
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material que necesitaba ser cuidado ha disminuido y hoy se tiene conciencia de que, de todas
las modalidades de preservación, la conservación tradicional del papel es la más cara. Y esto
vale incluso para los programas actuales de tratamiento generalizado de desacidificación o de
conservación mecánica.
El vaciado de la hoja, un proceso mediante el cual se llenan los huecos del papel con
pulpa de celulosa utilizando una mesa de vacío, es un método de conservación bastante más
rápido que la reparación tradicional de papel, pero tiene un uso limitado en los archivos. S u
aplicación generalizada es m á s apropiada en las bibliotecas, donde todo un libro puede
repararse utilizando la misma pulpa. Es necesario seguir formando personal en este método,
tarea que suelen llevar a cabo los conservadores, con lo que se pierde la ventaja del bajo costo
de la m a n o de obra.
D e ahí que, obligados a recurrir a los métodos tradicionales, los archivistas se hayan
inclinado m á s por prevenir que por curar. Gradualmente, el término preservación ha pasado a
formar parte del vocabulario, significando esencialmente todas las medidas que pueden
tomarse para asegurar la supervivencia del material de archivo. Esas medidas son el
almacenamiento apropiado, la regulación de las condiciones ambientales, la reducción de la
intensidad de la luz, la confección de copias institutorias cuando ello sea posible, los buenos
métodos de manejo, y, en última instancia, el trabajo de conservación.
Otros dos factores han obligado a adoptar este cambio de actitud. N o sólo la
conservación se ha vuelto un trabajo más costoso sino que además tiene que competir contra
otras necesidades dentro de un presupuesto cada vez m á s reducido para archivos. Los
archivos públicos y los privados han sufrido de la inflación de los costes en los años ochenta,
a lo que ha venido a añadirse para mayor conciencia de la fragilidad de los edificios en que
están instalados no sólo los archivos sino también los museos y las bibliotecas. A falta de un
activo movimiento filantrópico equivalente al del siglo X I X , sólo queda el legado de los
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El otro factor son las mayores exigencias aceptables de los usuarios. L a variedad de
personas que acuden a los archivos aumenta de año en año y la posibilidad de disponer de
m á s tiempo libre ha permitido el incremento de las investigaciones históricas de todo tipo. N o
es raro que entre 7 0 % y 80% de los lectores de algunos archivos estén estudiando la historia
de la familia y son muchos los archivistas que reconocen que es sólo la presión de los
usuarios persistentes c o m o ésos lo que ha permitido la expansión de los servicios que pueden
ofrecer. El hecho de ver aumentar la curva de demanda en un gráfico fortalece la sensación de
ser necesario, pero esa curva ilustra también la carga que pesa sobre los archivos.
3. EL MATERIAL DE ARCHIVO
3.2 Archivadores
D e todo el material de archivo son tal vez estos elementos los que m á s pueden sufrir
daños, incluso antes de su llegada a los locales del archivo. Si se trata de elementos solos,
pueden haber sido doblados muchas veces, utilizados en el campo o transportados por el mar,
y las partes de los pliegues serán normalmente débiles, si es que no se estén rasgando ya. Por
eso son vulnerables si se trasladan sin soporte de los cajones de los mapas a la sala de lectura.
Si están almacenados en rollos son menos vulnerables pero hay muchos depósitos en que la
profundidad de los estantes no es suficiente para poder almacenar los mapas enrollados sin
que vayan acumulándose demasiado unos encima de otros. L a dificultad de sacar uno que se
encuentre en la parte de abajo del montón puede producir fácilmente daños.
corresponder con los normales y las partes que sobresalen se deterioran al volver a guardar el
m a p a en la caja o en la estantería. Los mapas, planos y cartas de gran tamaño guardados
verticalmente se hallan en peligro cuando cuelgan de los elementos de protección si se ha
utilizado u n tipo de papel o de adhesivo inadecuado. A veces resulta también difícil sacarlos
cuando se emplea el viejo método de colgarlos. Nunca debería recurrirse al almacenamiento
vertical cuando el papel tenga algún defecto, a menos que los objetos estén bien envueltos y
tengan un soporte adecuado.
3.4 Volúmenes
H a y dos clases de volúmenes: los que son en sí mismos registros c o m o los diarios, los
cuadernos de bitácora y los libros ordinarios, y los creados para proteger registros
considerados en peligro. Los repositorios no se pueden permititr ignorar los problemas de
ninguna de estas dos clases.
Incluso sacar de los estantes esos volúmenes entraña riesgos a causa de su tamaño y de
la posibilidad de que caigan al suelo.
Los volúmenes que son objeto de una utilización intensa (generalmente, aquellos a los
que se tiene acceso libre en las salas de lectura) sufren desgaste en el borde inferior de las
tapas. Ello se debe al roce con los estantes, en especial los estantes metálicos o de madera no
tratada.
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Estas materias son a menudo frágiles y especialmente sensibles a las malas condiciones
de almacenamiento y al exceso de luz. Tratándose de materiales de uso corriente, el usuario
puede atribuirles una solidez que no tienen. Mientras está pegada sobre un soporte, una tela
puede mantenerse; pero su fragilidad se manifiesta cuando se la despega. Su fragilidad puede
obedecer a los pigmentos, en especial los utilizados en el siglo X I X , que terminan por atacar
la trama; a la exposición a la luz, que es nociva; al material adhesivo con que se la pegó; a un
soporte ácido; o a la reacción que se establezca con otra tela. Las muestras, en particular,
están expuestas a estos riesgos y a ellas se aplican también las observaciones formuladas con
respecto a los ejemplares de gran tamaño.
Las telas procedentes de vestimentas que forman parte de los archivos y colecciones
pueden presentar una gran fragilidad según el tiempo y las condiciones de su exposición. A l
manipularlas pueden romperse hilos o partes enteras que se han vuelto frágiles.
Las cuerdas que unen los sellos a los documentos también pueden romperse si se las
somete a tirones bruscos. Cuando se trata de cuerdas de hilos multicolores, los hilos oscuros
pueden resultar frágiles, especialmente los negros y marrones a causa de los pigmentos. N o
debe pues permitirse que el peso del sello (y, a veces, la caja metálica que lo contiene) tire de
la cuerda pues ello puede dañar tanto el sello c o m o el documento.
3.6 Fotografías
Son también objetos tan familiares que resulta particularmente difícil introducir técnicas
adecuadas para su manejo. Todos manipulamos una fotografía en algún m o m e n t o d e nuestra
vida; pero rara vez pensamos en las técnicas de preservación.
Ocurre a veces que una pequeña fotografía se ha insertado entre las páginas de un libro o
conservado en un sobre. Si en una caja se ha guardado un número excesivo de negativos de
vidrio, éstos pueden romperse al manipularlos.
C o n la posible excepción de los discos ópticos que aún no han sido normalizados para
los lectores, estos registros, c o m o cualquier otro material, pueden sufrir daños al ser
manipulados. Las grabaciones sonoras pueden haberse efectuado en cilindros de cera, rollos
de papel para pianolas, g o m a laca o cloruro de polivinilo. Los registros informáticos y las
cintas de vídeo se realizan con películas de treftalato de polietileno recubiertas por un
pigmento magnético. Estos materiales, orgánicos o no, pueden ser dañados muchas veces
durante su manipulación por las rayaduras, las distorsiones, la luz, el calor y el campo
magnético. D a d o que la manipulación se efectúa por medio de máquinas, también existe la
posibilidad de causar daños mecánicos.
4. SOLUCIONES
Las soluciones que se adopten para mejorar las técnicas de manipulación dependerán de
las circunstancias de cada archivo individual y del tipo de material de archivo de que se trate.
Aunque no se hayan contemplado todos los casos, las soluciones que se presentan a
continuación pueden ser adaptadas a cada situación particular. L a publicidad es uno de los
aspectos m á s importantes de un buen método de manejo; corresponde también poner a
disposición del usuario en forma visible los medios auxiliares, por ejemplo, atriles para los
libros u hojas transparentes. Las normas y consejos deben ser accesibles y estar expresados
con claridad.
Por su mera presencia, los auxiliares materiales para el manejo recuerdan que el archivo
cuida sus registros y espera que el lector haga lo m i s m o . N o debemos olvidar que el desgaste
de los registros es el resultado de un manejo excesivo y que es probable que el personal
manipule los registros más que el público. El desplazamiento de documentos es un problema
que concierne m u c h o m á s al personal que a los lectores. Es indispensale contar con los
medios de transporte adecuados. Esos medios dependerán del tamaño de las salas, de su
configuración y de la disposición y forma de los anaqueles. Es preferible que todo se
encuentre en un m i s m o piso.
rígidos para el transporte vertical u horizontal pueden resultar prácticos, pero no deben
utilizarse nunca para los documentos frágiles.
Los carritos normales deben ser de construcción sólida, a base de acero inoxidable o
materiales inertes, y llevar ruedas de g o m a para amortiguar los golpes. Deben tener no m á s de
dos estantes cuyos bordes no estarán sobreelevados pues ello podría dañar los documentos en
tránsito. Es preferible tener varios carritos pequeños, pues el transporte de un número elevado
de objetos en un solo carrito presenta mayores riesgos de accidente. El personal debe recibir
instrucciones acerca de la manera de transportar las cajas de documentos en los carritos; la
manipulación imprudente de la carga de un carrito puede ocasionar daños múltiples.
Los carritos para libros deben estar construidos de m o d o que puedan transportarse en
posición vertical; los estantes estarán inclinados con respecto a la horizontal (Figura 1).
Figura 1
Tfc---
Figura 2
4.2.1 Las bandejas o cajas planas cubiertas de papel libre de ácido o tela
resultan útiles para entregar los documentos al lector. L a bandeja instalada sobre un pupitre
cumple las funciones de soporte de lectura y permite que el documento sea manipulado lo
menos posible. Al mismo tiempo, el material de archivo es preservado del contacto con
agentes nocivos. Se debe indicar al lector lafinalidadde esa bandeja para que la use tanto en
la sala de lectura c o m o al devolver el documento. Por consiguiente, se debe contar con un
número suficiente de esas bandejas para que el transporte de y hacia el depósito pueda
efectuarse en ellas.
Figura 3
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Los cojines, cunas y cuñas de espuma permiten un mejor apoyo de las tapas, los cantos
y las páginas. Los cojines, moderadamente rellenos de un material inerte, por ejemplo bolitas
de poliestireno, y recubiertos de tela suave propia para archivos, pueden adaptarse a cualquier
forma de m o d o que la encuademación no sufra tracciones (Figura 4).
Figura 4
Las cuñas de espuma, por ejemplo las que ha elaborado la Bodleian Library, pueden
insertarse en la cantidad necesaria bajo las tapas a fin de permitir una apertura correcta. L a
utilización adecuada de esas cuñas permite que el canto no sufra tensiones. También las cuñas
deben estar hechas de material inerte (Figura 5).
Figura 5
Las cunas constituyen una tercera posibilidad. Se las usa con frecuencia en las
exposiciones donde un libro va a estar abierto durante un cierto tiempo en posiciónfija;se
construyen a medida, de m o d o que sostengan todos los puntos necesarios. Hechas de madera
o aglomerado, se les da el ángulo conveniente para permitir una lectura fácil. Su preparación
caso por caso estará a cargo de conservadores o técnicos expertos (Figura 6).
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Figura 6
4.2.3 Retenes
Para retener las páginas se pueden utilizar cadenas y materiales pesados, envueltos. D e
ese m o d o se evita que el lector trate de retener las páginas o de sostener un m a p a para que no
vuelva a enrollarse, y se le dejan las manos libres para su trabajo. Los retenes deben estar
claramente a disposición del público para favorecer su utilización. E n general, las manos
pueden causar m á s daño que los retenes.
Las cadenas, o "serpientes" de segmentos de plomo, cubiertas de una tela suave propia
para archivos, pueden disponerse sobre las páginas para evitar que se muevan (Figura 7).
Figura 7
Los pesos, trozos de plomo envueltos en tela o cuero, se colocan de m o d o que se evite
que los documentos grandes se vuelvan a enrollar. Son preferibles los pesos del tipo "vaina de
fríjol" que se amoldan al documento y carecen de bordes rígidos que podrían dañar los
documentos (Figura 8).
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Figura 8
Se pueden usar para permitir una mejor visión de la tinta descolorida o los sectores
raspados y evitar que el lector manipule excesivamente el documento en sus esfuerzos por
descifrarlo. Existen modelos manuales, m á s modernos, y otros fijos.
Los historiadores que se interesan por las marcas de agua del papel necesitan una fuente
luminosa para mirar el papel por transparencia. Las cajas de iluminación de intensidad
apropiada son ideales para evitar una excesiva manipulación del documento; en conjunción
con una placa de melinex transparente, se prestan también al calcado.
4.3.1 Microformatos
U n buen diseño de los muebles permite un buen sostén de los documentos y evita los
accidentes de manipulación.
4.4.1 Los pupitres destinados a los lectores y al personal deben tener la superficie
adecuada para que los documentos se puedan extender y sea posible tomar notas.
4.4.2 L a s mesas que soporten los aparatos para leer microfilmes y microfichas
dispondrán también de un espacio para que el lector pueda tomar notas. Para los mapas,
planos y pergaminos conviene contar con mesas grandes, cubiertas de cuero o tela propios
para archivos que evitan la erosión.
Figura 9
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Para poner en conocimiento de los lectores y del personal los mejores métodos de
manipulación y las razones de su adopción se deben distribuir guías impresas sobre la
utilización del material de archivo. Es necesario contar con la cooperación del usuario y
persuadirlo con argumentos adecuados para que tome las medidas necesarias. Los archivos o
bibliotecas que poseen desde hace tiempo ese tipo de guías deben actualizarlas y publicarlas
de nuevo. Aunque en general sigan vigentes las normas de antes de la Segunda Guerra
Mundial, han variado las prioridades y el número de lectores ha aumentado en forma
espectacular. Además, es necesario ahora comunicar esas normas a públicos no habituados a
los archivos. Quienes se ocupan cotidianamente de los archivos tienden a suponer que esas
normas son conocidas. Pero se ha terminaco por comprender que es necesario recalcar
constantemente, tanto al público c o m o al personal, la importancia de la preservación.
4.5.1 Normas
Es evidente que toda institución tiene sus normas: los archivos no tienen por qué
avergonzarse de establecer normas y directrices claras, que deben estar bien a la vista de
m o d o que toda persona nueva, lector o miembro del personal, las conozca. Se las puede
formular de diversas maneras; pero un texto claro, enunciado en forma sencilla, tendrá los
mejores resultados directos. Pueden añadirse otras explicaciones o directrices en forma de
folleto explicativo. Algunos archivos imprimen las normas en papel de color, para que se las
distinga fácilmente; también se pueden escribir en caracteres destacados; cabe dejar un
ejemplar sobre cada mesa, de m o d o que los usuarios no dejen de verlas. También se pueden
exponer ejemplares ampliados en las paredes de la oficina y las salas de lectura. El personal
debe dirigirse a los lectores en forma amable, invitándolo a respetar las normas en vez de
establecer una atmósfera autoritaria.
A continuación presentamos una lista de las normas que deben respetar los lectores y
los empleados para lograr un buen funcionamiento de los archivos:
4.5.2 Explicaciones
uralO
de nuevo tal c o m o los encontró. Debe alentarse al lector a que pida ayuda cuando
la necesite, y procurarse que los envoltorios sean sencillos. E n algunos casos será
indispensable emplear cintas o embalajes sueltos, pero en otros, c o m o en el caso
de los mapas sujetos con una catirvana o enrollados dentro de un cilindro
protector, se puede optar por una envoltura integral que requiere una simple
atadura. Se debe sustituir las cintas que aseguran los lomos o las tapas sueltas de
los volúmenes, pero puede ser necesario que el personal explique al lector el
propósito de tales cintas. El documento debe almacenarse de nuevo con m u c h o
cuidado sin tratar de forzarlo para que penetre en un espacio exiguo. Los papeles
deben volver a colocarse en orden de m o d o que quepan perfectamente y
sustituirse cualquier soporte, c o m o las tapas. El embalaje es una medida de
preservación de los documentos y la participación de todos los usuarios redundará
en beneficio del conjunto del programa de preservación.
9. Utilice siempre u n lápiz. Esta recomendación vale para todas las tareas de
archivo cada vez que se trabaja con documentos. Se aplica pues cuando se
solicitan fotocopias y se toman notas de libros de referencia, y también cuando se
hacen transcripciones o se toman notas de documentos. Las estilográficas, los
bolígrafos o lapiceros de fibra y los rotuladores pueden producir manchas de tinta
y todos, en caso de producirse un derrame accidental, dejan marcas indelebles en
el papel. El lápiz es el único instrumento de escritura que ocasiona un daño
mínimo y su trazo puede borrarse con facilidad. Pero incluso en ese caso una
g o m a de borrar suave o tampón secador puede dejar también restos de partículas
en lasfibrasde papel.
10. N o haga marcas ni borre nada escrito en los documentos. El valor histórico o
jurídico del material de archivo puede correr peligro si se hacen marcas en el
papel o se borran partes de su escritura. Se trata de documentos históricos que
registran hechos contemporáneos y no deben despertar la más mínima sospecha
de falsificación. A ú n cuando un lector crea haber descubierto que falta una
palabra, no debe bajo ningún concepto añadirla; los lectores posteriores podrían
creerse capaces de idénticas deducciones o poseer otra información que invalidara
la suposición primera. Los documentos que estén sucios no deben limpiarse jamás
en la sala de lectura; para ello, se solicitará asistencia técnica al personal de los
servicios técnicos o de conservación capacitados para emplear materiales de
limpieza inocuos.
al dar vuelta a las páginas con los dedos pegajosos o cuando se dejan caer migas
sobre un documento. El personal debe poder acceder con más facilidad que los
lectores a los servicios de comida y bebida, y es importante que el café y la
comida del mediodía no se tomen en los despachos donde se trabaja con los
documentos. Las bebidas constituyen una amenaza particular ya que pueden
disolver algunas tintas modernas y dañar gravemente los pergaminos. Fumar
entraña al mismo tiempo un peligro de incendio y un riesgo para la salud y no
debe permitirse bajo ningún concepto en los archivos, excepto en determinadas
áreas situadas m u y lejos de los documentos. Las marcas de ceniza o la quemadura
de un cigarrillo en un documento tal vez indiquen los hábitos del autor, pero no
debe permitirse que otras personas las produzcan después. Por otro lado, existen
pruebas sobradas de los peligros en que incurre el fumador pasivo, de manera que
la opinión pública podría estar a favor de una prohibición absoluta de fumar tanto
en los archivos c o m o en las bibliotecas.
5. CAPACITACIÓN
L a capacitación en relación con un archivo al que no se supone que el lector vaya para
recibir una instrucción sino para hacer uso de los documentos presenta dificultades. E s
probable que la asistencia a los cursos en este tipo de especialización no sea numerosa, pero,
por los comentarios de los lectores, se sabe que el usuario se percata del m o d o c ó m o el
personal trata los documentos. D e manera que lo mejor es que cada uno proceda a explicar las
prácticas de manejo correcto cada vez que se le presente la oportunidad.
5.1.1 El lector
L a entrega de los documentos al lector debe efectuarse en una bandeja, dentro de una
caja, encapsulados en polietileno transparente o intercalados en un fascículo, explicándosele
al m i s m o tiempo que estos procedimientos sirven para proteger los documentos. Durante su
lectura el documento se dejará en la bandeja, si ésta tiene el tamaño adecuado, o se extraerá
del ambalaje con cuidado, colocándolo sobre la mesa aparte de los demás papeles.
Los trozos de tela o prendas se desenvuelven sobre una mesa grande, y lo m i s m o debe
hacerse con todos los objetos no planos, c o m o cofrecitos, cajas o guardasellos, materiales de
escritura o recordatorios que aparecen de vez en cuando entre los objetos archivados.
Figura 11
5.1.3 Vídeos
E n este contexto, los vídeos constituyen una ayuda didáctica m u y útil. H a n de ser
breves y evitarán presentar demasiada información. Los vídeos producidos en el
establecimiento m i s m o presentan la ventaja de exponer circunstancias especiales, mientras
que el enfoque de los vídeos comerciales es más profesional.
El manejo de los documentos debería ser una parte principal del programa de formación
de cualquier archivo. Deben impartirse conocimientos sobre ciertos aspectos esenciales a
todos los miembros del personal, pero el personal de los repositorios y el de reprografía
necesitan una capacitación adicional especial.
1. Asegúrese de que tiene las manos limpias cuando trabaje con originales.
3. Maneje los documentos lo menos posible. Los mayores daños causados a este tipo
de material se deben a negligencias del personal e inquieta pensar en la cantidad
de veces que se manipula un documento cada vez que alguien lo solicita. Habrá
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que prever una sala de depósito para uso del personal de manera que no sea
necesario devolver el material al depósito principal al término de cada jornada.
Deben evitarse los pedidos innecesarios; si fuera posible disponer de áreas
apropiadas para la consulta de los documentos en el mismo lugar, la manipulación
de los mismos sería menor. Deberá preverse una mesa especial para ios
documentos de manera que no haya que desplazarlos para dejar lugar para otras
cosas.
4. Maneje los documentos con cuidado. Ello puede parecer evidente, pero las
personas familiarizadas con los bordes lesionados o las encuademaciones que se
desintegran pueden terminar por mostrarse m á s descuidadas que otras. Los
documentos en legajos deben manipularse con mucho cuidado para evitar que se
rasgue el papel. Si están sujetos con anillos o argollas de metal o encuadernados,
habrá que asirlos por un ángulo y no acercar los dedos al margen izquierdo. Los
conservadores aconsejarán acerca del trato correcto de los documentos que se
están desintegrando.
6. N o coloque nada encima de los documentos que no sean pesas de retención, las
cuales no deben colocarse encima de los texos.
12. N o arrugue, pliegue ni doble los documentos. Habrá que volver a guardar los
originales en las cajas, y a reunirlos o atarlos. Cuando el material no sea el
apropiado, habrá que pedir asesoramiento al conservador o al personal del
repositorio.
13. El personal no trasladará más de dos cajas de tamaño estándar a la vez para evitar
que se caigan. Si fuera necesario trasladar un número mayor, las colocará en un
carrito evitando formar pilas de m á s de dos cajas.
15. El personal no debe trasladar m á s de tres tomos de tamaño estándar a la vez; para
cantidades mayores se servirá de un carrito para libros.
16. El libro que se desea retirar de su estante debe asirse por el lomo. Cuando sea
necesario trasladar muchos libros, deberán retirarse dos o tres al m i s m o tiempo y
colocarse en el carrito en el mismo orden.
17. Los carritos deben empujarse asegurándose de no golpearlos contra las paredes o
las estanterías.
3. Sarcar los mapas, planos y demás documentos de gran tamaño de sus gabinetes y
volver a colocarlos con sumo cuidado. Si en el interior del cajón hay alguna
solapa de retención, se procede a levantarla antes de intentar extraer o volver a
colocar la pieza.
5. Guardar los mapas, planos y documentos de gran tamaño en carpetas que sirvan
de apoyo y trasladarlos en un carrito para mapas.
6. Usar cajas especiales y forradas para los materiales frágiles, c o m o los negativos
fotográficos de vidrio o tejidos delicados.
7. Cuando haga falta trasladar a otro edificio cajones con gran número de tomos, por
ejemplo en camión, se colocarán en posición horizontal o con el lomo hacia abajo
a m o d o de soporte. Se debe evitar disponerlos con el lomo hacia arriba para
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9. Colocar con cuidado en los anaqueles los documentos destinados a los lectores.
Los documentos de distinto tipo y tamaño se depositarán unos juntos a otros
proveyéndose el soporte adecuado para las piezas sueltas.
10. Colocar sobre una mesa, y no en estantes, los mapas, planos o documentos
alisados de gran tamaño.
12. El embalaje de los documentos que han de trasladarse en furgones se hará con
gran cuidado, teniendo la precaución de asegurarlos con soportes. Se usarán
furgones especiales, de ser posible provistos de abrazaderas y casilleros para
documentos de tamaño corriente. N o se trasladará ningún documento que no lleve
una cubierta protectora; los documentos individuales irán en cajas, carpetas,
bolsas o carteras.
13. El uso de vagonetas con elevador de carga para trasladar documentos sobre
plataformas es adecuado para el transporte de grandes cantidades de un lugar a
otro, pero las sobrecargas y los dispositivos eléctricos entrañan riesgos para los
originales.
Fotocopias. Hasta la fecha no han aparecido sistemas bien adaptados a los archivos
para fotocopiar materiales. Existen varios buenos métodos, pero ninguno es enteramente
satisfactorio. Por lo tanto, son pocos los archivos que posean estas máquinas. E n realidad se
encuentran con m á s frecuencia en las bibliotecas, que las emplean para reproducir tomos de
tamaño corriente, más aptos para este tipo de máquinas. N o conviene reproducir documentos
originales en una máquina dotada de una platina móvil; estos aparatos están concebidos para
copiar documentos de oficina. E n la mayor parte de los archivos se emplean todavía
copiadoras de platina fija y se procura disminuir los daños que puede acarrear la necesidad de
volver el documento para reproducir su otra cara. A menudo este proceso se considera una
tarea mecánica que puede llevar a cabo personal sin la preparación suficiente. Sin embargo,
en este caso es vital conocer la técnica para el manejo correcto del documento.
Pese a la necesidad de trabajar con rapidez, conviene fotocopiar los documentos con
s u m o cuidado para evitar tener que repetir las copias; la primera copia del original deberá
almacenarse después de obtenida una segunda copia del mismo documento. Las copias
subsiguientes se obtendrán a partir de esta segunda generación, que es sustituible.
Habría que establecer principios normativos para determinar cuál es el material que se
puede copiar y atenerse a ellos. Por ejemplo, no se recomienda copiar:
El material que se desee copiar debe colocarse del revés sobre la platina; se volverá con
cuidado cada una de las hojas y, una vez lista la copia, se las colocará en una mesa situada
junto a la máquina. Es importante contar con un número suficiente de mesas en el sector
reprográfico.
Conviene asegurarse de que los volúmenes no contienen hojas sueltas que podrían
caerse al darles vuelta. L a platina debe tener el tamaño adecuado para abarcar bien dos
páginas. Cuando haya que reproducir páginas dobles, no conviene forzar el lomo del volumen
al abrirlo sobre la platina, pues ello podría dañarlo. L o mejor es sacar una copia de cada
página, sosteniendo la otra mitad del volumen con m u c h o cuidado.
conocimientos prácticos, pero, sobre todo, debe prestar atención a la técnica de dar vuelta a
las páginas. E s importante que el operador mantenga la platina de la máquina en una posición
que le resulte cómoda para manejar con facilidad el documento.
El equipo disponible en las salas de lectura (4.2) permitirá a los lectores el manejo
correcto de los documentos:
- soportes para los volúmenes (4.2.2), c o m o cojines, cuñas de espuma o cunas para los
tomos pesados, de gran tamaño o voluminosos;
- hojas transparentes (4.2.4) para calcar documentos sin ocasionar daños al original;
- luces ultravioleta (4.2.5) para realzar un texto desteñido o borrado y evitar los daños
ocasionados por el uso frecuente del documento;
Mobiliario de la sala de lectura (4.3): debe resultar apropiado para el uso frecuente y
correcto del material de archivo:
- mesas de trabajo (4.3.1) idóneas para trabajar con este tipo de documentos;
C o n destino a los lectores y a los miembros del personal deben prepararse guías para el
manejo correcto de los documentos:
- las explicaciones de esas normas (4.4.2) y la razón de ser de las mismas deben
constar por escrito en un folleto o m e m o r á n d u m de referencia que pueda consultarse
siempre que sea necesario;
- cada lector individual (5.1) - convendría distribuir a cada uno de los lectores las
instrucciones para el uso de las distintas clases de materiales y categorías de
archivos;
Capacitación del personal (5.2) - conocimientos fundamentales para todos los miembros
del personal y otros conocimientos complementarios para el personal de los repositorios y de
los servicios reprográficos:
7. CONCLUSIONES
7.3 Se trata de técnicas que los lectores o los miembros del personal pueden aprender.
7.6 Para los lectores y el personal será menor el tiempo de búsqueda de los
documentos.
Tal vez en esta lista se refleje el conflicto entre la preservación de los documentos y el
acceso a los mismos, pero no cabe duda de que elevar la categoría de los documentos
acarrearía un cambio de actitudes, lo cual podría traducirse en que el usuario se impacientara
y protestara menos cuando se produjeran demoras en la búsqueda del material solicitado. Los
archivos han aceptado las exigencias de los lectores durante tanto tiempo que resulta extraño
oponer alguna resistencia a este tipo de presiones. Es hora de establecer un equilibrio entre las
necesidades propias de este tipo de documentación, los recursos de la institución y las
necesidades de los lectores.
volúmenes guardados en los archivos. Los manuales de tipo general contienen otras
recomendaciones pero se incluyen en la lista a fin de ampliar las lecturas posibles.
British Standards Institution Recommendations for the storage and exhibition of archival
documents ( B S 5454,1989)
Greenfield, J. The care of fine books (Nick Lyons Books, Nueva York, 1988)
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