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Problemas de hemorragia

PROBLEMAS DE HEMORRAGIA COMUNES


¿Qué provoca una hemorragia?
Los problemas de hemorragia pueden deberse a muchos factores
diferentes. Principalmente son el resultado de una lesión o
traumatismo, pero los problemas de hemorragia también pueden
deberse a la manera como se coagula la sangre. El cuerpo está
lleno de vasos sanguíneos y versiones más pequeñas de los vasos
sanguíneos, llamadas capilares. Estos diferentes tipos de vasos
sanguíneos transportan oxígeno y nutrientes a los tejidos. Cuando
los vasos o capilares sanguíneos sufren algún daño, puede ocurrir
una hemorragia en cualquier parte del cuerpo, en su interior o
exterior.
La hemostasia es la interrupción de la hemorragia de vasos
sanguíneos dañados. Si usted tiene un "trastorno de hemostasia",
puede padecer trastornos hematológicos, formar hematomas o
tener problemas de hemorragia, como la epistaxis. Los coágulos
de sangre se producen de muchas maneras. Los factores
necesarios para que se forme un coágulo incluyen:
Plaquetas:
Las plaquetas son células muy pequeñas que produce la médula
ósea. El nivel de plaquetas en sangre puede medirse mediante la
realización de un recuento sanguíneo completo (CBC, por sus
siglas en inglés). Esto se hace mediante la inserción de una aguja
en una vena, para obtener una muestra de sangre. El número
normal de plaquetas es de 150.000 a 400.000 (aunque esta cifra
puede variar de un laboratorio a otro).
Si el número de plaquetas que tiene es demasiado bajo debido
a la quimioterapia o su enfermedad, y usted se encuentra en
riesgo de sufrir problemas de hemorragia, su médico o proveedor
de atención médica podría recomendarle una transfusión de
plaquetas, si considera que de esta manera mejorará su estado de
salud.
También puede tener un número de plaquetas bajo a causa de
otros trastornos de la sangre, como la púrpura trombocitopénica
trombótica (TTP, por sus siglas en inglés) o la púrpura
trombocitopénica idiopática (ITP, por sus siglas en inglés). Su
proveedor de atención médica determinará la mejor manera de
tratar su enfermedad, que no necesariamente debe incluir
transfusiones de plaquetas, sino que puede incluir esteroides
(como la prednisona) y otras formas de tratamiento inmunitario.
Factores de coagulación sanguínea:
Estos factores se encuentran en la sangre y se producen
principalmente en el hígado. Los factores de coagulación
sanguínea se unen a las plaquetas para formar coágulos. Si usted
tiene problemas hepáticos, es posible que tenga dificultades para
coagular, lo que lo hace más susceptible a las hemorragias.

De qué manera se coagula la sangre:

En personas sanas, las plaquetas se acumulan en el lugar de la


hemorragia. Junto con otro tipo de factor de coagulación
sanguínea (llamado factor Von Willebrand), las plaquetas y el
factor de coagulación forman un "tapón" o una obstrucción para
detener el flujo sanguíneo en el lugar de la hemorragia.
A continuación, en un plazo que puede ser de minutos o de horas,
otros factores de coagulación sanguínea se desplazarán hacia la
zona de la hemorragia, donde se formó el "tapón" original, para
formar un coágulo más permanente. Éste se conoce como coágulo
de fibrina.

En su caso, puede haber muchas causas por las que corra el riesgo
de tener problemas de hemorragia. Las siguientes son algunas de
las causas más comunes por las que usted puede tener problemas
de hemorragia:

Un traumatismo o una lesión en el cuerpo.


Puede que no tenga alguno de los factores de coagulación
sanguínea necesarios para detener la hemorragia.
Dado que el hígado fabrica casi todos los factores de
coagulación de la sangre, con excepción de las plaquetas y el
factor Von Willebrand, es posible que su sangre no pueda
coagular si usted padece determinados tipos de enfermedad
hepática.
El número de sus plaquetas puede ser bajo. Esto podría deberse
a:
Producción insuficiente de plaquetas, debido a la
quimioterapia, cáncer en la médula ósea (como leucemia, linfoma
o mieloma múltiple), virus, fármacos o determinadas deficiencias
vitamínicas.
Destrucción acelerada de plaquetas: puede tener un
problema en el bazo o el sistema inmunitario, y su cuerpo puede
estar atacando y destruyendo las células plaquetarias.
Determinados fármacos como la heparina sódica (un
anticoagulante que se usa para tratar los coágulos sanguíneos en
las piernas, los pulmones o cualquier otra parte del cuerpo),
pueden provocar como efecto secundario un descenso en el
número de plaquetas. Pueden realizarse análisis de laboratorio
para saber más acerca de sus problemas de hemorragia, como la
hemorragia nasal (epistaxis) o la formación de hematomas por
trastornos hemorrágicos.

Entre los análisis de laboratorio frecuentes se encuentran:

Recuento sanguíneo completo (CBC, por sus siglas en inglés):


mediante un examen del nivel de hemoglobina (Hgb) en su
sangre, su proveedor de atención médica puede saber si usted
experimenta una pérdida de sangre. El CBC también indica el
número de plaquetas en la sangre, lo que permite saber si su
número de plaquetas es bajo.
Tiempo parcial de tromboplastina (PTT, por sus siglas en inglés):
con este análisis puede determinarse si carece o tiene un número
bajo de algunos de los factores de coagulación sanguínea
necesarios. Ésta es una herramienta de exploración que permite a
su médico determinar cuáles son los análisis de sangre adicionales
y más específicos que usted necesita.
Estudios plaquetarios: si padece problemas de hemorragia y
algunos de los otros valores de laboratorio son normales, es
posible que su proveedor de atención médica le recete análisis
plaquetarios específicos. El objetivo de estos estudios es saber si
las plaquetas ayudan a los demás factores de coagulación
sanguínea a formar coágulos, como deberían.

El proceso de coagulación sanguínea es un proceso complejo.


Cualquier trastorno puede provocar problemas de hemorragia. Si
sufre un hematoma o una hemorragia sin causa aparente, o si le
parece que una hemorragia tarda mucho en detenerse,
comuníquese con su proveedor de atención médica para que lo
examine.

Nota: Insistimos en recomendarle que hable con su profesional de


atención médica acerca de su enfermedad y sus tratamientos
específicos. La información incluida en este sitio Web acerca de
los problemas de hemorragia y demás temas médicos tiene como
propósito ser útil e instructiva, y en ningún caso debe
considerarse un sustituto del asesoramiento médico.

CONTUSIONES Y HEMATOMAS

¿Qué es una contusión? ¿Qué es un hematoma?

El sangrado bajo la piel debido a un daño en los vasos


sanguíneos provoca una contusión. Las contusiones también se
conocen con el nombre de moretones. Los moretones producen
una "marca negra y azul" cuando aparecen. Al cabo de unos pocos
días o semanas, según la gravedad del moretón, el área dañada se
tornará de color más amarillento. Esto sucede a medida el cuerpo
reabsorbe la sangre que se encuentra debajo de la piel.
Un hematoma es una acumulación mayor de sangre,
usualmente causada por una cirugía, una lesión o un traumatismo
más importante. Por lo general, el cuerpo reabsorbe los
hematomas igual que los moretones. Sin embargo, dependiendo
del tamaño, la ubicación y la causa del hematoma, puede ser
necesario drenar quirúrgicamente el área o la reabsorción puede
tardar más.
A todos nos salen moretones. Sin embargo, si usted sufre una
disminución del número de plaquetas en la sangre
(trombocitopenia) o tiene otros problemas de hemorragia,
pueden aparecerle contusiones o hematomas por un trastorno de
hemorragia con mayor facilidad y éstos pueden ser más graves.

Puede aparecerle una contusión o un hematoma por un trastorno


de hemorragia si:

Ha sufrido un traumatismo o una lesión en un área determinada


como consecuencia de un accidente al practicar un deporte o
debido a una caída.
Se ha golpeado con un objeto contundente.
Se ha golpeado una pierna o un brazo contra una silla o una
mesa, lo que provoca una hemorragia debajo de la piel.
Las personas con facilidad para la formación de hematomas
pueden tener problemas de coagulación sanguínea, además de
una tendencia a sangrar con facilidad. Si observa que se le forman
hematomas o sangra con facilidad, informe a su proveedor de
atención médica sobre posibles problemas de hemorragia.

¿Cuáles son algunos de los síntomas de los problemas de


hemorragia que deben vigilarse?

Puede tener puntos rojos muy pequeños en la piel, llamados


petequias. Con frecuencia, pueden encontrarse en la parte inferior
de las piernas. Son síntoma de un recuento de plaquetas bajo.
Puede tener hemorragias nasales (epistaxis) con frecuencia.
Puede sangrar con facilidad, lo cual puede ser síntoma de un
trastorno en la sangre o de un recuento de plaquetas bajo.
Puede sentirse demasiado cansado o muy débil (fatigado), si
tiene anemia debido a los problemas de hemorragia u otro
trastorno subyacente. Es posible que le cueste realizar cualquier
actividad normal.
En muchas personas, la aparición de hematomas o las
hemorragias nasales frecuentes sin causa aparente son la primera
señal de un trastorno hemorrágico.

Qué puede hacer:


Si tiene una contusión: aplique hielo en el área durante
apróximadamente 20 a 30 minutos. Esto lo ayudará a estrechar o
encoger los vasos sanguíneos que puedan estar dañados y
sangrando.
Después de las primeras 48 horas, puede aplicar compresas
calientes (como, por ejemplo, una almohadilla térmica o paños
calientes) 2 ó 3 veces al día, para ayudar que el cuerpo reabsorba
la sangre.
Si tiene dolor en la zona, puede tomar acetaminofén (Tylenol®)
hasta 4000 mg por día (dos comprimidos extra fuertes cada 6
horas). Si sufre un trastorno de hemorragia, debe evitar tomar
fármacos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas
en inglés), al igual que la aspirina, debido a que pueden afectar a
las plaquetas o prolongar la hemorragia.
Si observa que se le forman hematomas o sangra con facilidad,
informe a su proveedor de atención médica sobre posibles
problemas de hemorragia.
Asegúrese de informar a su médico, y a sus proveedores de
atención médica, acerca de los demás medicamentos que toma
(incluso los medicamentos de venta sin receta médica, las
vitaminas o los remedios a base de hierbas). No tome aspirinas ni
productos que contengan aspirina a menos que su proveedor de
atención médica se lo permita.
Recuerde a su médico o proveedor de atención médica si tiene
antecedentes de diabetes o de alguna enfermedad hepática, renal
o cardiaca.
Fármacos o recomendaciones que su proveedor de atención
médica puede recetar para tratar problemas de hemorragia:

El tratamiento para la contusiones consiste en aplicar


compresas frías y un analgésico como acetaminofén (Tylenol® )
para calmar el dolor. Si tiene un trastorno hemorrágico
subyacente que le provoca la aparición de contusiones, o
problemas relacionados con los factores de coagulación
sanguínea, su proveedor de atención médica podrá tratar su
trastorno con otros medicamentos.
Analgésicos (medicamentos para el dolor): Si siente dolor en la
zona de la hemorragia, puede tomar acetaminofén (Tylenol®)
hasta 4000 mg por día (dos comprimidos extra fuertes cada 6
horas). Es importante no exceder la dosis diaria recomendada de
Tylenol®, dado que puede provocar daños hepáticos. Al igual que
en el caso de todos los fármacos, debe conversar con su
proveedor de atención médica antes de tomar cualquier
medicamento.
Si sufre un trastorno de hemorragia, debe evitar fármacos
antiinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas en inglés),
al igual que la aspirina, debido a que pueden afectar a las
plaquetas y agravar su problema de hemorragia.

Cuándo llamar al médico o proveedor de atención médica:

Si la hemorragia no se detiene al cabo de unos minutos o


aparece una nueva contusión sin causa aparente.
Nota: Insistimos en recomendarle que hable con su profesional de
atención médica acerca de su enfermedad y sus tratamientos
específicos. La información incluida en este sitio Web acerca de
los problemas de hemorragia y otras enfermedades tiene como
propósito ser útil e instructiva, y en ningún caso debe
considerarse un sustituto del asesoramiento médico.

LESIONES

¿Qué es una lesión?

Una lesión sucede cuando cualquier parte del cuerpo sufre un


daño o un traumatismo.
Todas las lesiones deben ser evaluadas por un profesional de
atención médica, especialmente si se está recibiendo
quimioterapia. La piel es la mejor protección que usted tiene
contra las infecciones, en especial si se encuentra en buenas
condiciones, sin cortes ni roturas. Una lesión que ocasiona un
corte en la piel lo pondrá en riesgo de desarrollar una infección.
Las personas con facilidad para la formación de hematomas
pueden tener problemas de coagulación sanguínea, además de
una tendencia a sangrar con facilidad. Si observa que se le forman
hematomas o sangra con facilidad, informe a su proveedor de
atención médica sobre posibles problemas de hemorragia.
Los siguientes son algunos tipos comunes de lesiones:

Contusión o hematoma: El sangrado bajo la piel debido a un


daño en los vasos sanguíneos provoca una contusión. Al cabo de
unos días o algunas semanas, el color de la contusión cambiará de
una "marca negra y azul" a un color más amarillento. Esto sucede
a medida el cuerpo reabsorbe la sangre que se encuentra debajo
de la piel. Un hematoma es una acumulación mayor de sangre,
que normalmente será reabsorbida por el cuerpo. Sin embargo,
dependiendo del tamaño, la ubicación y la causa del hematoma,
puede ser necesario drenar quirúrgicamente el área o bien la
reabsorción puede tardar más.
Corte o laceración: Un corte o una laceración se producen
cuando la piel se rompe (como cuando se corta con un cuchillo al
rebanar vegetales). Si padece trombocitopenia o tiene problemas
de coagulación, podría resultar difícil detener la hemorragia,
especialmente si el corte es grande o profundo.
Fractura: Una fractura sucede cuando se rompe un hueso a
causa de un traumatismo o una lesión. Una fractura también
puede ser patológica, es decir, puede ocurrir por la invasión de un
tumor en el hueso que provoca que el hueso se rompa.
Esguinces: Son el resultado de estiramientos o roturas de las
franjas de tejido que conectan los huesos entre sí, llamadas
ligamentos. Son frecuentes los esquinces de rodilla y de tobillo,
causados por lesión por torcedura.

¿Cuáles son algunos de los síntomas que deben vigilarse?


Puede haber estado realizando una actividad determinada y
sentir un tirón en un músculo o ligamento. Es posible que no haya
sentido dolor de inmediato.
Si tiene una fractura, puede haber sufrido una caída o un golpe
con un objeto. Si la fractura es patológica o fue causada por la
invasión de un tumor en el hueso, el hueso pudo haberse
quebrado solo, con un traumatismo leve o sin que haya
experimentado traumatismo alguno.
Puede sentirse demasiado cansado o muy débil (fatigado), si
tiene anemia debido a los problemas de hemorragia u otro
trastorno subyacente. Es posible que le cueste realizar cualquier
actividad normal.
Puede comenzar a sangrar con facilidad y ser propenso a las
hemorragias nasales, por ejemplo. Es posible que su sangre tarde
más en coagularse. Esto puede ser síntoma de un trastorno en la
sangre o de un recuento de plaquetas bajo. En muchas personas,
la aparición de hematomas o las hemorragias frecuentes sin causa
aparente son la primera señal de un trastorno hemorrágico.
Puede tener puntos rojos muy pequeños en la piel, llamados
petequias. Con frecuencia, pueden encontrarse en la parte inferior
de las piernas. Pueden ser síntoma de un recuento de plaquetas
bajo.

Qué hacer para evitar y tratar las lesiones si tiene problemas de


hemorragia:
Si tiene una lesión debido a una caída, como una fractura o un
hueso roto, o si se ha golpeado la cabeza, deberá ser examinado
inmediatamente, aunque se sienta bien, especialmente si tiene un
recuento de plaquetas bajo, produce hematomas por un trastorno
hemorrágico, toma anticoagulantes como la enoxaparina
(Lovenox®) o la warfarina sódica (Coumadin®), o si tiene una
deficiencia de factores de coagulación sanguínea.
Cuando ayude a una persona lesionada con una fractura ósea,
antes de trasladarla a la sala de emergencias: Utilice cualquier
tipo de objeto plano para "entablillar" la articulación afectada y
brindarle apoyo.
En caso de esguinces o lesiones leves: durante las primeras 24 a
48 horas, lo mejor que puede hacerse es guardar reposo, aplicar
hielo sobre el área lesionada, comprimirla y mantenerla en
posición elevada. Este método se conoce con el acrónimo RICE,
por las siglas en inglés de: "Rest, Ice, Compression and Elevation".
Consiste en:
Reposo: mantenga el área en reposo
Hielo: aplique una bolsa de hielo durante 20 ó 30 minutos
sobre el área afectada cada 4 horas.
Compresión: coloque un vendaje elástico ajustado o una
banda elástica alrededor del área afectada. Tenga cuidado de no
vendar el área con demasiada fuerza para no impedir el flujo
sanguíneo.
Elevación: mantenga la rodilla o el tobillo afectado lo más
alto posible.
Si siente dolor, puede tomar hasta 4000 mg por día (dos
comprimidos extra fuertes cada 6 horas) de acetaminofén
(Tylenol®).
Si sufre un trastorno de hemorragia, debe evitar tomar
fármacos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas
en inglés), al igual que la aspirina, debido a que pueden afectar a
las plaquetas o agravar sus problemas de hemorragia.
Después de 24 horas, puede realizar las actividades que
tolere. Sin embargo, como se indicó anteriormente, un proveedor
de atención médica debe evaluar todas las lesiones,
especialmente si se producen mientras usted se encuentra
recibiendo quimioterapia.

Si corre el riesgo de sufrir caídas debido a problemas de


hemorragia:

Retire del suelo todas las alfombras que puedan ser inestables o
puedan hacerle perder el equilibrio.
Utilice en todo momento calzados a su medida exacta para
caminar.
Sepa qué medicamentos le hacen sentirse mareado o
somnoliento. Si es posible, tómelos antes de acostarse, para así
evitar sentir somnolencia durante el día.
Cuando vaya a levantarse después de estar acostado en la
cama, hágalo lentamente. Permita que su cuerpo, y su presión
arterial, se adapten al cambio.
En su hogar, mantenga los pasillos y las vías de paso
despejados.
Use "iluminación en riel" en el piso o sencillamente asegúrese
de que el área por la que se desplaza esté bien iluminada.
Para mantener el equilibrio, utilice un andador o un dispositivo
de ayuda como un bastón. Si tiene escaleras, instale barandillas
para poder sujetarse y sentirse seguro al subir y bajar.
Si teme caerse, camine con un amigo, si es posible.
Tenga siempre a mano un dispositivo de comunicación. Cuando
camine, lleve un teléfono inalámbrico en el bolsillo, para que
pueda pedir ayuda si se cae.
Manténgase bien hidratado: tome de 2 a 3 litros de líquido al
día. De esta manera evitará la deshidratación y posibles mareos.
Elimine o minimice el alcohol en su dieta.
Converse con su proveedor de atención médica acerca de una
terapia física. Trate de hacer ejercicios, en la medida que pueda,
para mantener o lograr su nivel de funcionamiento óptimo.

Consejos generales sobre las lesiones:

Si observa que se le forman hematomas o sangra con facilidad,


informe a su proveedor de atención médica para que puedan
evaluarse sus posibles problemas de hemorragia.
Asegúrese de informar a su médico, y a sus proveedores de
atención médica, acerca de los demás medicamentos que toma
(incluso los medicamentos de venta sin receta médica, las
vitaminas y los remedios a base de hierbas). No tome aspirinas ni
productos que contengan aspirina a menos que su proveedor de
atención médica se lo permita.
Recuerde a su médico o proveedor de atención médica si tiene
antecedentes de diabetes o de alguna enfermedad hepática, renal
o cardiaca.
Su proveedor de atención médica puede recetarle terapia
ocupacional (OT, por sus siglas en inglés) después de una lesión.
En la terapia ocupacional pueden enseñarle a hacer de manera
más eficaz muchas de las tareas que normalmente realiza.
Si experimenta síntomas o efectos secundarios, en especial si
son graves, asegúrese de hablar de ellos con los miembros de su
equipo de atención médica. Ellos pueden recetarle medicamentos
y ofrecerle otros consejos que sean eficaces para controlar este
tipo de problemas.
Acuda a todas sus citas de tratamiento.

Fármacos o recomendaciones que su proveedor de atención


médica puede recetarle:

Su proveedor de atención médica puede recetar determinados


medicamentos o tratamientos tomando en cuenta su edad, el
estado general de su salud y la causa de su lesión. Si tiene un
esguince en un músculo o una articulación, o una fractura en un
hueso, es posible que le receten analgésicos narcóticos además
de, o en lugar de, Tylenol®.
Si tiene un esguince: se le puede indicar que mantenga la
articulación en reposo al principio y que participe luego en un
programa de terapia física.
Si tiene una fractura, ésta puede reducirse quirúrgicamente o
en el consultorio del médico. Normalmente, luego se enyesa, para
que el hueso pueda curarse.

Los medicamentos que se pueden recetar incluyen:

Bisfosfonatos: La pérdida ósea aumenta con el paso de los años


tanto en los hombres como en las mujeres aunque, debido a
muchos factores, para las mujeres el riesgo es mayor. Esto se
llama osteoporosis.
Una densitometría ósea indica la cantidad de pérdida ósea. Los
huesos de una persona con osteoporosis se fracturan con mayor
facilidad debido a traumatismos que los de alguien con huesos
más fuertes. Usted corre el riesgo de padecer osteoporosis si:
Es una mujer que ya ha pasado la menopausia (la interrupción
del período mensual o ciclo menstrual), es delgada o esbelta,
fuma cigarrillos y tiene una ingesta de calcio diaria menor que la
recomendada de 1000 a 1500 mg por día junto con 400 UI de
vitamina D (la vitamina D ayuda a la absorción del calcio).
Es un hombre mayor de 65 años, puede tener riesgo de
padecer osteoporosis dependiendo de su dieta y de otros
factores.
Si padece determinados tipos de cáncer y ha sufrido una
fractura en un hueso debido a una lesión, posiblemente necesite
una evaluación ósea para determinar si sus huesos se han
debilitado debido al cáncer.
Las células cancerosas pueden extenderse hasta el hueso y
secretar (o producir) sustancias que hacen que otras células del
hueso, llamadas osteoclastos, disuelvan o "desgasten " una
porción del mismo. Estos tumores o lesiones debilitan al hueso y
pueden producir complicaciones. Algunas de las complicaciones
de esta descomposición ósea son dolor óseo, fracturas y, con
menor frecuencia, hipercalcemia (aumento de los niveles de calcio
en la sangre).
Para tratar la hipercalcemia (aumento del calcio en la sangre),
fortalecer los huesos (remodelación ósea) y reducir el dolor,
pueden administrarse bisfosfonatos, como el pamidronato
(Aredia®) y el zoledronato (Zometa®), por vía intravenosa (IV), a
intervalos de 3 a 6 semanas. El dolor puede reducirse evitando
que se produzcan la destrucción o el daño óseo y el "desgaste" del
hueso, lo que también servirá para prevenir fracturas óseas.
Si padece osteoporosis no relacionada con el cáncer, se le
puede recetar un bisfosfonato en comprimidos para tratar la
osteoporosis. Entre los bisfosfonatos se encuentran el
alendronato sódico (Fosamax®) y el risedronato sódico (Actonel®).
El Fosamax® puede tomarse una vez a la semana.
Nota: Los bisfosfonatos en comprimidos deben tomarse
temprano por la mañana junto con al menos 8 onzas de líquido,
después de lo que es recomendable permanecer sentado durante
al menos 30 minutos a fin de reducir el malestar estomacal.
Analgésicos (medicamentos para el dolor): si tiene dolor en la
zona de la hemorragia, puede tomar hasta 4000 mg por día (dos
comprimidos extra fuertes cada 6 horas)de acetaminofén
(Tylenol®). Es importante no exceder la dosis diaria recomendada
de Tylenol®, dado que puede provocar daños hepáticos. Al igual
que en el caso de todos los fármacos, debe conversar con su
proveedor de atención médica antes de tomar cualquier
medicamento.
Narcóticos: El sistema nervioso central sirve para que el cerebro
envíe mensajes al cuerpo en forma oportuna. Está sumamente
alerta, en especial cuando experimentamos dolor. Muchos
analgésicos (medicamentos para el dolor) narcóticos, como por
ejemplo el sulfato de morfina y la oxicodona, bloquean estos
mensajes. Se le pueden recetar narcóticos si padece un dolor
intenso como resultado de un traumatismo o como consecuencia
del cáncer.
Asegúrese de conversar con su proveedor de atención médica
sobre los efectos secundarios comunes, tales como el
estreñimiento, la somnolencia, las náuseas y los vómitos, y sobre
cómo controlar estos efectos secundarios.
Si sufre un trastorno de hemorragia, debe evitar tomar
fármacos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas
en inglés), al igual que la aspirina, debido a que pueden afectar a
las plaquetas y agravar los problemas de hemorragia.

Cuándo llamar al médico o proveedor de atención medica debido


a un problema de hemorragia:

Si la hemorragia no se detiene al cabo de unos minutos o


aparece una nueva contusión sin causa aparente.
Si sufre traumatismo en la cabeza.
Si observa la aparición de nuevos erupciones en la piel,
especialmente si ha tomado algún medicamento nuevo.
Si el dolor no cede en un plazo de 2 días después de tomar el
medicamento recetado.

Nota: Insistimos en recomendarle que hable con su profesional de


atención médica acerca de sus problemas de hemorragia
específicos, incluyendo la aparición de hematomas por un
trastorno hemorrágico y las hemorragias nasales (epistaxis). La
información incluida en este sitio Web acerca de los problemas de
hemorragia y otras enfermedades tiene como propósito ser útil e
instructiva, y en ningún caso debe considerarse un sustituto del
asesoramiento médico.

HEMORRAGIAS NASALES (EPISTAXIS)

¿Qué es una hemorragia nasal?

Una hemorragia nasal ocurre cuando hay un traumatismo o


lesión suficiente en los tejidos de la nariz como para hacer que
sangre. Este tipo de hemorragias también se conocen con el
nombre de epistaxis.
Cuando la hemorragia ocurre en la parte anterior de la nariz, la
sangre puede verse con más facilidad. Esta forma de hemorragia
nasal es la más común.
Cuando la hemorragia ocurre en la parte posterior de la nariz
puede ser lenta pero continua. Este tipo de hemorragias es más
grave que la de la parte anterior de la nariz. Por lo general, se
produce como resultado de una lesión, como por ejemplo un
golpe en la cabeza con un objeto contundente o durante la
práctica de un deporte de contacto.

Las siguientes son algunas de las causas por las que usted puede
tener una hemorragia nasal:

Las personas con un recuento de plaquetas bajo o con un


trastorno hemorrágico tienen mayores probabilidades de tener
una hemorragia nasal.
Presión arterial elevada.
Si ha sufrido un traumatismo o lesión en el área de la cabeza, la
cara o la nariz, debido a un accidente o una caída.
Si se golpeado con un objeto contundente.
Puede provocar un daño en las membranas de la nariz al soplar
con mucha energía para limpiarla o al hurgar dentro de ella. Esto
es especialmente frecuente si el tejido de las paredes nasales está
irritado debido a una infección vírica o bacteriana (o un resfriado
común). Si anteriormente ha tenido problemas de hemorragias
nasales, puede estar en riesgo de que le vuelvan a suceder.
La rotura o irritación de las membranas pueden ser
consecuencia del aire seco o no humidificado. Las personas tienen
epistaxis con mayor frecuencia en los meses de invierno, cuando
el aire es más seco.
Quienes tienen hemorragias nasales frecuentes o sangran con
facilidad pueden tener problemas de coagulación sanguínea o
también una tendencia a sangrar con facilidad. Si observa que se
le forman hematomas o sangra con facilidad, informe a su
proveedor de atención médica para que puedan evaluarse sus
posibles problemas de hemorragia.

¿Cuáles son algunos de los síntomas de los problemas de


hemorragia que deben vigilarse?

Puede tener hemorragias nasales frecuentes o comenzar a


sangrar con facilidad. Esto puede ser síntoma de un trastorno de
coagulación sanguínea o de un recuento de plaquetas bajo.
Puede tener puntos rojos muy pequeños en la piel, llamados
petequias. Con frecuencia, pueden encontrarse en la parte inferior
de las piernas. Estos puntos rojos son síntoma de un recuento de
plaquetas bajo.
Puede sentirse demasiado cansado o muy débil (fatigado), si
tiene anemia debido a los problemas de hemorragia u otro
trastorno subyacente. Es posible que le cueste realizar cualquier
actividad normal.
En muchas personas, la aparición de hematomas o las
hemorragias nasales frecuentes sin causa aparente son la primera
señal de un trastorno hemorrágico. Algunas personas se sienten
relativamente bien y no presentan otros síntomas de problemas
de hemorragia.
Qué hacer para controlar una hemorragia nasal:

Si tiene una hemorragia nasal

No se recueste. Siéntese derecho en la cama o en una silla, de


manera tal que si tiene sangre en la parte posterior de la
garganta, no tosa ni se ahogue.
Apriétese la nariz con el dedo pulgar y el índice. Mantenga la
presión durante al menos diez minutos, con la cabeza erguida y, si
puede, un poco inclinada hacia atrás.
Si sangra en la parte anterior de la nariz, colóquese un algodón
humedecido. No retire el algodón si cree que la hemorragia ha
terminado; podrá sacarlo cuando se haya formado un coágulo de
sangre.
Si la hemorragia nasal persiste más de 15 ó 20 minutos, y
especialmente si tiene un recuento de plaquetas bajo o un
trastorno de coagulación de la sangre, debe buscar ayuda de
emergencia.
Si observa que se le forman hematomas o sangra con facilidad,
informe a su proveedor de atención médica sobre posibles
problemas de hemorragia.
Si siente dolor, puede tomar hasta 4000 mg por día (dos
comprimidos extra fuertes cada 6 horas) de acetaminofén
(Tylenol®). Al igual que en el caso de todos los fármacos, debe
conversar con su proveedor de atención médica antes de tomar
cualquier medicamento.
Si sufre un trastorno de hemorragia, debe evitar tomar
fármacos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas
en inglés), al igual que la aspirina, debido a que pueden afectar a
las plaquetas o agravar sus problemas de hemorragia.
Asegúrese de informar a su médico, y a sus proveedores de
atención médica, acerca de los demás medicamentos que toma
(incluso los medicamentos de venta sin receta médica, las
vitaminas y los remedios a base de hierbas). No tome aspirinas ni
productos que contengan aspirina a menos que su proveedor de
atención médica se lo permita.

Fármacos o recomendaciones que su proveedor de atención


médica puede recetar para la hemorragia nasal (epistaxis):

El tratamiento de la hemorragia nasal consiste en identificar y


tratar la causa del sangrado. Si la hemorragia nasal se debe a un
traumatismo, se recomienda aplicar compresas frías, presión y
tomar Tylenol® para el dolor. Si la hemorragia nasal persiste
después de 15 minutos, es posible que tenga una lesión
importante.

Si tiene una hemorragia nasal sin causa aparente, busque ayuda


de emergencia, ya que puede padecer un trastorno hemorrágico
subyacente, como por ejemplo un recuento de plaquetas bajo, un
trastorno en la coagulación sanguínea o problemas con los
factores de coagulación sanguínea. Su proveedor de atención
médica puede tratar el trastorno con medicamentos adicionales.
Los atomizadores nasales, como por ejemplo un atomizador con
solución salina normal, pueden servir para humedecer, irrigar o
"lavar" las membranas mucosas de la nariz. Si tiene hemorragias
nasales frecuentes, su médico puede recetarle un atomizador
nasal. Converse con su médico o técnico de atención médica
acerca de la técnica de administración y el horario de las dosis
adecuadas para su medicamento. (Cada medicamento es
diferente.) Un atomizador nasal común puede ser por ejemplo, el
atomizador Ocean Nasal Spray.
Tylenol®: si tiene dolor en la zona de la hemorragia, puede
tomar hasta 4000 mg por día (dos comprimidos extra fuertes cada
6 horas) de acetaminofén (Tylenol®). Es importante no exceder la
dosis diaria recomendada de Tylenol®, dado que puede provocar
daños hepáticos. Hable sobre este tema con su proveedor de
atención médica.
Si sufre un trastorno de hemorragia, debe evitar tomar
fármacos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas
en inglés), al igual que la aspirina, debido a que pueden afectar a
las plaquetas y agravar los problemas de hemorragia.

Cuándo llamar al médico o proveedor de atención médica debido


a un problema de hemorragia:

Si la hemorragia nasal no se detiene después de 15 minutos.


Si la hemorragia no se detiene al cabo de unos minutos o
aparece una nueva contusión sin causa aparente.
Nota: Insistimos en recomendarle que hable con su profesional de
atención médica acerca de su enfermedad y sus tratamientos
específicos. La información incluida en este sitio Web acerca de
las hemorragias nasales (epistaxis) y otras enfermedades tiene
como propósito ser útil e instructiva, y en ningún caso debe
considerarse un sustituto del asesoramiento médico.

PROBLEMAS DE HEMORRAGIA RECTAL y GASTROINTESTINAL (GI)

¿Qué es la hemorragia rectal o gastrointestinal?

La hemorragia rectal se caracteriza por la presencia de sangre


de color rojo intenso en el papel higiénico o en el inodoro. Esto
puede suceder después de una evacuación intestinal.
La hemorragia gastrointestinal se caracteriza por la producción
de heces negras, alquitranadas o de color granate al defecar. Una
hemorragia GI superior también puede evidenciarse mediante el
vómito.

Las causas frecuentes de problemas hemorrágicos rectales


incluyen:

Cáncer de recto, ano o colon (el ano es la abertura por la que


pasan las evacuaciones intestinales).
Hemorroides: las hemorroides son venas inflamadas en el recto
inferior. Pueden encontrarse en el interior o el exterior del recto o
del ano. Las hemorroides inflamadas pueden ser dolorosas
cuando se está evacuando o al "pujar".
Fisuras anales: una fisura anal es un desgarro pequeño del
tejido anal que comúnmente ocasiona problemas de sangrado
rectal. Todo lo que provoque un traumatismo en el tejido de las
paredes, como por ejemplo una diarrea o las evacuaciones
intestinales prolongadas y difíciles, puede ocasionar una fisura
anal.
Si usted tiene recuentos sanguíneos bajos debido a la
quimioterapia u otra enfermedad, una fisura anal puede constituir
una fuente de infección.

Comunique a su proveedor de atención médica de inmediato si


tiene evacuaciones intestinales dolorosas o si observa sangre en
las heces.

Enfermedad inflamatoria intestinal: La diarrea, el dolor


abdominal y la presencia de moco en las heces son causadas por
una inflamación (hinchazón e irritación) del tejido de las paredes
del colon. Esta inflamación puede provocar problemas de
hemorragia rectal.
Infección: Una infección intestinal puede causar diarrea durante
1 a 3 días. Puede observar este tipo de infecciones después de
viajar, especialmente a otros países, donde es posible que
encuentre determinados virus y parásitos a los que no sea
inmune.
Puede contraer infecciones intestinales al ingerir alimentos
poco cocinados o al exponerse a otros virus y parásitos.
Las personas con un sistema inmunitario débil pueden
desarrollar una infección intestinal a causa de su incapacidad para
combatirla.
La diverticulitis es una inflamación de unas bolsas similares a un
dedo (divertículos) que se forman en las paredes del colon. Los
divertículos pueden inflamarse debido a una infección o por una
infección provocada por alimentos con cáscara (como el maíz o los
frutos secos) que quedan atrapados en las bolsas.
Los síntomas de la diverticulitis son fiebre, dolor en la parte
izquierda inferior del abdomen y presencia de sangre en las heces.

Causas comunes de problemas de hemorragia gastrointestinal:


(hemorragia de la parte superior del sistema digestivo)

Úlceras gastrointestinales: las úlceras pueden aparecer como


resultado de una irritación de las paredes del estómago o del
intestino delgado. Algunos medicamentos pueden agravar o
provocar úlceras.
Várices esofágicas: la congestión de las venas del esófago se
produce cuando hay una enfermedad hepática. Estas várices
pueden romperse y provocar problemas hemorrágicos que
pueden ser fatales.
Una hemorragia gastrointestinal puede ser grave. La
hemorragia puede ser intensa y constante. Puede tener un color
rojo intenso o granate. Se puede manifestar en forma de vómito.
Si se presenta esta forma de hemorragia, busque asistencia de
emergencia de inmediato.

Recuerde: Las personas que sufren hematomas o hemorragias con


facilidad pueden tener problemas de coagulación sanguínea,
además de una tendencia a comenzar a sangrar con facilidad. Si
observa que se le forman hematomas o sangra con facilidad,
informe a su proveedor de atención médica sobre posibles
problemas de hemorragia.

¿Cuáles son algunos de los síntomas de los problemas de


hemorragia que deben vigilarse?

Puede vomitar u observar sangre al toser.


Puede observar la presencia de sangre de color rojo intenso al
defecar.
Puede notar la presencia de heces negras, alquitranadas o de
color granate al defecar.
Puede tener dolor de estómago o calambres abdominales al
defecar.
Puede sentir dolor en la zona del recto o del ano durante la
evacuación intestinal.
Puede tener fiebre o escalofríos, y dolor abdominal o presencia
de sangre en las heces. Éstos pueden ser síntomas de infección y
debe informar a su proveedor de atención médica sobre posibles
problemas de hemorragia.
Puede sentirse demasiado cansado o muy débil (fatigado), si
tiene anemia debido a los problemas de hemorragia u otro
trastorno subyacente. Es posible que le cueste realizar cualquier
actividad normal.
Puede comenzar a sangrar con frecuencia y facilidad cuando
acuda al baño para una evacuación intestinal. Esto puede ser
síntoma de un trastorno de coagulación sanguínea o de un
recuento de plaquetas bajo.
Puede tener puntos rojos muy pequeños en la piel, llamados
petequias. Con frecuencia, pueden encontrarse en la parte inferior
de las piernas. Estos puntos rojos son síntoma de un recuento de
plaquetas bajo.
Puede tener hemorragias nasales frecuentes si su número de
plaquetas es bajo o sufre un trastorno de coagulación de la
sangre.
Es posible que no tenga ningún síntoma de problemas de
hemorragia.

Qué puede hacer para controlar los problemas de hemorragia


gastrointestinal o rectal:

Toser, vomitar o expulsar grandes cantidades de sangre por el


recto son problemas hemorrágicos posiblemente mortales, en
especial si se tiene un recuento de plaquetas bajo o problemas de
coagulación. Busque atención de emergencia de inmediato.
Si la hemorragia rectal se debe a hemorroides o fisuras anales, y
su sistema inmunitario no está debilitado por la quimioterapia o
su enfermedad, aumente la cantidad de fibras de volumen de su
dieta diaria. Para hacerlo, usted puede:
Tomar 1 cucharadita de Metamucil® en 8 onzas de líquido una
vez al día.
Tomar Senokot® (comprimidos de sena); 1 a 2 pastillas una o
dos veces al día, según su patrón intestinal.
Asimismo, aumentar la ingesta de cereales integrales, frutas y
vegetales frescos, en la medida de lo posible. De esta forma,
evitará el estreñimiento y promoverá la evacuación de las heces.
Esto ayudará a las evacuaciones intestinales y servirá para
evitar el estreñimiento y que se produzcan traumatismos (daños)
en los tejidos delicados del colon y del recto.
Si tiene problemas de hemorragia rectal debido a hemorroides
o fisuras anales, y su sistema inmunitario está debilitado por la
quimioterapia, es importante vigilar los síntomas de fiebre,
escalofríos, cansancio y dolor, ya que puede tener una infección.
Si tiene el nivel de leucocitos bajo, no se coloque nada en el
recto, como enemas o supositorios. Es fácil provocar un daño en
los tejidos y podría desencadenar una infección.
Si siente dolor en el recto, puede tomar hasta 4000 mg por día
(dos comprimidos extra fuertes cada 6 horas) de acetaminofén
(Tylenol®). Al igual que en el caso de todos los fármacos, debe
conversar con su proveedor de atención médica antes de tomar
cualquier medicamento.
Si sufre un trastorno de hemorragia, debe evitar tomar
fármacos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas
en inglés), al igual que la aspirina, debido a que pueden afectar a
las plaquetas o agravar sus problemas de hemorragia.°
Si observa que se le forman hematomas o sangra con facilidad,
informe a su proveedor de atención médica sobre posibles
problemas de hemorragia.
Asegúrese de informar a su médico, y a sus proveedores de
atención médica, acerca de los demás medicamentos que toma
(incluso los medicamentos de venta sin receta médica, las
vitaminas y los remedios a base de hierbas). No tome aspirinas ni
productos que contengan aspirina a menos que su proveedor de
atención médica se lo permita.

Fármacos o recomendaciones que su proveedor de atención


médica puede recetar para ayudar a aliviar los problemas de
hemorragia:

El tratamiento de los problemas de hemorragia rectal incluye la


identificación y el tratamiento de la causa.
En las personas cuyos sistemas inmunitarios son normales, el
tratamiento de los problemas hemorrágicos causados por
hemorroides, divertículos y fisuras anales incluye agregar un
laxante de volumen (como el Metamucil® o los comprimidos de
sena) a su dieta diaria. .
Si sufre un trastorno de hemorragia, debe evitar tomar
fármacos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas
en inglés), al igual que la aspirina, debido a que pueden afectar a
las plaquetas y agravar los problemas de hemorragia.
Cuándo llamar al médico o proveedor de atención médica debido
a un problema de hemorragia:

Toser, vomitar o expulsar grandes cantidades de sangre por el


recto son problemas hemorrágicos posiblemente mortales, en
especial si se tiene un recuento de plaquetas bajo o problemas de
coagulación. Busque atención de emergencia de inmediato.
Si la hemorragia no se detiene al cabo de unos minutos o
aparece una nueva contusión sin causa aparente.
Si tiene fiebre de 100.5 ºF (o de 38 ºC) o escalofríos (síntomas
de infección).
Si siente un cansancio excesivo o incapacidad para realizar sus
actividades habituales.

Nota: Insistimos en recomendarle que hable con su profesional de


atención médica acerca de su enfermedad y sus tratamientos
específicos. La información incluida en este sitio Web acerca de
los problemas de hemorragia y otras enfermedades tiene como
propósito ser útil e instructiva, y en ningún caso debe
considerarse un sustituto del asesoramiento médico.

PROBLEMAS DE HEMORRAGIA VAGINAL

¿Qué es la hemorragia vaginal?


La hemorragia vaginal es la presencia de sangre de color rojo
intenso proveniente de la vagina. Esto es normal en las mujeres
en edad reproductiva, que no han experimentado la menopausia.
La menopausia es la interrupción del ciclo del "período" mensual.
Es común que las mujeres que reciben quimioterapia
experimenten períodos menstruales irregulares. Sin embargo,
debe informar a su proveedor de atención médica acerca de
cualquier sangrado anormal.
Las mujeres que reciben quimioterapia pueden sufrir un
descenso en el recuento de plaquetas. Esto puede ocasionar un
sangrado vaginal excesivo.

Las mujeres que todavía tienen sus períodos de menstruación y


que experimentan una hemorragia entre las menstruaciones
normales pueden tener problemas de hemorragia debido a:

Embarazo
Medicamentos: como, por ejemplo, pastillas para el control de
la natalidad (anticonceptivos orales), esteroides, anticoagulantes
(tales como la enoxaparina o la warfarina).
Traumatismos: debido al uso de tampones, dispositivos
intrauterinos (DIU, para evitar el embarazo) o un cuerpo extraño.
Enfermedades: como, por ejemplo, trastornos de la coagulación
sanguínea o enfermedades de la tiroides, los riñones o el hígado.
Tensión, ejercicio, dieta y estado nutricional.
En las mujeres que han experimentado una interrupción en la
menstruación (posmenopáusicas), las causas de problemas de
hemorragia vaginal pueden incluir:

Hormonoterapia sustitutiva (HRT, por sus siglas en inglés):


Cáncer: del cuello uterino o del endometrio. Determinadas
hormonas y medicamentos utilizados para tratar el cáncer de
mama pueden causar problemas de hemorragia vaginal como
efecto secundario.
Medicamentos: como, por ejemplo, los esteroides y los
anticoagulantes (como la enoxaparina o la warfarina)
Traumatismos: debido a un cuerpo extraño.
Enfermedades: como, por ejemplo, trastornos de la coagulación
sanguínea o enfermedades de la tiroides, los riñones o el hígado.
Tensión, ejercicio, dieta y estado nutricional.

Recuerde: Las personas que sufren hematomas o hemorragias con


facilidad pueden tener problemas de coagulación sanguínea,
además de una tendencia a sangrar con facilidad. Si observa que
se le forman hematomas o sangra con facilidad, informe a su
proveedor de atención médica sobre posibles problemas de
hemorragia.
Para diagnosticar la hemorragia vaginal, su proveedor de
atención médica puede solicitar algunos análisis de sangre como,
por ejemplo:
Recuento sanguíneo completo (CBC, por sus siglas en inglés)
Tiempos de coagulación sanguínea (incluyendo los PT y TPT,
por sus siglas en inglés)
Función tiroidea (TSH, por sus siglas en inglés)
Puede necesitar un examen pélvico y un frotis de PAP.
Su proveedor de atención médica puede solicitar otras pruebas,
incluso una prueba de embarazo si es usted mujer en edad
reproductiva, y otros análisis de niveles hormonales, en caso de
ser necesario.

¿Cuáles son algunos de los síntomas de los problemas de


hemorragia que deben vigilarse?

Presencia de sangre de color rojo intenso que proviene de la


vagina.
Los problemas de hemorragia vaginal usualmente no son
dolorosos, aunque puede experimentar malestar abdominal.
Puede sentirse demasiado cansada o muy débil (fatigada),
debido a una anemia. Es posible que le cueste realizar sus
actividades normales.
Puede tener puntos rojos muy pequeños en la piel, llamados
petequias. Con frecuencia, pueden encontrarse en la parte inferior
de las piernas. Pueden ser síntoma de un recuento de plaquetas
bajo.
Puede tener hemorragias nasales frecuentes si su número de
plaquetas es bajo o sufre un trastorno de coagulación de la
sangre.

Qué puede hacer para controlar los problemas de hemorragia


vaginal:

Informe de inmediato a su proveedor de atención médica si


experimenta una hemorragia vaginal sin causa aparente, en
especial si tiene algún trastorno de hemorragia o un tipo de
cáncer.
No utilice tampones ni coloque nada en la vagina si sus
recuentos sanguíneos son bajos y es propensa a infecciones. Es
importante minimizar los traumatismos o daños en los tejidos del
área.
Si siente dolor, puede tomar hasta 4000 mg por día (dos
comprimidos extra fuertes cada 6 horas) de acetaminofén
(Tylenol®). Al igual que en el caso de todos los fármacos, debe
conversar con su proveedor de atención médica antes de tomar
cualquier medicamento.
Si sufre un trastorno de hemorragia, debe evitar tomar
fármacos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas
en inglés), al igual que la aspirina, debido a que pueden afectar a
las plaquetas o agravar sus problemas de hemorragia.
Asegúrese de informar a su médico, y a sus proveedores de
atención médica, acerca de los demás medicamentos que toma
(incluso los medicamentos de venta sin receta médica, las
vitaminas y los remedios a base de hierbas). No tome aspirinas ni
productos que contengan aspirina a menos que su proveedor de
atención médica se lo permita.

Fármacos o recomendaciones que su proveedor de atención


médica puede recetar:
El tratamiento de los problemas de hemorragia vaginal incluye
identificar y tratar la causa.

Si sus problemas de hemorragia se deben a un problema de


coagulación sanguínea o un recuento de plaquetas bajo, su
médico puede recomendarle un medicamento o una transfusión
plaquetaria.
Antibióticos, para tratar la infección.
Si sus problemas de hemorragia se deben a la hormonoterapia
sustitutiva (que usualmente contiene estrógeno y progesterona si
no se le ha realizado una histerectomía [extirpación del útero]), su
proveedor de atención médica puede cambiar los medicamentos
por otra fórmula o interrumpir la hormonoterapia sustitutiva. Una
marca o fórmula diferente de hormonas puede eliminar los
problemas de hemorragia.
Si sus problemas de hemorragia se deben a otros
medicamentos, su proveedor de atención médica puede
adaptarlos.
Si sufre un trastorno de hemorragia, debe evitar tomar
fármacos antiinflamatorios no esteroideos (NSAID, por sus siglas
en inglés), al igual que la aspirina, debido a que pueden afectar a
las plaquetas y agravar los problemas de hemorragia.

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