de Alejandría y traducido por Jerónimo; no a Aniceto de celebrar la pascua cuartodeci-
hay por qué hacer intervenir aquí al «orige- mana; el encuentro en Roma de los dos nista» Dídimo. La mayor parte de los auto- obispos habría concluido dentro de la con- res (Diekamp, Altaner, Chavoutier) se la cordia y de la comunión eclesial: ni Aniceto atribuyen a Teófilo y su traducción a san ni su sucesor Sotero interrumpieron nunca Jerónimo, después del 393. su comunión con los orientales (cf. Ireneo, en Eusebio, HE V, 24,14). Pero a finales del H. Crouzel, Bibliographie critique d'Origéne, La Haye siglo II, bajo el papa Víctor, hubo un dramá- 1971, 275. H. Crouzel tico conflicto a propósito de la observancia cuartodecimana, casi seguro por la activi- dad proselitista de esa observancia que ejer- CONTROVERSIA PASCUAL. La cris- cía en Roma el presbítero Blastos (cf. Euse- tiandad del siglo II no estaba de acuerdo en bio, HE V, 15; V, 20, 1; Pseudo-Tertuliano, la fecha de la celebración de la pascua: las Adv. omn. haer. 8, 1). Víctor convocó un iglesias de Roma, de Alejandría y otras mu- sínodo (cf. Eusebio, HE V, 23, 3) y escribió a chas iglesias orientales y occidentales la cele- Polícrates de Efeso exigiéndole la observan- braban el domingo inmediatamente después cia de la pascua dominical, amenazándolo del primer plenilunio de primavera; las igle- con la excomunión si seguía ateniéndose al sias de Asia menor, especialmente Efeso, la 14 de nisán; se ha perdido la carta de Víctor, celebraban el día 14 de la primera luna de pero cabe deducir su contenido de la res- primavera (14 de nisán hebreo), inspirán- puesta de Polícrates, que extracta Eusebio dose en la tradición juánica, según la cual (HE V, 24, 2-7.8); Polícrates reivindica con Jesús fue inmolado como verdadero cordero energía la apostolicidad de la tradición cuar- pascual el mismo día en que los hebreos todecimana y remacha la voluntad de las celebraban las pascua legal; en la interpreta- iglesias orientales de permanecer fieles a la ción de la liturgia pascual las «iglesias de tradición. Para calmar los ánimos y evitar la observancia cuartodecimana» subrayaban ruptura intervino en el conflicto Ireneo «en el significado soteriológico de la pasión de nombre de los fieles que dirigía en Galia» (cf. Jesús. La celebración de la pascua en la Eusebio, HE V, 24, 12-13.14-17): se declara fecha fija del 14 de nisán suponía también la plenamente de acuerdo en el principio de inmediata suspensión en esa fecha del ayuno celebrar la pascua en domingo, pero no cree penitencial preparatorio, distinguiéndose conveniente proceder con severidad contra también en eso la praxis litúrgica de las la praxis de los orientales que él reconoce iglesias del Asia menor respecto a la obser- basada en la autoridad del apóstol Juan y vancia de la pascua dominical (cf. Eusebio, que permitieron los predecesores de Víctor. HE V, 23, 1). Según Eusebio (HE V, 23, 2) Desgraciadamente la documentación que varios sínodos tanto occidentales como nos ha llegado no permite que sepamos en orientales durante el siglo II habían estable- qué acabó la postura de Víctor, pero parece cido que «el misterio de la resurrección del ser que no se llegó a romper la comunión Señor de entre los muertos no debería ser eclesial, aunque la iglesia de Roma conside- celebrado más que en domingo y que sólo en ró herejes a los cuartodecimanos seguidores ese día se interrumpieran los ayunos de pas- de Blastos; es significativo el hecho de que cua». Según el testimonio de Ireneo que ya Hipólito de Roma (Philos. VIII, 18) cata- recoge Eusebio (HE IV, 14, 1, que hay que loga por el 235 a los cuartodecimanos entre interpretar a la luz de V, 24, 16), hubo un los herejes, y de que el autor anónimo del primer choque entre las dos prácticas litúr- Adv, omn, haer., transmitido bajo el nombre gicas ya en tiempos del papa Aniceto y del de Tertuliano, inspirado casi ciertamente en obispo de Efeso Policarpo (por el 154); pero el Syntagma de Hipólito, cita entre los here- ni Aniceto logró convencer a Policarpo de jes a los cuartodecimanos de Blastos (c. 8,1). celebrar la pascua en domingo, ni Policarpo La controversia pascual tuvo en el siglo II CONVERSIÓN (CONVERTIDOS) 492
otras manifestaciones de naturaleza históri- toda la existencia de la persona y va ligada a
co-exegética: dentro mismo de la observan- una acción de Dios. En la misma línea se cia cuartodecimana debió discutirse acalo- sitúa la predicación de Juan Bautista, que radamente la observancia de la cronología invita a la conversión no sólo a los peca- juánica de la pasión, que ponía la muerte de dores y a los paganos sino incluso a los que Jesús en el 14 de nisán —fecha de la pascua creen que no la necesitan. Después de él, hebrea—, frente a la cronología sinóptica, Jesús resume la buena nueva de Dios —se- según la cual Jesús consumó la pascua legal gún las palabras de Me 1, 15— diciendo: el 14 de nisán y fue crucificado el día siguien- «Se cumplió el plazo y el reino de Dios está te, 15 de nisán. De esta disputa, que tuvo su cerca; convertios y creed en la buena nueva». centro en Laodicea, nos informa Eusebio Algunas parábolas precisan mejor la esencia {HE IV, 26, 3); en ella debieron intervenir de semejante conversión: por ejemplo la pa- Melitón de Sardes y Apolinar de Hierápolis, rábola del campo, de la perla, de los invita- pero resuenan también sus ecos en el escrito dos a las bodas, que ponen de relieve algu- sobre la pascua de Clemente de Alejandría y nos factores de importancia: la presencia en las obras de Hipólito de Roma (cf. textos actual del reino de Dios, la invitación de aducidos en el Chronicon paschale, ed. Din- Dios hecha al hombre en el tiempo presente, dorf, Bonn 1832, 13-15). la respuesta del hombre que afecta a toda su En épocas posteriores se repitieron las vida, que exige la acción, pero sin obligarle a controversias pascuales, pero centradas en el que abandone su propia historia y su propio problema específico de la fecha del domingo mundo. A lo largo de esta dirección se mue- de pascua, fijada en días distintos según los ven los antiguos cristianos, para quienes la diversos cómputos eclesiásticos adoptados conversión significa además pasar de una (cf. voz Cómputo eclesiástico); por ejemplo, religión a otra y no sólo de una vida de la controversia contra las iglesias de Siria y errores y de vicios a una vida de rigurosa Cilicia después del concilio de Nicea (cf. voz moralidad. Pero no sólo eso; la conversión Protopasquitas) y la disputa entre la obser- exige la adhesión de la voluntad a una fe, a vancia céltica y la romana en la Irlanda de una «teología», cuyo primer artículo consis- san Columbano. te en creer que Dios ama a los hombres, que desea que lo amen y que se amen entre sí; de B. Lohse, Das Passafest der Quartedecimaner, Güters- aquí nace la vida nueva en un pueblo nuevo, loh 1953; P. Nautin, Lettres et écrivains chrétieus des ΙΓ una vida en la que se participa mediante la fe et 111' siécles, Paris 1961; R. Cantalamessa, Cornelia «In y el bautismo y que nos santifica en Jesucris- S. Pascha» dello Pseudo-lppolito di Roma, Milano 1967, 67-108; L. Duchesne, La question paséale au concite de to. Un testimonio significativo entre los mu- Nicée: RevQuestHist 28 (1980) 5-42; M. Richard, La chos que podrían citarse entre los escritos question paséale au second siécle. Note philologique; VChr 16 (1962) 154-171; V. Loi, II25 marzo, data pasquale, e la más antiguos, es el que contienen los capítu- cronología giovannea delta Passione in eta patrística: los 5-6 del Ad Diognetum (probablemente a EphemLit 85 (1971) 48-69; R. Cantalamessa, La Pasqua finales del siglo II), en donde se dibuja la della nostra salvezza, Torino 1971, 116-137; Id., La Pas- qua nella Chiesa antica, Torino 1981. identidad de los cristianos y la función y el V. Loi puesto que ocupan en el mundo. Así pues, la conversión es del corazón y de las costum- CONVERSIÓN (CONVERTIDOS). Si se bres (μετάνοια); es personal de un espíritu quiere entender el significado que atribuían que se vuelve hacia Dios (έπιστροφή); su los cristianos de los primeros siglos a la pone la gracia de Dios, pero al mismo tiem conversión es oportuno recordar, en breves po se refleja y deja sus huellas en el mundo rasgos, algunos elementos que la caracteri- circundante; nace en el ámbito de una expe- zan en el antiguo y el nuevo testamento. Los riencia religiosa personal, pero sin limitarse profetas dan de la conversión una interpre- a ella. Comparada con otras manifestacio- tación positiva: expresa un nuevo modo de nes religiosas del mundo antiguo, la conver- ser del hombre respecto a Dios, que afecta a sión cristiana muestra su propia originali-