CONCESIÓN DE BENEFICIO

En relación a este punto concreto, resulta necesario mencionar que dicha concesión es
pasible de ser definida como aquella que otorga a su titular el derecho a extraer o
concentrar la parte más valiosa de un agregado de minerales desarraigados del yacimiento
del cual provienen, mediante un conjunto de procesos físicos, químicos y/o físico químicos
que comprende la preparación mecánica o la metalurgia. A ese respecto, y sin
desprendernos del precitado tema en mención, el Artículo 18 del T.U.O de la Ley General
de Minería ha expresado que en éste tipo de concesión no es realmente necesario ser titular
de una concesión minera y toda vez que se pueden tratar minerales provenientes de la
propia concesión o de terceros, un ejemplo en este último extremo, podría ser el hecho de
que el titular de una concesión no tiene conocimientos de extraer la esencia de un mineral,
es decir, su facción más valorada, debiendo encargar para ello a un concesionario de
beneficio el desarrollo de dicha labor, y puesto que de no ser así el aprovechamiento
económico posterior no sería posible ya que no se podría valuar adecuadamente la parte
más importante del mineral y más aún si para efectuar este último trabajo de requiere de
una persona experta en temas de metalurgia y sus derivados, en ese sentido también es
preciso hacer mención que ésta labor no es para nada rústica o artesanal, sino que
necesariamente se lleva a cabo en plantas, refinerías, fundiciones o establecimientos
similares pues la materia que se obtiene a partir de la explotación de una mina está
generalmente compuesto de una mezcla de minerales diferentes especies, algunos de los
cuales constituyen el objeto del material pétreo y sin valor inmediato como el curzo, la
calcita, arcilla, feldespato, dolomita, etc. Siendo ello así, los testimonios existentes al
respecto señalan que muy raras veces se encuentran minas que ya tienen de por sí un
producto de laboreo y que puede ser vendido directamente sin ninguna preparación y
concentración previa.