Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
Lisbet_lili@hotmail.com
Definición de secuestro
Los organismos multilaterales igualmente han estado muy preocupados por el auge del
secuestro no solo porque violenta la Declaración Universal de los Derechos Humanos en
sus artículos 1,3,4,5 sino porque su ejecución ha conllevado la participación de una red
criminal internacional cuya área de influencia no respeta ni gobierno, ni fronteras,
promoviendo hechos graves como el narcotráfico, el terrorismo, blanqueo de dinero, tráfico
de armas y la trata de personas. Se estima que anualmente en el mundo 10 mil personas son
secuestradas.
Protocolo contra el tráfico ilícito de migrantes por tierra, mar y aire, que complementa la
Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional
(entró en vigor el 28 de enero de 2004).
Múltiples son los motivos para cometer un secuestro, siendo el más difundido el que
obedece, mediante la extorsión, a pretensiones económicas; sin embargo existen secuestros
con fines ideológicos, de vendeta, de violencia intrafamiliar, de explotación sexual,
fraudulentos, entre otros más. Múltiples también son sus modalidades: extorsivo, exprés,
para la venta de la víctima, el virtual, por nombrar algunos.
Volviendo al caso que nos compete, la minuta informativa dirigida al ciudadano Comisario
Jefe: Msc.Carlos García; Jefe De La División Nacional Contra Extorsión Y Secuestro, del
Cuerpo De Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas, identificada con el
logotipo de la División Nacional Contra Extorsión Y Secuestro Base Táchira, y fechada el
día 30 de octubre de 2018, el mismo día de finalizado el procedimiento de liberación de las
víctimas y captura de los sospechosos de cometer el plagio, se cuenta que el día 26 de
octubre de 2018 a la altura del Avenida España a 200 metros antes del obelisco de los
italianos, en el municipio San Cristóbal del estado Táchira a la una de la madrugada un
comerciante de 22 años y sus acompañantes de 22 y 24 años, respectivamente, identificados
como Francisco Andrés Carrillo Salas, María Laura Ferrer Boscán, y Dexsi Eliceth
Martínez Vega –los tres estudiantes de Mercadeo de la Ucat- fueron secuestrados mientras
se movilizaban en un toyota Corolla, luego de salir de un local nocturno alrededor de la una
de la madrugada. El testimonio posterior de las víctimas agregaría que el vehículo
mencionado fue chocado por otro vehículo del cual descienden dos personas
enmascaradas y con pelucas, que encañonan al chofer y atan las manos de las tripulantes, a
las cuales tapan la vista. Luego a la una de la tarde de esa misma fecha el hermano mayor
del secuestrado recibe una llamada por celular donde una voz masculina le informa que
tiene en su poder al hombre, por el que piden un rescate de 50 mil dólares, y a las dos
féminas por las que se pide un rescate de 20 mil dólares, -o su equivalente en bitcoins- que,
de no ser cancelados bajo ciertas condiciones, procederían a atentar contra sus vidas. Por
imágenes difundidas por WhatsApp obtuvieron fe de vida de las jóvenes.
En la calle 18, entre carrera 15 y 16, Avenida Carabobo, de San Cristóbal, estado Táchira,
el mismo día en que se perpetró el delito, se ubicó el vehículo en el que se desplazaban las
3 víctimas, lo que ofrecería a los cuerpos policiales las primeras pistas importantes para dar
con el paradero de los captores, y el posible emplazamiento de cautiverio de los
secuestrados.
Luego de una serie de análisis de trazas de telefonía, investigaciones de campo, se pudo dar
con el lugar donde tenían en cautiverio las 3 víctimas del presente caso, ubicado en una
casa tipo edificio del casco central de La Fría, en el municipio García de Hevia. Los 3
plagiados fueron rescatados sanos y salvos, no sin antes producirse un enfrentamiento a
balazos con los secuestradores, de los cuales dos de sexo masculino fueron dados de baja al
resistirse a la acción policial, identificados como Jovany Antonio Castro Urdaneta, de 35
años de edad, de oficio indefinido, y Alberto Antonio Castro Urdaneta, de 26 años, ambos
hermanos. En los procedimientos también se detuvo a dos personas de sexo masculino y
femenino respectivamente, identificados como Jesús Andrés Espinosa Torres, (25 años),
responsable de las labores de negociación, y María Rebaca Torres Vargas, (60 Años),
dueña del inmueble donde enclaustraron a los jóvenes. Ningún funcionario policial resultó
muerto o herido durante los procedimientos.
Según reza la minuta, en la comisión del delito se utilizaron una camioneta Ford, modelo
Escape 2007, color rojo, y una moto Empire, modelo Owenplacas, amén de un armamento
contentivo de un revolver calibre 32, marca Smith&Wesson, de 3 cartuchos, y una pistola,
marca Walter calibre 22, automática, de 5 municiones. Igualmente se consideraron material
colectado bolsas plásticas usadas para tomar fotografías a las víctimas, cinta adhesiva con
las cuales taparon sus ojos, y tiras los cuales tenían las victimas en sus manos, y dos
teléfonos celulares.
Dexsi Eliceth Martínez Vega: Es horrible estar privada de la libertad, es súper horrible no
ver, súper horrible no comer. Somos jóvenes y la idea es que disfrutemos al máximo la
vida pero de buena manera. Estuvimos en unas condiciones terrible: estábamos tirados en el
piso, no comíamos, estábamos maltratados. Lo que más me movió fue cuando nos dijeron
“Cicpc, bienvenidos a la libertad”.
Francisco Andrés Carrillo Salas: Estoy agradecido con el Cicpc por el operativo de
rescate, en el que también participaron funcionarios del Gaes 21-Táchira. Aguantamos
hambre, calor y sed. Para comunicarnos entre nosotros nos tocábamos, pues no se podían
ver. Siempre estuvimos pendientes el uno del otro”.
María Laura Ferrer: Fue desesperante el no saber nada de la familia y de lo que estaban
sintiendo nuestros seres queridos. El no poder ni siquiera cepillarse los dientes, no poderte
bañarse, el no comer, fue duro. Lo primero que se me vino a la mente al momento de ser
secuestrada fueron mis padres. Creer que nuestra familia estaba comunicada, el desespero
de qué le estarían diciendo a nuestra familia, fue duro. Pero mantuvimos siempre la fe de
que eso pasaría.
Cabe aclarar que el manejo de cifras respecto al secuestro es aproximado en tanto muchas
personas deciden no denunciar, especialmente cuando se ha producido un secuestro exprés,
porque consideran que hacerlo puede poner en riesgo sus vidas, o se sienten paralizados por
el stress postraumático que precede al hecho traumático. Se calcula que apenas uno de cada
diez secuestros es denunciado, pero estas son cifras extraoficiales. Desafortunadamente,
muchas notificaciones a los cuerpos de seguridad llegan demasiado tarde cuando la víctima
ha sido sacada del país, o peor aún, cuando ha sufrido serias lesiones a su integridad o ha
perdido la vida.
Durante mucho tiempo, nuestro país entró dentro de un campo de acción de ese tipo de
delito que se irradiaba desde Colombia; pero desde el presente siglo el mal se volvió
endógeno, e incluso se ha convertido en “producto de exportación”. Sea la ocasión para
admitir que no obstante la nación vecina, ser la Meca de las “malas escuelas” dirigidas por
capos del crimen, en los últimos años ha promovido la “buena escuela” de los entes
policiales que han reducido saldos en rojo Aunque muchos investigadores culpan al Estado
venezolano de ser flexibles, al permitir mayores márgenes de negociación entre víctimas y
victimarios, no se puede desconocer la contundencia y efectividad, reflejado en cifras
confiables y en un prestigio internacional indiscutible, con las que el Cicpc, haciendo uso
de los últimos conocimientos y tecnologías en la materia, ha combatido el secuestro.
Pero, así como podemos ver al secuestro como una epidemia nacional, podemos
considerarlo mejor como una pandemia, como efecto de una red transnacional del crimen
que también tiene sus centros de operaciones en México y Colombia, pero que ha
encontrado en Venezuela una tierra muy fértil para sus negocios ilícitos. Ante esta
perspectiva, resulta más que obvio que el Cicpc, por toda la movilización de funcionarios,
aprovechamiento de recursos tecnológicos y logísticos, y aprovechamiento de
oportunidades, resulta insuficiente para encadenar a un monstruo global, si no cuenta con la
colaboración de los cuerpos detectivescos de otros países.
Dicha Red Criminal Internacional no solo presta un apoyo en personal e información, sino
que ha brindado aprendizajes muy valiosos a sus “socios” venezolanos. Entre 2005 y 2007
la delincuencia colombiana pasa por un proceso de mudanza hacia Venezuela y Méxicos, y
con ellos va una enseñanza, a la que contribuyen incluso funcionarios venezolanos
corruptos. Les ha enseñado, entre otras cosas, a que el secuestro de larga duración es
complejo, requiere logística e infraestructura. Lo que hicieron los delincuentes fue buscar a
especialistas en Colombia y a funcionarios policiales nuestros. Aprendieron de la guerrilla
y vieron que había una oportunidad de conseguir dinero. Lo que siguió fue una especie de
“perfección”, con el surgimiento del secuestro exprés y su auge. A diferencia del extorsivo,
este e caracteriza por ser improvisado, no amerita la investigación previa de la víctima ni
planificación, el cobro de rescate es sencillo y el vehículo sirve para el traslado y reclusión.
Entre 2005 y 2007 se produce un cruce entre la caída de los secuestros en Colombia y el
aumento de estos en Venezuela y en México. Los delincuentes colombianos pasaron por la
frontera hacia Venezuela, cuando perdió mercado en su país, y quisieron adoptar otro.
Conclusiones
El secuestro es uno de los mayores retos que cuerpo policial alguno tenga que enfrentar. No
solo la dificultad consiste en la alta situación de vulnerabilidad en que cae la víctima, sino
en el grado de desesperación y confusión en que incurre la familia, que lleva a erradas
decisiones como la de apartarse de la asistencia especializada, legal y de acompañamiento
del Cicpc, o recurrir a ella cuando el delincuente ha ganado tiempo, y puede apertrechar de
mejor manera el objeto de su negociación. Como se demostró en el sonado caso del
secuestro de los tres estudiantes de la Ucat ocurrida en el estado Táchira, la denuncia
opotuna y la confianza puesta en los cuerpos de seguridad obra lo que a muchos podrá
parecer un milagro, y no es más que un fruto de años de experiencia en el campo. El caso
también es un indicador preocupante de que tal delito sigue vigente, y es una opción para el
delincuente cuando desea obtener grandes sumas de dinero: una alternativa no exenta de
riesgos pues son largas las penas que tendrá que afrontar si fracasa en su empresa delictiva,
y si por una eventualidad la víctima pierde la vida o sufre daños físicos y psicológicos
graves, las consecuencias serán peores. También el caso demostró que siendo en el pasado
una extensión del área de acción de grupos irregulares que venían desde Colombia, hoy en
día se ha instalado como un “emprendimiento” local, en tanto vestigio de la larga
trayectoria del delito en el pasado, y bajo el apoyo de redes internacionales sustentada en el
control global permitido por los avances tecnológicos. Todavía muchas interrogantes del
caso de los tres estudiantes de la Ucat, plantea muchos interrogantes, tratándose, por un
lado, de víctimas que no podían cubrir el fuerte monto que los captores exigían por su
liberación, y, por el otro, de un posible y frustrado intento de venta del secuestrado a grupos
delincuenciales colombianos que lo trasladarían a territorio extranjero, y que ofrecerían un
“mejor cuidado” de lo que para ellos no es más que mercancía, mucho mejor que el
inhumano dado por la banda tachirense.
REFERENCIAS
AGUDELO, V., D (2000) El horror de los incierto: intervención psicológica con víctimas
de secuestro. En Psicología desde el Caribe Revista de psicología de la Universidad del
Norte. Barranquilla. Colombia.