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DISCURSO EN EL ACTO DE GRADO DE LA IV PROMOCIÓN DE BACHILLERES DE LA ESCUELA

PARROQUIAL “JESÚS, HORIZONTE Y CAMINO”, 29 DE JULIO DE 2019.

Su Excelencia, Monseñor Juan Carlos Bravo, Obispo de Acarigua-Araure


Sr. Representante del Ministerio del Poder Popular para la Educación
Sr. Director de la Escuela Parroquial JHC, Msc Hady Abou Khousan
Sr. Sub-Directora de la Institución, Lcda. Katty Sabelli de Ortiz
Sres. Invitados especiales
Sres. Miembros del Personal Directivo, Docente, Administrativo y de Servicios de la Escuela
Parroquial JHC.
Muy queridos Bachilleres de nuestra IV Promoción JHC
Amigos y hermanos todos.

En esta ocasión -en la que podríamos desarrollar tantos temas y asuntos de altísima
importancia- me voy a limitar a darles un regalo espiritual; sí; quiero regalarles tres preciosos
mensajes presentes en la Carta que dirigió recientemente el Papa Francisco a los jóvenes del
mundo, y que pueden servir de estrella polar para su nueva fase como universitarios y futuros
profesionales. Son tres maravillosos pensamientos de una Exhortación que se llama CHRISTUS
VIVIT, Cristo vive.

1. Uno puede pasar su juventud distraído, volando por la superficie de la vida,


adormecido, incapaz de cultivar relaciones profundas y de entrar en lo más hondo de la
vida. De ese modo prepara un futuro pobre, sin substancia. O uno puede gastar su
juventud para cultivar cosas bellas y grandes, y así prepara un futuro lleno de vida y de
riqueza interior.

Una de las tantas desgracias que ha traído este régimen anacrónico y perverso que
domina a Venezuela ha sido convertir al país en un patético paisaje lunar de cementerios:
- Cementerio de carros: cualquier urbanización o sector del país muestra la cantidad
impresionante de chatarras y vehículos en desuso por no poder recuperarse.
- Cementerio de obras inconclusas: desde el terminal de pasajaros de Barquisimeto hasta
el tren Caracas-Valencia, y tantos otros proyectos abortados.
- Cementerios humanos: cada día mueren de mengua, desnutrición y enfermedades
técnicamente curables cientos de ancianos, niños y adultos, siendo como sabemos un país
prolífico en recursos y potencialidades.
- Cementerio de ilusiones: cinco y pronto seis millones de venezolanos han visto morir su
esperanza de progresar y surgir en nuestra propia tierra y se han visto obligados a partir
hacia lejanas tierras
- Cementerio de juventudes: miles de nuestros muchachos no quieren seguir avanzando,
han caído en una depresión colectiva, se han dejado dominar por el desaliento y la abulia
espiritual.
El Papa nos alerta frente a esta situación y nos invita a no pasar la vida distraídos y mucho
menos destruidos. Sino más bien reaccionar y emprender metas valientes y ambiciosas.
Me permito recordarles tres trampas que matan la energía y el valor en un joven: la vida
loca (tomar las cosas a la ligera, dejarse envolver por el licor, el libertinaje, el sexualismo sin
moral, las rumbas y las amistades mundanas). Los noviazgos prematuros (cada semana
tenemos que atender terribles novelas de parejas desencajadas, inmaduras, que no se saben
amar a profundidad, tristemente fracasadas como matrimonio… y todo comenzó por el
jugueteo del amor, por creerse en condiciones de conformar una relación amorosa sin saber
aún lo que es amar gratuitamente, por no formarse a fondo en lo intelectual, en lo laboral y
sobre todo, en lo sentimental y en lo espiritual; no adelanten etapas; lo pagarán demasiado
caro). Y por último: la desconexión: el que se aleja de la Iglesia, de la Palabra, de la fe, de
Cristo, de la Escuela parroquial… termina aumentando la “chivera” de exalumnos fracasados:
el más triste de los cementerios, porque se trata de uno compuesto por campeones
derrotados.

2. Un joven no puede estar desanimado, lo suyo es soñar cosas grandes, buscar horizontes
amplios, atreverse a más, querer comerse el mundo, ser capaz de aceptar propuestas
desafiantes y desear aportar lo mejor de sí para construir algo mejor. Por eso insisto a
los jóvenes que no se dejen robar la esperanza.

Si alguien puede hacer vida estas palabras es un Bachiller con la marca JHC. Lo suyo es eso:
soñar cosas grandes,buscar horizontes amplios, querer comerse el mundo… Cada uno en su
propia carrera y destino, ha de mantener esta identidad, la verdadera identidad de un
egresado de la Escuela Parroquial Jesús, Horizonte y Camino. Ojalá muchos puedan descubrir
de que casa de estudios procedes, no tanto por algún rastro exterior sino por tu aptitud y tu
actitud.
3. Vive Cristo, esperanza nuestra, y Él es la más hermosa juventud de este mundo. Todo lo
que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida. Entonces, las primeras
palabras que quiero dirigir a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere
vivo!

Amiga Bachiller, amigo Bachiller, amigos todos: aquí está la esencia de nuestra Escuela
parroquial: que Cristo, el joven inagotable y alegre sea nuestro motor, nuestra esperanza y
nuestro tesoro más importante en la vida. El vive y nos quiere vivos: en la gracia, en la
esperanza, en la vida limpia y generosa, en el amor al prójimo más necesitado, en la oración
y la santidad.

Querido joven, querida joven: Que te queden estas tres perlas, estos tres parrafazos
como mi ofrenda de felicitación por el éxito logrado. Bendiciones para todos, mil gracias.

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