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HISTORIA DE SANTA ROSA DE LIMA

Desde muy niña, Rosa se inclinó por la oración y meditación, un día rezando ante la
imagen de la Virgen María le pareció que el niño Jesús le decía: “Rosa conságrame a
mí todo tu amor” y desde ese instante se propuso vivir para amar a Jesucristo. Renunció
a mostrar su belleza para no tentar a los hombres, se cortó el cabello y se cubrió el
rostro.
Santa Rosa de Lima en su interior vivió un dilema: tenía vocación de religiosa
contemplativa, pero por otro lado percibía el llamado a realizar esta vocación en el
interior de su familia, trabajando por el reino de Dios desde fuera del convento.
A los 20 años ingresó al movimiento seglar de los Dominicos donde se propuso imitar la
vida de Santa Catalina de Siena. En su casa construyó una cabaña donde meditaba el
Evangelio, oraba y entraba en comunicación con Dios, con los hombres y la naturaleza.
En sus escritos, Rosa explicaba que la mortificación es necesaria para ser saciados,
orientados y renovados por el Espíritu de Dios. También fue una mujer de mayores
penitencias y mortificaciones.
Debido a que su padre no tuvo éxito en la mina donde trabajaba, la familia quedó en
gran pobreza, por lo que Santa Rosa se dedicó a cultivar un huerto en el solar de su
casa y en la noche realizar costuras para ayudar en los gastos del hogar. Atendía a los
enfermos, ayudaba a los pobres y enseñaba catequesis a los niños. Participaba en la
Eucaristía en el convento de Santo Domingo. Realizaba continuos ayunos y su
abstinencia de carnes era perpetua. No tomaba bebidas refrescantes y cuando la sed la
atormentaba le bastaba mirar el crucifijo y recordar la sed de Jesús en la Cruz.
En sus últimos años, se dedicó a la oración mística, con la mente en el cielo, con sus
sacrificios y penitencias conseguía numerosas conversiones de los pecadores y
aumento de fervor en los sacerdotes y religiosos.
Santa Rosa pasó los últimos tres años de su vida en la casa de Gonzalo de la Maza
(Empleado rico del gobierno) y su esposa María de Uzategui quien tenía gran aprecio
por ella. Durante la penosa y larga enfermedad que precedió a su muerte, la oración de
la joven era: “Señor, auméntame los sufrimientos, pero auméntame en la misma medida
tu amor.
Desde 1614 cuando llegaba la fiesta de San Bartolomé, el 24 de agosto, sintió una gran
alegría explicando que en una fiesta del santo partiría para siempre al encuentro con
Jesús. Y tal como lo decía sucedió el 24 de agosto de 1617, después de una terrible y
dolorosa agonía murió de tuberculosis a sus 31 años de edad en la ciudad de Lima,
Perú. Sus restos mortales se guardan en el subterráneo del convento de Santo
Domingo.
Rosa fue beatificada el 15 de abril de 1668 por el Papa Clemente IX y canonizada por
Clemente X el 12 de abril de 1671. Desde ese año fue declarada patrona principal de
América, Filipinas y las Indias Orientales; además fue llamada Santa Rosa de Lima.

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