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No pasan más de 3 líneas del texto cuando se menciona la frase “Ahora es el populismo”.
Eso me recuerda las veces que a nuestro presidente se le ha dicho que ejerce esta clase de
política, recibiendo críticas por un lado, pero elogios por otro. “Tormenta y pesimismo” es
otra frase que va armando, a penas, el primer párrafo y, en esta ocasión, incluye nombres
como Putin y Trump.
Con ello, tampoco se puede olvidar la figura política mexicana que, por un lado, ha recibido
buenos comentarios por las acciones que ha emprendido en cuanto a combate a la
corrupción, pero que también, hay que aceptar, ha levantado muchas dudas sobre la forma
que trata de usar para presidir la República, en errores que se la han atribuido como la
eliminación de recursos para rubros como ciencia y tecnología, la cancelación de proyectos
como NAIM, la puesta en marcha de otros como el Tren Maya o la Refinería de Dos Bocas,
y que, esto ha sido juzgado por algunos pensadores, escritores, periodistas y analistas de
diversas disciplinas, precisamente como algo negativo para los próximos años.
Otra de las propuestas más polémicas del texto es que ”los votantes y consumidores están
convencidos de que son libres y con capacidad de tomar sus propias decisiones”. Esto, no
solo me hace pensar en la coincidencia que las elecciones y la mercadotecnia han alcanzado
con su público objetivo, cosa que debería prender alarmas entre la población, porque, así
como cada vez son más finas, precisas y meticulosas las técnicas de la mercadotecnia, así lo
serán para usar con los votantes, quien, como sentencia el autor, pensarán que están
ejerciendo el sufragio bajo los principios que, no solo el gobierno nos dice, sino los
organismos que organizan las elecciones, diciendo que “el voto es libre y secreto”, cuando,
entonces, no será libre, sino será el resultado de una serie de impresiones que han tratado de
convencernos, quizá hasta nivel subconsciente para que realicemos esa acción en favor de
una u otra persona.
A pesar de que el texto perfila su final con la frase “evolucionamos hacia un futuro no
controlable”, la escritura se torna bastante optimista. Es, a pesar de todo lo que reflexiona el
autor, una palmada en la espalda a todos los ciudadanos y personas de este mundo, que,
creo yo, queremos ver al futuro con las mejores condiciones que se nos puedan dar, y claro
que, debemos entender que para llegar a él, seguro haremos uso de la tecnología que,
principalmente, será una herramienta para facilitarnos las cosas.