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Salmo 21

Llegamos hoy, estimado oyente, al Salmo 21, y a éste lo hemos


titulado como un Salmo Mesiánico cuyo tema es la ascensión
de Cristo, aunque no se incluyó en la lista de salmos mesiánicos
que dimos al principio, ni fue citado literalmente en el Nuevo
Testamento como refiriéndose a Cristo. Sin embargo, no
creemos que uno pueda leerlo sin llegar a la conclusión de que
se refiere a Él. En realidad, Israel desde el mismo principio dijo
que este Salmo hablaba del Mesías. El Tárgum, que es una
paráfrasis caldea del Antiguo Testamento, y el Talmud, que es
una colección de explicaciones de los textos jurídicos del
Pentateuco, enseñan que el Rey mencionado en este Salmo es
el Mesías. Y el gran erudito del Talmud, el rabino Salomón
Isasi, conocido por el nombre de Rashi, nacido en el año 1040
D.C., apoyó esta interpretación de que este Salmo habla del
Mesías, pero sugirió que no se utilizara de esa manera porque
los cristianos hacían uso de este Salmo como una evidencia de
que Jesús de Nazaret era el Mesías. Y debemos decir que
creemos que ese fue un buen testimonio a favor del hecho de
que este Salmo habla del Señor Jesucristo.
Es interesante saber que este Salmo es usado por Iglesias
litúrgicas que observan ciertos días como, por ejemplo, el día
de la Ascensión. Utilizan este Salmo para conmemorar la
Ascensión, es decir, el regreso del Señor a la gloria y Su
presencia allí como nuestro Sumo Sacerdote. Y no sé por qué
nosotros, que tomamos La Palabra de Dios en serio, no hemos
prestado más atención a la Ascensión de Cristo. Nosotros
celebramos la Navidad, celebramos la llamada Semana Santa
y el día de Pentecostés, pero olvidamos la Ascensión de Cristo.
Y le veremos como Rey en el cielo, y veremos el juicio que se
aproxima sobre aquellos que le han rechazado. Este es otro
Salmo de David, de acuerdo con el texto inspirado, e incluye
también el próximo reino de Cristo como Rey sobre este
mundo. Fue un Salmo utilizado sin duda alguna en la adoración
en el templo. El erudito bíblico Perowne ha dicho: "cada
monarca judío era solo un débil antecedente del verdadero Rey
de Israel, y que todas las esperanzas y aspiraciones de los
corazones devotos, aun cuando tuvieran como objeto
inmediato al monarca entonces reinante, ya fuera el mismo
David o alguno de sus descendientes, aún mirarían más allá de
ese tiempo hacia ese rey futuro, quien sería el Señor de David,
así como su hijo". Hasta aquí la cita. De paso debemos decir
que este fue un testimonio muy bueno. Leamos ahora lo que
dice este Salmo 21 y comencemos con el versículo 1:
"El rey se alegra en tu poder, Señor; y en tu salvación, ¡cómo
se goza!"
Aunque David estaba hablando de su experiencia personal, la
interpretación principal se refiere al Señor Jesucristo.
Veamos la frase El rey se alegra en tu poder. En la carta a los
Hebreos capítulo 12, versículo 2 se dijo del Señor: quien por el
gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la
vergüenza que ella significaba, --y ascendió al cielo-- y ahora
está sentado a la derecha del trono de Dios. Este versículo
habla de la alegría del Señor al haber conseguido la salvación
para nosotros y Él se regocijó en el poder y la fortaleza que
fueron puestos sobre Él. Él ha ascendido al cielo, y los ángeles
y los poderes han sido puestos bajo su autoridad. Y hoy Él
puede salvar a todos aquellos que se acercan a Dios por medio
de Él (Hebreos 7:25). Leamos ahora lo que dice aquí el
versículo 2:
"Le has concedido el deseo de su corazón y no le negaste la
petición de sus labios, Selah"
Cuando el Señor se le presentó a Dios Su informe final, al
dirigirse a Él en Su oración Sacerdotal, en el evangelio según
San Juan, capítulo 17:1 dijo: Padre, la hora ha llegado; glorifica
a tu Hijo, para que también tu Hijo te glorifique a ti. Esta
oración, así como todas las otras peticiones que el Señor
Jesucristo hizo, han sido y serán contestadas, como podemos
ver en esta oración. Esta fue la oración de la Ascensión. Él está
ahora a la derecha de Dios. Observemos la frase le has
concedido el deseo de su corazón. Cuando estuvo aquí en la
tierra el Señor pudo decir (como vemos en Juan 17:24)
24Padre, aquellos que me has dado, quiero que donde yo esté,
también ellos estén conmigo, para que vean mi gloria que me
has dado, pues me has amado desde antes de la fundación del
mundo. Esta oración será respondida en el futuro cuando
estemos con Él. Él vino a la tierra para hacer esa reunión
posible. El Padre no le negó la petición de sus labios. Y aquí
dice "Selah", o sea, que deberíamos meditar en ello. Sigamos
adelante y leamos los versículos 4 al 6:
"Vida te demandó y se la diste; largura de días eternamente y
para siempre. Grande es su gloria por tu salvación; honra y
majestad has puesto sobre él. Lo has bendecido para siempre;
lo llenaste de alegría con tu presencia".
Él vino para dar su vida en rescate por muchos aquí en la tierra.
En la tierra le encontramos en su humillación, y le vimos
intercediendo en oración una y otra vez. Lo pudimos ver en su
agonía en el jardín de Getsemaní. El Salmo 102, versículos 23
y 24, dijo del Señor: Él debilitó mi fuerza en el camino; acortó
mis días. Dije: "¡Dios mío, no me cortes en la mitad de mis
días!"; ¡Por generación y generación son tus años!" O sea, que
Él pidió vida. Él murió en la flor de su vida, tenía sólo 33 años
de edad, y Él oró (Lucas 22:42) pidiendo: Padre, si quieres,
pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la
tuya. Y en la epístola a los Hebreos, capítulo 5, versículo 7 se
no dice: Y Cristo, en los días de su vida terrena, ofreciendo
ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía
librar de la muerte, y fue oído a causa de su temor reverente.
¿Y cómo fue oído? Bueno, Él murió, pero Dios le resucitó de los
muertos. Y ahora vive en su cuerpo humano glorificado para
siempre. Él está ahora sentado a la derecha de Dios. Y en el
versículo 5 dice: Grande es su gloria por tu salvación. ¡Ah!, la
gloria que le corresponde porque lo salvó a usted, estimado
oyente, y me salvó a mí. Ahora podemos leer los versículos 7
hasta el 9:
"Por cuanto el rey confía en el Señor, y por la misericordia del
Altísimo, no será conmovido. Alcanzará tu mano a todos tus
enemigos; tu diestra alcanzará a los que te aborrecen. Los
pondrás como horno de fuego en el tiempo de tu ira; El Señor
los deshará en su ira y el fuego los consumirá".
Él no sólo es el Dios de salvación si no que a causa de Su
muerte en la cruz por los pecadores, Él también es un Dios de
juicio. Aquellos que le han rechazado son sus enemigos. ¿Usted
no cree en el infierno? La Biblia lo enseña. Si usted no cree en
que habrá un infierno, está en desacuerdo con la Biblia.
Cierto hombre se acercó a un Pastor y dijo en una oportunidad:
"Yo no creo en el infierno". El Pastor le dijo: "Entonces, usted
está en desacuerdo con la Biblia". Y él contestó: "No me
importa, yo no creo en el infierno". "Pues bien", le dijo el Pastor
? usted se va a enfrentar algún día con la realidad de que ese
lugar existe y entonces, será demasiado tarde para creer en él
y evitarlo. Por ello le invito a que crea ahora, mientras estamos
en el día de la gracia de Dios y bajo la oportunidad de creer en
el Salvador". El infierno no es un tema agradable ¿Quién dijo
que lo fuera? Dios no experimenta placer ante los que están
perdidos. Dios tiene una obra extraña que se llama juicio. El
juicio de Dios ha sido considerado como una obra extraña a Él.
Su obra maravillosa es la salvación. Él quiere salvarle. Pero si
usted, estimado oyente, no lo acepta a Él en los términos que
Él ha establecido, o si usted no desea recibir Su salvación,
entonces no habrá para usted otra cosa sino juicio.
Recordemos una vez más el versículo 9, que decía: Los pondrás
como horno de fuego en el tiempo de tu ira. El Señor los
deshará en su ira y el fuego los consumirá. Este versículo es
claro. El fuego es fuego, y el juicio, juicio. Leamos ahora, los
versículos 10 hasta el 13:
"Su fruto destruirás de la tierra y su descendencia de entre los
hijos de los hombres, porque intentaron el mal contra ti,
fraguaron maquinaciones, pero no prevalecerán, pues tú los
pondrás en fuga; en tus cuerdas dispondrás saetas contra sus
rostros. ¡Engrandécete, Señor, en tu poder! ¡Cantaremos y
alabaremos tu poderío!"
Este es un Salmo muy especial, estimado oyente. En él vimos
la cruz de Cristo y el sufrimiento que Él soportó en ella por el
gozo puesto delante de Él. (Como dijo Hebreos 12:2). Sus
oraciones fueron contestadas. Ahora el Rey se encuentra en el
cielo. Lo vemos coronado de gloria y honor. Está en ese lugar
en beneficio de Su pueblo. Él está allí con una alegría
inexpresable y esperando el momento de Su manifestación
pública y gloriosa como Rey.
Permítanos presentarle hoy, estimado oyente, otra imagen del
Señor Jesucristo. La primera vez que Él vino a la tierra, fue un
hombre lleno de dolor, acostumbrado al sufrimiento. Alguien
dijo: "Cada cuadro que veo de Cristo, lo representa con un
semblante serio y solemne". Aparte su evaluación como obras
de arte, no nos preocupan esas pinturas que se han hecho de
Él. Lo que sí sabemos es que en la actualidad no tiene ese
aspecto. Está a la derecha de Dios y su corazón está lleno de
alegría. Y Él quiere comunicarle esa alegría a usted y a mí. ¡Si
pudiéramos tener un vislumbre de Él hoy! Cuando el Señor se
encontraba en la tierra, sus enemigos conspiraron contra Él,
pero Él confió en Dios. En la visión que el apóstol Juan
contempló, relatada en Apocalipsis 12, el dragón, que
representaba a Satanás, quiso devorar al niño que
representaba a Cristo, tan pronto como éste naciera, y que la
mujer que representaba a Israel daría a luz. Pero antes de que
el dragón pudiera devorar al niño, éste fue arrebatado para
Dios y para Su trono. Y allí precisamente es donde se encuentra
Él en la actualidad.
Este Salmo también nos ofrece una imagen de juicio, que será
ampliada en el libro del Apocalipsis. La figura que se nos
presenta aquí es muy seria. El apóstol Pablo la mencionó en su
segunda epístola a los Tesalonicenses, capítulo 1, versículos 7
al 10; escuchemos lo que dijo Pablo allí: 7mientras que a
vosotros, los que sois atribulados, daros reposo junto con
nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo
con los ángeles de su poder, 8en llama de fuego, para dar
retribución a los que no conocieron a Dios ni obedecen al
evangelio de nuestro Señor Jesucristo. Aquí tenemos una
imagen del Señor Jesucristo viniendo en juicio sobre sus
enemigos. Y en el versículo 9 el apóstol continuó diciendo: 9
Estos sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la
presencia del Señor y de la gloria de su poder, 10cuando venga
en aquel día para ser glorificado en sus santos y ser admirado
en todos los que creyeron; y vosotros habéis creído en nuestro
testimonio.
Este es un Salmo glorioso, un Salmo de la Ascensión de Cristo.
Y por cierto, quisiéramos preguntarle ¿cuál es su relación con
Él en este día? Si Él no es su Salvador, si usted no ha confiado
en Aquel que vino a este mundo a morir por usted, por mí, y
por todos, entonces el juicio vendrá sobre usted en un día
futuro. Pero hoy Él se encuentra rebosante de alegría allí a la
derecha de la presencia de Dios, porque ha logrado obtener
nuestra salvación. Este gran Salmo de la Ascensión expresa
con mucha claridad la maravillosa gracia de Dios hecha realidad
en el Señor Jesucristo.
En nuestro próximo programa entraremos de lleno a analizar
el Salmo 22. probablemente, el Salmo más grande de esta
sección. Se trata del Salmo de la crucifixión de Cristo.
Cuando llegamos a este Salmo sentimos como si estuviéramos
pisando un lugar sagrado. Ha sido llamado el Salmo de la cruz.
Ha sido denominado de esta manera porque describe con
mayor exactitud y minuciosidad la crucifixión de Cristo que
cualquier otra parte de la Biblia. Equivale a pasajes Bíblicos
como Génesis 22 e Isaías 53
Tenemos muchos Salmos Mesiánicos que son figuras de Cristo.
El primer Salmo, por ejemplo, es un retrato de Jesucristo en su
carácter o personalidad; quién es Él, Su vida y Su conducta.
Pero en el Salmo 22 tenemos como una radiografía que penetra
en Sus pensamientos y en Su vida interior. Vemos la angustia
de Su pasión, y Su alma se presenta completamente desnuda.
En los Evangelios usted puede observar los hechos, los
acontecimientos históricos de Su muerte, y algunos de los
sucesos que tuvieron lugar durante Su crucifixión. Pero solo en
este Salmo 22 se revelan Sus pensamientos cuando Él estaba
colgado en el madero. Muchos eruditos Bíblicos creen que, de
hecho, cuando el Señor Jesús se encontraba colgado en la cruz,
citó la totalidad de este Salmo. Y estamos de acuerdo con esa
opinión, porque las 7 últimas frases que Él pronunció allí,
mencionadas en los Evangelios, aparecen en este Salmo o sino,
los antecedentes psicológicos de dichas frases se encuentran
aquí en estas páginas.
Por lo general en las reuniones que tienen lugar en las Iglesias
en Viernes Santo, la mayoría de las veces, los sermones que
se pronuncian en esa ocasión se basan en las siete palabras
que Cristo pronunció en la cruz. Y pensamos que han sido
muchos los hombres que han hablado sobre estas palabras y
han presentado sus meditaciones y reflexiones sobre ellas. Y
siempre ha sido una enriquecedora experiencia espiritual el
poder escuchar a cada una de estas personas desarrollando
este tema, y uno siempre se beneficia al escuchar esos
pensamientos que nos traen tanta bendición. Por nuestra
parte, intentaremos abarcar las 7 frases de la cruz en un
mensaje único. Y en lugar de estar contemplando la cruz desde
cerca y observándole a Él, y escucharle desde abajo, en este
Salmo nosotros vamos a imaginarnos que estamos clavados en
la cruz con Él. Vamos a observar la crucifixión de Cristo desde
una nueva posición, desde la misma cruz, (de la misma manera
en que Él la observó.) Y vamos a observar desde Su
perspectiva, colgado allí en la cruz, hacia abajo, hacia aquellos
que allí se encontraban, y ver lo que pasaba por Su propia
alma, por Su mente. Veremos que debió experimentar en su
alma cuando se convirtió en el sacrificio por los pecados del
mundo. Mientras Él estaba suspendido allí entre el cielo y la
tierra, se convirtió en una escalera desplegada desde el cielo
hasta esta tierra, para que los seres humanos pudieran tener
un camino para llegar a Dios.
Así que pensemos que estábamos allí en aquella cruz en la que,
a aquel que no cometió pecado alguno, Dios le trató como
pecador para que en Él recibiéramos la justicia de Dios, como
se nos dice en 2 Corintios 5:21. Estuvimos tan verdaderamente
en aquella cruz cuando Él murió, como estamos hoy unidos a
Cristo Jesús por la fe. Y el apóstol Pedro lo expresó de la
manera siguiente en su primera epístola, capítulo 2, versículo
24: Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el
madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados,
vivamos para la justicia. ¡Por su herida habéis sido sanados! Es
decir, sanados del pecado.
Aunque las siete frases que Cristo pronunció en la cruz
resultarán más o menos familiares a muchos de nuestros
oyentes, vamos a recordarlas, ya que la exposición del Salmo
22 en nuestro próximo programa girará alrededor de ellas, a
medida que leemos los versículos de este Salmo y examinamos
los profundos pensamientos que debieron llenar el corazón del
Salvador durante aquellas largas horas en las que estuvo
colgado de la cruz.
Las frases, que formarán parte de la estructura de una
exposición de los versículos del salmo, son las siguientes: Dios
mío, Dios mío, por qué me has desamparado (Mateo 27:46);
Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lucas
23:34); Mujer, he ahí tu hijo (Juan 19:26); Tengo sed (Juan
19:28); Padre en tus manos encomiendo mi espíritu (Lucas
23:46); De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso
(Lucas 23:43); Consumado es (Juan 19:30);
En la primera parte de este Salmo hasta el versículo 21,
tenemos la humillación de Cristo. Desde el versículo 22 hasta
el 31, del resto del Salmo, tenemos la exaltación de Cristo.
Tenemos, entonces, Su humillación y Su exaltación. Por tanto,
al comenzar este Salmo en nuestro próximo encuentro en el
momento de la humillación, oiremos un clamor desesperado de
aquel hombre perfecto, que se sintió desamparado por Dios.
Estimado oyente, al finalizar este programa quisiéramos
invitarle a acompañarnos con la imaginación en un viaje a
aquel lugar fuera de la ciudad de Jerusalén, donde el Señor
Jesucristo fue crucificado. Allí hay colocadas 3 cruces, pero
nuestra mirada se dirige hacia la cruz que se encuentra en el
centro. ¡Lejos estaban aquellos observadores de imaginar que
esa cruz se encontraría pronto emplazada en el centro mismo
de la historia!
La imagen del Jesús crucificado, que al tercer día resucitó de
los muertos, ha recorrido, a través de los siglos, el mundo
entero, habiendo sido contemplada por millones y millones de
personas. Muchos de ellas, por la fe, han establecido una
relación con Dios por medio del Salvador que venció a la
muerte y hoy puede dar vida eterna a todos los que se acercan
a Él. Y esta imagen que hoy contemplamos, ha inspirado a
artistas de todos los tiempos quienes en el lienzo, en la música
y en la poesía, han volcado sus sentimientos y expresado su
fe. Y vamos a concluir nuestra consideración del Salmo 21 y
nuestra introducción al Salmo 22, con un antiguo himno
español, fruto de la pluma del escritor Mariano San León, que
intentó expresar las reflexiones de un cristiano que se
encontraba al pie de la cruz. Estimado oyente, nos agradaría
que usted se considerara incluido en la invitación expresada
por estas palabras. Dice así este breve poema:
Venid junto a la cruz
los que buscáis perdón
Hallar podréis la paz, salud
y eterna redención.
Venid al pacto eterno del amor
Y oíd la voz de nuestro Salvador
Venid junto a la cruz
Venid y descansad
El sacrificio de Jesús
expía la maldad
La cruz es el mensaje del amor
que Dios anuncia al pobre pecador

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