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Se sabe que los adipocitos disfuncionales liberan cantidades crecientes de ácidos grasos
que se acumulan en tejidos no adiposos, como el hígado, el corazón o los músculos. Sin
embargo, los intermedios del metabolismo de los ácidos grasos intracelulares, como las
ceramidas o los diacilgliceroles (DAG) pueden finalmente inducir la lipotoxicidad. Esto
implica la detención del crecimiento y la apoptosis en diversas células cancerosas.
Además, recientemente se ha demostrado que un efecto proliferativo de oleato (lípido
exógeno regulador del metabolismo de lípidos) en células de cáncer de mama depende
de la translocasa de ácido graso / CD36, lo cual disminuye significativamente la
absorción de ácidos grasos exógenos. Sin embargo, respecto al impacto que tiene el
oleato frente a las células metastásicas, promueve la invasión celular en células
altamente metastásicas y la reduce en las metastásicamente bajas, lo cual indica su
función selectiva respecto a la promoción del tumor. En contraste, el palmitato exhibió
efectos inhibitorios en estudios in vitro al mediar la inhibición de la proliferación celular
e inducir la apoptosis de estas células tumorales.
Lo mencionado anteriormente indica que los efectos de los ácidos grasos en la
progresión del cáncer de mama dependen del subtipo de ácidos grasos, la combinación
de los mismos y el subtipo específico de cáncer de mama.
Múltiples estudios señalan que los ácidos grasos saturados y monoinsaturados elevan el
riesgo de cáncer, mientras que los PUFA específicos (APGI omega-3) exhiben efectos
anticancerígenos. Cabe señalar que los PUFA omega-3 y omega-6 son ácidos grasos
esenciales, que deben ingerirse como parte de una dieta. Se ha encontrado que una
mayor relación dietética de AGPI omega-3:omega-6 se correlaciona con un riesgo
reducido de cáncer de mama en mujeres obesas, por no se encontró tal asociación en
mujeres con sobrepeso o con peso normal.
Los PUFA omega-3, como el ácido eicosapentanoico y el ácido docosahexanoico,
promueven la producción de eicosanoides antiinflamatorios y derivados de resolución
de la inflamación, como resolvinas y protectinas. Por otro lado, los eicosanoides
resultantes de los PUFA omega-6 están permanentemente involucrados en el incio y
mantenimiento de la inflamación. Por ello se cree que los PUFA omega-3 presentan la
particularidad de disminuir la inflamación pro-tumorigénica.
En conclusión, se requiere de una mayor cantidad de estudios de mayor precisión para
llevar a cabo asociaciones más exactas que nos permitan conocer con exactitud las
relaciones entre los compuestos y fenómenos que promueven el progreso del cáncer de
mama, como de aquellos que puedan resultar clave en un tratamiento terapéutico
alternativo para dicho mal en el futuro.