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Freud en sus primeros años llamaba a la fobia: histeria de angustia, nombrando así
el parentesco entre angustia y fobia
La palabra fobia viene del griego Fobos, dios protector de los guerreros, pero
amenazante para el enemigo al que le provoca pánico, logrando que el enemigo se retire.
No debe verse la fobia en absoluto como una entidad clínica, sino como una placa
giratoria (encrucijada en versiones anteriores a las de Miller). Ella vira muy
frecuentemente hacia las dos grandes órdenes de la neurosis: histeria y neurosis obsesiva.
También realiza la unión con la estructura de la perversión. Nos ilustra en suma, sobre
todo tipo de consecuencias que tiene. (clase 19 del Seminario 16, de Otro al otro,1969)
La fobia no es una entidad clínica, no es una neurosis fóbica. Ella es una placa
giratoria que puede girar hacia las dos grandes neurosis: histeria o neurosis obsesiva
(Juanito) o bien hacia la perversión (caso Fobia a las gallinas)
Caso Hans:
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El niño se anoticia de esa “otra satisfacción” que lo separa del Otro materno: la
angustia se pone en juego del lado del niño y el síntoma se precipita
1° tiempo: Dado que te interesan los huevos, es preciso que yo te los ponga.
2° tiempo: Yo soy el gallo, tú eres la gallina. ¡¡No, no quiero ser! ¡gallina no!
¿Por qué dice no, cuando antes se encontraba tan bien con su madre pudiendo ser
para ella una gallinita más, una gallinita de lujo, la que no estaba en el corral, sino porque
allí está interesado el narcisismo?
Seminario 4 Clase 14: la fobia introduce en el mundo del niño una estructura,
sitúa precisamente en primer plano la función de un interior y un exterior. Hasta ese
momento el niño estaba en el interior de la madre, acaba de ser rechazado, se lo imagina,
está angustiado, y entonces, con ayuda de la fobia, instaura un nuevo orden del interior y
del exterior, una serie de umbrales que ponen a estructurar el mundo (pag. 247)
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Así, el significante de la fobia, va a devenir el significante del Otro, significante que
ancla al niño en el mundo simbólico: significante “caballo” o “gallina”. Ese significante se
resuelve en el síntoma fóbico: miedo al caballo/gallina
El miedo, nos dice Lacan, es una defensa contra la angustia. Si bien no se elimina la
angustia, ella queda circunscripta a un objeto: el objeto fobígeno (caballo-gallina) Así, el
objeto fobígeno toma el lugar del objeto de la angustia: el objeto a: La fobia está hecha
para sostener el deseo, bajo la forma de la angustia- nos dice Lacan en el Seminario8, La
transferencia, clase 26. Así, el fóbico con su fobia, logra prevenirse del deseo y al mismo
tiempo, ponerse en relación a dicho deseo: atracción y espanto (gallina) Es el modo en
que el sujeto logró sostener su deseo: previniéndose de él.
El Padre Real agente de la castración, es el que debe operar en dos puntas: sobre la
madre que debe poder “dejar caer” al niño y sobre el niño quien debe renunciar a la
satisfacción de ser el falo de ella, revelándosele el objeto que él es en la estructura: Yo soy
el gallo, tú eres la gallina
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al niño de la madre, pero… a falta de padre, buenas son las fobia, que ofrecen alguien a
quien temer. Así, el caballo de Juanito como la gallina, permiten mantener una distancia
entre la madre y el niño. Enmarcan territorio.
La fobia y la angustia:
Dos polos:
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Intentar huir frente al horror de saber de la castración del Otro: renegando,
repudiando, rechazando
El niño que ingresó a la neurosis, la atravesará con síntomas, e irá tejiendo una
respuesta fantasmática a la falta en el Otro. La función de la falta entra en juego,
garantizando el deseo
La fobia como síntoma, es “ese pequeño tropiezo” que muestra lo que no anda
en la subjetividad del niño en su encuentro con la castración, con la sexualidad como
Real de la estructura (Lacan, clase 14 del seminario 4 La relación de objeto)
Este es el momento en que la fobia viene al auxilio del sujeto para no quedar
entrampado en la situación, la fobia defiende al sujeto de la entrega incestuosa con el Otro.
Es por eso que las fobias infantiles, son transitorias, pero siempre presentes en la
constitución subjetiva. Por eso decimos que son fobias estructurales. Pero qué tiene que
suceder para que se pase de la fobia estructural al síntoma fóbico?
Frente a la falla en el Padre Real: fobia la suplencia fallida de ese Padre Real
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¿Cuándo aparece el síntoma fóbico? Cuando la ficción del juego, los dibujos, los
sueños, los fallidos, no alcanzan como defensa de sí, ante la captura fantasmática que toma
la forma del J(A). Es allí donde el síntoma puede buscar anclarse en el valor significante
que tiene el objeto fobígeno y que revela la función de artificio que es la fobia. (Mirta
Benítez, Función de artificio e la fobia)
Suelen ser estos los momentos en que los padres pueden consultar por su hijo,
momento en que el sujeto precisa de “algo más” para resolver la angustia ante la
proximidad con el objeto que él es, en el deseo del Otro.