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Tenorio Ramírez Jahaziel Grupo: 3

LOS DIEZ PRINCIPIOS DE LA ECONOMÍA

Primero se habla del término de economía que del griego significa “el que
administra un hogar”, tiene sentido pues e un hogar se toma diversas decisiones
para distribuir correctamente el recurso económico; un terminó importante para
entender la economía es la escasez, quiere decir que la sociedad tiene recursos
limitados , como en un familia no se pueden producir bienes y servicios para
todos, la economía en general estudia el modo en que la sociedad gestiona sus
recursos escasos.

El primer principio nos habla sobre como el tomar decisiones es seleccionar uno
entre dos objetivos, frecuentemente para conseguir lo que se quiere hay que
renunciar a aquello otro que también se quiere, un buen ejemplo es un estudiante,
es decir el estudiante gasta su tiempo estudiando, mientras que también podría
trabajar para tener solvencia económica, sin embargo, dedica tiempo al estudio
sacrificando el trabajo para ganar dinero, pues finalmente al terminar de estudiar
podrá tener dicha solvencia, en pocas palabras es sacrificar nuestro tiempo para
ocuparlo en prioridades más importantes.

Para entender más a la economía se sabe que la sociedad enfrenta disyuntivas


entre la eficiencia y la equidad pues la eficiencia significa que a sociedad está
sacando el mayor provecho de sus recursos escasos, mientras la equidad significa
que se está distribuyendo equitativamente los beneficios de esos recursos entre
sus miembros. En otras palabras, la eficiencia se refiere al tamaño de la tarta
económica y la equidad a cómo se reparte ésta.

Cuando el Estado distribuye la renta de los ricos a favor de los pobres, reduce la
retribución que se obtiene cuando se trabaja arduamente, por lo que los individuos
trabajan menos y producen menos bienes y servicios; cuando el estado trata de
repartir la tarta en partes más iguales, ésta disminuye.
El segundo principio habla sobre el precio de una cosa es aquello a lo que se
renuncia para conseguirla. Las decisiones tomadas deben comparar costos y
beneficios de los cursos de acción; es decir el coste de oportunidad (aquello a lo
que se debe renunciarse para obtener una cosa).

En cuanto al tercer principio podemos decir que muchas decisiones que se toman
en la vida obligan a realizar pequeños ajustes adicionales en un plan
de acción que ya existía. Los economistas los llaman cambios marginales. En
muchas situaciones, los individuos toman las mejores decisiones posibles
pensando en términos marginales.

Los individuos responden a los incentivos, como los individuos toman las
decisiones comparando los costes y los beneficios, su conducta puede cambiar
cuando cambian los costes o los beneficios.

El papel fundamental que desempeñan los incentivos en la determinación de la


conducta es importante para las medidas que han de tomar los poderes públicos.
Éstas suelen alterar los costes o los beneficios de las acciones privadas. Cuando
los poderes públicos no tienen en cuenta la forma en que podría cambiar la
conducta como consecuencia, sus medidas pueden producir unos efectos que no
pretendían. Si la medida altera los incentivos, llevará a los individuos a cambiar de
conducta.

El quinto principio habla sobre competencia entre países desde el punto


económico, no es una competencia en que uno de los países pierde y el otro
gana, sino que es una competencia en la que los países ganan, ya que esa
competencia promueve el comercio entre ellos y con el bienestar de sus
ciudadanos. El comercio permite a cada persona especializarse en las actividades
que mejor realizamos ya sea cultivar el campo etc., por eso en el campo de la
economía no se tiene más bienestar aislándome, sino relacionándose con los
demás.
El sexto principio habla de la planificación central se basaba en la teoría de que el
gobierno era el único que podía organizar la actividad económica de una forma
que promoviera el bienestar económico del país en su conjunto.

El economista Adam Smith hizo la observación más famosa de toda la economía:


los hogares y las empresas interactúan en los mercados como si fueran guiados
por una “mano invisible” que los condujera a obtener unos resultados de mercado
deseables.

Los precios son el instrumento con el que la mano invisible dirige la actividad
económica. Los precios reflejan tanto el valor que tiene un bien para la sociedad
como el coste social de producirlo.

El séptimo principio nos dice que a veces los resultados del mercado puede
mejorarlos Estado. Dos motivos por los cuales el Estado interviene en la economía
y son la eficiencia y la equidad, como la recolección del impuesto sobre la renta y
el sistema de asistencia social, para procurar una distribución más equitativa del
bienestar económico.

También se habla del poder de mercado el cual hace referencia a la capacidad de


una persona o grupo de personas para influir en los precios de mercado.

Casi todas las diferencias entre los niveles de vida son atribuibles a las diferencias
existentes entre los niveles de productividad de los países, que es la cantidad de
bienes y servicios producidos con cada hora de trabajo. Se considera que los
déficits presupuestarios reducen el crecimiento de los niveles de vida, de esto es
lo que nos habla el octavo principio
En cuanto a los principios nueve y diez los cuales habla de la inflación, nos
hacemos la pregunta. ¿A qué se debe la inflación? En la mayoría de los casos en los
que es alta o persistente, el culpable siempre resulta ser el mismo: el crecimiento de la
cantidad de dinero. Cuando un gobierno crea grandes cantidades de dinero su valor
disminuye.

La inflación y el desempleo será la disyuntiva a corto plazo a la que se enfrentará la


sociedad. La minimización de la cantidad de dinero circulante elevará el desempleo
hasta que los precios se ajusten en respuesta al cambio. Algunos tipos de medidas
producen efectos a corto plazo diferentes de sus efectos a largo plazo. Cuando el
gobierno reduce, por ejemplo, la cantidad de dinero, reduce la cantidad que gastan los
individuos. Una reducción del gasto, junto con unos precios demasiado altos, reduce la
cantidad de bienes y servicios que venden las empresas. Una disminución de las ventas
lleva, a su vez, a las empresas a despedir trabajadores. Por lo tanto, la reducción de la
cantidad de dinero eleva el desempleo temporalmente hasta que los precios se ajustan
totalmente en respuesta al cambio.

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