Vous êtes sur la page 1sur 3

Capital (economía)

Ir a la navegaciónIr a la búsqueda
Este artículo tiene referencias, pero necesita más para complementar su verificabilidad.
Puedes colaborar agregando referencias a fuentes fiables como se indica aquí. El material sin fuentes fiables
podría ser cuestionado y eliminado.
Este aviso fue puesto el 27 de junio de 2015.

En economía, la definición de capital no es específica. En sentido estricto, el capital es una


abstracción contable: son los bienes y derechos (elementos patrimoniales del activo) menos
las deudas y obligaciones (pasivo), de todo lo cual es titular el capitalista. Así se dice que se
capitaliza una empresa o se amplía capital cuando aumenta su activo o disminuye su pasivo o
se incorporan nuevas aportaciones de socios o se reduce el caldo endeudamiento con
terceros. Cuando el pasivo es superior al activo se dice la unidad económica está en situación
de capital negativo (negative equity, en inglés). Según el libro de economía de Michael
Parkin se da a entender que el capital son las herramientas, los instrumentos, la maquinaria,
los edificios y demás construcciones que utiliza la empresa para producir bienes y servicios
No obstante, bajo el enfoque vulgar, se entiende por capital un mero componente material de
la producción, básicamente constituido por maquinaria, utillaje o instalaciones, que, en
combinación con otros factores, como el trabajo, materias primas y los bienes intermedios,
permite crear bienes de consumo.12
El capital debe distinguirse analíticamente de la empresa y de la gerencia, aunque en muchos
casos los papeles sociales de capitalista o empresario y gerente se puedan dar
simultáneamente en una misma persona, como suele suceder en las más pequeñas unidades
productivas.
Por lo anterior, el interés que obtiene el prestamista debe diferenciarse de la ganancia que se
obtiene por una exitosa actividad empresarial en el mercado, así como del salario que se
recibe por una actividad.

Índice

 1Definición clásica
o 1.1El valor y la conceptualización del capital
o 1.2El interés y la productividad del capital
o 1.3La propiedad y la estructuración del capital
o 1.4Tipos de capital en el sistema clásico
o 1.5Tipos de capital en el sistema moderno
 2Definición marxista
o 2.1Condiciones históricas para la existencia del capital
o 2.2Clases mercantiles objeto del desarrollo del capital
o 2.3Relación entre la producción de mercancías y el capital
o 2.4Tipos de capital en el sistema marxista
 3Interpretaciones de la obtención de capital
 4Importancia del capital
 5Véase también
 6Referencias
 7Bibliografía

Definición clásica[editar]
En la economía política, el capital es el conjunto de recursos, bienes y valores disponibles
para satisfacer una necesidad o llevar a cabo una actividad definida y generar un beneficio
económico o ganancia particular, está estrechamente relacionado con el comportamiento de
las personas que intervienen en este aspecto. A menudo se considera como a la fuerza de
trabajo parte del capital. También el crédito, dado que implica un beneficio económico en la
forma de interés, es considerado una forma de capital (capital financiero).
Los bienes de capital (Capital Goods en inglés), en contraste con los bienes de consumo, son
utilizados en la producción de capital físico. Se refieren a bienes de capital real de los
productos que se utilizan en la producción de otros productos, pero no se incorporan a los
demás productos. En los bienes de capital se incluyen fábricas, maquinaria, herramientas, y
diversos edificios. Son diferentes de las materias primas que se utilizan en la producción de
bienes. Muchos productos pueden ser clasificados como bienes de capital o bienes de
consumo de acuerdo con el uso, por ejemplo los automóviles y ordenadores personales, y la
mayoría de estos bienes de capital son también bienes duraderos (Consumer Durables).
Los bienes de capital son también diferentes del capital financiero. Los bienes de capital son
objetos reales de la propiedad de entidades (personas, gobiernos y otras organizaciones), a
fin de obtener un rendimiento positivo de algún tipo de producción.
La actividad que se realiza puede ser la producción, el consumo, la inversión, la constitución
de una empresa, etc. Cuando este capital se destina a la producción, se convierte en uno de
los factores de producción. El capital se puede acumular con el tiempo, y sus retornos (renta)
pueden ser utilizados o reutilizados para aumentar el capital original.
El valor y la conceptualización del capital[editar]
La conceptualización del capital está ligada a la conceptualización del trabajo ya que ambas
codependen con la teoría adoptada sobre el valor económico de los bienes y, por tanto, con
los medios para crearlos.
En los economistas llamados clásicos (Smith y Ricardo) se encontraba una posición
ambivalente sobre el determinante del valor de cambio de un bien, oscilando a lo largo de sus
obras entre dos opciones: la cantidad de trabajo y los costos de producción (que son valores
de cambio a su vez que quedarían sin explicar: el interés del capital, el salario del trabajo y la
renta de la tierra). Los problemas de la primera opción los llevarían a adoptar la segunda como
“solución”: la teoría del costo sería sistematizada por John Stuart Mill en conjunto con el resto
de las cuestiones tratadas por los clásicos es un esquema integral de economía política,
mientras que Karl Marx insistiría en la teoría del valor trabajo pero esta vez como base para
una crítica al concepto mismo de economía política.
La revolución marginalista en todas sus variantes (Jevons, Walras y Menger) reemplazó el
aparato conceptual de los clásicos sobre el valor, y con este su propio concepto económico de
trabajo y capital, refiriéndolo ahora a la utilidad marginal, moviendo así la determinación de la
producción y la distribución a la circulación, o sea, al consumo. A diferencia de los clásicos
que, o bien deducían el valor del capital físico del trabajo invertido en él, o bien del capital en
sí mismo, los marginalistas lo encontraban en la utilidad misma del préstamo del capital.
Los sistematizadores de las diferentes corrientes marginalistas (Marshall, Pareto y Böhm-
Bawerk) se dividieron en dos posiciones encontradas. La escuela neoclásica representada por
Marshall, haciendo una síntesis entre Mill y el marginalismo de Jevons, concebiría al valor
como resultado de la interacción entre una demanda basada en la utilidad del consumidor en
términos marginales, y una oferta basada en los costos de producción pero esta vez no
medidos circularmente desde sus precios sino desde la desutilidad marginal de los factores de
producción (el salario por el sacrificio en esfuerzo y el interés por el sacrificio en espera o
ahorro), volviendo así a la concepción clásica del capital pero sobre más sólidos fundamentos
marginalistas. La escuela austríaca representada por Böhm-Bawerk, continuador (aunque con
ciertas variaciones) del marginalismo puro y subjetivista de Menger, analizaría en profundidad
la cuestión del capital, y llegaría a una definición que, aunque conciliable con los clásicos,
parte de premisas distintas y más relacionables con el primer pensamiento de Adam Smith
anterior a su magnus opus, con la obra de Richard Cantillon y con la misma línea continuada
por Jean-Baptiste Say más afín a la posición austríaca (Böhm-Bawerk, 1884), en la cual todos
los parámetros que definen los precios de los factores de producción remiten en última
instancia a la demanda del consumidor que es el marco de referencia de las valoraciones en
las preferencias temporales de trabajadores asalariados y prestadores de capital.
La posición de Böhm-Bawerk según la cual el tipo de interés depende de la preferencia
temporal ha sido criticada por Knut Wicksell que defendió el paradigma neoclásico respecto a
que éste depende de la productividad del capital. Paradójicamente, la interpretación austríaca
del capital terminaría siendo, a través de las obras de John Hicks sobre el particular, la más
adoptada por el resto de la academia de orientación neoclásica, aunque en una forma
simplificada y con importantes diferencias respecto al origen del interés (Hicks, 1973); y
viceversa, la visión austríaca del capital ha tomado mayor sofisticación gracias a parte de la
crítica de Wicksell (Rallo, 2014). De la misma manera, la crítica de Böhm-Bawerk a las
inconsistencias lógicas de las teorías de la explotación neorricardiana y marxiana (Böhm-
Bawerk, 1884 y 1896), sería la que finalmente se convertiría en prácticamente clásica debido,
entre otras razones, a que es fácilmente conciliable con casi todas las posiciones tomadas en
el espectro del pensamiento económico. Por esto mismo, la defensa del marxismo contra ésta
se sostendría en la objeción neorricardiana de Piero Sraffa y cuya base está en la crítica de
Wicksell (Rallo, 2014).
La precisa definición de Bohm-Bawerk del capital como se utiliza en los tres tomos de Capital
e interés, se presenta de la siguiente manera como solución al caos de definiciones que
enfrentaba la economía política:
El capital no es otra cosa que la suma total de los productos intermedios que entran en vigor en las distintas fases del curso
en rotonda de la producción de un bien.

Luego se distinguirá conceptualmente al capital en dos elementos económicos


cualitativamente distintos: el “capital-medio de producción” entendido como los bienes de
producción, y el “capital privado” como derechos de propiedad sobre el capital en función de
una forma de adquisición (la privada e independiente) que dependa directamente e internalice
como interés la utilidad del mismo (Böhm-Bawerk, 1889).

Vous aimerez peut-être aussi