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Ciudadanía, Nacionalismo y Patriotismo

Autor: Álvaro Ibáñez Doria


Premio Nacional al Mérito Cívico
Derechos Reservados

CIUDADANÍA

No nacemos siendo ciudadanos, sino, aprendemos a serlo, nos “hacemos”


ciudadanos, significa atender algunos elementos imprescindibles para el
ejercicio de la ciudadanía, entre los que destacan:

1) La toma de conciencia de pertenecer a una comunidad concreta y


la voluntad de participar en la vida comunitaria.
2) La preocupación por los problemas comunes.
3) La disposición a ponerse en el lugar del otro.
4) El desarrollo del sentido critico.
5) La solidaridad y compromiso por la suerte del otro.

Nacionalismo

Cada nación, define sus propios parámetros de nacionalismo. El término


está conformado con la palabra nacional y el sufijo ismo. Con él, se
designa el sistema o ideología que la nación considera como criterio
básico de adhesiones, de juicios de valor, de derecho, actividades
políticas, y del amor personal. Se conecta con la expresión afín de
Patriotismo, distinguiéndose por la peculiaridad significativa del sustantivo
Patria, de la que se forma y, principalmente, con la de pueblo, que es una
de las notas esenciales originarias de la idea de nación1.

Un subconsciente nacionalista existe ya en el significado preciso que los


romanos otorgaron al término nación: raza de hombres que han nacido en
la tierra que habitan, lugar en que nacemos; distinguiéndolo claramente
de pueblo, colectividad organizada en un territorio bajo una actividad
política y jurídica. Un ejemplo ilustrativo es el del pueblo judío, o el
palestino, que estando organizados bajo una actividad política, jurídica,
cultural o religiosa, no tenían un territorio como propio, aunque procedían
de distintas naciones.

Período de formación: Al disolverse la unidad medieval, los príncipes


encarnan la nacionalidad y su soberanía con fundamento en ideas

1 Tomado de la Gran Enciclopedia RIALP.

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tomadas de la sacralización cristiana del poder y del mundo protestante.
Luis XIV, subsumió a la nación en el Estado al decir ”El Estado soy yo”2.

El segundo período: Se centra en la Revolución Francesa y Napoleón y se


extiende hasta la Primera Guerra Mundial. Es el origen de la concepción
moderna del nacionalismo, con la identificación de nación con pueblo por
parte de Rousseau. Se democratiza el nacionalismo y se idealiza al pueblo,
que encarna a la nación. La pasión psicológica por el pueblo lo afianza
como sujeto en el que cobran vida los derechos humanos y nacionales,
que son más fuertes y originarios que los derechos políticos, que son
considerados como una emanación popular. El sistema económico liberal
entonces vigente engendró nuevas formas de poderío nacionalista en
algunos países y la pauperización social, económica y política de otros,
que se convirtieron en satélites. Lo anterior desembocó en nacionalismos
encontrados, que los magnificó hasta el belicismo. Durante este período se
trató de configurar políticamente a las naciones por razones militares,
económicas o políticas, mientras el Romanticismo fue el ingrediente
esencial del sentimiento nacionalista y los pactos internacionales lo
afianzan y hasta exacerban.

El tercer período: Discurre desde 1918 hasta la Segunda Guerra Mundial.


Fue la época de los nacionalismos tipificados, en los que se exasperan las
ambiciones imperialistas basándolas en panteísmos estatales, en
superioridades étnicas o en la exigencia de territorios para la población
nacional en expansión. Hegel, es el que suministra el material ideológico
para la transfiguración del nacionalismo hasta el extremo de absolutizar el
espíritu del pueblo. Las naciones poderosas, con la justificación de su
soberanía, exigen un internacionalismo económico para reforzar su
autonomía industrial y entraron en el juego de la colonización económica.
El absolutismo nacionalista degeneró en un expansionismo imperialista que
permitió la absorción de las naciones vencidas, sin que valgan los
derechos más elementales. Destacan las formas de exaltación nacionalista
establecidas en Europa: nacionalsocialismo alemán, fascismo italiano, que
fueron condenadas por la Iglesia y las naciones.

En síntesis, el nacionalismo, que fue instrumentado por las precedentes


luchas dinásticas, los conflictos bélico- religiosos, y la lucha por el poder
económico y geopolítico, cabalgó después sobre la exaltación de la
independencia y sobre el orgullo de los postulados impuestos a los pueblos
como propios. En este sentido, los Estados del siglo XIX fueron unitariamente
liberales y nacionales. Mientas que en el siglo XX, se da un nacionalismo
exacerbado.

2 IBÁÑEZ Y DURÁN, Alonso, Secretaría de Gobernación 2001, Ensayo

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Analizando los textos legislativos, se puede decir que hay cuatro rasgos de
la sociedad actual a los que el nacionalismo y la educación cívica deben
prepararse adecuadamente para hacer frente:

1) Democracia (incluyendo ámbitos de justicia y solidaridad).


2) Pluralidad.
3) Complejidad y cambio permanente.
4) Competitividad.

La actual globalización se sustenta ideológicamente en principios


económicos llamados neoliberales y la idea de constituir una aldea
humana única, y promueve el que se borren todas las diferencias
sustanciales que distinguen a las naciones. Una muestra de este esfuerzo es
un foro anual que patrocinan instituciones norteamericanas en la
Universidad de las Américas, Puebla.

Con la URSS ya no existente, el mundo se centraría alrededor de los polos


del poder económico mundial que comparten los países de la llamada
Tríada o Trilateral, en la que América es el área natural centrada en los
Estados Unidos. Europa en Alemania, aunque con poder más acotado, y el
Lejano Oriente, en Japón. Paradójicamente, a las propuestas de
liberalismo y apertura económica al resto de los países, cada una de estas
naciones polo se caracterizan por la defensa y proteccionismo a sus
economías e intereses nacionales.

El esquema de globalización cobró ímpetu con el advenimiento de


Reagan y Tatcher, la caída del la ex Unión Soviética y el desarrollo
exponencial de la tecnología electrónica, computacional y de
telecomunicaciones, que volvió al mundo ideológica, militar y
económicamente centrados en el esquema capitalista- democrático
dominados por la Trilateral, con los Estados Unidos como potencia
absoluta.

¿Queda, en este Contexto Mundial, Algún Papel para un Nacionalismo


y Amor a la Patria de los Mexicanos?

México aparentemente podría fácilmente asimilarse a los Estados Unidos


por la influencia cultural, social, política y económica que ya tiene en
nosotros, y por ser, además, el polo hegemónico de los poderes
económico, tecnológico y militar del mundo. Sin embargo, existe un papel
en sí, y muy importante para el sano nacionalismo en nuestro país, puesto
que México cuenta con una subjetividad propia, que le da una identidad

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clara y distinta a la de otros países, pero especialmente ante la nación
vecina.

Tenemos que aprender de la historia que en el mundo de lo humano lo


más importante no es el perecedero poder económico, tecnológico o
militar que somete, sino los valores encarnados en cada miembro de
nuestra sociedad, que es la que nos hace verdaderamente ricos o pobres
como nación y trascendente para los pueblos de la tierra.

Los mexicanos, con una personalidad clara y distinta, podemos aportar


mucho a otras naciones: nuestros valores y fortalezas en el campo de lo
más humano, la cultura, el conocimiento, la ciencia, la tecnología, nuestra
sensibilidad, los valores trascendentes, el calor humano, las artes y otros,
todos ellos ingredientes necesarios para una vida más digna, de calidad y
de paz.
Además, nuestro concepto de nacionalismo, se debe articular a partir de
la distinción entre patriotismo y nacionalismo, es decir, entre el punto justo,
juego de prudencia, libertad y tradición, que nos previene de la exaltación
desorbitada de dicho sentimiento y la sobre valoración de las estructuras
estatales a favor de lo político y el poder. Significa una sana y positiva
adhesión y lealtad de los ciudadanos a los intereses de la nación o del país
y en la defensa celosa de su libre determinación, sus valores, tradiciones y
virtudes frente a las asechanzas extranjeras de naturaleza política, cultural,
económica o militar.

En el ámbito de la política internacional el sano nacionalismo pone de


relieve cómo las relaciones internacionales deben conjugarse con el
respeto debido a la norma de la libertad, que excluye que alguna de las
naciones tenga derecho a oprimir injustamente a las otras e interferirse
indebidamente en sus intereses. Reconoce que existe
complementariedad, interdependencia, solidaridad y responsabilidad
entre las naciones que exige la puesta en común de los esfuerzos,
conocimientos y medios financieros para asegurar que cada una de ellas
alcance el pleno desarrollo humano de sus habitantes.

Iniciaremos pues con el término de nacionalismo, el cual implica la


búsqueda de una autodefinición, una búsqueda que tiende a ahondar en
el pasado nacional en pos de enseñanzas e inspiración que sean una guía
para el presente.3

En su significado más estricto, el nacionalismo encuentra en la


nacionalidad la razón política, moral y militar del comportamiento interior y

3 BRADING, David A., “Los orígenes del nacionalismo mexicano”, Ed. Sep- Setentas, Primera edición, México, 1973, pp 9-11

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exterior. Es una noción sociológica en la que la unidad geopolítica y su
reforzamiento constituyen su rasgo dominante.

Si quisiéramos utilizar términos físicos para describir el fenómeno de


nacionalismo diríamos que es una fuerza centrípeta que se aplica a los
pueblos. Esta poderosa atracción hacia el centro es contrarrestada por
fuerzas centrífugas que son también naturales. El equilibrio razonable entre
unas y otras permite que el nacionalismo sea una fuerza constructiva ya
que cualquier exceso de un lado u otro puede tener consecuencias muy
dañinas para ese pueblo o para los demás4.

Hay quien piensa que el nacionalismo es por definición una fuerza positiva
de la sociedad. Pero eso es falso. El exceso de nacionalismo puede ser
destructivo. Éste ha sido la fuerza, por ejemplo que ha impulsado a los
países fuertes a lanzar a sus ejércitos al exterior para obtener conquistas5.

Un nacionalismo excesivo puede también, sin embargo, llevar a una


nación a volcarse a su interior y cerrar las puertas a los avances
tecnológicos o culturales que pueden venir de otros países6.

La ausencia total de nacionalismo, en contraste, genera desarraigo y


debilita a los pueblos. Un pueblo que no siente orgullo por su identidad
nacional no esta dispuesto a preservar su cultura y sus características
distintivas. Así tarde o temprano es absorbido por los que se encuentran a
su alrededor7.

Patriotismo

El Patriotismo, a diferencia del nacionalismo, es, por lo tanto, un conjunto


de sentimientos, de herencias, de afinidades, que nos hacen vislumbrar
más allá de la vida individual, de la de la familia, una grande y amplia vida
común en que tomamos parte8. Es la alegre comunión con el medio del
que hemos salido9.

La idea de patriotismo es el cofre racional de un sentimiento de


pertenencia a lo que es común y de independencia de lo que es propio10.

4 SARMIENTO, Sergio, Nacionalismo – Jaque Mate, Periódico Mural de Guadalajara, Sección Opinión, página, 4ª, 16 de
septiembre de 2004.
5 SARMIENTO, Sergio, Nacionalismo – Jaque Mate, Periódico Mural de Guadalajara, Sección Opinión, página, 4ª, 16 de
septiembre de 2004.
6 SARMIENTO, Sergio, Nacionalismo – Jaque Mate, Periódico Mural de Guadalajara, Sección Opinión, página, 4ª, 16 de
septiembre de 2004.
7 SARMIENTO, Sergio, Nacionalismo – Jaque Mate, Periódico Mural de Guadalajara, Sección Opinión, página, 4ª, 16 de
septiembre de 2004.
8 GOBIERNO DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN, La Patria, Los Símbolos de la Patria, Ed. SEP, México 1969, Pág. 211.
9 GOBIERNO DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN, La Patria, Los Símbolos de la Patria, Ed. SEP, México 1969, Pág. 211.
10 ZAVALA, Manuel, Bandera de México, Ed. Artes e Historia México, publicación cultural independiente, México 1996-2006.

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Es la noble actitud que sacrifica los intereses personales en aras de la
comunidad11

El verdadero patriotismo, que es amor y deseo de justicia, no puede nunca


separar unas naciones de otras, sino unirlas estrechamente en una misma
aspiración. Como no hay patria sin familia, sin patria no puede haber
humanidad12

Sin embargo, no basta con poseer simplemente los elementos necesarios


para experimentar el sentimiento patriótico, es imperante amar y
defenderlo como parte de una herencia ancestral que será entregada a
nuestros descendientes: en eso se basa el patriotismo13 y para ello es
indispensable contar con una clara identidad nacional.

El Patriotismo hoy, debe demostrarse a través del estudio y de la defensa


de la cultura mexicana

11 ORTIZ, Leopoldo, El México que yo he soñado, Ed. OL, México, 1955, p. 6


12 VELASCO, Adolfo, Amor a la Patria, GOBIERNO DEL ESTADO DE NUEVO LEÓN, Los Símbolos de la Patria, Ed. SEP, México 1969,
Pág. 156
13 ZAVALA, Manuel, Bandera de México, Ed. Artes e Historia México, publicación cultural independiente, México 1996-2006.

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