Vous êtes sur la page 1sur 2

Tin Tan antes de Tin Tan

Por Leticia Urbina Orduña

La historia cinematográfica de Tin Tan (Germán Genaro Cipriano Gómez Valdés Castillo,
1915-1973) ha sido más que estudiada. Hay libros, documentales y notas periodísticas
por doquier. Menos conocida es su trayectoria previa, como actor de teatro.

Hijo de un agente aduanal, nació en una vecindad de la calle de Hidalgo, por los rumbos
de la colonia Guerrero en la Ciudad de México. Sin embargo, el trabajo de su padre,
Rafael Gómez Valdés Angelini, hizo que la familia se mudara a la frontera norte, donde el
joven tendría un primer acercamiento con la cultura de los pachucos, estadounidenses
descendientes de mexicanos, en una época en que eran particularmente mal vistos en
ambos países.

Alarmado por el pachuquismo de Germán, su padre decidió ponerlo a trabajar. Le pidió a


Pedro Meneses Hoyos, el dueño de la estación de radio XEJ de Ciudad Juárez, que le
diera empleo. Se convirtió así en el chico de los recados y la limpieza.

La casualidad jugaría un papel importante en su vida. La primera ocurrió cuando se


descompuso un micrófono y el ingeniero de audio le pidió que hiciera pruebas en él
mientras trataba de arreglarlo. “Entonces empecé a cantar imitando a Agustín Lara. El
señor Meneses creyó que era un disco del gran jarocho y nada. Que era yo, haciendo mis
payasadas. Así empecé a pasar una serie radiofónica en la que imitaba al músico poeta”,
narró el propio Valdés.

Por el estilo de barba que gastaba, sus compañeros lo apodaron La Chiva. Don Pedro
Meneses recibió la visita de un empresario teatral ecuatoriano, Jorge Maulmer, y su medio
hermano, el ventrílocuo Paco Miller (cuyo nombre real era Edmundo Hernández Gijón).
Iban a pedirle que les recomendara a alguien pues acaban de estar en el Teatro Colón de
El Paso, Texas, y uno de sus cómicos apodado Don Nato fue aprehendido por portación
de marihuana.

Ésa fue la segunda casualidad. Meneses le habló de Germán Valdés, conductor del
programa El barco de la ilusión, que le había convertido ya en una voz conocida en
Ciudad Juárez. “Cuando te canses, regresas” le dijo Meneses luego de aleccionarlo sobre
lo que implicaba trabajar con profesionales que no le permitirían “los abusos que te
permito yo”. No volvería a tomar los micrófonos de la XEJ. Corría el año de 1938.

En la caravana de Maulmer y Miller, Valdés conoció a la actriz Mercedes Barba –luego


una de las importantes rumberas del cine de oro nacional- y a un actor con cierta
trayectoria y diversas habilidades: Marcelo Chávez. El personaje con el que Valdés inició
su carrera teatral se llamaba Topillo Tapas y pronto hizo mancuerna con quien sería su
carnal Marcelo, que más que un patiño era un traductor del spanglish al castellano para
sus espectadores. La relación duraría décadas. “Jamás hubo pleitos ni separaciones” dijo
el pachuco de oro años después.

La gira de la caravana se alargó: Los Ángeles, San Francisco, Mexicali, Tijuana, Sonora,
Sinaloa, Aguascalientes, Jalisco… Los empresarios decidieron cambiar el nombre artístico
de Valdés pues había una pareja llamada Planillas y Topillos que imitaba a Abbott y
Costello. Reciclaron el nombre de un cómico ecuatoriano, “El niño de tintan”, para dejarlo
sólo como Tin Tan. Valdés no estaba muy a gusto con el nombre pero se disciplinó y con
él apareció en el Teatro Alameda.

El éxito de la caravana hizo que Maulmer se adelantara a la Ciudad de México para


promover el estreno de su espectáculo el 5 de noviembre de 1943 en el Gran Teatro
Esperanza Iris, según una nota de espectáculos de Excélsior, fechada el 1º. De
noviembre, en la que se consignan el precio de la entrada –cuatro pesos- y los nombres
de los artistas: Agustín Lara, Tata Nacho, Miguelito Valdés, La Panchita, Mercedes
Caraza, María Victoria y Los Calaveras, además de “Tin Tan, el cómico que no se parece
a nadie: nuevo as del teatro en México”.

Pronto habría reacciones a su personaje. Cantinflas se negó a alternar con él y Palillo lo


acusó de destrozar el idioma pero el público se reía a carcajadas con las apariciones de
Tin Tan. René Cardona lo invitó a trabajar en la película Hotel de Verano y el resto es bien
conocido: 106 películas en las que a diferencia de sus detractores no sólo actuaba,
cantaba, bailaba, tocaba instrumentos, hacía imitaciones.

El crítico de cine Rafael Aviña lo resumió así: Tin Tan representaba simultáneamente la
modernidad y el malinchismo. La gente lo consideraba extravagante y les encantaba.

Vous aimerez peut-être aussi