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La Situación actual de la Psicología Humanista

Juan Alberto Vargas Téllez1


Teodulfa Gricelda Medina Pérez2

Resumen
Después de una breve revisión de sus antecedentes históricos, se exponen
los conceptos fundamentales en los que convergen las diferentes teorías que
integran la denominada psicología humanista; también se hace mención de la
influencia de este enfoque en el surgimiento de dos importantes movimientos de
vanguardia: el Desarrollo del Potencial Humano y la Psicología Positiva. Se analizan
brevemente su desarrollo académico y su importancia ante los grandes problemas
humanos de nuestro tiempo; finalmente se mencionan sus importantes logros y
algunas de sus limitaciones.

Palabras clave: Psicología humanista, desarrollo humano, psicología positiva

1. Antecedentes históricos

Podría decirse que un hecho trascendente en el surgimiento del movimiento


humanista, fue cuando Maslow (1991, 1994) se convenció de que la investigación
y la teoría de su tiempo se focalizaban excesivamente en sujetos que asistían al
psicólogo por razones patológicas. La imagen de la naturaleza humana, trazada
por los estudios de estos pacientes, era pesimista y distorsionada. Maslow,
intentando remediar esta situación, comenzó a estudiar lo que él consideraba un
ejemplo de persona sana, denominándolas personas autorrealizadas, dado que
tienen una alta necesidad de realizar un trabajo importante, responsable, creativo,
honrado y justo. Personas con madurez, capaces de encarar disgustos,
frustraciones, incomodidades y derrotas, sin quejas ni abatimiento. Personas
capaces de vivir en paz con lo que es imposible de cambiar.
Es a partir de ello que consolida una de sus principales aportaciones en el
mundo de la psicología: “La teoría de la motivación humana”, donde propone que

1
Universidad De La Salle Bajío
2
Universidad De La Salle Bajio
la naturaleza humana es un continuum logro de necesidades internas, iniciándose
con necesidades fisiológicas básicas y progresando hasta las meta – necesidades,
como las que están presenten en la gente autorrealizada. Estas personas han
satisfecho las necesidades inferiores y buscan alcanzar las superiores, con lo que
son capaces de llegar a ser todo lo que potencialmente sería posible.
A mediados de los años 40’s, la psicología humanista surgió como respuesta
al descontento de lo que proponían las corrientes teóricas de mayor predominancia
en ese momento: el Psicoanálisis (1ª. Fuerza), una “psicología de profundidades”
a partir de los estudios del inconsciente, que tenía una visión de la naturaleza
humana como patológica, mientras que el Behaviorismo (2ª. Fuerza), tuvo su base
en el concepto de la psicología como una ciencia exacta, en el observar, medir, y
controlar conductas; planteando una naturaleza “mecanicista” del Ser Humano
(Engler, 1999)
Maslow, insatisfecho con el dominio de la primera y segunda. fuerzas en la
psicología, convoca a todos aquellos psicólogos que estuvieran en desacuerdo con
tales propuestas teóricas, y es en el verano de 1963 cuando se da el Primer
Encuentro y Fundación de la Association for Humanistic Psychology (AHP); sin
embargo, el acontecimiento que se considera como el momento de la constitución
de la Psicología Humanista, como Tercera Fuerza de la Psicología, es la
Conferencia de Saybrook en Noviembre de 1964 a la cual asisten Allport y Rogers,
pronunciando públicamente su apoyo a la psicología humanista, además aestarían
presentes Abraham Maslow, Rollo May, James Bugental, Charlotte Buhler, George
Kelly, Gardner Murphy, Henry Murray, entre otros importantes personajes de la
época (Castanedo, 2002).
La Tercera Fuerza surgió dando énfasis a áreas que habían sido
descuidadas por las corrientes anteriores como son los factores existenciales
humanistas. Especialmente se consideró que las dos primeras fuerzas se limitaban
a estudios de psicopatología (las obras completas de Freud contienen más de 400
referencias sobre neurosis y ninguna sobre salud); generalizando de sistemas
simples a sistemas más complejos; ignorando áreas relevantes al estudio global
del ser humano (Castanedo, 2002).
Al inicio la AHP lo constituyó un grupo de protesta contra el behaviorismo y
el psicoanálisis, defendiendo simplemente la introducción de los valores
humanistas en los principios de la psicología. Sin embargo, la membresía creció de
100 miembros en 1963 a 500 en 1966 y se elaboraron políticas más precisas
dirigidas a métodos de la psicología humanista. Es así como Charlotte Buhler,
elegida presidente en 1965, retoma el reto de confrontar la gran confusión que
existía en aquellos tiempos, relacionada con los métodos objetivos de la psicología
humanista. Cuatro años más tarde, la Asociación no era más un grupo de protesta
sino una “tercera fuerza” de la psicología, firmemente establecida, con una
identidad propia. (Castanedo, 2002).
La propuesta de la Tercera Fuerza ha sido, desde entonces, abarcar las
relaciones y posibilidades del hombre, captar la totalidad de las potencialidades
positivas del ser humano y la plena realización de las mismas. Otorga prioridad a
la experiencia humana, a los valores, propósitos y significados, mientras promueve
el crecimiento personal y el cambio. A esta nueva propuesta se le identificaron tres
enfoques distintos: Teorías del Yo, Existencialismo y Fenomenología. El Self se
convirtió en un agente activo implicado en resolver conflictos existenciales con el
fin de sobrevivir y crecer óptimamente.
Hoy en día forman parte de la psicología humanista las siguientes corrientes
psicológicas, de procedencia muy diferente (aclaramos que la lista no exhaustiva):
 Terapia Gestalt (Fritz y Laura Perls)
 Enfoque Centrado en la Persona (Carl Rogers)
 Neuropsicología Gestáltica (Kurt Goldstein)
 Bioenergética (Alexander Lowen)
 Grupos de Encuentro (William Schutz)
 Psicosíntesis (Roberto Assagioli)
 Logoterapia (Víctor Frankl)
 Análisis Transaccional (Eric Berne)
 Enfoque existencial (Rollo May)
 Psicodrama (Moreno)
 Enfoque Experiencial (Eugene Gendlin y Mahrer)
 Desarrollo de Potencial Humano (J. Lafarga, J. Gómez del Campo)
 La psicología transpersonal (Wilber, Grof, Tart)

2. Concepto de Hombre en la Psicología Humanista


Maslow (1998, p. 65) dice: “Considero esta corriente humanista dentro de la
psicología como una revolución en el sentido más verdadero de la palabra; en el
sentido en que Galileo, Darwin, Einstein; Freud, Marx, llevaron a cabo las suyas;
es decir, una corriente que aporta nuevas formas de percibir y pensar, nuevas
representaciones del hombre y la sociedad, nuevos enfoques de la ética y los
valores, nuevas direcciones que seguir… Esta tercera fuerza en psicología es, en
la práctica, un aspecto de una Weltanschauung global, de una nueva filosofía de la
vida, de una nueva concepción del hombre, y los inicios de otros cien años de
trabajo…”
La perspectiva de Maslow está enfocada a un hombre que tiende a hacia la
realización de las posibilidades inherentes y a la presión a satisfacer necesidades
que aseguran la supervivencia física y psicológica. Mientras que para Rogers la
persona es un ser autorrealizable, siempre en un proceso de crecimiento. Las
fuerzas positivas hacia la salud son naturales e innatas en el organismo. Más aún,
expresa Rogers, los individuos tienen la capacidad de experimentar y de saber
cuáles son sus propios desajustes (Rage, 1996).
En la naturaleza del hombre, todo aquello que se expresa veraz y
francamente, genera la posibilidad de la vida comunitaria, por sus efectos en la
unidad, la confianza y el aprecio de unos a otros, con ello enfatiza la importancia
de la relación con otras personas (Empatía, Congruencia y Aceptación positiva).
Recalca la responsabilidad y capacidad para descubrir caminos que puedan
llevar a un encuentro pleno con la realidad. Las personas que más se conocen a sí
mismas, son las que están mejor capacitadas para descubrir conductas más
apropiadas para ellos mismos. Esta teoría enfatiza el mundo fenoménico de la
persona. Cada persona es única por lo que debe conocerse su mundo para
entenderla mejor. Esto favorece la posibilidad de abrirse a la experiencia con las
menores distorsiones, para lograr una mejor percepción. Para Rogers, una premisa
fundamental de su teoría, es que la persona utiliza su experiencia para definirse a
sí misma.

3. Características y Conceptos básicos de la Psicología Humanista


Las Principales características del enfoque humanista son: (Castanedo,
2002):
El compromiso: sostiene la creencia de que se tiene la capacidad humana
de “Darse Cuenta” que conduce a la auto resolución y libertad
Tendencia a la Realización o Crecimiento: la importancia del punto de
vista antihomeostático de los seres humanos, luchando hacia el crecimiento y el
desarrollo antes que a mantener la estabilidad. Las decisiones están guiadas por
el Darse Cuenta del futuro y del presente inmediato antes que únicamente el
pasado.
La creencia de la capacidad humana de la autorresolución es
importante y polémica: las personas no están determinadas únicamente por su
pasado (o su ambiente), son agentes en la construcción de su mundo.
La experiencia subjetiva de cada persona es central: es un esfuerzo por
comprender la experiencia del otro, se intenta compartir el mundo de la otra
persona, de una forma especial, que va más allá de la dicotomía sujeto-objeto.
Permitirse compartir el mundo de la otra persona, es percibido como un privilegio
especial que requiere un tipo especial de interrelación.

Sus conceptos esenciales son:


“Awareness” o “Darse Cuenta”. Concepto importante que representa
una de las dimensiones de la autorrealización. Se habla principalmente de una
capacidad, inherente en el ser humano, donde las personas toman conciencia de
lo que son sus percepciones intrínsecas y extrínsecas, de tal manera que se va
guiando en su vida por dos aspectos: lo intrapersonal e interpersonal. Ello implica
que el reconocimiento o exploración inicie con el interior y después al exterior y su
vinculación. Permite el descubrimiento por sí mismo, lo que lo motiva y lo guía a la
toma de sus decisiones para ser, estar y hacer en el mundo.
El Self o “Yo”. Es uno de los conceptos centrales para el conocimiento de
la persona desde ésta perspectiva teórica. Es el núcleo de la personalidad,
organizado y coherente compuesto de percepciones y sensaciones. El Self o Yo,
se forma de la interacción con el ambiente y con los demás, se define como “el yo
que verdaderamente soy”. Impulsa al crecimiento, al desarrollo y nos aleja de lo
que no se es, de la fachada, de la ocultación del ser, del cumplimiento de las
expectativas de los demás, etc. Para ésta perspectiva el Individuo es el centro de
toda experiencia y reacciona ante ella tal y como la experimenta o percibe, eso
resulta ser para cada individuo su realidad. La manera en que una persona
reacciona depende de esta realidad subjetiva y no de la realidad externa, su
conducta es el resultado de su esfuerzo por satisfacer necesidades tal y como las
experimenta y percibe. Las experiencias en la vida de la persona pueden ser
simbolizadas, percibidas y organizadas en relación con el Self o Yo, o bien,
pueden ser ignoradas porque no se percibe relación alguna con la estructura del
Self, se les niega la simbolización o se simbolizan distorsionadas. Es ahí donde
surgen los conceptos de Congruencia e Incongruencia en el individuo.
El Autoconcepto, aspecto que se desarrolla a partir del Self; se desarrolla
a través de nuestras primeras experiencias, gracias a la consideración que los
demás nos muestran, con sus expresiones de afecto, admiración y aceptación, y
sobre todo a través de la correspondencia entre las experiencias que tenemos a
lo largo de la vida y la forma en la que las percibimos, de la correspondencia entre
lo que nos gustaría ser y la impresión que tenemos de nosotros mismos. Esta
correspondencia es la Congruencia; congruencia entre lo que somos y lo que los
demás perciben de nosotros Cuanto más cerca estén esos dos conceptos, más
satisfechos estaremos con nosotros mismos. La persona congruente funciona al
más alto nivel, es abierta a la experiencia, y no a la defensa, tal persona percibe
a las personas y a las cosas de forma precisa, lleva una relación armónica
consigo mismo y con los demás, tiene un alto nivel de autoestima y está en la
búsqueda del crecimiento y la autoactualización (Engler, 1999).
Autorregulación. Concepto generado por Maslow, que se refiere al
proceso de recuperar el equilibrio o la homeostasis a pesar de la frustración,
dolor, desilusión o cualquier otro obstáculo para el desarrollo personal. Las
experiencias de lucha, dolor, alegría y crecimiento son valoradas por el "proceso
de evaluación organísmica", que es la capacidad innata de juzgar por uno mismo
si una experiencia ayuda al crecimiento o lo debilita. Las experiencias que
mantienen y promueven el crecimiento son valoradas positivamente, por lo que la
persona se acerca a ellas, mientras que las experiencias adversas o perjudiciales
son valoradas negativamente, esperando que les ponga fin o las evite (Engler,
1999).
Aceptación Positiva. Cuando surge el Self, emerge también la necesidad
de aceptación positiva. La aceptación positiva es el deseo de tener la aprobación,
la aceptación y el amor de los demás. Esta necesidad es especialmente
significativa porque nos hace sensibles al ‘feedback’ del otro(s). De esta manera
los demás tienen un rol importante en la vida de la persona. Atendiendo a las
críticas y los cumplidos de los demás, la persona aprende a internalizar el
‘feedback’ social en la estructura del Self y como resultado, la necesidad de
aceptación positiva social involucra la aceptación positiva del sí mismo (Rogers,
1988).
Condiciones de Valor. Al poco tiempo de nacer, los niños comienzan a
aprender las "condiciones de valor" con las que se juzga su conducta y sus
características personales (el Self) como positivas y merecedoras de aceptación o
negativas y merecedoras de rechazo. Debido a que la necesidad de aceptación
positiva hace que la persona se vuelva sensible a la aceptación o el rechazo de
los demás, el niño internaliza las condiciones de valor en la estructura del Self.
Durante el desarrollo, la estructura del Self se amplía más allá de las condiciones
de valor parentales para incluir condiciones sociales de valor también. Cuando
llega a la edad adulta, la persona aprende de padres, hermanos, profesores y
otros las características o conductas que son "buenas y malas", "deseables e
indeseables". Cuando las personas se rigen por estas condiciones de valor, se
separan de los medios que tienen para coordinar sus experiencias con su
tendencia de actualización, que incluso sería un obstáculo para la
autorrealización. De tal forma que si la persona en desarrollo se ‘apega’ a las
condiciones de valor impuestas por padres y otras influencias sociales, se va
apartando cada vez más de la habilidad inherente de tomar las decisiones y por lo
tanto de adoptar las conductas necesarias para actualizar el Self. Las condiciones
sociales de valor se convierten en valores interiorizados o propios y se
manifiestan como normas de conducta social fijas y rígidas. El resultado es la
expresión de la conducta matizada por estos valores y acciones reguladas
socialmente. La única manera de no interferir en la tendencia de actualización del
niño es darle aceptación positiva incondicional y no la aceptación positiva
condicional producto de las condiciones de valor. Cuando al niño se le da
aceptación positiva condicional, tiene la necesidad de internalizar las condiciones
sociales de valor. Mientras los padres aprueban, quieren y aceptan al niño por ser
quien naturalmente es, en lugar de por quién quieren que sea, entonces la
estructura del Self del niño resulta una representación isomórfica de la tendencia
de realización (Rogers, 1997). Estas tendencias del ser humano, estas
capacidades y potencialidades intrínsecas en cada persona, se pueden estimular
y generar un desarrollo direccionado y orientado. Así como la autorregulación y la
aceptación positiva, la condición de valor va estructurando al Self, la tendencia de
realización ofrece y acepta el acompañamiento para lograr satisfacer tanto las
necesidades mínimas como aquellas tendencias hacia la autorealización.
Tendencia que se va construyendo con otro u otros, a través del desarrollo
constante, mediante el awarennes que permite la vía a la autoaceptación y el
desarrollo de la autoestima. Durante estos procesos, el contacto con otros,
permite ofrecer y tomar diferentes realidades por donde se van creando sentidos y
con éstos, nuevos significados, provocando lo recursivo de la construcción del sí
mismo y el contacto con el entorno, excitando la frontera contacto – entorno,
fenómeno por el cual se promueve la autorregulación entre la estabilidad y el
cambio. Muchos de estos procesos, son acompañados y facilitados por el medio
ambiente, siendo también la presencia de otros que nos referencian y nos
promueven a abrirnos a la incertidumbre con la confianza de un acompañamiento
de aquellos que ya tienen la experiencia. Estas personas son las llamadas
facilitadoras que ofrecen su experiencia y sabiduría al acompañar el trayecto
nuevo a otra persona.

4. La Psicología Humanista y el Desarrollo Humano


Uno de los aportes que más importantes de la Psicología Humanista a la
psicología latinoamericana, fue sin duda el movimiento mexicano del Desarrollo del
Potencial Humano (DPH), iniciado por Juan Lafarga (Lafarga, 2000 y 2003; Jarquín,
2005), quien había realizado estudios y se había formado como terapeuta con Carl
Rogers en los Estados Unidos. Al regresar a México a finales de los sesenta, abre
un programa en la Universidad Iberoamericana para formar los primeros terapeutas
con formación de psicólogos, ya que hasta entonces la psicoterapia había estado
en manos de médicos con formación psicoanalítica. Poco tiempo después, a
solicitud de un grupo de personas que no eran profesionales de la psicología pero
que deseaban adquirir conocimientos y habilidades como facilitadores o
promotores del crecimiento humano, imparte los primeros cursos para formar a
profesionales de la orientación o el acompañamiento bajo el enfoque del DPH.
Eventualmente, bajo la responsabilidad de algunos de sus alumnos directos y
colegas más cercanos, promueven el DPH como una tarea pluridisciplinar afín a
cualquier profesionista relacionado con la educación y de quienes tienen influencia
en los diversos ámbitos de la actividad humana, como los padres de familia,
maestros, líderes sociales, religiosos, empresarios, y en general en cualquier
actividad que se relacione con el crecimiento de individuos y grupos.
El DPH tiene afinidad con el denominado Councelling, muy difundido en
Estados Unidos y varios países de Latinoamérica, ya que también forma y asocia
a profesionales de la orientación psicológica. Sin embargo, consideramos que hay
diferencias importantes. Por un lado, el Councelling tiende a una formación práctica
e instrumental para resolver problemas específicos, sin preocuparse mucho por el
sustento filosófico y epistemológico; por otra parte, el DPH, además de tener bien
cimentado lo anterior, se enfoca más a crecimiento de individuos y grupos, no sólo
a solución inmediata de problemas de efectividad o desempeño de los clientes.
En relación a los objetivos del DPH, Lafarga (2003), afirma que “….el
respeto, la confianza, el amor incondicional, la búsqueda del conocimiento, la
creatividad y la armonía, así como el equilibrio en la satisfacción de las necesidades
individuales, sociales y ecológicas, ante la cual debe reconocerse que contagiar
estos valores no a través de la persuasión, sino de la vivencia, es facilitar y
promover el desarrollo humano”. En cuanto a su definición, diversos autores y
seguidores del movimiento han ofrecido varias, pero consideramos que la de Ana
Ma. González es muy completa: “Lo propio del desarrollo humano es la educación
integral de la persona que en su más amplio sentido significa promover y facilitar
los procesos de crecimiento, aprendizaje, apertura al diálogo, a la experiencia y al
cambio, así como favorecer el germinar de lo mejor de las potencialidades
humanas, que naturalmente tienden hacia la autorrealización y la trascendencia”.
Los principios que promueve el DPH, tomando como base a Jaramillo
(1997), se pueden sintetizar así:
 El hombre vive subjetivamente (construye su propia realidad)
 Cada persona es un sistema de unicidad configurada u organísmica
(física, emocional, mental y espiritualmente)
 La naturaleza humana se considera profundamente positiva; cualquier
elección que realiza el ser humano expresa su búsqueda de desarrollo y
autorrealización.
 El hombre está en continua reestructuración o permanente desarrollo
 El hombre es más sabio que su intelecto
 El ser humano posee libertad y capacidad de elección
 El acento para promover el desarrollo ha de estar puesto en la salud,
tomando en cuenta las capacidades y potencialidades de la persona y no sólo sus
limitaciones.

5. La Psicología humanista y la psicología positiva

Recientemente surgió otro movimiento importante en EUA


denominado Psicología Positiva, impulsado inicialmente por Seligman y
Csikszentmihalyi (2000), cuyos temas esenciales de estudio se podían agrupar en
tres grandes bloques: El estudio de las emociones positivas, el estudio de los
rasgos positivos, y el estudio de las organizaciones positivas. Tanto sus pioneros
como los posteriores profesionales que se han venido sumando, están de acuerdo
en que este movimiento le debe sus raíces y buena parte de sus premisas a los
psicólogos humanistas (Hervás, 2009), especialmente a Maslow y Rogers. La
psicología positiva surge como un intento de equilibrar o balancear el campo de la
psicología que se ha resistido a aceptar la importancia de un individuo satisfecho y
que, más allá de la psicopatología, ha limitado su actuación a la restitución de los
estados negativos en lugar de promover la construcción de fortalezas como una
potente arma en el arsenal de la terapia. Sus autores sostienen que trabajando
desde el modelo médico y buscando solamente salvar las carencias y curar las
heridas, se ha terminado por desplazar y limitar en gran parte la ciencia psicológica
y el entrenamiento de profesionales, perdiendo, de esta forma, la función del
psicólogo que no sólo se restringe a curar la debilidad, sino que tiene que dirigirse
fundamentalmente a nutrir las fortalezas del ser humano.
Al revisar su definición e intencionalidad pareciera no haber gran
diferencia entre este movimiento y el de la psicología humanista, entonces ¿por
qué su surgimiento y pleno reconocimiento como distinta a ésta última? Según
Hervás (2009), aun compartiendo muchos elementos, la psicología positiva
constituye un nuevo proceso, con un nuevo estilo y con una nueva etiqueta, lo cual
no significa que se pretenda devaluar a la psicología humanista, sino todo lo
contrario, se le reconoce como la base de este nuevo campo; no obstante, el
enfoque humanista en psicología parece haber perdido el rumbo académico,
especialmente al permitir en sus filas a todo tipo de “terapia alternativa” con un corte
más esotérico que científico. Es probable que haya algo de cierto en esto, pero
nosotros no estamos muy convencidos de que esto sea necesariamente negativo,
pues el mismo Maslow acuñó el término “Transpersonal” para referirse a la que
debiera ser la tendencia de la psicología humanista en un futuro cercano. Hoy
tenemos claro que los denominados psicólogos transpersonales trasgreden las
fronteras de la psicología científica al estudiar áreas como la evolución de la
conciencia, las experiencias místicas, las posibilidades de vida después de la
muerte, entre otros temas proscritos de la ciencia. Pero esto no debería verse como
una limitación, sino precisamente como una avenida abierta a inquietudes
esenciales de la naturaleza humana, y tendríamos que reconocer y apreciar el valor
de quiénes se arriesgan a aventurarse en ella, aun cuando se saben expuestos al
desprecio de la comunidad académica. Lo mismo pasa con otros movimientos
incluidos en el humanismo, como por ejemplo la terapia corporal y las
constelaciones familiares.
En todo caso, queda claro que la psicología positiva surge de
las fuentes de la psicología humanista y que ambos movimientos pueden
beneficiarse de sus aportaciones. Consideramos que cumplen bien su papel, una
al mantenerse fiel a la academia y la ciencia, y la otra al ser más flexible y permitir
en sus filas a los pioneros de nuevas aproximaciones que buscan, esencialmente,
lo mismo, la salud y el bienestar humanos.

6. El desarrollo académico de la psicología humanista


El movimiento humanista surgió dentro de las aulas con Maslow, no
obstante, Rogers, otro de sus pilares, se dedicó más al trabajo clínico y pronto
formó su propio instituto, lo que lo alejó del mundo académico como tal. Por
supuesto, continuamente estuvo presente en congresos, fue profesor invitado en
muchas instituciones en diversos países, y en general influyó de manera
significativa en profesores, investigadores y estudiantes. Es probable que esta
decisión haya contribuido a que muchos humanistas se formarán y practicarán
fuera del cobijo de las aulas universitarias, lo que positivamente permitió la
expansión y popularidad del humanismo, pero pudo haber contribuido a su
debilidad científica y al descrédito ante otras escuelas de la psicología
consideradas teóricamente más sólidas. Por supuesto, este llevaría a un debate
más allá de las pretensiones de este ensayo, pero sí es claro que el movimiento
humanista necesita retormar fuerza y sustento desde la academia, sin abandonar
su riqueza integradora y su sana flexibilidad, o queda el riesgo de convertirse en un
movimiento exclusivamente filosófico y social.
Al respecto analícese la tabla 1. En ella se presenta una clasificación de las
principales orientaciones teóricas de los psicólogos miembros de la APA hasta el
año 2003. Se puede observar que aun cuando las entonces denominadas primera
y segunda fuerzas, psicoanálisis y conductismo, han disminuido su presencia
porcentual, mantienen un 15% y un 10%, contra el 1% del humanismo y 1% del
enfoque Rogeriano, sumando apenas un 2%, cuando en los ochentas tenían un 6%
cada uno. ¿Podría pasar lo mismo que con el enfoque de Sullivan, que de haber
tenido hasta un 10% inicial ahora no tiene presencia? La tabla muestra datos de
hace diez años, pero suponemos que en el presente el panorama no es
necesariamente mejor.

Tabla 1. Principales Orientaciones Teóricas de los Psicólogos según la APA

(Datos en %)

Orientación 1960 1973 1981 1986 1995 2003

Conductismo 8 10 14 16 13 10

Cognitivo - 2 6 13 24 28

Constructivista - - - - - 2

Ecléctica/Integrativa 36 55 31 29 27 29

Humanística* 2 6 4 6 3 1

Interpersonal - - - - 4 4

Psicodinámica** 35 16 30 21 18 15

Rogeriana 4 1 3 6 1 1

Sullivaniana 10 3 2 2 1 0

Sistémica - - 4 4 4 3

Otras 4 7 6 3 5 7

Fuente: Norcross, Karpiak y Santoro (2005)


*Incluye los enfoques existencial, gestáltico y humanístico en general.¨
**Incluye las orientaciones psicodinámicas, psicoanalíticas y Neo-freudianas.
Hace algunos años Lafarga (2008), fundador del Desarrollo Humano en
México, comentó en una entrevista: “Facilitar el proceso de desarrollo positivo y
creador en los otros se ha vuelto una necesidad fundamental de la sociedad. En el
país existen 400 escuelas de psicología, y existe mucho descontento por los
alumnos que egresan. Siguen predominando los enfoques psicoanalítico y
conductista, y mucha gente está buscando algo distinto, más relacionado con el
desarrollo humano. Y las escuelas de psicología no se están enfocándose en este
sentido”. Así que, desde la perspectiva académica la situación no es muy favorable
aun para el movimiento humanista. Quizás una visión optimista nos permita afirmar
que este movimiento está tomando otros matices y vertientes, de manera que su
evolución no sea precisamente en el sentido que sus pioneros lo esperaban; por
ejemplo, el Counselling, que debe su existencia al enfoque humanista, tiene una
gran presencia en todo el mundo, según se puede apreciar por la cantidad de
instituciones que imparten programas formativos, así como de asociaciones que
integran a miles de miembros. El movimiento del Desarrollo Humano en México se
ha extendido con gran influencia, incluso hacia otros países. Según un estudio
reciente (Universidad De La Salle, 2013), en este país existen cerca de 20
programas de posgrado en Desarrollo Humano con reconocimiento de validez
oficial, algunos en instituciones de prestigio como la Universidad Iberoamericana y
la Universidad De La Salle. Además de muchos otros programas sin
reconocimiento oficial, pero que señalan el interés que existe por este tipo de
formación.
Si bien es difícil predecir el futuro de este movimiento, es claro que su
impacto es sólido en muchos sentidos, e independientemente de las formas que va
tomando, su expansión continua y su influencia sigue marcando el rumbo de
nuevos caminos para tratar de entender, pero sobre todo, para tratar de solucionar
los grandes problemas humanos.

7. Importancia del movimiento humanista ante los grandes problemas


contemporáneos
En el ámbito social, es un campo disciplinar que abre una gran oportunidad
de desarrollo para los profesionales de este movimiento. Las condiciones de
violencia, inseguridad, oportunidades de trabajo, globalización, entre otros;
requieren de un profesional que sea capaz de facilitar procesos donde los sujetos
desarrollen una serie de potenciales que les permita hacer frente a esas
condiciones, tales como la tolerancia a la frustración, manejo de las emociones,
elaborar un plan de vida con estrategias finas para su alcance, la perseverancia y
el desarrollo de habilidades resilentes, estrategias de comunicación, trabajo en
equipo y relaciones interpersonales funcionales. Todas ellas llevarán a establecer
condiciones de desarrollo personal y social, y en una empresa y escuela
comprometidas con sus integrantes, el fin de sus misiones y ambientes de
desarrollo y con herramientas para el abordaje de los conflictos y áreas de
oportunidad que se presenten.

En el ámbito económico se habla de competitividad del profesionista, hoy


más que nunca las empresas requieren de personal con elementos como
creatividad, sentido ético, toma de decisiones, trabajo en equipo, dirección de
grupos, comunicación, entre otros. Cada una de estas habilidades y actitudes son
de incumbencia del desarrollo del potencial humano y por ende de la psicología
humanista. Hoy las empresas han entendido que no sólo son los procesos técnicos,
sino que el factor humano debe ser cultivado, reforzado y potencializado. Las
empresas de corte Europeo abonarán a que sus trabajadores se desarrollen al
interior de la empresa y que se mantenga un vínculo con la familia y tiempo para
recreación, mientras que las empresas norteamericanas su configuración será a
lograr un máximo de desarrollo en los procesos, siendo el eje personal atendido en
relación a que favorezcan un mejor rendimiento. Cualquiera que sea las posturas,
se reconoce que deben de potencializarse las condiciones de la persona aunque
con fines distintos en las organizaciones. En este sentido, el profesional de la
psicología humanista tiene un vasto terreno de abordaje y aplicación de los
principios de este enfoque.

En lo político, el tema del desarrollo de las personas es una constante.


Las diversas carteras políticas. Se habla de condiciones de salud tanto en el área
física y mental, de condiciones que les permitan a los ciudadanos contar con mejor
educación y con ello alcanzar oportunidades de trabajo y/o emprendurismo
importantes. Se habla de lograr el Desarrollo Humano de las personas mediante el
acceso a educación, salud, servicios… los dos primeros son pilares que se
apuntalan mediante el desarrollo de potenciales en las personas.

En síntesis, en todos los campos donde haya seres humanos, la


psicología humanista y el desarrollo del potencial humano tendrán un campo de
acción importante.

8. Alcances y limitaciones del movimiento humanista


El movimiento ha tenido logros relevantes:
 Aglutina un grupo de personas proactivas al servicio de muchas e
innumerables causas.
 Ha generado una serie de estrategias al servicio de las personas y sus
comunidades.
 Ha movilizado, congresos, reuniones y proyectos al servicio de las
personas.
 Ha aportado una visión diferente del modelo educativo.
 Ha aportado un quehacer enriquecedor en las empresas.
 Ha generado estrategias de crecimiento en los grupos religiosos.
 Ha aportado modos diversos para favorecer las artes.

Con todo y sus grandes aportaciones, el enfoque humanista en psicología


tiene algunas limitaciones o área de oportunidad:
 Su flexibilidad permite que se incluyan teorías o aproximaciones cuyos
fundamentos epistemológicos y metodológicos son débiles.
 No se cuestiona los principios epistemológicos de manera sistemática,
lo cual impide un progreso en el movimiento.
 Mucho de su conceptos integradores y críticos de las teorías no tienen
suficiente fundamentación científica.
 Si bien muchos profesionales del movimiento hacen investigación y
existen algunas publicaciones para su difusión en diversos países, es insuficiente
si se les compara con la producción de otras escuelas como el psicoanálisis y el
análisis experimental de la conducta (basta con consultar los abstracts de
PsycoInfo de la APA para darse una idea).
Referencias Bibliográficas

 Castanedo, Celedonio (2002). Psicología Humanística Norteamericana.


México, Herder
 Engler, B. (1999). Teorías de la Personalidad. México, McGraw Hill.
 Hervás, G. (2009). Psicología Positiva: Una introducción. Revista

Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 66, 23, 23-41

 Jaramillo, H. (1997). El Despertar del Mago. Edivision, México.

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