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Plantas exóticas invasoras prohibidas en España

Publicado el 06/09/2018

Limpieza de un tramo del río Guadiana invadido por el jacinto de agua junto al puente romano de Medellín, en la
provincia de Badajoz (foto EFE).

Lydia Morales Ripalda

En el año 2003 España elaboró un catálogo de especies vegetales exóticas


invasoras y prohibió su comercio y distribución mediante el Real Decreto
630/2003 del 2 de agosto. En el artículo 7 se incluyeron un listado de especies
cuya posesión, transporte, comercio (de ejemplares vivos, semillas o restos) e
introducción en el medio natural quedaban terminantemente prohibidos.
Aunque la ciudadanía ha asumido, más o menos, los peligros que acarrea la
introducción de especies animales foráneas en nuestros hábitats, no hay apenas
conciencia del impacto que producen las especies vegetales exóticas en los
ecosistemas y en la vegetación autóctona cuando se reproducen con éxito y
empiezan a colonizar hábitats que les eran ajenos. Desde el punto de vista
botánico podemos hablar de invasión de una especie cuando se da «la suma de
migración + ecesis (establecimiento biológico) + competencia con la vegetación
originaria. Puede ser continuada o recurrente; y, entre sinecias contiguas, puede ser
mutua. La invasión se califica de completa cuando los primeros ocupantes resultan
expulsados» (Font Quer).

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A pesar de la falta de conciencia del público general, los daños ecológicos,
económicos y sanitarios que puede producir la proliferación de plantas exóticas
son muy serios. Baste señalar que en el río Guadiana se han gastado ya más de
30 millones de euros para intentar poner freno a la invasión del jacinto acuático
o camalote (Eichhornia crassipes), una planta tapizante que flota en la superficie
del agua y que es originaria de la América tropical. Desde que fue detectada se
han retirado casi un millón de toneladas de planta, 170.000 toneladas sólo en el
año pasado. Como el resto de las especies acuáticas invasoras, el jacinto de
agua fue introducido en España con fines ornamentales para decorar acuarios,
estanques y albercas, pero pronto dio el salto a los cursos fluviales. Es una
planta muy bella cuyos peciolos, transformados en una suerte de boyas rellenas
de aire, forman una roseta flotante, mientras su rico sistema de raíces se
despliega en el agua. Las flores miden unos ocho centímetros y se abren
preferentemente en verano y otoño. Pero a pesar de su belleza el jacinto de
agua es una plaga mortal. Se ha adaptado perfectamente a los inviernos fríos y
se multiplica con rapidez y gran facilidad mediante rosetas laterales hasta
colonizar los cursos fluviales y hacerlos impracticables. Su semilla sobrevive
cuatro años fuera del agua, hasta veinte en el medio acuático y se multiplica por
veinticinco con el calor. Esta fortaleza hizo que en poco tiempo colonizara casi
todo el trayecto del Guadiana por la región de Extremadura –150 kilómetros–
con una invasión singularmente grave desde Medellín a Badajoz. «El jacinto ya
ha transformado completamente el río”, declaró el biólogo del CICYTEX Francisco
Vázquez al diario El Confidencial en 2016. «La lámina vegetal que se forma sobre la
superficie del agua impide el paso de la luz y eso transforma los microorganismos que
viven en el río y afecta a las algas verdes y otros invertebrados, que no pueden hacer la
fotosíntesis o tomar oxígeno. Ya hay poblaciones de peces y anfibios que se han
desplazado a otros tramos del río por la dificultad de alimentarse en estos entornos,
además de un grupo de cuarenta plantas acuáticas que han desaparecido o han quedado
mermadas, algunas incluidas en la lista roja de especies protegidas a nivel mundial». En
2015 la Asociación de Pescadores de Don Benito (Badajoz) alertó de la elevada
mortandad de peces que quedaban atrapados en la tupida cubierta vegetal y se
asfixiaban. Las aves acuáticas también se vieron afectadas y empezaron a
desaparecer del río, lo mismo que las nutrias, dañando de paso al interesante
turismo ornitológico de la zona. No acabaron aquí los problemas. La planta
tiene las fibras muy duras y genera una abundante biomasa que se infiltra en
los canales de regadío y los tapona. El riesgo de que alcance las plantaciones
agrícolas y ocasione un grave daño económico arruinando 40.000 hectáreas de
regadío y a las empresas que se dedican al cultivo de la variada producción
hortofrutícola de la vega del Guadiana está ahí. Como está ahí la polémica. Y es
que según la denuncia de diversas asociaciones ambientalistas, lo que se está
haciendo es parchear el problema sin buscar erradicarlo definitivamente para
que el gran negocio que generan las labores de limpieza (pagadas con dinero de
los contribuyentes) siga funcionando. Sea como fuere, el jacinto de agua es junto
con el acordeón de agua (Salvinia molesta) la especie acuática invasora más
destructiva del mundo. «La maleza acuática es una pesadilla
ambiental», señalaba un informe de la FAO del año 2000 a propósito de la
invasión del jacinto de agua en el lago Victoria de África, el segundo más
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grande del mundo. Además de los problemas ya referidos en el caso del río
Guadiana, el informe señalaba que la plaga «impide la navegación en las vías
navegables, reduce la capacidad de producción de las centrales hidroeléctricas y obstruye
los canales de riego. Al atascar las cañerías y los sistemas de desagüe, puede causar
inundaciones, contaminar el agua potable y crear un medio propicio para la
proliferación de insectos y bacterias nocivos». En los EEUU es un problema ya
incontrolable que empezó cuando una delegación japonesa regaló la planta
como recuerdo en una feria internacional. Este artículo del diario El
Mundo hace inventario del poder destructivo de la plaga en España y en otras
partes del globo, incluido el río Nilo a su paso por Sudán.

Jacinto y acordeón de agua encabezan el listado de plantas prohibidas en


España y en él encontramos otras siete especies acuáticas: el helecho de agua
(Azolla filiculoides), la elodea (Egeria densa), la calomba verde (Cabomba
caroliniana), la redondita de agua (Hydrocotyle ranunculoides), la ludwigia
(Ludwigia grandiflora y Ludwigia peploides), la lechuga de agua (Pistia stratiotes) y
la crasula (Crassula helmsii). El Gobierno de Aragón ha añadido a las anteriores
prohibidas por la legislación nacional una especie más que recomienda no
comercializar ni plantar por haberse registrado episodios invasores en la región:
la elodea de Florida o tomillo de agua (Hydrilla verticillata).

Un manto rojizo de helechos de agua coloniza el cauce del río Almonte en su confluencia con el Tajo en la
provincia de Cáceres.

El helecho de agua es una planta flotante que procede de la América tropical,


de color verde y rojizo, que se introdujo como especie decorativa para los
acuarios. En poco más de cuarenta años ha invadido áreas naturales de Castilla
y León, La Mancha, Extremadura y Andalucía, siendo los episodios más graves

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hasta ahora la colonización de tres kilómetros del río Tajo, con la consiguiente
eutrofización, y de buena parte del embalse de Valuengo en Jérez de los
Caballeros (Badajoz), cuyas aguas están destinadas al consumo humano. Se
trata de una planta menuda, de no más de cinco centímetros, que prospera en
las aguas limpias, calmadas y cálidas. La forma habitual de retirarla es por
procedimientos mecánicos, pero su pequeño tamaño hace difícil la erradicación
completa. Como en casos anteriores, la persistencia de la plaga ha generado un
negocio a su alrededor a costa de la salud de los hábitats contaminados y no
sólo en las labores de limpieza. Su simbiosis con la bacteria Cyanophtya la
convierte en una buena fijadora de nitrógeno atmosférico y es usada como
abono y forraje. En Aragón y Cataluña ha invadido áreas de arrozales
generando pérdidas económicas.

Lechuga de agua (Pistia stratiotes)

La lechuga de agua, originaria de la América tropical y del subcontinente indio,


también se introdujo como planta ornamental para acuarios pequeños por el
bello color verde de sus hojas. Es una especie menuda que forma unas rosetas
flotantes y flexibles de entre 10 y 15 centímetros de anchura. Tiene una
inflorescencia muy reducida: una espata blanquecina y vellosa envuelve una
flor masculina y una flor femenina únicas. El conjunto es de pequeño tamaño
(un centímetro más o menos). Actualmente es una especie invasora en varios
países de Europa, África y Asia y también en Australia y América del Norte. A
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pesar de la prohibición de su comercialización en España la prensa recogió la
noticia en noviembre de 2017 de la incautación en un vivero de Canarias de
ejemplares de lechuga y jacinto de agua que estaban irresponsablemente a la
venta como si tal cosa. La infracción está sancionada, por cierto, «con multas que
oscilan entre los 3.001 y los 200.000 euros».

Río portugués invadido por un denso manto de elodea. Foto de invasoras.pt

La elodea es una planta originaria de Brasil, Argentina y Uruguay que puede


llegar a alcanzar hasta un metro de altura. La anchura de los tallos oscila entre
los tres y cinco centímetros de diámetro. Su color verde intenso y sus tallos
largos hacen que esta planta sea muy apreciada en los acuarios por su belleza.
También sirve para mantener el agua clara; sus hojas absorben los minerales y
el dióxido de carbono y eso dificulta el desarrollo de las algas. Permanece
completamente sumergida excepto las flores, que pueden salir a la superficie.
Ha infestado diversas zonas de la Península Ibérica y en Portugal causa los
peores problemas en el cauce del río Miño, en las regiones de Douro Litoral y
Beira Litoral y en las islas Azores.

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El área lagunar de la Marisma de Alday (Cantabria) invadido por Ludwigia peploides. Foto de
la Fundación Naturaleza y Hombre.

Otra planta acuática originaria de la América tropical, la ludwigia o duraznillo


de agua, está invadiendo áreas del norte de España. En noviembre de 2015, por
ejemplo, fue detectada por primera vez en el área lagunar de la Marisma de
Alday, en Cantabria, y en sólo unos meses se había multiplicado a gran
velocidad. Al ser una planta perenne que enraíza bajo el agua, su propagación
reduce de modo drástico la lámina acuática y pone en serio peligro la estructura
y el equilibrio del ecosistema de la Marisma, desplazando además a la flora
autóctona del humedal. En 2016 esta especie invadió también varios cauces de
la cuenca del Miño en Galicia. Los expertos creen que pudo ser llevada de unos
a otros por aves acuáticas.

En cuanto a las especies invasoras terrestres en el listado nacional de plantas


prohibidas encontramos algunas hoy tan comunes como la chumbera (Opuntia
stricta y dillenii), el plumero o rabogato (Pennisetum setaceum) o el carrizo de la
Pampa (Cortaderia selloana). El género Opuntia al que pertenece la chumbera
comprende unas 250 especies en total procedentes de México y Centroamérica.
Su proliferación es fruto de su reproducción fácil, por semillas o por esquejes de
segmentos, y en varios países donde se ha introducido con propósito
ornamental o por sus frutos ha acabado convertida en una auténtica plaga
pinchuda. En España la Junta de Andalucía ha tenido que limpiar más de 73
hectáreas invadidas por chumberas y pitas eliminando 900 toneladas de planta.
En Australia la introducción acabó en problema medioambiental por la falta de
un enemigo natural local. Fue necesario encontrar e importar sus parásitos (lo
que no deja de tener también sus riesgos) para frenar su proliferación. Al igual
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que las chumberas, la cylindropuntia entró en listado nacional de plantas
prohibidas porque su proliferación dificulta el pastoreo y es peligrosa para
humanos y ganados por sus dolorosas púas.

De los jardines y las carreteras a los prados y los espacios protegidos: la invasión del carrizo o plumero de
la Pampa en la cornisa cantábrica. Foto de Martina Miser.

El carrizo de la pampa (Cortaderia selloana) ha causado graves perjuicios en el


área cantábrica y se ha naturalizado también en algunos puntos de Aragón. En
marzo de 2017 un artículo de la Voz de Asturias alertaba de la propagación
descontrolada de esta especie por el principado. Originaria de Argentina y
Chile el plumero empezó a ser utilizada como especie ornamental hace décadas
por todo el planeta. En el norte de España la invasión comenzó a raíz de su uso
en las medianas de las autovías, donde se plantaba para evitar que los faros de
los vehículos deslumbrasen a los conductores de los carriles contrarios. Su
propagación masiva empezó en el País Vasco y desde esta región la infestación
se extendió por todo el norte de España. Cada planta forma miles de semillas
que son dispersadas por el viento, con lo que la capacidad de ocupar nuevos
hábitats es enorme. Primero empezó por los taludes y las cunetas de las
carreteras y viajó así en dirección oeste hasta llegar a Galicia. Luego ya pasó a
las áreas de praderas y pastos e incluso a espacios protegidos. La erradicación
manual de la planta es causa perdida. «A propósito de lo difícil que es tratar de
eliminarlas de manera manual Tomás Emilio Díaz, catedrático de Botánica de la
Universidad de Oviedo, pone como ejemplo la experiencia de un conocido suyo, que “no
me había creído cuando le dije que iba a tener que hacer un agujero enorme para
eliminar un solo ejemplar de su finca. Efectivamente tuvo que cavar un metro y medio
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de profundidad por otro metro y medio de longitud”. Si en una misma zona existen más
de 200 ejemplares, la eliminación manual queda descartada y podría pensarse en utilizar
herbicidas como el glisofato. Díaz advierte, no obstante, de que se está realizando un
estudio de la Unión Europea sobre el carácter cancerígeno de este compuesto. “Ahora
está en entredicho y evidentemente en las zonas protegidas no lo podemos utilizar
porque actúa eliminando todas las raíces, malas y buenas”».

Lilo de verano o Hierba de las mariposas. Foto de Arbustos en Sevilla.

El lilo de verano (Buddleja davidii) ha iniciado la colonización incontrolada de


las riberas de algunos ríos de Aragón, Valencia, Asturias, Cantabria y País
Vasco, modificando la vegetación de los sotos. Es considerada una de las más
perjudiciales invasoras en el Reino Unido, Suiza y Nueva Zelanda. Se trata de
un arbusto muy abierto de entre dos y tres metros de altura con flores violetas
en forma de largas espigas. Sus frutos son cápsulas con numerosas semillas y
prospera en zonas soleadas con suelos ligeros, permeables, con humus y más
bien ácidos. Es originaria de China.

Otras especies invasoras terrestres incluidas en el catálogo son:

1. La enotera (Oenothera glazioviana), que ha empezado a proliferar en


ambientes riparios.
2. El tomatito amarillo o matacaballos (Solanum eleagnifolium), que posee
una conocida y temida capacidad infectante en cultivos hortícolas y
pastos.

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3. La madreselva de Japón (Lonicera japonica), que se popularizó en el
paisajismo y en la jardinería para cubrir muros y paredes y de las
propiedades particulares dio el salto a los sotos de los ríos, donde que ha
empezado a asfixiar vía invasión a los árboles y los arbustos autóctonos.
4. El senecio del Cabo (Senecio inaequidens), que es tóxica para el ganado y
ha penetrado en áreas de matorrales y pastos.
5. El perejil gigante (Heracleum mantegazzianum) y la hierba
nudosa (Fallopia japonica – Reynoutria japonica), que están creando
problemas serios en el norte de España (especialmente en el País Vasco y
Navarra) y en el sur de Francia. La primera es muy urticante y crea zonas
de gran sombra que inhiben el crecimiento de otras plantas y la segunda
es considerada una de las peores invasoras en climas húmedos y
templados por su gran capacidad para desplazar a las especies
autóctonas.
6. La viña del Tíbet (Fallopia baldschuanica)

Ejemplares de ailanto, árbol originario de China, colonizando el medio natural.

También cuatro especies arbóreas aparecen en el catálogo de vegetación


invasora y todas ellas están causando problemas en Aragón. Se trata del
ailanto o árbol del cielo (Ailanthus altissima), que es el árbol exótico más
abundante en las zonas cálidas de Aragón; la falsa acacia (Robinia pseudoacacia),
la especie invasora más presente que en las zonas frías de la región, que está
invadiendo las riberas de los ríos pirenaicos; la acacia de tres espinas (Gleditsia
triacanthos), que está haciendo lo propio en las riberas del Ebro; y el arce
negundo (Acer negundo), que fue muy utilizado en los jardines urbanos y ha
arraigado en los sotos ribereños del Ebro. Todos ellos están desplazando a los
árboles autóctonos.

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Casi todas estas especies fueron introducidas en nuestro país como plantas
ornamentales de jardines, estanques y acuarios. Las buenas prácticas
medioambientales ante el problema creado pasan por la eliminación de todas
las especies invasoras que los ciudadanos puedan tener en sus propiedades y
sustituirlas por vegetación autóctona. No se deben tirar plantas de estas
especies prohibidas, ni sus restos, fragmentos o semillas en lugares donde
puedan arraigar ni por cauces de agua o desagües. El simple hecho de arrojar
unas semillas por un desagüe o en una acequia puede causar la invasión de
todo un río.

El sector de la jardinería y el paisajismo, desde los viveros y las tiendas


minoristas a los profesionales del diseño y la plantación de jardines, tiene gran
influencia a la hora de ofrecer y recomendar a sus clientes unas especies u otras.
Las autoridades les han dirigido cuatro recomendaciones claras: 1) evitar la
venta de especies foráneas sobre las que no haya seguridad de que no acabaran
desarrollando un carácter invasor; 2) informar a sus clientes del problema de las
especies invasoras; 3) proponer alternativas autóctonas a las especies invasoras
catalogadas como peligrosas; y 4) siempre que se comercialicen o se utilicen
especies exóticas, utilizar variedades estériles para evitar su propagación.

Puesto que la detección temprana es muy importante, las autoridades solicitan


también la colaboración ciudadana y piden que se avise de la presencia de
cualquiera de las especies invasoras catalogadas en entornos naturales o en
puntos de venta. En Aragón se han habilitado un teléfono y un correo
electrónico a tal efecto: el número 976 71 40 00 (del Departamento de
Biodiversidad) y la dirección invasoras@aragon.es

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PARA SABER MÁS

CAPDEVILLA ARGÜELLES, Laura, IGLESIAS GARCÍA, Ángela,


FERNÁNDEZ ORUETA, Jorge, ZILLETI, Bernardo: Especies exóticas invasoras.
Diagnóstico y bases para la prevención y el manejo,Ministerio de Medio Ambiente,
Gobierno de España.

CEAM (Colectivo de Educación Ambiental): Manual de buenas prácticas para


evitar la propagación de especies exóticas invasoras, Departamento de Medio
Ambiente del Gobierno de Aragón, Zaragoza, 2009.

CHESSI, Edmund: Guía práctica de plantas peligrosas, Ultramar, Barcelona, 1999.

FONT QUER, Pío: Diccionario de botánica, Labor, Barcelona, 1989.

GOBIERNO DE ARAGÓN: «Plantas exóticas invasoras. Una amenaza para la


biodiversidad, la economía y la salud pública», folleto divulgativo.

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GUERRERO CAMPO, Joaquín, JARNÉ BRETONES, María: Las especies exóticas
invasoras en Aragón, Consejo de Protección de la Naturaleza de Aragón,
Zaragoza, 2014.

MINISTERIO DE AGRICULTURA, PESCA Y ALIMENTACIÓN: Catálogo


Español de Especies Exóticas Invasoras – Flora, Gobierno de España.

VARIOS: Gran enciclopedia de jardinería y plantas de interior, Servilibro, Madrid,


1999.

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https://patrimoniumedu.wordpress.com/2018/09/06/plantas-exoticas-
invasoras-prohibidas-en-espana/

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