Académique Documents
Professionnel Documents
Culture Documents
campos, para reemplazarlo con nuevo suelo de los canales adyacentes o del fondo del
lago (Alzate 1831). Aparentemente, la periódica remoción del suelo también fue
necesaria para prevenir que la superficie de campo se elevase hasta un nivel en el
cual la penetración de la humedad desde abajo hubiese sido inadecuada (West &
Armillas 1950).
En tiempos históricos, la productividad continua a largo plazo era lograda a través
del uso de múltiples cultígenos y la rotación de cultivos, a partir de los cuales los
nutrientes del suelo consumidos por un cultígeno eran parcialmente provistos por otro
(Sanders 1957). La humedad del suelo apropiada para la germinación de las semillas
y el crecimiento de las plantas pudo ser mantenida a lo largo del año como un
resultado de la continua contigüidad con la napa de agua y la facilidad con la que el
agua estancada en las zanjas adyacentes podía ser llevada a la superficie del campo.
Con tecnología adecuada y algún grado de administración centralizada, la napa de
agua pudo ser mantenida en un nivel bastante constante a lo largo de grandes áreas,
a pesar de la marcada variación estacional en las precipitaciones (Rojas, Strauss &
Lameiras 1974). El hecho que gran parte de las precipitaciones en el rugoso
piedemonte volcánico al sur del lago Chalco-Xochimilco se filtran hasta el lecho del
lago en la forma de vertientes permanentes más que por escurrimiento superficial
estacional, facilita en gran medida el control de la inundación (Peñafiel 1984).
Como la fertilidad del suelo y la humedad apropiada pueden ser mantenidas tan
efectiva y continuamente, es posible que los cultivos en chinampas superaran en un
cierto grado las severas constricciones impuestas a la agricultura indígena en las
tierras altas centrales de México por las lluvias y heladas estacionales y la escasez de
abono de animales. Los campos de chinampas pudieron ser cultivados sin barbecho a
lo largo de extensos períodos, con altos niveles de productividad y, cuando se
utilizaron técnicas de trasplante, fue posible obtener dos cosechas anuales de maíz en
el mismo campo (Alzate 1831). Cuando se tomaban precauciones especiales, podían
crecer más cultígenos con tolerancia a las heladas en los meses de primavera y otoño
(Alzate 1831). Los costos en trabajo humano, sofisticación de la tecnología hidráulica y
complejidad administrativa eran, por supuesto, correspondientemente altos,
especialmente cuando grandes áreas estaban siendo cultivadas al mismo tiempo.
Las prospecciones arqueológicas indican que gran parte del lecho del lago Chalco-
Xochimilco estuvo una vez cubierto con campos de chinampas (Armillas 1971;
Parsons et al. 1982a, 1982b). Algunas de estas trazas de los antiguos campos están
preservadas sobre la superficie de la tierra, mientras que otras son visibles en la
sección de las paredes de los canales de drenaje recientemente excavados. Es difícil
fechar los restos de los campos, pero las prospecciones han identificado también los
restos (montículos, mampostería de piedra, cerámica en la superficie, y otros
artefactos) de más de 100 sitios arqueológicos bien datados en el antiguo lecho del
lago y alrededor de su borde. La gran mayoría de estos sitios parece representar
ocupaciones residenciales que datan de tiempos del Post-Clásico Medio y Tardío
(períodos Azteca Temprano y Tardío) aunque hay también un significativo número de
sitios del Epiclásico (período Tolteca Temprano) y del Post-Clásico Temprano (período
Tolteca Tardío), y también algunos asentamientos del Clásico y del Formativo. Muchos
de los sitios del Post-Clásico Tardío parecen ser casas construidas por encima de
campos de chinampas. Siguiendo a Armillas (1971), podemos concluir que la
agricultura de chinampas de escala significativa data de tiempos Post-Clásicos y
particularmente del período Azteca Tardío.
5
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.
probablemente esta expansión del Formativo Tardío hacia tierras más altas estuvo
asociada con la ampliación de la irrigación por canales en pequeña escala y con la
formación de las redes de intercambio entre comunidades. Hay un incremento
concomitante en la cantidad y escala de la arquitectura pública, en el tamaño de los
asentamientos más importantes (el más grande de los cuales tiene una estimación
poblacional de 5000 habitantes), y en la densidad de la población regional -lo que
sugiere un incremento en la centralización sociopolítica-.
& Santley 1979). Aparentemente, la población del Clásico en el sur del valle de México
fue menor que un décimo de la del Postclásico Tardío, y solo un quinto del nivel del
Formativo Tardío (ver Tabla 1.2.). Debido a su extrema necesidad de trabajo intenso,
probablemente la agricultura en chinampas no era apropiada o accesible para las
poblaciones dispersamente distribuidas en el sur del valle de México durante el
período Clásico.
Después del siglo ocho D.C., comenzó un nuevo ciclo completo de distribución de
los asentamientos y uso de la tierra. Con el colapso de Teotihuacán durante la mitad
del siglo ocho D.C., parece haber habido una amplia dispersión de grandes segmentos
de población a lo largo del valle de México, y quizás más lejos (Sanders et al. 1979).
Uno de esos grandes segmentos de población parece haberse asentado en Xico, en
una isla en la porción este del lago Chalco, donde ya había un pequeño asentamiento
Clásico. En un corto plazo, el centro en Xico se expandió por gran parte de la isla y por
el adyacente lecho del lago utilizando grandes plataformas artificiales. Otro importante
asentamiento se estableció en la planicie del lago, en el delta pantanoso del río
Amecameca (ver Figura 1.6.). Estos dos asentamientos contenían por lo menos la
mitad del total de la población del período Epi-Clásico (Tolteca Temprano) en el sur del
valle de México. Excepto por un área limitada en la isla de Xico, no habría habido tierra
accesible naturalmente bien drenada para esta gran población (estimada en 6000-
8000 personas). Aunque todavía carecemos de evidencia directa, parece que hubo un
compromiso importante con el drenaje del pantano y la agricultura de tipo chinampa en
la porción este del lago Chalco durante fines del primer milenio de nuestra era. Por lo
que puede determinarse en la actualidad, esto marca el comienzo, en el valle de
México, de la agricultura de tipo chinampa en una escala significativa.
9
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.
1
Tiestos: fragmentos de cerámica.
11
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.
Temprano (ver Tablas 1.1. y 1.2.) sugiere que algunos de estos primeros granjeros de
chinampas inmigraron desde algún otro lugar.
La aparente ausencia de drenaje en el pantano y de construcción de chinampas
durante el período Azteca Temprano en el lago Xochimilco puede haber tenido mucho
que ver con que en esa región existe un mayor peligro de incursiones de aguas
salinas del lago Texcoco. La ocupación del lecho del lago Xochimilco por grandes
números de cultivadores de chinampas parece haber ocurrido sólo en el contexto de
un crecimiento adicional de población y la implementación de controles hidráulicos de
gran escala asociados con el período Azteca Tardío, después de la mitad del siglo
catorce (Blanton 1972).
Aunque estoy convencido que estos sitios del período Azteca Temprano en el
lecho del lago representan los asentamientos residenciales de los cultivadores de
chinampas, debo admitir que la evidencia de su función precisa todavía es incompleta.
Mientras las excavaciones muestran claramente que estos residentes del lecho del
lago estaban consumiendo un amplio rango de plantas agrícolas, todavía no puedo
demostrar que ellos mismos cultivasen esas plantas. Es concebible (aunque no
probable, pienso) que los habitantes del lecho del lago fueran predominantemente no-
agricultores que recolectaban cosas como peces, tortugas, patos y juncos (todas las
cuales se encuentran en abundancia en Ch-Az-195) y las intercambiaran por plantas
agrícolas producidas por grupos viviendo en elevaciones mayores, por encima del
lecho del lago.
Tabla 1.3. Población del lecho del lago/costa del lago vs. el Piedemonte en
Chalco-Xochimilco, 600 A.C.-1939 D.C.
Fecha Período % Población % Población
debajo 2.265 encima 2.265
m m
1930 A. D. Moderno 47.0 53.0
1500 A. D. Post-Clásico Tardío 58.0 42.0
1300 A. D Post-Clásico Medio 71.0 28.0
1100 A. D. Post-Clásico 40.0 60.0
Temprano
900 A. D. Epi-Clásico 69.1 30.9
500 A. D. Clásico 29.6 70.4
150 A. C. Formativo Terminal 11.5 88.5
300 A.C. Formativo Tardío 16.6 83.4
600 A.C. Formativo Medio 11.0 89.0
CONCLUSIÓN
El drenaje a gran escala del pantano y el cultivo en chinampas en el sur del valle
de México están muy ligados a la alta densidad de la población, el crecimiento de las
comunidades urbanas locales y la organización a nivel de estado. Los sistemas de
prestación del Formativo Tardío y Terminal, a pesar de su considerable tamaño y
complejidad, aparentemente no hicieron ningún uso del potencial agrícola del
pantanoso lecho del lago, aunque los recursos lacustres no agrícolas fueron
obviamente muy significativos (Tolstoy et al. 1977; Serra 1982, 1986; Manzanilla &
Serra 1987). Las ocupaciones del Formativo Medio enfatizaron el acceso para todos
los asentamientos más importantes a los recursos lacustres y a la buena tierra agrícola
del piedemonte. Desde tiempos del Formativo Tardío en adelante, hubo mucha gente
que carecía de acceso directo a ambas zonas, y pudo haber emergido alguna forma
de redistribución más centralizada para proveer de productos del lago a la gente que
residía demasiado lejos de la costa como para adquirirlos directamente.
Con el surgimiento del estado de Teotihuacán, que fue el centro dominante en la
porción noreste del valle de México, vemos un aparente despoblamiento inicial del sur
del valle (entre ca. 100 A.C. y 100 D.C.) y una modesta recuperación, en la que por
más de 500 años los niveles generales de población en la región del lago Chalco-
Xochimilco fueron mantenidos a niveles por debajo de los del Formativo Medio, más
de 1000 años antes. Esta conducta demográfica probablemente representa una
política estatal deliberada, en la que gran parte de los habitantes de la región nuclear
de Teotihuacán estaban concentrados en un área comparativamente pequeña y
altamente productiva. El principal empuje de la intensificación de la agricultura de
Teotihuacán fue casi con certeza la expansión de la irrigación por canales en el valle
medio e inferior de Teotihuacán y los sectores cercanos del valle centro norte de
México. Probablemente tuvieron lugar modestos drenajes del pantano y construcción
de chinampas en el terreno pantanoso en el lado sudoeste de Teotihuacán mismo,
donde todavía existe una forma modificada de cultivo en chinampas. Cualquiera fuese
la técnica agrícola específica, el punto principal es que la intensificación agrícola
estuvo limitada a un área que estaba muy cercana al principal centro de consumo
(Teotihuacán) y a la principal concentración de trabajadores de la tierra.
Como una proporción muy alta de estos trabajadores residía en el sector urbano de
Teotihuacán, la ciudad parece haberse alimentado a sí misma de una manera muy
directa, con un control firme e inmediato sobre la tierra agrícola y los agricultores que
afectaban su base de subsistencia. Las áreas más distantes, como el sur del valle de
México, permanecieron sin desarrollo y escasamente pobladas, a pesar de su
tremendo potencial agrícola. Simplemente estaban muy lejos y tenían muy pocos
trabajadores para ser una parte efectiva del área de sustentación de Teotihuacán (al
menos en términos de bienes alimentarios). Parece que el interés directo de
Teotihuacán en la producción y adquisición de alimentos básicos probablemente no se
extendiese más allá de un rango de 20-30 km. Esto no es sorprendente, ya que otros
dos importantes problemas también dificultaron que Teotihuacán se alimentarse a si
mismo: el transporte primitivo y una escasa población regional. En el valle de México,
el único transporte prehispánico realmente efectivo para movilizar gran cantidad de
bienes alimentarios a larga distancia era el uso de canoas por el lago. Sin embargo,
Teotihuacán no estaba bien ubicada para poder aprovechar este efectivo medio de
transporte.
En una economía pre-industrial que carece de animales domésticos de carga, la
alta inversión agrícola generalmente demanda una alta inversión de trabajo humano
(ver Geertz 1963; Boserup 1965). Como el tamaño y la densidad total de la población
en el valle de México durante tiempos Clásicos fue sólo un poco mayor que los niveles
del Formativo Terminal (Sanders, Parsons & Santley 1979), es improbable que la
productividad agrícola general hubiera excedido significativamente los resultados del
Formativo Terminal, excepto en aquellas pocas áreas donde estaba concentrada un
14
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.
número inusualmente alto de gente. Durante tiempos del período Clásico, la extrema
concentración de la población que vemos en unas pocas áreas dentro del valle de
México probablemente representa una política deliberada dentro del marco de la
estrategia de subsistencia de Teotihuacán.
Aparentemente, la declinación de Teotihuacán en el siglo ocho estimuló el notable
cambio desde la agricultura de piedemonte hacia el drenaje del pantano y el cultivo en
chinampas en el sur del valle. Vemos que, probablemente, el paso inicial en esta
dirección fue tomado dentro de un área localizada del este del lago Chalco, entre Xico
y el delta del río Amecameca. Soy incapaz de arribar a alguna conclusión acerca de
porqué existió este compromiso con un sistema agrícola que se apartaba tan
radicalmente del cultivo en el piedemonte, establecido desde hace tanto tiempo en el
sur del valle de México. Quizás pueda encontrarse una respuesta cuando sepamos
más acerca de la dinámica del colapso de Teotihuacán y la dispersión, aparentemente
rápida, de grandes grupos de gente hacia áreas del valle que la política deliberada de
Teotihuacán había mantenido artificialmente poco poblada y con formas extensivas de
uso de la tierra.
Es concebible, por ejemplo, que los miles de personas que se asentaron en Xico y
en el delta del río Amecameca durante fines del siglo ocho y comienzo del siglo nueve,
tuvieran conocimientos para la construcción de drenajes y chinampas, como resultado
de su anterior experiencia en Teotihuacán (en donde hay un área importante de
terreno pantanoso en el borde sudoeste del centro urbano). También es concebible
que Xico y el cercano delta pantanoso tuviesen un atractivo adicional en momentos en
los que existían sistemas políticos fragmentados y de guerra, ya que era un área con
defensas naturales. Además, como Pedro Armillas ha señalado varios años atrás,
todavía necesitamos estudiar el impacto potencial de posibles cambios ambientales
(tales como descensos o aumentos en las precipitaciones) sobre los cambios en el
uso prehispánico de la tierra después del siglo ocho. Cualquiera sea el caso, los
sistemas políticos regionales están inextricablemente ligados a esta primera y
significativa implementación del drenaje de pantanos y agricultura de chinampas en el
este del lago Chalco.
Mientras los niveles generales de población dentro del valle de México
permanecían bajos y la organización política estaba fragmentada, había poco margen
de posibilidad para cualquier expansión posterior del drenaje del pantano y el cultivo
en chinampas. Durante el poco comprendido período Post-Clásico Temprano (período
Totlteca Tardío, 950-1150 D.C.), probablemente hubo un descenso en la intensidad de
la agricultura de chinampa, incluso en el este del lago Chalco, mientras la población
declinaba un poco y la fragmentación política y la dispersión de los asentamientos
continuaba. No vemos evidencia de una expansión de la agricultura de chinampa más
allá de los confines del este del lago Chalco hasta la nueva consolidación política y la
recuperación de la población, que tuvo lugar en el sur del valle durante el siglo doce.
¿Porqué después del siglo doce la agricultura se centró tan fuertemente en las
tierras pantanosas del lago Xalco-Xochimilco?, ¿porqué hubo una falta de énfasis en
el amplio piedemonte al este del lago Chalco, que jugó un rol tan importante en la
agricultura del Formativo?. Una vez más, pienso que las respuestas a estas preguntas
acerca del uso de la tierra están fuertemente relacionadas con las deliberadas
decisiones políticas tomadas por los administradores del estado, que estaban
fuertemente motivados por la necesidad de crear y mantener una base de subsistencia
segura para las poblaciones urbanas que constituían la base principal para su poder y
autoridad. Las comunidades urbanas del Post-Clásico Tardío, incluso más que en el
caso de Teotihuacán durante el período Clásico, pudieron haber sido altamente
vulnerables a las incertidumbres de la provisión de alimentos, ya que una proporción
muy alta de sus habitantes no producían alimentos (Calnek 1972; Parsons 1976;
Sanders, Parsons & Santley 1979; Sanders & Santley 1983).
También hemos visto que hay muchas diferencias en la escala y organización de la
agricultura de chinampa entre los períodos Azteca Temprano y Tardío. Estas
15
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.
diferencias también requieren explicación, y pienso que los factores claves son la
mayor densidad de población, la existencia de centros urbanos más grandes y una
mayor centralización política característica del período Azteca Tardío. La gran
expansión del drenaje del pantano y la construcción de chinampas durante tiempos del
período Azteca Tardío debe reflejar las diferencias cualitativas entre Tenochtitlán y los
centros urbanos mucho más modestos del período Azteca Temprano: Tenochtitlán
tenía mayor necesidad de seguridad en la subsistencia, que sólo podían brindar un
sistema de chinampas cercano y completamente desarrollado y la habilidad para
movilizar suficiente trabajo humano para efectuar el tremendo esfuerzo físico y
administrativo requerido para transformar a las inútiles tierras pantanosas en parcelas
de huertas altamente productivas.
Aunque tanto Tenochtitlán como Teotihuacán enfrentaron el problema de asegurar
la subsistencia para grandes poblaciones urbanas (de tamaño similar), este problema
fue resuelto de maneras diferentes por los dos sistemas. Para Teotihuacán, operando
en los estadios iniciales del desarrollo del estado durante los inicios y mitad del primer
milenio de nuestra era, la solución fue nuclear a los productores de alimentos y a los
consumidores. Esta estrategia pudo haber facilitado el control estatal directo sobre la
producción, mientras que al mismo tiempo se simplificaba la redistribución. Por otro
lado, desde la perspectiva del valle de México como un todo, esto provocó una gran
disminución de la eficiencia productiva general y pudo haber limitado el crecimiento
general de la población.
Para Tenochtitlán, operando dentro de un sistema regional substancialmente más
complejo, unos mil años después, la solución fue dispersar a los productores y no-
productores de alimentos mucho más ampliamente en el paisaje. Esto incrementó la
eficiencia y productividad general, pero indudablemente requirió una complejidad
organizacional mucho mayor para controlar la producción y distribución de alimentos
complementarios, bienes artesanales y servicios (ver Brumfield 1980; 1983). Aunque
los detalles todavía son oscuros, parece que Tenochtitlán se comprometió
deliberadamente con el drenaje del pantano y la construcción de chinampas en gran
escala, para asegurar su base de subsistencia a través de este sistema agrícola
altamente productivo y fácilmente accesible. El hecho que el espacio físico para la
agricultura de chinampas estaba todavía “subdesarrollado” en el siglo catorce pudo
haber facilitado al estado el acceso y control del lecho pantanoso del lago Xalco-
Xochimilco.
El compromiso de Tenochtitlán con la agricultura de chinampas pudo haber sido
muy costoso en términos de asegurar, organizar y mantener el control a largo plazo
sobre grandes números de trabajadores humanos. Los asentamientos dispersos del
piedemonte del período Post-Clásico Tardío (que observamos arqueológicamente en
la región de Chalco) y los esfuerzos deliberados de los gobernantes aztecas para
reclutar y sostener a la población dentro del distrito de chinampas (que conocemos por
la etnohistoria) (Parsons et al. 1982b) sugieren la importancia crítica del trabajo
humano para el cultivo en chinampas en el marco de la estrategia geopolítica general
de Tenochtitlán. Igualmente, la importante diferenciación durante tiempos aztecas
entre los macehuatl poseedores de tierra y los mayeque sin tierra, también parece
significativa en este aspecto: aparentemente los mayeques fueron un componente
cada vez más importante en la estrategia de Tenochtitlán para asegurar una fuerza de
trabajo agrícola confiable, dependiente y dócil. Pienso que es probable que gran parte
de la nueva tierra de chinampas creada por el estado Azteca a través del drenaje en
gran escala del pantano y la construcción de campos en unas 10.000 ha en el lago
Chalco-Xochimilco fue construida, ocupada y cultivada por estos trabajadores, que se
manifiestan arqueológicamente en los grupos de pequeñas y dispersas unidades
familiares que encontramos por encima de las chinampas.
Es instructivo notar que las laderas del piedemonte de las porciones centro y norte
del valle de México -áreas que carecen de una agricultura de chinampa significativa-
estaban mucho menos densamente pobladas que el piedemonte en el sur a lo largo
16
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.
del Post-Clásico Tardío (Sanders, Parsons & Santley 1979). En estas regiones del
centro y norte encontramos un patrón de asentamiento muy similar al que se observa
en el lecho del lago Chalco-Xochimilco: grupos dispersos de una a tres unidades
familiares. Tal vez algún día sea posible demostrar que en esos sectores del valle de
México, en los que la agricultura de chinampa no era posible, las estrategias de
subsistencia urbana se centraron en la intensificación de la agricultura del piedemonte
a través de la construcción de terrazas, la irrigación por canales y el establecimiento
de los confiables arrendatarios mayeque. El surgimiento de Tenochtitlán como centro
dominante regional estuvo casi con seguridad ligado a su posición única y estratégica,
comunicado a través del transporte por agua con todo el valle de México y con el
distrito de chinampas en el lago Chalco-Xochimilco.
Finalmente, ¿cuáles son las implicaciones más específicas de los principales
puntos de Tilley para nuestra discusión acerca de las relaciones de los sectores
urbanos y rurales en las sociedades pre-industriales? Parece que los sistemas
urbanos pre-industriales, muy constreñidos por los altos costos de transporte y
comunicación, pueden sin embargo ser bastarte diversos en su adaptación a los
problemas del aprovisionamiento de alimentos. He resumido lo que parecen ser dos
diferentes adaptaciones prehispánicas en el valle de México: el sistema de
Teotihuacán, ca. 500 D.C., que concentró a la gran mayoría de los productores y
consumidores de alimentos dentro de un área local de excepcional productividad
agrícola; y el sistema de Tenochtitlán, ca. 1500 D.C., en el cual los productores de
alimentos y los consumidores estaban mucho más dispersos en el paisaje regional,
pero en el que la dependencia de la subsistencia continuaba fuertemente centrada
(aunque no exclusivamente) en la cercana, altamente segura, fuertemente controlada
y muy productiva fuente de alimentos (el distrito de chinampas del lago Chalco-
Xochimilco).
Esta perspectiva diacrónica nos permite ver los cambios a largo plazo en la
estructura básica de los sistemas urbanos que se sucedieron en el valle de México. El
sistema urbano de Teotihuacán, con su habilidad más limitada para lidiar
efectivamente con grandes poblaciones a lo largo de un área grande, parece
decididamente “más primitivo” que el sistema de Tenochtitlán, más grande y más
diverso. Aquí, la variable clave parece ser política: sólo cuando el centro es capaz de
controlar efectivamente la conducta de la gente a gran distancia, el sistema puede
expandirse físicamente como para incorporar mayor diversidad a lo largo de grandes
extensiones de terreno. Parece, sin embargo, que incluso Tenochtitlán continuó
teniendo una gran dependencia de la proximidad física a una zona agrícola nuclear
fácilmente controlable y altamente productiva -esto seguramente refleja la
incertidumbre del aprovisionamiento de alimentos que enfrentaron incluso los centros
urbanos más poderosos en la Mesoamérica prehispánica-. Una vez que tengamos una
mejor comprensión acerca de algunos centros Andinos, como el Cuzco de los Inkas,
podremos ser capaces de reconocer incluso otro estadio de desarrollo en la
urbanización indígena en América: en este caso, un sistema urbano que pudo ejercer
más efectivamente su poder sobre grandes extensiones espaciales y, por lo tanto, que
puede reducir la dependencia del nucleamiento de población y de recursos agrícolas
altamente concentrados para controlar y alimentar a los productores de bienes no-
alimentarios.