Vous êtes sur la page 1sur 2

R

RAZONES

“Y untando Los cuatro evangelios dan testimonio de la identificación del traidor de Jesús durante la
Última Cena. De hecho, suele considerarse por los estudiosos un dato de fiabilidad histó-

pan se lo dio a
rica el llamado criterio del “testimonio múltiple”, es decir, la coincidencia fundamental
existente sobre un mismo hecho en fuentes distintas entre sí. Las divergencias entre los
distintos relatos pueden llegar a ser incluso un criterio a favor de la historicidad, pues

Judas” demuestran que no ha habido un acuerdo previo y forzado de las distintas fuentes para
armonizar el hecho narrado.

(Jn 13, 26)


Toda la vida de Jesús, el Verbo de Dios hecho hombre, también en el pasaje que comentamos,
narrada en los evangelios con palabras humanas, es culmen de la revelación, pues en él se
cumplen las Escrituras. Quiere decir esto, entre otras cosas, que Jesús obedece a la voluntad
salvífica del Padre, dando su vida en la Cruz. Lejos de ser esto un proceso mecánico, todo se
lleva a cabo de modo libre por parte de Jesús, y con el sufrimiento inefable de su corazón (cfr.
Jn 13, 21), que permite que los discípulos por él elegidos, sus amigos (cfr. Jn 15, 14), y los jefes
religiosos del pueblo faciliten y busquen su condena.

Los sinópticos y Juan


Los cuatro relatos destacan la falta de comprensión por parte de los discípulos acerca de la
identidad del traidor y la ausencia de un comentario en discurso directo una vez se da noticia
en el relato de que el traidor es Judas, información explícita en Mateo y Juan. Con un sencillo
criterio “de menos a más”, el relato de Lucas es el más “discreto”. Dice así: “Pero mirad, la mano
JOSEP BOIRA del que me entrega está conmigo en la mesa. Porque el Hijo del hombre se va según lo estable-
—Profesor de cido, pero ¡hay de aquel hombre por quien es entregado! Ellos empezaron a preguntarse unos
Sagrada Escritura a otros sobre quién de ellos podía ser el que iba a hacer eso” (Lc 22, 21-23); el relato de Marcos
también destaca la incógnita, pero aporta el gesto con el que Jesús pretende identificar al
traidor, el hecho de mojar del mismo plato: “Mientras estaban a la mesa comiendo dijo Jesús:
‘En verdad os digo que uno de vosotros me va a entregar: uno que está comiendo conmigo’.
Ellos comenzaron a entristecerse y a preguntarle uno tras otro: ‘¿Seré yo?’. Respondió: ‘Uno de
los Doce, el que está mojando en la misma fuente que yo. El Hijo del hombre se va, como está
escrito; pero, ¡ay de aquel hombre por quien el Hijo del hombre será entregado!; ¡más le valdría
a ese hombre no haber nacido!’” (Mc 14, 18-21).

72 PALABRA — Julio-Agosto 2019

SE jul-ag.indd 72 28/6/19 12:52


SAGRADA ESCRITURA

En el caso de Mateo se añade al relato, prácticamente idéntico a Marcos, el diálogo de Jesús


con el traidor: “Entonces preguntó Judas, el que lo iba a entregar: ‘¿Soy yo acaso, Maestro?’.
Él respondió: ‘Tú lo has dicho’” (Mt 26, 25). Ante esa clara información, el relato sigue con la
narración de la institución de la Eucaristía. No hay un solo comentario ante esta clara iden-
tificación, como si la conversación hubiese sido privada.
San Juan se detiene algo más en la narración. “Diciendo esto, Jesús se turbó en su espíritu y
dio testimonio diciendo: ‘En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar’. Los
discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía. Uno de ellos, el que
Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que
averiguase por quién lo decía. Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: ‘Señor,
¿quién es?’. Le contestó Jesús: ‘Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado’. Y, untando el pan,
se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús
le dijo: ‘Lo que vas a hacer, hazlo pronto’. Ninguno de los comensales entendió a qué se refería”.
Como se puede ver, el relato no solo identifica al traidor como Judas (igual que hace Mateo),
sino que enfatiza el hecho de comer juntos, mostrándose Jesús como el señor de la casa que
invita personalmente a un huésped a comer.

Jesús, el amigo
Hay un proverbio oriental que dice: “El huésped, mientras esté en la casa, es su señor”. Es la
hospitalidad de los pueblos del medio oriente, algo de gran importancia. Se cuenta de un mi-
sionero en Siria que fue en una ocasión huésped de la tienda de un jefe beduino. El jefe mojó
un pedazo de pan en alguna miel de uvas y le dio al misionero a comer. Entonces él le dijo:
“Ahora somos hermanos. Hay pan y sal entre nosotros. Somos hermanos y aliados”.
Otro caso parecido es el un nativo residente en las tierras bíblicas que afirma que ciertos
pueblos del medio oriente tienen la costumbre de dar la sopa en la actualidad, y describe el
acto de manera siguiente: “Para ellos es una muestra de especial respeto que el anfitrión dé a
los huéspedes algunas porciones de lo que tiene delante o insiste en poner bocados o sopas en
sus bocas con su propia mano. Esto lo han hecho conmigo en varias ocasiones, cuando cierta-
mente su intención era honrar y manifestar buena voluntad”. Vemos que se hace necesario,
para leer correctamente los evangelios, un cierto conocimiento de las costumbres judías de
aquel tiempo, que en muchos casos son vigentes en la actualidad, aunque no siempre verifi-
cables ni vividas de modo exacto en cada lugar y época. Con el sentido del proverbio citado
y con la aportación relativa de esos testimonios, podríamos ver en este episodio que Jesús,
huésped también en esa casa, se convierte en el señor de la casa y luego, como gesto de hos-
pitalidad, cede el señorío a Judas. Podemos interpretar que Jesús tendió su mano amistosa,
es más, hizo de Judas el señor de esa casa, como muestra de afecto, a pesar de que conocía
su plan. Este trato de amistad de Jesús con Judas llega hasta el último momento, cuando en Para reflexionar
el prendimiento, el traidor se acerca al Maestro, le saluda con el beso, y Jesús le llama “ami-
go” (cfr. Mt 26, 50). Pero esto aparece en Mateo, no en Juan. En el cuarto evangelio, el trato de
amistad de Jesús con Judas está muy enfatizado con el gesto de darle de comer. Ni siquiera n ¿Qué hecho claro destacan los cuatro
en el prendimiento Judas es protagonista destacado: “Jesús, sabiendo todo lo que venía sobre evangelistas acerca de Judas? ¿Qué enfo-
él, se adelantó y les dijo ‘¿A quién buscáis?’. Le contestaron: ‘A Jesús, el Nazareno’. Les dijo Jesús: que particular destaca cada uno de ellos?
‘Yo soy’. Estaba también con ellos Judas, el que lo iba a entregar” (Jn 18, 4-5).
Parece claro que en el evangelio de Juan se quiere destacar, junto al sufrimiento de Jesús por n ¿Cómo manifiesta cada evangelista la
la traición del amigo, su libre decisión de dar la vida por sus amigos (cfr. 15, 13), para cumplir ignorancia y la ausencia de reacción ante
lo establecido por el Padre, exculpando casi al traidor, en quien ha entrado Satanás después la identificación de Judas como el traidor?
de haber tomado del bocado que le ha ofrecido Jesús (cfr. 13, 26).
n Conviene conocer las costumbres ju-
Conclusión días, de modo especial, la práctica de la
En el caso que tratamos, cada evangelista tiene su particular enfoque sobre la evidencia de hospitalidad entre los pueblos del medio
un mismo hecho: en un contexto de extremo cuidado de las reglas de la hospitalidad, Judas oriente.
traicionó a Jesús, que le trató siempre como a un verdadero amigo, advirtiéndole también
de las consecuencias personales de su libre decisión (“Pero, ¡ay de aquel por quien el Hijo del n ¿Qué mayor revelación ofrece el relato de
hombre es entregado! […]”, cfr. Mt 26, 24; Mc 14, 21). Pero la grandeza de la libertad de Jesús Juan respecto a Jesús y Judas en el relato
de dar su vida por sus amigos deja la libertad del traidor a un nivel ínfimo, prácticamente a de la traición?
expensas del poder de Satanás. n

Julio-Agosto 2019 — PALABRA 73

SE jul-ag.indd 73 1/7/19 12:14

Vous aimerez peut-être aussi