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Metafísica, creencia y justificación.

Lo que existe únicamente de


acuerdo a una teoría falsa
simplemente no existe en sentido
alguno.

David Lewis.

El presente estudio hago una revisión de la metafísica de David Lewis, presente en su libro “Sobre la
pluralidad de mundos”. Más precisamente puedo decir que el estudio que realizo pretende desestimar
las razones que David Lewis da para que tomemos como verdadera la Tesis de la pluralidad de
mundos. La razón que tengo para desestimar aquello no es la extravagancia de la teoría, ni porque
considere derechamente falsa la tesis, sino, más bien, que no acepto la argumentación de Lewis por
parecerme equivocada. Pues yo sostengo que la verdad de un enunciado cualquiera no se juega por
su utilidad, valor explicativo o cualquier razón utilitaria por el estilo. Del mismo modo niego que sea
suficiente el valor explicativo de una tesis para que la tomemos como verdadera. Cabe aclarar que
estas dos últimas cuestiones son totalmente diferentes, aunque, como fácilmente se ve, se relacionan.
A esta distinción volveré más adelante.
Para la realización de mi propósito partiré haciendo una sucinta descripción de los enunciados
modales y del análisis de los mismo en términos de mundos posibles. Pasaré luego a caracterizar la
tesis del realismo modal o pluralidad de mundos, consiguientemente haré muestra del argumento que
David Lewis erige para que tomemos como verdadera su Tesis. Por último, intentaré desestimar tal
argumento. Esto último constituye lo central del trabajo y muestra mi posición respecto no solo a
Lewis, sino también una postura epistemológica general a la cual abrazo.

Si uno mira a su alrededor puede notar, como dice Lewis, que nuestro mundo es muy acogedor, pues
existen incontables cosas. Pues es así que las cosas están lo suficientemente alejadas en el espacio o
en el tiempo como para no formar parte de nuestro mundo: ningún animal prehistórico está
suficientemente alejado en el tiempo como para no formar parte de nuestro mundo; ni tampoco está
lo suficientemente alejada la galaxia más distante, como para no formar parte de nuestro mundo. Pero,
a pesar de lo acogedor de nuestro mundo, a pesar del gran número de cosas que forman parte de él,
hay incontables cosas o modos de ser que no existen en nuestro mundo. Así, por ejemplo, en nuestro
mundo no es el caso de que los caballos posean alas, pero podrían tenerlas. Es, obvio que, suponiendo
que nuestro mundo es totalmente regular, tal como parece ser, dadas las cualidades de nuestro mundo,
los caballos no tienen y no pueden tener alas. Pero este sentido de posibilidad es solo en un sentido
que podríamos llamar natural. Este sentido corresponde al de que, dadas las cualidades naturales de
nuestro mundo, solo hay ciertas cosas que pueden suceder. Así pues, los caballos no solo no poseen
alas, sino que tampoco podrían tenerlas; esto, siempre en un sentido natural. Ahora, a pesar de todo
esto, es fácil imaginar excepciones a todas las cosas que suceden por necesidad natural, pues, por
ejemplo, podemos imaginar caballos, arboles, floreros y relojes, como poseyendo alas. No se cae en
contradicción alguna al imaginar esto. Pues es en este sentido en el que he afirmado que los caballos
no poseen alas, pero podrían poseerlas. Este sentido puede ser llamado posibilidad absoluta.
A los enunciados que apelan a necesidad y posibilidad se les ha llamado típicamente enunciados
modales. Como se habrá notado anteriormente, hay mas de un tipo de modalidad. Yo he utilizado tan
solo dos tipos para poder mostrar la diversidad de la modalidad, pero esto no significa en absoluto
que solo existan aquellas dos.
Ahora bien, regresado a la caracterización de los enunciados modales, es común definir posibilidad
en términos de necesidad y definir necesidad en términos de posibilidad. Así, que p sea necesario se
define, en términos de posibilidad, como: no es posible que p no sea el caso. Ahora, que p sea posible
se define, en términos de necesidad, como: “no es necesario que p no sea el caso”. Ahora, tal como
nos dice Theodor Sider, dada la amplitud de la posibilidad absoluta, se hace imperiosamente
desmitificar la naturaleza de la posibilidad. Pues, es difícil creer que las posibilidades estén por ahí
flotando en el espacio y el tiempo como entidades fantasmagóricas. Pues es cierto, resulta
extremadamente inverosímil que todos los libros que podrían estar sobre mi escritorio, pero que de
hecho no estén, estén existiendo o estando sobre él como fantasmas o entidades etéreas.
Es precisamente para desmitificar la modalidad en donde se encuadra la idea de que las posibilidades
son mundos posibles.
Es preciso decir que los enunciados modales absolutos son tomados derechamente como verdaderos.
Todo enunciado modal que no implique contradicción es tomado como verdadero. Por ejemplo, que
es posible que haya cisnes que posean todos los colores del arcoíris o que haya caballos con tal gama
de colores. Es para poder dar cuenta de la verdad de estos enunciados que se erige un análisis en
términos de mundos posibles. Los enunciados modales son domesticados en términos de mundos
posibles. Así, que p sea necesario, es que p se da o existe en todo mundo posible. Por su parte, que p
sea posible, se sustituye por: existe un mundo posible en donde p es el caso.
Es en este tipo de análisis modal en donde David Lewis postula su tesis, la cual consiste en que nuestro
mundo no es más que uno dentro de una pluralidad de mundos tan reales como el nuestro. Esto es,
para cada una de las maneras en que un mundo puede ser, hay, de hecho, un mundo que es así. De
igual manera sucede con las partes de los mundos, cada una de las maneras en que puede ser una
parte, hay, de hecho, una parte de un mundo que es así. En fin, cada una de las posibilidades está
realizada realmente en un mundo posible, que de posible tiene poco, porque es tan real como el
nuestro.
Pero ¿Qué características exhiben tales mundos?
La doctrina de la pluralidad de los mundos puede sintetizarse mediante las siguientes tesis: (1)Hay o
existen incontables mundos alternativos; estos, (2)están aislados espacial y temporalmente unos de
otros; (3)lo que sucede en un mundo no puede hacer que suceda una cosa en otro, es decir, no hay
causalidad entre mundos; (4)El modo de existir de nuestro mundo no tiene un carácter especial
respecto a otros, cada mundo es actual para sus habitantes; la expresión actual es solo una expresión
deíctica, como aquí o esto; (5)Los mundos posibles no son producidos por nuestras mentes, por tanto,
no son una fábula o un cuento.
Como bien dice Bernard Williams en su artículo “argumentos metafísicos” lo que diferencia al
metafísico- y yo diría que a los filósofos- del místico, el moralista o cualquier otro sujeto que quiera
expresar el modo en que las cosas son o podrían ser, es que el metafísico intenta demostrar sus
conclusiones o tesis, mostrando mediante algún tipo de argumento el porqué las cosas son o deberían
ser tal como su tesis afirma que son. Ahora, siendo Lewis alguien que está sosteniendo la tesis
metafísica del realismo modal, obviamente busca probar su tesis mediante algún tipo de argumento.
Tal argumento, no es otro que el que debemos creer en la verdad de su tesis porque es útil. Tal como
dice Lewis “¿Por qué creer en una pluralidad de mundos? -Porque es útil y ésa es una razón para creer
que es verdadera”. Tiene una utilidad teórica ya que posee un alto poder explicativo. Este es el único
argumento que David Lewis nos proporciona. Lewis pasa luego a declarar los campos en donde ha
resultado útil el discurso en términos de mundos posibles- por ejemplo, en filosofía del lenguaje, de
la lógica, de la mente, de la ciencia o la metafísica misma- pero esto, a mi parecer no hace aumentar
el número de argumentos o razones para sostener la creencia en la verdad de su tesis; la razón es una
y no más que una: su utilidad. Sin duda, su aplicación más obvia es en modalidad, en donde se notará
que un enunciado modal cualquiera, digamos, “los cisnes pudieron ser azules” es traducido a términos
existenciales, “Existe un mundo posible en donde los cisnes son azules”.
Bajo esto creo leer una concepción de la metafísica, presente en David Lewis. Entendiendo que Lewis
sostiene que el abrazar una tesis está justificado por el valor explicativo que tal tesis tiene, podemos
hacer la lectura entre líneas y encontrar la actitud de Lewis respecto de la labor metafísica, en un
sentido particular, y filosófica, en un sentido general. Esta tesis parece ser la siguiente: ‘La
justificación del despliegue teórico de la metafísica es proporcional a la utilidad o valor explicativo
de la tesis que se sostenga en tal despliegue teórico’. Así, el despliegue metafísico se justifica por el
valor explicativo que posea; si explica, sirve. Pues bien, regresando a la razón para creer en el realismo
modal, esto es, su utilidad, mi postura no es aseverativa. La primera cuestión a decir, por mi parte, es
que es evidente que el valor de verdad de una proposición cualquiera, y por extensión el de cualquier
tesis general, no está determinado por su utilidad, valor teórico o cualquier similar. Siendo este el
caso de que la tesis refiere a la existencia (la existencia de mundos) el valor de verdad de la
proposición “existe una pluralidad de mundos” está determinada por el darse o no darse efectivo de
tales mundos; si existen, la proposición es verdadera, si no existen, la proposición es falsa. Ahora, el
existir o no existir de tales mundos es indiferente al hecho de que, para determinados sujetos, sean
útiles para explicar ciertos enigmas que los aquejan, por ejemplo, el que haya proposiciones modales
que sean verdaderas sin estar expresando un hecho en nuestro mundo. Esto es lo primero que tengo
que decir para no aceptar el argumento de Lewis: La existencia o no existencia de x y la verdad o
falsedad de la proposición que declara la existencia de x, no depende de la utilidad explicativa de x.
Como segunda cosa, está la cuestión de la creencia. Antes he hablado de la independencia que tiene
de la utilidad el valor de verdad de una proposición, ahora paso a tratar la cuestión de la justificación
de la creencia. Yo digo: ‘una creencia no se justifica por el valor explicativo de esa creencia’. La
justificación de una creencia se da por razones epistémicas, no por razones prácticas. Dicho esto, tal
vez ya se vislumbre mi postura. Pues bien, según veo Lewis está dándonos razones practicas para que
nos formemos una creencia. Ahora, la razón dada por Lewis, no justifica la creencia en la tesis de
pluralidad de mundos. Como he dicho, las creencias se justifican por razones epistémicas y estas
razones son una suerte de evidencia para poder sostener la creencia. A su vez, la creencia estará
justificada si las razones epistémicas son concluyentes, de modo que, si las razones son concluyentes
y no me formo la creencia, caigo en la irracionalidad. Del mismo modo, a la inversa, si las razones
epistémicas no son concluyentes, y me formo la creencia, caigo en la irracionalidad. Con esto dicho,
no se me confunda, pues no estoy diciendo que Lewis esté aduciendo una razón epistémica y que esta
no sea concluyente y, por tanto, la creencia no esté racionalmente justificada. Lamentablemente creo
que el panorama es más desalentador. Pues, Lewis no aduce razón epistémica, sino razón práctica
para que nos formemos la creencia, de modo que está doblemente condenado a fracasar en la
justificación: no solo no tiene razones epistémicamente concluyentes, sino que ni siquiera tiene
razones del tipo que justifican creencias. Cabe aclara que tampoco cabe la razón que Lewis aduce,
dentro de las llamadas creencias autoveritativas. Estas son creencias de peculiaridad tal que, el
poseerlas ayuda a que tal creencia se haga verdadera: Por ejemplo, el que el boxeador tenga la firme
convicción de que ganará el combate, ayudará a que tal creencia se haga verdadera.
Podría decírseme que, a modo de reclamo, Lewis no nos está diciendo que la utilidad justifique el que
creamos que la tesis del realismo modal sea verdadera, de modo que tal que fuese una razón
concluyente y que, por tal, caeríamos en la irracionalidad, sino que, David Lewis, más bien nos habla
de que la utilidad es una buena razón para que creamos en la verdad de su tesis. Ciertamente podría
aceptar tal reclamo y, es más, me hago cargo de él. De hecho, ya lo he hecho apenas hace un momento.
Precisamente Lewis no nos dice que la utilidad justifique, sino que es una razón. Pero ya he
respondido a esto de modo negativo, pues la utilidad no es una razón epistémica las cuales son
susceptibles de justificar y ser razones de creencia. No es tampoco una creencia autoveritativa, de
modo que no es razón que justifique creencia.
Con todo esto dicho, deseo volver a algo dicho anteriormente. Quiero volver a la idea de que el
despliegue metafísico está justificado con el valor explicativo. Esta idea me parece errada y esto lo
sostengo a partir del análisis de la justificación de la creencia, análisis que acabo de hacer. La
metafísica no está justificada para erigir monumentos como verdad si es por las razones equivocadas,
caso que es el de la metafísica de Lewis. Sin embargo, aún presente esto, no quiero ser normativo en
exceso. Tal vez, después de todo el análisis de todas las posibilidades que no son actuales en nuestro
mundo siga valiendo la pena al modo de las entidades ficticias de Meinong. Tal vez sean tan dignas
de estudiar como las cosas realmente existentes, pues me parece completamente lícito que el
metafísico quiera entender su ser. Sin embargo, no creo que debamos olvidar los límites de nuestro
conocimiento, pues parece que el conocimiento de la existencia de los mundos posibles nos ha sido
vedado. Por todo esto, no acepto el despliegue teórico que se justifique como verdadero por la
utilidad. Sé que hay problemas que aquejan, pero, según mi modesto parecer, el compromiso
filosófico es con la verdad, no con la toma como verdad de determinadas explicaciones de algunos
problemas filosóficos que los espíritus inquietos quieren desplegar aun cuando no se justifica. El
compromiso con la verdad tiene como prioridad a la verdad por sobre la utilidad y no al revés, ahora
si tal verdad explica, bienvenida sea. A mí, me parece mucho más respetables una actitud de sincero
asombro y perplejidad ante problemas tan gigantescos como la modalidad, la ética o lo que fuere.
Precisamente, siendo fiel a esto, no he declarado en momento alguno que el realismo modal sea falso,
pues no he probado en momento alguno su falsedad. He dicho: “No hay evidencia que pruebe su
verdad”, pero ausencia de evidencia no es evidencia de ausencia, de modo que, el que no tengamos
evidencia de la verdad de la tesis de la pluralidad de mundos, no prueba en absoluto que sea falsa. De
hecho, me temo, la posibilidad de conocer la verdad de tal tesis nos ha sido vedada. Con lo que cabe
la posibilidad epistémica de que sea verdadera. Pero también cabe la posibilidad epistémica de que
sea falsa, de modo que, todo lo que Lewis construyó a partir de su teoría, sería falso, pues, tal como
el declara “lo que existe únicamente de acuerdo a una teoría falsa simplemente no existe en sentido
alguno”.

Alonso Andrés Aguirre Valenzuela.

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