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de 1622, siendo el edificio de esta fundado en 1624 (Chuquisaca, 2018). Esta
universidad marcaba un pres cedente en el Virreinato ya que los alumnos de esta tenían
la posibilidad de familiarizarse con los clásicos europeos y libros actualizados con
ideologías o situaciones que estaban pasando en los demás continentes del mundo,
incluso, se contaba con gran información de lo que pasaba o pasó anteriormente en
América misma, que no eran las mismas historias que se contaban por los realistas o
españoles en estas tierras. Moreno no solo estudió en esta institución sino que además
se educó en Academia Carolina, la cual era parte de la Universidad de Chuquisaca. Este
organismo fue fundado en 1776 por Ramón de Rivera y Peña, quien había estudiado en
España anteriormente. La visión del estudio del derecho estaba cambiando en Europa,
gracias a las ideas de la ilustración, que concebía que la ejecución debía alejarse del
paradigma eclesiástico tradicional, para así amoldarse más a los problemas legales de
la época, así como también alentaba a pensar más en los derechos humanos. De esta
manera, en sus aulas se alentaba a un espíritu independiente de sus estudiantes, los
cuales aprendían con ciertos métodos instaurados por los jesuitas (quienes habían sido
expulsados de Virreinato anteriormente) como representaciones teatrales que
simulaban actos judiciales. Moreno estudió francés e inglés, traduciendo varias obras,
la más destacada, “El contrato social” de Rosseau (Pigna, 2017).
Gracias a su protector, el canónigo Terrazas, quien tenía licencia para leer las obras
que se encontraban en el “Indice de libros prohibidos” que habían sido censurados por
la Corona Española, Moreno junto con otros criollos, pudo acceder a la lectura de
autores tales como Locke, Voltaire, D’Alambert, Diderot, Rousseau, Montesquiau,
Fauchet, el marqués de Condorcet, poniéndose en contacto así con las ideas de la
Ilustración, las cuales habían servido o estaban sirviendo como inspiración en todas
partes del mundo como incentivador de la independencia de ciertos países oprimidos,
como la Independencia de los Estados Unidos y Revolución francesa en otros
continentes, y en nuestro mismo continente, podían encontrarse ejemplos o precursores
de la emancipación americana de los poderes extranjeros que encontrábamos de este
lado del globo, como Francisco Miranda (líder venezolano), Simón Bolivar, Tupac
Amarú, quien en 1780 lideró en el Virreinato de Perú una rebelión indígena y fue
ejecutado, en 1781 Antonio Nariño dirigió un levantamiento de los Comuneros de Nueva
Granada “ante el pago de excesivos impuestos que recaían en el pueblo y los métodos
para la extracción de las riquezas” (Pace, 2010).
Mariano Moreno, ya cursando su carrera de Derecho, fue influenciado por los escritos
de el especialista de Derecho Indiano, Juan Jose de Solorzano Pereira y Victorian de
Villalva, un catedrático, jurisconsulto y fiscal de la Audiencia de Charcas. Solórzano
reclamaba, en su “Política Indiana”, la igualdad de derechos para los criollos. Villalba,
en su “Discurso sobre la mita de Potosí”, denunciaba la brutal esclavitud a que se
sometía a los indios en las explotaciones mineras en Potosí. Moreno, adquiere entonces
en su estadía en Chuquisaca una mirada indigenista, ya que ve presencialmente, yendo
hasta Potosí, vió como eran vulnerados los derechos de los indios. Winazki (Clarín,
2010) diría “la mita [de la cual escribió Villalba] obligaba a los indios a ceder el derecho
de sus propias vidas y a trabajar hasta morir bajo tierra extrayendo la plata”. Moreno,
para quien los principios de “igualdad y libertad” constituyeron una de sus más grandes
preocupaciones, adhirió a estas ideas.
Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir unos hombres que no
tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció
con opulencia (…) Se ve continuamente sacarse violentamente a estos infelices
de sus hogares y patrias, para venir a ser víctimas de una disimulada inmolación.
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Se ven precisados a entrar por conductos estrechos y subterráneos cargando
sobre sus hombros los alimentos y herramientas necesarias para su labor, a estar
encerrados por muchos días, a sacar después los metales que han excavado
sobre sus propias espaldas, con notoria infracción de las leyes, que prohíben que
aun voluntariamente puedan llevar cargas sobre sus hombros, padecimientos que,
unidos al mal trato que les es consiguiente, ocasionan que de las cuatro partes de
indios que salen de la mina, rara vez regresen a sus patrias las tres enteras.
(Moreno, 1802)
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despotismo y pedir su desplazo. Martín de Álzaga pretendía reemplazar al virrey
Santiago de Liniers por una junta de gobierno, en la cual Moreno y Julián de Leyva
hubieran sido secretarios. Fueron derrotados por la enérgica reacción del coronel
Cornelio Saavedra, al mando del Regimiento de Patricios. Moreno fue el abogado
defensor de Álzaga en el juicio que se le siguió, caratulado como juicio por
independencia, en el cual se decidió que fuera deportado. Con la llegada del nuevo
virrey, Bartolomé Hidalgo de Cisneros, se nombró la liberación de Alzága gracias a un
informe favorable de Moreno.
Cisneros había sido nombrado por la Junta de Sevilla, la cual había asumido la
representación soberana en nombre de Fernando VII, prisionero de Napoleón
Bonaparte. La Corona española se encontraba debilitada por las guerras que
enfrentaba, la invasión napoleónica en su territorio peninsular. En el Buenos Aires del
virreinato, después de las Invasiones Inglesas, se veía desabastecida, el aumento del
contrabando y la disminución de las rentas aduaneras, gran fuente de recursos para el
virreinato. Cisneros enfrentaba un panorama complicado, especialmente en el
económico, en el cual se veían dos grupos claramente enfrentados: los comerciantes
monopolistas y los ganaderos exportadores. El virrey aprueba un Reglamento de Libre
Comercio, la cual no fue vista con buenos ojos por los monopolistas españoles.
Fue entonces cuando el 30 de septiembre de 1809, Moreno, fue nombrado Apoderado
de los Hacendados en campaña, y a pedido de este sector, escribe “La Representación
de los Hacendados”, en el cual ponderaba los beneficios de la libertad de comercio entre
los productores locales y los británicos, atacaba los privilegios de los monopolistas,
planteaba que el régimen comercial con España no impedia que los productos ingleses
se introdujeran ilegalmente y promovia el interés exportador de los hacendados. La
Junta Consultiva no autorizo su publicación pero aun asi comenzaron a circular copias
manuscritas. Los argumentos económicos de Moreno sobre la libertad de comercio
coincidían en gran medida con los que había expuesto Belgrano en su Memoria pues
ambos se basaban en los mismos teóricos de la fisiocracia: Adam Smith, François
Quesnay, Nicolás de Condorcet y Gaetano Filangieri. (Levene, 1920)
Revolución de Mayo
Moreno no fue protagonista principal de los acontecimientos previos a la semana de
Mayo. Era amigo personal de Martin Rodriguez, quien era alguien respetado por
Saavedra, su vínculo con Manuel Belgrano, y su obra personal, lo acercaron con los
grupos de presión en aquellos momentos. Según Bartolome Mitré, Moreno permaneció
en silencio y pensativo durante las reuniones previas al 25 de Mayo de 1810. Sin
embargo, fue Moreno uno de los personajes los cuales “insertó” la duda de la legitimidad
sobre los españoles gobernando en America, ya que alegando a Rosseau, que como la
conquista española fue hecha por la fuerza, no hubo un contrato, sino que se impusieron
por la fuerza, y esta no derecho alguno de gobernar sobre otros (Clarín, 2010). Según
Manuel Moreno, su hermano no esperaba ser nombrado miembro de la Primera Junta
y se debatió mucho si aceptar o no el nombramiento, hasta que finalmente aceptó. De
esta manera se convirtió en uno de los secretarios, junto a Juan Jose Paso, de la
Primera Junta, en la que desempeñó varias funciones tales como la Secretaría y de
Guerra y de las Relaciones Exteriores.
Moreno fue el autor de la proclama del día 28 de mayo, por la que la Primera Junta
anunciaba su instalación a los pueblos del interior y a los gobiernos del mundo, y
convocaba a los representantes de las demás ciudades a incorporarse a la misma.
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En sólo siete meses, su nombre quedó unido a una larga lista de realizaciones
revolucionarias: estableció una oficina de censos y planificó la formación de una
Biblioteca Pública Nacional; reabrió los puertos de Maldonado (Uruguay), Ensenada y
Carmen de Patagones; mediante varios decretos, liberó de las antiguas restricciones el
comercio y las explotaciones mineras. Intentó regular el ejercicio del patronato sobre la
Iglesia, estableció las ordenanzas militares para los oficiales y cadetes, creó nuevas
compañías de voluntarios y organizó la policía municipal.
Varias provincias brindaron su adhesión a la Primera Junta, pero otras intentaban
preservar el sistema virreinal. En Cordoba, surgió un movimiento contrarrevolucionario
liderado por Liniers y Juan Gutierrez de la Concha. La Primera Junta organizó un ejército
al mando del jefe del regimiento de Arribeños, Francisco Ortiz de Ocampo. Éste llevaba
la orden de fusilar a los líderes contrarrevolucionarios en el momento de ser capturados,
decisión que había sido tomada por la Primera Junta en pleno, exceptuando a Manuel
Alberti, que se excusó por su carácter eclesiástico. Ocampo no ejecutó la orden de
fusilarlos y fue entonces cuando Moreno mandó a Castelli a cumplir con esta,
escribiendo “Vaya usted y espero que no incursione en la misma debilidad de nuestro
general, si todavía no se cumple la determinación tomada irá el vocal Larrea, a quien
pienso que no le faltará resolución, y por ultimo iré yo si fuera necesario”. Esta decisión
fue vista como extremista por Saavedra, quien lo llamaría gracias a esto como
“jacobino”. (Pace, 2010)
La Gazeta, la Biblioteca Pública, escuelas
“La Gazeta de Buenos Aires” fue fundada el 7 de junio de 1810, fue el primer periódico
empleado como medio oficial del nuevo gobierno. Fue ideado por Moreno y expresaba
no solo los principios político-juridicos en los que se basaban las disposiciones y
medidas adoptadas por la Junta, se informaba del resto del Virreinato y las novedades
internacionales.
Los principios de una prensa fundada en la libre expresión se fijaban en varios de sus
escritos: “El pueblo no debe contentarse con que sus jefes obren bien; él debe aspirar
a que nunca puedan obrar mal. Seremos respetables a las naciones extranjeras (…)
cuando renazcan en nosotros las virtudes de un pueblo sobrio y laborioso”. Más de una
vez, La Gazeta denunció los factores de poder que podrían perjudicar las atribuciones
ciudadanas y alertó respecto del manejo indiscriminado del poder (Pace, 2010).Invitaba
a producir discursos a “hombres ilustrados y que sostengan y dirijan el patriotismo y
fidelidad”. Entre sus columnistas estuvieron figuras como Manuel Belgrano, Juan Jose
Castelli, Manuel Alberti, Gregorio Funes, Pedro Agrelo, Nicolas Herrera, Julián Alvarez
y Manuel Antonio Castro. Moreno defendió la libertad de expresión y el derecho de la
población al acceso a la información pública.
Manuel Moreno también, como tantos filósofos de la época, se preocupó por la
educación y fue abordada por Moreno en el prólogo del Contrato Social de Rosseau,
promoviendo ilustración como un recurso para evitar la esclavitud. Moreno propuso
asumir la obligación como compromiso ciudadana de aportar sus conocimientos: “todo
ciudadano está obligado a comunicar sus luces (…), y el soldado que opone su pecho
a las balas de los enemigos exteriores, no hace mayor servicio que el sabio que
abandona su retiro y ataca con frente serena la ambición, la ignorancia, el egoísmo”.
Esta obra fue publicada en La Gazeta de Buenos Aires, dejando sin incluir el capítulo
referido a la religión. Una de sus disposiciones, desde la Primera Junta, fue proceder a
la lectura de este en los púlpitos de las Iglesias. Según su criterio (Moreno): “todas las
clases, todas las edades, todas las condiciones participarán del gran beneficio que trajo
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a la tierra este libro”. Moreno propuso que este texto se divulgara en las escuelas de la
patria, no obstante, existen diversas versiones acerca de que sucedió con esas copias
enviadas a las escuelas, algunos sostienen que no llegaron a las aulas o que
simplemente circularon poco tiempo ya que fueron considerados inadecuados para su
función y cancelados por el Cabildo el 5 de febrero de 1811 (Arata & Mariño, 2014).
Otro punto a destacar, es que esta preocupación por la educación también llevo a
Moreno, como a Manuel Belgrano, otro miembro de la Primera Junta, a querer mejorar
la educación pública. Mediante algunas Actas Capitulares de la Junta, se hicieron
oficiales inspecciones a las Escuelas del Rey, con uno de los objetivos siendo el de
instaurar un reglamento educativo y nombramiento de docentes previo a un examen
aprobado por el Cabildo. Este organismo decretó el 22 de noviembre de 1810, con
firmas de los miembros de la Junta, otorgar jubilaciones a los maestros de primeras
letras (Pace, 2010).
Como mencionan Arata & Mariño (2014), Moreno comprendía que la educación era
necesaria para pactar las identidades de las nuevas republicas, asumiendo así la
dimensión política para instaurar un sistema educativo. Moreno ideaba una educación
que aleje de la guerra (“La necesidad hizo destinar provisoriamente el Colegio de San
Carlos para cuartel de tropas; los jóvenes empezaron a gustar una libertad tanto más
peligrosa cuanto más agradable; y, atraídos por el brillo de las armas que habían
producido nuestras glorias, quisieron ser militares antes de prepararse a ser hombres”)
y de la teología, apuntando a una educación basada en la razón y las artes, centrada
en el debate y la lectura y popular, para todos. “Si los pueblos no se ilustran -dice-, si no
se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo
que debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas y después de vacilar algún tiempo
entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la
tiranía.”
Otra importante medida educativa de parte de Moreno fue la creación de la Biblioteca
Pública de Buenos Aires el 13 de septiembre de 1810, haciendo así de la biblioteca un
modo de acceso a la ilustración. Se solicitaron, en ese entonces, contribuciones en
material bibliográfico y dinero y llego a contar con tres mil volúmenes y diez mil pesos
en las primeras semanas de su creación. Esta biblioteca es conocida como el
antecedente de la actual Biblioteca Nacional, siendo su nombre completo el de “La
Biblioteca Nacional Mariano Moreno de la República Argentina”. (BN - Ministerio de
Educación, 2018)
Conclusión
A pesar de su corta vida y poco tiempo en el foco de atención de su época, Moreno supo
llevar a la acción varias de sus tantas ideas, en las cuales, como ya vimos,
predominaban las ideas de una educación para todos, como un móvil para librar a las
masas de las cadenas de la ignorancia, para que todos pudieran tener oportunidades
similares. Más allá de que estos ideales del joven doctor hayan sido “víctimas”, de
alguna manera, de una situación política inestable y por eso desfavorables para su
ejecución, Moreno demostró ser un hombre preocupado y comprometido con el bien de
su patria, teniendo a la educación como una de sus más arraigadas ideales para hacer
un cambio profuso en la sociedad en la que vivía, pensando también en los beneficios
de esta para las generaciones futuras.
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Referencias
Arata, N., & Mariño, M. (2014). La Educación En Argentina. Una Historia En 12 Lecciones.
Buenos Aires: Novedades Educativas.
Clarín (Dirección). (2010). Grandes Biografias de los 200 años: Mariano Moreno "El fuego de la
Revolución" [Película]. Obtenido de https://www.youtube.com/watch?v=_kMN2nwj-
jU&t=731s
Levene, R. (1920). Ensayo histórico sobre la revolución de Mayo y Mariano Moreno. Buenos
Aires: Coni.
Moreno, M. (1802). Disertación Jurídica sobre el servicio personal de los indiosen general, y
sobre el particular de yanaconas y mitarios (1802). En M. Moreno, La Tesis
[Fragmento] Escritos. Buenos Aires: Estrada.
Pace, F. M. (2010). Grandes Biografias de los 200 años: Mariano Moreno. Barcelona - Buenos
Aires: Clarín.