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Evidence-Based Policymaking: a critique

En el texto, Greenhalgh se propone abordar el concepto de policymaking basado en


evidencia. Respecto a esto señala sus características y sus limitaciones, y rescata
alternativas de otros enfoques para suplir las falencias de este enfoque; para dichos fines se
refiere a tres grandes ramas de la investigación- y su guerra de paradigma permanente:
positivista, interpretivista y crítica. La tesis del autor es que el marco cerrado de las
evidence-based policymaking es incapaz de explorar la competencia de opciones de las
negociaciones que llevan a cabo los individuos y grupos de interés que son complejas,
dependientes del contexto e inclinadas por las valoraciones. Finalmente, propone
herramientas sociolingüísticas, como la argumentación, ofrecen oportunidad para generar
teorías más ricas en base a la dialéctica. Las herramientas sociolingüística poseen un
potencial práctico en el sentido de que se fomenta la consciencia de los participantes acerca
de sus propias valoraciones y las de los demás al entrar en conflicto, es decir, las distintas
perspectivas de un fenómeno entran en diálogo y su síntesis puede mejorar el camino del
policymaking.

Daracterísticas del evidence-based policymaking son que se dirige a resolver un problema,


usa una racionalidad instrumental y técnica para ello. La solución al problema es obvia y/o
lógica, en cuanto se reune la evidencia y la investigación, mediante una relación linear y
directa, resulta en una solución que es la mejor y puede ser implementada. En otras
palabras, la recolección de buena evidencia, que se somete a un análisis técnico y racional,
entrega necesariamente una solución que funcione.

La investigación se encuentra dividida en distintos campos en una especia de "guerra de


paradigma" de larga duración entre los positivistas y las alternativas críticas e
interpretivistas. Las diferencias que poseen son esencialmente metodológicas, ontológicas y
epistemológicas.

El enfoque positivista es dominante en el estudio científico. Esta visión se caracteriza por


entregar harta valoración a las mediciones "objetivas" mediante la experimentación y
observación para la inferencia. Los mejores métodos para realizar estas mediciones o
adquirir conocimientos son las válidas; generalmente se basa en el experimento controlado,
el muestreo aleatorio y cuestionarios estandarizados y validados.

Los interpretivistas no comparten la idea de la realidad objetiva, ya que para ellos la


realidad es producida y reproducida desde las acciones e interacciones de los actores, de lo
que se desprende que son importantes las distintas perspectivas que los actores claves
poseen (que son subjetivas). Las explicaciones interpretivistas son explicativas o causales y
su calidad se reporta en qué tan plausible es dicha explicación.

La perspectiva crítica, por otra parte, entienden la realidad desde la subjetividad, pero solo
entendido desde un análisis histórico considerando las condiciones materiales y sociales de
dominación y opresión. El objetivo principal se aleja de explicar el statu quo, sino que se
encarga de revelar contradicciones y conflictos inherentes a este. Adicionalmente, le
interesa entregar herramientas a los actores sociales para transformar la situación
imperante.

Limitations of Evidence-Based Policymaking


El evidence-based policymaking adopta el sistema de supuestos del positivismo. Sobre esto
Feyeraben se refiere como el racionalismo ingenuo. Características de ello es que lo que
sucede en el mundo puede ser calculado con las métricas escogidas y la mejor evidencia
desplaza la discusión ética y moral en los agentes. Existe una intervención X que produce
un resultado Y; por tanto se asume que la evidencia está libre de valoraciones y es neutral
en contexto. Esto implica de la experiencia profesional es más importante que la personal o
de las opiniones. Otra de las suposiciones es metodológica y se refiere a que para abordar
un problema de política pública se requiere una serie de etapas técnicas que si se
desarrollan correctamente, se generará una buena política pública. Se asume que los
problemas sociopolíticos pueden ser resueltos por la ciencia

Los problemas políticos son transformados e técnicos, por tanto supone que importa lo que
funciona y no lo que es apropiado a circunstancias particulares. Esta supremacía de lo
técnico tiene un riesgo asociado, ya que los programas políticos no son ciencia. Las
preguntas como "qué deberíamos hacer" no pueden ser respondidas por la evidencia en sí
misma. Es más, la evidencia devalúa el debate democrático acerca de asuntos éticos y
morales que se enfrentan en la elección de una política.

Interpretativist and critical perspectives:


En contraste con las ópticas objetivistas anteriores, existen corrientes interpretativistas y
críticas que nos alientan a ver el policymaking como “iteración”, “como el desarrollo de
conocimiento colectivo”, “como devenir”, etc. Estas fluentes dan un papel más difuso e
indirecto de la evidencia en el PM, y sostienen que este proceso se enmarca en un contexto
de patrones dinámicos de interacción, adaptación, y “sense-making” entre los actores que
tienen interés en una determinada política pública.

Las corrientes interpretativistas y críticas apuntan a que existe un proceso discursivo en el


PM, es decir, donde hay argumentación y debate en torno al tema que se busca tratar.
Quienes producen políticas públicas no solo “responden” a los problemas existentes en una
comunidad, son también un actor activo en como se encuadran estos procesos. Según
Stone, la escenicia del PM en las comunidades políticas es la lucha entre ideas (…) Las
ideas son el centro del conflicto político. En este sentido contextual y de debate, la
evidencia ya no tiene una forma abstracta, separada de su contexto social. No existe tal cosa
como “el cuerpo de la evidencia”, lo que hay es, sencillamente, pedazos de evidencia en
disputa que pueden llegar a apoyar cualquier posición. En síntesis, estos enfoques
consideran que el rol que desempeñan individuos clave en los conflictos determina de
manera crucial qué se cuenta como evidencia y de qué manera al momento de ser utilizada
en el PM.

“Fair” Policymaking: A Process of Argumentation


Hasta aquí, Podemos decir que los enfoques críticos e interpretativistas muestran que el
PM, además de la identificación, evaluación, e investigación de evidencia, también un
complejo proceso de deliberación, negociación y juicio colectivo. Singer identifica factores
como la representación de múltiples perspectivas, oportunidades para todos de expresar su
visión, transparencia, y una apelación explícita son elementos clave en el proceso de toma
de decisiones justas. Una dimensión de especial relevancia es la deliberación colectiva en la
selección y presentación de evidencia de manera tal que la audiencia la encuentre creíble y
atractiva.

Dado lo anterior, es que el PM toma un tinte fuertemente argumentativo. Para ello se


requiere un marco teórico que ponga un especial énfasis en el lenguaje, la argumentación y
en el discurso. Aquí aparece la retórica Aristotélica, que se compone de 3 dimensiones el
logos (el argumento, la evidencia, la razón), el ethos (la credibilidad del hablante) y el
pathos (la apelación a las emociones). Las perspectivas basadas en la positividad de la
evidencia tienden a desestimar las dos últimas dimensiones. Sin embargo, la pura
evidencia u objetividad no logran instalar o definir sus intereses en el debate común. La
pregunta ¿qué deberíamos hacer? Tiene una recepción más efectiva, mediante el proceso
de argumentación retórica. La teoría retórica nos recuerda la agencia que tenemos los
humanos en el uso de evidencia al hacer políticas públicas, y a considerar a a la
racionalidad como una construcción, situada y contingente. Esta acepción más comprensiva
comprende el peso que puede llegar a tener la audiencia a la que va dirigida.

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