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Capítulo I.
Herman Melville.
Jean Paul Sartre (1946) creía que los humanos somos “Los primeros de todos los seres en una
situación”. “No podemos distinguirnos de nuestras situaciones, pues ellas nos forman y deciden
nuestras posibilidades”.
¿Qué tanto del mundo social se encuentra únicamente en nuestra cabeza? El comportamiento social
varía no solo con la situación objetiva si no también con la forma como la construimos. De esta
manera las creencias sociales también pueden auto realizarse. Es probable que los demás nos
prejuzguen de manera tal que afecten nuestras reacciones. ¿Sería usted cruel si se lo ordenaran?
Increíblemente la respuesta puede ser positiva ya que la mayoría de la gente obedece ciegamente.
¿Ayudar o ayudarse a uno mismo?.
Estas preguntas tienen algo en común: se refieren a la forma en que las personas se perciben y
afectan entre sí, y de eso se trata la psicología social.
En realidad la psicología social es considerada como una ciencia joven, hay indicios de sus
primeros experimentos apenas hace poco más de un siglo (1898), y el primer libro de texto de esta
materia se publicó hace unos 75 años (1924).
La intuición sobre nosotros mismos podría ser incluso errónea. Confiamos en nuestros recuerdos
más de lo que deberíamos hacerlo; interpretamos mal nuestras propias mentes; en experimentos,
negamos ser afectados por cosas que sí influyen en nosotros y llegamos a hacer predicciones
erróneas de nuestros sentimientos. Esto nos lleva a que a menudo predecimos mal nuestro propio
futuro. Mantenemos nuestras vidas fortalecidas por el pensamiento intuitivo subterráneo, y en
ocasiones están en peligro por errores predecibles.
Los valores entran en escena cuando los psicólogos sociales eligen temas de investigación. Los
especialistas de ésta disciplina investigan cómo se forman los valores, por qué cambian y cómo
afectan las actitudes y los actos, sin embargo nada de esto nos indica cuáles son “correctos”.
Los aspectos subjetivos de la ciencia: los científicos y los filósofos coinciden en que la ciencia no
es puramente objetiva. Existe una realidad objetiva allá afuera pero siempre la vemos a través de los
lentes de nuestras creencias y valores. Una vez que su mente tiene el concepto, éste controla su
interpretación de la imagen, así como las opiniones controlan de igual manera las interpretaciones.
Lo que damos por hecho, las creencias compartidas (representaciones sociales: creencias
socialmente compartidas, incluidos los supuestos e ideologías culturales. Nuestras representaciones
sociales nos ayudan a comprender el mundo) frecuentemente son nuestras convicciones más
importantes, no obstante, las menos examinadas.
Los conceptos psicológicos contienen valores ocultos: los valores también influyen en los
conceptos. Pueden hablar como si establecieran hechos, cuando en realidad están haciendo juicios
de valor. El consejo psicológico refleja los valores particulares de quien lo ofrece (en occidente los
valores son individualistas, en las culturas no occidentales se alienta lo que es mejor para nosotros).
Los valores ocultos se filtran en conceptos, basados en investigaciones psicológicas y de acuerdo
con los valores personales: en definiciones culturales sobre la salud mental, autoestima, en nuestro
consejo psicológico para la vida y en nuestras etiquetas psicológicas.
No existe un puente del “es” al “debe ser”: ninguna encuesta de la conducta humana dicta de
manera lógica el comportamiento “correcto”; es por esto que aplicamos nuestros valores siempre
que pasamos de afirmaciones objetivas de hechos a aseveraciones prescriptivas de lo que debe ser.
Así es como nuestros valores y suposiciones colorean nuestras perspectivas del mundo.
La ética de la experimentación: los psicólogos sociales pueden meterse en un área ética no muy
clara, cuando diseñan experimentos que implican pensamientos y emociones intensos.las pruebas
no necesitan tener realismo mundano, es decir, el comportamiento en el laboratorio no tiene que ser
literalmente igual al cotidiano. Pero si debe tener realismo experimental, debe absorber e involucrar
a los participantes. Los investigadores no desean que la gente actúe conscientemente o que finja.
Quieren provocar procesos psicológicos reales. Empleando algunas veces el engaño en su búsqueda
de la verdad. También ocultan sus predicciones para que los participantes en su empeño por ser
“buenas personas” no hagan lo que se espera de ellos, o actuando de manera irascible realicen lo
opuesto. Para estos experimentos los investigadores deben:
- hacer indagación con las personas. Explicarles la prueba completamente una vez que haya
terminado.
Y finalizando este reporte, es posible afirmar: nuestro comportamiento puede ser diferente, pero
estamos influidos por las mismas fuerzas sociales.