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GUÍA DE CONTENIDO Y ACTIVIDADES

MORAL Y ÉTICA

Nombre: Curso: 4° MEDIO Fecha:

Objetivo de aprendizaje:  Reconocer cuáles son los dilemas morales y su influencia en su propio criterio
moral y ético.
 Distinguir entre una moral autónoma y una moral heterónoma.
 Conocer la regla de oro y la aplican a situaciones concretas.

¿QUÉ SON LOS DILEMAS MORALES?

Un dilema moral es una narración breve en la que se plantea una situación problemática que
presenta un conflicto de valores, ya que el problema moral que exponen tiene varias soluciones
posibles que entran en conflicto unas con otras. Esta dificultad para elegir una conducta obliga a un
razonamiento moral sobre los valores que están en juego, exigiendo una reflexión sobre el grado de
importancia que damos a nuestros valores.
Un ejemplo de dilema moral lo tenemos en el siguiente caso, bastante frecuente en la vida de todo
estudiante:

En la clase se ha roto el cristal de una ventana, como consecuencia de la mala conducta de un


alumno. El profesor pregunta quién ha sido, diciendo que si el culpable no aparece toda la clase
tendrá que pagar su reparación, además de sufrir otros castigos. Un grupo de alumnos sabe quién
es el responsable, pero deciden no decir nada, porque el alumno causante del problema es amigo
de ellos, y no quieren ser acusados de “soplones" ni "traidores". Además, quieren evitarse los
problemas y molestias que les causaría su confesión.
En consecuencia, toda la clase es castigada. ¿Ves correcta la conducta de esos alumnos?
¿Tú qué harías en un caso similar?

Los dilemas morales son un excelente recurso para formar el criterio ético, a la vez que les ayudan
a tomar conciencia de la jerarquía de valores personal. Al proponerles la resolución de un caso
práctico, que con frecuencia podría ocurrirles --o les ha ocurrido--, la discusión de dilemas es más
motivadora y estimulante que la mera exposición de principios éticos teóricos.

Entre los objetivos del trabajo con dilemas estarían los siguientes:
 Conocer la propia escala de valores, estableciendo una jerarquía entre ellos.
 Desarrollar la habilidad social de la "empatía", que consiste en saber ponerse en el lugar de
otra persona.
 Respetar las opiniones y conductas ajenas, desarrollando la tolerancia ante principios y
valores contrarios a los nuestros.
 Favorecer el diálogo razonado, el intercambio de opiniones sobre distintos puntos de vista.
 Formar el juicio moral, motivando el desarrollo de la lógica discursiva aplicada a la ética de
la conducta.
 Fomentar el cultivo de lo que viene llamándose "inteligencia emocional", integrando
razonamientos, sentimientos y emociones en la resolución de conflictos.
 Razonar las conductas y opiniones propias, utilizando la razón para estudiar la complejidad
de las conductas humanas.

AUTONOMÍA Y HETERONOMÍA MORAL


Ser autónomo significa gobernarse a sí mismo, determinar el propio destino, aceptar responsabilidad
por las acciones y los sentimientos propios, deshacerse de patrones inaplicables e inapropiados para
vivir en el aquí y el ahora.
Una persona verdaderamente autónoma, según Berne, «es la que demuestra la liberación o
recuperación de tres capacidades: el conocimiento, la espontaneidad y la intimidad».

 Conocimiento: Conocimiento es saber qué está ocurriendo ahora. Una persona autónoma
es consciente. Se desprende de las capas de contaminación de su ambiente y empieza a
oír, ver, oler, tocar, gustar, estudiar y evaluar por sí misma. Se deshace de viejas opiniones
que falsean su percepción actual, y percibe el mundo a través de su encuentro personal
propio en vez de hacerlo en la forma en la que fue «enseñada» a hacerlo.
 Una persona consciente escucha los mensajes de su propio cuerpo, sabiendo cuándo está
preocupándose, relajándose, abriéndose, cerrándose a sí misma. Conoce su mundo interior
de sentimientos y fantasías y no se avergüenza de ellos ni los teme.
 Una persona consciente escucha también a los demás. Cuando los otros hablan, ella
escucha y proporciona retroalimentación activa. No utiliza su energía psíquica para formular
una crítica, desviar la conversación o planear mentalmente un contraataque.

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 En vez de eso, intenta establecer un contacto genuino con la otra persona, aprendiendo el
arte de hablar y de escuchar.
 Una persona consciente está por completo presente. Su mente y su cuerpo responden al
unísono al aquí y al ahora, Su cuerpo no está haciendo una cosa mientras su mente se
concentra en algo diferente.

 Espontaneidad: La espontaneidad es la libertad de escoger modelos conductuales. El


individuo autónomo es espontáneo, flexible, y no tontamente impulsivo. Ve las muchas
posibilidades que se abren ante él y usa el comportamiento que juzga apropiado a su
situación y a sus fines.
 Un individuo espontáneo está liberado. Escoge y acepta la responsabilidad por sus propias
selecciones. Se libra a si mismo de la obligación de vivir un estilo de vida predeterminado.
En cambio, aprende a enfrentarse con situaciones nuevas y a explorar nuevas maneras de
pensar, sentir y responder. Incrementa y reevalúa constantemente su repertorio de posibles
comportamientos, el individuo espontáneo usa o recaptura su capacidad para decidir por sí
mismo.
 Adopta sus propias decisiones en vez de permanecer a merced de su «suerte». A menos
que una persona adopte decisiones, aunque éstas no sean siempre correctas, su poder de
voluntad permanece sin dirección y su ética es confusa o inestable.

 Intimidad: Intimidad es expresar los sentimientos de cariño, ternura y dependencia de los


demás, como lo haría un niño. Muchas personas sufren de la imposibilidad de expresar estos
sentimientos.
 Una persona autónoma arriesga tener amistades e intimidad cuando decide que eso es
apropiado. Esto no es fácil para alguien que ha restringido sus sentimientos de afecto y no
está acostumbrado a expresarlos, De hecho, puede sentirse incómodo, insincero, incluso
cuando intenta por primera vez ir en contra de su antigua manera de ser. Sin embargo, lo
intenta.
 En el proceso de desarrollar su capacidad para la intimidad, el individuo se hace más abierto:
aprende a "dejarse ir”, revela más de sí mismo dejando caer algunas de sus máscaras.

Una persona ética no descarta los problemas o su significado, Por el contrario, asume que ella junto
con los demás puede resolverlos. Se ocupa de sus propios problemas personales, de los de la
comunidad y de los problemas mundiales de interés general, como la superpoblación y las guerras
que traen muerte y desesperanza a millones de personas. Reconoce que la apatía es consentimiento
en asuntos como la mortalidad infantil, el maltratar niños, la decadencia urbana, y las prácticas
injustas en asuntos laborales, educativos, y en la necesidad de viviendas. Se indigna ante los
perjuicios y las injusticias sufridas por la humanidad e intenta hacer algo al respecto.
Se requiere valor para experimentar la libertad que viene con la autonomía, aceptar la intimidad y el
encuentro directo con otras personas, permanecer firme frente a una causa impopular, escoger la
autenticidad por sobre la aprobación y hacerlo una y otra vez; aceptar la responsabilidad por las
propias decisiones y, desde luego, requiere valor ser la persona única que uno es realmente.
Muriel James en “Nacidos para triunfar”

MORAL DE HETERONOMÍA

Heteronomía de la voluntad es un término técnico introducido a la filosofía por Immanuel Kant para
hacer referencia a la voluntad que no está determinada por la razón del sujeto, sino por algo
ajeno a ella (la voluntad de otras personas, las cosas del mundo, la sensibilidad, la voluntad divina,
etc.) podríamos decir que la persona no toma sus propias decisiones.

La voluntad puede estar determinada por dos principios, puede tener dos fundamentos: la razón o
la inclinación. Cuando es la propia razón la que decreta el modo en que debe actuar la voluntad,
ésta es autónoma porque se da a sí misma sus propias leyes. Sin embargo, cuando la voluntad está
determinada por la inclinación (palabra con la que Kant se refiere al conjunto de apetitos sensibles)
la voluntad es heterónoma.

Esta tesis kantiana puede parecer extraña para la forma actual de entender las cosas, pues ahora
es más bien común creer que se es libre si se es capaz de realizar todos y cada uno de los apetitos
que se tengan, por lo que se considera a la ley moral como un estorbo para la libertad absoluta,
entendida como capacidad para hacer lo que plazca. Sin embargo, Kant pensó que cuando existe el
propósito de seguir las reclamaciones de los deseos o apetitos la conducta no es libre, pues su
realización sólo es posible plegándose a las exigencias que impone el mundo y, por tanto, a algo
exterior a la propia voluntad. Por ejemplo, si alguien considera que el principio que debe regir su
conducta es el de obtener reconocimiento social por encima de todo, su conducta no será constante
pues tendrá que someterse a las exigencias determinadas por el cambiante orden social: si desea
conseguir el aplauso de la mayoría deberá cambiar de partido político, o de amistades, o de ideas
cuando las circunstancias lo hagan necesario. En fin es lo contrario a autonomía no puedes hacer

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las cosas con libertad sino basado en normas impuestas por otras personas las cuales debes
obedecer.

LA REGLA DE ORO

La regla de oro es un principio moral general que dice: trata a tus congéneres igual que quisieras ser
tratado y que se encuentra en prácticamente todas las culturas a menudo como una regla
fundamental. Este hecho sugiere que puede estar relacionada con aspectos innatos de la naturaleza
humana. Un elemento clave de la regla de oro es que una persona que intenta vivir con esta regla
trata a todo el mundo y no solo a miembros de su grupo con consideración. Está considerada la base
esencial para el concepto moderno de los derechos humanos.

El concepto de Epícuro, sobre la regla de oro, es "ética de la reciprocidad", consiste en dar énfasis
en minimizar el daño, de los pocos y de los muchos, para así maximizar la felicidad de todas las
personas. Más tarde este concepto fue recogido, y desvirtuado, por los pensadores democráticos de
la Revolución francesa y otros, como John Locke, quien escribió que la gente tiene derecho a "la
vida, la libertad y la propiedad ". Para Locke, el propio cuerpo es parte de sus bienes y, por tanto, un
derecho a la propiedad que teóricamente garantizan la seguridad de sus personas, así como sus
posesiones.
En la mayoría de las formulaciones toma una forma pasiva, como la expresada en el Judaísmo: Lo
que es odioso para ti, no se lo hagas al prójimo. En la cultura occidental, sin embargo, la fórmula
más conocida es la de Jesús en el Sermón de la Montaña: "Así que, todas las cosas que queráis
que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos" (Mt. 7, 12). Esta regla
tradicional ha sido tan estimada que ha sido considerada la "regla dorada".

ACTIVIDAD

I. Lea y analice el siguiente texto a partir de lo visto en clases y responda las preguntas a
continuación.

La experiencia moral (1992)


Humberto Giannini.

Nuestro tema específico es ahora el de la experiencia moral. Digamos por lo pronto que llamaremos
“experiencia moral” a los significados de “bueno” y “malo” tal como se entienden en el espacio civil
[...]

El sujeto sigue siendo, pues, el hombre en ese su modo habitual, sostenido de ser: nosotros mismos
en nuestra reiterada circulación por este “mundo de la vida”. Hay un privilegio propio de ese espacio
y que alcanza a la Ética, y sólo a ella, a tal punto de dejarla en virtud de ese don, por encima de
cualquier otra disciplina sistemática, racionalmente organizada, en torno a un campo específico de
intereses.

Vamos a suponer que estos rasgos generales de sistematicidad y de organicidad racionales propios
de cualquier disciplina científica también los posee la Ética, disciplina cuyo interés específico
consistiría en investigar “objetivamente” los principios [...] por los que una conducta luce cierta
cualidad o, por el contrario, “denuncia” cierta deuda de ser determinada. En otras palabras: “lo bueno”
y “lo malo” de las acciones por las que el ciudadano muestra su modo de habitar el mundo y de
recoger su propio ser de él. Supongamos por un momento la existencia de un saber objetivo acerca
de la existencia humana. Esto equivaldría a afirmar que contamos con algunas pocas personas
sabias y expertas en asuntos de vida, así como existen algunos pocos expertos en biología molecular
u otros, en egiptología u otros [...] Pero esta hipótesis lleva a uno de los conflictos más crónicos e
insolubles entre teoría y práctica, entre el ámbito de las razones especulativas y el de las
convicciones operantes. Entre filosofía y vida. Porque ocurre, en este punto, que el hombre común,
que reverencia a veces hasta niveles desmedidos la autoridad de los sabios, de los expertos, apenas
el conocimiento de éstos roza ciertos puntos neurálgicos de su propia realidad personal, entonces,
dando un salto atrás, se pone en guardia contra “las razones”, por muy bien fundadas que sean, y
contra “la observación rigurosa de los fenómenos” y no reconoce ventaja alguna al juicio científico
respecto del valor de sus propias opiniones. Una de las zonas “sensibles”, la más sensible, es la del
saber moral, incluido ahí el político. Y preferimos seguir llamando a este saber “experiencia moral” a
fin de presentarlo en una oposición visible al conocimiento distanciado de la Ética.

Es un hecho que en este territorio nadie estará dispuesto a renunciar a lo que su experiencia
dictamine o a lo que “su vida le ha enseñado” como bueno o como malo, como justo o injusto, a
despecho de cualquier “simple teoría”. Este es el reducto intransable de la experiencia [...] Por el
momento, plantearemos el conflicto de la siguiente manera: el campo propio de la Ética es la
experiencia. Sin embargo, tal experiencia “no reside” en un sujeto que otro sujeto, el “sujeto
científico”, pueda objetivar -“pues, entonces, no podríamos hablar de “experiencia”-.

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Reside, por el contrario, en una colectividad de sujetos morales; y estos sujetos no pueden perderse
en el traspaso de la práctica a la teoría sin que se derrumbe ipso facto el sentido de la investigación.
En otras palabras: no es posible que la Ética hable de cosas que de alguna manera pudieran pasar
inadvertidas o ser inalcanzables para la experiencia común, como ocurre respecto de la generalidad
de las otras ciencias; por el contrario, es a la Ética que le va su ser en que los hechos a los que
apunta como sujeto de su investigación, sean hechos radicados en una realidad no determinados
causal, directamente, por otros hechos externos. Le va su ser en que sean realmente “hechos
subjetivos”.

Si miramos las cosas, ahora desde el otro lado de la contraposición: esa experiencia que aparecía
tercamente irreductible al juicio distanciado de la ciencia, corresponde a un saber que no es
simplemente uno más entre otros saberes posibles, sino ese saber preciso y único por el que el que
[sic] el portador de la experiencia acredita su condición de sujeto inobjetable. De modo que, someter
este saber a una decisión final del juicio docto, no representaría como en cualquier otro caso, un
simple acto de humildad sino la renuncia a la condición de sujeto. Renuncia que tal experiencia intuye
como degradante (mala) [...]

En definitiva: como aquel individuo indiferenciado que soy; en mi calidad de empleado, de padre de
familia, de ciudadano, soy también ese ser que no puede delegar en ningún otro ser humano ni divino
aquel saber cualitativo que configura mi experiencia moral: aquel saber por el que constantemente
estoy evaluando mis acciones y las del próximo. Un saber que no puedo delegarlo. Sin embargo, se
trata de un saber ganado en actos transitivos al interior de mi mundo. Y esto es lo que llamamos
“experiencia moral”.

1. ¿Cuál es el “privilegio propio” de la Ética?


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2. ¿Podría existir un “saber objetivo” acerca del bien y del mal?


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3. ¿Por qué renunciar al saber ético, más bien que humildad, representaría “la renuncia a la
condición de sujeto”?
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Biografía de Humberto Giannini (1927 – 2014)

Humberto Giannini nació el 25 de febrero de 1927 en Santiago


y vivió en Valparaíso hasta 1953, año en que se trasladó de
vuelta a la capital. Allí cursó estudios superiores en el Instituto
Pedagógico. En 1969 se graduó de Profesor de Estado en
Filosofía de la Universidad de Chile, institución a la que
permaneció vinculado a lo largo de toda su vida, y que lo
nombró Profesor Emérito en 2012. A comienzos de la década
del `70, luego de recibir una beca del Gobierno de Italia,
continuó sus estudios de pregrado en la Universidad de Roma,
donde se especializó en Hermenéutica y Filosofía de las
Religiones.

En 1999 recibió el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias


Sociales, reconocimiento que se le otorgó no solo por su aporte
al desarrollo de la filosofía a nivel universitario, sino también por PARA REFLEXIONAR….
su contribución a la formación filosófica en enseñanza escolar.
Su interés divulgativo por la filosofía lo llevó a difundirla como Acerca del mundo moral y la moral:
una práctica transversal, cotidiana, y como una herramienta de ¿Existen, en sentido literal, los
interpretación de la realidad nacional. Estas reflexiones
llamados “crímenes inhumanos” o
marcaron su pensamiento teórico, que se centró en temas como
la convivencia comunicativa, la memoria, las conversaciones, la si, en rigor, todos los crímenes son
tolerancia, la experiencia común, las rutinas y otros conceptos de humanos? Y ¿Qué diferencia hay
propios de la fenomenología de la cotidianeidad. entre el que una persona muera a
consecuencia del ataque de un
Fue miembro de la Academia Chilena de la Lengua (1998) y animal o la caída de un árbol y el que
Doctor Honoris Causa de la Universidad de París (2008). Su una persona asesine a otra?
obra ha sido ampliamente comentada y consta de los siguientes Justifique.
títulos: Reflexiones acerca de la convivencia humana (1965), El
mito de la autenticidad (1968), Desde las palabras (1981), Breve
historia de la Filosofía (1985) -considerado material didáctico
complementario por el Mineduc desde 1986-, La reflexión
cotidiana: hacia una arqueología de la experiencia (1987), La
experiencia moral (1992), La experiencia común, Del bien que
se espera y del bien que se debe (1997), Metafísica del lenguaje
(1999), Ética de la proximidad, El pasar del tiempo y su medida
(1997) y La metafísica eres tú (2007).

Extraído de memoria chilena.

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