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1075/2015
QUEJOSO: ***********
VISTO BUENO
SR. MINISTRO
SENTENCIA
3. Una vez a bordo del vehículo, estas personas le indicaron al quejoso que
las llevara hasta la Colonia de Villa Coapa. El conductor inició la marcha del
taxi; sin embargo, momentos después, las víctimas afirman que el chofer
detuvo momentáneamente la circulación del automóvil y abordaron al
mismo dos sujetos. A decir de las hermanas, éstos les indicaron que se
trataba de un asalto y las despojaron de sus pertenencias; entre ellas,
dinero en efectivo y tarjetas de crédito y débito; todo ello, con lujo de
violencia, obligándolas a proporcionar los números secretos de las tarjetas y
amenazándolas con llevarlas a una casa de seguridad en caso de que tales
contraseñas no fueran los correctas. Hecho lo anterior, y transcurrida
aproximadamente más media hora en que permanecieron en el vehículo
junto con sus captores, las hermanas fueron liberadas en las inmediaciones
de la Colonia Obrera de la Ciudad de México.
4. Al día siguiente, el treinta y uno de julio de dos mil diez, una de las
ofendidas compareció ante la agencia del Ministerio Público para denunciar
los hechos relatados, por lo que, el tres de agosto de dos mil diez, se tuvo
por radicada la averiguación previa número *********1 bajo la competencia de
la Fiscalía Especial en Investigación para Secuestro, Agencia Investigadora
del Ministerio Público, Unidad 3, de la Procuraduría General de Justicia del
Distrito Federal2.
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5. Una vez iniciada la averiguación previa, sin que se tenga certeza sobre el
día en concreto, elementos de policía de investigación se entrevistaron con
las ofendidas del delito para la identificación de sus agresores por medio de
fotografías. A partir del informe presentado por tales agentes policiacos el
veinticuatro de agosto de dos mil diez, se advierte que acudieron con las
ofendidas a su domicilio y le mostraron recortes de periódico3 en el que
aparecían cuatro personas del sexo masculino en las que se les acusaba de
participar en secuestros. Durante esa entrevista, las denunciantes,
respectivamente, señalaron que identificaban al ahora quejoso y a otra
persona como el chofer del vehículo y el sujeto que las amagó en el
automóvil para sustraerles sus pertenencias.
7. Una vez mostradas las fotografías, el veinticuatro de agosto de dos mil diez,
ambas hermanas acudieron a la agencia ministerial y en sus declaraciones
ratificaron que los policías investigadores les exhibieron imágenes
fotostáticas en blanco y negro de cuatro hombres que se les relacionaban
con el delito de secuestro y con otra averiguación previa iniciada en la
Delegación Cuauhtémoc, y que reconocieron a dos de sus presuntos
agresores4. En los acuerdos de esas diligencias, se puede apreciar que las
ofendidas aceptaron expresamente que reconocieron al inculpado a través
recabar más información sobre las tarjetas y que éstas les comentaron que no recordaban la media
filiación de los sujetos que abordaron el automóvil, pero que uno de ellos era moreno y muy fuerte
y tenía la cara cuadrada y corte de pelo a broche y se notaba que estaba en complicidad con el
chofer del taxi. Ibidem, hojas 41 a 43.
3 Los recortes de periódico con las fotografías y la fotografía del “archivo ministerial” constan en la
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13. Juicio de amparo. Recibida la demanda el siete de julio de dos mil catorce
en el Tercer Tribunal Colegiado en Materia Penal del Primer Circuito, por
acuerdo de su Presidente de esa misma fecha, se le admitió a trámite
registrándola con el número ********* y, por sentencia de veintidós de enero
de dos mil quince, se resolvió negar el amparo.
16. Por último, el seis de abril de dos mil quince, el Presidente de la Primera
Sala señaló que la misma se avocaba al conocimiento del asunto y devolvió
el expediente a su ponencia.
III. COMPETENCIA
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18. Cabe recalcar que el presente asunto se rige por la Ley de Amparo vigente
a partir del tres de abril de dos mil trece, en atención a que la demanda de
amparo que nos ocupa fue presentada el diecinueve de junio de dos mil
catorce; de ahí que en adelante las alusiones que se hagan a la ley de la
materia deberán entenderse que se refieren a dicha legislación.
IV. OPORTUNIDAD
20. En tales condiciones, dado que del expediente se desprende que el recurso
de revisión se presentó el diecisiete de febrero de dos mil quince en la
Oficina de Correspondencia Común de los Tribunales Colegiados en
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V. LEGITIMACIÓN
21. Esta Primera Sala considera que el ahora recurrente está legitimado para
interponer el presente recurso de revisión, pues queda probado que en el
juicio de amparo directo se le reconoció la calidad de quejoso; ello, en
términos del artículo 5º, fracción I, de la Ley de Amparo. Por consiguiente,
la decisión adoptada en la sentencia de amparo directo sí pudiera afectarle
o perjudicarle de forma directa.
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27. En principio, por regla general, se tiene que las sentencias que dicten los
tribunales colegiados de circuito en juicios de amparo directo son
inatacables. Sin embargo, por excepción pueden ser impugnadas mediante
recurso de revisión si el tribunal colegiado de circuito se pronunció –u omitió
hacerlo– sobre temas propiamente de constitucionalidad (es decir, sobre la
constitucionalidad de normas generales o sobre la interpretación directa de
algún precepto de la Constitución)8. Asimismo, de manera excepcional,
8 Con base en lo resuelto por el Tribunal Pleno en la contradicción de tesis 21/2011-PL, fallada el
nueve de septiembre de dos mil trece, esta Primera Sala entiende que una cuestión propiamente
constitucional se actualiza cuando se exige la tutela del principio de supremacía constitucional para
la solución de un caso concreto, porque justamente se presenta un conflicto interpretativo de la
determinación normativa que para ese supuesto otorga la Constitución, en tanto texto normativo, lo
cual implica la exigencia de desentrañar el significado de un elemento normativo o de alguna
norma fundamental o de un derecho humano reconocido en un tratado internacional ratificado por
México, mediante el despliegue de un método interpretativo.
Ello, pues el Tribunal Pleno sostuvo que como consecuencia de la reforma al artículo 1° de la
Constitución Federal, el principio de supremacía constitucional se desenvuelve en dos
concepciones distintas, cada una dando origen a un tipo de cuestión de constitucionalidad: una
relativa a la protección consistente del sistema de fuentes y a su principio de jerarquía normativa y
otra relacionada con la protección coherente de la unidad de principios objetivos del ordenamiento
jurídico, mediante el principio de mayor protección de los derechos humanos.
Por ende, una cuestión de constitucionalidad se puede definir, en términos generales, mediante un
criterio positivo y otro negativo. De manera positiva, se origina por el ejercicio interpretativo de un
elemento o norma constitucional para la resolución del caso, entendiendo con ello no sólo la
interpretación de los preceptos de la Constitución Federal, sino de los derechos humanos
reconocidos en los tratados internacionales de los que México es parte de acuerdo a lo previsto en
el artículo 1°, párrafo primero, de la propia Constitución Federal.
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29. Ahora bien, aplicando los referidos criterios de esta Suprema Corte al caso
que nos ocupa, esta Primera Sala considera que se surten los criterios de
procedencia. En primer lugar, por lo que hace a los presupuestos formales,
es evidente que en la demanda de amparo se planteó la interpretación
directa de los artículos 1º, 14, 16 y 20, apartado A, inciso IX, de la
Constitución Federal y el Tribunal Colegiado no dio una respuesta suficiente
a los mismos.
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36. Por otro lado, en cuanto al criterio material de procedencia, esta Primera
Sala también considera que el tema constitucional en cuestión reviste las
cualidades de importancia y trascendencia, pues no existe jurisprudencia
vinculante que determine si el reconocimiento que los ofendidos hacen de
un inculpado mediante material fotográfico realizado fuera de las oficinas
del Ministerio Público y sin defensor, afecta o no el derecho a la debida
defensa o el debido proceso, por lo que resulta sustancial pronunciarse al
respecto.
38. Para ello, se dijo que las personas que declaren como testigos en una
averiguación previa deben hacerlo de forma imparcial, “cuestión que se ve
violentada en el momento en que el órgano investigador, sin que el testigo
haya hecho referencia a que podría reconocer a las personas que
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43. Así las cosas, esta Primera Sala estima que el presente caso es la
oportunidad idónea para abordar nuevamente estos cuestionamientos
constitucionales, a fin de sentar un criterio que compagine los referidos
precedentes y que, a la postre, puede convertirse en jurisprudencia.
44. Esta Primera Sala observa que, suplidos los agravios en términos del
artículo 79, fracción III, inciso a), de la Ley de Amparo, debe declararse
fundado el presente recurso de revisión y devolverse los autos al Tribunal
Colegiado para que resuelva nuevamente, en un ámbito de legalidad, sobre
la acreditación de la probable responsabilidad del quejoso en la comisión
del delito que se le atribuye, pronunciándose sobre la validez o no de su
identificación fotográfica a partir de las siguientes consideraciones sobre los
derechos al debido proceso y defensa adecuada.
reconocer a alguien, lo cual puede darse si la muestra de una fotografía se hace de forma aislada,
es decir, si se muestra únicamente una fotografía y no se hace junto con un grupo de otras”.
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48. Dicho de otra manera, esta Primera Sala advierte una omisión de estudio
por parte del Tribunal Colegiado y se estima como incorrecta la forma de
aproximación a los planteamientos del recurrente y la interpretación
efectuada por el colegiado respecto a los alcances del derecho al debido
proceso ante alegados supuestos de inducción que conllevan o no a la
determinación de una prueba ilícita.
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I
A. Parámetro de regularidad sobre defensa adecuada
51. Para esta Primera Sala, el derecho a una defensa adecuada en materia
penal consiste en la prerrogativa de que todo inculpado cuente con una
persona perito en Derecho que le auxilie en su defensa de manera
oportuna, real y efectiva; en particular, en todas las diligencias en las que
intervenga directamente.
53. Contar con un defensor busca garantizar, entre otras muchas cuestiones, la
decisión justa en el proceso y tiende a proteger otros derechos
fundamentales como el no declarar, no auto-incriminarse, no ser
incomunicado ni sufrir tortura, lo cual requiere asistencia técnica en materia
penal en todas las etapas del procedimiento en las que intervenga el propio
imputado (lato sensu). Es decir, lo que justifica la necesidad de que los
indiciados, inculpados, procesados o sentenciados cuenten con una
persona con la capacidad técnica requerida para asesorar a su defendido,
radica en satisfacer una real y efectiva asistencia legal que les permita estar
posibilidad de hacer frente a la imputación formulada en su contra, lo cual
15Véase, lo resuelto en el amparo directo en revisión 2349/2014, resuelto por esta Primera Sala
por unanimidad de cinco votos en sesión de cuatro de marzo de dos mil quince.
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16 Tal criterio se refleja en la tesis de jurisprudencia 1a./J. 26/2015 (10a.), emitida por esta Primera
Sala en la Décima época, publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, libro 18,
mayo de 2015, tomo I, página 240 de rubro: “DEFENSA ADECUADA EN MATERIA PENAL. LA
FORMA DE GARANTIZAR EL EJERCICIO EFICAZ DE ESTE DERECHO HUMANO SE
ACTUALIZA CUANDO EL IMPUTADO, EN TODAS LAS ETAPAS PROCEDIMENTALES EN LAS
QUE INTERVIENE, CUENTA CON LA ASISTENCIA JURÍDICA DE UN DEFENSOR QUE ES
PROFESIONISTA EN DERECHO”.
17 Lo anterior tiene sustento, en el criterio jurisprudencial 1ª./J.23/2006, emitido por esta Primera
Sala, en el que se precisó que, en términos de las fracciones IX y X del artículo 20 apartado A de la
Constitución Federal, del texto anterior a la reforma constitucional de dieciocho de junio de dos mil
ocho, la prerrogativa de defensa adecuada no es un mero requisito formal, sino que requiere de la
participación efectiva del imputado en el procedimiento. Por tanto, la persona detenida puede
ejercer el derecho a defenderse desde que es puesto a disposición del Ministerio Público y tiene
derecho a que su defensor, entendido éste como asesor legal, esté presente físicamente y a recibir
su ayuda efectiva. En consecuencia, el detenido, si así lo decide, podrá entrevistarse con quien
vaya a fungir como su defensor inmediatamente que lo solicite y antes de rendir su declaración
ministerial. Dicho criterio jurisprudencial se publicó en el Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, Novena Época, tomo XXII, mayo de 2006, p. 132, de rubro y texto: “DEFENSA
ADECUADA. ALCANCE DE DICHA GARANTÍA EN LA AVERIGUACIÓN PREVIA
(INTERPRETACIÓN DE LA FRACCIÓN II, EN RELACIÓN CON LAS DIVERSAS IX Y X DEL
ARTÍCULO 20, APARTADO A, DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL). Esta Primera Sala de la
Suprema Corte de Justicia de la Nación ha interpretado, en relación a los alcances de la garantía
de defensa adecuada en la averiguación previa a que se refieren las fracciones IX y X del artículo
20 apartado A de la Constitución Federal, que aquélla se actualiza desde el momento en que el
detenido es puesto a disposición del Ministerio Público. Lo anterior implica que ninguna de las
garantías del detenido durante el proceso penal puede ser concebida como un mero requisito
formal, y para que pueda hacerse efectiva y permitir su instrumentación requiere de la participación
efectiva en el procedimiento por parte del imputado desde que es puesto a disposición del
representante social. Por tanto, en lo que se refiere a la fracción II del dispositivo citado, que
establece que la confesión rendida ante el Ministerio Público o Juez sin la asistencia de su
defensor carecerá de todo valor probatorio, esta Primera Sala considera que la "asistencia" no sólo
debe estar relacionada con la presencia física del defensor ante o en la actuación de la autoridad
ministerial, sino que la misma debe interpretarse en el sentido de que la persona que es puesta a
disposición de la autoridad ministerial cuente con la ayuda efectiva del asesor legal. En este
sentido, el detenido en flagrancia, en caso de que así lo decida, podrá entrevistarse con quien vaya
a fungir como su defensor inmediatamente que lo solicite y antes de rendir su declaración
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“Artículo 14
1. Todas las personas son iguales ante los tribunales y cortes de justicia. Toda persona tendrá
derecho a ser oída públicamente y con las debidas garantías por un tribunal competente,
independiente e imparcial, establecido por la ley, en la substanciación de cualquier acusación de
carácter penal formulada contra ella o para la determinación de sus derechos u obligaciones de
carácter civil. La prensa y el público podrán ser excluidos de la totalidad o parte de los juicios por
consideraciones de moral, orden público o seguridad nacional en una sociedad democrática, o
cuando lo exija el interés de la vida privada de las partes o, en la medida estrictamente necesaria
en opinión del tribunal, cuando por circunstancias especiales del asunto la publicidad pudiera
perjudicar a los intereses de la justicia; pero toda sentencia en materia penal o contenciosa será
pública, excepto en los casos en que el interés de menores de edad exija lo contrario, o en las
actuaciones referentes a pleitos matrimoniales o a la tutela de menores.
2. Toda persona acusada de un delito tiene derecho a que se presuma su inocencia mientras no se
pruebe su culpabilidad conforme a la ley.
3. Durante el proceso, toda persona acusada de un delito tendrá derecho, en plena igualdad,
a las siguientes garantías mínimas:
a) A ser informada sin demora, en un idioma que comprenda y en forma detallada, de la naturaleza
y causas de la acusación formulada contra ella;
b) A disponer del tiempo y de los medios adecuados para la preparación de su defensa y a
comunicarse con un defensor de su elección;
c) A ser juzgada sin dilaciones indebidas;
d) A hallarse presente en el proceso y a defenderse personalmente o ser asistida por un
defensor de su elección; a ser informada, si no tuviera defensor, del derecho que le asiste a
tenerlo y, siempre que el interés de la justicia lo exija, a que se le nombre defensor de oficio,
gratuitamente, si careciere de medios suficientes para pagarlo;
e) Interrogar o hacer interrogar a los testigos de cargo y a obtener la comparecencia de los testigos
de descargo y que éstos sean interrogados en las mismas condiciones que los testigos de cargo;
f) A ser asistida gratuitamente por un intérprete, si no comprende o no habla el idioma empleado en
el tribunal;
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“61. La acusación puede ser enfrentada y refutada por el inculpado a través de sus propios actos,
entre ellos la declaración que rinda sobre los hechos que se le atribuyen, y por medio de la defensa
técnica, ejercida por un profesional del Derecho, quien asesora al investigado sobre sus deberes y
derechos y ejecuta, inter alia, un control crítico y de legalidad en la producción de pruebas.
62. Si el derecho a la defensa surge desde el momento en que se ordena investigar a una persona
(supra párr. 29), el investigado debe tener acceso a la defensa técnica desde ese mismo momento,
sobre todo en la diligencia en la que se recibe su declaración. Impedir a éste contar con la
asistencia de su abogado defensor es limitar severamente el derecho a la defensa, lo que ocasiona
desequilibrio procesal y deja al individuo sin tutela frente al ejercicio del poder punitivo.
63. El derecho a la defensa técnica no puede ser satisfecho por quien a la postre realizará la
acusación, esto es, el Ministerio Público. La acusación afirma la pretensión penal; la defensa la
responde y rechaza. No es razonable depositar funciones naturalmente antagónicas en una sola
persona”.
22 Interpretación contenida, entre otros, en la sentencia de 21 de junio de 2002, en el Caso Hilaire,
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56. Por su parte, en el segundo fallo mencionado, esta Suprema Corte hizo un
ejercicio interpretativo sistemático de las diversas normas y precedentes
que regulan y abordan el tema y se llegó a la conclusión que para respetar,
proteger y garantizar el derecho a una defensa adecuada, debía partirse de
los siguientes elementos:
Martin Reid, Gangadeen Tahaloo, Noel Seepersad, Natasha De Leon, Phillip Chotalal, Wilberforce
Bernard, Amir Mowlah y Mervyn Parris se impidió el empleo de este recurso en cuanto el Estado no
proporcionó a los inculpados asistencia jurídica a fin de que pudieran ejercitarlo efectivamente, y de
esta forma constituyó un recurso ilusorio para aquéllos. Con ello resultaron violados los artículos 8
y 25 de la Convención en relación con el artículo 1.1 de ésta”.
23 Confróntese la interpretación en la sentencia de 21 de noviembre de 2007, dictada con motivo de
la resolución del Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez vs Ecuador (Excepciones Preliminares,
Fondo, Reparaciones y Costas), Corte Interamericana de Derechos Humanos, en el párrafo
siguiente: 58. Pese a la normativa constitucional citada, el señor Chaparro no contó con la
presencia de un abogado defensor al momento de ser interrogado por parte de la Policía el 18 de
noviembre de 1997. Además, la Corte encuentra que al impedirse al abogado del señor Chaparro
intervenir en su declaración preprocesal y al exigirse que sea el propio señor Chaparro quien
fundamente su recurso de amparo de libertad, cuando su deseo era que su abogado lo hiciera, la
presencia de los defensores fue tan solo formal. Por ello, el Estado violó el derecho consagrado en
el artículo 8.2.d) de la Convención, en relación con el artículo 1.1 de la misma, en perjuicio del
señor Chaparro.
24 Al respecto, véase la tesis jurisprudencial 47/95 del Tribunal Pleno, de rubro “FORMALIDADES
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26 Al respecto, véase la tesis jurisprudencial 31/2004 de esta Primera Sala, de rubro “DEFENSA
ADECUADA EN LA AVERIGUACIÓN PREVIA. SU EJERCICIO NO ESTÁ SUBORDINADO A
QUE EL MINISTERIO PÚBLICO TENGA QUE DESAHOGAR TODAS LAS DILIGENCIAS QUE
PRACTIQUE CON LA PRESENCIA DEL INCULPADO O SU DEFENSOR (INTERPRETACIÓN
DE LAS FRACCIONES IX Y X DEL ARTÍCULO 20 DE LA CONSTITUCIÓN FEDERAL)”,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XIX, mayo
de 2004, página 325.
27 Véase la tesis aislada CXXIV/2004 de esta Primera Sala, de rubro “DERECHO DE DEFENSA.
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31 Al respecto, véase la tesis jurisprudencial 12/2012 de esta Primera Sala, de rubro “DEFENSA
ADECUADA. FORMA EN QUE EL JUEZ DE LA CAUSA GARANTIZA SU VIGENCIA”, publicada
en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Décima Época, Libro X, Tomo 1, julio de
2012, página 433.
32 Sobre tal tema, véase la tesis jurisprudencial 11/2014 de esta Primera Sala, de rubro
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34 Véase la tesis aislada CCXXVI/2013 de esta Primera Sala, de rubro “DEFENSA ADECUADA EN
MATERIA PENAL. ALCANCES Y MOMENTO A PARTIR DEL CUAL SE ACTUALIZA ESTE
DERECHO FUNDAMENTAL”, publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta,
Décima Época, Libro XXII, Tomo 1, julio de 2013, página 554.
35 Tales consideraciones se sostuvieron al resolver en sesión de dieciséis de octubre de dos mil
trece, el amparo directo en revisión 1009/2013, por unanimidad de votos de los integrantes de esta
Primera Sala, bajo la Ponencia del Ministro Cossío Díaz.
36 Tal y como lo sostuvo el Tribunal Pleno, al resolver los amparos directos en revisión 2886/2012 y
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37 Criterio que se refleja en la tesis de jurisprudencia 1a./J. 10/2015 (10a.), publicada en la Gaceta
del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 16, Marzo de 2015, Tomo II, página
1038, de rubro y texto: “RECONOCIMIENTO DEL INCULPADO A TRAVÉS DE LA CÁMARA DE
GESELL. EN DICHA DILIGENCIA ES NECESARIA LA ASISTENCIA DEL DEFENSOR A
EFECTO DE GARANTIZAR EL DERECHO A UNA DEFENSA ADECUADA. El derecho a una
defensa adecuada, contenido en el artículo 20, apartado A, fracción IX, de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos (en su texto anterior a la reforma publicada en el Diario Oficial de
la Federación el 18 de junio de 2008), consiste en que el inculpado tendrá derecho a una defensa,
por medio de su abogado y a que éste comparezca en todos los actos del proceso, quien tendrá la
obligación de hacerlo cuantas veces se le requiera, lo que se actualiza desde que aquél es puesto
a disposición del Ministerio Público; esto es, desde la etapa ministerial deberá contar con la
asistencia efectiva del profesional, entendiéndose como tal, la presencia física y la ayuda efectiva
del asesor legal, quien deberá velar porque el proceso se siga con apego a los principios del
debido proceso, y éste no sea viciado, asegurando a la postre el dictado de una sentencia que
cumpla con los requisitos, valores y principios legales y constitucionales que permean en el debido
proceso penal; lo que deberá observarse en todas aquellas diligencias o actuaciones y etapas
procesales en las cuales es eminentemente necesaria la presencia del inculpado, en las que
activa, directa y físicamente participe o deba participar, así como en aquellas en las que de no
estar presente, se cuestionarían o pondrían gravemente en duda la certeza jurídica y el debido
proceso. Esto es así, porque la defensa adecuada representa un derecho instrumental cuya
finalidad es asegurar que el poder punitivo del Estado se desplegará a través de un proceso justo,
lo que además busca asegurar que pueda tener garantizados en su integridad sus derechos
fundamentales. Así, tratándose de la diligencia de reconocimiento que se lleva a través de la
cámara de Gesell, como acto formal, en virtud del cual se identifica a una persona mediante la
intervención de otra, quien al verla afirma o niega conocerla o haberla visto en determinadas
circunstancias, y ser un acto en el cual participa físicamente de forma activa y directa el inculpado,
resulta necesaria la presencia del defensor, para asegurar que material y formalmente se cumplan
los requisitos legales en el desarrollo de tal diligencia; de lo contrario se dejaría en estado de
indefensión a la persona que se acusa y, por ende, se violarían sus derechos fundamentales, al no
existir la plena certeza jurídica de que efectivamente se presentaron los testigos o denunciantes,
que lo reconocieron y que no fueron inducidos al efecto”.
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B. Aplicación al caso
58. Ahora bien, la pregunta que nos presenta el asunto en concreto consiste en
determinar si, como contenido del referido derecho a una defensa
adecuada, es un mandato constitucional contar con un defensor al
momento en que las autoridades policiacas, en uso de sus facultades de
investigación, exhiben fotografías de una persona para su reconocimiento
como probable responsable de una conducta ilícita en una averiguación
previa ya iniciada.
59. Esta Suprema Corte, contrario a las pretensiones del quejoso, llega a una
respuesta negativa. Como se puede apreciar a partir de lo explicado en los
párrafos precedentes, son dos los motivos sustanciales para activar el
derecho a una defensa adecuada: por un lado, la protección de la persona y
sus correlativos derechos humanos ante su intervención física en la
investigación o en el proceso penal y, por otro lado, la necesidad de contar
oportunamente con un perito en la materia que permita a la persona sujeta
a la potestad del Estado tener una real y efectiva asistencia legal para
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60. Esta Primera Sala considera que no forma parte del ámbito de protección
del derecho a una defensa adecuada la necesaria intervención de un perito
en Derecho cuando, ejerciendo sus facultades de investigación en una
averiguación previa sin detenido, los agentes policiacos le exhiban a una o
a varias personas imágenes fotográficas con el objeto de reconocer a una
persona como sospechoso en la comisión de uno o varios delitos, siempre y
cuando se haga precisamente para identificar al probable responsable.
61. Primero, porque a diferencia de los citados casos en los que derivaron la
delimitación del derecho a la defensa, la identificación mediante fotografías
no implica la presencia de la persona involucrada ni se realizó como
diligencia de una averiguación previa seguida en contra de una persona en
particular.
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68. Sin que lo anterior signifique que las diligencias de identificación fotográfica
en una averiguación previa sin detenido o que no se siga en contra de una
persona en específico, se encuentren ajenas a cualquier medio de
corrección jurídica. Las razones para llevarlas a cabo, los mecanismos
utilizados al realizarse el reconocimiento y los resultados de los mismos
encuentran una vía de protección, más bien, a través del derecho al debido
proceso, como se evidenciará en el apartado que sigue.
70. En consecuencia, con base en todo lo relatado, esta Primera Sala llega a la
conclusión de que no existe violación al derecho a una defensa adecuada
del quejoso por el hecho de no haber contado en las diligencias de
investigación policial con un defensor. Si bien es cierto, previamente a la
identificación fotográfica realizada en el domicilio de las ofendidas, el hoy
recurrente se encontraba detenido por su presentación como probable
responsable en otra averiguación previa, el que los agentes policiales
ejercieran sus facultades de investigación en la averiguación previa que
corresponde a la causa penal de la que deriva el presente juicio de amparo
y acudieran con las ofendidas para mostrarles una nota periodística que
contenía una fotografía de cuatro sujetos (en la que se les acusaba de robo
a bordo de taxis y de violación), no implicaba de manera forzosa que tuviera
que estar presente un defensor del quejoso durante tal reconocimiento.
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II
A. Parámetro de regularidad sobre debido proceso
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78. Por su parte, por lo que hace a la vertiente adjetiva o formal de este
derecho, que se caracteriza por la invocación de los elementos que la
integran, el debido proceso tiene como finalidad la consecución de un juicio
justo y se entiende como la posibilidad que tienen las personas de acceder
47
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1075/2015
79. Esta Primera Sala ha afirmado que “[e]l derecho de debido proceso
contiene un núcleo duro que debe observarse de manera inexcusable en
todo el procedimiento jurisdiccional, que se garantiza a través del
cumplimiento de las formalidades esenciales del procedimiento, cuyo
conjunto integra la “garantía de audiencia”. Lo cual permite que los
gobernados ejerzan el derecho a contar con una defensa adecuada previo
a que mediante un acto de autoridad se modifique su esfera jurídica en
forma definitiva, que puede implicar la privación de la libertad, propiedad,
posesiones o derechos”41.
80. Por lo que se ha dicho que “[l]as formalidades esenciales del procedimiento,
que constituyen el mínimo de garantías que debe tener toda persona cuya
esfera jurídica pretenda modificarse mediante la actividad punitiva del
40 Criterio que se ve especialmente reflejado en la tesis 1a./J. 11/2014 (10a.) emitida por la Primera
Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Federación, publicada en la Gaceta del Semanario
Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 3, Febrero de 2014, Tomo I, página 396, de rubro y
texto: “DERECHO AL DEBIDO PROCESO. SU CONTENIDO. Dentro de las garantías del debido
proceso existe un "núcleo duro", que debe observarse inexcusablemente en todo procedimiento
jurisdiccional, y otro de garantías que son aplicables en los procesos que impliquen un ejercicio de
la potestad punitiva del Estado. Así, en cuanto al "núcleo duro", las garantías del debido proceso
que aplican a cualquier procedimiento de naturaleza jurisdiccional son las que esta Suprema Corte
de Justicia de la Nación ha identificado como formalidades esenciales del procedimiento, cuyo
conjunto integra la "garantía de audiencia", las cuales permiten que los gobernados ejerzan sus
defensas antes de que las autoridades modifiquen su esfera jurídica definitivamente. Al respecto, el
Tribunal en Pleno de esta Suprema Corte de Justicia de la Nación, en la jurisprudencia P./J. 47/95,
publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo II,
diciembre de 1995, página 133, de rubro: "FORMALIDADES ESENCIALES DEL
PROCEDIMIENTO. SON LAS QUE GARANTIZAN UNA ADECUADA Y OPORTUNA DEFENSA
PREVIA AL ACTO PRIVATIVO.", sostuvo que las formalidades esenciales del procedimiento son:
(i) la notificación del inicio del procedimiento; (ii) la oportunidad de ofrecer y desahogar las pruebas
en que se finque la defensa; (iii) la oportunidad de alegar; y, (iv) una resolución que dirima las
cuestiones debatidas y cuya impugnación ha sido considerada por esta Primera Sala como parte
de esta formalidad. Ahora bien, el otro núcleo es identificado comúnmente con el elenco de
garantías mínimo que debe tener toda persona cuya esfera jurídica pretenda modificarse mediante
la actividad punitiva del Estado, como ocurre, por ejemplo, con el derecho penal, migratorio, fiscal o
administrativo, en donde se exigirá que se hagan compatibles las garantías con la materia
específica del asunto. Por tanto, dentro de esta categoría de garantías del debido proceso, se
identifican dos especies: la primera, que corresponde a todas las personas independientemente de
su condición, nacionalidad, género, edad, etcétera, dentro de las que están, por ejemplo, el
derecho a contar con un abogado, a no declarar contra sí mismo o a conocer la causa del
procedimiento sancionatorio; y la segunda, que es la combinación del elenco mínimo de garantías
con el derecho de igualdad ante la ley, y que protege a aquellas personas que pueden encontrarse
en una situación de desventaja frente al ordenamiento jurídico, por pertenecer a algún grupo
vulnerable, por ejemplo, el derecho a la notificación y asistencia consular, el derecho a contar con
un traductor o intérprete, el derecho de las niñas y los niños a que su detención sea notificada a
quienes ejerzan su patria potestad y tutela, entre otras de igual naturaleza”.
41 Página 29 de la sentencia del amparo directo en revisión 1009/2013.
48
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1075/2015
81. Al respecto, esta vertiente del derecho al debido proceso se puede analizar
a partir de dos perspectivas: desde la primera, “[e]l derecho al debido
proceso se ocupa del ciudadano que es sometido a un proceso
jurisdiccional al ser destinatario del ejercicio de una acción, la cual, de
resultar procedente y fundada, llevaría a la autoridad judicial a emitir un
acto privativo en su contra, en cuyo caso la autoridad debe verificar que se
cumplan con las formalidades esenciales del procedimiento, a fin de otorgar
al sujeto pasivo de la relación procesal la posibilidad de una defensa
efectiva, por lo cual se debe garantizar que se le notifique del inicio del
procedimiento y de sus consecuencias, se le dé el derecho de alegar y
ofrecer en pruebas y se le asegure la emisión de una resolución que dirima
las cuestiones debatidas”43.
42 Idem.
43 Página 28 de la sentencia del amparo directo en revisión 3758/2013.
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44 Idem.
45 Opinión Consultiva OC-16/99 de 1 de octubre de 1999. Serie A, No.16.
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B. Aplicación al caso
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87. Esta Suprema Corte llega a una conclusión afirmativa. Primero, se estima
que una identificación fotográfica que se originó con motivo de actos
tendentes a la inducción puede conllevar a que una controversia no se
solucione de manera justa y, consecuentemente, a que el determinado
medio de convicción y los relacionados directamente se constituyan como
pruebas ilícitas. Se trata pues del análisis de la vertiente adjetiva del
derecho al debido proceso vista desde la perspectiva de quien insta la
actividad jurisdiccional.
88. Así, en estricto sentido, si bien no estamos una hipótesis de violación del
debido proceso en torno al cumplimiento o no de las formalidades
esenciales del procedimiento, la revisión de las condiciones en que se llevó
a cabo un reconocimiento fotográfico de un probable responsable y sus
resultados tiende a la consecución de un juicio justo (y al respeto al
principio de presunción de inocencia) mediante la correcta valoración de
pruebas que cumplieron con los requisitos constitucionales y legales para
poder ser tomadas en cuenta en el proceso.
52
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1075/2015
91. Para justificar esta conclusión, en los párrafos que siguen se aludirá a
literatura científica que aborda el tema del debido proceso en
identificaciones visuales y se detallará el estándar concreto de regularidad
constitucional que debe aplicarse para efectos de verificar la fiabilidad del
reconocimiento fotográfico del recurrente.
94. Esta Primera Sala estima que, a pesar de que estos estudios constituyen
literatura científica o jurídica no vinculante, es posible desprender
elementos científicos y normativos de gran relevancia para resolver la
materia del presente asunto, los cuales nos sirven como insumos
interpretativos. Esta Suprema Corte no se compromete con la veracidad o
no de esos estudios ni descarta algunos otros que lleguen a conclusiones
contrarias; más bien, lo que se busca a partir de la relatoría que se hará en
los párrafos que siguen es identificar la problemática científica que subyace
a las identificaciones visuales.
53
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1075/2015
95. Así las cosas, en primer lugar, esta Corte destaca un reporte del dos mil
nueve suscrito por la organización norteamericana The Innocence Project48,
en el que se señaló que, desde mil novecientos ochenta y nueve hasta ese
año, de los primeros doscientos cincuenta casos en los que se revocó una
sentencia condenatoria ante la posterior realización de pruebas de ADN, en
el 76% de los casos existieron identificaciones visuales por parte de
víctimas o testigos que fueron un factor determinante para la condena
(entre los que se incluyen reconocimientos fotográficos o por lo que en
México conocemos como Cámara de Gesell).
Cases: An Archival Analysis”, 25 Law & Hum. Behav. 475 (2001); Bruce W. Behrman y Regina E.
Richards, “Suspect/Foil Identification in Actual Crimes and in the Laboratory: A Reality Monitoring
Analysis”, 29 Law & Hum. Behav. 279, 2005; Tim Valentine et al., “Characteristics of Eyewitness
Identification that Predict the Outcome of Real Lineups”, 17 Applied Cognitive Psychol. 969, 2003;
y Daniel B. Wright & Anne T. McDaid, “Comparing System and Estimator Variables Using Data from
Real Line-Ups”, 10 Applied Cognitive Psychol. 75, 1996.
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98. Ahora bien, se recalca, aun cuando el mencionado reporte y los diferentes
estudios son de sistemas jurídicos extranjeros (por lo que lógicamente no
reflejan las peculiaridades de nuestro ordenamiento) y existe una crítica
consistente en que algunos de ellos son análisis de laboratorio cuyos
resultados no representan lo que puede ocurrir en la realidad (donde las
víctimas o testigos están sometidas a diferentes factores que puede o no
aumentar o disminuir su capacidad de atención), para esta Primera Sala, lo
interesante de esos estudios y de muchos otros en los que se analiza
qué tan común se identifica erróneamente a un sospechoso a través de
reconocimientos fotográficos, son los motivos y causas de por qué se
dan esos indebidos reconocimientos.
55
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1075/2015
103. La trascendencia del caso que nos ocupa es que, justamente, nos permite
pronunciarnos de lleno sobre la relación de este fenómeno cognitivo y
neurológico con los efectos que pudiera tener en un reconocimiento que
sirva como prueba en un proceso penal y, por consiguiente, en su
valoración como parte de un debido proceso. Lo importante es establecer
una metodología de estudios para los jueces ante alegatos de inducción,
precisamente para proteger los derechos de debido proceso y presunción
de inocencia de los inculpados, así como para evitar que pruebas que
56
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1075/2015
104. Así, esta Primera Sala entiende que la memoria no es una imagen perfecta.
La veracidad y fiabilidad de un reconocimiento fotográfico depende de la
integridad de los procesos de percepción, codificación, almacenamiento y
recuperación de información.
105. La visión es el proceso a través del cual se detectan ciertos estímulos del
mundo exterior que son transformados mediante un complejo sistema de
percepción que consiste en: integrar y segmentar los atributos de la imagen
visual en un objeto; complementar e interpretar el producto con la
información derivada de la memoria, y asignar un significado y valor a ese
resultado a partir de un conocimiento previo51.
106. Este proceso de percepción se puede ver afectado o influido por diversos
factores catalogados como ruido, los cuales, se reitera, interfieren con la
detección, percepción o interpretación de esos estímulos y señales
visuales. Estos factores pueden estar originados a partir de una gran
variedad de fuentes, tales como las asociadas con el ambiente y elementos
externos al observador (grado de luz, sombras, distancias, sonidos, señales
distractoras, etcétera), con aspectos inherentes al proceso óptico y
neurológico de la visión (a saber, intensidad de energía luminosa que llega
a la retina) y/o con un inadecuado proceso de asignación de significados
derivados de la memoria, entre otros52.
51 Véase, Gilbert, C. D., “The Constructive Nature of Visual Processing,” Principles of Neurosci-
ence, New York: McGraw-Hill Professional, 2012, y T. D. Albright, “On the Perception of Probable
Things: Neural Substrates of Associative Memory, Imagery, and Perception”, Neuron 74 (2): 227–
245, 2012.
52 Véase, el reporte emitido por el Committe on Scientific Approaches to Understanding and
Maximizing the Validity and Reability of Eyewitness Identification in Law Enforcement and the
Courts y otros, “Identifying the Culprit: Assessing Eyewitness Identification”, The National
Academies Press, Washington, D.C., 2014, páginas 47 a 50, así como la bibliografía sobre los
efectos del ruido en el proceso visual citada en ese documento, en la que destacan: Geisler, W.S.,
“Sequential Ideal-Observer Analysis of Visual Discriminations,” Psychologi- cal Review 96(2): 267–
314, 1989, y D. M. Green y J. A. Swets, Signal Detection Theory and Psychophysics, New York:
Wiley, 1966.
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53 Por ejemplo, personas que han operado su celular en modo vibración son sujetos de dos tipos
de errores de detección de señales: ocasionalmente perciben que el celular está vibrando en su
bolsillo, para posteriormente darse cuenta que tal situación no ha sucedido o, por el contrario, no
han detectado la vibración ante una llamada perdida. Lo que dichos estudios explican es que una
persona que considere de gran importancia no perder una determinada llamada, enfocará sus
facultades de percepción para detectar ciertas señales que indiquen la existencia o no de esa
llamada y será más proclive a valorar erróneamente ciertas señales o ruidos como llamadas. Este
ejemplo se aplica a cualquier ámbito de experiencia visual y es importante porque evidencia la alta
posibilidad de que, en situaciones de estrés como ser sujeto de una conducta delictiva, el
observador construya su percepción de los hechos y de sus perpetradores a partir de ciertas
preferencias derivadas de la memoria, de su contexto o de la indebida interpretación de factores de
ruido. Véase, el detalle de este ejemplo y los estudios correspondientes en el reporte emitido por el
Committe on Scientific Approaches to Understanding and Maximizing the Validity and Reability of
Eyewitness Identification in Law Enforcement and the Courts y otros, “Identifying the Culprit:
Assessing Eyewitness Identification”, op. cit., pp. 48 y 49.
54 Ibidem, páginas 59 y 60, en las que cita a: James, W., Principles of Psychology, New York:
Henry Holt, 1890; Milner, B., Physiologie de l’hippocampe, Paris: Centre National de la Recherche
Scientifique, 1962, pp. 257–272, y L. R. Squire y J. Wixted, “The Cognitive Neuroscience of Human
Memory since H.M.,” Annual Review of Neuroscience 34: 259–288, 2011.
55 Ibidem, página 60, en la que cita a: R. C. Atkinson y R. M. Shiffrin, “Human Memory: A Proposed
System and its Control Processes,” The Psychology of Learning and Motivation, New York,
Academic Press, 1968, pp. 89-195; James, W., Principles of Psychology, New York: Henry Holt,
1890; Baddeley, A., “Working Memory: Looking Back and Look- ing Forward,” Nature Reviews
Neuroscience 4(10): 829–839, 2003, y Baddley, A., Working Memory, New York: Oxford University
Press, 1986.
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jurídico, otros estudios han señalado entonces que existe una alta
probabilidad de ausencia de fiabilidad en las pruebas derivadas de
identificaciones realizadas por víctimas o testigos, por lo que han
sistematizado las diferentes variables que pueden incidir o afectar dicha
fiabilidad.
113. Por un lado, se encuentran las variables que pueden ser controladas por la
propia autoridad o las personas que llevan a cabo la identificación; es decir,
se relacionan con los procedimientos y los mecanismos utilizados para
efectuar el reconocimiento60. Ejemplos de estos son cómo se exhibe a la
persona que pretende ser reconocida, la información que se le da a la
víctima o testigo por parte de la autoridad previamente a la identificación, la
existencia o no de personas que funcionan como distractores, etcétera61.
114. Por otro lado, se encuentran los factores que pueden afectar la fiabilidad de
una prueba de reconocimiento que no pueden ser controlados por las
autoridades o personas que ejecutan esa identificación y que se asocian
más bien con las características propias de la persona que va a identificar a
otra o con el contexto en que se dieron los eventos o el transcurso del
tiempo de lo que se va a recordar62. Ejemplos de estas variables son las
condiciones ambientales a las que se enfrentó el observador al presenciar
los hechos (grados de luz, sombras, distancia), el nivel de estrés
ocasionado por los hechos, los estereotipos raciales (existen varios
estudios que han demostrado que personas de una raza no pueden advertir
diferencias faciales entre las personas de otra raza63), la concurrencia o no
de armas de fuego que produjeran cierto trauma, etcétera.
Maximizing the Validity and Reability of Eyewitness Identification in Law Enforcement and the
Courts y otros, “Identifying the Culprit: Assessing Eyewitness Identification”, op. cit., pp. 16 y 17.
62 Wells, G. L., op. cit., pp. 1546-1557.
63 Véase, el reporte emitido por el Committe on Scientific Approaches to Understanding and
Maximizing the Validity and Reability of Eyewitness Identification in Law Enforcement and the
Courts y otros, “Identifying the Culprit: Assessing Eyewitness Identification”, op. cit., p. 96, que cita
a R. S. Malpass y J. Kravitz, “Recognition for Faces of Own and Other Race,” Journal of Personality
and Social Psychology 13(4): 330–334, 1969 y J. R. Evans, J. L. Marcon, and C.A. Meissner,
“Cross-Racial Lineup Identification: Assessing the Potential Benefits of Context Reinstatement,”
Psychology, Crime, and Law 15 (1): 19–28 (2009).
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115. Tribunales de otros países del mundo han adoptado esta sistematización
para poder resolver los conflictos de debido proceso en torno a alegatos de
inducción en identificaciones fotográficas. La Suprema Corte del Estado de
Nueva Jersey, en los Estados Unidos, al fallar el veinticuatro de agosto de
dos mil once el caso State of New Jersey v. Henderson64, dio una
explicación exhaustiva sobre estos factores y los diversos estudios que se
han dado sobre el tema tras la última resolución sobre inducción por parte
de la Corte Suprema de los Estados Unidos, resolviendo que tenían que
tomarse en cuenta todo este tipo de variables para el análisis de
transgresión al debido proceso cuando se sostenga que la prueba fue
objeto de sugestión por parte de las autoridades o al observarse la
presencia de diversos factores que pongan en duda su fiabilidad.
116. En ese sentido, se reitera, aun cuando las referencias a los problemas
existentes en torno a los distintos factores que pueden incidir o afectar la
fiabilidad de una prueba de reconocimiento derivan de estudios científicos y
documentos legales de derecho comparado, es innegable que parte de la
información que nos proporcionan describen una condición inherente a
cualquier ser humano.
118. Esta Primera Sala considera entonces que para que cumplir con la
explicitación del debido proceso en su citada vertiente adjetiva, desde la
64 State of New Jersey v. Henderson, 208 N.J. 208, 27 A.3d 872 (2011).
61
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65 La Corte Suprema de los Estados Unidos se ha pronunciado sobre esta problemática, entre
otros, en los casos: Stovall v. Denno, 388 U.S. 293 (1967) y Manson v. Brathwaite, 432 U.S. 98
(1977); sin embargo, su criterio es disimil ya que para que se de una violación al debido proceso se
require que haya una inducción innecesaria y que se provoque una falta de fiabilidad en el
reconocimiento con base en un estudio de la totalidad de las circunstancias.
66 Cfr., Grossman, Steven P., “Suggestive identifications: the supreme court´s due process test fails
to meet its own criteria”, 11 Baltimore Law Review 53, 1981-1982, pp. 63-65 y Bloom, Robert M. y
Brodin, Mark S., Criminal Procedure: Examples and explanations, Aspen Publishers, 3ra ed, United
States of America, 2000, p. 355.
67 El objetivo de estas pautas es, por un lado, servir como medida disuasiva para que las
autoridades sean cuidadosas en su actuar ante la posibilidad de que se declaren ilícitas ciertas
pruebas y, por otro lado, otorgar la posibilidad de que el juzgador verifique los diferentes factores
que puedan incidir en un reconocimiento fotográfico, a fin de sólo excluir aquellos medios de
convicción en los que se tenga certeza sobre la presencia de una inducción. Asimismo, este
62
AMPARO DIRECTO EN REVISIÓN 1075/2015
122. Esta Primera Sala estima que el análisis de la viabilidad de esos actos
deberá hacerse caso por caso, ante la imposibilidad de otorgar una regla
general que abarque todos los posibles escenarios. Es decir, ante las
diferentes circunstancias en que se puede efectuar un reconocimiento
fotográfico y la gran variedad posible de actuaciones de la autoridad,
previas o concomitantes a la identificación fotográfica, resulta inviable que
esta Suprema Corte delimite todos los posibles presupuestos de aplicación.
124. Respecto a los actos prohibidos, como uno de sus ejemplos claros sin que
sea el único, se actualizará automáticamente una inducción cuando la
autoridad le exhiba a las víctimas u ofendidos fotografías del o los
sospechosos, indiciados o inculpados, tomadas por la propia autoridad, en
los que se indique el nombre de las personas involucradas y/o el delito por
el cual se les persigue.
125. Justo a esta conclusión llegó esta Primera Sala al resolver el amparo
directo 4/2012, bajo la Ponencia del Ministro Pardo Rebolledo. En ese
63
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126. Por lo que hace a los actos sospechosos de poder generar una inducción o
sugerencia, se encuentran, al menos, los siguientes: a) que sólo se muestre
la imagen de la persona que la autoridad considera como sospechosa o
inculpada; b) que en caso de que se exhiba la fotografía del sospechoso o
inculpado junto con fotografías de otras personas, se resalten las
características del sospechoso o inculpado o las otras personas que
funcionan como distractores no guarden características similares a fin de
destacar al sospechoso o inculpado; c) se haga la identificación en
repetidas ocasiones hasta que la víctima o testigo reconozca al presunto
sospechoso o inculpado; d) existan datos que evidencien que la autoridad
dio información específica a la víctima o testigo a fin de reconocer a una
determinada persona; y e) que existan datos que muestren que, durante la
diligencia de una identificación fotográfica, la respectiva autoridad utilizó un
lenguaje (verbal o no verbal) tendente a que la víctima o testigo adicione
factores ajenos al recuerdo que tiene del aspecto del presunto delincuente
para reconocer a una determinada persona.
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68Tesis Aislada 1a. CCCLI/2015 (10a.), emitida la Primera Sala, publicada en la Gaceta del
Seminario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 24, noviembre de 2015, tomo I, página
980.
65
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131. Dicho de otra manera, debe analizarse si los actos inductivos o sugerentes
provocaron la pérdida de fiabilidad de la identificación fotográfica o si ésta
puede subsistir a partir del análisis de las diferentes circunstancias que
rodean al asunto. Podrán existir casos donde a pesar de que se hayan
dado ciertos actos tendentes a inducir un reconocimiento fotográfico, dicha
identificación puede ser solventada a partir de otros factores que permitan
al juzgador concluir que la misma es fiable.
132. Estos factores son ajenos a los actos de la autoridad y están relacionados
más bien con las características y condiciones fácticas y aptitudes del
ofendido o testigo en el momento en que presenció los hechos ilícitos. Se
insiste, lo que se busca es que el juzgador valore de una manera holística
la trascendencia que tuvieron los alegados actos inductivos o sugerentes en
las víctimas o testigos para haber efectuado la identificación, pues puede
haber casos en que los ofendidos o testigos proporcionan datos tan
concretos y certeros sobre la persona que se considera como responsable
que los actos indebidos de la autoridad pasan a un segundo plano.
133. Por ende, las variables que pueden ser tomadas en cuenta por el juzgador,
sin ser una lista limitativa, son: a) si la víctima o testigo proporcionó las
características físicas del presunto inculpado de manera previa a la
identificación fotográfica; b) el grado de exactitud de esa descripción física;
c) el contexto en que se dio la comisión de la conducta delictiva y la
oportunidad y grado de atención que tuvo la víctima o testigo para observar
a la persona sospechosa o inculpada (distancias, intensidad de la luz, etc.);
d) el estado de salud en que se encontraba la víctima o testigo al momento
de observar los hechos (a saber, si se encontraba bajo los efectos de
alguna droga o de alcohol); e) el tiempo transcurrido entre los hechos
delictivos y la identificación fotográfica; f) el nivel de certeza demostrado por
el ofendido o los testigos al momento de realizar el reconocimiento
66
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137. Por otro lado, el juzgador tendrá a su vez la posibilidad de concluir que la
identificación fotográfica detenta elementos de fiabilidad, toda vez que a
pesar de que las autoridades ejecutaron actos tendentes a la inducción,
asisten elementos suficientes para ultimar que esos actos no conllevaron a
una identificación fotográfica errónea, tales como que los ofendidos dieron
una descripción exhaustiva y extensa de las características del probable
responsable que coinciden con la persona que se identificó y los eventos
delictivos ocurrieron a plena luz del día, unas cuantas horas antes del
reconocimiento fotográfico y sin que los ofendidos hubieran visto
disminuidas sus capacidades visuales por el consumo de alcohol o
estupefacientes.
138. Ahora bien, en caso de que se concluya que se acreditan los referidos
supuestos para actualizar una violación al debido proceso, debido a que la
inducida identificación fotográfica se plasma en algún medio de prueba,
como puede ser la declaración ministerial de un ofendido o testigo, ésta
debe declararse como prueba ilícita.
140. Cabe explicar que, a diferencia de las pruebas obtenidas ilícitamente (como
los objetos derivados de un cateo ilegal o una diligencia de reconocimiento
físico sin presencia de un defensor), la razón para excluir del acervo
probatorio una identificación fotográfica insidiosa o sugerente radica no sólo
en las circunstancias fácticas que, de origen, generan dudas sobre el
debido desahogo del reconocimiento, sino que atiende a las consecuencias
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145. Por el contrario, esta Suprema Corte estima que el Tribunal Colegiado no le
dio el alcance necesario al alegato de violación del derecho a un debido
proceso solicitada por el quejoso y justificó la fiabilidad del reconocimiento
fotográfico, realizado en primera instancia en el domicilio de las
denunciantes, a partir de medios de prueba desahogados de manera
posterior a esa diligencia de investigación que pudieron o no haber sido
afectados por actos de inducción. Adicionalmente, si bien aludió a que las
presuntas víctimas expusieron al inicio de la averiguación previa que podían
reconocer al inculpado, no llevó a cabo un ejercicio valorativo para
demostrar porqué los datos aportados por las ofendidas previamente al
reconocimiento fotográfico realizado en su domicilio, detentan un alto grado
de certeza que haga fiable la identificación fotográfica realizada bajo
condiciones poco ortodoxas.
70Tesis, 1a. CCCXXVI/2015 (10a.), emitida por la Primera Sala, publicada en la Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, libro 24, Noviembre de 2015, Tomo I, página
993.
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