Vous êtes sur la page 1sur 16

Parsons, J. R 1991.

Political Implications of Prehispanic Chinampa Agriculture


in the Valley of México. En. Lands and Politics in the Valley of Mexico, pp.
17-42. Albuquerque: University of New Mexico Press (Traducción Dra. Isabel
Cruz).

NO CITAR NI UTILIZAR SIN AUTORIZACIÓN DE LA TRADUCTORA.

LAS IMPLICACIONES POLÍTICAS DE LA AGRICULTURA


PREHISPÁNICA DE CHINAMPA EN EL VALLE DE MÉXICO
El historiador social Charles Tilley (1975) subrayó el significado político clave de la
producción y distribución de alimentos en el desarrollo de los sistemas urbanos de
Europa Occidental durante los siglos XVI-XVII. El estudio de Tilley enfatizó la
vulnerabilidad a la escasez de alimentos que presentaban las poblaciones no
productoras de alimentos y las poblaciones urbanas pre-industriales que se apoyaban
para su subsistencia básica en el trabajo de los productores rurales de alimentos. Esta
relación entre las poblaciones urbanas y rurales fue esencialmente asimétrica, en el
sentido que los productores rurales de alimentos eran menos dependientes de las
ciudades y que comparativamente tenían menos incentivo económico para producir
excedentes de alimentos destinados a los consumidores urbanos. Este débil incentivo
fue compensado por un aparato político bastante elaborado y costoso, que trataba de
imponer una fuerte regulación y control sobre la producción rural de alimentos, con el
fin de asegurar que hubieran excedentes agrícolas para enviar a los centros urbanos.
Por supuesto, Tilley no es el único académico que ha planteado recientemente los
problemas del urbanismo pre-industrial. Sin embargo, su análisis parece
particularmente útil como un punto de partida para los estudios arqueológicos de las
relaciones entre el uso regional de la tierra y los núcleos poblacionales de gran escala,
en especial porque plantea tan claramente los temas y explora las relaciones que
deber ser importantes interculturalmente en los estudios de la urbanización pre-
industrial. Desde hace tiempo que sabemos que en varias partes del mundo existieron
grandes núcleos de personas en tiempos antiguos, y la investigación arqueológica se
ha centrado cada vez más en el estudio de regiones completas dominadas por
grandes centros (ver Willey 1953; Adams 1965, 1981; Adams & Nissen 1972; Sanders,
Parsons & Santley 1979; Blanton et al. 1982; Wilson 1983). Estos estudios
demuestran que muchos sistemas regionales antiguos estaban integrados por
componentes urbanos y rurales.
Aunque ahora los arqueólogos pueden describir con considerable detalle las
principales características de algunos de esos sistemas, todavía se encuentran
alejados de un buen entendimiento de los procesos de urbanización prehistórica. Tilley
sugiere algunas vías fructíferas, que pueden ser explorados en un contexto
arqueológico: En particular, estoy impresionado con lo que podemos aprender si nos
centramos en la vulnerabilidad de las poblaciones urbanas, que surge de su típica
carencia de un acceso directo a la producción de alimentos -los centros urbanos
deben asegurar su base de subsistencia a través de métodos indirectos-. Podemos
generalizar más allá del análisis de Tilley acerca de los inicios de la Europa moderna,
argumentando que “las respuestas predecibles a tales problemas de
aprovisionamiento de alimentos pueden incluir: (1) mejoramiento de las estructuras de
transporte, (2) extensión de la red de comercio y de tributos y (3) expansión de la
producción local de alimentos por medio de las innovaciones tecnológicas, llevando
nuevas tierras para el cultivo e incrementando la inversión de trabajo” (Parsons 1976).
Un mejor conocimiento del desarrollo del aprovisionamiento urbano de alimentos a lo
largo del tiempo debería ser un aporte para entender el problema más general del
desarrollo del estado.
A medida que nos movemos del ejemplo bien documentado de los inicios de la
2
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

Europa Occidental moderna hacia el valle de México prehispánico, debemos


enfrentarnos con las relaciones entre la tierra y la política en una situación para la cual
no tenemos documentación histórica real (excepto para el período de contacto
europeo en los inicios del siglo dieciséis) y en la cual los modelos occidentales de
organización política y económica son de incierta utilidad. Por lo tanto, aunque en un
sentido general los estudios históricos como el de Tilley son muy útiles para
desarrollar hipótesis acerca del significado político del uso de la tierra en el contexto
de los estados urbanos prehispánicos en el valle de México, debemos depender en
gran medida de los datos y el análisis arqueológico para derivar interpretaciones, y
debemos ser guiados por los estudios etnohistóricos que han explorado estos temas
para el período del contacto europeo inicial.

Figura 1.1. El valle de México y la región de Xalco-Xochimilco.


3
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

Mi propósito principal es usar la información arqueológica para desarrollar


hipótesis acerca de la organización política precolombina, desde la perspectiva de los
cambios a largo plazo en los patrones regionales de asentamiento y uso de la tierra en
el sur del valle de México. Específicamente, estoy interesado en las implicaciones
políticas del cambio a largo plazo desde un sistema de agricultura de piedemonte
comparativamente extensivo, basado en un sistema de irrigación de pequeña escala
por canales y el drenaje natural, hasta un sistema agrícola intensivo basado en el
drenaje de pantanos en gran escala y en los campos artificiales (chinampas). Me
centraré con algún detalle en el contraste entre las estrategias de subsistencia del
Teotihuacán Clásico y de Tenochtitlán del Postclásico Tardío, dos sistemas urbanos
con centro en el valle de México, pero separados en el tiempo por cerca de mil años.
Al comparar estos dos sistemas urbanos, espero iluminar algunas de las complejas
relaciones entre urbanización, centralización política, intensificación de la producción
agrícola y distribución de seres humanos en el paisaje.
LA AGRICULTURA DE CHINAMPA Y SUS MANIFESTACIONES ARQUEOLÓGICAS
El foco tradicional de agricultura en las tierras altas de México central, tanto
durante tiempos prehispánicos como históricos, estuvo en la planicie aluvial de
pendiente leve y el piedemonte, en donde la agricultura regada por lluvia fue
complementada con la irrigación artificial en pequeña escala. Sin embargo, en algunos
asentamientos se emplearon otros sistemas agrícolas, y la agricultura en chinampas
fue uno de ellos. En el sur del valle de México, el cultivo en chinampas fue
básicamente un método de trabajo intensivo, a través del cual los pantanos
pobremente drenados del lago Chalco-Xochimilco fueron transformados en sectores
altamente productivos. En tiempos prehispánicos, el lago consistía en una extensión
de pantanos y agua poco profunda y estancada, que se extendía a lo largo de 120
km2. Esta área estaba en el borde sur de un gran sistemas de lagos y pantanos poco
profundos interconectados, que ocupaban la porción más baja en el centro del valle
(ver Figura 1). Antes de los tiempos históricos, el valle de México fue una cuenca de
drenaje interno, que carecía de cualquier desagüe, y el lago Chalco-Xochimilco
drenaba hacia el norte por el lago Texcoco, de menor nivel. En consecuencia, el lago
Xalco-Xochimilco contenía agua dulce, mientras que el lago Texcoco (y en menor
grado, el lago Xalcotan-Zumpango, ubicado hacia el norte) era salino y en gran
medida, poco apropiado para las chinampas.
Las superficies para plantar de las chinampas eran laboriosamente creadas con
masas de suelo y vegetación acuática, que eran consolidadas hasta un nivel lo
suficientemente por encima del agua como para que pudiesen ocurrir la correcta
germinación de las semillas y el crecimiento de las plantas. La extraordinaria
seguridad y productividad del sistema, generalmente más de tres toneladas métricas
de maíz por año, fue el resultado de la facilidad con la que podían ser mantenidas la
fertilidad y la humedad del suelo. La técnica prehispánica de construcción de
chinampas producía campos largos, estrechos, que generalmente medían entre dos a
cuatro metros de ancho y 20 a 40 metros de largo, aunque algunos fueron mucho más
grandes. Muchos campos de chinampas estaban rodeados por zanjas en por lo menos
tres de sus lados, las que eran navegables en canoas.
Una vez que la chinampa era construida, la fertilidad de su suelo podía ser
continuamente renovada por medio de la renovación de las superficies de los campos
con los finos sedimentos y la vegetación acuática que se acumulaba naturalmente en
los canales que rodeaban cada campo (Santamaría 1912; West & Armillas 1950;
Wilken 1979; Rojas 1984). Este fertilizante natural podía ser fácilmente
complementado con los desechos de la unidad familiar, y hay algunos indicios de que
en tiempos prehispánicos tardíos se utilizaron sistemáticamente grandes cantidades
de excremento de murciélago y humanos (Sanders 1957; Harvey 1976). Sin embargo,
el mantenimiento a largo plazo de la fertilidad del suelo requería de la onerosa tarea
de remover periódicamente el viejo suelo cargado de sal de la superficie de los
4
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

campos, para reemplazarlo con nuevo suelo de los canales adyacentes o del fondo del
lago (Alzate 1831). Aparentemente, la periódica remoción del suelo también fue
necesaria para prevenir que la superficie de campo se elevase hasta un nivel en el
cual la penetración de la humedad desde abajo hubiese sido inadecuada (West &
Armillas 1950).
En tiempos históricos, la productividad continua a largo plazo era lograda a través
del uso de múltiples cultígenos y la rotación de cultivos, a partir de los cuales los
nutrientes del suelo consumidos por un cultígeno eran parcialmente provistos por otro
(Sanders 1957). La humedad del suelo apropiada para la germinación de las semillas
y el crecimiento de las plantas pudo ser mantenida a lo largo del año como un
resultado de la continua contigüidad con la napa de agua y la facilidad con la que el
agua estancada en las zanjas adyacentes podía ser llevada a la superficie del campo.
Con tecnología adecuada y algún grado de administración centralizada, la napa de
agua pudo ser mantenida en un nivel bastante constante a lo largo de grandes áreas,
a pesar de la marcada variación estacional en las precipitaciones (Rojas, Strauss &
Lameiras 1974). El hecho que gran parte de las precipitaciones en el rugoso
piedemonte volcánico al sur del lago Chalco-Xochimilco se filtran hasta el lecho del
lago en la forma de vertientes permanentes más que por escurrimiento superficial
estacional, facilita en gran medida el control de la inundación (Peñafiel 1984).
Como la fertilidad del suelo y la humedad apropiada pueden ser mantenidas tan
efectiva y continuamente, es posible que los cultivos en chinampas superaran en un
cierto grado las severas constricciones impuestas a la agricultura indígena en las
tierras altas centrales de México por las lluvias y heladas estacionales y la escasez de
abono de animales. Los campos de chinampas pudieron ser cultivados sin barbecho a
lo largo de extensos períodos, con altos niveles de productividad y, cuando se
utilizaron técnicas de trasplante, fue posible obtener dos cosechas anuales de maíz en
el mismo campo (Alzate 1831). Cuando se tomaban precauciones especiales, podían
crecer más cultígenos con tolerancia a las heladas en los meses de primavera y otoño
(Alzate 1831). Los costos en trabajo humano, sofisticación de la tecnología hidráulica y
complejidad administrativa eran, por supuesto, correspondientemente altos,
especialmente cuando grandes áreas estaban siendo cultivadas al mismo tiempo.
Las prospecciones arqueológicas indican que gran parte del lecho del lago Chalco-
Xochimilco estuvo una vez cubierto con campos de chinampas (Armillas 1971;
Parsons et al. 1982a, 1982b). Algunas de estas trazas de los antiguos campos están
preservadas sobre la superficie de la tierra, mientras que otras son visibles en la
sección de las paredes de los canales de drenaje recientemente excavados. Es difícil
fechar los restos de los campos, pero las prospecciones han identificado también los
restos (montículos, mampostería de piedra, cerámica en la superficie, y otros
artefactos) de más de 100 sitios arqueológicos bien datados en el antiguo lecho del
lago y alrededor de su borde. La gran mayoría de estos sitios parece representar
ocupaciones residenciales que datan de tiempos del Post-Clásico Medio y Tardío
(períodos Azteca Temprano y Tardío) aunque hay también un significativo número de
sitios del Epiclásico (período Tolteca Temprano) y del Post-Clásico Temprano (período
Tolteca Tardío), y también algunos asentamientos del Clásico y del Formativo. Muchos
de los sitios del Post-Clásico Tardío parecen ser casas construidas por encima de
campos de chinampas. Siguiendo a Armillas (1971), podemos concluir que la
agricultura de chinampas de escala significativa data de tiempos Post-Clásicos y
particularmente del período Azteca Tardío.
5
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

CAMBIOS EN EL USO DE LA TIERRA EN EL VALLE DE MÉXICO, ca. 1000 A.C.-1520 D.C.


Debo subrayar que mis inferencias sobre el uso prehispánico de la tierra están
basadas principalmente en la evidencia directa de restos físicos de campos antiguos,
de estructuras para el control del agua y otras similares. Este es el caso del uso de la
tierra en el piedemonte, en la tierra más alta por encima de las extensiones planas del
antiguo lecho del lago, donde siglos de agricultura de arado en tiempos históricos ha
obliterado virtualmente todas las trazas superficiales de los antiguos sistemas de
campos. Mis interpretaciones están basadas en un supuesto único y simple: los
agricultores pre-industriales vivieron cerca de la tierra que cultivaban. Chisholm (1967),
por ejemplo, sugiere que estos agricultores raramente residen a más de dos kilómetros
de sus campos. Aunque se han documentado distancias algo mayores, parecen ser
bastante inusuales. La necesidad de invertir grandes cantidades de trabajo humano en
la preparación de la tierra, la siembra, el desmalezamiento, el control de pestes, la
cosecha y el control del agua ha sido siempre una razón de peso para que los
agricultores pre-industriales minimicen la distancia entre las residencias y los campos,
en el contexto de altos costos de transporte y fuerte dependencia de la agricultura.
Para los primeros 1500 años o más de nuestra secuencia ocupacional, hay una
pronunciada orientación hacia el piedemonte en los asentamientos humanos. Excepto
por unos pocos sitios pequeños -todos los cuales, probablemente, son asentamientos
en los que se recolectaron y procesaron los recursos lacustres (ver Serra 1982, 1986;
Manzanilla & Serra 1987)- la ocupación está claramente centrada en el piedemonte
inferior. Hacia aproximadamente el 600 A.C. hay seis o siete grandes asentamientos
nucleados (el mayor de los cuales puede haber albergado 2500 personas y una
modesta arquitectura pública) y espaciados bastante uniformemente alrededor de la
costa del lago, aparentemente situados para maximizar el acceso tanto a los recursos
lacustres como a la buena tierra agrícola alrededor del asentamiento un poco más
arriba (ver Figura 1.2.). El tamaño de estos grandes asentamientos varía directamente
con la accesibilidad a la mejor tierra agrícola, y el sitio más grande se asociaba a las
mayores extensiones de terreno bajo y de pendiente suave, que combinaba una napa
alta y buen drenaje natural.

Figura 1.2. Asentamientos del Formativo Medio en la región de Xalco-Xochimilco.

Posteriormente, durante el período Formativo Tardío, este acceso directo a la


buena tierra agrícola y los recursos lacustres parece ser menos importante. Después
de 600 A.C. vemos una considerable expansión de los asentamientos hacia tierras del
piedemonte superior previamente no ocupadas, a una considerable distancia del lecho
del lago (ver Figura 1.3.). Aunque todavía se carece de evidencia directa,
6
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

probablemente esta expansión del Formativo Tardío hacia tierras más altas estuvo
asociada con la ampliación de la irrigación por canales en pequeña escala y con la
formación de las redes de intercambio entre comunidades. Hay un incremento
concomitante en la cantidad y escala de la arquitectura pública, en el tamaño de los
asentamientos más importantes (el más grande de los cuales tiene una estimación
poblacional de 5000 habitantes), y en la densidad de la población regional -lo que
sugiere un incremento en la centralización sociopolítica-.

Figura 1.3. Asentamientos del Formativo Tardío en la región de Xalco-Xochimilco.

Al mismo tiempo, sin embargo, en relación a sus antecedentes del Formativo


Medio hay un cambio menos obvio en la ocupación del lecho del lago durante el
Formativo Tardío. El modesto incremento en número y tamaño de los sitios del lecho
del lago del Formativo Tardío está probablemente ligado a una intensificación de la
explotación de los recursos lacustres y no a la implementación del drenaje del pantano
y la agricultura en chinampas (ver Serra 1986; Manzanilla & Serra 1987). Ciertamente,
pudo haber sido posible algún grado de modesto drenaje local y una forma primitiva y
localizada forma de cultivo en chinampa alrededor de estas pequeñas comunidades de
la costa del lago. Por el momento, no tenemos buena evidencia que sustente o que
niegue esta posibilidad. Sin embargo, el punto principal es que, debido a que la mayor
cantidad de gente estaba ubicada lo suficientemente lejos del área de la costa del
lago, la agricultura de chinampa de escala significativa parece improbable.
Las tendencias de los patrones demográficos y de asentamiento que se pusieron
en movimiento durante tiempos del Formativo Tardío generalmente continúan a lo
largo del subsiguiente Formativo Terminal temprano (ver Tabla 1.1.). Algunos sitios
importantes fueron abandonados y hay un notable aumento de la población en ciertas
áreas (por ejemplo, en Cuicuilco en el sudoeste del valle de México, y en Teotihuacán,
en el noreste del valle). Esta fue la era durante la cual Teotihuacán y Cuicuilco
aparentemente estaban emergiendo como capitales de sistemas políticos mucho más
centralizados. Sin embargo, todavía no hay indicios de cambios significativos en el uso
de la tierra en la porción sur del valle: la orientación de los asentamientos continuó, y
la ocupación del lecho del lago era todavía modesta (ver Figura 1.4.). Estas
características eran probablemente un producto de la política deliberada de
Teotihuacán, y representan una dramática reversión de las tendencias previas y bien
establecidas en el crecimiento de la población en el sur del valle de México, en el
incremento en el tamaño de los sitios y en la escala de la arquitectura pública. Sin
embargo, durante el período Clásicos no hay un cambio correspondiente en la
orientación ya establecida de los asentamientos del piedemonte. Aunque
7
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

proporcionalmente hay más asentamientos Clásicos que Formativos en y alrededor del


lecho del lago, la densidad total de la población Clásica de todas las zonas era todavía
bastante baja, y todavía había una clara orientación hacia el piedemonte (ver Tablas
1.2. y 1.3.). Por lo tanto, parece bastante improbable que haya habido un interés
significativo en el drenaje del pantano o en la agricultura de chinampas durante
momentos del Clásico.

Figura 1.4. Asentamientos del Formativo Terminal en la región de Chalco-Xochimilco.

Tabla 1.1. Cronología arqueológica general para el valle de México.


Fecha Período Fase
1520 D. C.
Post-Clásico Tardío Azteca tardía
1350 D.C.
Post-Clásico Medio Azteca temprana
1150 D. C.
Post-Clásico Temprano Tolteca tardía
950 D. C.
Epi-Clásico Tolteca temprana
750 D. C.
Clásico
150 D. C.
Formativo Terminal
250 A. C.
Formativo Tardío
600 A. C.
Formativo Medio
900 A. C.
Formativo Temprano
1200 A. C.

Esta conclusión puede ser algo sorprendente, en vista de la indisputable


importancia de Teotihuacán como centro regional y supra-regional durante ese
momento; uno podría pensar que este sería un momento de intensificación de la
agricultura a lo largo del valle de México. Sin embargo, dentro del valle hay pocas
áreas con altos niveles de población, y la densidad general de la población eran
menos que un cuarto de la alcanzada durante el Posclásico Tardío (Sanders, Parsons
8
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

& Santley 1979). Aparentemente, la población del Clásico en el sur del valle de México
fue menor que un décimo de la del Postclásico Tardío, y solo un quinto del nivel del
Formativo Tardío (ver Tabla 1.2.). Debido a su extrema necesidad de trabajo intenso,
probablemente la agricultura en chinampas no era apropiada o accesible para las
poblaciones dispersamente distribuidas en el sur del valle de México durante el
período Clásico.

Figura 1.5. Asentamientos del Clásico en la región de Chalco-Xochimilco.

Después del siglo ocho D.C., comenzó un nuevo ciclo completo de distribución de
los asentamientos y uso de la tierra. Con el colapso de Teotihuacán durante la mitad
del siglo ocho D.C., parece haber habido una amplia dispersión de grandes segmentos
de población a lo largo del valle de México, y quizás más lejos (Sanders et al. 1979).
Uno de esos grandes segmentos de población parece haberse asentado en Xico, en
una isla en la porción este del lago Chalco, donde ya había un pequeño asentamiento
Clásico. En un corto plazo, el centro en Xico se expandió por gran parte de la isla y por
el adyacente lecho del lago utilizando grandes plataformas artificiales. Otro importante
asentamiento se estableció en la planicie del lago, en el delta pantanoso del río
Amecameca (ver Figura 1.6.). Estos dos asentamientos contenían por lo menos la
mitad del total de la población del período Epi-Clásico (Tolteca Temprano) en el sur del
valle de México. Excepto por un área limitada en la isla de Xico, no habría habido tierra
accesible naturalmente bien drenada para esta gran población (estimada en 6000-
8000 personas). Aunque todavía carecemos de evidencia directa, parece que hubo un
compromiso importante con el drenaje del pantano y la agricultura de tipo chinampa en
la porción este del lago Chalco durante fines del primer milenio de nuestra era. Por lo
que puede determinarse en la actualidad, esto marca el comienzo, en el valle de
México, de la agricultura de tipo chinampa en una escala significativa.
9
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

Tabla 1.2. Población de la región de Chalco-Xochimilco, 1100 A.C.-1930 D.C.


Fecha Período Población Densidad
persona/km 2
1930 A. D.
Moderno 84.000 104
1910 A. D. 97.000 120
1800 A. D. 40.000 49
1650 A. D.
Colonial 15.000 19
1568 A. D. 69.000 86
1520 A. D.
Post-Clásico Tardío 79.000 97
1350 A. D. 50.200 62
Post-Clásico Medio
1150 A. D. 10.000 12
Post-Clásico Temprano
950 A. D. 14.000 17
Epi-Clásico
750 A. D.
Clásico 6.000 7
150 A. D. muy pequeña muy pequeña
Formativo Terminal 22.400 28
250 A.C. 29.100 36
Formativo Tardío
600 A.C. 7.100 9
Formativo Medio
900 A. C. 1.500 2
Formativo Temprano

Figura 1.6. Asentamientos Epi-Clásicos en la región de Chalco-Xochimilco.

Aparentemente, no fue hasta el siglo doce que el drenaje del pantano y la


agricultura de tipo chinampa se expandieron significativamente fuera del área
restringida del este del lago Chalco. A lo largo de los siguientes dos siglos (período
Azteca temprano o Post-Clásico Medio) hubo una proliferación considerable de
pequeños asentamientos en el lago Chalco, aunque todavía había una ocupación
mínima del lago Xochimilco. Este fue también un período en el que los pequeños
10
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

centros urbanos se desarrollaron en Chalco, Xochimilco y otras localidades alrededor


del valle (ver Figura 1.7.). En un nivel más general, este fue un momento en el que el
valle de México estaba comenzando a recobrar el amplio dominio sociopolítico que
había estado centrada en otros lugares de México Central desde la declinación de
Teotihuacán en el siglo ocho. El notable crecimiento poblacional que aparentemente
vemos en el sur del Valle refleja esta situación. Por primera vez, la población total en
el sur del valle excedía (por uno o dos factores) el máximo del Formativo Tardío y
comenzó a aproximarse a los niveles de los inicios del siglo veinte (ver Tabla 1.2.).
Entonces, por primera vez en toda la secuencia prehispánica hubo una fuerza de
trabajo adecuada disponible para crear y operar un sistema de chinampas en una
escala e intensidad comparable a la del período histórico.

Figura 1.7. Asentamientos del período Azteca temprano en la región de Chalco-


Xochimilco.

Aunque carecemos todavía de evidencia directa de los campos de chinampas del


Post-Clásico Tardío, hemos efectuado pruebas de excavación en una ocupación
residencial correspondiente a ese período, ubicada en el lecho del lago (Parsons et al.
1982a, 1985). Este es el sitio Ch-Az-195, en la porción este del lago Chalco, que
aparentemente representa una comunidad nuclear de seis-ocho unidades familiares
de los pioneros del cultivo en chinampas. El sitio está situado en terreno pantanoso, a
aproximadamente 800 m al sudeste de la isla Xico y más de 1,5 km de la principal
planicie lacustre hacia el este (ver Figura 1.7.). Un profundo pozo de prueba (de casi
4 m de profundidad) sugiere que durante la ocupación inicial de esta localidad, las
plataformas artificiales de las casas y el templo estaban construidas con un relleno de
tierra y rocas en el pantano. Gran parte de este relleno aparentemente deriva de Xico,
la fuente de tierra alta más cercana, e incluye tiestos1 y otros desechos de períodos de
ocupación más tempranos en esa localidad. El asentamiento fue ocupado una vez que
las plataformas iniciales fueron construidas en el pantano, y hubo una gradual
acumulación de desechos (incluyendo grandes cantidades de plantas cultivadas
excepcionalmente preservadas) que rellenaron las áreas bajas entre casas.
Ocasionalmente, se construían nuevas plataformas usando relleno de la isla Xico, así
como de materiales locales del lecho del lago. De esta manera, el asentamiento creció
verticalmente a lo largo de los años. Probablemente, actividades similares tenían lugar
en gran parte del lecho del lago Chilco a medida que pequeños grupos de unidades
familiares unían su trabajo para construir plataformas para viviendas y campos de
chinampas. El dramático incremento de la población durante el período Azteca

1
Tiestos: fragmentos de cerámica.
11
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

Temprano (ver Tablas 1.1. y 1.2.) sugiere que algunos de estos primeros granjeros de
chinampas inmigraron desde algún otro lugar.
La aparente ausencia de drenaje en el pantano y de construcción de chinampas
durante el período Azteca Temprano en el lago Xochimilco puede haber tenido mucho
que ver con que en esa región existe un mayor peligro de incursiones de aguas
salinas del lago Texcoco. La ocupación del lecho del lago Xochimilco por grandes
números de cultivadores de chinampas parece haber ocurrido sólo en el contexto de
un crecimiento adicional de población y la implementación de controles hidráulicos de
gran escala asociados con el período Azteca Tardío, después de la mitad del siglo
catorce (Blanton 1972).
Aunque estoy convencido que estos sitios del período Azteca Temprano en el
lecho del lago representan los asentamientos residenciales de los cultivadores de
chinampas, debo admitir que la evidencia de su función precisa todavía es incompleta.
Mientras las excavaciones muestran claramente que estos residentes del lecho del
lago estaban consumiendo un amplio rango de plantas agrícolas, todavía no puedo
demostrar que ellos mismos cultivasen esas plantas. Es concebible (aunque no
probable, pienso) que los habitantes del lecho del lago fueran predominantemente no-
agricultores que recolectaban cosas como peces, tortugas, patos y juncos (todas las
cuales se encuentran en abundancia en Ch-Az-195) y las intercambiaran por plantas
agrícolas producidas por grupos viviendo en elevaciones mayores, por encima del
lecho del lago.

Tabla 1.3. Población del lecho del lago/costa del lago vs. el Piedemonte en
Chalco-Xochimilco, 600 A.C.-1939 D.C.
Fecha Período % Población % Población
debajo 2.265 encima 2.265
m m
1930 A. D. Moderno 47.0 53.0
1500 A. D. Post-Clásico Tardío 58.0 42.0
1300 A. D Post-Clásico Medio 71.0 28.0
1100 A. D. Post-Clásico 40.0 60.0
Temprano
900 A. D. Epi-Clásico 69.1 30.9
500 A. D. Clásico 29.6 70.4
150 A. C. Formativo Terminal 11.5 88.5
300 A.C. Formativo Tardío 16.6 83.4
600 A.C. Formativo Medio 11.0 89.0

Durante el período Azteca Tardío, hubo un nuevo crecimiento de la población y una


expansión más profunda del asentamiento dentro del lecho del lago. Aunque el
crecimiento total de la población fue proporcionalmente menor que durante el período
Azteca Temprano precedente, la población regional alcanzó un nivel no alcanzado o
excedido antes o desde entonces, hasta el fin del siglo diecinueve (ver Tabla 1.2.).
Aunque proporcionalmente había menos gente viviendo en y alrededor del lecho del
lago (ver Tabla 1.3.) en relación al período Azteca Temprano, el incremento absoluto
durante los tiempos del período Azteca Tardío fue muy importante. El lecho del lago
completo, incluyendo todo el lago Xochimilco, estaba ahora densamente poblado con
pequeños sitios (muchos de los cuales consistían en grupos de uno a tres unidades
familiares), junto a islas más grandes y centros en la costa del lago (gran parte de los
cuales habían sido originalmente establecidos durante tiempos del período Azteca
Temprano).
Las excavaciones de prueba en cuatro sitios del período Azteca Tardío en el lecho
del lago indican que las residencias individuales estaban consistentemente
construidas por encima de las chinampas preexistentes (Parsons et al. 1985). Unos
12
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

años atrás, Armillas (1971) demostró convincentemente la orientación bastante


uniforme y el aspecto planificado de las trazas sobrevivientes de los campos de
chinampas y canales. Nuestro trabajo implica que esos campos fueron construido
antes de la ocupación residencial permanente. El hecho que la ocupación del lecho del
lago durante período Azteca Tardío tenga típicamente la forma de grupos muy
pequeños y dispersos, de uno a tres unidades familiares, puede ser tomada como otra
línea de evidencia que confirma que el grupo residencial no era la unidad responsable
del drenaje inicial y la construcción del campo. Esto presenta un marcado contraste
con la naturaleza segmentada de la ocupación del lecho del lago durante el período
Azteca Temprano y la construcción de chinampas. Nuestros datos sustentan la
conclusión de Armillas con respecto a que la construcción de chinampas en gran
escala data del período Azteca Tardío y fue efectuado por la directa intervención y
manejo del estado.

Figura 1.8. Asentamientos del Azteca tardío en la región de Chalco-Xochimilco.

En algún grado, la intensificación de la producción agrícola implicó que la escala y


densidad de las ocupaciones de los períodos Azteca Temprano y Tardío en el lecho
del lago tuviesen un paralelo en la expansión de los asentamientos y la construcción
de terrazas en algunas partes del piedemonte adyacente. Por más de un milenio,
desde fines de tiempos Formativos, estas laderas del piedemonte habían estado
dispersamente ocupadas. Para momentos del período Azteca Temprano, se produjo
una significativa recuperación al respecto, especialmente a lo largo de los cursos
medio y superior del río Amecameca en el sudeste del lago Chalco (ver Figura 1.7.).
Es interesante que las amplias laderas del piedemonte al este del lago Chalco, el
corazón de las ocupaciones del Formativo a lo largo de primer milenio A.C.,
permanecieran dispersamente habitadas en el período Post-Clásico. Para el momento
del contacto europeo había menos gente viviendo allí que la que hubo en los 1500
años anteriores. Este es un interesante estado de la cuestión cuando se consideran
las altas densidades generales de la población durante el período Azteca Tardío.
13
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

CONCLUSIÓN
El drenaje a gran escala del pantano y el cultivo en chinampas en el sur del valle
de México están muy ligados a la alta densidad de la población, el crecimiento de las
comunidades urbanas locales y la organización a nivel de estado. Los sistemas de
prestación del Formativo Tardío y Terminal, a pesar de su considerable tamaño y
complejidad, aparentemente no hicieron ningún uso del potencial agrícola del
pantanoso lecho del lago, aunque los recursos lacustres no agrícolas fueron
obviamente muy significativos (Tolstoy et al. 1977; Serra 1982, 1986; Manzanilla &
Serra 1987). Las ocupaciones del Formativo Medio enfatizaron el acceso para todos
los asentamientos más importantes a los recursos lacustres y a la buena tierra agrícola
del piedemonte. Desde tiempos del Formativo Tardío en adelante, hubo mucha gente
que carecía de acceso directo a ambas zonas, y pudo haber emergido alguna forma
de redistribución más centralizada para proveer de productos del lago a la gente que
residía demasiado lejos de la costa como para adquirirlos directamente.
Con el surgimiento del estado de Teotihuacán, que fue el centro dominante en la
porción noreste del valle de México, vemos un aparente despoblamiento inicial del sur
del valle (entre ca. 100 A.C. y 100 D.C.) y una modesta recuperación, en la que por
más de 500 años los niveles generales de población en la región del lago Chalco-
Xochimilco fueron mantenidos a niveles por debajo de los del Formativo Medio, más
de 1000 años antes. Esta conducta demográfica probablemente representa una
política estatal deliberada, en la que gran parte de los habitantes de la región nuclear
de Teotihuacán estaban concentrados en un área comparativamente pequeña y
altamente productiva. El principal empuje de la intensificación de la agricultura de
Teotihuacán fue casi con certeza la expansión de la irrigación por canales en el valle
medio e inferior de Teotihuacán y los sectores cercanos del valle centro norte de
México. Probablemente tuvieron lugar modestos drenajes del pantano y construcción
de chinampas en el terreno pantanoso en el lado sudoeste de Teotihuacán mismo,
donde todavía existe una forma modificada de cultivo en chinampas. Cualquiera fuese
la técnica agrícola específica, el punto principal es que la intensificación agrícola
estuvo limitada a un área que estaba muy cercana al principal centro de consumo
(Teotihuacán) y a la principal concentración de trabajadores de la tierra.
Como una proporción muy alta de estos trabajadores residía en el sector urbano de
Teotihuacán, la ciudad parece haberse alimentado a sí misma de una manera muy
directa, con un control firme e inmediato sobre la tierra agrícola y los agricultores que
afectaban su base de subsistencia. Las áreas más distantes, como el sur del valle de
México, permanecieron sin desarrollo y escasamente pobladas, a pesar de su
tremendo potencial agrícola. Simplemente estaban muy lejos y tenían muy pocos
trabajadores para ser una parte efectiva del área de sustentación de Teotihuacán (al
menos en términos de bienes alimentarios). Parece que el interés directo de
Teotihuacán en la producción y adquisición de alimentos básicos probablemente no se
extendiese más allá de un rango de 20-30 km. Esto no es sorprendente, ya que otros
dos importantes problemas también dificultaron que Teotihuacán se alimentarse a si
mismo: el transporte primitivo y una escasa población regional. En el valle de México,
el único transporte prehispánico realmente efectivo para movilizar gran cantidad de
bienes alimentarios a larga distancia era el uso de canoas por el lago. Sin embargo,
Teotihuacán no estaba bien ubicada para poder aprovechar este efectivo medio de
transporte.
En una economía pre-industrial que carece de animales domésticos de carga, la
alta inversión agrícola generalmente demanda una alta inversión de trabajo humano
(ver Geertz 1963; Boserup 1965). Como el tamaño y la densidad total de la población
en el valle de México durante tiempos Clásicos fue sólo un poco mayor que los niveles
del Formativo Terminal (Sanders, Parsons & Santley 1979), es improbable que la
productividad agrícola general hubiera excedido significativamente los resultados del
Formativo Terminal, excepto en aquellas pocas áreas donde estaba concentrada un
14
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

número inusualmente alto de gente. Durante tiempos del período Clásico, la extrema
concentración de la población que vemos en unas pocas áreas dentro del valle de
México probablemente representa una política deliberada dentro del marco de la
estrategia de subsistencia de Teotihuacán.
Aparentemente, la declinación de Teotihuacán en el siglo ocho estimuló el notable
cambio desde la agricultura de piedemonte hacia el drenaje del pantano y el cultivo en
chinampas en el sur del valle. Vemos que, probablemente, el paso inicial en esta
dirección fue tomado dentro de un área localizada del este del lago Chalco, entre Xico
y el delta del río Amecameca. Soy incapaz de arribar a alguna conclusión acerca de
porqué existió este compromiso con un sistema agrícola que se apartaba tan
radicalmente del cultivo en el piedemonte, establecido desde hace tanto tiempo en el
sur del valle de México. Quizás pueda encontrarse una respuesta cuando sepamos
más acerca de la dinámica del colapso de Teotihuacán y la dispersión, aparentemente
rápida, de grandes grupos de gente hacia áreas del valle que la política deliberada de
Teotihuacán había mantenido artificialmente poco poblada y con formas extensivas de
uso de la tierra.
Es concebible, por ejemplo, que los miles de personas que se asentaron en Xico y
en el delta del río Amecameca durante fines del siglo ocho y comienzo del siglo nueve,
tuvieran conocimientos para la construcción de drenajes y chinampas, como resultado
de su anterior experiencia en Teotihuacán (en donde hay un área importante de
terreno pantanoso en el borde sudoeste del centro urbano). También es concebible
que Xico y el cercano delta pantanoso tuviesen un atractivo adicional en momentos en
los que existían sistemas políticos fragmentados y de guerra, ya que era un área con
defensas naturales. Además, como Pedro Armillas ha señalado varios años atrás,
todavía necesitamos estudiar el impacto potencial de posibles cambios ambientales
(tales como descensos o aumentos en las precipitaciones) sobre los cambios en el
uso prehispánico de la tierra después del siglo ocho. Cualquiera sea el caso, los
sistemas políticos regionales están inextricablemente ligados a esta primera y
significativa implementación del drenaje de pantanos y agricultura de chinampas en el
este del lago Chalco.
Mientras los niveles generales de población dentro del valle de México
permanecían bajos y la organización política estaba fragmentada, había poco margen
de posibilidad para cualquier expansión posterior del drenaje del pantano y el cultivo
en chinampas. Durante el poco comprendido período Post-Clásico Temprano (período
Totlteca Tardío, 950-1150 D.C.), probablemente hubo un descenso en la intensidad de
la agricultura de chinampa, incluso en el este del lago Chalco, mientras la población
declinaba un poco y la fragmentación política y la dispersión de los asentamientos
continuaba. No vemos evidencia de una expansión de la agricultura de chinampa más
allá de los confines del este del lago Chalco hasta la nueva consolidación política y la
recuperación de la población, que tuvo lugar en el sur del valle durante el siglo doce.
¿Porqué después del siglo doce la agricultura se centró tan fuertemente en las
tierras pantanosas del lago Xalco-Xochimilco?, ¿porqué hubo una falta de énfasis en
el amplio piedemonte al este del lago Chalco, que jugó un rol tan importante en la
agricultura del Formativo?. Una vez más, pienso que las respuestas a estas preguntas
acerca del uso de la tierra están fuertemente relacionadas con las deliberadas
decisiones políticas tomadas por los administradores del estado, que estaban
fuertemente motivados por la necesidad de crear y mantener una base de subsistencia
segura para las poblaciones urbanas que constituían la base principal para su poder y
autoridad. Las comunidades urbanas del Post-Clásico Tardío, incluso más que en el
caso de Teotihuacán durante el período Clásico, pudieron haber sido altamente
vulnerables a las incertidumbres de la provisión de alimentos, ya que una proporción
muy alta de sus habitantes no producían alimentos (Calnek 1972; Parsons 1976;
Sanders, Parsons & Santley 1979; Sanders & Santley 1983).
También hemos visto que hay muchas diferencias en la escala y organización de la
agricultura de chinampa entre los períodos Azteca Temprano y Tardío. Estas
15
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

diferencias también requieren explicación, y pienso que los factores claves son la
mayor densidad de población, la existencia de centros urbanos más grandes y una
mayor centralización política característica del período Azteca Tardío. La gran
expansión del drenaje del pantano y la construcción de chinampas durante tiempos del
período Azteca Tardío debe reflejar las diferencias cualitativas entre Tenochtitlán y los
centros urbanos mucho más modestos del período Azteca Temprano: Tenochtitlán
tenía mayor necesidad de seguridad en la subsistencia, que sólo podían brindar un
sistema de chinampas cercano y completamente desarrollado y la habilidad para
movilizar suficiente trabajo humano para efectuar el tremendo esfuerzo físico y
administrativo requerido para transformar a las inútiles tierras pantanosas en parcelas
de huertas altamente productivas.
Aunque tanto Tenochtitlán como Teotihuacán enfrentaron el problema de asegurar
la subsistencia para grandes poblaciones urbanas (de tamaño similar), este problema
fue resuelto de maneras diferentes por los dos sistemas. Para Teotihuacán, operando
en los estadios iniciales del desarrollo del estado durante los inicios y mitad del primer
milenio de nuestra era, la solución fue nuclear a los productores de alimentos y a los
consumidores. Esta estrategia pudo haber facilitado el control estatal directo sobre la
producción, mientras que al mismo tiempo se simplificaba la redistribución. Por otro
lado, desde la perspectiva del valle de México como un todo, esto provocó una gran
disminución de la eficiencia productiva general y pudo haber limitado el crecimiento
general de la población.
Para Tenochtitlán, operando dentro de un sistema regional substancialmente más
complejo, unos mil años después, la solución fue dispersar a los productores y no-
productores de alimentos mucho más ampliamente en el paisaje. Esto incrementó la
eficiencia y productividad general, pero indudablemente requirió una complejidad
organizacional mucho mayor para controlar la producción y distribución de alimentos
complementarios, bienes artesanales y servicios (ver Brumfield 1980; 1983). Aunque
los detalles todavía son oscuros, parece que Tenochtitlán se comprometió
deliberadamente con el drenaje del pantano y la construcción de chinampas en gran
escala, para asegurar su base de subsistencia a través de este sistema agrícola
altamente productivo y fácilmente accesible. El hecho que el espacio físico para la
agricultura de chinampas estaba todavía “subdesarrollado” en el siglo catorce pudo
haber facilitado al estado el acceso y control del lecho pantanoso del lago Xalco-
Xochimilco.
El compromiso de Tenochtitlán con la agricultura de chinampas pudo haber sido
muy costoso en términos de asegurar, organizar y mantener el control a largo plazo
sobre grandes números de trabajadores humanos. Los asentamientos dispersos del
piedemonte del período Post-Clásico Tardío (que observamos arqueológicamente en
la región de Chalco) y los esfuerzos deliberados de los gobernantes aztecas para
reclutar y sostener a la población dentro del distrito de chinampas (que conocemos por
la etnohistoria) (Parsons et al. 1982b) sugieren la importancia crítica del trabajo
humano para el cultivo en chinampas en el marco de la estrategia geopolítica general
de Tenochtitlán. Igualmente, la importante diferenciación durante tiempos aztecas
entre los macehuatl poseedores de tierra y los mayeque sin tierra, también parece
significativa en este aspecto: aparentemente los mayeques fueron un componente
cada vez más importante en la estrategia de Tenochtitlán para asegurar una fuerza de
trabajo agrícola confiable, dependiente y dócil. Pienso que es probable que gran parte
de la nueva tierra de chinampas creada por el estado Azteca a través del drenaje en
gran escala del pantano y la construcción de campos en unas 10.000 ha en el lago
Chalco-Xochimilco fue construida, ocupada y cultivada por estos trabajadores, que se
manifiestan arqueológicamente en los grupos de pequeñas y dispersas unidades
familiares que encontramos por encima de las chinampas.
Es instructivo notar que las laderas del piedemonte de las porciones centro y norte
del valle de México -áreas que carecen de una agricultura de chinampa significativa-
estaban mucho menos densamente pobladas que el piedemonte en el sur a lo largo
16
Parsons 1991. Traducción Isabel Cruz.

del Post-Clásico Tardío (Sanders, Parsons & Santley 1979). En estas regiones del
centro y norte encontramos un patrón de asentamiento muy similar al que se observa
en el lecho del lago Chalco-Xochimilco: grupos dispersos de una a tres unidades
familiares. Tal vez algún día sea posible demostrar que en esos sectores del valle de
México, en los que la agricultura de chinampa no era posible, las estrategias de
subsistencia urbana se centraron en la intensificación de la agricultura del piedemonte
a través de la construcción de terrazas, la irrigación por canales y el establecimiento
de los confiables arrendatarios mayeque. El surgimiento de Tenochtitlán como centro
dominante regional estuvo casi con seguridad ligado a su posición única y estratégica,
comunicado a través del transporte por agua con todo el valle de México y con el
distrito de chinampas en el lago Chalco-Xochimilco.
Finalmente, ¿cuáles son las implicaciones más específicas de los principales
puntos de Tilley para nuestra discusión acerca de las relaciones de los sectores
urbanos y rurales en las sociedades pre-industriales? Parece que los sistemas
urbanos pre-industriales, muy constreñidos por los altos costos de transporte y
comunicación, pueden sin embargo ser bastarte diversos en su adaptación a los
problemas del aprovisionamiento de alimentos. He resumido lo que parecen ser dos
diferentes adaptaciones prehispánicas en el valle de México: el sistema de
Teotihuacán, ca. 500 D.C., que concentró a la gran mayoría de los productores y
consumidores de alimentos dentro de un área local de excepcional productividad
agrícola; y el sistema de Tenochtitlán, ca. 1500 D.C., en el cual los productores de
alimentos y los consumidores estaban mucho más dispersos en el paisaje regional,
pero en el que la dependencia de la subsistencia continuaba fuertemente centrada
(aunque no exclusivamente) en la cercana, altamente segura, fuertemente controlada
y muy productiva fuente de alimentos (el distrito de chinampas del lago Chalco-
Xochimilco).
Esta perspectiva diacrónica nos permite ver los cambios a largo plazo en la
estructura básica de los sistemas urbanos que se sucedieron en el valle de México. El
sistema urbano de Teotihuacán, con su habilidad más limitada para lidiar
efectivamente con grandes poblaciones a lo largo de un área grande, parece
decididamente “más primitivo” que el sistema de Tenochtitlán, más grande y más
diverso. Aquí, la variable clave parece ser política: sólo cuando el centro es capaz de
controlar efectivamente la conducta de la gente a gran distancia, el sistema puede
expandirse físicamente como para incorporar mayor diversidad a lo largo de grandes
extensiones de terreno. Parece, sin embargo, que incluso Tenochtitlán continuó
teniendo una gran dependencia de la proximidad física a una zona agrícola nuclear
fácilmente controlable y altamente productiva -esto seguramente refleja la
incertidumbre del aprovisionamiento de alimentos que enfrentaron incluso los centros
urbanos más poderosos en la Mesoamérica prehispánica-. Una vez que tengamos una
mejor comprensión acerca de algunos centros Andinos, como el Cuzco de los Inkas,
podremos ser capaces de reconocer incluso otro estadio de desarrollo en la
urbanización indígena en América: en este caso, un sistema urbano que pudo ejercer
más efectivamente su poder sobre grandes extensiones espaciales y, por lo tanto, que
puede reducir la dependencia del nucleamiento de población y de recursos agrícolas
altamente concentrados para controlar y alimentar a los productores de bienes no-
alimentarios.

Vous aimerez peut-être aussi