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HISTORIA GEOGRAFIA Y ECONOMIA

3ER AÑO

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ANTIGUO RÉGIMEN Y LIBERALISMO

EL ANTIGUO REGIMEN Y EL LIBERALISMO: DOS SISTEMAS ENFRENTADOS.

EL ANTIGUO REGIMEN

Denominamos Antiguo Régimen a la manera tradicional de gobierno en los Estados europeos que
imperaba en el siglo XVIII, excepto en Holanda y el Reino Unido. Este tipo de gobierno resultaba
anticuado a finales del siglo XVIII, pues era inapropiado para las transformaciones sociales y
económicas que se estaban
produciendo. El gobierno absoluto de
los reyes implicaba el mantenimiento
de una injusta organización social,
resultado de la división en estamentos
y basado en la perpetuación de
situaciones de privilegio que favorecía
a una minoría.

El Antiguo Régimen se identifica por


tres elementos:

 Una organización
política basada en el poder
absoluto de la Corona,
sustentada por los siguientes
principios:

 La soberanía, la capacidad de
tomar decisiones en los
asuntos públicos,
corresponde exclusivamente al rey, llamado por ellos el soberano.

 El Estado es patrimonio y propiedad de la Corona. Su dominio se considera obtenido


legítimamente por derecho de conquista y transmitido por herencia.

 El poder del rey es absoluto, su autoridad se encuentra por encima de la lay. Concentra
en su persona los tres poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial.

 La administración territorial depende del régimen señorial. De esta forma, algunas parcelas
del poder publico, como el cobro de impuestos, el reclutamiento, la aplicación de la justicia
local, etc... quedan en manos de grupos particulares(clero, nobleza).

 Una organización social estamental. La sociedad se divide en tren estamentos a los que se
accede por nacimiento:

 La nobleza y el clero tienen leyes particulares, como la exención del pago de impuestos,
el cobro de tributos en beneficio propio y una serie de ventajas procesales: no se les puede
aplicar tormento para obtener confesiones; su testimonio en los juicios prevalece sobre el
de individuos de menor rango social y no pueden ser castigados con penas infamantes
como la horca.

 El tercer estado agrupa a las personas que sostienen económicamente al reino con su
trabajo y sus impuestos, ya sean campesinos, artesanos, comerciantes, banqueros, etc,.
Entre ellos, los que habitan en las ciudades y se dedican a los negocios (burgueses) son los
más receptivos a las propuestas de cambio.

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 Un sistema económico adaptado a las
necesidades de
una economía predominantemente agraria:

 Existencia de trabas a la circulación de bienes


inmuebles; la propiedad vinculada o
amortizada no puede cambiar de manos. Está
prohibida su compra, venta donación o
división por la herencia.

 Pervivencia de monopolios derivados del


régimen señorial sobre el uso de molinos,
hornos, lagares, ríos, montes, etc.. Así como
de aduanas señoriales, peajes y derechos
preferentes de venta.

 Los artesanos están obligados a inscribirse en


el gremio, asociación de los productores de
un mismo oficio residentes en una misma
ciudad. E gremio concede las licencias para
abrir nuevos talleres, fija los precios, salarios,
jornadas de trabajo, calidad de los productos,
etc.

EL LIBERALISMO

Frente al Antiguo Régimen, en los siglos XVII y XVIII surge una corriente de pensamiento que
elaboró un sistema político, social y económico alternativo. Liberalismo.

 Un nuevo régimen político basado en los principios liberales:

 La soberanía no corresponde al rey, sino a la nación, entendida como una comunidad con
una trayectoria histórica común, que habla una lengua determinada y habita un lugar
concreto. Se delega, mediante el voto, en las Cortes.

 El Estado no es un patrimonio de la Corona, sino un conjunto de instituciones, creado


para garantizar los derechos de los ciudadanos: a la propiedad, libertad de opinión,
igualdad ante la libertad de imprenta...

 El rey no está por encima de la ley, por lo que debe jurar la constitución (ley fundamental
del Estado). Poderes: el ejecutivo, asignado al rey, que lo ejerce a través del gobierno y
sus ministros; el legislativo, ejercido por las Cortes en representación de la nación, que
votan individualmente las propuestas de la le, y el judicial desempeñado por los jueces,
que actúan en los diferentes tribunales de justicia.

 Supresión de los estamentos. Se establece la igualdad de los individuos ante la ley y el fisco.
Las diferencias sociales se mantienen, o incluso aumentan entre las distintas clases en
relación con su dedicación profesional y su nivel de renta.

 La actividad económica debe ser libre, espontánea, regulada por el libre juego de la oferta
y la demanda en el mercado. El Estado no debe intervenir en ella salvo para garantizar el
cumplimiento de la ley, la defensa del territorio el mantenimiento de la red de
comunicaciones.

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 La propiedad vinculada debe ser desamortizada, toda propiedad de bienes y medios de
producción debe ser privada y alienable, no debe tener trabas que impidan su venta,
donación, etc., para que cambie de manos.

 Deben ser abolidos los monopolios para que las condiciones de producción,
transformación y circulación de bienes sean libres, garantizando la competencia.

 La supresión de los gremios da paso a la libre creación de empresas y a la libertad de


contratación. Desaparecen los límites legales que impiden el alargamiento de las jornadas,
la reducción de los salarios... Paralelamente se prohiben las asociaciones (capitalismo).

En España el cambio se realizara de forma violenta a través de revoluciones y guerras civiles. No


fue un proceso lineal, sino que sufrió avances y retrocesos continuos. Al final se impuso el modelo
liberal, que beneficiaba a la alta burguesía y a la aristocracia.

TEMA1. LA ESPAÑA DEL SIGLO XVIII.

PUNTO1_LA ESPAÑA DEL ANTIGUO


REGIMEN.

LA SOCIEDAD ESTAMENTAL

Los grupos
privilegiados, nobleza y clero,
poseían la mayor parte de la
propiedad, no pagaban impuestos y
ocupaban casi todos los cargos públicos. El clero está formado por los que se dedicaban a la vida
religiosa; en la España del siglo XVIII constituían poco mas del 2% pero controlaban más del 40%
de la propiedad territorial. La nobleza, a la que se pertenecía por nacimiento o por nombramiento
real, (menos del 5% de la población) poseía extensas propiedades territoriales y tenía en su poder
numerosos señoríos jurisdiccionales, en los que administraban justicia y de los que extraían grandes
rentas.

El 3er estamento reunía a los campesinos, la burguesía y las clases populares de la ciudad.

Los campesinos, (la inmensa mayoría de la población) estaban sometidos a un régimen señorial
que les obligaba a entregar la mayor parte de sus rentas agrarias y les mantenía al límite de la
supervivencia.

ECONOMIA AGRARIA DEL ANTIGUO REGIMEN

En el s. XVII en España, la agricultura era la fuente esencial de riqueza. A ella se dedicaba más del
80% de la población, la posesión de las tierras otorgaba rentas y poder, pero la mayor parte de
las tierras estaba amortizada: era lo que se llamaba de “manos muertas”. Así sucedía con las
propiedades de la Iglesia, de los Ayuntamientos o de los nobles. La institución del mayorazgo,
consistía en el derecho a vincular el conjunto de bienes al título nobiliario, o a la familia, de tal
forma que el heredero, siempre uno sólo para no dividir el patrimonio, podía administrar los
bienes y gozar de ellos, pero sin venderlos o alquilarlos. En el s XVIII el mayorazgo estaba en plena
vigencia, y ya no sólo nobles, sino que también plebeyos enriquecidos amayorazgaban sus tierras.

La propia Corona, la Nobleza y la Iglesia, eran titulares de los señoríos, extensas posesiones sobre
las que ejercían jurisdicción y de las que recibían rentas. Cerca del 80% de la tierra cultivable estaba
fuera del mercado, y la mayoría de la población no podía acceder a la propiedad. Ello impedía la
movilidad económica, dado que la principal fuente de riqueza, la tierra, estaba inmovilizada en
unas pocas manos.

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La mayor parte del campesinado era arrendatario o jornalero. La condición de estos campesinos
variaba según las zonas y el tipo de contrato que tenían. En Cataluña, la mayoría de las tierras eran
de señorío laico o eclesiástico, de medianas proporciones, y eran cultivadas por campesinos con
contratos enfitéuticos, estables, su situación era mejor al no estar sometidos a aumentos de renta y
poder gozar del crecimiento de los rendimientos agrarios. En Galicia y Asturias, los arrendamientos
(foros) eran fijos durante tres generaciones, pero la falta de tierras dio origen a subforos y a un
problema de minufundismo al consolidarse explotaciones minúsculas, insuficientes para mantener
una familia.

En el sur de Castilla, en Extremadura o en Andalucía existían enormes extensiones en manos de la


nobleza y el clero, que eran trabajadas por campesinos en arriendos a corto plazo o jornaleros. Las
condiciones eran las más duras para el campesinado, ya que les eran aumentadas las rentas a
voluntad de los señores. Otro problema: los grandes propietarios, organizados desde la E.M en la
poderosa organización del Honrado Concejo de la Mesta, poseían enormes rebaños que les
proporcionaban grandes beneficios y en muchos casos privaban el uso de la tierra para pastos en
lugar de cultivarla.

La industria tradicional, talleres artesanos, continuaba organizada de forma gremial, con un estricto
control sobre la producción y la creación de nuevos talleres. La escasez de la demanda por las crisis
de la agricultura mantenía una forma proteccionista de la producción.

Respecto al comercio, el mercado interior era débil y escaso, limitado en la mayoría a los
intercambios de tipo local o comarcal. Existían graves problemas de transporte y continuaban
aisladas las zonas del interior y de la periferia.

PUNTO 2_ LA MONARQUIA ABSOLUTA DE LOS BORBONES.

El absolutismo es la ultima fórmula del poder político del AR. Apareció en Francia en el siglo XVI,
como resultado de la evolución de la monarquía autoritaria. La llegada al trono español de la
dinastía francesa de los Borbones significó la implantación de dicha fórmula política en nuestro
país.

LA GUERRA DE SUCESION

En 1700, el último monarca de la casa de Austria, Carlos II murió sin descendencia directa.
Los candidatos a ocupar el trono, por sus vínculos familiares, eran Felipe D´Anjou, nieto de Luis
XIV de Francia y de la princesa española Mª Teresa de Austria y el archiduque Carlos de Habsburgo,
hijo del emperador de Austria. El testamento de Carlos II designaba como sucesor al candidato
Borbón, que fue proclamado rey en 1701, como Felipe V.

Este nombramiento provocó un conflicto grave, su acceso al trono español fortalecía el poder de
los Borbones en Europa, y Gran Bretaña, Holanda y Portugal declararon su apoyo al candidato
austríaco y entraron en guerra contra Francia y España. La sucesión al trono español pasó de ser
un conflicto interno, a un grave problema de política internacional.

En el interior de España la cuestión sucesoria también había dividido a los territorios


peninsulares. Castilla se mostró fiel a Felipe V y la Corona de Aragón, especialmente Valencia y
Cataluña respaldaron al candidato austríaco.

Los ingleses y los holandeses mostraron su interés por acabar la guerra y reconocer a Felipe V como
monarca español En los tratados de Utrech (1713), se firmó la paz a cambio de importantes
concesiones a Austria, que se quedó con el Milanesado, Flandes, Nápoles y Cerdeña y a Gran
Bretaña, que recibió Gibraltar y Menorca como compensación, junto a privilegios comerciales con
la América española.

EL ABSOLUTISMO MONARQUICO

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En la monarquía autoritaria, el rey controlaba y gobernaba los diferentes territorios y se situaba a
la cabeza de las diferentes instituciones y de las Cortes. El monarca absoluto constituía la
encarnación misma del Estado. Su poder era ilimitado, era fuente de ley, autoridad máxima de
gobierno y cabeza de la justicia.

Instalados a principios del s. XVIII en el trono español, los Borbones impusieron el modelo
del absolutismo monárquico. Los primeros Borbones españoles, Felipe V y Fernando VI,
combatieron la pocas limitaciones que aún actuaban a parte de la Corona, afanándose por
fortalecer el poder real.

CENTRALIZACION Y UNIFORMIZACION

Felipe V, mediante los decretos llamados de Nueva Planta impuso la organización


político_administrativa de Castilla a los territorios de la antigua Corona de Aragón. Con la
excepción de Navarra y el País Vasco, todo el territorio constituyó una única estructura de carácter
uniforme. La Nueva Planta abolió las Cortes de los diferente reinos de la Corona de Aragón,
integrándola en las de Castilla, que de hecho se convirtieron en las Cortes de España.

Las Cortes sólo se reunían a petición del rey, se constituyeron como el órgano esencial de gobierno
del país, que ejercía funciones consultivas, tenía facultades legislativas y judiciales y actuaba como
Tribunal Supremo de Justicia.

Por encima de las Cortes se situaba el poder del monarca, que intervenía y decidía en todos los
asuntos del Estado.

LOS INTENTOS DE RACIONALIZACION Y MODERNIZACION

Los Borbones intentaron nacionalizar la administración del territorio y para ello eliminaron los
antiguos virreinatos y crearon demarcaciones provinciales, enfrente de cada una nombraron a
un capitán general con atribuciones militares y administrativas, que ejercía como gobernador. Se
implantaron también reales audiencias, presididas por los capitanes generales, y que tenían
competencias judiciales, se extendió la institución de los corregidores castellanos, para el control
de las principales ciudades.

La mayoría de las reformas consistieron en extender instituciones castellanas al resto del Estado
pero la aportación más novedosa fueron los intendentes. Estos funcionarios dependían
directamente del rey, gozaban de amplios poderes y tenían como misión la recaudación de
impuestos y la dinamización económica del país; controlara a las autoridades locales, cuidar de las
Reales Fábricas, impulsar el desarrollo de la agricultura y la ganadería, levantar mapas, etc.

La preocupación por los problemas económicos se evidenció en los intentos de reorganización de


la Hacienda. Los Borbones comprendían que si no se reformaba el sistema, procurando que todos
los habitantes pagasen en relación con su riqueza, incluyendo a los privilegiados, el saneamiento
económico era imposible.

LA POLÍTICA EXTERIOR

El reinado de los Borbones se inició con la pérdida de poder de la Corona española en el contexto
internacional. Tras la Guerra de Sucesión, los Tratados de Utrech (1713) y Rastatt (1714) permitieron
a Felipe V salvar el trono, pero a cambio de ceder todas las posesiones en Europa. La pérdida de
peso en el conjunto europeo libró a la monarquía de la pesada carga militar y financiera que había
supuesto en los siglos XVI y XVII el mantenimiento de las posesiones europeas. Los Borbones
pudieron volver sus ojos al interior del país y concentrarse en mejorar la situación española.

Éste fue un siglo de relativa paz y estabilidad, aunque no faltaron acontecimientos bélicos en los
que se vio implicada España. Los intereses españoles en Italia llevaron a Felipe V a firmar una serie

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de pactos con Francia (Pactos de Familia) que ligaron a lo largo del S. XVIII los intereses de ambas
monarquías.

La llagada al trono de Fernando VI, inauguró una época de neutralidad en la política exterior
española.

Los Borbones contaban todavía con un extraordinario conjunto de colonias en América y se


hicieron verdaderos esfuerzos por mejorar y racionalizar tanto la Administración como el comercio
colonial.

España intervendrá en la guerra de los Siete Años al lado de Francia, contra Inglaterra perdiendo
las posesiones americanas de la Florida.

PUNTO3_EL REFORMISMO BORBÓNICO.

Carlos III accedió al trono español al morir su hermano Fernando VI sin descendencia directa. Su
reinado constituyó la etapa más interesante del s. XVIII. Carlos II ya había reinado en Nápoles y
había entrado en contacto con las ideas ilustradas. Despotismo Ilustrado.

LAS NUEVAS IDEAS ILUSTRADAS

El modelo económico-social y político del Antiguo Régimen fue durante el s. XVIII criticado por
pensadores conocidos como Ilustrados. La característica del pensamiento ilustrado es una
ilimitada confianza en la razón: ni la autoridad, ni la tradición, ni la revelación pueden sustituir a
la razón y todo aquello que ésta no pueda aceptar debe ser rechazado como superstición.

Eran firmes partidarios de la educación y el progreso.

Los ilustrados critican los principios de la sociedad estamental, afirmando la igualdad y el derecho
a la libertad de todos los hombres. Criticaron también la organización económica, la falta de
libertad para comprar, vender, establecerse o progresar y defendieron un modelo que garantizase
la propiedad y la libertad de comercio e industria.

Se opusieron al dominio ideológico de la Iglesia y sus privilegios. Se enfrentaron al


absolutismo monárquico, defendiendo la necesidad de un contrato entre gobernantes y
gobernados que garantizase los derechos básicos del individuo. Montesquieudefendió la separación
de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), Rosseau planteó el principio de soberanía popular.

LA ILUSTRACION ESPAÑOLA

A partir de 1750-60, encontramos una generación con preocupaciones ilustradas que empiezan a
criticar el modelo social imperante en España; entre ellos: Feijoo, Jovellanos, Floridablanca...

Los ilustrados españoles hicieron de la educación el objetivo prioritario, lucharon contra las
órdenes religiosas y contra los estamentos privilegiados.

La otra preocupación básica de los ilustrados españoles fue la cuestión económica. Todos eran
conscientes de que el atraso del país provenía de la pervivencia del fuerte predominio de la
propiedad nobiliaria y eclesiástica, del excesivo control sobre las actividades económicas, y del
desconocimiento de las nuevas técnicas, inventos y avances, aplicados ya en otros países.

EL DESPOTISMO ILLUSTRADO:CARLOS III

Carlos III se enfrentó al inicio de su reinado con una fuerte oposición de los grupos privilegiados a
su programa de reformas.

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En 1766 se produjo el motín de Esquilache, una revuelta compleja en la que se unieron el malestar
de la población por la carestía y el precio de los alimentos, la oposición al excesivo poder de los
altos cargos extranjeros y la resistencia de los privilegiados que veían menguados con las reformas
su poder e influencia. Esto confluyó en una revuelta popular en Madrid contra las medidas de
saneamiento y orden público tomadas por el ministro Esquilache: limpieza urbana, alumbrado,
prohibición de juegos de azar y uso de armas, así como de utilizar sombreros chambergos y capas
largas.

Ante la extensión de la revuelta, Carlos III destituyó a Esquilache, frenó las reformas y bajó el precio
de algunos productos.

Los motines cesaron rápidamente y Carlos II continuó, ahora con ministros españoles, su programa
de reformas cuyo objetivo era abolir algunos de los privilegios propios de la sociedad del A.R. En
1783 se declararon honestas todas las profesiones.

Carlos II reclamó el derecho de nombrar los cargos eclesiásticos, a controlar la Inquisición y a


fundar monasterios y combatió el intento del la Iglesia de constituir un poder dentro del Estado.

EL REFORMISMO ECONOMICO

Carlos III contó con una serie de colaboradores que desde diversos puestos del gobierno lo
auxiliaron: adoptaron una serie de mediadas de carácter económico como:

A.- Limitar los privilegios de la Mesta, apoyar la propuesta de Olavide de colonización de nuevas
tierras (Sierra Morena) e impulsar los proyectos de reforma agraria para aumentar el nº de
propietarios y arrendatarios.

B.- Crear mercados de bienes y de capitales, fomentando así, en el interior de España, las
infraestructuras de transporte y la libre circulación de mercancías (Ley de libre circulación de granos,
1765), y en el comercio colonial, establecer una cierta liberalización (fin del monopolio del puerto
de Cádiz, decretado en 1765)

C.- Apoyar la actividad industrial, liberalizando gradualmente el proceso de fabricación a partir de


1768 o abandonando la gestión directa de las Reales Fábricas desde 1761. Al mismo tiempo, se
establecieron aranceles (Arancel de 1782) y se firmaron tratados comerciales para defender la
industria nacional de la competencia exterior.

D.- Estabilizar y moderar la política impositiva con el objeto de fomentar la producción asociada
a la estabilidad del gasto público.

Interesante fue la creación de las Sociedades Económicas de Amigos del País, rápidamente se fueron
creando sociedades en muchas provincias del país, con el objeto de fomentar la agricultura, el
comercio y la industria y traducir y publicar libros extranjeros e impulsar la difusión de las ideas
liberales.

Gobierno e ilustrados, estaban de acuerdo en considerar la agricultura como el mayor problema


de la economía española. Influidos por las nuevas ideas de que la tierra y la agricultura eran la
principal fuente de riqueza de un país, veían las trabas que impedían disponer de la propiedad
(amortización, manos muertas, señoríos) como un obstáculo cuya eliminación era indispensable.
En consecuencia, criticaron el régimen señorial, las formas de propiedad de la Iglesia, los
mayorazgos o la propiedad comunal.

LOS LIMITES DEL REFORMISMO BORBONICO

Despotismo Ilustrado, en España presenta en su conjunto un balance positivo. Se limitó el


nepotismo y la corrupción en la Administración, se impulsaron reformas de tipo económico, se

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apoyaron propuestas y proyectos para el progreso de la instrucción pública, para el saneamiento
de las ciudades o para la mejora de la red de carreteras.

Enfrentarse con la nobleza significaba, destruir la base de desigualdad civil sobre la que se asentaba
la propia monarquía absoluta.

PUNTO 4_LAS TRANSFORMACIONES ECONÓMICAS

CRECIMIENTO DEMOGRÁFICO

El S. XVIII se caracterizó por el crecimiento ininterrumpido de la población. Fuera por el fin de las
grandes pestes, por la mejora de las técnicas agrícolas y la introducción de nuevos cultivos, o por
una época de relativa paz, el hecho es que las grandes mortandades desaparecieron.El crecimiento
fue territorialmente desigual, creciendo mucho más la periferia, que llego a doblar su población,
que el interior, que apenas aumentó.

Los monarcas y especialmente los déspotas ilustrados, convencidos de que un aumento de


población era indispensable para promover el desarrollo de la agricultura y la industria,
adoptaron políticas poblacionistas. Así lo hicieron los Borbones españoles, ofreciendo incentivos a
las familias numerosas y acogiendo inmigrantes católicos, a los que ofrecían tierras u ocupaciones.

El crecimiento de la población durante el S.XVIII estuvo limitado por las crisis de subsistencias que
periódicamente asolaban determinadas zonas del país. La falta de alimentos o el encarecimiento
de estos, provocaban periódicamente hambrunas.Estas poblaciones hambrientas, además eran más
castigadas por enfermedades y epidemias, con lo que aumentaba entre ellas una mortalidad de por
sí alta.Ni la política poblacionista de los Borbones, ni el contexto general de crecimiento
demográfico de este siglo, fueron acompañados de una mejora de los rendimientos y la
comercialización de la agricultura, que resultó incapaz de alimentar de forma sostenida al conjunto
de la población española.

LAS TENSIONES DEL SECTOR AGRARIO

Tensión provocada por un aumento de la población superior al de la oferta de alimentos.


Por diversas causas: por un lado las desfavorables condiciones climáticas y agronómicas. Con las
técnicas conocidas estas sequías y las elevadas temperaturas en esa época del año limitaban los
productos que se podían cultivar e impedían aplicar las nuevas técnicas desarrolladas en Europa,
que habían multiplicado los rendimientos.

Más de la mitad de la tierra estaba amortizada en manos de la Iglesia de los Ayuntamientos o de


los Nobles, los cuales recibían a través de impuestos y derechos, una gran parte de la producción
obtenida por los campesinos, lo que limitaba la reinversión. Por último la escasez de tierras
obligaba a cultivar las de peor calidad o dedicadas a pastos, provocando en ambos casos el
descenso de los rendimientos

LA INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS

El surgimiento de los EEUU es uno de los eventos capitales de la historia política moderna. La
reacción frente a la condición colonial y los ideales políticos liberales cristalizaron en la primera

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gran Revolución burguesa del llamado “ciclo atlántico”.

Los motivos que comúnmente se entienden como detonantes de la Revolución de las Trece
Colonias apuntan hacia la libertad política frente a la corona británica y la independencia
económica de las políticas económico-fiscales consideradas abusivas. No obstante, no hay que
olvidar la importancia del contexto geopolítico europeo del siglo XVIII en el que los imperios
coloniales se disputaban la hegemonía del poder. El proceso independentista estadounidense
supuso un escenario relevante para los intereses geoestratégicos, ideológicos o económicos de las
potencias europeas, lo cual influyó de modo determinante en este proceso histórico.

La independencia conjugó un proceso descolonizador y un proceso revolucionario de corte político


liberal. Dichos procesos implicaron el condicionamiento previo de las colonias -marcado por el
pensamiento político moderno y por las “usurpaciones” del imperio británico-, la Guerra de la
Independencia y el final establecimiento de un sistema político republicano.

Las Trece Colonias que declararon su independencia como Estados Unidos de América en 1776
fueron fundadas por el imperio británico entre los siglos XVI y XVII. Estas colonias eran:
Massachusetts, Nuevo Hampshire, Rhode Island, Connecticut, Nueva York, Pensilvania, Nueva
Jersey, Delaware, Maryland, Virginia, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Georgia. La vida
política de las colonias se desarrolló con cierto grado de autonomía, creando sistemas de
gobierno propios. La fuerte intervención sobre la actividad económica americana del
mercantilismo inglés para beneficio de
la capital hizo que progresivamente las
colonias se fueran resistiendo al
control londinense. Las relaciones
intercoloniales aumentaron para la
colaboración mutua, lo cual empezó a
dotar de una identidad política y
nacional. “No hay tributación sin
representación” fue el lema con el que
las Trece Colonias denunciaron los
impuestos como ilegítimos al no estar
representados en el parlamento
británico, ya que el Bill of Rights
prohibía el cobro de impuestos sin
consentimiento parlamentario.

El entonces Primer Ministro de Gran


Bretaña George Grenville, durante la

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monarquía de Jorge III, aumentó los impuestos para incrementar los ingresos destinados a cubrir
la deuda que el Estado había alcanzado más los costes del mantenimiento de las tropas que
guarnecían los enclaves del imperio. La presión de los impuestos recayó fundamentalmente sobre
las colonias de Norteamérica y las Antillas. En esta línea, se aprobaron las leyes para recaudación
de impuestos conocidas como Ley del Azúcar en 1764 y Ley del Sello en 1765. La situación se
agravó con los decretos de Townshend en 1767 para recaudar por medio de las importaciones de
las colonias. Además, con Townhend se pretendió desvincular a los soldados de las autoridades
locales, ligándolos a la metrópolis por la nómina y permitió a las tropas allanar las viviendas sólo
por sospecha de delitos. La política económica británica y su implantación coercitiva obstaculizaban
las actividades comerciales de la oligarquía norteamericana. Además, el resto de las clases de la
sociedad se vieron afectadas por las restricciones.

Se organizó una asociación de “patriotas” que defendía los derechos de los colonos frente al abuso
británico llamada “Hijos de la Libertad”. El grupo estaba liderado por el ideólogo y referente
intelectual Samuel Adams y por el comerciante John Hancock. Los conflictos sociales no tardaron
en aparecer: en 1770 ocurrió la Masacre de Boston, en la que los soldados que ocupaban
militarmente la ciudad dispararon a la multitud que protestaba, por lo que murieron cinco
estadounidenses. Samuel Adams afirmó que esa noche fue el detonante del deseo de la
independencia. En 1773 los Hijos de la Libertad se pronunciaron en contra del Acta del Té -que
imponía impuestos principalmente a la importación del té a la metrópolis- y planearon el Motín
del Té (Boston Tea Party), en el que colonos de esta agrupación se disfrazaron de indios y arrojaron
a las aguas del puerto de Boston cargamentos de té que traían las embarcaciones.

LA REVOLUCIÓN FRANCESA Y LAS REVOLUCIONES LIBERALES


Las Revoluciones
Liberales

El liberalismo y el
nacionalismo, dos
nuevas fuerzas políticas
que había desatado la
Revolución francesa
extendiéndolas por toda
Europa, combatieron el
orden europeo del
Congreso de Viena. Una
primera oleada
revolucionaria, entre
1820 y 1830, sacudió el
continente en demanda de sistemas constitucionales y derechos para las naciones oprimidas.

Liberalismo, nacionalismo y problemas sociales

Dos movimientos herederos de la Revolución francesa se opusieron a la Restauración en sucesivas


oleadas revolucionarias: el liberalismo y el nacionalismo.

El liberalismo:Sus principios fundamentales eran:

La defensa de las libertades y los derechos individuales.

La igualdad de todos los ciudadanos ante la ley.

La soberanía nacional, cuya materialización es la Constitución, ley fundamental de la nación que


está por encima de todos, incluido el rey.

La división de poderes, según la teoría de Montesquieu (ver t43).

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El control de la gestión pública a través de la publicidad y la libertad de prensa.

El nacionalismo:Afirmación de la nación como comunidad de raza, lengua e historia, frente a las


fronteras artificiales creadas por los derechos patrimoniales de las monarquías. En contra del mapa
de Europa reconstruido en el Congreso de Viena (ver t51), los nacionalistas propugnaban:

La unificación de comunidades nacionales separadas en distintos Estados, como Alemania e Italia


(nacionalismo centrípeto).

La independencia de pueblos sometidos a


Estados multinacionales, como el Imperio
austriaco o el turco otomano (nacionalismo
centrífugo).

Los primeros movimientos revolucionarios

El pronunciamiento de Riego en España (ver


t54) marcó el comienzo de las oleadas
revolucionarias en Europa, estimuladas
también por el triunfo de los movimientos
independentistas y liberales de la América
española (ver t53).

Italia: en Nápoles, los carbonarios, sociedad


secreta de signo liberal, iniciaron la
sublevación de Nola (1820) contra el
absolutismo de Fernando I de las Dos Sicilias
(1816- 1825). El monarca tuvo que jurar una
Constitución casi idéntica a la española de
1812. El movimiento nacionalista se
extendió al norte de Italia y el príncipe
Carlos Alberto de Piamonte, regente desde 1821, otorgó una Constitución. En los congresos de
Troppau y Laybach (1821), la Santa Alianza decidió la intervención de Austria contra los nuevos
regímenes constitucionales italianos, y el absolutismo se restauró de nuevo en Nápoles y Piamonte.

Portugal: en 1820, una sublevación militar en Oporto obligó a Juan VI (1816-1826) a promulgar
una Constitución (1822), pero al año siguiente un golpe de Estado acabó con el régimen liberal.

Grecia: en 1821 comenzó la guerra de liberación contra el yugo turco y, con el apoyo de Inglaterra,
Francia y Rusia, los griegos alcanzaron la independencia (1830).

Rusia: insurrección de los decabristas (1825), duramente reprimida.

La Revolución de 1830

Francia: el sucesor de Luis XVIII, Carlos X (1824-1830) da un giro ultraconservador a la monarquía


absoluta, lo que provoca un fuerte descontento. En julio de 1830, el rey disolvió la Cámara de
Diputados y restringió aún más las libertades, lo que desencadenó la revolución. Durante las «tres
jornadas gloriosas» (27, 28 y 29 de julio) los revolucionarios se adueñaron de París. Carlos X abdicó
y ocupó el trono el duque Luis Felipe de Orleans (1830-1848).

Bélgica: en agosto, la revolución se extendió a Bélgica. Tanto el partido liberal como el católico
estaban descontentos con la unión política con Holanda y, además, la floreciente burguesía
nacional veía con disgusto el autoritarismo de Guillermo I (1815-1840). En agosto, la revolución se
extendió por todo el país, con el apoyo de Francia e Inglaterra. Los holandeses se retiraron y
Bélgica obtuvo la independencia. La corona pasó a Leopoldo I de Sajonia-Coburgo (1831-1865) y
se promulgó una Constitución liberal.

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Polonia: en noviembre de 1830 estalló la revolución, inspirada por el deseo de acabar con la
dominación rusa. En enero de 1831 la Dieta proclamó la independencia, pero el ejército ruso venció
a los polacos en Ostrolenka y ocupó Varsovia.

Otros movimientos revolucionarios de menor alcance se produjeron en el norte de Italia contra el


dominio austriaco y en diversas ciudades alemanas (1830-1833).

La libertad, cubierta con el gorro frigio y empuñando la bandera tricolor (los dos principales
emblemas de la Revolución) conduce a los ciudadanos al asalto de la barricada. Un niño, símbolo
de la nueva Francia, empuña dos pistolas. Un burgués, caracterizado con su chistera, avanza
armado con un fusil.

Fechas clave

1820 Pronunciamiento de Rafael del Riego que obliga a Fernando VII a jurar la Constitución de
1812. Sublevaciones en Piamonte y Portugal.

1821 La Santa Alianza interviene para acabar con la revolución en Italia. Grecia inicia su guerra de
independencia.

1822 En el Congreso de Verona, la Santa Alianza decide intervenir en España para restaurar el
absolutismo.

1823 Los Cien Mil Hijos de San Luis ponen fin al Trienio Liberal en España.

1824 El poeta romántico Lord Byron muere luchando por la independencia de Grecia.

1825 El Reino Unido reconoce a los nuevos países independientes americanos.

1830 Revolución en Francia: Carlos X es depuesto y la corona pasa a Luis Felipe de Orleans.
Insurrección de Bélgica contra la monarquía holandesa y proclamación de la independencia.
Revolución nacionalista en Polonia, duramente reprimida por Rusia. Levantamientos nacionalistas
y liberales en Italia y Alemania. Independencia de Grecia.

VIGENCIA DEL LIBERALISMO


REPUBLICANO

Es reconocido que la representación


política de los peruanos profundizó su
fragmentación y debilitamiento a partir de
los años 80s del siglo pasado y en los 90s,
con el impulso de la dictadura de Alberto
Fujimori, este proceso llegó a su colapso.
Lo más grave es que las ideologías que
sustentaban el sistema de partidos también
entró a la deriva y al cuestionamiento a su
vigencia, no solo por su incapacidad para
entender el Perú contemporáneo y
proponer un proyecto nacional, si no
porque en el mundo el Socialismo y el
Neoliberalismo fracasaron en su aplicación
y hoy están en cuestionamiento y revisión,
más no en el Perú.

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Una crisis ya casi crónica existe desde entonces para la ciudadanía, especialmente para la mayoría
popular que está buscando una representación para sus demandas por una más amplia y profunda
democracia que defienda sus intereses económicos, sus logros y posicionamiento social y sus
derechos: humanos, laborales, ciudadanos y culturales. Que impulse y haga suya sus
emprendimientos e ideales de justicia, progreso y modernidad, así como que se identifique y
reconozca con su diversa identidad regional y cultural.

En este contexto de crisis de representación partidaria existe hoy la necesidad de crear una
alternativa política para los amplios sectores ciudadanos que valoran la democracia, los valores
nacionales y cívicos, están contra la corrupción y demandan seguridad, estabilidad y le garantice
los cambios que el propio sistema demanda.

La siguiente propuesta busca encontrar dentro de la Historia del Perú y la herencia republicana una
respuesta y una salida a nuestras necesidades políticas dentro del sistema democrático en que el
Perú vive y busca su encuentro como Nación, su ordenamiento como Estado y desarrollo como
País.

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