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SANACIÓN EN LA EUCARISTIA
Para iniciar este proceso debes tener en cuenta lo siguiente
Conocer las causas de la enfermedad
Conocer a JESUCRISTO para aumentar la fe
Aceptar la realidad
Elaborar el diagnostico
Iniciar el tratamiento
Hacer una excelente confesión.
Recordar y anotar las heridas o traumas emocionales que ha tenido en su historia de
vida desde el vientre materno hasta el día de hoy. Incluir incluso las cadenas
intergeneracionales si las conoce.
2. ACTO PENITENCIAL
4. LITURGIA DE LA PALABRA.
DE ENTREGA:
YO me coloco en la presencia de Jesucristo, y me someto a su señorío. Me pongo la armadura
de DIOS, para que en el día malo pueda resistir y permanecer firme a pesar de todo. Me
mantengo firme tomando la verdad como cinturón, la justicia como coraza, llevo el escudo
de la fe y así puedo atajar las flechas incendiarias del demonio; acepto la salvación y la espada
del ESPIRITU SANTO que es la palabra de DIOS.
DE SELLAMIENTO:
En el nombre poderoso de nuestro SEÑOR JESUCRISTO muerto y resucitado, yo clamo y
reclamo su preciosísima sangre sobre mí, sobre este lugar, sobre el aire, la atmosfera, el
viento, el agua, el fuego, la tierra, lo subterráneo, los abismos, las fuerzas satánicas de la
naturaleza, y el bajo mundo y todos sus frutos a mi alrededor.
YO sello en la sangre preciosa de JESUS mi cuerpo alma y mente, y espíritu, mi pasado
presente y futuro; todo lo que soy, todo lo que hago y lo que tengo; sello el norte y el sur, el
oriente y occidente; la puerta de los abismos, lo alto y lo profundo, lo ancho y lo largo; este
lugar; y a todas las personas presentes en este evento, mi familia mis hijos, mis posesiones y
economía, mi hogar y fuentes de ayuda, y las cubro con la sangre preciosa de JESUS. AMEN.
DE RENUNCIA:
YO con el poder de LA SANTISIMA TRINIDAD PADRE HIJO Y ESPIRITU SANTO, y
la intercesión de la santísima VIRGEN MARIA: renuncio, arranco, rechazo y expulso de mi
cuerpo alma y mente, de mi familia y de mis bienes materiales, al demonio y a sus ángeles
secuaces, a todo demonio y espíritu maligno y los envío al corazón abierto de JESUS DE
NAZARET para que EL disponga de ellos los juzgue y condene, para que no interfieran en
mi liberación. Esto lo ordeno y lo hago para la gloria de LA SANTÍSIMA TRINIDAD,
PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO. Amen.
7. ORACIÓNES DE LIBERACION:
Plegaria de Liberación
Oh, Señor, tú eres grande, tú eres Dios, tú eres Padre, nosotros te rogamos, por la intercesión
y con la ayuda de los arcángeles Miguel, Rafael y Gabriel, que nuestros hermanos y hermanas
sean liberados del maligno que los ha esclavizado.
Oh, santos, venid todos en nuestra ayuda.
BENDICIÓN DE LA SAL
Te exorcizo sal por el Dios vivo, por el Dios verdadero y por el Dios santo, para que te
conviertas en sal exorcizada para salud de los fieles tanto en el cuerpo como en el alma y
para que, en los lugares donde sea puesta esta sal bendita, se aleje todo poder del enemigo y
todo espíritu maligno.
Oh Señor, imploramos tu misericordia para que te dignes bendecir y santificar esta sal a fin
de que se convierta en sal exorcizada para bien del cuerpo y del alma de los creyentes que la
consuman; y para que todo aquello que sea tocado por ella carezca de todo poder e influencia
del maligno. Amén.
(Se puede echar la sal al agua bendita tres veces, a manera de cruz, diciendo: Que esta mezcla
de sal y agua se realice en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén).
Señor Dios Omnipotente tu creaste la sal para uso del género humano, con humildad
reclamo la promesa de la sanación por medio de la sal como Dios Padre lo mandó al profeta
que, al ser puesta en el agua para sanar su esterilidad, te suplico Señor que al comerla me
traiga la salud del alma y del cuerpo. Amén
En nombre de Dios Padre, en nombre de Jesucristo nuestro Señor y con el poder del
Espíritu Santo al asperjar esta agua bendita sobre esta casa ahuyente toda fuerza del
enemigo, erradique y arranque de este lugar al maligno con sus ángeles apóstatas.
Señor mío Jesucristo has que esta casa quede libre en tu nombre de toda inmundicia y de
todo mal, que no resida más un espíritu pestilente, se alejen todas las insidias del enemigo y
si hay algo que esté perjudicando a los que habitan aquí o impida su tranquilidad por la
aspersión de esta agua huyan y de ahora en adelante reine la presencia del Espíritu Santo y
les concedas tu misericordia y tus bendiciones por todos los días de nuestra vida. Amen.
Esta agua que hemos preparado con estas purificaciones y que ha sido bendecida de manos
del sacerdote en Nombre de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, la tomo invocando el
nombre poderoso del Señor Jesucristo para que aleje toda enfermedad de mi alma y de mi
cuerpo y mediante la presencia del Espíritu Santo me conceda bondadosamente tu
misericordia. Amén