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Las relaciones amorosas y sexuales empiezan

cada vez a edades más tempranas. Según


un estudio de la Liga Española de la Educación,
que cuenta con el apoyo del Ministerio de
Sanidad, un 24% de los jóvenes tuvo su primera
pareja con solo 12 años y cerca de un
tercio había tenido su primera relación sexual a
los 15. El uso del móvil, a edades cada vez más
infantiles, fomenta también el inicio precoz de las
primeras citas. Un estudio reciente de
Unicef pone de relieve que un 11% de niños
entre 9 y 16 años ya han tenido una cita a
ciegas por internet. Sean virtuales o presenciales,
la pregunta que se hacen muchos padres es qué
papel han de tener en esas primeras relaciones.
La psicóloga y profesora colaboradora de los
Estudios de Psicología de la UOC Silvia
Sumell da diez consejos sobre cómo deben
encarar los padres este primer amor de los hijos
adolescentes. De entrada: hay que evitar prohibir,
hablar negativamente de la pareja y hacer de
detectives de la vida privada del joven.
1. ¿Qué quiere decir tener pareja? La experta
aconseja hablar con los hijos sobre el
significado de tener pareja, de las cosas
positivas que tiene estar enamorado y de las
experiencias vividas por los propios padres,
incluyendo los aciertos y los errores. Es
bueno que conozcan las diferencias de
significado que hay entre gustarse, quererse
o enamorarse. Lo más normal es que los
jóvenes tengan dudas y miedos ante este
momento emocionalmente tan intenso.
También es importante que sepan que la
pareja no ha de ser el centro de todo ni
ocuparles todo el tiempo y que no la
idealicen, porque todo el mundo tiene virtudes
y defectos.
2. Poner límites en casa. Los límites en casa
no son incompatibles con estar enamorado.
Que un/a joven tenga pareja no quiere decir,
en absoluto, que se haya convertido en una
persona totalmente independiente y pueda
hacer lo que quiera.
3. «Este chico/a no es para ti». En ocasiones,
la persona escogida por los hijos no es del
gusto de los padres. Sin embargo, si el
chico/a es feliz, está tranquilo y tiene una
relación sana, entonces lo mejor que pueden
hacer los progenitores es estar al lado del
chico y evitar frases de este tipo. Aunque no
te guste su pareja, evita criticarla y hablar mal
de ella, pues eso puede hacer que el hijo
adolescente se aleje de los padres.
4. Los padres no son amigos. Tienen que ser
respetuosos con la intimidad de los hijos y
conscientes de que habrá aspectos de
aquella relación que muy probablemente no
les explicarán. Los jóvenes se sienten más
cómodos hablando de ciertos temas con los
amigos.
5. No prohibir relaciones. Tarde o temprano, el
hijo/a se enamorará. En este sentido, la
psicóloga no es partidaria de prohibir las
relaciones. «Las imposiciones y prohibiciones
generan un efecto rebote contrario y eso
puede alejar a los hijos de los padres»,
afirma. En caso de que los progenitores
detecten una relación problemática o poco
saludable, es bueno que puedan hablar
abiertamente con el hijo/a y aconsejarle.
6. Síntomas de una relación no
saludable. Cambiar la forma de vestir, dejar
de practicar deportes o aquellas actividades
que antes tanto le entusiasmaban, estar más
triste que de costumbre y más irritable en
casa, tener interés solo por quedar con su
chico/a y dejar de lado a los amigos,
mostrarse apático, tener ansiedad o
cansancio físico, cambios en el patrón del
sueño y del hambre: todo ello son señales
que tendrían que hacer sospechar a los
padres que aquella relación no es sana. Otro
rasgo distintivo es apreciar en el joven una
pérdida de identidad en el sentido de que el
adolescente se comporta diferente de antes.
7. El control no es amor. La también psicóloga
y profesora colaboradora de los Estudios de
Psicología y Ciencias de la Educación de la
UOC Amalia Gordóvil afirma que hay jóvenes
que entienden determinadas conductas
machistas como muestras de interés y que
dan por buenas frases del tipo «si está
pendiente de mí es porque soy especial para
él» o «si se enrolla con tantas chicas pero
siempre me busca a mí, es porque a mí me
quiere de verdad». Según un estudio del
Ministerio de Sanidad titulado «Percepción de
la violencia de género en la adolescencia y la
juventud», uno de cada tres jóvenes no cree
que controlar a la pareja sea violencia de
género.
8. El peligro de los móviles. Sumell recuerda
que el móvil se ha convertido en una de las
principales formas de socialización de los
jóvenes, pero alerta de que la mayoría de
padres desconoce el uso que hacen sus hijos
de las redes sociales. El estudio
de Unicef«Los niños y niñas de la brecha
digital en España» pone de relieve que un 44
% de los niños y niñas ha mostrado en las
redes sociales una edad que no es la suya;
que el 52 % de niños/as entre 9 y 16 años ha
visto imágenes sexuales en línea o fuera de
línea y que un 32 % de chicos/as entre 11 y
16 años ha recibido algún tipo de mensaje de
cariz sexual en el último año. En este sentido,
la psicóloga hace esta reflexión: «Es curioso,
porque muchos padres no dejarían nunca ir
solo por la noche a su hijo de 10 años a
determinados lugares, y en cambio sí les
dejan solos en su habitación con un teléfono
sin saber por dónde navegan ni con quién
hablan. El peligro es el mismo o incluso
mayor, pero todavía no somos conscientes de
ello», afirma.
9. Educar a los hijos en el uso de las
TIC. Para evitar problemas futuros, la
psicóloga aconseja educar a los hijos en el
buen uso de las nuevas tecnologías.
Recomienda no aceptar a desconocidos en
las redes, evitar publicar información privada
o fotos íntimas.
10. La relación de los padres, un espejo
para los hijos. Los padres se acaban
convirtiendo en modelos de las relaciones de
pareja para los hijos adolescentes: se fijarán
en cómo resuelven los adultos los conflictos,
el tipo de discusiones que hay en casa y por
qué cosas se suele discutir. Sumell explica
que si la pareja tiene una relación sana,
basada en el respeto, la empatía, el diálogo,
la negociación y la resolución constructiva de
conflictos, los hijos tendrán aquel modelo de
pareja como referente. En cambio, el modelo
será bien diferente si por el contrario ven en
casa una relación basada en la
desacreditación, la confrontación, la
superioridad de uno sobre el otro o la
rivalidad. «Tanto el modelo de pareja que han
tenido de los padres como las experiencias
vividas en el entorno, condicionarán y
marcarán las futuras relaciones amorosas»,
afirma la psicóloga.

El primer amor de nuestros hijos es una buena oportunidad para enseñarles cómo
debe ser una relación basada en el respeto y la libertad.

El otro día me escribía un correo la madre de Lucía, una chica que cursa segundo
de Educación Secundaria, y me dice “Lucia ha sido siempre una chica muy
abierta, simpática, alegre, buena estudiante. Pero desde hace un par de meses
comenzó a mostrarse triste, introvertida, callada, muy irritable y lo peor, ha
suspendido cinco asignaturas en la última evaluación. Es obvio que algo le
pasa, yo intento hablar con ella y se cierra en banda y me dice que la deje que
no me meta en su vida. En vista de lo rara que estaba llamé a una de sus amigas
para que me contara si se había enfadado con ellas y me dejó de piedra cuando
me soltó, es que la ha dejado su novio, cómo quieres que esté. Mi primera
reacción fue la de ir a hablar con ella y decirle que eso son tonterías, que no
tiene edad y que lo que tiene que hacer es centrarse en los estudios, pero la
verdad es que la veo tan triste que no sé cuál será la mejor manera de ayudarla”.

Pues sí, esto que le ocurre a Lucia es algo que les suele ocurrir a muchos
adolescentes y es que, si no fuera suficiente con comportarse como
adolescentes, algunos van y se enamoran, y se desenamoran y vuelven a
enamorarse y sufren y se sienten inmensos y luego insignificantes… como si
fueran en una montaña rusa. Y cuando los niños se enamoran, ¿qué podemos
hacer los padres?

 El enamoramiento de un adolescente es para ellos un hecho muy


importante y muy significativo en su vida (¿a que recuerdas aún
el nombre de tu primer amor?). Algunos padres se
asustan cuando sus hijos adolescentes se enamoran y fruto de
ese miedo tienden a minusvalorar los sentimientos de los
hijos diciéndoles “eso es una tontería”, “qué vas tú a saber lo que
es estar enamorado”.
 Hazle ver que eso que siente es estupendo, que es algo hermoso
que nos ocurre, aprovecha para hacerle ver que también es
normal sentir dudas o temor por si la otra persona nos acepta o
no. Y ya puestos, no estaría mal que le contaras cómo os
sentisteis vosotros cuando os enamorasteis por primera vez.
 Enamorarse por primera vez es una buena oportunidad de
enseñar y aprender lo bien que conjuga el amor con el
respeto. Sin respeto, no hay amor. Enseñarles también
que querer es un acto de libertad y la libertad no se impone, se
ejerce.Enseñarles que para demostrar amor no hay que hacer nada
que uno no quiera hacer.
 Aprovecha esta situación también para hablarle lo que crees que
es un comportamiento adecuado, y lo que crees que es
inadecuado en su incipiente relación. Y háblale claro, no
recurras a parábolas como la de “hija, ten cuidado no te vayan a
echar algo en la coca-cola” cuando tu preocupación realmente es
otra. La educación afectivo-sexual de los hijos requiere que los
padres les hablemos claro respecto a lo que ocurre o puede ocurrir
cuando uno cree que está enamorado. No se trata de negar lo que
nuestros hijos sienten, sino orientarlos respecto a la necesidad de
responsabilizarse de sus decisiones, de sus acciones.
 Los padres tenemos el deber de controlar y supervisar a
nuestros hijos y los límites deben girar alrededor de los valores de
cada familia. Son los valores que tú quieres inculcar a los hijos,
y no el miedo lo que nos ayuda a marcar los límitesrespecto a lo
que consideramos adecuado o no.
 A los padres por lo general nos parece que nuestros adolescentes
son demasiado jóvenes para enamorarse, pero no se lo digas
porque pueden sentir que los consideras incapaces, no
apoyados, y puede que entonces no te quieran seguir contando
nada. Lo mejor es que le digas que es muy joven para salir en
pareja, que es mejor que salgan con su pandilla, etc.
 Conoce al “amorcito” de tu adolescente para que tengas
información sobre cómo es y si no te gusta intenta no decirle “no me
gusta nada”. Tampoco tienes que mentirle pero nada de ponerle
motes y hacer mofas a costa del peinado, la vestimenta etc.
Nuestros hijos tienen capacidad para darse cuenta de cómo son las
personas con las que se relacionan y a veces hay que equivocarse
para aprender.
 Los amores, en todas las edades, pueden ser dolorosos. Ver
sufrir a nuestros hijos por “culpa de un papanatas” a veces es duro,
y no lo podemos evitar. Cuando los hijos sufren sólo necesitan
nuestro apoyo.
¿Tu hijo adolescente se ha enamorado? Pues eso lo que significa es que tu niño o
niña ya va dejándolo de ser. Sin miedo.

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