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Sra.

Directora:

La seguridad del paciente se considera una prioridad en la asistencia sanitaria,


actividad cada vez más compleja, que entraña riesgos potenciales y en la que no existe
un sistema capaz de garantizar la ausencia de efectos adversos, ya que se trata de una
actividad en la que se combinan factores inherentes al sistema con actuaciones
humanas.

La gestión de riesgos es una metodología que se utiliza cada vez más en los servicios
sanitarios. Sus principales objetivos son, incrementar la calidad de la asistencia,
mejorar la seguridad de los pacientes y de los profesionales sanitarios que la reciben y
la llevan a cabo y disminuir los costes evitables.

La preocupación por la calidad de la asistencia, por la seguridad de los pacientes y por


la confidencialidad de la información clínica es general en los sistemas sanitarios y se
recoge en diferentes normas legales y reglamentarias, con independencia de su modo
organizativo y financiero.

En todo el mundo occidental y también en nuestro país, las reclamaciones y demandas


por una posible deficiencia asistencial sanitaria, muestran un incremento discreto, pero
constante. La gestión de riesgos sanitarios, es una de las vías que se están poniendo
en práctica con el fin de moderar la siniestralidad y su coste en el sector sanitario.

La gestión de riesgos clínicos se basa en la identificación, el análisis y la corrección de


las causas que originan daño secundario al paciente tras el tratamiento médico o la
administración de cuidados. Es imposible evitar completamente el daño al paciente,
toda acción humana conlleva un margen de error; sin embargo es posible identificar,
estudiar, controlar y minimizar ese daño; en definitiva, gestionar el riesgo que
pueda sufrir el paciente.

La Consejería de Sanidad y Consumo ha creado el observatorio de Riesgos Sanitarios


de la Comunidad de Madrid, orientada a incrementar la calidad de la asistencia y la
seguridad de los profesionales y pacientes en el entorno sanitario.

No se nos escapa, que en el mundo de la Nefrología, la tecnología avanza cada vez


más deprisa, y los profesionales que nos dedicamos a ella, sabemos que la seguridad
de los equipos cada vez es mayor, los tratamientos más complejos, que el perfil del
paciente ha cambiado, demanda información sobre su tratamiento, efectos y quiere ser
participe en todo momento de lo que le acontece, nosotros sabemos que también
tenemos que darle esa información, (Ley de Autonomía del paciente, derechos y
deberes) y que la Comunicación, algo tan simple y complicado a la vez, va tomando
más y mayor importancia.

Hay que recordar que los problemas de seguridad se producen como consecuencia de
múltiples causas, no solo el fallo humano es la principal explicación. Los expertos
proponen un enfoque sistémico, recordando que la aparición de los mismos depende,
en gran medida, de múltiples factores contribuyentes relacionados con el sistema. Es
frecuente encontrar después del análisis en profundidad de un problema de seguridad,
causas relacionadas con la comunicación, la ergonomía, la fatiga, la dotación del
personal, la supervisión o la formación inadecuadas.
Por tanto, muchos de los eventos adversos se deben a situaciones latentes del propio
sistema y no a negligencias o imprudencias del personal.

Son muchas las líneas de actuación que deben de ponerse en marcha para la mejora
de la seguridad de los pacientes y alcanzar algunos de los objetivos formulados.
Algunas de las recomendaciones siguientes se desprenden del análisis de los informes
internacionales:

• Establecer un enfoque consistente para conseguir liderazgo, investigación,


herramientas y protocolos para potenciar el conocimiento sobre la seguridad de los
pacientes.
• Identificar los problemas de seguridad y aprender de ellos mediante sistemas de
registro y notificación de carácter obligatorio o voluntario.
• Formular estándares de mejora de la seguridad por parte de gobiernos, sociedades
científicas y profesionales.
• Implementar prácticas seguras en los niveles de la prestación asistencial.

El profesional sanitario es el ejecutor de la acción asistencial, controlador de los


procesos y responsable de los resultados, y es evidente que su responsabilidad, la
buena práctica (formación, experiencia y trabajo en equipo) y las herramientas de
gestión clínica son los factores que más pueden influir en la minorización del riesgo.

No se nos puede olvidar, que el usuario no recibe toda la información sobre el proceso,
SU PROCESO, además las expectativas de los pacientes cambian y el profesional no lo
sabe ¿conocemos las verdaderas necesidades de los pacientes?, ¿sabemos expresarles
el contenido de nuestro trabajo?

La mejora de la comunicación es reto actual, para muchos de los que nos dedicamos a
la gestión sanitaria, mejorar la comunicación interna en todos los niveles, de forma
bidireccional, facilitando la disponibilidad de los recursos posibles, favorece la
disminución de fallos o su detección precoz.

Desde nuestra Sociedad, debemos impulsar y difundir la cultura de la gestión del


riesgo, avanzando, no solo en tecnología, también en formación, en diferentes temas,
necesarios para alcanzar la excelencia de la que goza la Enfermería Nefrológica.

http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1139-13752007000100007

La gestión de la seguridad del paciente


Blog > Formación enfermería > La gestión de la seguridad del paciente

La gestión del riesgo es una parte muy relevante de la seguridad del paciente,
desarrollándose en formato de ciclo tanto de manera proactiva como reactiva.
Todos los elementos de la acción sanitaria están vinculados con algún riesgo para el
paciente. De hecho, nos podemos preguntar ¿qué factores contribuyen a que los
profesionales sanitarios asumamos riesgos? o ¿qué riesgos consideramos inasumibles? o ¿si
se cumplen las “normas o los “protocolos”? En ocasiones anteriores hemos tratado la
justificación de la cultura de seguridad del enfermo. En este artículo hablaremos de la
gestión de la seguridad del paciente.

La gestión de la seguridad del paciente


El manejo eficiente del riesgo implica a todos los niveles asistenciales y todos los
profesionales deben entender la gestión del riesgo y su relevancia para su propio lugar de
trabajo. Todos los implicados en la atención sanitaria tienen la responsabilidad de tomar
medidas correctas siempre que ven una situación o entorno inseguro. Y en este sentido, es
tan importante notificar que un suelo está húmedo y resbaladizo, como asegurarse de que la
medicación que recibe un paciente es la correcta.

Los profesionales y los gestores sanitarios deben hacer una adecuada gestión de los riesgos.
Esta actitud debe ir orientada al uso de metodologías que permitan identificar los problemas
y las causas que los originan. La finalidad debe de ser desarrollar estrategias que los
prevengan y reduzcan su repetición.

El éxito de un programa de gestión de riesgos depende de la creación y el mantenimiento de


sistemas de atención seguros diseñados para reducir los efectos adversos y mejorar el
desempeño humano.

La gestión eficaz de los riesgos implica una combinación entre la prevención de riesgos
potenciales (actuación proactiva) y el aprendizaje de las cosas que han fallado (reactiva).

¿Qué es la gestión de riesgos? Se define el riesgo como la probabilidad de que se produzca


un incidente. Definiremos la gestión de riesgos en los servicios sanitarios, como el conjunto
de actividades destinadas a identificar, evaluar y reducir o eliminar el riesgo de que se
produzca un EA, que afecte a:

 Personas: pacientes, personal sanitario, directivos y demás trabajadores.


 Instalaciones: edificios, equipos y dispositivos médicos, mobiliario, medio ambiente, etc.
 Recursos económicos: Inversiones, fondos de crecimiento y desarrollo, recursos de
investigación, etc.
 Prestigio y renombre de la institución y sus profesionales: satisfacción del personal,
reputación, propiedad intelectual, relevancia, atracción de clientes, etc.

La gestión del riesgo asistencial combina tres tipos de riesgos


interdependientes:

 El riesgo del propio paciente, relacionado con el proceso que padece y que a su vez puede
estar condicionado por factores como la edad, la comorbilidad, el nivel educativo u otros
factores.
 El riesgo relacionado con las decisiones sanitarias sobre las estrategias preventivas,
diagnósticas y terapéuticas.
 El riesgo ocasionado por los cuidados recibidos.

Los riesgos no se deben gestionar de forma descoordinada y sin disponer de la información


precisa para ello.

La gestión del riesgo se desarrolla en formato de ciclo, que tiene como fases:

1. Análisis de situación y contexto.


2. Identificación de riesgos.
3. Análisis y evaluación de los riesgos.
4. Planificación de respuestas.
5. Despliegue de la gestión de riesgos.
6. Implementación y seguimiento.

En próximos posts trataremos cada una de estas fases.

https://www.salusplay.com/blog/gestion-seguridad-paciente/

La enfermería y la atención primaria.


27 de Maig de 2015 Roger Bernat Landoni

LA ENFERMERIA EN ATENCIÓN PRIMARIA.

ANÁLISIS DE LA SITUACIÓN Y PROPUESTAS DE MEJORA

La enfermería es una de las profesiones más importantes de la atención a la salud, estando


especializada en el ámbito de los cuidados orientados a la promoción, mantenimiento y
recuperación de la salud.

La nueva Enfermería Familiar y Comunitaria responde a un modelo orientado a la


racionalidad, la eficiencia y la equidad

Los avances sanitarios han generado una gran diversidad en los conocimientos técnicos y
en las funciones de los profesionales sanitarios, que exigen un abordaje multidisciplinar e
integral de la salud. Por otro lado los cambios demográficos, sociales y económicos han
determinado importantes cambios en los problemas de salud como el estrés; alteraciones
nutricionales; enfermedades crónicas y degenerativas relacionadas con la edad avanzada
que exigen atención sanitaria y cuidados continuados; nuevas epidemias como el VIH y
otros procesos infecciosos relacionados como las hepatopatías, las ETS o la tuberculosis;
accidentes de tráfico y sus secuelas; maltrato familiar; crecimiento de la pobreza y el
desarraigo por la crisis y los recortes del estado del bienestar; o la marginación de la
población inmigrante.

En este contexto la Enfermería, además de aplicar de forma integral un conjunto de


cuidados al individuo, la familia y la comunidad en el proceso salud-enfermedad, debe
contribuir a que adquieran habilidades, hábitos y conductas que fomenten su autocuidado
en el marco de una atención primaria integral y comunitaria que incluye la promoción,
protección, recuperación y rehabilitación de la salud, y la prevención de la enfermedad.

Se ocupa de los individuos, grupos familiares y de los diferentes grupos sociales, en los
centros de salud, en los domicilios de los pacientes, en la comunidad y en las urgencias.
Para poder abordar con racionalidad y eficacia los problemas de salud es fundamental
estudiarlos en el medio en que se ha desarrollado y analizar su evolución en el tiempo. Ello
exige conocer el entorno de las personas y relacionarlo con los comportamientos
saludables o de riesgo, los hábitos alimenticios, las condiciones higiénicas que le rodean,
la actividad y el ejercicio que realiza la población, los patrones culturales, los hábitos y
condiciones sociales, y el entorno profesional, escolar y familiar. El crecimiento de las
enfermedades crónicas y los recortes a la Ley de Dependencia obliga a muchas familias a
desempeñar una actividad cuidadora, que precisa de apoyo educacional y asesoramiento
sanitario por personal profesional adecuadamente formado y cercano al entorno familiar y
comunitario como el que brinda la enfermería de Atención Primaria. También es relevante
la labor de la enfermería en la promoción de la salud en los centros educativos.

Es un modelo que las administraciones sanitarias tienen poco interés en desarrollar

A pesar del tiempo transcurrido desde el inicio de la reforma del nivel primario, las
actuaciones de promoción de la salud, prevención de la enfermedad y participación de la
comunidad, continúan sin desarrollarse plenamente. Los servicios de atención primaria
continúan orientados a la enfermedad en lugar de la salud.

Un Sistema Sanitario orientado a la Atención Primaria es menos costoso y más eficiente


que el basado en el hospital y la actividad curativa, ya que permite identificar la necesidad
de atención de cada paciente, en qué nivel debe ser atendido y por qué profesional, evitando
así un derroche irracional de los recursos humanos. Los cuidados de la enfermeria
comunitaria no requieren de pruebas costosas para llegar al diagnóstico de enfermería, ni de
terapias caras para resolver los problemas.

Entre los valores de la Atención Primaria están la continuidad y longitudinalidad de la


atención, su papel de filtro y de derivación de pacientes ala resto de niveles asistenciales.
En este modelo la enfermería debe desempeñar un importante papel facilitando el acceso a
los servicios (puerta de entrada y distribuidora de la atención) a grupos de población con
más necesidad de atención como enfermos crónicos, personas mayores, marginados
sociales, mujeres o niños.

Pese a los planteamientos recogidos por la Ley General de Sanidad y el Modelo de


Atención Primaria las actuaciones de promoción de la salud son aún los menos
desarrollados en los Centros de Atención Primaria y son poco apoyados por las
Administraciones Sanitarias Autonómicas y los Ayuntamientos instituciones colaboradoras
por sus competencias relacionadas con el medio ambiente y la atención a colectivos
necesitados de atención y apoyo. La enfermeria comunitaria debe desarrollar actuaciones de
intervención comunitaria y participativa dirigida a grupos con características, necesidades o
intereses comunes, orientadas a promover la salud, incrementar la calidad de vida y el
bienestar social, y a potenciar la capacitación de las personas y grupos para abordar sus
problemas y necesidades de salud. Para mejorar la salud de la población y crear entornos
saludables se precisa la cooperación, participación y articulación de los servicios sanitarios
y sociales con las instituciones, asociaciones, grupos y ciudadanos en general generando
alianzas y sinergias intersectoriales a favor de la salud.

Papel de la Enfermería de Familia y Comunitaria

El rol de la Enfermería de Atención Primaria y Comunitaria debe reorientarse a capacitar a


las personas, familias y comunidades para cuidarse de sí mismas (priorizando la promoción
de salud y la prevención de la enfermedad), trasformando la dependencia en autocuidado.
Esto implica cambiar el actual modelo de enfermería asistencial que ofrece, casi en
exclusiva, una atención directa a personas enfermas.

El modelo de Atención Primaria amplió las competencias de las enfermeras que pasaron de
realizar casi en exclusiva funciones técnicas y burocráticas a trabajar con programas y
protocolos donde han alcanzado un mayor protagonismo profesional: promoción, educación
para la salud, o atención domiciliaria.

Para que la Enfermería sea una pieza clave en la Atención Primaria, debería:

– Fundamentar sus actuaciones en las necesidades y problemas de salud prioritarios de


la población, elaborados de manera participativa.

– Garantizar el carácter integral e integrador de la atención y de los cuidados de salud.

– Utilizar la educación sanitaria como un instrumento de su trabajo con la población,


las familias y los individuos.

– Trabajar con y para la comunidad promoviendo la participación comunitaria.

– Abordar los problemas y necesidades de salud desde la multi-causalidad e


interdisciplinariedad.
– Evaluar el impacto de sus actuaciones sobre la salud de la población.

Un sistema orientado a la salud en lugar de a la enfermedad, debe potenciar el autocuidado


personal y responsabilizar a la población de promover su salud personal y de su comunidad.
El grupo profesional más capacitado para hacer esto posible, por formación y
competencias, es la Enfermería Familiar y Comunitaria

Sin embargo la escasez de profesionales de enfermería en el sistema, la política de


recortes de personal, el desempleo y la emigración, impiden el desarrollo de la
Enfermería Familiar y Comunitaria, marginan al colectivo y atentan contra la
calidad de la atención y los cuidados a los enfermos.

España uno de los países de la Unión Europea con una ratio más baja de enfermeras por
habitante. En el año 2014, había alrededor de 230.000 profesionales de enfermería, lo que
supone una tasa de 506 por 100.000 habitantes un 36% inferior a la media europea de 797
por 100.000 habitantes. La diferencia es mucho mayor con respecto a países avanzados
como Finlandia (2.365), Países Bajos (1.339), Alemania (1.115) o Reino Unido (988).
España ocupa el vigésimo lugar, por detrás de Estados como Portugal, Polonia, Rumanía,
Croacia, Estonia, Hungría, Malta, Lituania, Eslovenia o República Checa. Para alcanzar la
media europea se necesitarían entre 108.000 y 136.000 enfermeros/as más, lo que
supondría incrementar en un 55% el número actual.

Pese a ello desde el año 2010 han emigrado miles de enfermeras/os a otros países en busca
del trabajo que no encuentran en España. Casi 5.000 profesionales de enfermería, que han
marchado a países como el Reino Unido, Alemania o Francia. En 2011 emigraron 914,
1.134 en el año 2012, 1.008 en el 2013, y 1.108 en el 2014.

Esta pérdida de personal de enfermería es el resultado del aumento del paro en el sector que
se incrementó en un 400% en los últimos años, alcanzado los 22.000 profesionales este año.
Si no hay un cambio en la política de recortes de personal el paro podría alcanzar los
75.000 profesionales en los próximos cinco años.

La hegemonía del modelo medicalizado – curativo y las desigualdades de recursos


marginan a la enfermería y deterioran la calidad de los cuidados de salud
% de medicos sobre el % de enfermeria sobre el
Numero de enfermeras por
total de profesionales total de profesionales
mil habitantes
sanitarios sanitarios

España 42,9 57,1 4,9

Unión Europea 30,8 69,2 8,7

Diferencias + 28,20% -21,90% -43,70%

Fuentes: INE y OCDE

España tiene un 28,2% más de medicos y un 22% menos personal de enfermería que la
media de los países de la UE, lo que se traduce en un 43% menos personal de enfermeria
por habitante. Estas enormes diferencias se explican por la persistencia de la hegemonía del
modelo medicalizado y curativo dentro del sistema (pese a lo que establece la Ley General
de Sanidad) en detrimento de la promoción de salud y los cuidados a los enfermos crónicos
o con discapacidad propios de un modelo basado en la Atención Primaria.

La presión de la parte más conservadora y corporativa del colectivo médico (representado


por la Organización Médica Colegial) a la prescripción de enfermería está generando un
retraso injustificado en el desarrollo de la misma (existe un mandato de la administración
para ponerla en marcha en un año y a pesar de haber pasado cuatro aún está pendiente de
formalizar. La prescripción enfermera se ha convertido en una razón de Estado para la
OMC que considera que no deben ser utilizada por enfermeras/os sin la autorización y
supervisión de un facultativo. Esta situación genera ineficiencia al sistema e inseguridad
para la enfermería (una enfermera fue condenada a dos años de inhabilitación por prescribir
paracetamol, medicamento que no requiere receta médica).

Existen grandes diferencias en la proporción de enfermeras por habitante entre


Comunidades Autónomas, que alcanzan el 54% entre la que más tiene que es Navarra y la
que menos que es Andalucía.

Profesionales de
Enfermería por 100.000
habitantes

Navarra 831

Pais Vasco 704

Castilla y León 645


La Rioja 617

Aragón 614

Madrid 602

Cantabria 590

Cataluña 574

Galicia 506

Baleares 481

C. Valenciana 481

Canarias 446

Murcia 378

Andalucía 375

Esta situación genera una gran desigualdad en la composición y presencia de la enfermería


en los Equipos de Atención; obliga al colectivo con plaza a realizar a un sobreesfuerzo
importante para mantener las prestaciones, especialmente en los que trabajan en la
Atención Primaria; y repercute negativamente sobre la equidad en el acceso a los cuidados
de la población, la calidad de la atención y los derechos laborales del colectivo. Si no hay
cambio en las políticas de personal del Gobierno y de las Comunidades Autónomas es
previsible un agravamiento del problema en el futuro dado que el progresivo
envejecimiento de la población acentuará la necesidad de atención y de cuidados
domiciliarios a personas mayores con discapacidad.

La escasez de enfermeras/os en el sistema de salud, la precariedad laboral que soportan, la


sobrecarga asistencial y las condiciones actuales de trabajo, obligan a la enfermería a
trabajar en Atención Primaria con contratos de días y horas, saltando de centro e centro, en
unas condiciones que atentan contra su dignidad profesional, el esfuerzo formativo
realizado y la calidad de las prestaciones. La atención programada a enfermos crónicos, las
visitas a domicilio y las acciones preventivas y de educación para la salud son las más
afectadas por la disminución de profesionales.

Deficiencias en la organización y gestión de los centros condiciona y limita el papel de


la enfermería en AP
Uno de los problemas que afectan a la enfermeria es las deficiencias en el trabajo en equipo
multidisciplinario. Con respecto al microequipo (médico y enfermera) depende de factores
personales, se realizan pocas reuniones, la comunicación suele ser informal y rápida. Los
registros son inadecuados, teniendo más en cuenta la cantidad que la calidad, no reflejan la
actividad real, y no todos registran siguiendo los mismos criterios dada la diferencia entre
los registros médicos y de enfermería.

Los profesionales sanitarios han sido apartados de la gestión de los recursos que manejan.
Se ha impuesto un gerencialismo donde la visión de la gestión clínica ha ido perdiendo
peso frente a criterios economicistas de las administraciones. Las estructuras de gestión han
ido aumentando progresivamente en detrimento de la autonomía de los profesionales sin
que los resultados de salud hayan mejorado, lo que ha contribuido a generar un clima de
desánimo y la desmotivación entre todos los estamentos de la AP.

La creación de los Equipos de AP mejoro y potenció a la enfermeria al crear las consulta de


enfermeria e incorporar al colectivo a los programas de salud. Sin embargo surgieron los
problemas por una escasa definición de los roles dentro de los equipos, la oposición de
algunos medicos a que la enfermeria ganara autonomía (exigiendo la presencia de la
enfermeria como auxiliar en las consultas médicas), la falta de una experiencia en trabajo
en equipo, y las deficiencias en el desarrollo de algunos programas. Esta situación ha
generado enfrentamientos en los equipos y limitado el desarrollo de la enfermeria de
AP. La autonomía de la enfermería está aún muy condicionada por la dependencia de las
órdenes médicas en el desarrollo de programas y protocolos, por la reticencia de algunos
médicos a ceder funciones y de la enfermeria a asumirlas

Parece por tanto necesario revisar qué hacer, quién y cómo hacerlo y evaluar los errores y
los aciertos en base a los resultados alcanzados, para poder definir los roles y redistribuir
las cargas de trabajo en los equipos. La enfermeria debería reforzar su papel en la gestión
de las enfermedades crónicas y asumir un mayor protagonismo en la atención a los
procesos agudos de menor complejidad, delegando en el personal auxiliar y administrativo
la responsabilidad de gestionar la burocracia asociada a la práctica asistencial que ahora
realiza la enfermeria.

No existe una oferta propia y global de cuidados de enfermería, ésta depende de cada
profesional y de cada centro. La falta de desarrollo de la especialidad de enfermería de
salud familiar y comunitaria ha contribuido a la indefinición del rol profesional y ha
dificultado la oferta de servicios específicos.

Para corregir esta situación y garantizar una Atención Primaria eficiente y eficaz es
necesario incrementar la autonomía de gestión, motivar a los profesionales (con indicadores
que reflejen la calidad más que la cantidad de los servicios), definir con claridad las carteras
de servicios y redistribuir el las responsabilidades y el trabajo en función del perfil de cada
profesional.
Aunque la reformas de la AP han supuesto mejoras para las enfermeras, quedan
muchos temas por resolver:

– Ausencia de definición de una cartera de servicios propia de enfermería, a pesar de su


claro protagonismo en atención domiciliaria y educación para la salud.

– Revisar, en términos de resultados, los programas de salud existentes. Los programas


y protocolos aumentan sin tener en cuenta la dotación de personal, la formación de los
profesionales, ni haber hecho estudios de las necesidades de la población.

– Ajustar las plantillas al incremento poblacional. Aumenta la población pero no las


plantillas, la población no está bien asignada, no se tienen en cuenta a los transeúntes, a los
inmigrantes, al crecimiento demográfico, o la necesidad de atender a los adolescentes y a
las familias desestructuradas.

– Resolver las deficiencias en la comunicación interna entre los integrantes de los


equipos: El escaso contacto y trabajo en común o el aislamiento de cada uno en su
consulta, provoca desconocimiento del trabajo del otro y desconfianza. No está resuelto el
problema de la comunicación interna relacionada con la ausencia de tradición y experiencia
de trabajo en equipo, los problemas para hacer coincidir los horarios para las sesiones, o la
escasez de espacios físicos y de tiempo. Otros factores que dificultan la comunicación son
la diversidad en el origen y formación de las enfermeras (muchas trabajan en AP tras años
en hospitales), y el escaso interés de los médicos de entender el trabajo específico de las
enfermeras.

– Desconocimiento de la oferta de los servicios de enfermería consecuencia de los


problemas de definición del papel de la enfermera y la mala difusión del trabajo de sus
actividades (ni la población ni el resto del equipo conocen bien cuál es su función
específica). Las iniciativas de darse a conocer se han visto coartadas en muchas ocasiones
por la administración o por los propios compañeros, que temen incrementar más
demanda. Las más conocidas son las actividades en los programas de promoción y
educación para la salud. La atención domiciliaria es uno de los grandes logros del
desarrollo de la enfermería, bien recibida por usuarios y familiares y que permite realizar
educación para la salud (existen dificultades para llevarlo a cabo por la escasez de servicios
socio-sanitarios).

– Necesidad de ampliar la formación pregrado en algunos contenidos (educación para


la salud) y habilidades (trabajo en equipo). Existe grandes diferencias en la orientación de
las Escuelas Universitarias de Enfermería (que en muchos casos ignoran el modelo
comunitario) lo que determina las actitudes de los/as nuevos/as profesionales.

– Desarrollar la formación postgrado y la provisión de puestos de trabajo

El sistema retributivo de las enfermeras es poco incentivador al ser el resultado de la suma


de las tarjetas sanitarias individuales asignadas a todo el equipo dividido por el número
total de enfermeras lo que ha conducido a una retribución uniforme sea cual sea la carga
laboral.
La mejora de la situación de la enfermeria no pasa por la privatización de los centros
de Atención Primaria

Las Entidades de Base Asociativa (EBAs) son sociedades con ánimo de lucro con
capacidad de endeudamiento y entidad jurídica propia (sociedades limitadas, anónimas,
laborales, o cooperativas), actúan de acuerdo al ordenamiento jurídico privado y al derecho
mercantil y civil, fueron creadas en Cataluña a partir de 1996. Basan su estrategia de
negocio en el ahorro asociado a la sustitución y reducción de los recursos de enfermeria.
Por un lado reducen las cargas de trabajo de los facultativos traspasando pacientes a la
enfermería (que atiende, selecciona y prescribe medicamentos sin cobertura legal
suficiente), y por otro lado en estos centros la enfermería tiene asignado el doble de
población que en los Centros públicos de Atención Primaria del Instituto Catalán de la
Salud (ICS) con 2.903 habitantes por profesional de enfermería en las EBAs, frente a 1.549
en los públicos

Aunque la Unión Europea y la OMS, plantean la necesidad prioritaria de formar


enfermeros especialistas en atención comunitaria, el desarrollo de la Especialidad de
Enfermeria Familiar y Comunitaria ha sufrido un bloqueo institucional en nuestro
país

La creación de la Especialidad en Enfermería de Salud Comunitaria supuso grandes


avances para el Sistema Sanitario y la sociedad, al plantear la necesidad de abordar de
manera sistemática, integral y holista los determinantes de la salud y del bienestar.

El Real Decreto 450/2005 de 22 de abril, reguló la obtención del título de Enfermero


Especialista y estableció un catálogo de Especialidades de Enfermería: Obstétrico-
ginecológica, Salud Mental, Trabajo, Geriátrica, Pediátrica, Familiar y Comunitaria y
Médico-quirúrgica. Su desarrollo ha sufrido un retraso injustificable de 20 años a pesar de
la necesidad de cumplir con la Directiva 2013/55/UE de la Unión Europea sobre la
cualificación profesional necesaria para su libre circulación por los países de la Unión.

Estas especialidades han sido excluidas del Proyecto de Real Decreto del Ministerio que
regula la Troncalidad y las Áreas de Capacitación de la Formación Sanitaria Especializada
en Ciencias de la Salud, olvido que pone de manifiesto la política obstruccionista del
Ministerio de Sanidad para frenar el desarrollo de las especialidades de enfermería. Aunque
todas las comunidades asumieron el compromiso de dotar plazas de especialistas de
enfermeria, no lo hicieron para la provisión de las plantillas ni para las relaciones de
puestos de trabajo.

Aunque seis especialidades de enfermeria tienen establecidos sus programas de formación


y aprobadas las plazas de Enfermeria Interna y Residente (EIR), tan sólo la enfermería
obstétrico-ginecológica (matronas), tiene reconocida la categoría laboral en el sistema. Por
ahora únicamente la Comunidad Valenciana ha incluido la categoría de Enfermero
Especialista en Familiar y Comunitaria en el sistema.
El examen EIR se convoca de forma anual en todo el territorio del Estado, sirve para
adquirir una formación específica reconocida mediante el título de Enfermera/o
Especialista. La formación EIR se realiza por el sistema de residencia en Unidades
Docentes acreditadas para la formación especializada y mediante un modelo formativo de
autoaprendizaje tutorizado de acuerdo a un programa formativo que define los
conocimientos, técnicas, habilidades y actitudes propios de la especialidad, con una
progresiva asunción de responsabilidades por el residente. El título de especialista tiene
carácter oficial y validez en todo el territorio del Estado y es necesario para ocupar puestos
de trabajo con tal denominación en centros y establecimientos públicos y privados. El total
de plazas ofertadas este año para enfermería fue de 959 de las que 267 (el 27,8%) son de
Enfermería Familiar y Comunitaria

En la Especialidad de Enfermera Familiar y Comunitaria está pendiente la celebración de


las pruebas (por la vía transitoria) para el acceso al título de especialista. A pesar de estar
convocadas las plazas EIR y de tener pendiente el examen de acceso por la vía
excepcional, se ha retrasado en siete años la creación de las plazas de EFyC (Mayo del
2021). Resulta intolerable este nuevo retraso en un proceso que comenzó hace 37 años (en
1987 con el Real Decreto de Especialidades), sustituido posteriormente por otro RD en el
2005 y que ha tardado 20 años en ser desarrollado..

Formación continuada

La formación de las enfermeras de atención primaria es escasa y dispar por falta de apoyo
institucional. Por ello la formación depende en gran medida de la iniciativa individual. Los
cursos se realizan en tiempo libre y con los recortes presupuestarios están generando
dificultades para contratar sustitutos, lo que ha supuesto que se formaran las personas con
más inquietudes y disponibilidad. Es necesaria una formación continuada generalizada
sobre temas priorizados de la Atención Primaria y la enfermeria familiar y comunitaria
como la gestión de cuidados, en horario laboral habitual, personalizando e individualizando
el acceso a la misma (duración y contenidos), con recursos suficientes, que no supongan
una carga de trabajo adicional para el resto del equipo.

Investigación:

Aunque ha habido avances está poco desarrollada. El número de enfermeras/os que


participan en proyectos de investigación o que lideran proyectos de investigación sigue
siendo pequeño.

Entre las barreras a la investigacion en EFvyC estarian la falta de recursos, la presión


asistencuial, la escasez de medios como permisos o becas, la escasa formación científica en
los estudos de pregrado, la resistencia al cambio, la falta de interés de las administraciones
y de la ausencia de reconocimiento profesional

La función de investigación debería ir dirigida a conocer la situación de salud de la


comunidad, sus necesidades, estilos de vida, problemas de salud prioritarios, resultados de
la educación de salud y de la atención a la dependencia, así como a evaluar los resultados
de las intervenciones enfermeras.

PROPUESTAS

1.- Mantener y potenciar el modelo de Equipos de Atención Primaria de gestión pública,


para hacer frente a los intentos de privatización como las EBAs o los Medicos Gestores de
Presupuestos (fundholders) en la que médicos de familia gestionen presupuestos para
comprar servicios y contratar trabajadores sanitarios.

2.- Incrementar las plazas de enfermeria en AP hasta equiparar las tasas a la media de los
países de la Unión Europea

3.- Acabar con los recortes de personal de enfermeria de AP mediante la amortización de


las jubilaciones

4.- Generalizar a todas las CCAA la inclusión de la categoría de Enfermero Especialista en


Familiar y Comunitaria en el sistema

5.- Crear y convocar plazas específicas de Enfermería Familiar y Comunitaria,


con reconocimiento de la especialización. Convocatorias anuales de plazas con OPES con
periodicidad anual.

6.- Definir los roles y funciones de la enfermeria en los equipos de Atención Primaria

7.- Desarrollar la prescripción enfermera

8.- Dotar a las áreas y centros de AP de estructuras de gestión que garanticen la autonomía
de los centros y la presencia de la enfermeria.

9.- Establecimiento de incentivos profesionales y salariales que primen la calidad y la


dedicación del personal de enfermería. Creación de la Carrera Profesional de Enfermeria

10.- Potenciar la formación continuada del personal de enfermerías con carácter obligatorio
en horario laboral, con sustituciones o becas, sin intervención de la industria farmacéutica.

11.- Potenciar la investigación en EFyC creando unidades de apoyo a la investigación en


las áreas de AP. Establecer un Plan de Investigación con objetivos y prioridades
consensuados.

12.- Crear estructuras de participación comunitaria en todas las áreas de AP

13.- Desarrollar el Plan de Dependencia y coordinar los Centros de AP con los servicios
sociales y sociosanitarios de cada área.
http://www.mareablanca.cat/la-enfermeria-y-la-atencion-primaria/

http://e-
spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:500964/n14.9_Seguridad_del_paciente_y_gestion_de_riesgos
.pdf

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