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Radiografía de un secuestro: colaboración y seguimiento como garantes del éxito

Rosa Lisbeth Medina Medina

Lisbet_lili@hotmail.com

Resumen: Desde la descripción de un sonado caso de triple secuestro a jóvenes


estudiantes ocurrido en la ciudad de San Cristóbal, estado Táchira, se hace destacar la
importancia de la colaboración entre el Cicpc y los familiares de las víctimas, en la
búsqueda de su pronta liberación. Se delimitará su concepto, desde la perspectiva de
la legislación venezolana y los tratados internacionales, que consideran a ese delito
como una de las más graves violaciones a los derechos humanos. Pese a la ingente
inversión humana, técnica y económica por parte de los estados y los organismos de
seguridad a su mando, el combate a ese ilícito ha resultado ser una titánica tarea, ya
que está respaldado por una red delincuencial internacional: El crimen organizado
dedicado al secuestro no conoce de fronteras, y ofrece conocimientos, asistencia
técnica y logística a quienes se van iniciando en el inhumano negocio, donde los seres
humanos no son más que mercancía. Se estructuran en este trabajo una serie
constructos teóricos referidos al secuestro, procedimiento policial para la liberación
de plagiados, crimen organizado internacional y víctimas

Summary: From the description of a well-known case of triple kidnapping to young


students that occurred in the city of San Cristóbal, Táchira state, the importance of
the collaboration between the CICPC and the relatives of the victims is highlighted, in
the search for its prompt release. Its concept will be delimited, from the perspective of
Venezuelan legislation and international treaties, which consider this crime as one of
the most serious violations of human rights. Despite the enormous human, technical
and economic investment on the part of the states and the security agencies under
their command, the fight against this crime has turned out to be a titanic task, since it
is backed by an international criminal network: Organized crime kidnapping knows
no borders, and offers knowledge, technical assistance and logistics to those who are
starting in the inhumane business, where human beings are nothing more than
merchandise.
Palabras claves: Secuestro, procedimiento policial, plagiado, familiares de víctimas,
legislación nacional e internacional, crimen organizado, redes transnacionales
delincuenciales.
INTRODUCCIÓN

“Más allá del daño material, el


secuestro causa un irreparable
daño en la psicología de la víctima,
y crea dentro del colectivo una
profunda sensación intimidante de
que se desenvuelve dentro de un
entorno hostil y agresivo”
Medina, L.

A partir de la exitosa resolución de un caso de secuestro ocurrida en la ciudad de San


Cristóbal, que dio como resultado la liberación de 3 víctimas y la captura de tres
antisociales involucrados en el mismo, en cuestión de días, analizaremos el registro de este
tipo de delitos y cómo los descriptores pueden dar cuenta de los factores clave para poner
fin a una pesadilla que han afectado a tantos hogares venezolanos, y sobre la cual los
cuerpos detectivescos vuelcan todos sus recursos y experiencia. Dentro de la percepción
ciudadana, sobre este tipo de delitos prevalece la idea de que una vez perpetrado un
secuestro, a sus seres queridos solo les resta rezar por su integridad física y psicológica,
negociar con sus captores, y si se ha concretado el pago del rescate, permanecer en una
larga espera de resultados fortuitos. Lo cierto es que este proceder no garantiza ningún feliz
desenlace, sino que puede terminar siendo contraproducente, por tal motivo necesario se
hace la intervención de las Unidades Antisecuestro, que antes que lanzarse por su cuenta a
desmantelar la actuación delictiva, realiza un acompañamiento a las víctimas para que entre
juntos se logre el regreso sano y salvo a sus casas de sus allegados. Compartiendo el mismo
prejuicio de la víctima, el delincuente cree que actúa a sus anchas, y que a través de la
manipulación de los afectos y preocupaciones pueden lograr los execrables objetivos, casi
siempre de carácter económico; pero su excesiva confianza, y el rastro de evidencia que
necesariamente va dejando a su paso, son factores que contribuyen al fracaso de su empresa
criminal; pero estas desventajas solo son aprovechadas por la investigación científica
adecuada. A su favor el delincuente, más que el sometimiento del plagiado, cuenta con el
tiempo, y por tal motivo no se trata solo de aplicar un sofisticado seguimiento, sino de que
el mismo sea oportuno, oponiendo un cerco, que ponga todo en contra del secuestrador, y
por supuesto, es el Cicpc con el apoyo de los demás cuerpos de seguridad del estado, el
organismo más idóneo para bloquear el paso a los plagiarios, entre otras razones, por su
amplio conocimiento del típico modus operandi, que se emplea en esta clase de situaciones.
De lo que se trata es que la comunidad recupere la confianza en el CICPC, y que no dude ni
un segundo en acudir a él confiando en la confidencialidad que le brinda y en su
conducción experta sigilosa y efectiva.

Definición de secuestro

Antes de referirnos y describir un caso en específico, y de gran resonancia dentro de la


opinión pública tachirense, resuelto con prontitud por el Cicpc, es menester ofrecer algunos
puntos previos relacionados con el secuestro. Una de las definiciones de mayor consenso
proviene de documentos emitidos por Naciones Unidas.

 El secuestro consiste en detener ilícitamente a una persona o personas en


contra de su voluntad con la finalidad de exigir por su liberación un
provecho ilícito o cualquier utilidad de tipo económico u otro beneficio de
orden material, o a fin de obligar a alguien a que haga o deje de hacer algo
(resolución 2002/16 del Consejo Económico y Social). (Naciones Unidas,
2006: 3)
Al respecto la legislación venezolana ofrece un criterio de definición, e igualmente hace
muy explícito las penas que corresponden a quien incurre este tipo de delito. La
importancia concedida a este flagelo social, requirió la promulgación por parte de la
Asamblea Nación de la Ley contra el secuestro y la extorsión, publicada en Gaceta Oficial
en junio de 2009:

 Quien ilegítimamente prive de su libertad, retenga, oculte, arrebate o


traslade a una o más personas, por cualquier medio, a un lugar distinto al
que se hallaba, para obtener de ellas o de terceras personas dinero, bienes,
títulos, documentos, beneficios, acciones u omisiones que produzcan efectos
jurídicos o que alteren de cualquier manera sus derechos a cambio de su
libertad, será sancionado o sancionada con prisión de veinte a treinta
años.(Artículo 3 de la Ley contra el secuestro y la extorsión de junio de
2009).
El mencionado instrumento legal establece que al momento de cometerse un secuestro se
activará un equipo multifuncional, integrado por el Comando Estratégico Operacional de
las Fuerzas Armadas Nacionales (Ceofan), el Cuerpo de Investigaciones Científica Penales
y Criminalística, (Cicpc), apoyado por el Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin), el
Grupo Antiextorsión y Secuestro (Gaes) de la Guardia Nacional, la Dirección de
Inteligencia Militar el (DIN) y el Ministerio de Interior y Justicia.

Sobre el particular también el Código Penal Venezolano estipula en su artículo 455


sanciones para ese delito, así como para otros relacionados con el mismo como hurto
agravado (artículo 453), agavillamiento (artículo 286), daños a la propiedad con violencia
(artículos 473 y 474) y asociación para delinquir (artículo 83). Sobre este último delito
también se pronuncia la Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada publicada en
Gaceta Oficial N° 39.912 del 30 de abril de 2012. De otro lado la ley también prevé serios
castigos para las denuncias falsas en lo que se denomina secuestro simulado o fraudulento,
en el cual la “víctima” actúa conjuntamente con otros o sola para obtener algún beneficio
material o de otro tipo. (Tarré, 2016: 19)

Los organismos multilaterales igualmente han estado muy preocupados por el auge del
secuestro no solo porque violenta la Declaración Universal de los Derechos Humanos en
sus artículos 1,3,4,5 sino porque su ejecución ha conllevado la participación de una red
criminal internacional cuya área de influencia no respeta ni gobierno, ni fronteras,
promoviendo hechos graves como el narcotráfico, el terrorismo, blanqueo de dinero, tráfico
de armas y la trata de personas. Se estima que anualmente en el mundo 10 mil personas son
secuestradas.

El secuestro se ha descrito como uno de los negocios ilícitos de crecimiento


más rápido a nivel mundial. Está aumentando en varios países de todo el
mundo y es considerado por los grupos organizados de delincuentes y
terroristas como un medio de acumular capital. Explota las situaciones de
deterioro social y económico y corrupción, y prospera en ellas. Puede ser
particularmente problemático en zonas de conflicto. En los países donde el
secuestro se ha vuelto generalizado, ha habido una disminución significativa en
la confianza pública, tanto dentro del país como internacionalmente. Puede
tener no solo consecuencias sociales adversas sino también importantes
repercusiones económicas y para la seguridad, que a menudo crean un círculo
vicioso. (Naciones Unidas, 2006:7)
En la actualidad los instrumentos jurídicos vigentes en esta materia son, Convención sobre
los aspectos civiles del secuestro internacional de niños (entró en vigor el 1 de diciembre de
1983).

Convención sobre la prevención y el castigo de delitos contra personas internacionalmente


protegidas, inclusive los agentes diplomáticos (entró en vigor el 20 de febrero de 1977).

Convención internacional contra la toma de rehenes (entró en vigor el 3 de junio de 1983)

Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire, que complementa la
Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional
(entró en vigor el 28 de enero de 2004).

Protocolo para prevenir, reprimir y sancionar la trata de personas, especialmente mujeres y


niños, que complementa la Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional (entró en vigor el 25 de diciembre de 2003).

Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional


(entró en vigor el 29 de setiembre de 2003).

Múltiples son los motivos para cometer un secuestro, siendo el más difundido el que
obedece, mediante la extorsión, a pretensiones económicas; sin embargo existen secuestros
con fines ideológicos, de vendeta, de violencia intrafamiliar, de explotación sexual,
fraudulentos, entre otros más. Múltiples también son sus modalidades: extorsivo, exprés,
para la venta de la víctima, el virtual, por nombrar algunos.

Volviendo al caso que nos compete, la minuta informativa dirigida al ciudadano Comisario
Jefe: Msc.Carlos García; Jefe De La División Nacional Contra Extorsión Y Secuestro, del
Cuerpo De Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, identificada con el
logotipo de la División Nacional Contra Extorsión Y Secuestro Base Táchira, y fechada el
día 30 de octubre de 2018, el mismo día de finalizado el procedimiento de liberación de las
víctimas y captura de los sospechosos de cometer el plagio, se cuenta que el día 26 de
octubre de 2018 a la altura del Avenida España a 200 metros antes del obelisco de los
italianos, en el municipio San Cristóbal del estado Táchira a la una de la madrugada un
comerciante de 22 años y sus acompañantes de 22 y 24 años, respectivamente, identificados
como Francisco Andrés Carrillo Salas, María Laura Ferrer Boscán, y Dexsi Eliceth
Martínez Vega –los tres estudiantes de Mercadeo de la Ucat- fueron secuestrados mientras
se movilizaban en un toyota Corolla, luego de salir de un local nocturno alrededor de la una
de la madrugada. El testimonio posterior de las víctimas agregaría que el vehículo
mencionado fue chocado por otro vehículo del cual descienden dos personas
enmascaradas y con pelucas, que encañonan al chofer y atan las manos de las tripulantes, a
las cuales tapan la vista. Luego a la una de la tarde de esa misma fecha el hermano mayor
del secuestrado recibe una llamada por celular donde una voz masculina le informa que
tiene en su poder al hombre, por el que piden un rescate de 50 mil dólares, y a las dos
féminas por las que se pide un rescate de 20 mil dólares, -o su equivalente en bitcoins- que,
de no ser cancelados bajo ciertas condiciones, procederían a atentar contra sus vidas. Por
imágenes difundidas por WhatsApp obtuvieron fe de vida de las jóvenes.

Inmediatamente el padre de la víctima notifica al Cicpc del secuestro, y se activa un


procedimiento en el que participan el Comisario General Wilfredo Carrasco (Jefe Del
Redip Los Andes), el Comisario General Denis Granadillo (Jefe De Región Estadal
Táchira), el Comisario Jefe Wilmer Uribe (Supervisor De Región Estadal Táchira),
Comisario Jefe Cristian Mijares (Jefe De La Sub Delegación La Fría) a cargo de un equipo
de 2 comisarios, 6 inspectores, y 14 detectives, todos parte de la Unidad Especial Contra
Extorsión Y Secuestro Base Táchira.

El equipo mencionado desarrolla las siguientes diligencias: participación al Fiscal Superior


del Táchira del caso; solicitud a la empresa Movistar del registro de llamadas telefónicas;
recuperación del vehículo en que se movilizaban primeramente las víctimas, realizando
experticias en el mismo, y recabando videos en distintos puntos de los alrededores del sitio
donde fue encontrado; vaciado de antenas de las compañías Movistar, Movilnet y Digitel.
Igualmente se verificó que las víctimas no poseían algún antecedente penal, ni estuvieron
involucradas en algún hecho delictivo.

En la calle 18, entre carrera 15 y 16, Avenida Carabobo, de San Cristóbal, estado Táchira,
el mismo día en que se perpetró el delito, se ubicó el vehículo en el que se desplazaban las
3 víctimas, lo que ofrecería a los cuerpos policiales las primeras pistas importantes para dar
con el paradero de los captores, y el posible emplazamiento de cautiverio de los
secuestrados.

Luego de una serie de análisis de trazas de telefonía, investigaciones de campo, se pudo dar
con el lugar donde tenían en cautiverio las 3 víctimas del presente caso, ubicado en una
casa tipo edificio del casco central de La Fría, en el municipio García de Hevia. Los 3
plagiados fueron rescatados sanos y salvos, no sin antes producirse un enfrentamiento a
balazos con los secuestradores, de los cuales dos de sexo masculino fueron dados de baja al
resistirse a la acción policial, identificados como Jovany Antonio Castro Urdaneta, de 35
años de edad, de oficio indefinido, y Alberto Antonio Castro Urdaneta, de 26 años, ambos
hermanos. En los procedimientos también se detuvo a dos personas de sexo masculino y
femenino respectivamente, identificados como Jesús Andrés Espinosa Torres, (25 años),
responsable de las labores de negociación, y María Rebaca Torres Vargas, (60 Años),
dueña del inmueble donde enclaustraron a los jóvenes. Ningún funcionario policial resultó
muerto o herido durante los procedimientos.

Según reza la minuta, en la comisión del delito se utilizaron una camioneta Ford, modelo
Escape 2007, color rojo, y una moto Empire, modelo Owenplacas, amén de un armamento
contentivo de un revolver calibre 32, marca Smith&Wesson, de 3 cartuchos, y una pistola,
marca Walter calibre 22, automática, de 5 municiones. Igualmente se consideraron material
colectado bolsas plásticas usadas para tomar fotografías a las víctimas, cinta adhesiva con
las cuales taparon sus ojos, y tiras los cuales tenían las victimas en sus manos, y dos
teléfonos celulares.

La noticia criminis (Diario La Nación, 1 de noviembre 2018: sección Sucesos) agrega


elementos adicionales a la descripción del hecho consignada en la minuta. Nos dice del
impacto psicológico que sufren las víctimas del secuestro, y aunque estás, gracias a la
rápida respuesta del Cicpc, apenas permanecieron 5 días en cautiverio, las secuelas tardarán
años en ser superadas, teniendo en cuenta las inhumanas condiciones del cautiverio.

El secuestro es un delito grave con consecuencias potencialmente dolorosas


para las víctimas y sus familias, para las comunidades, los países y, por
extensión, para la comunidad internacional. Hay pruebas convincentes de
que muchas personas que sobreviven al secuestro nunca se recuperan
totalmente del trauma que ocasiona. Los efectos sobre las familias de las
víctimas, los amigos íntimos, los familiares y los colegas también pueden ser
importantes. (Naciones Unidas, 2006: 2).
Esos daños han sido objeto de estudio por parte de la psicología, bajo el cuadro
clínico de estrés postraumático
La situación vivida por el sobreviviente al secuestro es lo que en la
psicopatología llamaríamos estrés postraumático, antecedido,
obviamente por una fase de estrés agudo (DSMIV). Esto indica la
presencia de alteraciones que se evidencian fundamentalmente a través
de los siguientes síntomas:

Rescenificación del hecho a través de sueños reiterados, alucinaciones,


recuerdos persistentes y sensaciones de malestar.

Sensación de que el acontecimiento está acaeciendo en el momento


(flashback).

Malestar psicológico intenso e hiperactividad fisiológica al exponerse a


los estímulos relacionados con el evento.

Deterioro social, académico, laboral y afectivo. (Agudelo, 2000: 11-12)

He aquí los testimonios de las víctimas:

Dexsi Eliceth Martínez Vega: Es horrible estar privada de la libertad, es súper horrible no
ver, súper horrible no comer. Somos jóvenes y la idea es que disfrutemos al máximo la
vida pero de buena manera. Estuvimos en unas condiciones terrible: estábamos tirados en el
piso, no comíamos, estábamos maltratados. Lo que más me movió fue cuando nos dijeron
“Cicpc, bienvenidos a la libertad”.

Francisco Andrés Carrillo Salas: Estoy agradecido con el Cicpc por el operativo de
rescate, en el que también participaron funcionarios del Gaes 21-Táchira. Aguantamos
hambre, calor y sed. Para comunicarnos entre nosotros nos tocábamos, pues no se podían
ver. Siempre estuvimos pendientes el uno del otro”.

María Laura Ferrer: Fue desesperante el no saber nada de la familia y de lo que estaban
sintiendo nuestros seres queridos. El no poder ni siquiera cepillarse los dientes, no poderte
bañarse, el no comer, fue duro. Lo primero que se me vino a la mente al momento de ser
secuestrada fueron mis padres. Creer que nuestra familia estaba comunicada, el desespero
de qué le estarían diciendo a nuestra familia, fue duro. Pero mantuvimos siempre la fe de
que eso pasaría.

Dentro del escenario internacional, el secuestro se ha convertido en un delito de marcado


auge y características particulares en Latinoamérica, y con respecto con el panorama
continental y mundial, Venezuela presenta la tasa m por habitantes en la región, y ocupa el
ranking 5 global de Control Risk, solo superado por México, India, Nigeria y Pakistán. De
60 casos anuales, en su mayoría en estados fronterizos y vinculados con grupos irregulares
colombianos entre 1999 y 2000, se ha pasado a 1400 en 2014; diametralmente opuesto a lo
ocurrido en Colombia donde de los 3.500 casos en el año 2000, se pasó a menos de 300 en
2017. (Tarré, 2016: 3).

Cabe aclarar que el manejo de cifras respecto al secuestro es aproximado en tanto muchas
personas deciden no denunciar, especialmente cuando se ha producido un secuestro exprés,
porque consideran que hacerlo puede poner en riesgo sus vidas, o se sienten paralizados por
el stress postraumático que precede al hecho traumático. Se calcula que apenas uno de cada
diez secuestros es denunciado, pero estas son cifras extraoficiales. Desafortunadamente,
muchas notificaciones a los cuerpos de seguridad llegan demasiado tarde cuando la víctima
ha sido sacada del país, o peor aún, cuando ha sufrido serias lesiones a su integridad o ha
perdido la vida.

Durante mucho tiempo, nuestro país entró dentro de un campo de acción de ese tipo de
delito que se irradiaba desde Colombia; pero desde el presente siglo el mal se volvió
endógeno, e incluso se ha convertido en “producto de exportación”. Sea la ocasión para
admitir que no obstante la nación vecina, ser la Meca de las “malas escuelas” dirigidas por
capos del crimen, en los últimos años ha promovido la “buena escuela” de los entes
policiales que han reducido saldos en rojo Aunque muchos investigadores culpan al Estado
venezolano de ser flexibles, al permitir mayores márgenes de negociación entre víctimas y
victimarios, no se puede desconocer la contundencia y efectividad, reflejado en cifras
confiables y en un prestigio internacional indiscutible, con las que el Cicpc, haciendo uso
de los últimos conocimientos y tecnologías en la materia, ha combatido el secuestro.
Pero, así como podemos ver al secuestro como una epidemia nacional, podemos
considerarlo mejor como una pandemia, como efecto de una red transnacional del crimen
que también tiene sus centros de operaciones en México y Colombia, pero que ha
encontrado en Venezuela una tierra muy fértil para sus negocios ilícitos. Ante esta
perspectiva, resulta más que obvio que el Cicpc, por toda la movilización de funcionarios,
aprovechamiento de recursos tecnológicos y logísticos, y aprovechamiento de
oportunidades, resulta insuficiente para encadenar a un monstruo global, si no cuenta con la
colaboración de los cuerpos detectivescos de otros países.

Dicha Red Criminal Internacional no solo presta un apoyo en personal e información, sino
que ha brindado aprendizajes muy valiosos a sus “socios” venezolanos. Entre 2005 y 2007
la delincuencia colombiana pasa por un proceso de mudanza hacia Venezuela y Méxicos, y
con ellos va una enseñanza, a la que contribuyen incluso funcionarios venezolanos
corruptos. Les ha enseñado, entre otras cosas, a que el secuestro de larga duración es
complejo, requiere logística e infraestructura. Lo que hicieron los delincuentes fue buscar a
especialistas en Colombia y a funcionarios policiales nuestros. Aprendieron de la guerrilla
y vieron que había una oportunidad de conseguir dinero. Lo que siguió fue una especie de
“perfección”, con el surgimiento del secuestro exprés y su auge. A diferencia del extorsivo,
este e caracteriza por ser improvisado, no amerita la investigación previa de la víctima ni
planificación, el cobro de rescate es sencillo y el vehículo sirve para el traslado y reclusión.

Entre 2005 y 2007 se produce un cruce entre la caída de los secuestros en Colombia y el
aumento de estos en Venezuela y en México. Los delincuentes colombianos pasaron por la
frontera hacia Venezuela, cuando perdió mercado en su país, y quisieron adoptar otro.

Conclusiones

El secuestro es uno de los mayores retos que cuerpo policial alguno tenga que enfrentar. No
solo la dificultad consiste en la alta situación de vulnerabilidad en que cae la víctima, sino
en el grado de desesperación y confusión en que incurre la familia, que lleva a erradas
decisiones como la de apartarse de la asistencia especializada, legal y de acompañamiento
del Cicpc, o recurrir a ella cuando el delincuente ha ganado tiempo, y puede apertrechar de
mejor manera el objeto de su negociación. Como se demostró en el sonado caso del
secuestro de los tres estudiantes de la Ucat ocurrida en el estado Táchira, la denuncia
opotuna y la confianza puesta en los cuerpos de seguridad obra lo que a muchos podrá
parecer un milagro, y no es más que un fruto de años de experiencia en el campo. El caso
también es un indicador preocupante de que tal delito sigue vigente, y es una opción para el
delincuente cuando desea obtener grandes sumas de dinero: una alternativa no exenta de
riesgos pues son largas las penas que tendrá que afrontar si fracasa en su empresa delictiva,
y si por una eventualidad la víctima pierde la vida o sufre daños físicos y psicológicos
graves, las consecuencias serán peores. También el caso demostró que siendo en el pasado
una extensión del área de acción de grupos irregulares que venían desde Colombia, hoy en
día se ha instalado como un “emprendimiento” local, en tanto vestigio de la larga
trayectoria del delito en el pasado, y bajo el apoyo de redes internacionales sustentada en el
control global permitido por los avances tecnológicos. Todavía muchas interrogantes del
caso de los tres estudiantes de la Ucat, plantea muchos interrogantes, tratándose, por un
lado, de víctimas que no podían cubrir el fuerte monto que los captores exigían por su
liberación, y, por el otro, de un posible y frustrado intento de venta del secuestrado a grupos
delincuenciales colombianos que lo trasladarían a territorio extranjero, y que ofrecerían un
“mejor cuidado” de lo que para ellos no es más que mercancía, mucho mejor que el
inhumano dado por la banda tachirense.
REFERENCIAS

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de secuestro. En Psicología desde el Caribe Revista de psicología de la Universidad del
Norte. Barranquilla. Colombia.

BAHENA Rivera, A. Victimización, percepción de inseguridad y satisfacción con la vida


en contextos de alta criminalidad: un análisis psicosocial en el estado de Morelos (Tesis
doctoral). Universidad Pablo De Olavide Facultad De Ciencias Sociales Departamento de
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Venezuela, 30 de abril de 2012
Código Penal Venezolano. Gaceta Oficial 915, Caracas, Venezuela del 30 de junio de 1964

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