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En 2013 sufrió un infarto cerebral y dejo de aparecer en público, en la campaña presidencial
de 2014 no participó ni en un solo mitin, y su proclamación como candidato en 2019 por el FLN se hizo
en un mitin en el que Buteflika estaba representado por un retrato suyo. Que en esas condiciones
físicas las élites dominantes no hayan encontrado otro candidato de consenso parece demostrar el
bloqueo del sistema político y el nivel de enfrentamiento en el seno de las élites, expresado también en
la denuncia por parte de Gaid Salah de una conspiración contra el ejército el mismo día de la renuncia
de Buteflika,
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planteaba la necesidad de un cambio de régimen. La apuesta era muy alta, los riesgos
empezaban a ser elevados, y el desenlace entraba en una fase más incierta.
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político, entre las primeras se pueden señalar el aumento a los productos básicos y los
salarios mediante un aumento del 25% del gasto público, y entre las segundas, la
supresión de la ley de emergencia vigente desde 1992 como consecuencia de la guerra
civil que asoló al país en la década de 1990, y la promesa de una reforma
constitucional. Igualmente hay que tener en cuenta que el recuerdo de la reciente guerra
civil con la enorme violencia que devastó al país pesó en los ánimos de los sectores
movilizados. De manera que Argelia terminó siendo uno de los pocos países dónde la
primavera árabe fue más breve y con menos impacto.
Las más graves de todas, y con consecuencias trágicas, fueron las que tuvieron
lugar en 1988. En octubre de ese año, y de manera espontánea, la juventud urbana
pobre y marginada se adueño de la calle. Se trataba de jóvenes procedentes de la
explosión demográfica que habían accedido a la educación pero se sentían frustrados
por la falta de oportunidades agravada por el empeoramiento del nivel de vida de la
población como consecuencia del hundimiento de los precios internacionales de los
hidrocarburos. La revuelta fue acompaña de actos de violencia originada en la
explosión de la cólera popular, y provocó una violenta reacción de las fuerzas de
represión que provocó centenares de muertos. Había emergido con fuerza un actor
social importante, la juventud urbana marginada, pero sin organizaciones capaces de
canalizar su frustración hacia una acción política transformadora. Con una izquierda
desacreditada por la vinculación que se había hecho entre el régimen contra el que se
rebelaban y el socialismo, las energías y el descontento de esa juventud fueron
canalizadas por las fuerzas islamistas, que disponían de penetración social y una
intelligentsia que predicaba sus ideas en los barrios populares. Esa oportunidad
utilizada por el islamismo militante llevaría meses después a la creación del FIS (Frente
Islámico de Salvación) cuya se fuerza se expresaría en las victorias electorales de 1990-
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91 que serían anuladas por el régimen y precipitarían al país a un cruenta guerra civil
que se saldaría con unos 200.000 muertos.
Así pues, en dos momentos claves en que el régimen argelino fue desafiado por
fuerzas sociales espontáneas, éste fue capaz de salir victorioso, en la primera mediante
la represión inicialmente de los jóvenes urbanos y una guerra civil a continuación, en la
segunda mediante el despliegue de subvenciones sociales y económicas y promesas de
cambios políticos. El actual sería el tercer desafío importante también nacido de fuerzas
sociales espontáneas, y si en los dos anteriores no hubo inicialmente un objetivo
definido - en 1988 se trató de una explosión de cólera y en 2011 de la propagación de
un movimiento nacido en Túnez - en este tercero si había un objetivo inicial alcanzado,
la dimisión de Bouteflika, que ahora ha saltado a otro más ambicioso como es el fin del
régimen vigente desde la independencia.
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Gilles Kepel, La Yihad, expansión y declive del islamismo
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Ferrán Izquierdo Brichs (coord), Poder y regímenes en el mundo árabe contemporáneo
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comerciales, en parte ya existentes anteriormente a la independencia; las élites creadas
por el proceso industrializador; y las élites locales, especialmente rurales. Entre estas
élites existen intensos lazos, especialmente entre las estatales y las burguesas, que han
dado lugar, como apunta este autor, a un "capitalismo de amiguetes" similar al
marroquí o egipcio, reforzado con el giro a la privatización del poderoso sector público
argelino.
Así pues, en estas condiciones, este autor apuntaba a tres graves desafíos a la
estabilidad de Argelia. El primero es el económico, con un persistente modelo basado
en la dependencia del sector de los hidrocarburos y de las importaciones. El segundo
es de carácter social debido al bloqueo en la renovación de las élites dominantes, la
creciente desafección hacia el régimen por una mayoría creciente de la población, y una
creciente reislamización de la sociedad. El tercero es de carácter político, con un
descredito creciente de la clase política y del propio Buteflika, unos partidos de
oposición incapaces de levantar una alternativa creíble, y un sistema de poder estatal
basculando en torno a tres centros, el ejército, los servicios de espionaje y la
presidencia.
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La encrucijada de la actual ola de movilizaciones.
Así pues, la demanda de apartar a Buteflika del poder, como al final han
conseguido las masivas movilizaciones que han tenido lugar, es en realidad una
demanda por remplazar a las viejas élites que han gobernado al país desde 1962, de
cambiar de régimen mediante una difusa demanda de mayor democracia expresada en
la consigna de que la soberanía reside en el pueblo5, y por ello mismo, aparece como un
movimiento lógico que, una vez apartado Buteflika del poder, los manifestantes vayan
más allá y reclamen el apartamiento de toda la vieja élite6 - incluido el jefe del ejército,
Ahmed Said Salah7, responsable de conseguir la retirada del anciano presidente - y el
cambio de naturaleza del sistema político vigente.
Desde su recuperación por las élites dominantes en las elecciones de 1999, tras la
finalización de la guerra civil, Buteflika ha ganado consecutivamente cuatro elecciones
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Para el apartamiento de Buteflika el ejército se había venido apoyando en el artículo 102 de la
Constitución, que permite inhabilitar al presidente por motivos de salud, en tanto que los
manifestantes apelaban al artículo 7 que reconoce que el pueblo es la fuente de todo poder.
Finalmente Buteflika optó por dimitir el 2 de abril, tras seis semanas de movilizaciones
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En las manifestaciones se expresa el rechazo a Buteflika y a su hermano Said, un verdadero
poder en la sombra como consejero presidencial
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Ascendido a la cabeza del ejército por Buteflika a partir de 2013 por defender su cuarto
mandato frente a otros generales que habrán mostrado su desacuerdo. Desde su llegada a la
presidencia en 1999 de la mano del ejército, Buteflika ha maniobrado para sustraerse de la
dependencia de los generales y perpetuarse en el poder.
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presidenciales8 y era el candidato para una quinta reelección en 2019 al ser presentado
como el candidato oficial por el FLN, lo que provocó la ola de protestas actuales. En
2012 anunció un programa de reformas para ganar las elecciones legislativas de ese
año, pero al año siguiente, con la excusa de un ataque terrorista una de las mayores
centrales gasísticas del país, el programa de reformas políticas fue cancelado. En 2014,
cuando ganó su cuarto mandato presidencial, la abstención fue cercana al 50% y hubo
llamamientos minoritarios a la abstención. Ahora, el llamamiento para evitar ese quinto
mandato volvió a tomar el formato ya repetido en los países árabes, utilizando las redes
sociales y convocando a manifestarse los viernes después de la oración en las
mezquitas.
Las movilizaciones parecen tener más en común con las de la primavera árabe de
2011 - basadas en motivos de naturaleza política como una mayor democracia o el fin
de la corrupción - que con el estallido de cólera de 1988, basado en problemas
económicos y de marginalidad social de la juventud urbana. Ya sabemos que en el
primer caso la desmovilización fue rápida, basada en la ampliación de los subsidios
sociales y las promesas de reformas políticas, mientras que en el segundo caso la cólera
de la juventud fue canalizada por el islamismo radical que aumento el nivel de
enfrentamiento con el Estado hasta desembocar en la guerra civil. La dinámica de este
segundo caso fue bloqueada en 2011 en Argelia, que ya tenía su experiencia anterior,
pero se reprodujo especialmente en Siria y Libia, y fue cortada por un golpe militar en
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La Constitución argelina solo permitía dos mandatos, de manera que en 2008 fue reformada
para que Buteflika pudiese ser reelegido indefinidamente.
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Egipto que no recibió una respuesta armada y terrorista por parte del islamismo radical
como ocurrió en Argelia.