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Integrantes del Equipo

Astrid Lizeth Hernández Amaya #20142030738


Dania Jazmín Caballero López #20162030311
Ninsy Sinai Cacho Dionisio #20162000154
Stefany Julissa Salvador Gracia #20152001846

Catedrático: Licenciado Samayoa

Asignatura: Baloncesto

Tema: ¿Qué tipo de actividad pueden realizar las personas con hipertensión arterial y
diabetes tipo 2 sin ningún riesgo?

Fecha: 07/03/2019
Introducción
La diabetes es una enfermedad causada por el exceso de azúcar en la sangre. Existen
dos tipos principales de diabetes: diabetes tipo 1 y diabetes tipo 2. Además existen otros
tipos, como la diabetes gestacional y la diabetes secundarias a otras enfermedades. La
hipertensión arterial representa un importante problema de salud pública y su
prevalencia se incrementa dramáticamente con la edad.
La hipertensión

La hipertensión, también conocida como tensión arterial alta o elevada, es


un trastorno en el que los vasos sanguíneos tienen una tensión
persistentemente alta, lo que puede dañarlos. Cada vez que el corazón late,
bombea sangre a los vasos, que llevan la sangre a todas las partes del
cuerpo. La tensión arterial es la fuerza que ejerce la sangre contra las
paredes de los vasos (arterias) al ser bombeada por el corazón. Cuanta más
alta es la tensión, más esfuerzo tiene que realizar el corazón para bombear.
La mayoría de las personas con hipertensión no muestra ningún síntoma.
En ocasiones, la hipertensión causa síntomas como dolor de cabeza,
dificultad respiratoria, vértigos, dolor torácico, palpitaciones del corazón y
hemorragias nasales, pero no siempre.
Si no se controla, la hipertensión puede provocar un infarto de miocardio,
un ensanchamiento del corazón y, a la larga, una insuficiencia cardiaca.
(OMS)

Experimento: Evidencia de la influencia de ejercicio para el


tratamiento de HTA

El primer artículo es obra de Andrea Jerez en 2016 con el objetivo de


comprobar la influencia de un programa de ejercicios físicos para el
tratamiento de la HTA (5). La autora dicta que el ejercicio físico
permite al individuo un bienestar sistemático, por tanto, es considerado
como un tratamiento para la HTA. El programa estuvo basado en
ejercicios aeróbicos que no conllevan un nivel de esfuerzo físico
significativo.

Las personas con presión arterial normal con una vida sedentaria
incrementan el riesgo de padecer presión arterial elevado entre un 20-
50%. La hipertensión puede disminuir con una actividad física
moderada acorde al estado de salud de cada individuo. Se recomienda
en el siguiente trabajo ejercicios aeróbicos de 30 a 45 minutos de
duración al día, de 3-6 veces por semana.

Dentro de este encontramos una referencia a un nuevo artículo obra de


Gabriela Asqui Salazar en 2015, el cual analizaba los efectos de la
gimnasia aeróbica de bajo impacto sobre el nivel de presión arterial en
pacientes con HTA que asisten al hospital cuyas conclusiones fueron las
siguientes (6):

 Determina que la gimnasia aeróbica de bajo impacto disminuye las


cifras de presión arterial en pacientes hipertensos, con un promedio
de 3-5 mm Hg en el grupo experimento con respecto al de control.
 Se identificó que el grupo de ejercicios que forman parte de la
gimnasia aeróbica de bajo impacto, tales como: trotar, movilidad
activa rítmica de miembros superiores e inferiores y movilidad activa
usando pesas y bastones, con una duración de 30 a 45 minutos por
sesión, producen un beneficio en pacientes con HTA, tomando en
cuenta que su frecuencia máxima no debe sobrepasar del 70% de su
resistencia.

HTA y Actividad Física

La OMS tiene unas recomendaciones de actividad física en función de


los grupos de edad, las cuales son las siguientes (4):

De 5 a 17 años:
 Deben acumular un mínimo de 60 minutos diarios de actividad física
moderada o vigorosa.
 La actividad física durante más de 60 minutos reporta beneficios
adicionales para la salud.
 La actividad física diaria debería ser, en su mayor parte, aeróbica.
Convendría incorporar actividades vigorosas, en particular para
fortalecer los músculos y los huesos, como mínimo tres veces a la
semana.

De 18 a 64 años:

 Los adultos de 18 a 64 años deberían acumular un mínimo de 150


minutos semanales de actividad física aeróbica moderada, o bien un
mínimo de 75 minutos semanales de actividad física aeróbica
vigorosa, o combinar ambas.
 La actividad física aeróbica se realizará en sesiones de 10 minutos,
como mínimo.
 Para obtener mayores beneficios, los adultos deberían incrementar
esos niveles hasta 300 minutos semanales de actividad física
moderada, o bien 150 minutos de actividad física vigorosa cada
semana, o una combinación de ambas.
 Deberían realizar ejercicios de fortalecimiento muscular de los
grandes grupos musculares dos o más días a la semana.

De 65 años en adelante:

 Los adultos de mayor edad deberían acumular un mínimo de 150


minutos semanales de actividad física aeróbica moderada, o bien no
menos de 75 minutos de actividad física vigorosa, o bien una
combinación de ambas.
 La actividad física aeróbica se desarrollará en sesiones de 10 minutos
como mínimo.
 Para obtener aún mayores beneficios, los adultos de este grupo de
edades deberían aumentar hasta 300 minutos semanales su actividad
física mediante ejercicios aeróbicos de intensidad moderada, o bien
practicar 150 minutos semanales de actividad vigorosa, o bien
combinar ambas.
 Los adultos de mayor edad con dificultades de movilidad deberían
dedicar tres o más días a la semana a realizar actividades físicas para
mejorar su equilibrio y evitar las caídas.

Diabetes tipo 2

Una alimentación equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico


pueden ser suficientes, al menos en un principio, para controlar la
diabetes tipo 2. De hecho, el ejercicio permite consumir la energía que
el organismo obtiene a partir de la glucosa y la grasa. Concretamente, en
los primeros 30 minutos de ejercicio moderado se consume la glucosa
acumulada en los músculos y en la sangre, mientras que en los 30
siguientes el organismo recurre a la que está almacenada en el hígado.

Después de este tiempo y agotadas las reservas de glucosa, se empieza a


quemar grasa. Por otra parte, las personas con diabetes tipo 2 consumen
menos oxígeno que los no diabéticos, lo que mejora claramente con la
actividad física regular.

Consecuentemente, el ejercicio físico reduce significativamente los


niveles de glucemia (glucosa en sangre), incrementa el gasto calórico
global y permite la eliminación de grasas, reduciendo el colesterol.
Además también contribuye a reducir la hipertensión arterial. Por tanto,
también tiene un efecto global sobre el riesgo cardiovascular,
convirtiéndose en la mejor forma de prevenir las enfermedades
cardiovasculares. La medida en que el ejercicio reducirá los niveles de
glucosa en sangre dependerá de la duración y la intensidad del mismo, y
se mantendrá durante 12-24 horas después de realizado el esfuerzo.
Asimismo, también se reducirá la concentración de grasa en el hígado,
algo muy frecuente en personas con diabetes tipo 2 (hígado graso),
propiciando una reducción de peso, del perímetro abdominal y un
aumento del consumo de oxígeno, lo que en su conjunto reducirá
claramente el riesgo cardiovascular.

Contraindicaciones

 Pese a sus claros beneficios, el ejercicio físico está contraindicando


en determinadas situaciones:
 Cuando las cifras de glucosa en sangre antes de iniciar el ejercicio es
superior a 250 mg/dl. De ahí la importancia de medirse todos los días
la glucemia y de forma específica antes de realizar una actividad
física intensa.
 Cuando el diabético tiene una enfermedad infecciosa activa.
 Por otra parte, debe mantener un control riguroso por parte del
médico ante la coexistencia de determinadas patologías:
 El riesgo de sufrir un desprendimiento de retina a causa de la
existencia de una retinopatía diabética.
 Sufrir una nefropatía diabética.
 Riesgo de pie diabético.
 Todo ello indica la necesidad de realizar una exploración completa a
las personas con diabetes tipo 2 antes de recomendarles la práctica
regular de ejercicio. Una de las recomendaciones más importantes
en este sentido, es someter al paciente a una prueba de esfuerzo,
especialmente si hace más de diez años que se le diagnóstico su
enfermedad y es mayor de 35 años.

Tipo de ejercicio:

En función de los resultados de la exploración realizada previamente, el


médico establecerá las recomendaciones de actividad física diaria más
adecuada para cada paciente. En cualquier caso, su práctica requerirá un
calentamiento previo de al menos cinco minutos que permita preparar el
corazón y los pulmones para un ejercicio más intenso. Antes de
finalizarlo, se reducirá gradualmente su intensidad hasta que la
frecuencia cardíaca sea la misma que antes de iniciarlo.

Teniendo esto en cuenta, el médico recomendará el tipo de ejercicio más


adecuado para las características de cada paciente:

Ejercicios de intensidad suave: caminar.

Ejercicios de intensidad moderada: natación, montar en bicicleta, golf,


baile, etc.

Ejercicios de alta intensidad: correr, tenis, montañismo, etc.

Es conveniente ingerir una pieza de fruta por cada hora de ejercicio con
el fin de evitar que se produzca una hipoglucemia, especialmente si la
intensidad del ejercicio moderada es alta o moderada.
Conclusiones

 El control de la HTA debe procurarse desde las fases tempranas, a fin de evitar
los cambios estructurales (hipertrofia de ventrículo izquierdo, remodelamiento
arterial, neuropatía, retinopatía, etc.) que a largo plazo contribuyen al desarrollo
de las principales complicaciones (infarto de miocardio, insuficiencia cardiaca
congestiva, enfermedad cerebro-vascular, daño renal, etc.).
 La diabetes tipo 2 aparece a cualquier edad. Por lo general se desarrolla en
adultos, lo que se conocía anteriormente como diabetes de aparición en la edad
adulta. Sin embargo, la diabetes tipo 2 se diagnostica cada vez con mayor
frecuencia en niños y adolescentes.

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